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La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

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Caminaba entusiasmado, solo faltaban dos días más para que llegara mi cumpleaños, y aún mejor, doce días para salir con Sasuke.

Me sentía tan feliz, el día anterior había tocado piano durante toda la tarde, al final terminé con los dedos un poco adoloridos, pero eso no me desalentó ni siquiera un poco.

Había comprado un moño enorme para el bajo, se lo entregaría con su funda y una carta donde le diría que lo amaba. Me sentía un poco estúpido, ya que tal vez a Sasuke esa palabra nunca se le había cruzado por la cabeza y no sabía cómo reaccionaría, pero quería dejar en claro que yo no era como un amigo. Éramos más, mucho más.

Durante el trayecto no me topé con él y cuando pasé junto a su salón lo vislumbré sentado mirando hacia la ventana. Parecía ensimismado y no quise molestarlo en aquel momento que asumí privado.

[...]

En el receso me acerqué, con Lee y Tenten, a la mesa donde el azabache normalmente se sentaba con sus compañeros.

—Hola chicos... ¿Y Sasuke? —Miré a todos lados.

—¡Una chica lo llamó, de veras!

—Apuesto que es otra declaración de amor —escupió Kiba con algo de envidia.

—Pero la rechazará. —Una sonrisa maliciosa se asomó en el rostro de Ino.

[...]

Comencé a preguntarme por el paradero del menor y en eso escuché como caía algo a mi lado. Sakura había tirado el jugo que sostenía entre sus manos, tenía una expresión de terror, y yo miré en la dirección que apuntaba su rostro. 

Distinguí a dos jóvenes tomados de la mano, una chica pelirroja con lentes y un chico muy apuesto, el más apuesto que había visto en mi vida. Sasuke.

—Chicos, quiero presentarles a mi novia. —La chica se acercó un poco más—. Ella es Karin.

—Hola, mucho gusto. —La pelirroja se sonrojó confiriéndole un aspecto lindo. Era muy guapa.

—En hora buena. —Naruto se apresuró a saludar a la joven.

Los demás nos quedamos demasiado sorprendidos. Pero yo más que asombrado, me sentía aterrado. ¿Qué significaba eso? ¿Por qué Sasuke no me lo había contado antes? ¿Qué era yo para él? ¿Por qué dolía tanto?

Se sentaron en la mesa, y el resto de la hora de almuerzo, platicaron con todos. La chica desde que vio a Sasuke se enamoró, como todas, y decía orgullosamente «fue amor a primera vista», ella estaba tan feliz, pero Sasuke seguía distante. Tan inalcanzable. En ningún momento me miró y yo me pregunté: «¿qué hacía sentado allí?». Quería desaparecer, que hubiera un terremoto y se abriera la tierra y yo cayera a lo más profundo.

Cada vez me costaba más respirar y cuando sonó el timbre casi corro para salir de esa escena que me hacía daño.

[...]

No fui consciente de lo que pasó después. Hasta el día de hoy no logro recordar ni cómo es que llegué a casa, solo sé que cuando las lágrimas comenzaron a surgir estaba en mi cama temblando y abrazando a la nada.

[...]

En la noche recibí un mensaje de texto de Sasuke:

«Te veo mañana en la esquina donde nos encontramos siempre para ir a clases.»

Mi corazón se detuvo por un segundo, sabía que era el fin, no quería que hablara conmigo, no quería escuchar lo que diría.

Mas el tiempo no se detuvo por mí y la hora de encontrarme con él llegó.

[...]

Estaba parado junto a un poste con las manos dentro de los bolsillos del pantalón. El viento soplaba con fuerza provocando que sus cabellos se pasearan por su rostro con absoluta libertad.

Cuando me acerqué su mirada ya no era la misma. Me observó indiferente. No había ni una pizca de lo tuvimos alguna vez.

—Buenos días, Neji. —Su expresión de apatía no cambió cuando habló.

—Buenos días. —Mi voz salió trémula.

Caminamos sin decir palabra, mis piernas pesaban y sentía que en cualquier momento caería, como en aquel sueño que tuve.

