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¡No Toques A Mi Hermano! por Lost Lake Girl

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Notas del capitulo:

Hey, bichos radioactivos. A esto se le llama actualización rápida (aunque ya tenía el capítulo practicamente terminado... Ay) Como sea, bienvenidos al primer capítulo de este Two Shot. Tal vez el título les dé un pequeño avance de lo que sucederá aquí. 

No, no hay temática de Halloween en este capítulo, eso será hasta el siguiente, donde, por cierto, ocurrirá todo el salseo Jajajaja.

Inserte risa maniática al puro estilo de Hanji-Cuatrojos-Zoe.

Pido paciencia, carajo. Graciaaas~ 

En fin, no tengo mucho más que decir, nos leemos abajo. 

Lean. 

Desde temprana edad Mikasa había perdido a sus padres en un extraño accidente que nunca quisieron contarle en su totalidad. Los detalles parecían demasiado mórbidos para una niña de su edad. No es cómo si le importara mucho realmente, apenas y recordaba muy poco de sus padres genéticos. Tal vez fuera triste, pero era la verdad. No puedes extrañar a alguien que no conociste.

Quedó a cargo de una linda familia, los Jaeger, quienes habían sido íntimos amigos de sus difuntos padres, lo suficiente como para confiarles a su hija en caso de que algo les ocurriese a ellos. Mikasa llegó a su hogar con solo tres años. Carla y Grisha eran padres amorosos y dedicados, no fue difícil para ella tenerles un cariño bastante grande. Pero nunca olvidaría la primera vez que vio a su pequeño hijo.

Eren Jaeger, con su rebelde cabellera castaña y unos ojos de infarto se ganó su corazón con tal rapidez que parecería extraño que, a unos momentos de presentarse, la pelinegra habitualmente introvertida, estuviera abrazando al pequeño castaño más fuerte que una boa constriptor.

A partir de entonces los hermanos Jaeger eran inseparables, a todos los adultos les parecía adorable que pasaran todo el día juntos... La realidad era otra. En realidad Mikasa seguía a Eren a donde quiera que este fuera.  Y una vez comenzaron a ir al colegio, comenzó la verdadera tortura, no para Eren, sino para los pequeños infantes que quisiesen hacerse sus amigos.

Los padres Jaeger recibían constantemente citas en la oficina del director. Al parecer Mikasa solía acompañar a su lindo hermano al baño de hombres, con los ojos debidamente cubiertos, claro. En otras ocasiones los reportes se debieron a que la pelinegra solía detener las peleas en las que se veía constantemente envuelto Eren. Lástima que las peleas nunca terminaron de forma pacífica, sino con una pequeña pelinegra repartiendo patadas entre los estudiantes, con frecuencia golpeaba a un chico llamado Jean, quien solía meterse con Eren una y otra vez, y que por desgracia había asistido a la misma escuela que ellos desde el jardín de niños y, sin embargo, el chico no cesaba su actitud arrogante hacia el castaño. Tal vez los golpes empezaron a gustarle, cosas de equinos.

El punto es que, al llegar al instituto, Mikasa se había formado una reputación bastante sólida. Y nadie parecía tener el valor suficiente para contradecirla. Exceptuando a un pequeño rubio llamado Armin, la pelinegra parecía haberle dado un lugar en su inseparable dúo, convirtiéndolo así en un trío que rara vez se encontraba disperso, ahí donde vieras a Eren Jaeger se encontrarían Mikasa y Armin. La razón para dejar que el rubio se quedara fue simple para la chica: Armin era adorable y un poco afeminado.

Y Mikasa no iba a dejar que ningún patán se acercara a su hermanito.

...

