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La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

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Un terrible dolor en todo el cuerpo fue lo primero que procesó mi mente al despertar. Pero eso no impidió que me sintiera estúpidamente feliz, como si fuera un chiquillo al que por primera vez llevan al zoológico, una extraña metáfora, mas ninguna expresión alcanzaría a describir lo que sentía.

Sasuke estaba a mi lado, dormía tranquilamente con uno de sus brazos atravesándome el pecho, mirarlo de frente era como descubrir que la vida por fin te está sonriendo. Sus largas pestañas y su respiración apacible me dieron la sensación de un extraño sueño, sin embargo, el dolor me confirmaba que todo había sido real, nadie podía negar que lo que pasó hace unas horas realmente sucedió.

Admito que al principio sentía que moriría, nunca pensé que pudiera ser tan doloroso, creí que estaba siendo desgarrado, pero al final el placer embargó mis sentidos haciendo a un lado el dolor. Pensar que era uno con Sasuke fue lo mejor de todo, saber que él me había elegido y yo a él, me hacía querer llorar de lo raro que sonaba.

Acaricié las finas hebras negras que caían rebeldes en su rostro, sumergí mis dedos en aquel abismo y disfruté con los ojos cerrados la sensación, me acerqué lentamente a sus labios y comencé a besarlo sin temor. Pensé que cualquier persona desearía estar en mi lugar y me alegré de ser yo el que estaba aquí con él.

Sus ojos perezosamente se abrieron y me mordió el labio para darme a entender que estaba despierto, me separé de él y oculté el rostro en la almohada.

—Buenos días, Neji —habló con voz ronca y me pareció que algo había cambiado en ella, sonaba más potente y madura.

Me escondí, ahora que estaba consciente me era imposible mirarlo a la cara después de haber permitido poseerme de esa forma cuando yo creí sería al revés.

—¿Qué pasa?, ¿no te gustó? —Su mano se acercó a mi pelo y comenzó a acariciarlo—. O tal vez... ¿El problema es que sí te gustó? —bromeó.

—Que gracioso eres. —Quité la almohada y lo observé con una sonrisa nerviosa.

Él se quedó un rato con la mirada perdida en mi rostro.

—Neji, creo que eres el único chico hermoso que he visto. —Se sonrojó un poco y agregó—: Lo pensé desde la primera vez, cuando escondido en la oscuridad te observé.

—Yo creo que...

Pensé que estaba bromeando, pero al mirar cómo sus mejillas adquirían un tono rojizo y bajaba la vista avergonzado, algo en mi corazón se rompió, no como algo malo, sino como una dura capa que antes me protegía, ahora todas sus palabras y actos iban directo a mí. Lo sentía como algo maravilloso.

—Sasuke, tú también, para mí, eres el chico más hermoso. —Mi voz tembló en la última parte.

Él levantó la vista, me sonrió y después comenzamos a reír de las cosas tan cursis que salían de nuestros labios.

[...]

La despedida fue algo realmente duro, a pesar de que mi trasero dolía horrores, pude irme a casa sin su ayuda. Cuando estaba a punto de salir le susurré en el oído: «espero la próxima vez salga bien a la primera», él se sonrojó un poco y asintió sin saber qué más decir.

[...]

Un mes después todo se volvió un poco más complicado. Solo me quedaban cinco meses para seguir en Konoha, después tendría que entrar a la universidad. A escondidas de mi tío hice una solicitud a la universidad donde asistía Itachi, la institución se especializaba en artes que incluía música. Estaba emocionado por estudiar algo que realmente amaba, pero también hice solicitud a una universidad fuera del país que tenía el mejor departamento de licenciatura en derecho. Todavía no me atrevía a confesar a mi tío la verdad, pero Sasuke y yo habíamos hecho una promesa, el trece de julio, cuando la luna estuviera en alto, él me acompañaría a enfrentar a mi tío.

¿Por qué el trece de julio y no ahora?, bien, una larga explicación, pero básicamente se debía a que Sasuke cumple años el veintitrés de julio y yo el tres de julio, teníamos planeado ese día, que afortunadamente caía un sábado, salir a divertirnos juntos. Por esas fechas un parque de diversiones se instalaba a una hora de la ciudad. En cuanto despertáramos —ya que el viernes tocaba con Akatsuki y me quedaría a dormir en su casa—, nos iríamos a algún restaurante a desayunar, después al parque de diversiones, luego iríamos a la playa, que quedaba muy cerca de donde estaríamos, a ver el atardecer y tal vez a caminar descalzos. Al final él me acompañaría a enfrentar la realidad y con eso por fin sería libre. Ya habría cumplido los dieciocho años, si mi tío me corría de la casa podía contar con la herencia que me dejó mi padre. Seguiría tocando en Akatsuki para poder pagar mis gastos diarios. Ya no tendría por qué preocuparme más, al final parecía que todo encajaba para por fin permitirme ser feliz.

