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Love Game por sue

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de Jojo’s bizarre adventure, son absoluta propiedad de su creador. Lo aquí narrado está inspirado en los capítulos 27 y 28 de la 4ta temporada… obviamente, se ha “retocado” un poco los acontecimientos, para complacer las mentes bizarras y corrompidas por el yaoi, como la mía y la suya, señor lector x,D

 

Notas del capitulo:

 

Hi hi!!! :D no pude resistirme a escribir la… “cosa absurda” que están por leer a continuación… nos leemos en las finales!!!^o^0

 

 

 

Para Rohan compartir el mismo aire que Josuke era simplemente insoportable; no sólo no le gustaba el modo de ser del muchacho – le caía mal desde el principio -, sino que creía que el pelinegro era incapaz de generar en él un sentimiento distinto al desprecio. Pero dentro de ese, su odio abiertamente expresado, se hallaba algo oculto; algo que se negaba a aceptar…

 

Por esa razón, cada vez que su mirada verdusca se cruzaba con la de Higashitaka, mostraba facialmente su tedio y adquiría una actitud enteramente defensiva.

 

Más en aquel momento, puesto que el muchacho se había aparecido en su casa con la clara y descarada intención de timarlo en un juego de dados.

 

Estaba muy equivocado si pensaba que iba a engañarlo. ¡Él era el gran Kishibe Rohan! Para que eso ocurriera serían necesarios mil años e igual número de generaciones de JoJos. 

 

Desafortunadamente para el peliverde, el colegial tenía un as bajo la manga… o más bien, un amigo “extraterrestre” con la pintoresca y rara habilidad de convertirse en cualquier cosa y en éste caso, había tomado la forma de los dados que en cada tirada, le daban la ventaja al pelinegro del extravagante peinado.

 

- Será divertido quedarme con tus miserables 30.000 yenes… - Confesó sin ningún tapujo el mangaka - Deseo que pases el verano con los bolsillos vacíos, aburrido hasta el límite, sin ninguna posibilidad de divertirte ni de comerte un mugroso helado… Cuando eso pase, no te quedaran ganas de jugar más nunca en la vida, escríbelo.

 

- ¡Glup! – Josuke tragó sonoramente ante el modo tan serio en que el mayor le había lanzado la amenaza.

 

Ciertamente había escogido a Rohan como conejillo de indias para probar los poderes de su misterioso nuevo amigo, porque podía sacarle buena pasta en el proceso – considerando que a sus veinte años, Kishibe ya podía costearse una bonita casa con diseños extranjeros y vehículos de lujo – eso, y porque al colegial de dieciséis años, le era irresistible la idea de vencer a aquel hombre que se jactaba de ser superior a los demás.

 

Sólo que, en el momento en que llevado por la rabia de perder tantos turnos seguidos sin ninguna explicación lógica, Rohan se había apuñalado con un portaminas el dedo meñique de la mano izquierda, Josuke supo que para el reconocido mangaka, aquello se trataba de algo muchísimo más serio y extremo, que un simple juego en el que estaba teniendo una incomprensible mala racha; se trataba de su dignidad y para el hombre, su orgullo parecía ser más importante que su integridad física.

 

- ¿Qué…? ¡¿Qué demonios haces?!

 

- No sé como, pero estoy seguro de que haces trampa. Es imperdonable… ¡No poder descubrirlo es imperdonable!

 

- ¡Estás mal de la cabeza!

 

- Eres tan irritante. He contenido mi antipatía hacía ti por respeto a Koichi y al señor Joestar, pero ahora intentas verme la cara de idiota. Me es imperdonable pensar que ahora debes estar riéndote por dentro.

 

- Déjame atender tu mano. La curaré con Shining Diamond – Pedía el usuario de Stand al ver la sangre salir a raudales.

 

- ¡Silencio! – Exclamó al tiempo que se levantaba y su silla y bebida, caían estrepitosamente al suelo – ¿Sabes por qué le hice eso a mi meñique? Para que no puedas abandonar el juego Higashitaka Josuke ¡No dejaré que un idiota como tú subestime al gran Rohan!

