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30 vicios y alguno mas por Justanothergirl

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Notas del capitulo:

Ya porfin empieza la chicha ;) parecia que nunca iba a llegar pero al fin se empieza a atisbar por donde va a ir todo jejeje

Entre ellas tienen una serie de reglas no escritas, y  en parte no verbales, simplemente se han auto impuesto en su relación sin pedir permiso y las acatan con mayor o menor gusto.

La que no está conforme siempre es lucia. Pero hace mucho que decidió dejar de intentar cambiarlas porque representaban una pelea constante, una guerra civil en la que no había vencedores ni vencidos, tan solo eran gritos continuos, días sin hablarse y miradas demasiado complejas a horas inverosímiles. Así que simplemente lo dejo estar allí y sin darse cuenta a ido creciendo más y más hasta que ahora es como un elefante en la habitación al que no puede mirar.
Ella no lo sabe pero Diana también se revela contra las reglas, solo que en silencio, y cada vez que salen a colación quiere gritarle a lucia a la cara hasta que le sangren los oídos que tiene toda la puta razón.

Pero jamás lo hace.

Y hoy es uno de esos días en los que el elefante se pasea por la habitación a sus anchas, haciendo que todo sea difícil y raro. Hasta los besos se han vuelto algo complejo hoy.

Es sábado ¿porque tiene que ser sabado? Se pregunta Diana mientras alarga hasta lo imposible la hora de levantarse, sabe que lucía ha salido de la cama hace rato y seguro que esta desayunando en el salón, si fuera entre semana podría esperar a que se fuera a trabajar para salir, pero no, porque es un dichoso sábado y ninguna trabaja. Así que de malos modos apaga la alarma que lleva sonando como media vida y sale de la cama dispuesta a enfrentarse a la cara de malas pulgas de su hermana.

Pero es aun peor, no esta enfadada, esta triste, lo sabe por la forma es que sujeta la taza y evita mirar el movil, lo sabe por la forma de dejar caer los hombros. Y lo sabe porque si. Punto. Lo sabe.


La regla número 1: no hablar. NUNCA. de papa y mama.


Diana se apoya en el marco de la puerta y se queda pensando un instante, como analizando la situación y las posibilidades que tiene, pero son tan pocas en verdad que el análisis le dura menos de un segundo y entonces se queda sin motivo para estarse quieta, pero como aun no ha encontrado el valor para acercarse simplemente se le queda mirando, estudiandola, y no puede contener la tímida sonrisa que se cuelga de su boca como una boba.

Al parecer pese a verse todos los días no la mira a menudo, porque se acaba de dar cuenta de lo largo que tiene ya el pelo, le cae denso, encrespado, electrocutado, con ese medio rizo raro y despeinado hasta media espalda y ahora que lo ve a contraluz le han salido más reflejos cobrizos a su castaño miel, Supone que será la rutina, la costumbre...

 

-se te va a enfriar el cafe- dice Lu con la voz pastosa del sueño rompiendo el hilo de sus pensamientos.

 

Asique Diana ya sin excusas para demorar el momento se acerca a Lu y se sienta a su lado mientras coje la taza aún caliente que hay frente suya en la mesa, y agradece que pese a todo le haya preparado un café a ella también, le da un sorbo y se queda callada un instante intentado medir sus palabras mientras observa el vapor escapar hacía el techo.

-hace un buen sabado- dice al final como frase comodín después de haber pensado algo mejor durante un buen rato. Lucia simplemente asiente- igual hacen barbacoa o algo asi- nota como sus palabras consigue que lucía se encoga un poco más sobre sí misma, es increible como a pesar de su metro setenta consigue volverse tan pequeña cuando quiere- igual podríamos salir a comer fuera, estaria bien¿No crees?- Diana intenta sonreír, de verdad que si. Pero le acaba saliendo una mueca desfigurada y algo grotesca que borra automáticamente cuando Lu la mira alicaída.

