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La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

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Todavía los primeros rayos del sol no se asomaban por la ventana cuando abrí los ojos lentamente. De nuevo le había ganado al despertador por dos minutos, al llevar un año y medio levantándome a las cinco de la mañana me era natural despertar­­ ya sin una alarma.

Me desperecé hasta levantarme de la cama, fui al lavabo a mojarme la cara, me apresuré a hacer mi cama y barrer mi cuarto, bajé a la cocina. Todos seguían durmiendo, me preparé un licuado y tomé un paquete de galletas que comí sin mucha prisa, no me preparaba el almuerzo en casa porque prefería comprarlo en la cafetería de la escuela, subí de nuevo a mi habitación, escuché como mis primas y mi tío ya estaban preparándose para salir, me puse el uniforme y me miré en el espejo. «Que ojeras tan espantosas», pensé al mirar mi reflejo.

Escuché un golpeteo suave en la puerta.

—Pasa, Hinata —hablé lo suficientemente alto para que me escuchara. Por la forma de tocar ya sabía que era ella.

—Hermano Neji, perdón por molestarte, pero... ¿Puedo hacerte una pregunta? —Con sus dedos hizo un gesto que delató su inquietud.

—Dime. —Le dediqué una sonrisa para que se relajara un poco.

—Ayer dijiste que fuiste a casa de Lee a darle clases de tutoría, pero lo encontré en el centro comercial con Tenten y le pregunté por ti... Se puso muy nervioso —su voz salió trémula—. ¿Está pasando algo contigo? ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?

Ella me miró preocupada. Sabía que en algún momento tendría problemas por mentir, pero ¿qué más podía hacer?, no es como si pudiera contarle a mi tío que en realidad no le doy clases de tutoría a nadie, sino que, toco en una banda de rock en un bar donde un montón de universitarios fuman hasta formar una tenue nube por todo el lugar.

—No te preocupes Hinata, de última hora me avisó Lee que no podría recibirme en su casa porque saldría con Tenten y había olvidado las clases, así que fui a la biblioteca aprovechando para estudiar, debieron de estar nerviosos pensando que tal vez debían cubrirme si no había regresado a casa, pero no hay nada de qué preocuparse, solo estaba en la biblioteca. —Mentí, en verdad odiaba hacerlo y mucho más a ella.

—Perdón, malinterpreté todo —comenzó a ruborizarse—, en verdad lo siento, pero te he notado un poco raro y comencé a sacar conclusiones por mi cuenta. Lo lamento. —Bajó la mirada y corrió fuera de mi habitación antes de que pudiera detenerla.

Genial.

Ella no era tonta, sabía que le ocultaba algo, pero no podía contárselo, no es que no confiara en Hinata, era todo lo contrario, moría de ganas por platicarle todas las experiencias que había tenido los últimos seis meses. Hablarle sobre los chicos y lo divertido que eran los ensayos, pero sobre todo, expresarle lo que sentía cuando estaba en el escenario tocando con todos, cantando. Aunque al principio me daba vergüenza todos me animaron diciendo que tenía una voz especial y que si no quería cantar en solitario, por lo menos lo hiciera en los coros.

Mi ­­­tío era demasiado estricto y se negaría a dejarme ir, por eso le había dicho a la familia que unos compañeros me pagaban por darles clases de tutoría en las materias que se les dificultaban, y que los viernes y sábados me tocaba dar clases a un chico que se encontraba del otro lado de la ciudad, por eso me quedaba en su casa a dormir cuando en realidad me quedaba con Pain.

Pero todo eso lo tenía que guardar en secreto, Hinata era una chica muy noble, no quería que se viera involucrada en mis mentiras, además ella se sentiría culpable por estarle guardando un secreto a su padre y tendría que elegir entre los dos. Y yo por nada del mundo quería dejar de tocar con Akatsuki.

[...]

Salí antes de casa, mi tío solía llevarme al instituto, pero a veces me iba antes para caminar y despejar mi mente.