 

Josuke no cabía en su asombro, sudaba frío. Aquel hombre era un completo demente.

 

- Juro que descubriré como haces trampa – Buscó en su bolsillo - Sino consigo descubrir cómo lo haces… - Lanzó un sobre que había sacado del mismo – Allí hay dos millones de yenes. Los usaré para pedirte que cures mi meñique con Shining Diamond.

 

- Eh…

 

- No obstante, si descubro cómo lo estás haciendo, me quedaré con tu dedo meñique… Higashitaka Josuke – Esbozó rabioso al tiempo que se cubría el dedo herido con un pañuelo.

 

- Detengamos esto, estás claramente alterado – Pidió ante su acto demencial y sin saber cómo rayos zafarse de una situación por demás absurda.

 

- ¡No podrás escapar! Averiguaré el modo en que haces trampa.

 

- ¡Eres demasiado rencoroso!

 

Al joven le alarmaba la cantidad de sangre que había visto emanar de la herida abierta y, el tamaño del castigo que seguramente recibiría por parte del otro, si lograba de algún modo, desarticular su artimaña.

 

Sólo le quedaba rezar para que su amigo intergaláctico pudiera soportar su transformación el tiempo suficiente, que durara aquel sádico juego.

 

Era una locura. Lo que desde un inicio le había parecido un plan lucrativo y hasta divertido, se había convertido de un momento a otro, en una completa tortura para ambos.

 

- Si no te curo ahora, podrías quedar con un daño permanente – Buscaba con desespero, la manera de hacerlo entrar en razón… y de salvarse de su sedienta ira.

 

- ¡¡Tira los dedos!! – Gritó el ojiverde, llevado por la adrenalina de la frustración y el dolor.

 

- ¡Tsk!

 

El colegial lanzó los tres dados en el tazón con la esperanza de que su amigo cósmico entendiera por fin, que debía ser prudente con los resultados…

 

…Pero sin éxito. De nuevo había salido un Omen, un triple seis.

 

- Je je... parece que hoy es mi día de suerte – Se rascaba la nuca en un gesto nervioso.  

 

- Vamos a hacer una cosa… El último lanzamiento lo decide todo – Aclaró, al borde del colapso – Me rehúso a pensar que toda la suerte está de tu parte, por lo que, la apuesta será más intensa.

 

- ¿A qué te refieres?

 

No podía creer que el hombre estuviera dispuesto a poner sobre la mesa más que aquellos 2 millones de yenes que había en el sobre… ¿O acaso si estaba dispuesto? ¿Y si de repente le salía con los papeles de propiedad de la casa? ¡¿O los derechos de su manga, Dark Pink Shonen?!

 

Al joven le comenzó a doler la cabeza; todo estaba yéndose a niveles estratosféricos y él, solamente quería disfrutar decentemente del verano.

 

- Basta de apostar dinero… ¡Apostemos el cuerpo!

 

- ¡Estás demente! Ya te dije que no estoy dispuesto a dar ni un dedo, ni ninguna otra parte de mi cuerpo por un juego de azar.

 

Kishibe tuvo que hacer acopio de una sonrisa que estuvo a punto de salir de sus labios.

 

- No me refiero a eso Higashitaka Josuke…me refiero al placer más maravilloso de éste mundo… El ganador, tendrá la posibilidad de someter al otro… en la cama.

 

El pelinegro no podía estar más sorprendido y confundido… ¿Cómo era posible que el ser que más lo odiaba en el mundo, podía pensar en la posibilidad de tener sexo con él? Eso no tenía ninguna lógica, al menos no para Josuke; Rohan en cambio, sabía que a través de aquel campo, se podía humillar de un grado mayor que en el campo de juego o en el mismísimo campo de batalla.

 

- No estás hablando en serio.

 

- ¿Qué ocurre Josuke-kun? ¿Acaso es demasiado para ti?

