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Jaula de Cristal por ipen shidemiru

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Notas del capitulo:

Hola~

Sinceramente he pensado que las notas que he puesto son caca(?)

Sobre este capítulo diré : es el penúltimo .o.!!

 

Durante la noche Sora y Umihiko se acercaron, saludaron a sus padres y a mí. Me preguntaron por Tsubaki y se lamentaron por Ren, nos dieron flores y se fueron.


Fue tan rápido para mí. Y derramé un par de lágrimas. Cómo hubiera querido poder ver a Ren tan feliz como Umihiko, sabiendo que aunque a partir de ahora solo su dueño hubiera cambiado, su yugo y sus libertades no serían las mismas jamás.


Matsumoto hizo que Seimei se despidiera de mí antes de irse a dormir. Seimei se resistió todo lo que pudo, era la primera que me veía y podía entender su desconfianza.


— Si no quieres despedirte de mí está bien, pero dime, ¿qué significa tu nombre?


— Vida.


Y se fue corriendo sin más.


Matsumoto pidió disculpas y salió tras él.


Yo permanecí un poco más rodeado de algunas personas. La sala no era tan grande pero no supe exactamente quiénes eran todas ellas o si todas permanecerían un par de días en la mansión igual que yo.


Justo antes de irme a dormir salí con un pequeño grupo que se retiraban de la mansión. Antes de pasar por la puerta oí una breve despedida de una voz conocida. Al voltear distinguí una cabeza siendo elevada tras una reverencia. Sus ojos negros se posaron sobre los míos nuevamente pero no hicieron ninguna mueca. Shiroyama se despedía de mí.


Esa noche no pude conciliar el sueño. Simplemente por más que me moviera o permaneciera quieto el sueño no llegaba a mí, tal como venía sucediendo desde un tiempo antes. Decidí dar un paseo para cansarme o lo que fuera. Necesitaba dormir.


Las noches de primavera siempre han sido de mis preferidas. Son frescas como para dar un paseo, el calor está presente pero es más bien un limbo en el cual existir. Los insectos armaban bullicio con todas su fuerzas. Unas pocas nubes surcaban el cielo ocultando un par de constelaciones y pocas veces las lunas.


Anduve por un pasillo hasta llegar a los límites del jardín y el comienzo de un bosque interior. El arrullo de los insectos se hacía cada vez más fuerte.


La luz de la luna llena iluminaba claramente todas las flores y árboles a mi alrededor. Bajé al pasto dejando atrás mis zapatos. Quería sentirlo entre mis dedos y respirar tranquilamente el olor a bosque y pinos que me rodeaban.


Caminé un poco hasta recostarme a ver las pocas nubes y todas esas estrellas. Cerré los ojos un momento.


La quietud estaba en su nivel ideal. Una brisa fresca me acompañaba. Las nubes se movían suavemente sobre el cielo y las estrellas brillaban. Una noche perfecta.


Cerré los ojos. El cansancio se fue apoderando de mi conciencia, estuve a punto de dormir.


Me regresó a la realidad el sonido de un instrumento de cuerdas.


Me puse en pie inmediatamente. Había una sombra sentada junto a una columna sobre un pasillo alto. Se movió y al verme de pie se apresuró a hablar.


— Realmente lo siento. No sabía que hubiera alguien aquí.


Era Shiroyama.


— Si soy una molestia me iré enseguida.


— No.


Shiroyama reconoció mi voz. Estoy seguro de que quiso irse y sus piernas no le respondieron. Intentó huir con el pensamiento pero su cuerpo no estaba en sincronía.


— ¿Puedo sentarme?


Pude oír el momento exacto en el que el instrumento de madera hueca se arrastró en el piso asustando a más de un par de insectos cercanos que guardaron silencio.


— Adelante.


El pasto entre los dedos me hizo cosquillas. Mis pies se humedecieron o esa fue la sensación que me dejó.


Tomé asiento a unos veinte centímetros de él. Dónde la luz de la luna no fuera opacada por la columna.


