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Hiai por UniPandaHamster2

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Notas del capitulo:

Nada de lo que fue usado para el fic es 100% real :v 

Y entonces no había nadie… Porque hacía meses que todo lo referente a Mejibray se sentía vacio, como si cada uno estuviese en un plano aparte completamente solo.

En tanto terminaba de aplicar el maquillaje negro en mi cuello los observé a través del espejo. En silencio, con el pesar pintado en sus semblantes, y al menos en el caso de Tsuzuku y mío literalmente. Lo único que se asemejaba a nosotros era una familia en luto. Estábamos molestos, dolidos y por sobre todo asustados; asustados puesto que ¿qué sería de nosotros luego de este tour? ¿Qué haríamos si todo lo que nuestra rutina conocía era hacer en pos de la banda?...  O al menos eso pensaba.

A medida que los meses transcurrieron me di cuenta que en realidad, los únicos estancados allí éramos él y yo.

Y no me enojaba ni envidiaba a Meto o MiA, por el contrario,  me aliviaba el hecho de que ellos supiesen enfocar sus ambiciones en otras direcciones.

Sin embargo…:

-Tóma, bebe algo antes de salir, no te has hidratado en todo el día- le acerqué una botella de agua que agarró sin siquiera mirarla o mirarme.

Mi preocupación estaba toda en él.

¿Cuántos años llevaba de conocerlo? No podría decirlo con certeza porque no soy bueno para fechas, pero si había algo de lo que estaba seguro era de que nunca, ni en sus peores momentos, lo había visto tan perdido como ahora:

-Gracias- musitó tras beberla casi por completo.

Él y yo estábamos juntos en esto porque nuestros sentimientos e ideales se superponían al del otro. Por eso mismo, y porque teníamos nuestra amistad, estos meses nos mantuvimos alejados de todo; las redes, las fotos, las reuniones, los comunicados… Tsuzuku no quería hablar ni una palabra relacionada a la pronta inactividad de la banda aunque supiese que todo el mundo esperaba por ello. Le dolía, le parecía una mala jugada del destino y por ende pretendía que ese día nunca llegara postergando toda explicación al respecto.

Por mi parte… no estaba seguro qué sentir.

Aunque en el fondo tenía ese miedo por lo que viniese, por la incertidumbre de qué sería de nosotros una vez nos separásemos, en el exterior no me permitía soltarlo. Siempre había sido de esa forma. No importaba cuán mal me sintiese o cuán intensas fuesen mis emociones, no me parecía correcto dejarlas salir por completo y menos aún si estas no eran buenas. Y no era lo correcto… pero…:

-Ya es hora- se levantó decidido.

No sabía cómo reaccionar, solo sabía que quería apoyarlo.

Los cuatro nos acercamos al centro de la habitación donde antes de salir juntamos nuestras manos, como antes de cada presentación, deseando que todo saliese bien.

Sin embargo nuestra unión no estaba. Mejibray no estaba.

Había muchas cosas que ya no hacíamos normalmente; como las interacciones entre nosotros o con el público que a esta altura eran escasas o nulas. Ya no había encores. No había ánimos. No había unión.

Y lamentablemente nos costaba disimularlo.

                                          ___________________________________

Aquella noche durante lo que fue nuestra anteúltima presentación y la última del tour, justamente en el día que celebraríamos su cumpleaños, tuvimos la peor experiencia en la historia de la banda.

En un inicio el público quedó impactado al ver su look y el mío muy similares; ambos vestidos de negro con las caras totalmente pintadas del mismo color. Tenía entendido que los fans hasta creían que teníamos alguna especie de conspiración, esa idea me hacía mucha gracia. Mas no se impresionaron, era una actitud que veníamos sosteniendo.

Pero entonces, sin siquiera llegar a cubrir una hora del show, ocurrió algo que de pronto nos conmovió a todos, cambiando la visión del público sobre el estado de la banda y por sobre todo de nosotros mismos sobre lo que veníamos sintiendo estos últimos meses.

En tanto “Bi-name-jika” llegaba a su fin, inevitablemente, como si los sentimientos de los cuatro se hubiesen entrelazado por un instante, Meto y yo comenzamos a llorar en silencio. Observé sus lágrimas salir deformando su expresión a una de profunda tristeza y pasión, la misma que sentía cada vez que tocaba. Verlo solo ese par de segundos en los que volteé inundó mis ojos. Seguido vi a MiA morderse el labio inferior y poner más atención a lo que hacía para no dejarse llevar, él por nada se permitiría quebrar en el escenario.

E instantes después lo vi a él, acompañado del chirrido horrible que hizo el micro al golpear el suelo:

-¡Tsuzuku!- grité.

Nadie entendía qué ocurría.

Sin pensarlo arrojé el bajo a un costado corriendo a su lado, estaba teniendo una crisis emocional:

-Tranquilo, no estás solo- tomé su mano lo más firme que mis propias emociones me lo permitieron.