 

-no me apetece salir- dice sin más antes de volver y girarse para mirar por la ventana. Y su frase suena completamente lapidaria dejando en el aire un regusto desagradable. 

Diana suspira y vuelve a centrarse en su café  tan solo para no mirar a Lucía. Y piensa que desde fuera se deben ver como dos autenticas gilipollas, igual esque lo son un poquito.

 

Levanta la mirada un segundo planteándose su siguiente movimiento, y de nuevo se queda perdida mirando a Lu, es como si su cerebro hoy no quisiera trabajar, porque en vez de pensar se ha quedado mirando un lunar pequeñito en la pierna de su hermana, y debe ser lo más interesante del mundo en ese momento porque pese a que lo intenta no consigue centrarse. Es más, su vista se pierde pierna arriba y arriba, hasta chocar con los shorts del pijama, y suspira dándose por vencida porque no sabe que decirla, igual es mejor quedarse callada y tan solo dejarse estar, dejar vagar la vista por el plano abdomen que se intuye a través de la camiseta ceñida hasta llegar a su cara y concentrarse en los rasgos de su hermana.

 

Observar su rígido perfil, su nariz recta, sus labios gruesos y la mirada animal que aquel día se esconde demasiado en el negro de sus pupilas, perderse en el flequillo demasiado largo que tapa la cicatriz de la ceja que tiene desde que se cayó siendo cría en la piscina, incluso dedicar el resto del dia a decidir exactamente qué tono de marrón es el de sus ojos.

 

Por desgracia aquello no es viable, y Diana suspira por enésima vez en lo que va de mañana porque empieza a estar un poco muy harta de toda esa situación, cada año pasan por la misma mierda y esta bien cuando cae en martes o jueves, incluso en lunes aunque den asco, porque pueden ir a trabajar y no pensar en ello, irse a dormir temprano y olvidar el problema los siguientes 365 días. Pero ese maldito año ha caído en fin de semana y la perspectiva de quedarse todo el dia en casa con el puto elefante en el salón dando vueltas le parece tan buena como la idea de beber cianuro.

 

y esque todos los años es igual, siempre la misma progresión, se empieza a notar una semana antes porque Lu anda distante y algo borde, algunos días después es Diana quien derepente se da cuenta de que tiene mucho trabajo en el hospital y necesita hacer horas extra y entonces llega el dia D. El cumpleaños de su padre, cuando suena el dichoso recordatorio del movil que no sabe quitar aunque no ha intentado millones de veces, entonces es cuando todo estalla.

 

Y a estas alturas ya ni tan siquiera encuentran la manera de hablarse entre ellas.



Y ahora allí sentada no puede dejar de recordarlo, como si hubiese sido  ayer, aunque ya han pasado más de 10 años desde ese momento, no importa tener 19 como en aquel entonces o 31 años como ahora, aún recuerda nitidamente a su padre entrando en la habitación que compartían por aquel entonces  y su cara al verlas. También los gritos, recuerda las lágrimas y el escozor de la mano de su padre al estrellarse contra su mejilla y llamarla enferma, no recuerda los insultos, es probable que el tiempo los haya borrado lentamente.

 

Y a Lucía, recuerda a Lucia escondida detrás de ella temblando como una hoja del miedo. como un animal arrinconada y desesperado.

 

todo lo de después fue un caos, y aunque intentaron explicarles, arreglar las cosas con sus padres, hacerles ver que no estaban enfermas, hacer que entraran en razón, de nada sirvió.  y desde entonces, el dia del cumpleaños de su padre es el recordatorio constante de lo que habían perdido pero sobre todo era el reflejo de lo la sociedad pensaba, de como las juzgaba.

