Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

• Narra Gaara 

Los primeros rayos del sol iluminaron su rostro sin expresión alguna, su respiración hacía bajar y subir su pecho dulcemente.

El sueño jamás acudió a mí, por lo que observé cómo poco a poco sus ojos se fueron cerrando, y cómo perdió la conciencia. Sin embargo, yo no logré dormir, y en silencio contemplé a Neji. Lo abracé con cuidado para no despertarlo.

En mi cama, con las piernas enredadas y nuestros rostros juntos, el amanecer llegó.

Tan relajado e indefenso, tan tranquilo, había confiado en mí, y dejó que su conciencia viajara a alguna parte de un mundo onírico. Acaricié sus mejillas y sentí su suave piel en mis dedos. Me gustaba cuando dormía, pero en este momento sentía la necesidad de despertarlo. Sabía que no era buena idea, después de todo, había sido una noche larga.

Mi rostro se sintió caliente al recordar lo que habíamos hecho.

Había estado con tantas chicas que de algunas no recordaba ni su rostro, los chicos con los que me había acostado podía contarlos con los dedos de la mano. Me consideraba un experto en el sexo, al final, todas —y todos— habían quedado satisfechos, pero con Neji al principio me sentí nervioso, como si fuera mi primera vez, aunque pensándolo bien, sí era la primera vez que hacía el «amor», porque con él había involucrado sentimientos y emociones mucho más fuertes.

No sabía si era, exactamente, amor lo que sentía, no era experto en el tema, incluso no podría asegurar que lo que alguna vez sentí por Naruto también lo era. Lo único que sabía con certeza era que me sentía completo con Neji a mi lado, y que sería la persona más afortunada si se quedaba conmigo.

Podría estar así el resto de mis días, escuchando su respiración y sintiendo su corazón latir. Lo que sentía con él iba más allá del placer.

—Relájate un poco o será más doloroso —susurré en su oído mientras mis dedos jugaban en su interior.

—Joder, estaría más relajado si estuviera en tu lugar. —Se quejó mordiéndose los labios.

Simplemente, verlo cubriéndose la cara con los brazos e insistentemente cerrando las piernas, me provocaba anhelar hacerlo mío en ese preciso instante, pero sabía que tenía que esperar un poco más. 

Comencé a besarle y me abrí paso en su boca con la lengua para probar mejor de él.

No éramos un par de adolescentes descubriendo el sexo por primera vez, él con veinticuatro y yo veintitrés años, ante los ojos de la sociedad éramos un par de adultos, pero en ese momento me sentía tan inseguro como un adolescente.

Sin darme cuenta me detuve y me quedé estático frente a él.

—Gaara. —Abrió los ojos y me miró.

—Lo siento, creo que tenías razón, no puedo hacerlo...

Toda la seguridad que había sentido minutos antes me abandonó por completo.

Se incorporó, sujetó mi barbilla y me obligó a mirarlo. Sus ojos me parecieron el lugar más tranquilo del mundo, se acercó lentamente y me mordió los labios, bajó hasta mi cuello lamiendo y succionando mi piel, provocándome. Lo tomé con fuerza de la cadera y lo senté en mi regazo, comenzó a moverse de forma hipnótica que hizo que perdiera el control y lo empujara de espalda a la cama, abrí sus piernas y lo penetré.

Un quejido de dolor salió de sus labios, pero ya no había vuelta atrás, subí una de sus piernas a mi hombro, besando su pantorrilla, eso pareció avergonzarle porque alzó su brazo para cubrirse el rostro.

—No —detuve su movimiento—. Mírame, Neji.

Comencé a moverme, primero con lentitud, para después aumentar el ritmo gradualmente. El ruido de nuestros cuerpos chocando, sus suaves gemidos y los míos, invadiendo el silencio de la noche, me hizo desear quedarme así por la eternidad.

Tomé su miembro y lo masturbé, él movía las caderas ayudándome a aumentar el placer, nos corrimos casi al mismo tiempo, yo pude haber salido de él, pero preferí correrme dentro, me dejé caer encima, y la sensación de su piel contra lo mía me pareció asombrosa. Poco a poco recuperamos el aliento y volvimos a comenzar con los juegos previos.

Acaricié su pelo inconscientemente, casi como un acto reflejo, comprobando que había crecido por lo menos unos treinta centímetros estos últimos dos años, llegando a la mitad de su espalda.

Sus ojos se abrieron de golpe, me miró aterrado por unos segundos, como si no supiera dónde se encontraba.