Vi su rostro cubierto en lágrimas llorando de forma desconsolada, importándole muy poco estar frente a cientos de personas. Verlo romperse en ese momento de esa forma fue lo que me hizo caer en la cuenta de cuán perdido se encontraba en su dolor.

Sin quererlo la rabia se apoderó de mí:

-¡Fuck you!- grité casi para mis adentros tomando lugar sobre la tarima, señalando con el mismo gesto de mis palabras a la gente de staff que se hallaba detrás. Simulé gritarles unos cuantos insultos que no pude dejar salir en voz alta.

Nadie entendió, solo mis compañeros que en un gesto de resignación simplemente bajaron las miradas. Mi garganta y estómago se cerraban más a cada sollozo.

                                  ______________________________________

Nos quedamos sentados en el backstage unos cuantos minutos intentando digerir todo lo ocurrido.

Meto y MiA se encontraban callados, el segundo ya preparado para retirarse. Tsuzuku llevaba todo ese tiempo encerrado en el baño:

-Lo siento…- sentí que debía disculparme.

-No tienes por qué. Entendemos que fue un impulso-

-Pero no debí-

-Sé que lo sabes. Me extrañó que tú, tan recatado que eres con esas cosas te dejases llevar, pero supongo que todos lo necesitamos en algún momento-

Agradecí que estuviese tan comprensivo al respecto.

MiA se retiró alegando que estaba exhausto y Meto se despidió dándome una palmada en la espalda que le correspondí con una ligera sonrisa a través del espejo. Una vez solo, con pesar me dispuse a retirar el maquillaje.

Tal vez más de 10 minutos transcurrieron hasta que logré quitarme todo, pero Tsuzuku seguía sin salir de allí:

-Oye…- golpeé suavemente- Me preocupa que tardes tanto…- no contestó.

Suspiré:

-Escúchame- me senté contra la puerta creyendo que quizá estaría poniéndome atención- Lo que ocurrió hoy está bien, no tiene nada de malo en lo absoluto. Los cuatro nos sentíamos así de alguna forma…-

Me abracé a mis rodillas dejando que mi rostro descansara sobre ellas sopesando qué diría luego. Quería ayudarlo… quería ayudarlo como fuese por alguna razón.

 Pero los minutos siguieron pasando en silencio, y en aquella posición el cansancio me venció.

                                                __________________________________

-Koi, despierta- reconocía su voz a lo lejos- Koichi-

-Ah…- lo observé confundido- ¿Qué hora es?-

-Hora de ir a casa-

-¿Cuánto dormí?-

-20 minutos-

-…- me repuse de aquella posición sintiendo mi cadera adolorida- ¿Estás mejor?- pregunté con cierto temor una vez me dio la espalda para ordenar sus cosas.

-No- su respuesta fue seca y concisa.

Agaché la cabeza. Observé las puntas de mis zapatos con especial atención casi buscando respuestas en ellas, pero no había cosa que pudiese decirle para aliviar las penas. No había palabras de consuelo ni soluciones rápidas…:

-…porque si las tuviese no dudaría en dártelas- murmuré involuntariamente.

Él volteó a verme dejando de hacer lo que hacía. Levanté la vista para cruzarlo de la misma forma y nos miramos, como hacía tiempo no nos mirábamos a los ojos:

-Fue suficiente con lo que hiciste hoy- sonrió sutilmente. Inclusive sus palabras sonaron agradecidas sin decirlo- Aunque no lo hicieses de la forma más educada- reímos.

Intenté mantener aquella risa tanto como pude, sin embargo cuanto más reía, más triste me sentía, al punto en que nuevamente me encontraba llorando sin darme cuenta:

-Ey…- me sequé con el dorso de ambas manos rápidamente pretendiendo disimular. Pero no era tonto, además me conocía- Sé que gran parte de eso es más mi causa que tuya- pareció apenado.

-No digas eso. No es culpa de nosotros, es culpa de ellos- escupí con enojo.

-Eso lo sé, pero hablo de tus lágrimas… de tu tristeza-

Sollocé:

- … es que…-

-No es necesario que te expongas. Solo digo que sé la razón, no puedes engañarme- dijo socarrón.

-Idiota- reí.

-Vámonos de aquí-

                             _________________________________________

Cansados, hartos de todo lo que había ocurrido ese día, optamos por escabullirnos a un bar de mala muerte donde con suerte nadie nos reconocería y podríamos beber hasta perder la consciencia.

Pedimos dos platos con una cantidad considerable de comida solo para que la bebida no nos pegase mal desde el inicio:

-Hagamos un intercambio cuando lleguemos a la mitad- fruncí el entrecejo.

-Depende, ¿qué pediste?-

-Mariscos-

-Ew, no me gustan esas cosas-

-¿Los has probado? No te creo-

-Ah… no, pero se ven viscosos y… muy enteros- rió.