[...]

Nuestra relación estaba un poco tensa, al estar tan ocupado estudiando para presentar los exámenes finales, y el que haría para obtener el ingreso a la universidad, me quitaba todo el tiempo por las tardes e incluso en la hora del almuerzo me iba con Tenten y Lee a estudiar a la biblioteca, por lo que comenzamos a tener sexo los fines de semana cuando Itachi se iba a dormir. Nos preocupaba que nos descubriera, pero al final nos importaba más estar juntos. Habíamos mejorado bastante.

A veces notaba a Sasuke de mal humor, pero cuando se acercaba a mí parecía que tanto mi cansancio y fastidio por el estudio, y su mal humor, desaparecían para dejarnos un ambiente tranquilo donde fantaseábamos con el trece de julio y todas las cosas divertidas que haríamos. Yo seguía pensando en el regalo que le daría a Sasuke. Fue algo complicado, pero al final me decidí a regalarle un bajo, me había contado que le había comenzado a gustar el sonido y que quería aprender a tocarlo, entonces me di la tarea de buscar uno que se adaptara a su estilo. Encontré uno muy hermoso de color negro, lucía tan genial que no podía esperar más por ver su cara cuando se lo entregara.

Yo sabía que él también estaba buscando que obsequiarme, me preguntó cuáles eran mis flores favoritas, si me gustaban los chocolates, una vez lo atrapé viendo con atención todo los libros que ya tenía y después me preguntó cuál otro libro me interesaría leer, me preguntó mi talla de zapatos y en una ocasión cuando salí de bañarme lo descubrí revisando la etiqueta de la talla de mis pantalones. Era bastante divertido verlo fingir que solo tenía curiosidad por conocerme mejor, cuando en realidad se quebraba la cabeza por saber qué regalarme.

Esos últimos meses pasaron tan rápido, que ahora desearía regresar el tiempo y hacer que duraran un poco más.

Los rumores sobre nosotros cada día parecían tomar más fuerza, pero los ignorábamos olímpicamente. En una ocasión tuvimos que enfrentar juntos lo que era nuestra relación tan extraña.

[...]

—Perdón, ¿esperaste mucho por mí? —Me disculpé con Sasuke por el retraso—. Pensé que acabaría la actividad que dejó la profesora Kurenai antes, pero al final no calculé bien y cuando vi la hora ya era muy tarde.

—No te preocupes, la película empieza a las cinco, todavía tenemos diez minutos. Ya compré los boletos y las palomitas.

—Gracias, y en verdad perdona el retraso.

Él se encogió de hombros.

—Ya, no es para tanto, solo fueron quince minutos. —Me sonrió y caminamos para entrar a la función.

Desde que pasaba tiempo con Sasuke había aprendido lo que era ser constantemente observado, pero jamás me sentí tan intimidado como esta vez. Las veces que salíamos al cine o al centro siempre nos acompañaban Lee, Naruto, Sakura y Tenten, en algunas ocasiones también mi prima Hinata, con Shino, Kiba, Ino, Shikamaru, Choji e incluso Temari, pero en esta ocasión era la primera vez que íbamos solos. Las chicas nos miraban interesadas, algunos chicos con desprecio y algo de asco, fue realmente incómodo.

Nos sentamos en la parte de atrás, todo iba genial hasta que un grupo de chicas entró a la sala y se sentó a nuestro lado.

—Mis amigas y yo nos preguntamos si están esperando a sus novias, pero por lo visto vienen solos. —Una chica bastante linda le habló a Sasuke en tono coqueto.

—Sí, venimos con la intención de ver la película sin interrupciones —le contestó tan fríamente como me lo esperaba, pero la chica pareció no intimidarse.

—¡Qué bien! Nosotras venimos exactamente a lo mismo. —Volteó a mirar a sus amigas y las otras chicas asintieron.

—Sí, realmente genial. —Sasuke estaba perdiendo la paciencia.