—Neji... —Acaricié su espalda para tranquilizarlo.

—Gaara, lo siento si te asusté. —Bajó la mirada.

Tomé su barbilla y lo besé, primero casi como un roce en los labios para después aumentar la intensidad, mi mano bajó ansiosa por su espalda, pero él me mordió.

—¡No tienes idea de lo mucho que duele! —Objetó a la defensiva.

—Me haré responsable... —besé su mejilla—, puedo lamer donde te duela —le murmuré al oído.

—¡Estás loco! —Enrojeció tanto que no pude evitar reír—. No es gracioso. —Me pellizcó en el brazo.

—Lo es.

Lo aprisioné en mis brazos, comenzó a moverse para que lo soltara y comenzamos una inocente lucha. Al final terminamos agitados besándonos salvajemente.

• Narra Sasuke 

Sin querer la bolsa que llevaba en las manos resbaló dispersando por el suelo la comida enlatada que había comprado. Mi mente distraída en un mundo imaginario, creado por mí —para el próximo libro que se publicaría— impidió que procesara lo que había ocurrido. Una persona a mi lado se inclinó a recoger las latas y reaccioné imitando sus movimientos.

—Gracias —hablé con torpeza ante la mirada de aquella persona que parecía reprocharme algo que desconocía.

Dos años habían transcurrido tan rápido. Con apenas tres meses de graduarme, podía decir que: «oficialmente era un escritor» y «oficialmente era divorciado». Mi matrimonio había fracasado monumentalmente. Un año y medio habían bastado para Karin, salió huyendo de mi vida y no la culpaba, con lentitud se veía envuelta en mi mundo descolorido y sin forma.

Actualmente rentaba una cabaña alejada de la ciudad, con el pretexto de aislarme de la sociedad para enfocarme en los libros, pero la verdad es que no tenía ganas de hablar con nadie, mi pacífica vida era demasiado mediocre, sin embargo, ahora se había ensombrecido.

Yang había muerto.

Ingirió algo que lo envenenó. En el campo la naturaleza era muy diferente a comparación de la ciudad, y sabía que los gatos evitaban las plantas que les provocaban daño, pero lo había traído a un lugar que desconocía completamente, y por explorarlo terminó intoxicado. Encontré su pequeño cuerpo a mitad del vasto jardín de la cabaña a las dos semanas de llegar. 

La muerte de Yang me dolió demasiado, tenía casi siete años conmigo, por eso a toda costa quería evitar perder a Yin también. Me sentía preocupado, él estaba muy cabizbajo y apenas comía.

[...]

Entré a mi silencioso hogar y lo llamé:

—¡Yinyi! ¡Pequeño, ¿dónde estás?! —grité por toda la casa. Últimamente hablaba en voz alta para que no se sintiera tan solo, en las tardes intentaba jugar con él, pero con dificultad me seguía.

No lo encontré por ninguna parte, salí al patio y seguí llamándolo: «Yinyi, pequeño, ven aquí», casi siempre acudía a mi llamado, el sol estaba por ocultarse, lo busqué por todas partes. Un pensamiento me asaltó de repente y corrí al lugar donde dos meses atrás había encontrado a Yang.

Vislumbré a la distancia un bulto. 

Su cuerpo inerte yacía en el mismo lugar donde Yang falleció. 

Corrí deprisa que sin fijarme una rama me hizo tropezar y caer, me levanté sin importar el dolor y me acerqué.

Sostuve su pequeño y frío cuerpo entre mis brazos mirando sus ojos carentes de vida.

Murió de tristeza, había perdido lo que más amaba en el mundo. Mi vista se nubló y grité con desesperación, mi pecho se apretujó del dolor y las lágrimas corrieron por mis mejillas. Abracé su cuerpo inerte contra mi pecho, las fuerzas me abandonaron y caí al suelo sin soltar a Yin.

Cómo dolía.

En verdad dolía, todo cobraba sentido para mí en ese instante. Ya no solo eran mis pequeños amigos, ahora era mi vida, Neji era Yang, yo permití que se marchara sin darme cuenta que el destino que me esperaba era similar al de Yin. Morir en silencio anhelando su presencia. Estos patéticos años sin él estaban vacíos, no había nada, solo un denso silencio que me rodeó invitando a la tristeza a que invadiera mi alma.

¿Por qué permití que se marchara? ¿Por qué lo alejé? Mi vida estaba condenada sin él, lo amaba, siempre lo amé y ahora sin él nada tenía sentido. Lloré tirado en el suelo abrazando al pequeño Yin. Había muerto añorando a Yang.