—Sabes, ahora puedo ver que lo que hacíamos no estaba bien. ¿A dónde pensábamos llegar? —Detuvo su andar.

Observé su espalda, me había quedado detrás de él sin percatarme.

—Yo no sé, pero puede...

—Exacto, no teníamos ni idea. —Me interrumpió sin siquiera voltear—. Paremos, es absurdo todo esto.

Su voz sonó lejana. En ese punto todo el mundo desapareció y lo único que me ataba a la realidad era la difusa silueta de Sasuke.

—Lamento si alguna vez te hice creer que había un futuro para nosotros —giró y con expresión ausente siguió con su discurso—, siendo sincero no me interesa en este momento ni tu amistad.

Las palabras no salieron de mis labios, ni siquiera mi mente era capaz de formular algo coherente. Solo quería gritar. Gritar y luego desaparecer.

—No te preocupes por ir a dormir al departamento, Itachi accedió a que ahora solo pasarás la noche en su habitación. —Me miró directamente a los ojos, perforándome hasta el alma—. A mí me da igual.

Sentí que todo se volvió nada, absolutamente, nada.

—Bueno eso era todo, me iré adelantando. —Finalizó.

Me quedé ahí sin reaccionar, pero de pronto mis pies comenzaron a dirigirse apresuradamente hacia Sasuke, cuando lo alcancé lo volteé con fuerza y mi puño fue directo a su mejilla. Él cayó por el impacto, estaba sorprendido y me miró con odio. Se levantó deprisa, sentí el golpe de su puño contra la nariz, me doblé del dolor y la sensación de la sangre al escurrir me dio el valor de vociferar.

—Eres un maldito... ¡Estúpido! —Mis labios se abrieron para insultarlo.

Lo tomé del cuello de la camisa y lo apreté con fuerza. Él trató de zafarse, pero yo no lo soltaba, entonces comenzó a repartir golpes por todas partes, sin embargo, yo no me le despegué y lo tomé con más fuerza aprisionando su cuello, él perdió la paciencia y con su codo me golpeó en la cara. Lo solté y caí al suelo, se puso encima de mí y comenzó a golpearme con sus puños. Yo no perdí la oportunidad y grité:

—¡Eres un maldito, un estúpido, un tonto, un completo idiota!

Eso lo hacía enfadar más y cada vez golpeaba más fuerte. No intenté defenderme, no me interesaba hacerlo, solo quería que él me golpeara para que una vez más el dolor me trajera a la realidad y me hiciera entender que esto no era un sueño.

Mis manos débilmente se alzaron y tocaron su rostro descompuesto por la furia. Él reaccionó y paró. Sentía mi rostro arder y los párpados pesados. Me miró con una expresión de terror y se levantó casi tropezando. Se abrazó a sí mismo asustado.

Me hubiera gustado perder la conciencia, pero el dolor de mi pecho aún era más grande que el de mi cuerpo. Me levanté torpemente y con pasos lentos me dirigí a Konoha.

[...]

Todos los que pasaban por mi lado me miraban sorprendidos, se apartaban y susurraban que debería ir a la enfermería.

Entré a mi salón, rápidamente Tenten y Lee se acercaron a mí.

—¡Neji! ¿Qué pasó? —Lee llegó primero, alarmado.

—Neji... ¿Quién te hizo eso? —Tenten me miró preocupada, hizo ademán de acercar sus manos para tocar mi rostro, pero se contuvo.

—No es nada, en realidad esto no duele nada... —Una expresión de tristeza se asomó, no había remedio, no podía esconder lo mucho que sufría.

[...]

La última vez que toqué el piano fue el trece de julio.

Mis dedos tocaron hábilmente Mad world de Gary Jules y mi voz en ningún momento se quebró.

Pero a partir de ese momento, jamás volví a ser capaz de crear música, cuando mis dedos tocaban una tecla el sonido que llegaba a mis oídos me parecía se distorsionaba y no era capaz de controlarlo. Recibí muchos comentarios respecto a ello. «No seas débil, no dejes que un problema afecte lo que más amas hacer en el mundo». Era mentira, lo que más amaba en el mundo se esfumó de mi lado como la música.