Llegué a la escuela justo a las siete de la mañana, cuando entré lo primero que mis ojos notaron fue una cabellera azabache y rubia platicando, o más bien, discutiendo por alguna cosa. Mi salón quedaba en su dirección, no quería pasar junto a ellos, dudé un segundo en rodear todo el edificio y entrar por la puerta trasera, pero me controlé, como siempre, si algo me caracterizaba era mi frialdad y Sasuke no me perturbaría.

—¡Neji, buenos días! —Tenten me sonrió mientras se posicionó a mi lado.

—Buenos días. —Caminé junto a ella.

Cuando pasé junto a ellos pude notar que Sasuke me reconoció, estaba hablando con Naruto, pero guardó silencio y me observó un instante.

Entramos al salón y en todo el día no lo volví a ver.

[...]

Cuando regresé a casa no tenía gran cosa por hacer, era miércoles, los ensayos los tenía martes y jueves, así que caminé rumbo a la biblioteca.

El olor a libros me encantaba, la biblioteca estaba casi desierta cuando entré, busqué un libro en la sección de literatura, tenía mucho que no tenía tiempo para leer, me acomodé en una mesa y estuve leyendo absorto por unas dos horas cuando alguien golpeó mi hombro con suavidad.

—Hola, estaba investigando una tarea cuando te vi entrar. —Me dedicó una sonrisa cálida.

—Itachi, no sabía que estabas aquí —hablé en voz baja.

—En realidad, estaba en las mesas del fondo, por eso no me viste. —Señaló detrás de las estanterías—. ¿Te gustaría acompañarme por un café o interrumpo tu lectura?

—Está bien, creo que ya leí suficiente por hoy.

Me levanté y nos dirigimos a la salida, caminamos cerca de unas tres cuadras, entramos a una cafetería con aspecto gótico y nos sentamos en una mesa junto a la ventana.

—¿Sueles ir a esa biblioteca? —Me miró con atención.

—Sí, aunque es pequeña es la más silenciosa.

—Y puedes encontrar los libros más raros —agregó.

—Exacto.

Una chica colocó con delicadeza frente a nosotros dos tazas de porcelana y en el centro dejó un plato con galletas.

—¿Tu tío todavía no sabe lo de la banda?

—Aún no, pero en algún momento tendré que confesárselo. Soy consciente que todas las mentiras tarde o temprano salen a luz. —Me encogí de hombros y di un sorbo del líquido caliente.

—Nunca te lo he dicho, pero creo que eres muy maduro para tu edad. Incluso mi hermano, que yo creo es muy serio, no tiene la madurez que tienes tú.

—Es porque es un año menor, no soy como tú crees.

—Deidara parece un chiquillo a tu lado y eso que te lleva cinco años. —Las comisuras de sus labios se curvaron—. Pensamos que al ir en la escuela media tendríamos algunos problemas por aceptarte.

—¿Qué tipo de problemas? —pregunté interesado.

—Tal vez que no le darías importancia a la banda y pudieras abandonarnos en cualquier momento.

—No creo que pase, incluso si mi tío se entera.

—Bueno, entonces me alegro que pienses así... Sabes, también hay algo que tenía que decirte —me miró y sentí como si tratara de leer la expresión que pondría cuando él hablara a continuación—, Pain ya no podrá aceptarte en su casa.

Abrí los ojos grandemente, si no me quedaba con él me sería imposible volver a casa después de tocar.

—Quería proponerte que te quedaras conmigo... Sasuke y yo vivimos solos, es un departamento sencillo y tendrías que quedarte en mi cuarto, pero como casi siempre llego a terminar tareas de la universidad, creo sería mejor que durmieras en la habitación de mi hermano.

—No tienes por qué preocuparte, ya encontraré un lugar al cual ir después del bar. —Le sonreí aparentando tranquilidad, pero en realidad sudaba frío. Mis únicos amigos vivían en la misma cuadra, trasladarme hasta ahí sería peligroso y además mi tío me descubriría.

—Neji, claro que me preocupa, el departamento queda a media hora, pero siempre llevo mi auto y no me importaría que te quedaras con nosotros.

—A tu hermano... ¿Ya se lo comentaste?

—Aún no, pero no tiene por qué negarse.