-Sí, normalmente vienen enteros- el camarero llegó con ambos platos- Gracias- yo asentí en agradecimiento- Prueba- me extendió sus palillos sosteniendo un camarón.

Mi expresión debió ser exageradamente asquerosa, pues instantáneamente rompió en carcajada:

-¡Juro que sabe bien!-

-¡¿Cómo puedo creerte si veo cómo los ojitos le saltan hacia afuera?!- sentí repulsión- No, aléjalo, te doy la mitad si quieres pero yo no quiero del tuyo-

Apoyó el mentón sobre una de sus manos y se llevó el bicho a la boca:

-Hecho- masticó con tranquilidad.

-Ugh…-

La madrugada transcurrió de forma lenta, casi otorgándonos el permiso de disfrutar de nuestra mutua compañía tanto como lo necesitásemos. Comimos, bebimos, platicamos, y ya cerca de las 4 de la madrugada finalmente decidimos que estábamos lo suficientemente ebrios como para salir de allí a respirar aire fresco:

-¡Gracias por la comida!- dijimos al unísono despidiéndonos de los dueños.

Agradecimos que fuese un lugar apartado y de madrugada, porque nos ahorramos tener que escondernos de cualquiera que pudiese reconocernos en ese estado para luego reírse de nosotros en las redes. Nos reíamos de quién sabe qué, tambaleándonos de un lado a otro intentando seguir un camino que veíamos difuso:

-Esto está difícil- reía.

-Creo que voy a vomitar- me sentía morir.

-Débil, mañana estarás peor-

-Ni me lo recuerdes…-

Mientras caminábamos a paso lento y pausado para no caernos, él se encendió un cigarrillo que finalmente terminamos compartiendo:

-No me gustan estos- tosí tras la tercera, cuarta calada.

-¿Y para qué me lo aceptas? Podría estar fumándolo yo solo-

-Porque ni sé dónde dejé los míos-

-… ¿tu bolso?- me detuve en seco- ¿Koi, tu bolso?-

-Oh rayos- resoplé moviendo bruscamente la cabeza, cosa que me causó un mareo.

-No seas bruto-

-Parece que me lo olvidé en el restaurante-

-Qué tonto eres- me miró con expresión molesta.

-Cállate- lo miré de la misma forma- No se irá a ningún lado igual…- mascullé.

Aletargado me acerqué al cordón de la vereda dejándome caer allí. Estaba exhausto, mis párpados pesaban, mis extremidades dolían, la cabeza explotaba…:

-Voy a morir- se quejó sentándose a mi lado, dejando reposar su cabeza en mi hombro- ¿Y qué haremos luego?-

-Tomar una pastilla y dormir-

-Además de eso…- miré el cielo oscuro.

-Seguir durmiendo- ahogó una risa- Hibernaré hasta que me llames para una nueva presentación- un sentimiento amargo me quedó en la garganta.

-¿Cuándo sería la próxima presentación?-

Pensé. De nada nos servía engañarnos, porque ninguno de los dos era tonto y porque crearnos falsas esperanzas solo nos lastimaba más:

-Mira- sentencié- No sé cuándo será la próxima vez de Mejibray, pero que habrá lo habrá seguro. Mientras tanto, cualquier cosa que te propongas hacer y necesites a alguien, llámame. Te ayudaré tanto como pueda-

Los grillos rellenaron el vacío en aquella escena.

En el fondo esperaba su nula respuesta, después de todo, para él solo existía Mejibray y nada más contaba. Habría hecho cualquier cosa por borrarle esa idea de la cabeza y convencerlo de que tenía el talento suficiente para seguir… pero también lo comprendía.

Esta banda era el sueño de los cuatro, especialmente el suyo, y trabajamos increíblemente duro para llevarla adelante. Pasamos por infinidad de cosas que mucha gente jamás se enteraría, mucho dolor y estrés que solo nosotros recordaríamos. Por eso mismo…:

-Debemos terminar con la frente en alto- ladeé mi cabeza reposándola sobre la suya- Hemos pasado por mucho como para tirar la toalla aquí mismo y por decisión de otros-

Con una de sus manos tomó una de las mías sujetándola con seguridad.

Dejamos correr muchos minutos más en completo silencio, por un momento su respiración se hizo tan acompasada que creí se había dormido, hasta que viré mi rostro, sintiendo mi hombro húmedo:

-Tsu…-

-Estoy bien- su voz sonaba afectada- ¿Volvemos?- asentí. Me puse de pie en tanto él limpiaba su rostro.

-¿Te quedas en mi apartamento sufriendo juntos la resaca?- le extendí la mano.

No quería dejarlo solo, y siendo francos tampoco quería estarlo.

Me sonrió cómplice, diría casi sabiendo mis intenciones, y sin peros tomó mi mano:

-Hecho- 

Notas finales:

Hasta luego~


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