Estuvimos así un rato, sin decir nada. Sin mirarnos. Sin movernos. Simplemente observando lo que era cubierto por la luz de la luna y escuchando la paz de los alrededores.


Shiroyama quería irse, pero algo se lo impedía. Si no hubiera sido por eso estoy seguro de que no hubiera pasado nada.


— Me casé hace más de quince años.


Shiroyama rompió el hielo.


— Mi familia está en habitaciones de la mansión. Todos duermen, no saben que salí a tomar aire.


Otra vez hubo silencio. No supe qué decir. No era como si aquello fuera inesperado y yo hubiera aguardado que Shiroyama me siguiera todo este tiempo, aunque yo lo hubiera rechazado y que no fuera casualidad que ambos coincidiéramos en ese lugar, sin embargo, lo era.


Muy en el fondo de mí algo se removió.


Una pequeña punzada en mi interior me obligó a bajar la vista y abstenerme de mirar el cielo.


Shiroyama dejó caer una de sus manos en el espacio que nos separaba.


Yo la vi y deseé un poco de cercanía. Quería saber qué sentiría al tocarla después de tanto tiempo.


Fingí no verlo y pensé en pasar por accidente un rose de nuestra manos. Fue una sorpresa cuando sentí su piel y luego sus dedos se enredaron entre los míos


— Es realmente bueno poder verte.


— Yo pienso lo mismo.


Respondí sin haberme templado. Aún no entendía que acababa de suceder.


Estaba nervioso. Mucho muy nervioso.


— Yutaka, lamento lo de Ren. La guerra ha sido devastadora para todos. Muchos hemos perdido seres queridos, conocidos o el simple hecho de ver o pensar en los niños que han resultado afectados ya es doloroso. Pero entonces existen estos lugares, donde aún se puede pretender que aquello no existe, donde todo parece estar bien y es posible reír y ser feliz. Como una especie de utopía.


— Donde salir de noche no representa un peligro y la tranquilidad no te recuerda las pérdidas.


Shiroyama volteó a verme. Un rostro casi inexpresivo en las sombras. Claramente ya ningún era joven, pero era como si lo fuéramos.


— Qué bella luna, ¿no lo crees así?


— Lo es.


Respondí y en consecuencia apreté con más fuerza su mano dentro de la mía.


Sentí como él hacía lo mismo.


Volví a girar el rostro y noté que me miraba fijamente. Su expresión había cambiado, ahora sonreía y sus ojos se habían retraído ligeramente. Me miraba como si fuera algo o alguien a quién él hubiera cuidado por mucho tiempo y tras todo aparecía frente a él para presentarse. Con cariño. Con una ligera sensación de felicidad.


Shiroyama se acostó sobre el pasillo. Yo me recosté a su lado.


Él se deshizo de mis dedos entre los suyos para rodear mi espalda y mantenerme cerca.


Estuve tan próximo a su rostro que casi pude sentir su respiración.


Ambos nos miramos.


Él olía muy bien.


Yo lo besé.

Notas finales:

Antes de olvidarlo. Los nombres por familia son campos semánticos (?) adoré esa glasé en tercero de primaria y quedé traumada(?)

Ren(loto(?)) y Tsubaki (camelia) son flores, pero se puede escribir de otra forma y ya no serían flores(?)

Sora (cielo), Daichi (tierra/planeta) y Seimei (vida).

Umi (mar) y su hermano -olvidé su nombre- (riachuelo) (?)

 

Si pusiera los nombres de los hijos ficticios de Sora y Umi sería sobre animales marinos :D

Los nombres ficticios de TsubakixDaichi son con el kanji "flor" ewer

 

 

sobre eso, ya terminé los dos extras que prometí. Pero el segundo me llevó más de lo esperado, así que no sé si haga una continuación. En teoría este semestre tengo mucho qué hacer, y por estadística los fics que comienzo en este semestre del años no acaban jamas :v pero esto también tiene qué ver con cuándo lo publico(?) saaaad.

En fin, quedan 3 capítulos, incluidos 2 extras.

Chau <3

 


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