—Él no me conoce, lo he visto en la escuela, pero nunca antes le había hablado, solo cuando me lo presentaste, no quiero darle problemas a nadie.

Me sorprendí cuando escuché una ligera risa saliendo de Itachi, me miró con algo que identifiqué como ternura.

—Está bien, le preguntaré, pero si me dice que no tiene problema te quedarás conmigo sí o sí, ¿de acuerdo?

Solo pude asentir, en realidad no tenía otra alternativa, con Pain vivía Deidara, Sasori y Konan, rentaban una casa grande para los cuatro, desde que Sasori se fue a Suecia yo ocupaba su habitación los fines de semana.

Sobre la renta tenía entendido que no ahorraban nada, ya que un departamento individual les saldría igual, pero la casa era grande y tenía el suficiente espacio en el sótano para que la banda ensayara.

Hidan vivía con su novia, Kisame con su padre y definitivamente nunca me ofrecerían que me quedara con ellos, Itachi me estaba haciendo un gran favor, pero no me gustaba deber favores a nadie.

Charlamos un poco más sobre cosas triviales y nos despedimos cuando el sol se ocultó, de camino a casa no me podía quitar de la cabeza qué pasaría si Sasuke aceptara, irónico ya que me preocupaba más su respuesta que buscar un lugar donde quedarme.

• Narra Itachi •

La alarma del celular sonó sin piedad por largos segundos hasta que me levanté y paré el molesto timbre. Me sentía cansado, apenas había podido dormir un par de horas. La vida universitaria no era sencilla, más cuando también tenía que hacer el papel de ama de casa y estar al pendiente de mi hermano. Había días que sentía que mi cuerpo no se podría levantar nunca más.

[...]

Después de alistarme para la universidad y preparar el desayuno fui a despertar a Sasuke. 

Toqué en su puerta.

—¡Ya estoy despierto Itachi, salgo en un segundo! —gritó del otro lado.

Estaba sentado en la mesa con un café cargado, lo que me mantenía en pie, cuando Sasuke salió y se sentó frente a mí.

—Buenos días, hermano —saludó y comenzó a beber el licuado que le preparé.

—Buenos días, Sasuke... ¿Sacaste la basura anoche? —le pregunté mientras lo miraba con molestia.

—Lo olvidé, perdón —habló sin mucho interés.

Respiré profundo.

—Sasuke, son pocas las cosas que te pido que hagas en la casa. ¿No puedes ayudarme con algo sencillo?

—Ayer estuve en la casa de Naruto, me invitó a jugar videojuegos, llegaste casi a la misma hora que yo, supuse que lo harías tú. —Me miró y se encogió de hombros con indiferencia.

Sabía que mi hermano era un buen chico, siempre mantenía muy ordenada y limpia su habitación. El problema era que siempre lo sobreprotegía en todo, por eso a veces dependía tanto de mí.

Nunca me daba problemas, solo en una ocasión me llamaron de la escuela porque se había peleado con un chico, pero era con Naruto, así que no fue nada grave.

Cuando miraba a mi hermano no podía evitar pensar en Neji, por fuera parecían cortados con la misma tijera, pero en realidad eran tan distintos.

Había investigado a Neji por curiosidad, al parecer su padre murió de forma muy misteriosa y ahora vivía con su tío, no sabía si a Neji le desagradaba, pero por la manera en que actuaba no le gustaba molestarlo; era muy independiente, parecía que su niñez se esfumó a temprana edad, lo contrario a Sasuke que al tenerme a mí pudo estar más tranquilo sabiendo que yo lo cuidaría en todo momento.

Al conocer a Neji me di cuenta que era muy fuerte, con todo lo que pasó podría haber caído en depresión o en un alguna adicción, pero por el contrario se mantenía firme en la tierra y apreciaba a las personas que le brindaban su amistad. Parecía una persona fría a simple vista, pero más bien era de pocas palabras, por eso admiraba a ese chico e instintivamente mi lado protector de hermano mayor se activaba cuando estaba con él, y a la vez me daba cuenta que Sasuke era diferente, si yo no hubiera estado a su lado, por su carácter y su forma un poco infantil de pensar, habría caído en el lado oscuro, me refiero a la soledad, al rencor y al odio por el mundo.