El problema inició cuando un camión de mudanzas se estacionó frente la casa contigua a los Jaeger. El sujeto que debía de haberse mudado parecía no salir nunca de casa. Por lo que escucharon sobre él, era una clase de escritor de cuentos de terror para niños. Mikasa no tenía idea de cómo era eso posible, pero fueron las palabras que salieron de la boca de Carla mientras preparaba la cena, con sus dos hijos y su rubio amigo, sentados en la mesa de la cocina, escuchándola atentamente. El día anterior, la señora Jaeger acudió cordialmente a llevarle uno de sus famosos pasteles de manzana al vecino como gesto de bienvenida. No parecían haber tenido una conversación especialmente larga y a pesar de que el hombre era un sujeto serio y frío —según las propias palabras de Carla— también resultaba bastante amable y muy atractivo.

Y bueno, a Mikasa le importaba muy poco si el tipo ese era atractivo, que se metiera su atractosidad— ¿esa palabra siquiera existe? —por el culo si quería, siempre y cuando dejara en paz a su adorable hermano.

...

Había algo que molestaba más a Mikasa de esa situación y era que la ventana de la habitación de Eren daba justo en frente de una de las ventanas del segundo piso del vecino. Antes de que se mudara, Mikasa no había tenido que preocuparse por ello, la casa de al lado estuvo deshabitada desde que ella llegó a vivir con los Jaeger ¿Podría ese hombre espiar al castaño a través de su ventana? Descartó la idea después de haber monitoreado la ventana dos días seguidos y comprobado que no la abría al menos mientras ella vigilaba.

Por otro lado, se sentía preocupada por el castaño. Últimamente Eren se pasaba todo el día en su habitación, algo de por sí común en el joven, ya que la privacidad era vital para el chico al momento de pintar. Pero no era solo que se pasará todo el día metido en esta, si no que Eren corría a casa después de salir del instituto y no volvía a salir más que para comer.

La pelinegra se preguntaba si esto se debía al nuevo vecino, pero él no parecía salir de casa durante todo el tiempo que ella lo vigilaba a través de la ventana de la cocina.

Así qué, descartado el vecino y con la extraña actitud de su hermano continuando, pasó a interrogar a cada persona que se acercara a Eren en el instituto, así fuera para peguntar la hora. 

...

Últimamente Eren se sentía agobiado durante el tiempo que pasaba en la escuela. Las personas parecían correr al verlo—más de lo normal—, como si inspirara verdadero miedo a los estudiantes del plantel. Ofrecía su sonrisa más amable y hablaba en un tono calmado y agradable, sin embargo, el resultado solo parecía aumentar con sus intentos de convivir de manera normal con sus compañeros.

Como todas las tardes volvió a casa corriendo, se había despedido de Armin, quien por esos tiempos se hallaba demasiado ocupado con sus clases avanzadas de química orgánica como para acompañarlo a casa, Mikasa trabajaba como mesera en la cafetería del campus, de modo que se quedaba dos horas más para cubrir sus turnos.

Se sentía verdaderamente emocionado, había encontrado después de días el perfecto tono de azul grisáceo que utilizaría en su pintura. Sin embargo, al llegar a casa no se dirigió a su cuarto.

Corrió por la sala, arrojando su mochila a uno de los sillones cercanos y se dirigió a toda prisa al patio trasero. Carla estaría muy ocupada en la pastelería y Grisha seguramente se encontraría trabajando en el hospital en esos momentos.

Antes de salir al jardín intentó acomodarse el rebelde cabello y se alisó el uniforme lo mejor que pudo. Tomando aire profundamente atravesó la puerta y se fue derecho a la cerca que separaba su jardín con el del vecino.

El hombre se encontraba sentado en una silla de madera, fumando tranquilamente un cigarrillo; en la mesa a su lado, yacía una taza de té negro casi vacía y en su regazo descansaba un libro abierto. Eren amaba la forma en que su cabello azabache caía despreocupadamente sobre su rostro, contrastando con su suave piel pálida. La nuca rapada le otorgaba un aire rebelde al que el castaño se sentía irremediablemente atraído. Su torso se hallaba cubierto únicamente por una playera blanca de cuello en V que le permitía ver su blanca clavícula. Y sus tonificadas piernas eran envueltas en un ajustado pantalón negro que le hacía ver endiabladamente atractivo.

