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La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

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Octubre, el uniforme había cambiado a uno más abrigador.

Pasaron siete meses desde que surgió mi extraña amistad con Sasuke.

Él con dieciséis años cursaba segundo año en Konoha y yo había pasado a tercero, tenía diecisiete años. Recordaba con un extraño sentimiento los últimos siete meses.

[...]

Al inicio Tenten y Lee me interrogaron para descubrir cómo me había convertido en amigo del chico más popular e inalcanzable de Konoha. Les conté de nuestra extraña conexión y cómo surgió aquella repentina amistad. Ellos solo asintieron y aceptaron con gusto al azabache.

Nos volvimos inseparables. Sasuke me buscaba en los recesos y yo comencé a compartir mi tiempo con él.

Conocí a todos sus amigos, Shikamaru era un chico muy inteligente, pero flojo, Choji era un chico grande y de buen corazón, amaba comer, pero si alguien le decía «gordo» estaba en graves problemas, Ino era una chica encantadora que se preocupaba constantemente por su aspecto, Kiba era un chico escandaloso que siempre hablaba de perros y presumía que sería el mejor veterinario, Shino era un chico misterioso que coleccionaba insectos, Sakura era una chica mayormente dulce, pero a mí me trataba con algo de hostilidad, Naruto era el chico más animado que había conocido en el mundo, sentía una extraña afición por Sasuke, al principio pensé que era rivalidad, pero él realmente lo perseguía a todas partes. Tenten y Lee se integraron al grupo con facilidad y nos divertíamos juntos en los recesos.

[...]

Inesperadamente comenzó. Me buscaba para hablar o preguntar cómo cuidar a los gatos. Lo acompañé en varias ocasiones al veterinario, también fui a su casa porque sus mascotas se comportaban de forma preocupante, pero nunca les encontré nada raro y terminábamos platicando hasta tarde e Itachi me tenía que llevarme a casa.

[...]

Sin darme cuenta, era yo él que lo buscaba con cualquier excusa, que si vi un artículo en Internet que me pareció interesante o que tal libro era increíble y le recomendaba leerlo.

A veces él iba a los ensayos o al bar y en los descansos conversábamos alegremente. En una ocasión fue a mi casa donde tocamos juntos Showbiz de Muse en una versión acústica piano/guitarra.

Descubrí que no cantaba nada mal, que amaba los tomates, que podía ser muy antipático cuando quería, que le quedaba muy bien el color negro y blanco, que no se incomodaba cuando lo miraban directamente, que era un poco irrespetuoso con las personas, que parecía en ocasiones que no tenía modales, pero cuando se lo proponía podía ser la persona más encantadora del mundo, que amaba a Yin y a Yang. También leí la historia que escribió, era realmente buena a pesar de ser unas quinientas páginas, la leí en una semana, y sí, era muy malo escribiendo romance.

En ocasiones me sentía un poco triste cuando Naruto acaparaba su atención, cuando platicaba con él, a veces se acercaba a provocarlo y él siempre terminaba cediendo, se golpeaban y jugaban de una manera muy íntima. Me hizo preguntar, si así trata a su mejor amigo, ¿qué seré yo para él? Nunca me golpeaba como a los otros chicos, donde un puñetazo en el hombro era su saludo, me trataba amablemente y nunca me ignoraba, pero nunca me invitaba a jugar videojuegos o baloncesto como al rubio.

A pesar de todo, me gustaba ser tratado así, me hacía sentir especial.

Mi momento favorito era cuando al terminar de tocar en el bar e ir a la casa de Itachi, por las noches, acostados cada quién en su cama, platicábamos con las luces apagadas, él terminaba bajando para hablar mejor y al final dormíamos juntos.

[...]

Todo cambió drásticamente el dieciocho de octubre.

Era sábado por la madrugada, pasaban de las tres. Salí de bañarme, la secadora de Itachi se había descompuesto, por lo que al entrar a la habitación de Sasuke tuve que sentarme en el borde de la cama para no acostarme con el pelo húmedo y atrapar un resfriado.