Analizando todo aquello, me pareció adecuado que mi hermano conociera a Neji, tenía la esperanza de que fueran grandes amigos y Sasuke pudiera aprender algo de él.

Cuando se iba a levantar de la mesa lo detuve.

—Escucha —todavía teníamos un poco de tiempo para conversar—, Neji se quedará los fines de semana a dormir con nosotros.

Al principio pareció no comprender y me vio como si le hubiera hablado en otro idioma, pero al mirar la seriedad en mi rostro procesó mis palabras.

—¿Qué?

—El chico que toca el teclado se quedará a dormir después de llegar del bar, y más exactamente, se quedará a dormir contigo. —Le dediqué una sonrisa que pareció molestarlo.

—¿Por qué?

—Pain, Deidara y Konan se mudarán más cerca de la universidad... Antes les convenía porque Sasori vivía con ellos, pero ahora la casa les quedó grande y rentarán otra —le expliqué tranquilamente—. Los ensayos se harán en la casa de Tobi, un amigo de la universidad que se ofreció a prestarnos su cochera.

—¿Por qué tiene que quedarse con nosotros? ¿Y por qué no dormirá en tu cuarto?

Ignoré su primera pregunta.

—Sabes que a veces tengo que hacer tareas y duermo hasta tarde, no quiero molestar a Neji con la luz encendida y el ruido.

—Claro, a él no, pero a mí sí.

Lo miré severamente.

—No te afecta en nada, Sasuke, no seas infantil.

—Haz lo que quieras, pero no pienso tratarlo amablemente.

Salió de la cocina y entró a su habitación, después de unos minutos salió listo para marcharnos, lo llevé en silencio a Konoha.

Ambos teníamos que llegar a las siete de la mañana, primero lo dejaba a él y después me dirigía a la universidad, por eso mi hermano llegaba media hora antes de la entrada, si lo dejaba más tarde yo no llegaría a tiempo.

En una de las calles que solía tomar a unas nueve cuadras del colegio hubo un accidente por lo que me desvié. El camino que tomamos era tranquilo y estaba flanqueado por árboles, me pareció raro ver a un chico caminando solo por la banqueta, y me sorprendió más cuando vi que se trataba de Neji, le pedí a Sasuke que bajara la ventanilla y le hablara.

—¡Oye! —gritó mi hermano, pero Neji llevaba audífonos y no lo escuchó.

Me adelanté, aparqué delante de él y bajé a saludarlo.

—Buenos días, Neji.

—Buenos días —habló el castaño amablemente quitándose los audífonos.

—Pensé que tu tío te llevaba a clases.

—Sí lo hace, pero en ocasiones prefiero caminar. Está un poco lejos, pero me despierto del todo de esta forma.

—Eso me parece saludable, pero ¿no es un poco peligroso?

—No, al menos nunca me ha pasado nada.

—Está bien. Por cierto ¿recuerdas lo que hablamos ayer? —Giré para asomar la cabeza por la ventanilla del auto y para decirle a mi hermano que saliera—. Verás, ya le comenté a Sasuke que te quedarías con nosotros y está de acuerdo, ¿verdad? —Lo observé.

Neji también volteó en su dirección.

—No hay problema por mí, tengo el sueño pesado y ni notaré que estás ahí —habló el menor de los tres con expresión neutra.

«Una gran mentira», pensé, tenía el sueño tan ligero que hasta cuando me levantaba al baño se despertaba. Miré un poco enojado a mi hermano, pudo haberlo dicho de una mejor forma, pero él no era muy atento con nadie, por eso solo crucé los dedos para que Neji no se sintiera incómodo con su respuesta.

—Bueno... Gracias, son muy amables por recibirme, estaré a su cuidado. —Se inclinó ligeramente en agradecimiento.

—No te preocupes, nos encantará tenerte en casa, ¿quieres que te lleve a la escuela?

—No gracias, aún es temprano. —Me dedicó una sonrisa y nos despedimos.


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