 

- ¡Ha sido demasiado desde hace rato! – Opinó – Pero… sería muy cobarde si me retirara en un momento como éste, dada las condiciones…

 

- Si, así es – Sin saber porqué, se sintió satisfecho con que estuviera de acuerdo con la propuesta – Aunque, insistiré en hallar el modo en que haces trampa.

 

Rohan lanzó los dados y la combinación resultante, fue un dos, cinco y tres.

 

Josuke rezó a su abuelo por parte materna, para que le transmitiera al despistado extraterrestre, que debía dar un resultado creíble…

 

Pero de nuevo el Omen, lo hizo llorar irónicamente por su “buena suerte”.

 

- … - Rohan no sólo apretó los puños de la rabia, sino que se mordió el labio inferior hasta reventárselo.

 

- ¡Ah! ¡Ya deja tus tendencias masoquistas Rohan! – Totalmente alarmado ante sus heridas y la tozudez del otro en hacerse daño frente a sus ojos.

 

- ¿Qué se va a hacer? Son cosas que pasan. No tengo otra opción más que pagar – La sangre le escurría por la barbilla – Ven, pasa – Le invitó al interior del recinto luego de darle la espalda.

 

Cuando lo vio prudente, le susurró a su amigo en el tazón, quien ante el mareo generado por tantas sacudidas, había vomitado un poco.

 

- Enseguida vuelvo.

 

***

 

- Tienes una casa muy bonita Rohan – Comentó el chico, puesto que en su pasada visita, no había estado tan interesado en los alrededores, como de salvar a su amigo Koichi de las garras del mangaka sediento de información nueva.

 

Al mayor no le interesaron sus palabras.

 

- Ésta es mi habitación.

 

Le invitó a entrar.

 

Era un cuarto muy hermoso, con un diseño singular como el resto de la vivienda.

 

Los ojos de Josuke entonces cayeron en la cama de gran tamaño; no pudo evitar tragar grueso al darse cuenta de lo extraño que era todo el asunto.

 

- ¿Qué pasa? Te lo prometí. Si no lograba descubrir cómo hacías trampa, te mostraría la verdadera “puerta al cielo”.

 

- Aunque digas eso…

 

- ¿Higashitaka Josuke se acobarda en asuntos de cama? – Afiló el mirar – No puede ser… no me digas que eres virgen.

 

- ¡Ese no es asunto tuyo! – Sus mejillas se colorearon – Mis intimidades no te conciernen – Hizo un puchero; lo cierto era que por más rudo que luciera, los temas de cama no eran su fuerte.

 

- Tienes razón. Sólo me interesa pagar mi deuda.

 

- Antes de eso… debería curar tus heridas – Mencionó Josuke con un tono suave de su voz.

 

- No seas tonto. Perdí y…

 

- Tú eres el tonto – Expresó al tiempo que liberaba su Stand y le sanaba el dedo meñique.

 

- Oye… - El muchacho se hubo acercado hasta casi juntar sus rostros.

 

- Aún, tengo que curar tus labios…

 

Y para hacerlo – aunque no era necesario -, le besó sorpresivamente. Era un contacto un tanto inocente, que demostraba la poca experiencia del usuario de Shining Diamond y su temor a que el otro, en cualquier momento, buscara de retirarlo a través de un empujón o un golpe en pleno estómago.

 

Pero, contra todo pronóstico, Kishibe no sólo no le apartó, sino que buscó de intensificar aquel beso, apoderándose por completo del control y demostrándole al otro, a través del uso de su lengua, que él si poseía experiencia en el plano amoroso.

 

La lengua de Josuke intentaba seguir el ritmo de la de Rohan, pero le era complicado, tenía que controlar el temblor que de pronto se había apoderado de su cuerpo y evitar caerse, ya que le fallaban las piernas.

 

Por eso agradeció el momento en que el peliverde de un leve empujón, lo sentó en la cama.