[...]

Desperté en el suelo, mis ojos estaban hinchados y mi garganta dolía por gritar tanto. Me levanté con cuidado, cavé un hoyo justo al lado del lugar donde había enterrado a Yang, deposité el cuerpo de Yin y me quedé parado sin mirar nada con exactitud.

Entré a la ahora asfixiante cabaña. Tan silenciosa. Sin Neji.

Todo era silencioso sin Neji.

Con la ropa sucia, y mi cuerpo manchado de lodo, me acosté en la cama. Cerré los ojos. A mi mente acudió una conversación que había olvidado.

—¿Te duele? —Sus hermosos ojos perla me examinaron con la mirada.

—No, no duele —Me cubrí la mejilla avergonzado.

—¿Puedo? —Acercó su mano apartando la mía con un suave movimiento.

Yo solo asentí con la cabeza.

Con cuidado pasó las yemas de sus dedos por la piel lastimada de mi rostro, sentí un ardor que me hizo fruncir el ceño en respuesta. Se alejó en busca de algo con qué curarme, regresó con un desinfectante y una gasa, se acomodó frente a mí, pasando el algodón húmedo en la zona afectada y después cubriéndola.

—Listo, ahora sanarás más rápido. —Me dedicó una bella sonrisa.

—Gracias, Neji, ahora puedo morir tranquilo —dije sin pensar.

—¿Morir? ¿Por qué deberías de morir? —preguntó un poco asustado.

—Lo lamento, no quise decirlo así. —Mis mejillas se tiñeron de rojo—. Es solo que fue como decir que ya no me preocuparía más, porque estás aquí conmigo.

Abrió los ojos grandemente y tomó mi mano.

—Así es, Sasuke. Siempre estaré para ti.

Sus palabras perforaron mi alma y apreté su mano con fuerza para asegurarme que realmente estaba aquí conmigo.

Cerré mi puño. Pero no lo sentí más. Me había encargado de herirlo y hacer que se esfumara de mi vida.

Ahora solo tenía su ausencia y el dolor de continuar sin él.

• Narra Neji 

El viento me golpeaba el rostro y se enredaba en mi pelo. En mi pequeño departamento rentado, veía por la ventana con la mirada perdida algún lugar que, por supuesto, no importaba en ese instante. Al llegar del trabajo encontré en mi buzón un sobre con una invitación, Hinata y Naruto se casarían en seis semanas.

No había más pretextos, ni excusas, nada se interponía en mi camino para volver.

Más de seis años fuera de mi hogar, no es que la casa de mi tío la considere como «mi hogar», pero sí a Hinata, Lee, Tenten, Hanabi y mi tío Hiashi, ellos son mi verdadero hogar; junto al parque donde me gustaba sentarme a platicar, o las calles—flanqueadas de hermosos árboles—que tanto extraño y que antes pisaba con prisa. Todos aquellos lugares que antes formaban parte de mi rutina, y pocas veces me detuve a admirar, ahora los añoraba con algo de nostalgia.

Pedir mi renuncia, empacar mis maletas y regresar a Japón, era un pensamiento que me parecía extraño.

9,520 kilómetros era aproximadamente la distancia que había creado por mi cuenta hacia las personas que más quería y, principalmente, hacia la persona que más daño me había hecho, no, no era su culpa, desde que conocí a Gaara había dejado de pensar de esa forma, yo permití que sus palabras y acciones tuvieran la capacidad de entrar a mi corazón, pero ¿acaso fue mi culpa por amarlo?, ¿fue su culpa por no amarme?, ¿quién era el culpable?, ¿yo o él? Tal vez ambos, o tal vez nadie.

Me gustaría decir que no importaba en este momento, pero seguía doliendo, mirar a Gaara y desear que sean los ojos de Sasuke los que me regresen la mirada y me sonría, me hacía sentir una persona detestable, pero ¿cómo arrancarlo de mi pecho? ¿Cómo evitar dejar de amarlo? Cuando al cerrar los ojos mi mente me llevaba al pasado y sonreía en silencio recordando lo feliz que alguna vez fui.

¿Debería dejar de intentarlo con Gaara? ¿Resignarme a que jamás olvidaré a Sasuke? ¿Aferrarme a la idea de que en algún momento lo superaré? ¿En verdad seré capaz de lograrlo?