 

La regla número 2: no habla de que esto “esta mal”

 

Aquel era el problema real, ese que escondía a diario detrás de los jarrones o bajo las camas para no verlos pero que las perseguía de forma constante. En la calle, en el trabajo en cualquier lado donde iban debían mentir o fingir, escoger entre ser pareja o hermanas nunca las dos cosas a la vez.

 

a veces conviven mejor con la situación y a veces peor,  pero siempre surgen roces. Diana se resignaba a vivir como una proscrita, y el lado indómito de Lu le hace querer luchar como Dante por su amor, no tener que esconderse. Y a diario consiguen compaginar ambas perspectivas sin demasiados problemas, pero en días como ese siente que la situación se  ha extendió como la humedad por ella, por su vida que ha entrado en su casa y las ha colonizado. lo ve claro al ver a Lu hecha un ovillo en la silla con cara de estar juzgandose, la nota dolida por toda la mierda que han dejado entrar en su vida. y se culpa y se enfada por haberlo permitido. Hasta echa de menos las discusiones que tenían antes cuando lucía quería contárselo a sus compañeros de trabajo o ir a los eventos familiares como pareja (aunque ya ni tan siquiera las invitan) Recuerda y echa de menos aquello porque al menos podía ver esa llama de valor y cabezonería en los ojos de lucia. Ahora solo ve decepción y conformismo. Impotencia ante una situación que ya no sabe cambiar.

 

Y ahora es Diana quien se siente culpable por ello, porque se creía capaz de vivir con las miradas de enfado de lucia una vez al año, como si fuera un niño al que le han negado un postre. Pero ahora que por primera vez la ve triste en esa situación siente que se le hunde un poco el corazón.

 

Y se da cuenta por primera vez de ella no es el bálsamo que lu necesita para lo  le que pasa, ella es la culpable de Lu sienta ese dolor.

 

Y piensa remediarlo.

 

-lucia...-toca su hombro suavemente, intentado sacarla de su trance- lu...- vuelve a intentar con un poco más de insistencia.

 

vístete nos vamos- dice levantándose sin pensarlo dos veces, porque aunque se supone que ella es la hermana sensata quienes la conocen pueden afirmar que en verdad es incluso más impulsiva que Lu.

Y ahora está enfadada, enfadada consigo misma, con sus padres, con la sociedad. Con todo el mundo que le ha repetido hasta la saciedad que lo suyo esta mal, que deben esconderlo o sentirse culpable por quererse como no deberian. Y se enfada más aún al darse cuanta de que ella ha permitido que todo eso cale en ellas.

 

Su mente porque esta clara y centrada, en lo único en lo que puede pensar ahora es en recuperar la sonrisa de Lu, en hacer que su hermana, la persona que ama, porque si, la ama, da igual lo que piense la gente, vuelva a sonreír y a creer en lo que tienen.

 

Porque ha tenido una epifanía mirando ese lunar, a descubierto que mentir las esta matando lentamente a base de dolor y miedo, las está carcomiendo por dentro desde hace años.

 

-Di, no tengo ganas de ir a ningún lado-responde lucía sin ganas.

Pero cuando la mira ve en Diana un brillo extraño en la mirada, uno que ahora que lo reconoce se da cuenta que echaba terriblemente de menos. Y es ese mismo brillo que tenía antes de proponerle fugarse, o el que le bailaban juguetón en la mirada cuando estaban en el instituto y la arrastraba a algún aula vacía en los recreos aún a sabiendas de que podían pillarlas.

 

Asique sonrie. Sonríe como no lo a hecho en la última semana, porque sabe que a esa mirada solo le siguen grandes cosas, y por esa mirada se iría con Diana al fin del mundo.

 

Y Diana le sonríe de vuelta - hay una fiesta en la que nos podemos colar - sentencia sin un ápice de duda en el rostro.

 

Notas finales:

espero que os haya gustado.

 

el viernes-sabado que viene mas y mejor :)

 

cualquier cosilla, duda, peticion, carta de amenaza por rewiew

 

saludos ;)


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