[...]

El día de mi cumpleaños Lee y Tenten llegaron a mi casa con un pastel, no fui capaz de recibirlos. Las heridas en mi cuerpo por fin comenzaron a hacer efecto.

[...]

Al contrario de mis infantiles planes y sueños para el trece de julio, ese día me quedé encerrado en mi habitación y por la noche me dirigí al bar.

El fin de semana anterior me había ausentado por las heridas, los chicos no protestaron cuando les avisé que no asistiría. El viernes llamé a Pain, le dije que de nuevo no podría ir y que el sábado quería hablar con ellos.

Me disculpé con los chicos y les agradecí por los casi dos años que tocamos juntos, ellos me pidieron una explicación y yo les contesté: «Me iré del país el mes entrante para estudiar derecho». Me pidieron que ese mes tocara con ellos mientras encontraban un sustituto, pero de nuevo me disculpé. Les mentí al decir: «Estaré muy ocupado estudiando para presentar el examen», cuando en realidad me daba pena decir que ya no era capaz de tocar. 

Itachi me miró con expresión extraña, pero no me detuvo, le agradecí por su hospitalidad y por haberme recibido en su casa durante todo un año.

[...]

Un mes y medio lo seguí viendo en la escuela, lo miraba desde lejos, tomado de la ­­mano de Karin y besándola en los tiempos libres. Fue muy duro, pero cuando me gradué una parte de mí se alegró por tener que estudiar en otro país.

No volvimos a dirigirnos la palabra y cuando por casualidad nos topábamos por los pasillos, él pasaba de largo ignorándome como si nunca me hubiera conocido.

• Narra Hinata •

Era realmente triste observar a mi primo, algo esencial en él había desaparecido. Sus sonrisas cálidas se esfumaron, cuando me di cuenta ya no lo escuchaba más tocar el piano, parecía que todos sus sueños, esperanzas, la ambición y las ganas de vivir lo habían abandonado. Lloraba en silencio por las noches, en varias ocasiones no soportaba verlo de esa forma. Cuando la última luz de la casa se apagaba me escabullía al cuarto de Neji, me acostaba en su cama tomando su mano, él solo lloraba amargamente mientras espasmos ocasionados por el llanto sacudían su cuerpo, yo apretaba con fuerza su mano y no podía evitar llorar junto a él.

Sabía que Lee y Tenten también estaban preocupados, en una ocasión nos reunimos para platicar e intentar llegar al problema que atormentaba a Neji. Todos coincidimos en que Sasuke tenía que ver en esto, desde aquel día que nos había presentado a su novia algo en mi primo había cambiado, dejaron de hablar cuando antes eran inseparables, pero así como de la nada se hicieron amigos, igual de la nada su amistad terminó.

Poco a poco sus lágrimas se fueron agotando, cada vez lucía más ajeno, se volvió frío, la persona tierna y comprensiva que se preocupaba por los demás desaparecía frente a mis ojos y yo no podía detenerlo.

Nada le importaba, ni siquiera se preocupa por sí mismo.

[...]

Antes de marcharse a Inglaterra para estudiar, le dijo a mi padre que vendiera el piano, pero conservó un bajo que hace poco había comprado y nunca tocó.

[...]

La despedida fue muy amarga.

[...]

—Hermano Neji, cuídate mucho... Te extrañaré. —Lo abracé fuertemente, pero él apenas y me dio una palmada en la espalda.

—Neji —Tenten lo miró con los ojos brillosos—, no te olvides de nosotros, escribe todos los fines de semana. —Se acercó a él y lo abrazó con mucho cariño.

—Te extrañaremos, Neji. —Lee no contuvo las lágrimas y comenzó a llorar—. Nada será igual sin ti.

—Gracias chicos, también los extrañaré. —Nos miró con una sonrisa que no alcanzó su mirada.

Subió al avión y lo vimos marchar, sin la esperanza de volverlo a ver pronto.

Notas finales:

¿Qué es de un buen cliché sin que el protagonista se vaya del país porque le rompieron el corazón? :'v 

 


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