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Gato negro por Maira

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–Olvida tus preocupaciones –le dijo tras cerrar la puerta de la habitación. Los pensamientos de Ryu eran un embrollo, necesitaba calmarse. Lo volvió a tomar por el rostro y lo besó, esa vez procuró colar la lengua en el interior de su boca para jugar un poco. Las temblorosas manos del pelinegro comenzaron a desabotonarle la camisa, gesto que se le hizo delicioso. Él no iba a participar hasta que el otro hirviera de deseos, lo quería ver desesperado. Al cinturón se lo quitó a jalones, hecho que lo hizo excitarse aún más, y lo que le sacó una gran sonrisa fue que Ryu lo empujara hacia la cama para que se sentara en el borde. Una vez allí, terminó de quitarle la camisa y la arrojó a un lado. Se le sentó a horcajadas sin dejar de analizar cada centímetro al descubierto.
Ryu no podía creer lo que veía. A pesar de sobrepasar los cuarenta, Yasu estaba en plena forma. Cada parte de su cuerpo era exquisita, firme, no había un gramo de grasa. Le desabotonó los pantalones y bajó un poco la cremallera, sólo lo suficiente. ¿Por qué él aún estaba vestido? ¿Por qué no le ponía las manos encima? Se las tomó y las posó sobre su trasero, procurando presionarlas bien. Al parecer era otro de sus tediosos juegos, porque lo único que hacía era regodearse con sus acciones. Al final él mismo se quitó la camisa, no sin un poco de pena gracias a lo que Yasu vería debajo, y comenzó a besarlo otra vez a la par que movía sus caderas con suavidad.
–Eres hermoso –balbuceó contra sus labios. Ya sin poder contenerse, dio medio giro y lo recostó sobre la cama. Se recargó sobre un codo mientras que hábilmente se dedicó a quitarle el cinturón con la mano libre. Enseguida desabotonó los pantalones y le metió la mano por debajo de la ropa interior, le dio un agarrón. Maldito fuera el hombre que se atrevía a maltratar ese cuerpo tan bonito...
Ryu gimió suave, volvió a acercarlo para repartir besos por sus mejillas, sus labios, su cuello. Las manos de Yasu eran expertas, no lo podía negar. Poco a poco dejó de importarle que el mayor le viera los moretones o las cicatrices, de hecho, le gustaba el dolor que le provocaba cada vez que le apretaba accidentalmente alguna zona herida. Cerró los ojos en el preciso instante que el rubio le quitaba los pantalones y la ropa interior, para bajar a jugar con sus labios o su lengua.
¡Maldición! Ryu no sólo era el chico más lindo que había conocido en la vida, sino que también lo era en la cama. Le propinó todas las atenciones necesarias, a la vez que lo preparaba para el siguiente paso. Si por algo se destacaba, era por ser meticuloso. En el cajón de su mesa de luz había varios condones y lubricante, pero Ryu siquiera pareció notar lo que hacía. Yasu quiso reír al verlo tan ensimismado.
El pelinegro mantuvo los ojos cerrados, por completo entregado a las atenciones que le propinaban. Ya no era consciente de lo que sucedía fuera de esas cuatro paredes, era como si estuviera sumido en un trance. Sus gemidos eran cada vez más profundos, de vez en cuando sus manos buscaban los brazos o el cabello de Yasu. Al fin, cuándo el mayor le levantó un poco las caderas y comenzó a entrar en él, abrió los ojos. Quiso decirle que fuera gentil, allí también había una cicatriz, pero el rubio lo tranquilizó con una pequeña sonrisa. Él no era de ese tipo de hombres. Asintió y lo tomó por detrás del cuello.
