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La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

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• Narra Sasuke •

Una gota de sangre resbaló con lentitud, al parecer nos habíamos excedido con los juegos. Yo tenía un rasguño en el dorso de la mano y él estaba agitado dispuesto a atacar en cualquier momento.

—Yin, ¡Yinyi! Tranquilo, si te alteras pararemos de jugar.

Lo miré lo más severo posible, él pareció ignorarme, se aventó a mi mano con la intención de provocarme y continuar.

Suspiré con cansancio, a Yin nadie podía ganarle, siempre se salía con la suya, su belleza felina y su carita de inocencia te hacía ceder fácilmente. Recordé lo que una vez dijo Neji. «Yin se parece a ti porque es caprichoso».  En parte tenía razón, pero no lo admitiría frente a él.

Yang descansaba tranquilamente en la ventana de mi habitación que daba a la calle, él era más tranquilo, era silencioso, le gustaba descansar en lugares frescos, solo cuando Yinyi se acercaba a provocarlo, cedía y jugaba, pero al final terminaban durmiendo acurrucados como cuando recién llegaron.

Al mirarlos no podía evitar pensar en Neji y en mí, Yang blanco como los ojos claros de Neji y Yin negro como mis ojos oscuros. Siempre estaban juntos y en secreto los envidiaba, yo no podía estar todo el tiempo junto a Neji.

La última frase de la canción que oía me sacó de mi ensoñación, estaba escuchando My dear de L'arc-en-ciel, no podía decidir cuál canción tocar junto a Neji. Le había prometido escoger la próxima melodía para tocar la semana entrante en su casa, pero me encantaba My dear y también Closer (my love) de Entwine.

Desconecté las bocinas del celular y me fui a la sala, me acosté y cubrí mis ojos con una almohada. Llevaba días dándole vueltas en la cabeza a algo, prácticamente se había convertido en un problema. Un gran problema que tenía una solución sencilla, pero también complicada, dependiendo del punto de vista en que se enfocara.

[...]

Todo comenzó una noche, había tenido un sueño húmedo donde Neji era el protagonista, desperté con algo duro en mi entrepierna y una inmensa curiosidad por saber cómo era el sexo entre hombres. Jamás me imaginé en mi vida que yo estaría buscando porno gay en mi computadora, si me lo hubieran dicho dos meses atrás habría golpeado al insolente. Pero ahí estaba, viendo con los ojos bien abiertos todo el vídeo. No es que ignorara cómo lo hacen los hombres, pero saber no significa entender todo el concepto y en mi sueño todo había sido confuso, por lo que al contrario de lo que imaginé, al satisfacer mi curiosidad, la cosa empeoró y ya no solo eran sueños, también lo comencé a imaginar. En ocasiones no podía dormir por estar pensando en todas las cosas que podría hacer con Neji, eso hizo que me fuera imposible mirarlo a los ojos en los siguientes días, él me notó raro y cuando fui a su casa a hacer una tarea en equipo, con Hinata y otros compañeros, mientras los demás chicos llegaban se acercó.

—Sasuke, ¿puedo hablar contigo un minuto a solas? —me habló casi en susurros para que su prima no escuchara.

Con resignación acepté hacerle frente al problema y lo seguí a su habitación para poder platicar en privado. Subimos las escaleras y entramos al lugar más tranquilo que había conocido en mi vida. Su cuarto. Era realmente amplio, tenía la cama en un rincón, un hermoso piano en el centro, y alrededor unas repisas con libros de todo tipo, las paredes eran blancas y tenía un balcón con cortinas translúcidas que filtraban la luz del sol provocando una atmósfera de serenidad. Me encantaba su habitación, se parecía tanto a él.

—Puedes sentarte. —Cerró la puerta y me señaló una silla de madera que estaba frente a su escritorio.

—Gracias, pero así de pie estoy bien. —Desvié la mirada.

—Sasuke, últimamente siento que me evitas. Si te molestó algo que hice puedes decírmelo.

Su expresión lucía seria, pero en sus ojos pude notar desesperación.

—Verás, te lo diré ahora —hablé con decisión y lo miré determinado a acabar con la situación que me atormentaba—. Quiero tener sexo contigo.