—Oye, el chico de pelo largo, ¿te interesa mi amiga?, ella opina que eres muy lindo. —Una chica con aspecto serio señaló a una joven que rápidamente se sonrojó y se escondió para que no la viera.

—¿Qué parte de venimos a ver la película no entienden? —El azabache las fulminó con la mirada.

—¿Por qué tanta agresividad? Ni siquiera dejas hablar a tu amigo. —Me apuntó con el dedo—. No has respondido mi pregunta —agregó la chica.

—Yo no...

Sasuke se levantó enojado y me jaló para que nos sentáramos en otro lugar.

Las chicas solo nos miraron sorprendidas y una gritó:

—¡Ya entendí, no volveré a molestar a tu novio!

Todos en la sala nos observaron detenidamente y yo me sonrojé, quería que en ese momento me tragara la tierra.

Sasuke me soltó rápidamente y me dijo que mejor nos fuéramos.

Fue la última vez que salimos juntos a un lugar público donde normalmente se frecuenta con pareja.

[...]

Comencé a preguntarme si el día en que celebráramos nuestro cumpleaños pasaría algo parecido.

Aun así, ese hecho no me pareció importante hasta que Tenten y Lee me contaron que eran novios, me sorprendió mucho no haberme dado cuenta antes.

Ellos salían juntos a todas partes, al teatro, al cine, de compras, a la playa, al parque, en fin, a todas partes. Algo dentro de mí comenzó a sentirse vacío, comencé a desear que mi relación fuera como la de ellos, pero no hubo tanto tiempo para envidiar. Cuando menos me di cuenta todo había terminado.

Para ser exactos el primero de julio, dos días antes de mi cumpleaños, todo fue tan raro, como si me hubiera dado cuenta que ya había despertado de un sueño en donde todos sabían que era una fantasía menos yo. Ese día fue el fin de la época más feliz de mi vida y el comienzo de la cruel realidad.

• Narra Itachi 

—¡¿Qué demonios te pasa?!

Gritó Deidara mientras se sentaba en la mesa para desayunar.

—Yo también me estoy preocupando, llevas toda la semana actuando extraño. —Me miró de reojo Kisame.

—No es nada.

Me levanté, el apetito se me esfumó desde que comenzó el día.

[...]

No sabía cómo manejar esta situación. Solo sabía que entre menos gente involucrada todo sería mejor.

Me pregunté con frustración «¿cómo no me había dado cuenta antes?».

De la nada mi hermano comienza a fijarse más en su aspecto, muchas veces lo descubrí frente al espejo mirándose como si tuviera algo mal en el rostro, su humor normalmente horrible se había convertido en un poco menos horrible. Me pedía que tomáramos la calle donde habíamos encontrado a Neji caminando a la escuela y cuando lo veía se bajaba para irse con él, cuando en realidad Sasuke odiaba realizar más del esfuerzo necesario en las mañanas, muchas veces cuando llegaba de la universidad me encontraba a Neji viendo películas o leyendo libros con mi hermano, ya no me pedía permiso para ir con Naruto, ahora me pedía permiso para salir con más amigos, pero siempre estaba Neji a donde iría, no volví a ver a Sakura ni a Ino en la casa estudiando con Sasuke, a veces lo encontraba durmiendo en la cama que le prestaba al castaño cuando él no estaba, y para colmo, hablaba todo el tiempo de Neji. ¡Cómo no me había dado cuenta antes! ¡Cómo es que hasta ese día es que lo descubrí!

[...]

Eran aproximadamente las cinco de la mañana, tenía un dolor de cabeza espantoso que me hizo levantar para buscar una pastilla en la cocina, pasé de largo por el cuarto de Sasuke cuando escuché:

Muévete tú. —Era la voz de mi hermano.

Imposible... No puedo más —habló en susurros el de ojos perla.

Solo un poco... Sí, espera...

¿Qué era eso que escuchaba? ¿Acaso estaban teniendo...? No. ¡Claro que no! Debían estar jugando o teniendo una conversación extraña y yo solo lo estaba malinterpretando.

Acerqué mi oído a la puerta.

Más profundo —suplicó el chico de pelo largo—, estoy por...

Yo también, pero...

Se escuchó un grito ahogado y después un par de respiraciones jadeantes.