— Hola Levi—. Soltó con su habitual tono de chiquilla enamorada. Avergonzado, rápidamente se aclaró la garganta.

El azabache alzó la mirada hacía el castaño y Eren por fin pudo verlos, un sorprendente par de afilados ojos azules - ¿o eran grises? – que se lo comían con la mirada, haciéndolo sentir cosquillas en el vientre bajo. El hombre bajó la mirada a su reloj de muñeca y el joven castaño creyó ver una diminuta sonrisa ladeada asomar en sus labios.

— Has vuelto a casa temprano —. Observó el hombre con su voz ronca.

Las mejillas del chico adquirieron un ligero tinte rojizo, se había apresurado a ser el primero en salir del aula y había corrido hasta llegar a casa, pero el pelinegro no tenía por qué saberlo.

— El... El profesor de... ammm... química, no asistió, así que tuve mi última clase libre — mintió.

Levi levantó una ceja, mirando al castaño con expresión divertida.

— Ya veo —. Estaba claro que no le había creído en absoluto. 

Levi era un hombre mayor, pero se hallaba bastante bien conservado, si Eren no le hubiera preguntado su edad hubiera estado seguro de que no era mayor de veinticinco, y sin embargo, el irresistible ojiazul contaba con treinta años de vida. Sabía que no debía sentirse atraído por un hombre once años mayor que él, pero Levi parecía tener una especie de atracción irresistible en él, se sentía como un pequeño conejo que buscaba una y otra vez entrar al hogar del hambriento lobo, y no le hubiera molestado que le diera una pequeña probada.

Nuevamente su mirada vagó lentamente por la suave piel de alabastro que quedaba expuesta, recorrió el fornido cuello y se paseó por la clavícula preguntándose el sabor de su piel, si estaría tan fría como la nieve o solo daba esa impresión. La afilada mandíbula le provocaba a morderlo y los labios se teñían de un rojo suave, como si hubiera besado una rosa o comido una fresa. Se perdió en sus labios más de lo que hubiera debido y solo después de unos segundos se dio cuenta de que estos sonreían con picardía. Su mirada voló directo al par de ojos azul grisáceo y notó avergonzado que estos lo miraban con un poco de burla. Un segundo después cayó en la cuenta de que había estado mordiendose labio inferior mientras miraba a Levi con una expresión que debía parecer de un completo imbécil. Sus mejillas se tiñeron de un carmín brillante.

— ¿No te han dicho que es de mala educación quedarse mirando a la gente de esa forma? Eren —. En su boca, su nombre sonaba sugerente y, ¿era idea suya o le estaba coqueteando?

— Lo... lamento —. Respondió con una sonrisa descarada. No lo lamentaba en lo absoluto. Levi soltó una risa que más bien pareció un resoplido.

— ¿No deberías ir a hacer tu tarea antes de que llegue la psicópata de tu hermana?

—Mikasa no es una psicópata, y solo tengo un ensayo de... Química —. Se dio cuenta muy tarde de que la había cagado. Pero ya que importaba, de cualquier forma, Levi no le había creído ni una palabra de su patética excusa.

— Vaya, el profesor se ausenta, pero les deja redactar un ensayo —. Cruzó los brazos sobre el pecho mirando a Eren burlonamente. El castaño se deleitó de la forma en que los bíceps se marcaron ante la nueva postura. Abrió la boca para alegar, pero Levi lo interrumpió rápidamente: — De cualquier forma, si tu hermana no quiere que piensen que es una psicópata, no debería acosar a los vecinos por la ventana.

El castaño parpadeó confundido.

— ¿A-acosar por la...? ¿Te... te refieres a que Mikasa te ve por la ventana? — Eren se sintió extrañamente traicionado.

— Ni siquiera he podido abrir las cortinas durante el día desde que me mudé.