Una vez que estuvieron unidos, se besaron durante un tiempo. Yasu no podía creer que lo tenía allí, en su propia cama. Había fantaseado durante tanto tiempo con ese encuentro que le parecía irreal. Comenzó a moverse cuándo notó que Ryu estaba listo, las caricias que éste le propinaba eran exquisitas. Disfrutó de su cuerpo, dejó que tomara el control de la situación varias veces, se deleitó con sus expresiones de placer e incluso le concedió el pequeño capricho de una segunda vez. Estaba enamorado, era inevitable. Desde el momento en que se recostó a su lado y lo rodeó con los brazos, supo que jamás se alejarían el uno del otro.
–Creo que debería volver a casa. Lo he pensado y... .–murmuró el pelinegro, pero interrumpió sus palabras con un suspiro frustrado. Le acarició el cabello de manera suave, lo tomó por el rostro–. Algún día tendré que volver. Por más que ahora le llame y le mienta, algún día tendré que regresar...
–Sabes que no es necesario –le respondió. Ryu era una víctima, se encontraba en un círculo vicioso y podía comprenderlo a la perfección, pero también había riesgos, necesitaba evitar que lo lastimaran o algo peor–. Haremos lo siguiente .–dijo tras un suspiro–, le dirás que me iré de vacaciones durante dos semanas y me acompañarás, porque eso es lo que hacen los asistentes.
–Pero yo me encargo de tus cuentas, tus asuntos, él lo sabe...
–¿Y por qué le has dicho lo que hacías? Mientras menos información tenga sobre ti, mejor.
–¿Porque es mi pareja? .–respondió, un poco enfadado, pero luego rodó los ojos–. De acuerdo, ¿Y si de alguna manera averigua dónde trabajo? No le he dicho, pero podría saberlo por otra fuente. Si llegara a aparecer...
–Si llegara a aparecer, tenemos una verja y el lugar es seguro .–dejó escapar una risa–. Puedo jurarte que nadie entraría así como así a hacerte daño.
–No entiendo cómo estás tan seguro de eso –aunque deseaba creerle, no podía. Yasu siempre actuaba como si tuviera todo el tiempo del mundo y fanfarroneaba con disponer de toda la seguridad, a pesar de jamás haber visto más que sirvientes o familiares. Era un tipo extraño, lo sabía, pero su confianza era insólita.
–¿Por qué no me creerías? Tengo pruebas contundentes –luego de sus palabras, le dio un beso en los labios y se levantó para ir a la ducha–. Éste es el lugar más seguro del mundo. Mientras estés aquí, nunca te sucederá nada malo... Bueno, mientras estés conmigo, en realidad .–moduló el agua hasta que estuvo tibia–. Duchémonos juntos, así no desperdiciamos agua.
Ryu se levantó de manera perezosa, se dirigió hacia el cuarto de baño y una vez allí, se metió en la ducha–. ¿Qué me ocultas? Si vamos a estar juntos, no quiero secretos...
–Vaya, ¿No tenías pareja? .–se volvió a reír cuándo Ryu lo miró con el entrecejo fruncido. Más tarde tomó un poco de shampoo y se puso a lavarle el cabello–. Puede ser que tenga un par de secretos.
–¿Qué secretos? –al instante se arrepintió de hablar ya que se le metió espuma en la boca. La escupió como pudo, el sabor era horrible.
–Secretos por los que debería borrarte la memoria en caso de que todo salga mal .–esperó a que Ryu asimilara sus palabras, mientras tanto le aclaró el cabello con esmero. Como permanecía en silencio, curioso, lo volteó y comenzó a enjabonarle la espalda–. Hay cosas que no creerías que existen, pero son reales, Ryu.
–¿Acaso eres un agente especial o algo así? –él se rió, aunque algo le decía que no era el momento de bromear.
–Podría tener un par de cualidades especiales .–asintió con una sonrisa, entretanto pasó la esponja entre los glúteos de Ryu, sobresaltándolo. Luego se agachó a tallarle las piernas.
–Cualidades especiales... –el menor se apartó el cabello que le caía sobre los ojos, sin dejar de darle vueltas al asunto. Tal vez tuviera razón desde un principio y Yasu fuera un mafioso–. ¿Algo así como un privilegio? Tal vez poder, pero no económico.