Me aparté bruscamente de la puerta y casi tiró un jarrón que estaba a un lado. Me metí rápidamente a mi habitación. ¿Qué fue eso? ¿Cómo es que de ser amigos pasaron a convertirse en...? ¿Qué eran? ¿Amantes, novios, amigos con derechos? ¿Por qué Sasuke no me dijo nada? ¿Por qué no me di cuenta antes?, me apreté la cabeza con desesperación. 

Traté de dormir, pero obviamente no pude.

[...]

Cuando escuché que Neji estaba a punto de irse me acerqué.

—Hermano, ¿qué haces despierto a esta hora? Te ves horrible. —Sasuke me miró un poco ansioso.

—Comenzó a dolerme la cabeza y me levanté por una pastilla. —Fingí una sonrisa.

—Itachi, me tengo que marchar, gracias por su hospitalidad. —Ante mis ojos el castaño lucía diferente.

—No te preocupes, lo hacemos con gusto —contesté, pero las palabras ahora me sabían falsas. No pude evitar examinarlo.

Era tan alto como Sasuke, ambos delgados, su pelo largo le confería un aspecto especial, sus ojos eran de un color peculiar, pero yo no logré entenderlo. ¿Qué vio mi hermano para hacer algo así con él? De rostro redondo y en general atractivo, pero no sabía dónde estaba ese algo que le gustaba tanto.

[...]

Llevaba una semana planeando cómo enfrentar a mi hermano hasta que el primero de julio decidí que no podía esperar más.

[...]

—Sasuke, despierta.

Toqué su puerta sin piedad.

—¿Qué quieres Itachi? —Miró su celular enfadado—. Son las cinco de la mañana. —Frunció el ceño.

—Lávate la cara y ve a la mesa, tengo que hablar contigo.

Le di la espalda antes de escuchar sus reclamos.

Demoró unos quince minutos y cuando estaba a punto de ir de nuevo por él, salió de su habitación y se sentó frente a mí con cara de irritación.

—Bien, trataré de ir al grano. —Lo miré a los ojos—. Quiero que seas sincero, entre más mientas, más tardaremos.

—Escucho. —Alzó la ceja con desconcierto.

—¿Qué clase de relación tienes con Neji?

—Normal, es solo un amigo —contestó tan rápido, como si le preguntara algo obvio.

Suspiré.

—¿Tener sexo es normal entre amigos para los jóvenes de hoy?

Su cara se desencajó y comenzó a ruborizarse.

—¿Qué? De qué hablas...

—Los escuché —estaba a punto de decir algo, pero lo interrumpí—, ¿acaso crees que tengo cinco años? Sé distinguir una plática normal a una cuando estás teniendo sexo.

Me miró sorprendido y después bajó la mirada avergonzado.

—Sasuke, no te diré que lo que haces está bien o mal, eso depende totalmente de ti, pero ¿hasta dónde piensas llegar con Neji?

Se quedó mudo. Su vista estaba perdida en alguna parte de sus manos.

—¿Lo hacen por diversión?, ¿para pasar el rato?, o ¿es algo serio? —Me detuve, pero seguía sin reaccionar—. Si es algo serio ¿qué son?, ¿novios? ¿Cuándo pensabas decírmelo? O es acaso para ti solo un juego...

Silencio.

—Sasuke, responde —hablé severo.

Era yo el único que parecía estar ahí.

—Sasuke, mírame.

Ni siquiera hizo el intento de reaccionar.

—Genial, si no piensas decir nada tendré que hacerle estas preguntas a Neji.

—¡No! —Me miró alarmado—. Es solo que no sé qué somos.

—Dime, ¿estás dispuesto a presentarme a Neji como tu novio?

Perdió toda expresión en el rostro.

—No me digas que solo es para pasar el rato. Sasuke, eso no es correcto.

—Yo... No es para pasar el rato.

—Entonces ¿lo quieres?

—No, yo... no sé... me gusta, pero... no sé.

—Sé que esto es difícil para ti, pero piensa detenidamente si Neji es la pareja que deseas tener, si la respuesta es no, deja de hacer tonterías con él.

Me levanté para preparar el desayuno, él se fue a su habitación y salió a la misma hora de siempre. Se notaba apagado, como si lo hubieran desconectado de este mundo y yo decidí no intervenir más.

[...]

Cuando llegué de la universidad por primera vez en mucho tiempo mi hermano ya estaba en casa, me sorprendió bastante, tenía la mirada ausente y me dijo:

—Quiero que desde ahora Neji duerma en tu habitación.


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