Eren se quedó estático en su lugar. Su creativa mente se sumergía en un montón de imágenes de su hermana y su vecino, nada agradables. Comenzó a sentirse enfermo.

—Sea como sea, solo dile que deje de hacerlo, es escalofriante —. El castaño seguía con el ceño fruncido observando al suelo con un adorable puchero en sus labios y Levi resopló divertido—. Aunque...— el tono de voz de Levi se volvió sugerente, el castaño levantó la mirada extrañado, el pelinegro se había levantado y se acercaba a él con tranquilidad, hasta llegar tan cerca de él que pudo sentir su calor corporal del otro y la piel de sus brazos se erizó al instante— Aunque no me importaría que tú lo hicieras—. Soltó casi en un susurro, muy cerca de su oido. Eren se estremeció de pies a cabeza y su rostro entero se tornó más rojo que una fresa.

Levi rió por lo bajo y dio media vuelta para recoger su libro y entrar a su casa. Antes de abrir la puerta se volvió hacía el castaño, este se cubría la cara con las manos e intentaba respirar con normalidad.

Putamente adorable —pensó

—Hasta mañana, Eren.

El chico levantó la cara, un poco menos roja.

  — ¿Ya te vas?—El castaño parecía desilusionado. Ni cachorro bajo la lluvia lo hubiera conmovido tanto.

  — Tengo un libro que terminar—. Se disculpó señalando hacia adentro de la casa. Momento ¿Desde cuándo se disculpaba con quién fuera? Conocía a una castaña de anteojos que se hubiera reído estruendosamente por ello. Puta cuatro ojos de mierda. Sacudió a su amiga de sus pensamientos, cuando la viera la iba a patear muy fuerte por aparecer en sus pensamientos. Volvió a la realidad al ver el adorable puchero en los labios de Eren— Pero te veré aquí mañana.

Los enormes ojos alejandrita del chico brillaron entusiasmados.

—De acuerdo. Hasta mañana entonces, Levi —. Se despidió emocionado, regalándole una enorme sonrisa que hizo que el pelinegro se detuviese a mirarlo de pies a cabeza unos segundos. Maldito mocoso violable.

Levi entró a casa cerrando la puerta y Eren corrió a su habitación con el recuerdo fresco de esos hermosos ojos. Que se jodiera el ensayo de química. Él tenía que ir a pintar a ese caliente hombre.

Su cuarto estaba lleno de magnificas pinturas, adornando las paredes y algunas metidas en un armario. Sin embargo, la mayoría de esas pinturas las había hecho recientemente y en tooodas ellas retrataba al mismo hombre. Por un momento se pregunto si no sería él un acosador y no Mikasa. Se encogió de hombros restandole importancia y acomodando su caballete hacia la ventana, para que recibiera luz. Ser un acosador no parecía tan malo.  

...

Levi escribió hasta pasadas las doce de la noche, el tiempo se le iba entre las manos cuando escribía, parecía no pasar. Y por fin había terminado el maldito libro. Su agente lo había estado presionando por semanas, ahora solo tenía que enviarlo a que lo ilustraran y ya sería problema de alguien más. Por fin podía volver a sus habituales novelas de terror, no tenía puta idea de cómo se le había ocurrido escribir un cuento para niños. Tal vez la idea surgiera de la conversación que tuvo con Hanji acerca de la basura de literatura que leían los niños hoy en día. Desde El Principito  o Harry Potter no existían muchos libros para niños que realmente pudieran considerarse buenos, al menos a su punto de vista, ya no digamos cuentos de miedo.

Cosas como "Tomy el vampiro va al dentista" plagaban las librerías infantiles. Y Levi, que había leído Drácula de Bram Stoker a los 12 años, no podía permitir que los niños crecieran con la imagen de un vampiro al que le dolía un colmillo tanto como para ir a ver a un estúpido dentista. No es cómo si quisiera traumar a los pobres chiquillos pero al menos darles un poco de cultura no estaba mal.