 

Higashitaka se abrió inmediatamente la chaqueta – pues ya le había empezado a dar calor - y la arrojó a un lado, quedando al descubierto aquella camisa amarilla ajustada, que resaltaba lo hermoso de su tórax. Inmediatamente el mayor se agachó y buscó de abrirle la bragueta del pantalón. El pelinegro no pudo evitar lamerse los labios ante lo que sabía estaba por ocurrir.

 

- ¿Es la primea vez que te la chupan, Josuke? – Luego de liberar su pene, le dio una lamida en toda su extensión.

 

- … - Sólo pudo cerrar fuertemente los ojos, ante el contacto electrizante con su húmeda lengua.

 

- Eso es algo tierno, supongo – Expresó para seguidamente, dedicarse a practicarle el sexo oral como era debido.

 

- Ah… - Aquel gemido se escapó de sus labios ante el modo experto en que era tratado – Ro…han… - Se mordió los labios y contrajo los dedos de sus pies y manos.

 

Kishibe no dejaba de mirarlo desde su posición; el deseo de seguir desatando aquellas reacciones en el muchacho, era lo que lo alentaba a succionarle con ímpetu. Las grandes y fuertes manos de Josuke se estacionaron en sus verdes cabellos y le atraían hacia su pelvis.

 

- Ya no… ¡Ah…! – Finalmente, estalló en la boca del mangaka.

 

Con los ojos aún cerrados, trataba de recuperar el ritmo normal de su respiración.

 

Tuvo deseos de acariciarle los cabellos al otro y así lo hizo.

 

Rohan sacó el pañuelo con el que instantes atrás, se había limpiado la sangre del dedo, y allí escupió parte del semen que le había entrado en la boca. Aunque tuviera deseos de hacerlo no iba a tragárselo.

 

Por nada del mundo podía permitir que el otro se diera cuenta de sus sentimientos y deseos.

 

- Bien… he cumplido con mi pago – Anunció el ojiverde luego de limpiarse la comisura de los labios.

 

- ¿Qué? – Abrió los ojos de golpe; se había dejado llevar y sus palabras lo habían sacado de su embeleso – ¡Espera…!

 

- ¿Qué ocurre, Josuke? – Se llevó las manos a los bolsillos, en un acto despreocupado - ¿Acaso esperas algo más de mí?

 

- Eh… yo… sólo… – Desvió la mirada.

 

El silencio que se produjo en la habitación, sólo sirvió para aumentar la molestia de Rohan.

 

- ¿Por qué no dices la verdad? – Ensombreció el mirar - ¿O acaso tendré que hacer uso de Heaven’s Door para saberlo?

 

- ¡! – Josuke levantó al momento el rostro.

 

Entregándole al peliverde una mirada que fue suficiente para él.

 

- Creo que… no será necesario.

 

A continuación, se acercó al chico que seguía sentado al borde de la cama y mediante un beso, fue acostándolo paulatinamente sobre el colchón.

 

Aquellos labios de Josuke eran lo más dulce que había probado en la vida. Llevó una de sus manos a la pierna del chico, acariciándola; atrayéndola, mientras se acomodaba en el medio de ambas piernas.

 

Higashitaka quedó con los labios curveados y las mejillas entintadas cuando Kishibe se separó de él unos segundos, quitándole luego los zapatos y tratando de sacarle los pantalones. Tuvo que aguantarse una sonrisa nerviosa.

 

- Rohan… - Antes de que pudiera quitarle la ropa interior le llamó, ansioso porque le besara de nuevo.

 

- Si, si… - Le entendió y volvió a posesionarse de sus labios.

 

Sólo tenía que retirarle la ropa interior al chico y bajarse los pantalones lo suficiente, para que ambos pudieran llegar a las puertas del mismísimo cielo…

 

Sin embargo, tras un rayo de sensatez, Rohan se detuvo a último momento.

 

- ¿Qué… qué ocurre Rohan? – Preguntó el chico con el rubor en las mejillas y un cosquilleo en su punto más noble e íntimo.

 

- Creo que lo dejaremos hasta aquí – Murmuró.