—¿No tienes sueño? —me cuestionó en voz baja porque Itachi estaba durmiendo y ya nos había regañado por hacer escándalo por la noche.

—No puedo dormir con el pelo mojado —contesté y giré para verlo.

Se bajó de la cama.

—Puedo hacerte compañía mientras esperas.

—No te preocupes, en un rato se secará.

Ignoró mis últimas palabras y lentamente se acercó a mí.

—Creo que nunca he tocado tu pelo. —Se detuvo por un instante y agregó—: siempre me he preguntado qué se siente. ¿Puedo?

Tragué saliva, me sentí nervioso y por un momento olvidé cómo responder.

—Sí...

Estiró la mano y se detuvo unos segundos antes de tocar mi pelo. 

Me acarició con tanta dulzura, después hundió sus dedos en mi cabello, con movimientos delicados los deslizó entre los mechones largos.

—Está húmedo, pero se siente bien.

Guardé silencio, estaba anonadado con aquel gesto. Mi corazón se aceleró.

Acercó el rostro y hundió su nariz en la curva de mi cuello. Me sobresalté por la acción, nunca antes lo tuve tan cerca, perdí el equilibrio y caí a la cama con él encima.

Pensé que se levantaría enseguida, pero él no se despegó de mi lado y al pasar los segundos susurró, rompiendo el denso silencio que se había formado.

—Hueles a manzanas, no, a algo más, quizá a Neji —sentenció con voz solemne.

Retiró los mechones que cubrían parte de mi cuello y sin esperarlo, ni él ni yo, me mordió.

Mi cuerpo tembló con su acción y mi mente se puso en blanco impidiendo procesar lo que hacía y lo que yo permitía.

Sentí algo húmedo y tibio contra la piel. Con su lengua lamió la marca que sus dientes dejaron. Mi cuerpo entero se tensó y mi respiración se descontroló.

Trazó con su lengua círculos y me volvió a morder, no pude reprimir un quejido que pareció un gemido saliendo de mis labios. Era la mejor sensación que había experimentado.

Se detuvo al escucharlo. Subió su cabeza hasta mirarme a los ojos. No quería que se detuviera, no lo entendía, pero deseaba que aquello continuara.

Él no habló, solo me miró sonrojado y en la oscuridad apenas lo pude distinguir.

Su cara se fue acercando hasta quedar a pocos centímetros de la mía, la profundidad de sus ojos negros era infinita, necesitaba sumergirme en ella.

Se acercó más.

Su respiración caliente chocó con la mía.

El tiempo se detuvo y mis manos se aferraron a su cadera, el tacto de su piel era muy suave.

La distancia desapareció.

Sus labios tocaron los míos. Fue el inicio de un beso, un beso que correspondí consciente.

Nuestros dientes chocaron en varias ocasiones, me sentía nervioso y estúpido por no saber cómo mover los labios. Nunca había besado a nadie y por cómo me besaba él, pude notar que estaba igual de nervioso que yo, pero era muy gentil.

Pasó su lengua alrededor de mi labio inferior y un extraño calor surgió desde mis entrañas. Abrí la boca provocando que él me imitara, nuestras lenguas se buscaron y se encontraron a mitad de camino.

Mis dedos presionaban fuertemente su cintura y sus manos se apoyaban en la cama para poder sostenerse encima de mí.

Nuestros ojos estaban cerrados y hasta que respirar se volvió imposible nos separamos, demasiado agitados por un entusiasmo que atropellaba toda razón. Con los corazones latiendo con tanta intensidad, nuestras mejillas rojas y algo en mi entrepierna duro.

Sasuke tenía su rodilla en medio de mis piernas, al tratar de incorporarse se dio cuenta de aquello, me miró aún más rojo y pensé que se levantaría sin mencionar nada, pero su mano se metió en mi pantalón, nervioso palpó hasta encontrar mi miembro. Lo tomó con firmeza.

—Sasuke... ¿Qué haces? —Traté de apartar su mano y él se acercó a mi oído.

