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No money© (Marvel Boys Love) por lilibel vangarret

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Notas del fanfic:

N/A: La sinopsis completa solo será colocada a partir del 2do capítulo ^_^)

Stony, Thorki, Hulkeye(leve), Yaoi/BoysLove, Drama, tragedia, suspenso, Angustia (Angst), Lemon/smut, Hurt/Comfort, Romance, Mpreg (embarazo masculino), humor, violencia, Universo alterno (AU), Qué pasaría sí (what if...).

Notas del capitulo:

N/A: La sinopsis completa solo será colocada a partir del 2do capítulo ^_^)

Disclaimer: La franquicia de Marvel pertenece a su respectivo creador, Stan Lee-sama. Los personajes y el mundo MCU solo son usados sin fines de lucro. De lo contrario, el beso hubiese sucedido desde The Avengers (ya tú sabes *////*).

 

 

¿Por qué, lo único que pudo serenar su mente confusa fue la lluvia? Suceso meteorológicamente deprimente.

Cabizbajo apoya su mano contra ese muro de contención, pero lo suficiente bajo para sus ideas suicidas, ignorando la lluvia empapar su cabeza y esas sencillas prendas. De algo estaba seguro... acabaría con su mediocre existencia.

No obstante, por el rabillo del ojo puede percibir una presencia.

¿Se estaba volviendo loco? ¿Alguien a esa hora y en medio de la noche?

No interesándose en quién sea que cruzaba. Únicamente suspira largamente, dejándose caer lentamente hasta el suelo húmedo, quedando sentado. Que esa persona siguiera su camino, no estaba para nadie. Bueno, ningún ser viviente.

–Disculpe, está usted bien?

Resignado eleva su cabeza por esa voz por demás educada frente a él. Abriendo sus párpados y topándose con un ángel. O eso fue lo primero que llego a su mente al divisar esa figura delgada.

-Parece que está herido.

Un ángel en ayuda de un demonio.

 

 

 

 

Cap1 120 millones.

 

 

 

 

La cultura y la historia mundial han demostrado que cada lado luminoso posee su lado oscuro. Algo que esa ciudad demostraba a la perfección.

En las calles, las personas transitaban tranquilas, metidas en su mundo. Las parejas, amorosamente agarradas por el brazo, hombres de traje y corbata hablando por sus teléfonos, ignorando sus alrededores. Los animales rebuscaban en los rebosantes botes de basura.

Por otro lado, dentro del más lujoso hotel, en la parte cerrada y libre de curiosos, un grupo de personas reunidas. Personas no. Gente adinerada que se creían dioses por tener sus billeteras y carteras llenas de dinero.

Si querías entrar, careciendo de chequera o algunos fajos, los "amables" porteros de la entrada se encargarían en aclararte lo despistado que estabas. Hombres vestidos de negro, lentes oscuros y gestos de haber matado a alguien horas antes.

Regresando a dentro, y nuestros ilustres visitantes, distribuidos en cómodas mesas con únicamente manteles y ningún objeto que les obstruyera la vista, daban sorbos en sus copas de caras bebidas. Ninguno interesándose en el escándalo que una figura realizaba, uno que otro reprochando el actuar del "invitado" más no interviniendo, deseosos de querer terminar y pasar a lo verdaderamente interesante. Decorando risas en sus labios, veían a esa figura masculina removerse de esos guardaespaldas, escrudiñando de paso su llamativa fisionomía

No importaba cuanto escandalo o protesta realizara, su futuro fue sentenciado. Fue vendido al mejor postor.

–Pobre aquel que intente domar a esa fiera. –susurra esa mujer de negro cabello, usando un ajustado, sensual y caro vestido verdoso–

Justamente, ve ella por sobre su hombro, enfocándose en los palcos superiores. Allí yacía aquel dueño de esa fiera.

–Suéltenme! ¡No saben con quién se meten! ¡Juro por los Dioses que esto no se quedará así! –amenaza, exhibiendo unos afilados colmillos en su dentadura–

Posteriormente, reposa su mirada en ese nuevo desdichado ser arrastrado a ese atril___, a su espalda. Pobre chico. Solo podía rezarle a los Dioses que se apiadaran de esa humilde alma que alcanzo a conocer en medio de su infierno, y cayera en buenas manos. O en unas menos enviciadas.

Resopla molesto, cerrando fuertemente sus puños (muñecas atadas por unas cadenas) y párpados. Desiste en su lucha, siguiendo su destino.

–Caballeros y damas, lo mejor fue dejado para lo último. –toma vocería el maestro de ceremonias, bastante alegre en contra de ese aberrante caso–. Nuestra próxima pieza es un joven Hibrido Felino.

Exclamaciones de placer y anhelo. Dejando de lado sus bebidas y conversaciones para prestar mayor atención.

–Es un estudiante universitario, como el anterior, es un poco mayor pero noten su delicada piel, tersa como la crema.

Para dar mayor provocación a esos ojos, orbes que adquirieron un brillo de depravación y lujuria, el "presentador" se hinca junto a la "nueva adquisición", pasando las yemas de sus manos por la columna, adquiriendo el debido estremecimiento. Los más osados, paladeaban, empezando a sacar cálculos, a la expectativa del precio

–... y su cara. Es un artículo poco común y de alta calidad. –opina, curveando sus dedos, yendo a dar a ese mentón, levantando su cara–

Exponiendo una mirada bastante ida, decorando un rubor en sus mejillas. Delgada figura bastante indefensa yacía arrodillada en el suelo, ayudándose con sus manos y brazos en cubrir un poco su desnudez, algo bastante difícil dado a su desorientada condición. Debieron darle algo en la bebida. ¿Dónde estaba? ¿Dónde estaba su familia?

–Por supuesto es virgen.

Mayor exclamación de placer. Un "combo" bastante provocativo para sus retorcidas mentes. Un Hibrido raza Felina, y por sobre todo, virtuoso. Ya podían escuchar la lucha de chequeras deseosas. Aumentando el morbo de los espectadores con ser separadas esas delgadas piernas, exponiendo su intimidad.

–Además, su parte trasera también lo es.

¡Bingo! Dieron en el clavo. En realidad, la cereza del pastel de hombres como de mujeres.

–El cliente que lo adquiera, lo puede confirmar con sus propios ojos. –se irgue el presentador con una sonrisa delgada, mostrándose cordial. Su lugar es tomado por un par de escoltas–. Empezaré la oferta con 50 millones.

Y así, comienza la oferta y demanda por ser quien se quedara con ese hermoso felino.

–52 millones.

–54 millones.

Yendo en aumento la cifra, importándole poco exhibir esa ansiedad.

–62 millones. No ¡65!

–68 millones!

–"Qué hago aquí...". –piensa cabizbajo, aferrándose esas desconocidas manos en sus muñecas, impidiéndole cubrirse–

–Tenemos 90 millones. –interviene el maestro de ceremonias ante tal enorme cifra– ¿Quién ofrece más? ¿Nadie?

Silencio y murmullos. Algunos injuriando contra el afortunado.

–No oigo a nadie… Entonces serán 90 mill-

–120 millones. –interrumpe una voz antes de que el martillo cayera–

Si no bastaba con eso, miles de fajos son dejados caer a centímetros de ese joven, vaciados de una maleta abierta.

-120 millones. Todo en efectivo

 

Notas finales:

¿Quién creen que sea el esclavo y quién el comprador? Hasta el 2do capítulo pondré las demás advertencias 7w7.


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