Cerré mis ojos con fuerza, quería dejar de pensar, quería dejar de sentir, tan solo que mi mente quedara en blanco y poder dormir con tranquilidad.

Miré el pequeño espacio en mi departamento, la cama con un ropero a un lado, un horno de microondas y una pequeña mesa. Era justo lo que había necesitado todo este tiempo, ni un objeto más porque me habría estorbado, ya que solo venía a dormir; en la universidad, y ahora en el trabajo, era donde gastaba mi día entero, comía en cualquier restaurante sencillo y pocas veces utilizaba el microondas, solo Gaara había entrado a este vacío lugar. Definitivamente no extrañaría estas cuatro paredes.

[...]

La una de la madrugada, la mayoría de las personas probablemente dormía, pero yo tomé mi chaqueta con las llaves y salí a dar un paseo.

La aparente calma que había logrado estos últimos días se vio arruinada por aquel simple papel con un valor más grande del que aparentaba. Si asistía a la boda de mi querida prima, inevitablemente vería al mejor amigo —casi hermano— de su futuro esposo. Me lo imaginaba con esa mirada de superioridad abrazando a su esposa Karin. ¿Tendría hijos? Sé que solo habían pasado dos años desde que se casaron, pero no era imposible. A mi mente acudió una imagen de Sasuke sosteniendo en sus brazos a un pequeño bebé, «que hermoso», pensé mientras una lágrima me rodaba por la mejilla; tenía que pensar en todos los escenarios posibles y soportar incluso lo peor, de lo contrario, arruinaría la boda de Hinata si me marchaba a la mitad, pero podía quedarme aquí con Gaara. No, Gaara seguro iría, Naruto sin duda lo invitaría, entonces tendría a Gaara a mi lado, pero no sabía si su presencia sería capaz de transmitirme tranquilidad.

Llevaba una hora caminando cuando algo comenzó a vibrar en mi chaqueta, me sobresalté y recordé que mi celular se había quedado en el bolsillo, dudé en contestar porque el número no lo tenía registrado.

—Bueno —hablé con desconfianza.

¿Neji? —Una voz grave contestó del otro lado de la línea.

—¿Quién habla? —pregunté con cautela.

Lamento si te desperté, soy Itachi. Hinata me pasó tu número —me explicó sonando un poco alterado.

—Hola, Itachi. ¿Cómo estás? —cuestioné, desconcertado por su repentina llamada.

Bien, gracias... Pero hablaba para preguntarte algo. —Su voz salió con inquietud.

Me pregunté qué era tan importante como para llamarme a las dos de la madrugada, en Japón eran las seis de la tarde, pero hasta el día de hoy, cuando mis amigos me marcaban lo hacían a una hora adecuada para ambos.

—Está bien ¿dime? —respondí preocupado.

De casualidad, ¿Sasuke te ha contactado? —habló directo.

—¿Sasuke? —Mi voz salió con dificultad, no entendía por qué me preguntaba algo así.

Por favor, dime, realmente estoy preocupado, ¿está contigo? —enunció desesperado.

—Itachi, no sé a qué te refieres. Tiene años que no veo a tu hermano. —Mi cabeza comenzó a dar vueltas.

Yo... Lo lamento, Sasuke desapareció hace unas semanas y no tengo idea de donde pueda estar. La última que tuvo noticias de él fue Hinata, le pidió tu dirección, pero ella se negó y no volvió a saber de él... Si se comunica contigo ¿me harías el favor de avisarme? —dijo suplicante.

—Itachi, creo que debieron confundirse, Sasuke jamás me buscaría. —Las palabras salieron carentes de emoción.

Neji yo... —Un largo silencio se instaló en la línea—. Solo prométeme que me avisarás si lo llegas a ver.

—Está bien. —Traté de sonar tranquilo.

Gracias, en verdad lamento molestarte —se disculpó.

—No te preocupes, yo te llamaré si lo llego a ver.

Después de despedirse colgó dejando en su lugar una sensación extraña flotando en el aire.

[...]

Por la mañana todo comenzó con normalidad, me encontraba en mi oficina. Ya había solicitado una semana atrás mi renuncia y me pidieron que me quedara otros quince días más trabajando con ellos, todo estaba decidido, regresaría a mi hogar, pero ¿dónde estaba Sasuke? Al parecer, según las palabras de Hinata, había desaparecido por completo.