—Solo te estoy ayudando a bajar lo que provoqué —susurró con voz trémula.

—No es necesario, yo puedo hacerme cargo.

Recibí un mordisco en el lóbulo de la oreja como respuesta.

Era estúpido, ambos sabíamos lo que hacíamos.

Comenzó a masturbarme. Me cubrí la cara y me tapé la boca. Todo terminó rápido. Me corrí en su mano y yo no podía creerlo.

Se inclinó y dejó un beso en mi frente. Lo vi levantarse de la cama e ir al baño, tardó un rato, después llegó con papel, me lo ofreció y yo sin emitir palabra acepté.

[...]

Dormir resultó imposible, mi respiración era irregular, tenía la sensación de los labios de Sasuke en los míos y la de su mano entre mis piernas. Traté de parar de pensar, pero pasaron las horas hasta que por fin el sueño me venció.

[...]

Desperté sintiendo que tocaban mi pelo. Al abrir los ojos vi a Sasuke.

—Se siente diferente cuando no está mojado, más suave y más fino. —Me miró directamente a los ojos y sonrió.

[...]

¿Qué habrían hecho después de haber besado a un amigo hasta casi asfixiarse?

Tal vez su respuesta no coincida con lo que nosotros hicimos.

[...]

—Algo de terror en esta ocasión, creo sería mejor —habló con la intención de no ceder a ninguna otra opción.

Suspiré exasperado, en ocasiones podía ser muy egoísta.

—Está bien, pero tú preparas las palomitas.

Seleccionó una película y la puso a cargar en la televisión.

—Bien, espérame. —Me miró con expresión de triunfo.

Había pasado más de una semana desde aquel encuentro tan peculiar entre nosotros. Cuando mi mente despertó del todo en la mañana y me di cuenta que Sasuke actuaba como si nada hubiera pasado, me pregunté si acaso lo había soñado. Todo el día estuve como un zombie debatiéndome entre si había sido mi imaginación o la realidad. Al final me di por vencido.

Esa misma noche regresé a su casa, estaba nervioso, me acosté como de costumbre debajo de la cama de Sasuke y de pronto él me dijo que le hiciera un espacio, obedecí ya que a veces solía bajar a platicar, pero lo que hizo a continuación fue lo más alejado a una charla. Sin darme tiempo a reaccionar tomó mi nuca y estrelló mi boca en sus labios.

Nos besamos, sus manos acariciaban mi espalda y las mías subían por su abdomen.

Nada había cambiado porque nadie lo notó, pero para nosotros fue el sentido de todo. Un sentido que nunca se intentó comprender.

En ocasiones nuestras conversaciones paraban a la mitad, las palabras se esfumaban y nos inundaba el silencio. Al mirarnos había un sentimiento extraño que nos hacía desviar la vista. Al hacer contacto por accidente nuestros cuerpos temblaban. Hasta ese día nunca habíamos hablado de aquello. No era negación. Solo era que lo aceptamos mientras nuestros labios se unían cómplices de un secreto que nos pertenecía por completo.

Escuché que se acercaba a la sala y comencé a reproducir la película.

—Toma. —Me puso en el regazo un plato grande de palomitas.

—Pensé que invitarías a Naruto y a Sakura —hablé mientras metía una fritura en mi boca.

—Al final lo olvidé —contestó sin despegar la vista del televisor.

No pregunté nada más, me concentré en la pantalla que mostraba unas escenas bizarras, el ruido inundó el cuarto y me adentré en el argumento.

Me sobresalté en varias ocasiones, cuando menos lo esperé la escena se cortó y la música con los créditos anunció el fin.

—Bueno, en mucho tiempo no había visto una película de terror que realmente me dejara un poco perturbado. —Me quitó el plato vacío de las manos y se fue a la cocina.

Me quedé sentado sintiendo un poco de miedo, estaba a punto de levantarme para ir a ver a Sasuke cuando algo me golpeó en el rostro, temblé y pegué un grito ahogado.

