Nuevamente despierto por los molestos rayos de sol que se cuelan por la cortina.
No puedo creer que esto sea real es el pensamiento que surge cada vez que veo tu silueta cubierta por la delgada sábana dejando al descubierto unas cuantas partes de tu cuerpo. Mostrando de esta forma la evidencia de lo sucedido anoche en tu pecho varias marcas de tonalidades rojizas hasta moradas lograba visualizarse.
Recuerdo aquella época en la que me la pasaba imaginando cómo sería si pudiéramos estar finalmente juntos. Gracias a ciertas miradas podía notar ciertos detalles importantes, al igual que darme cuenta que somos el mismo tipo de persona, con esa sonrisa ladina que hacías en determinadas ocasiones. Y, sumergido en mis fantasías que iban desde los niveles más básicos e inocentes hasta lo más profundo de mi mente que no puede ser tan fácilmente reveladas era como solía sobrevivir los días de mi existencia.
Podía visualizarte como sería el besar tus labios después de ver cómo era que mordías con cierta vehemencia esos rábanos al mismo tiempo que me veías directamente a los ojos. Sentir tus labios sobre los míos, dándome el permiso de morder tu labio inferior hasta hacerlo sangrar ligeramente, sintiendo el sabor metálico de tu sangre en mi boca.
O, tal vez una vez ya en la privacidad de la habitación dirigirnos como pudiéramos hasta el colchón. Deshaciéndonos con cierta rapidez de nuestras ropas par así sentir el roce de mis dedos en tu piel al desnudarla en un recorrido tortuoso al hacerlo lentamente, presionado ligeramente para poder definirte mejor, apreciando cada una de tus partes. Vendarte con un antifaz e inmovilizarte con cuerdas viendo cómo es que te retorcerías al estar completamente inmovilizado al estar amarrado en tus muñecas y tobillos, también habría una que conectara diversos puntos de tu torso con tu cuello, mas no habría queja alguna. La habitación se volvería testigo de cómo nuevamente nos preparamos para entregarnos por completo. Aprovecharía para presionar con un poco más de fuerza en tu piel hasta dejarte marcas profundas o inclusive hacerla sangrar, dejando mordidas alrededor de tu cuello para bajar tu torso e irme más allá de tus muslos. Y ante la exigencia de tu cuerpo al necesitar más de la sensación de mi piel sobre la tuya mecerías tus caderas. Dirigiendo una deprecación por necesidad de tacto, buscando que te saque de ese estado.
Para poder saciar tu necesidad.
Me tentarías cada vez más cuando al ritmo de tus movimientos gemirías mi nombre no soportando más la presión que caía en tu cuerpo por el cúmulo de sensaciones.
Salgo de mis pensamientos al notar que comienzas a moverte para acomodarte mejor, estirando un brazo alcanzo tu cabeza y comienzo a acariciarla, acercándome para descansar mi cabeza sobre tu hombro.
A pesar de que el bondage sea considerado tabú hoy en día no es algo que nos importa realmente.
Porque solo importa lo que nosotros pensemos y hagamos con nuestra vida, si eso nos hace felices entonces, qué importa lo que digan los demás. Aunque eso no signifique que debamos gritarlo a los cuatro vientos.
Es el secreto que nos guardamos solo para nosotros dos.
Aunque fue toda una odisea el llegar hasta tu corazón, cuerpo y alma finalmente nos encontramos juntos, como debía ser en un principio. Una extraña pero cálida sensación mi pecho se vuelve creciente en mi pecho al pasar de los días.
Desearía que los días como estos no se terminaran jamás.