Un día cualquiera, cuando trataron de comunicarse con él les fue imposible. Había rentado una cabaña en una aldea alejada de la ciudad. Después de su divorcio, y de terminar su carrera en letras, comenzó a vivir solo. Itachi fue a visitarlo y se encontró con la sorpresa de que la cabaña estaba desierta por haber sido abandonada por más de dos meses. Preguntó a los aldeanos y todos coincidían en no haberlo visto por el último par de meses.

Hinata me platicó que hace como mes y medio atrás, fue a su casa y ella lo recibió pensando que quería ver a Naruto, pero le preguntó, insistentemente, mi dirección. Ella se negó —quizá creía que él tenía algo que ver con el motivo de que yo no regresara a Japón, mi prima me conocía muy bien— y no le respondió más, por lo que salió alterado. Fue la última persona que lo vio.

El timbre del celular me sacó de mis cavilaciones, en la pantalla se mostraba un mensaje de Gaara.

«Cuando salgas del trabajo, te veo afuera de tu departamento, tengo algo importante qué hablar contigo»

Sentí un deja vu por unos breves instantes y me concentré en terminar mis labores por el día de hoy. La espalda me dolía un poco, me apresuré para no hacer esperar tanto a Gaara.

[...]

Lo encontré sentado en las escaleras frente a mi puerta.

—Hola. —Llamé su atención.

—Hola, Neji —me contestó y alzó la mirada.

—¿Todo bien? —Acerqué mi rostro al suyo, para darle un casto beso en los labios, fue así que noté su labio partido—. ¿Quién te hizo esto? —Lo tomé del mentón y lo miré preocupado.

—Prefiero hablar adentro —me dijo girando la cabeza.

Comencé a sentirme inquieto, la actitud de Gaara era diferente a la usual, abrí la puerta y lo invité a pasar, le ofrecí una taza de té que aceptó, pero no bebió.

Nos sentamos en la mesa, frente a frente, el ambiente se sentía extraño y desde que lo encontré no me volvió a dirigir la mirada. Comencé a sentir temor.

—Neji... Creo que lo mejor es terminar. —Por un ínfimo segundo me vi reflejado en sus ojos.

—¿Qué? —Todo lo que me rodeaba se paralizó—. ¿Por qué? —Mi voz salió trémula.

—Lo he estado pensando, llevamos tres meses de relación, pero —se detuvo y apretó los puños—. Ahora sé lo que es amar, a tu lado lo pude comprender y sentir. Te amo, Neji.

—Gaara, yo también...

—¡No! No digas nada por favor, yo lo sé. Si tan solo me gustases o te quisiera podría pensar que sentimos lo mismo, pero te amo y sé que lo que sientes por mí es diferente, y dudo que en algún punto logres amarme. —Su voz perforó mi alma.

—Gaara... Sigamos, quiero continuar a tu lado, ya lo decidí, me olvidaré de todo, te lo prometo —le imploré con lágrimas amenazando en derramarse.

Tomó mi mano y la apretó fuertemente.

—Neji, descubrí que lo que sentía por Naruto también fue amor, pero a diferencia de ti, yo pude volver a amar porque mi amor nunca tuvo esperanza, por eso lo superé y te conocí. En cambio el amor que sentiste alguna vez, para ti, tuvo más que esperanza. —Me dedicó una sonrisa melancólica.

—No, nunca la tuvo —aseguré.

—Hay cosas de las que aún no te das cuenta. —Estiró su mano y acarició mi rostro, yo la retuve en mi mejilla—. Gracias por estos meses, sé que lo intentaste, sé que deseaste amarme, siempre me di cuenta y me sentía feliz con ello, pero ahora tienes que arreglar ese amor inconcluso y yo, yo solo estorbo. —Las lágrimas salieron inevitablemente y mi cabeza se sentía confusa por sus palabras—. Cuídate Neji, nunca dudes de lo que alguna vez sentí por ti. —Se levantó con lentitud.

Apartó la mano de mi rostro, escuché sus pasos al alejarse, la puerta se cerró y la soledad que encerraban esas cuatro paredes se sintió más densa de lo habitual. Si algo sabía con seguridad es que entre más cosas buenas pasaban en la vida, al terminar, la soledad que permanecía se hacía más evidente.

No tuve el valor de detenerlo, con qué derecho le pedía una segunda oportunidad si fui yo el que no pudo amarlo, con qué derecho lo retenía a mi lado, cuando él merecía a alguien mejor que yo, que lo ame, que aprecie lo hermoso y maravilloso que es.

Tan solo permanecí en esa silla mirando mis manos vacías, una vez más.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).