Me hubiera gustado mantener mi expresión neutra, pero todo se vio arruinado porque mi voz salió trémula y me sonrojé en demasía.

Sus ojos se abrieron grandemente, se ruborizó tanto que podía competir con su prima.

—Yo... —Abrió la boca, pero se quedó callado mientras miraba el suelo confundido—. Yo... Lo he estado pensando también, pero no creo estar preparado... No quiero lastimarte.

—¿Lastimarme? ¿Por qué lo harías? —Lo miré sorprendido por su respuesta y un poco angustiado.

—Verás, normalmente en las relaciones sexuales entre hombres, uno tiene que ser el pasivo y otro el activo —me miró para confirmar que lo entendía—, y yo no estoy seguro de saber manejar la situación, puede que sea doloroso para ti.

—¿Para mí?

No comprendía a qué se refería, pero de repente todo comenzó a tener sentido y mi cara se desencajó.

—No sé si sea buena idea, quizá deberíamos esperar —habló ante mi perplejidad.

—Neji, no sé qué idea tienes en mente, pero a mí me gustaría ser el que te haga sentir bien —enfaticé para que comprendiera la intención.

—Pero yo soy mayor. —El calor subió a sus mejillas—. No, no, yo no podría. —Negó con la cabeza.

—Tranquilo te prometo ser cuidadoso.

Tomé su mano y la acerqué a mis labios para depositar un beso.

—Sasuke, yo tengo diecisiete y tú dieciséis años, creo que... —Su voz fue perdiendo fuerza al no poder procesar mi propuesta.

—Está bien, no te pido que lo hagamos ahora, solo que lo tengas en mente, me gustaría estar contigo de todas las formas posibles. —Jalé de él y besé su frente—. Creo me deben estar esperando, nos vemos después.

Le sonreí y él se quedó en su habitación confundido y un poco asustado.

[...]

Después de esa charla no volvimos a hablar del tema, y a decir verdad, nunca tuvimos la oportunidad de estar a solas, siempre estaba Itachi en el departamento cuando él venía a visitar a Yinyi y Yang o cuando lo invitaba a ver una película; los fines de semana se quedaba a dormir, pero no podíamos hacer nada más por temor a despertar a mi hermano, las pocas veces que fui a su casa siempre estaban sus primas. No teníamos el suficiente valor para ir a algún lugar alejado de miradas indiscretas y cumplir aquellas fantasías.

Nuestra situación no había cambiado realmente, pero descubrí que a mis amigos no les agradaba que pasara tanto tiempo con Neji.

[...]

Teme, tiene años que no vienes a mi casa a jugar videojuegos. —Me miró con reproche.

—Sasuke, no deberías estar tanto con Neji. —Se acercó Sakura a nuestros asientos (compartía lugar con Naruto)—. ¿Te está obligando? ¿Le debes dinero?

¿Qué concepto tenían de mí? ¿Me creían incapaz de relacionarme con gente nueva o que solo me acercaría a alguien por compromiso?

—Es solo un amigo, no sé qué tiene de sorprendente —hablé bastante molesto.

—¿Un amigo?

Naruto y Sakura se miraron sin atreverse a seguir con la conversación, pero en sus caras podía leerse claramente «parecen más que amigos».

—Es raro que ese niño listo te agrade —comentó Kiba metiéndose en la conversación.

—No tiene nada de malo, después de todo Sasuke también es un buen alumno —opinó Ino—. Además, es el primo de Hinata.

Eso solo fomentó más duda en los chicos. ¿Por qué me gustaba estar junto a él?, pensaban, cuando yo más bien era un chico solitario.

—Como sea, no sean tan ruidosos. —Bostezó Shikamaru y siguió durmiendo.

Eso bastó para que cada quién se metiera en sus asuntos y me dejaran en paz.

[...]

Ese mismo día cuando estaba por salir al almuerzo escuché como todos hacían ese molesto sonido de burla a una pareja.

Sakura asomó la cabeza y se sorprendió, luego me miró de forma rara y giró rápidamente evitando mi mirada.

[...]