Se levantó de la silla y salió del estudio estirando los brazos y sobándose la nuca, el cuello le dolía por inclinar la cabeza demasiado tiempo, aunque no era como si le importara mucho, gajes del oficio. Subió las escaleras como si el cuerpo le pesara una tonelada y cuando por fin dio con la puerta de su habitación se juró a sí mismo que esta vez iba a dormir toda la noche, y no despertaría hasta las diez de la mañana. Debería haber un récord mundial acerca de romper una promesa, pues tan pronto como penetro a la habitación y se dirigió a la cama quitándose los zapatos, algo a través de la ventana atrajo su mirada, seduciéndolo a echar solo una pequeña ojeada. Pero sabía que no debía hacerlo, no estaba bien... Bueno, eso no le importaba, al diablo lo que estuviera bien en ese momento, en realidad solo estaba demasiado cansado y sabía que si volteaba, aunque fuera solo por un momento, no iría a la cama en toda la noche.

Qué mierda, solo será un momento.

Pero no fue solo un momento. Ahí, a través de la ventana de la casa de junto, bajo el frío resplandor de la luna, un adorable castaño dormía respirando profundamente, su rostro se tornaba simplemente encantador. Las largas pestañas caían sobre sus mejillas, ocultando las impresionantes gemas que tenía por ojos. Y un ligero rubor cubría sus mejillas, que a la luz del astro nocturno lucían extremadamente tersas y suaves. Una imperceptible sonrisa se hizo presente en los labios del hombre, el mocoso idiota había vuelto a dormirse junto a la ventana.

Resoplando bajo, acomodó una silla que curiosamente ya tenía cerca de la ventana, y como todas las noches de esa semana abrió una libreta que tenía junto a la ventana y comenzó a escribir, alumbrado únicamente por la plateada luz de la luna y mirando de vez en cuando al chico que dormía plácidamente justo a la ventana de en frente, vigilando su sueño. Y mierda, eso si que sonaba como todo un acosador.

 

Notas finales:

Bien. Si llegaste hasta aquí me siento halagada porque esto fuera lo suficientemente no-basura como para que leyeras el capítulo entero. 

¡Hey! el día de hoy tuvimos tres (o tal vez tres punto cinco) tipos de acosadores. Para mi obviamente la más creepy fue Michocita. Carajo, no solo actua como Yandere-chan con Eren, sino que se dedica a vigilar a Levi por la ventana, jajaja. De solo imaginar la expresión de Levi de WTF cada vez que la encuentra con cara de psicópata con la cara contra el vidrio me muero de risa.  

Eren no se queda atrás, una habitación repleta de imágenes del vecino... fuck, que miedo. Aunque bueno, sigue sin ser tan creepy como Mikasa, al menos Eren se siente un poooooco culpable por lo que hace. Por cierto, olvidé mencionar que nadie entra al cuarto de Eren, es algo así como una pequeña regla que tiene por eso de su arte. ¿Se imaginan si la choza entrara?... Pfff, yo creo que se muere ahí mismo. 

Y finalmente tenemos a Levi. Imaginen despertar después de quedarte dormido junto a la ventana y encontrarte a tu vecino mirándote. Claro que siendo Levi no hay mucho problema porque, mierda, yo no me quejaría siendo él ¿saben? Pero si fuera su verdadero vecino estoy segura de que dirían otra cosa. En mi caso no tengo vecinos así que sería mucho más creepy jajajaja. Ojalá nunca me pase porque literalmente me duermo junto a la ventana. Y bueno, no es mi culpa que haya un espacio para sentarte ahí todo lleno de cojines, algún día me voy a dormir y me caeré por la ventana y moriré bien muerta. Sí encuentran eso en las noticias, ya saben quién fue.  

En fin, creo que nunca había escrito tanto en las notas.  

Los leo luego, les ha hablado Wollkat y les deseo una espantosa noche. 

 


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