 

- ¿Qué? ¿Por qué? – No podía creer que estuviera pensando en detenerse en un momento tan crucial.

 

- No tengo condones – Anunció, sin importarle confesar de seguido: – Como hace mucho que no íntimo, había olvidado por completo que llegaría a necesitarlos.

 

- ¿Cómo? ¿Cómo un adulto como tú puede olvidar comprar algo tan importante en la vida de un hombre? – Regañó, aunque lo cierto era que eso no era lo que lo molestaba realmente, sino, que estuviera dispuesto a dejarlo con la calentura encima.

 

Rohan frunció el ceño notoriamente.

 

- Mi trabajo es lo más importante para mí. Lo demás ha pasado a segundo plano. Más desde que me dispararon aquella flecha y me volví un usuario de Stand.

 

- …Por mí no hay problema… no tenemos que usarlo ¿No crees? – Mencionó con una sonrisa, aunque estaba en extremo avergonzado de, prácticamente, estar ahí pidiéndole con ansias, que retomaran cuanto antes el acto sexual.

 

- ¡No seas insensato Josuke! De ningún modo haría algo así ¿Qué te han enseñado en la escuela? – No ocultó su ofensa - Tengo una estricta política de higiene y salud. Por nada del mundo mantengo relaciones con alguien del que desconozca su estado clínico o por lo menos, no sin protegerme.

 

- Pero…

 

- ¿O me dirás que Shining Diamond puede curar enfermedades venéreas? – Lanzó con acidez.

 

- ¡! – El muchacho se pintó de colores. Más trató de mostrar su temple - ¿Insinúas que tengo una enfermedad de transmisión sexual?   

 

- Yo no sé. Sólo soy precavido – Se cruzó de brazos – Los adolescentes de hoy en día, no pierden la oportunidad para cometer locuras.

 

Le molestaba. No entendía porqué Kishibe se comportaba de aquella manera tan despiadada con él, cuando instantes atrás, le había besado y tratado tan tiernamente. Se sentía en extremo tonto, porqué a pesar de su mal trato, tenía ese raro deseo de estar a su lado…

 

De pronto, fue como si un foco se le encendiera en la cabeza.

 

Cuando se levantó de la cama, el ojiverde no hizo nada para detenerlo, pues creía que se había salvado de hacer algo de lo que pensaba, podía arrepentirse luego…

 

Después de todo, se trataba de la persona que más detestaba en el mundo. Entonces ¿Por qué, aún sabiéndolo, había hecho aquella apuesta descabellada con el pelinegro?

 

- ¡Enseguida vuelvo! – Exclamó desde la entrada del cuarto y sacando al otro de sus pensamientos – Creo que traje algunos condones conmigo. Los dejé allá abajo.

 

- ¿Cómo? – La cara de Kishibe era de asombro absoluto.

 

Como si tuviera patines en línea, el joven se deslizó a toda velocidad hasta el primer piso, llevando puestos únicamente su camisa, ropa interior y calcetines.

 

- ¡Nushi! – Llegó hasta la terraza – ¡Nushi- chan! – Sostuvo los dados entre sus manos, exageradamente feliz de verle de nuevo – No te preocupes. Puedes adoptar tu forma humana.

 

El rubio obedeció y volvió a ser un “colegial ordinario”.

 

- ¿Cómo estás? Te vi vomitando hace un rato.

 

- Estoy bien Josuke-san.

 

- Que bueno porque necesito pedirte otro importantísimo favor ¿Te molestaría? – Juntó sus manos, suplicante.

 

- No hay problema Josuke-san. Puedes pedirme lo que sea.

 

- ¡Perfecto! – Celebró – Entonces ¿Podrías convertirte en un condón? – Y aunque había logrado formular la pregunta con normalidad, lo cierto era que se moría de vergüenza.

 

- ¿Con… dón? – El joven rubio, que había vuelto a su forma “humanoide”, pensó unos segundos – Disculpa, pero… ¿Me podrías decir qué es eso?