–Bueno, has acertado en una palabra –una vez que terminó, lo volteó para tallarle el pecho–. Pero no es lo que crees.
–¿Sólo una? A ver... –al encontrarse frente a él, era más difícil pensar. Yasu lo miraba con esa sonrisa estúpida de siempre y lo desconcentraba–. ¿Tal vez la palabra era "Privilegio"?
–No era esa .–llevó la esponja a la entrepierna ajena y la masajeó durante un rato.
–Oye, no seas cerdo .–dijo al cabo de un tiempo, tras un gemido que lo hizo avergonzarse de sí mismo–. Dímelo de una vez.
Yasu permaneció en silencio hasta que terminó de bañarlo, luego comenzó consigo mismo. Durante todo ese tiempo Ryu se preguntó si no sería otra de las bromas del mayor, siempre lo hacía dudar, o hacerle creer cosas que al final eran mentira. Después de secarse y vestirse, se sentó en el borde de la cama a esperarlo. Cuándo Yasu apareció con una toalla anudada a la cintura, se aclaró la garganta.
–Necesitaría que no fueras tan escéptico .–comenzó a hablar mientras elegía un par de prendas. Unos pantalones simples y una camiseta blanca, un poco suelta–. Si te lo digo, tendrás que creerme. También necesitarías mucha fortaleza mental –se vistió rápido porque su cuerpo ya comenzaba a enfriarse, y el frío le resultaba molesto.
–¿Eres asesino o mafioso? .–murmuró, como si alguien más los escuchara–. Creo que podría soportar eso.
–Soy brujo, supongo que es algo mejor –se encogió de hombros. Luego fue a sentarse a un lado de Ryu, que lo miró con las cejas arqueadas.
–Es decir, de esos que hacen cosas extrañas con velas y libros de hechizos .–parpadeó un par de veces, en esos momentos no sabía qué pensar.
–Bueno, sí. He hecho eso, pero soy un brujo mucho más interesante que los de las historias para niños –se aclaró un poco la garganta, luego puso su mano sobre el antebrazo de Ryu. Con los ojos cerrados, se concentró en sanarle esa zona. De seguro el pelinegro sintió algo porque se removió, pero él no lo soltó. Tras largos instantes, le arremangó la camisa y le mostró: los moretones se habían reducido a manchas amarillentas, casi no estaban allí.
¡¿Qué diablos?! Ryu enseguida se liberó del agarre. Por si acaso era un truco se frotó la piel, aunque debía admitir que la zona dolía menos, como si realmente estuviera sana. Yasu era un demente, debía admitirlo, pero también había que darle un poco de credibilidad a lo que había sentido o lo que veía. Negó con su cabeza, confundido, luego lo volvió a mirar a los ojos.
–Sé que es extraño para ti. De hecho, lo es en sí mismo. Por eso es el secreto de la familia .–asintió un par de veces, mientras Ryu volvía a mirarse el antebrazo–. Puedo hacer muchas cosas, buenas o malas. Aunque ahora que están los niños, ya no quiero hacer de las malas –se detuvo unos instantes para sondear la mente del menor–. Todo esto es real, Ryu. Bueno... ¿Sabes? También puedo leer la mente.
–¿Cómo sé que no eres un demente y haces esto por diversión? ¿Cómo sé que no son trucos? Puede que sea otra de tus estúpidas bromas –se miró el antebrazo por tercera vez. Estaba confundido, pero también enfadado. Tal vez fuera hora de volver a casa, de hecho, quizá fuera lo mejor.
–Me prometiste que cuidarías de Yuki conmigo, no puedes irte .–dijo, un poco herido. Le había confesado la verdad y lo primero que quería hacer Ryu, era huir. Tadashi se lo había advertido, pero él no había querido escuchar.
–De acuerdo, ahora sí me estás asustando –se levantó de la cama, se alejó un poco. ¿Qué diablos sucedía? Aunque en ese instante muchas cosas encajaran, aún se negaba a creerlo. Volteó, dio unos pasos hacia la puerta, pero el pestillo de la misma se movió solo y la puerta quedó cerrada. Su corazón dio un vuelco cuándo Yasu pronunció su nombre–. ¡No te acerques! –le gritó y buscó con su mirada algo con lo que defenderse. Por supuesto, sus advertencias fueron inútiles. El rubio se acercó, le tomó el rostro con ambas manos y le dio un beso en los labios. Él se quedó paralizado por el miedo. Al verlo, notó que Yasu estaba llorando.