Salimos al comedor, tomamos los lugares de siempre, busqué en las otras mesas a Neji y no lo encontré por ninguna parte, tampoco vi a sus amigos, comencé a preguntarme qué pasaba, pero no quería demostrarlo. Ya había tenido bastante en el día por mi relación con él.

—Qué extraño, Neji me dijo que en el almuerzo me prestaría su calculadora, ¿lo habrá olvidado? —Hinata le dijo a Shino un poco preocupada.

—No debe de tardar en llegar, no te preocupes. —Le sonrió Kiba.

[...]

Pasaron las últimas clases y no tuve noticias de Neji en todo el día, me dirigía a la salida cuando lo vi parado discutiendo con Lee, me acerqué para ver qué pasaba.

—¿Por qué hiciste eso? —habló bastante molesto—. No era necesario.

—Estabas inconsciente, pensé que morirías. —Lee bajó la vista y se disculpó.

—Supéralo Neji, después de todo no fue nada grave, y al contrario, fue muy divertido. —Tenten reía mientras sostenía su estómago.

Neji giró la cabeza y me vio.

—Hola, ¿por qué no apareciste en el almuerzo?, escuché que Hinata te buscaba.

Metí las manos a mis bolsillos como el que no quiere la cosa.

—Sasuke es que... —Tenten me respondió, pero Neji le tapó la boca.

—No pasó nada, simplemente, tuve un pequeño inconveniente. —Sonrió bastante nervioso.

Tenten se zarandeó logrando escabullirse.

—Lee le dio un besito a Neji.

—Eso no es cierto. —Palideció el castaño—. Teníamos clases de deportes, nos tocó hacer una actividad en la alberca, estaba sentado en la orilla y justo cuando me paré alguien aventó una pelota y me dio en la cabeza, el impacto hizo que me desmayara y cayera a la alberca.

—Pensé que se había ahogado, por eso intenté darle respiración boca a boca —habló Lee exaltado.

—Pero no me ahogué, estaba inconsciente por el golpe, todos se dieron cuenta menos tú. —Neji lo fulminó con la mirada.

—Y ahora todos en el salón dicen que son novios —la chica comenzó a reír—, y cada vez que los ven juntos se burlan de ellos.

—Tenten, no es necesario que sigas hablando —Neji suspiró cansado—, bien, como sea. Me voy, adiós. —Se despidió de sus amigos y yo lo seguí en silencio.

Me sentía un poco incómodo, era la primera vez que me pasaba junto a él, tal vez se debía a que había besado a otro chico, aunque había sido un accidente no podía evitar sentirme un poco enojado, así que paré y jalé a Neji del suéter, él volteó sorprendido.

Rodeé con mi brazo su cadera y atraje su cuerpo al mío.

—No quiero que alguien aparte de mí sienta tus labios.

Lo besé con vehemencia. Al principio trató de apartarme, pero después cooperó y sus brazos subieron a mi cuello.

En ese momento todo lo que nos rodeaba me pareció insignificante y no me importó que alguien más nos viera, pero cuando me despegué de él sentí algunas miradas taladrando mi espalda, me aparté rápidamente y reanudamos la marcha sin hablar.

[...]

Como era de esperarse corrían por Konoha todo tipo de rumores, que Neji se prostituía con hombresque él y yo éramos parejaque Neji me había pagado para salir con élque yo lo obligaba a salir conmigo. Un montón de rumores que nadie se atrevía a decirme de frente, ni siquiera mis amigos. Y a Neji y a mí nos importaba en lo más mínimo.

Nuestra relación seguía igual, nos hablábamos a la salida, a veces a la hora del almuerzo, él iba a mi casa y en ocasiones yo a la suya, pero no volvimos a hacer ninguna demostración en público.

Si me preguntaran qué era lo que sentía por Neji, diría que eso era muy difícil de explicar, sencillamente, ni yo mismo lo entendía, pero en ese momento no me interesaba comprenderlo, tan solo me dejaba llevar.

[...]

El siguiente paso entre nosotros sucedió un seis de febrero. El frío de diciembre todavía no se esfumaba del todo, y yo  amaba esa sensación que hacía que se te enchinara la piel y las ganas de tomar un chocolate caliente por las noches.