—Pensé que Neji Hyuga no le tenía miedo a nada. —Se tapó la boca para esconder su expresión divertida—. Pero le teme a un simple cojín.

—Yo no me asusté. —Lo miré enojado—. ¿Cómo querías que reaccionara si me avientan algo en la cara?

—No sé, pero gritar como niña no es una opción que yo escogería —habló reprimiendo una carcajada.

—A veces eres muy infantil.

Me observó un poco molesto.

Se acercó y me miró de frente, estiró la mano y me tomó de la barbilla.

—Pues este niño te provoca erecciones —habló con un tinte de sarcasmo.

Nervioso aparté su mano, era la segunda mención en voz alta que hacía sobre aquello. Él se acercó un poco más.

Se quedó a unos centímetros de mi rostro sin apartar la mirada. Me sentí pequeño al reflejarme en sus ojos y él parecía desafiarme.

Me rendí y apreté los párpados.

Sentía mi cuerpo temblar ante él, me sorprendió descubrir que él no estaba como yo, se mantenía calmado y distante. Mis ojos se humedecieron y lo empujé para salir de aquella situación que me resultó dolorosa.

Traté de levantarme, pero él rápidamente tomó mi muñeca y me obligó a encararlo. Sabía que su fuerza era mayor porque las mías se esfumaban frente a él. Una lágrima se escapó y mi vista se nubló.

Sasuke me soltó y me quedé estático. Me tendió la mano para ayudarme a levantar del suelo, su acción me pareció tan lejana, como si la observara desde la ventana.

En ese momento me di cuenta que me había enamorado de Sasuke y mis ojos buscaron los suyos.

Recordé cuando rechazó a aquella chica, sus palabras resonaron en mi cabeza, «yo puedo tener a quién yo quiera y tú no me interesas». Cierto, él era la persona más atractiva que había visto, con esos rasgos que le daban un aire de ángel, sus labios perfectamente delineados que había tenido la oportunidad de probar, sus espesas pestañas que cuando dormía le daban un toque irreal, incluso sus delgadas y finas cejas que se curvaban con cada expresión que hacía, sus hermosos ojos que cuando te observaba de frente te hacía sentir la persona más afortunada, su expresión decidida y llena de confianza, sus manos ágiles cuando tocaban guitarra y delicadas cuando acariciaba a Yin y a Yang.

Descubrirlo hizo que me doliera el pecho, tan solo era una persona más a su lado, en alguna parte del mundo se encontraba la chica adecuada para él y yo no podía hacer más que observar cómo se iba de mi lado.

Me puse de pie sin su ayuda, le agradecí por haberme invitado y me fui sin mirarlo. Él no me detuvo, tal vez todo este extraño juego había terminado, traté de correr a mi casa, pero mis piernas perdieron fuerza, de algún modo todo lo que me rodeaba se volvió negro y mi corazón pesaba demasiado. Sentí que moriría sin ser amado por la persona que más anhelaba.

—Neji, ¡Neji!

Desperté sobresaltado, sentí mi cuerpo sudoroso y mi respiración agitada. Sasuke me miró preocupado.

—¿Estás bien? Te quedaste dormido a mitad de película y no quise despertarte. Cuando terminó se acercó Yin maullando para que le diera de comer, y al regresar te descubrí temblando. —Me tocó la frente—. Estás caliente, creo que te hizo mal dormir en el piso.

—No te preocupes estoy... —Las lágrimas comenzaron a brotar una tras otra sin ser capaz de controlarme.

—Neji, ¿tuviste una pesadilla? —Acercó su rostro al mío y limpió mis lágrimas con sus manos—. Tranquilo fue solo un mal sueño, todo está bien. —Pegó su frente a la mía y con sus manos acarició mis mejillas.

El gesto solo me entristeció más y las lágrimas comenzaron a surgir de nuevo, el cerró sus ojos y me besó dulcemente.

Ahora era consciente que amaba a Sasuke y sentir el calor de sus labios me estremeció todo el cuerpo y alma.


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