–Es real, ¿Ahora me crees? Pero no quiero que me temas. No quiero... tener que borrarte la memoria. No quiero que te olvides de mí –poco a poco lo abrazó. ¡Maldición! Ryu estaba aterrado, podía sentirlo. Tal vez hubiera sido cuestión de tiempo para que todo se echara a perder, aunque era mejor que lo supiera en ese instante. Mientras más tiempo hubiera dejado pasar, peor hubiera sido–. Te amo. Jamás te haría daño, como ese... ¡Ese idiota con el que estás!
–O-Oye... no llores... .–murmuró cuándo Yasu se recargó contra su pecho. Suspiró entrecortado, le acarició el cabello con una mano temblorosa. Lo sucedido aún lo tenía de los nervios, pero allí se encontraba, a solas con un sujeto que después de todo, no era tan monstruoso. Bajó la vista, era el mismo idiota de siempre y ahora lloraba por... ¿Su culpa? La situación era extraña, casi de no creer. Pero lo había visto, lo había vivido. Por sobre todo, como Yasu había dicho, no había recibido ningún daño. Alzó el brazo para volver a mirarse el lugar donde lo había sanado. De acuerdo, tenía que dejar de actuar así. Respiró hondo varias veces, con la cabeza contra la puerta, hasta que Yasu se calmó–. Supongamos que te creo .–comenzó a decir, a sabiendas de que tenía la atención del rubio–, es decir... –pero de repente algo lo hizo fruncir el entrecejo, algo que encajaba a la perfección con el comportamiento más extraño de Yasu–. ¡Idiota! –le dio un golpe en un lado de la cabeza–. ¡¿Todo éste tiempo has estado leyendo mi mente?! Esas cosas eran privadas...
–¡Lo siento! –se cubrió cuándo Ryu volvió a levantar la mano–. Ya no lo haré, lo prometo –ni él mismo se creía lo que decía. Pero al menos ya no parecía tan asustado como antes. Se secó las lágrimas con el dorso de las manos, volvió a besarlo y lo abrazó.
–¡Qué vergüenza! .–bufó, luego negó con la cabeza–. ¿Y cómo es que te hiciste... brujo? –luego dijo bajito, como si otra vez estuvieran escuchándolos.
–Nací así, es de familia .–respondió, sin soltarlo. Al menos la primera etapa parecía superada, aunque aún quedaban unos cuántos shocks–. ¿Quieres que te sane el cuerpo? Incluso te dejarían de doler los huesos.
–De acuerdo –iba a besarlo cuándo unos golpes en la puerta lo sobresaltaron, sus nervios aún no estaban listos para un nuevo susto. La voz irritada de Tadashi les envió la advertencia de que si no bajaban, los obligaría a hacerlo. El pestillo volvió a su lugar, Ryu lo miró y clavó los ojos en los de Yasu.
–No fui yo .–dijo el rubio–. No soy el único brujo en la familia. Ya te lo dije, ¿No?
En un principio Ryu frunció los labios, luego rodó los ojos y volteó para abrir la puerta– Eres un fenómeno. Siempre lo serás, Hayashi Yasunori.

Notas finales:

Holi ovo ¿Qué tal?
Perdón la tardanza, ya tenía el capi escrito pero me daba mucha paja corregirlo D:
Aquí se los dejo y me cubro para que no me arrojen nada(?

La verdad es que ya no queda mucho para contar de esta historia, que es bien bonita y la amo uvu <3
La verdad es que le tengo mucho cariño a los pj de Kalinka, pero en especial a Yasu, porque sí(?

Hace poco se me ocurrió otra idea para otro fic, así que empecé a diagramarlo eue aunque no sé si lo publicaré aquí o me mudaré a San Wattpad(?

La verdad es que me da miedo que me plagien las historias uvu así que no sé.

Bueno eue como siempre, pueden seguirme en Tuitah' : https://twitter.com/MairaMayfair

Espero que les haya gustado el capi.

Nos leemos eue/ <3






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