Si me ponía a pensar habían pasado trece meses desde la primera vez que lo escuché cantar y tocar, un año desde que Itachi me lo presentó y Neji se quedó a dormir los fines de semana en mi casa, once meses desde que comenzamos a llevarnos bien y cinco meses desde que besé a Neji por primera vez. Nuestra historia ya tenía forma.

[...]

Deidara daría una fiesta a lo grande. Explotaría las esculturas que durante un año estuvo preparando para sus proyectos finales y muchos chicos se reunirían a festejar. Al parecer ellos no necesitaban y no les importaba tener una buena excusa para armar una fiesta, Itachi asistiría porque el rubio le había pedido ayuda. Al final mi hermano no se pudo negar, por lo que después de tocar en el bar dejó a Neji en el departamento y él se fue a casa del chico.

[...]

Estaba bastante nervioso, estaríamos todo lo que restaba de la noche solos por primera vez en mucho tiempo. Escuché como Neji entró y el auto de Itachi alejarse.

—Sasuke, ¿estás despierto? —preguntó frente a la puerta.

—Pasa. —Abrí para que pudiera ingresar.

—Me meteré a bañar, estoy todo sudado. —Se rascó la mejilla un poco avergonzado.

Lo miré fijamente, llevaba un pantalón blanco ajustado, una playera azul holgada y el pelo amarrado en una cola alta.

—Está bien. —Tragué saliva, todavía no me acostumbraba al cambio de estilo cuando tocaba en el bar.

[...]

Tardó un poco más de lo habitual en el baño, supuse que se debía a que él también se sentía nervioso. Escuché cómo prendía la secadora. Mi corazón latía locamente, sentía cada segundo pasar como una eternidad.

Estaba acostado con las luces apagadas y había preparado la cama debajo de la mía para que Neji se acostara. Cuando abrió la puerta escuché como torpemente llegaba hasta el colchón y se sentaba.

Esperó que le dijera algo, pero de mi boca no salió nada, así que se acostó en silencio.

[...]

Había pasado probablemente media hora cuando por fin encontré el valor para hablar.

—Neji, ¿recuerdas lo que dije hace tiempo en tu habitación? Si crees que ya estás listo sube aquí conmigo, pero sino, simplemente sigue durmiendo. —Mi voz sonó tan ausente que pareció provenir de un tercero.

Se movió, pero después se quedó muy quieto.

Un minuto. Tres. Cinco. Ocho. Diez. ¿Cuántos más?

El tiempo se volvió un verdugo, estaba por abrazar la derrota cuando lo sentí. Se acostó a mi lado. Y yo olvidé todo, solo existía él.

Observamos el techo, por un instante creí que desapareció el concreto y que las estrellas se acercaron un poco para permitirnos contemplarlas. No pronunciamos nada, de no ser por nuestros corazones inquietos pareciera que la paz reinaba majestuosamente.

Su mano alcanzó la mía y no ocupamos nada más para saber que lo que vendría a continuación podría ser lo más bello o un gran error.

Quizá un error inolvidable por cargar con tanta belleza.

Me subí encima de él, ansioso por no desperdiciar el cobijo que las esferas repletas de luz ofrecían. Comenzamos un beso cargado de deseo, sus manos subían por mi espalda presionando con sus dedos, yo bajé lentamente hasta su cuello. No era ajeno al calor que emanábamos, pero ahora era diferente. Antes se limitaba a quemarnos superficialmente, en ese instante parecía consumirnos desde dentro, iniciando de algún lugar tan recóndito que era imposible extinguirlo.

No sé cuánto tiempo pasamos así, nuestra desnudez nos recordó que era real, que el roce suave y firme podría volverse una adicción peligrosa. Al menos yo quería quedarme así por la eternidad. Me despegué de él lentamente, fue difícil hacerlo. Me levanté y hurgué en mi cajón, lubricante y condones, él solo cerró los ojos y yo tomé eso como su consentimiento. Me acerqué hasta quedar arrodillado frente a él, instintivamente cerró sus piernas, las abrí de nuevo. Tenía que pasar.

Estaba tenso, su pecho bajaba y subía deprisa, me acomodé entre sus muslos, tragué saliva. La visión que tenía ante mis ojos era clara, su piel lucía perfecta y la forma de su cuerpo me pareció tan atractiva. Tenerlo ante mí me excitó como nunca imaginé posible.

Sin pensarlo dos veces tomé un poco de lubricante en mis dedos y los unté, introduje uno de ellos rápidamente en su entrada, él resopló con incomodidad. La sensación era bastante extraña, era muy estrecho, dudé que podría dilatarse lo suficiente para no hacerle daño, fui aumentando la cantidad de dedos y él apretaba en sus puños la sábana, trataba de no hacer ningún ruido, se mordía el labio inferior para no quejarse del dolor y yo me sentía un poco mal por hacerle pasar por esto. Cuando me rendí al ver que no podía dilatarlo más, me incorporé un poco y me puse un condón.

Lo miré y él a mí. No existía mayor promesa que el ahora. Pero la emoción no opacaba la incomodidad, apretó los párpados en un intento de permitirse arrastrar por mí. Por algún motivo me sentí mal, sabía que podría lastimarlo, pero tenía la esperanza que como en el vídeo que había visto disfrutara tanto como yo, así que me armé de valor, con cuidado lo penetré, reprimió un grito de dolor y una lágrima resbaló por su mejilla, me miró aterrado y yo no pude hacer más que acercarme y besarlo para que se acostumbrara a tenerme dentro, pero no todo sale bien la primera vez, lo aprendí por la mala.

Cuando comencé a moverme dentro de Neji, él cada vez parecía sufrir más, los quejidos de dolor rompieron el silencio y yo no sabía si parar o continuar, él jamás me frenó, sabía que si me detenía no lo volveríamos a intentar. Me sentía terrible, por más que trataba de masturbarlo mientras me impulsaba en su interior, no lograba excitarlo como yo lo estaba, por lo que al terminar me sentí realmente mal e hice lo único que estaba en mi control para aminorar su dolor. Me metí su miembro a la boca y lo masturbé hasta que se vino en mi rostro.

Sabía que si acaba de esta forma ya no tendríamos de nuevo el valor para volver a experimentar, por lo que comencé de nuevo, pero seguía sin lograr hacer sentir bien a Neji. Busqué desesperado algún punto, cambié de posición, no entendía por qué parecía no funcionar. El castaño me miró resignado, quizá pensó que ya no importaba su placer si yo podía pasarlo bien a costa de él, pero yo no quería que fuera así.

En el tercer intento por fin toqué un punto sensible dentro de él y me concentré hasta que por fin los quejidos de dolor se volvieron en gemidos de placer.

Nuestros labios buscaron la piel contraria. No había mejor sensación que su respiración errática contra mi boca. Besé su mentón y él arqueó la espalda en respuesta. Por fin reaccionaba a mis estímulos y yo podía disfrutar los que Neji ofrecía sin remordimientos.

[...]

Cayó en la cama rendido, había logrado que se corriera dos veces, yo me hice a un lado para no caer encima de él, me había corrido tres veces. Poco a poco el frío se fue colando y se pegó a mí para compartir la temperatura.

[...]

Me levanté de la cama bastante agotado y busqué papel para limpiarlo, pero él me dijo que prefería darse un baño.

Se quedó un momento como ausente en el borde de la cama. Traté de ayudarlo a ponerse de pie y no protestó. Lo llevé a la regadera y le ayudé a bañarse, él estaba avergonzado de que lo viera bajo aquella luz tan clara, pero ya no había ningún rincón en su cuerpo que no haya visto por completo. Mis ojos brillaban de deseo por él.

[...]

Se puso la ropa de dormir que quedó tirada en el suelo y nos acostamos en su cama (la mía había quedado hecha un desastre, pero por la mañana me preocuparía por ello), lo abracé por la cintura y él pegó su rostro en mi cuello, su respiración me hacía cosquillas, pero como una caricia suave me tranquilizó y el sueño llegó rápidamente a mí.

Todo en ese momento me parecía realmente perfecto, pensé que quería estar así toda mi vida, sentirlo entre mis brazos, saber que lo había hecho completamente mío, hacía que mi pecho se inflara de felicidad. Que ingenuo fui.


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