 

- ¿Eh...?... ¿No sabes? – Tenía un tic en el labio – Pues claro… a lo mejor, los extraterrestres tienen algún modo “poco convencional” de reproducirse – Mencionó por lo bajo.

 

- ¿Podrías enseñarme? Como hiciste con los dados.

 

- Bueno… - Se rascó un poco el cabello.

 

La verdad era que no tenía a la mano ningún catálogo que contuviera cómo era físicamente un preservativo. Lamentó profundamente no tener el tiempo suficiente como para ir a la biblioteca y conseguir un libro de salud donde pudiera mostrarle lo que era a detalle… o por lo menos, ir él mismo a la farmacia más cercana a comprar algunos.

 

Después de todo ¿Con qué cara los compraría? ¿Se los venderían a un menor de edad? Y si esperaba más tiempo, Kishibe era capaz de resarcirse. Y con lo que le había costado llevarlo hasta aquel punto… ¡Su única opción era jugárselas a todo o nada!

 

- A ver… - Josuke tomó el portaminas con que Rohan se había lesionado el dedo, y en el reverso en donde habían escrito las normas del Chinchirorin, se puso a dibujar como un niño pequeño – Es esto – Le mostró su dibujo.

 

El rubio acercó su rostro y trató de descifrar la figura.

 

Cabe mencionar que el pelinegro, aunque fuera bueno dibujando – aunque no hay que ser muy experto para poder dibujar un condón -, el “extraterrestre” con tan poca información, se sentía incapaz de poder cumplir con su petición.

 

- ¿De qué está hecho?

 

- ¿Eh? ¿Me dices que de qué está fabricado? Pues… de látex… - Su sonrojo y sofoco era evidente; de sólo imaginarse el objeto, su deseo sexual comenzaba a encenderse de nuevo.

 

Eso y que estaba en ropa interior frente a otro chico. Extraterrestre o no, su cuerpo reaccionaba por instinto.

 

- Comprendo.

 

El ojiverde hizo uso de su poder y se convirtió, en efecto, en un condón… pero de 1 m 80 cm de altura. O sea, la altura aproximada de Nu Nikitakazo Nushi.

 

- ¡No son de ese tamaño! – Exclamó, al borde de la pena – ¡Son mucho más pequeños!

 

- Lo siento. Soy nuevo en esto de convertirme en los objetos de la tierra.

 

Algo de sudor escurría de la frente del chico pelinegro, ante su sofoco y lo absurdo del asunto de tener a un condón de 1m 80, haciendo una reverencia.

 

- Si, si… encógete ya – Temiendo que en cualquier momento Rohan pudiera bajar y descubrirlos

 

Le mostró el tamaño que debía adoptar haciendo uso de sus manos; estimando las dimensiones del miembro viril del mangaka. Conocía el grosor y altura del suyo, evidentemente, y pensaba que el de Rohan podría tener características similares, dado que ambos tenían casi la misma altura y complexión…

 

Tragó grueso de sólo pensarlo…

 

Estuvo a punto de “vérselo”…y eso, le hizo empalmarse más.

 

Tuvo que jalarse un poco la camisa amarilla para cubrirse el nuevo problema.

 

Luego de un par de intentos más de “transformación” por parte de Nikitakazo, pudo adquirir finalmente un tamaño adecuado para un preservativo. Aparte, por supuesto, de pedirle que también recreara el empaque.

 

No podía aparecerse ante el quisquilloso de Kishibe con el condón fuera del envoltorio. Sabía que eso, era lo mismo que aparecerse sin nada.

 

- Ya sabes, tienes que permanecer en esa forma “todo el tiempo”, “pase lo que pasé” ¿Ok? – Enfatizó - Si Rohan nos descubre, es capaz de cortarnos la cabeza…

 

- No te preocupes – Habló desde su sitio, en la mano del chico.

 

- Ahora que lo pienso. No sé si le quedará a Rohan ¿Y si lo tiene más pequeño… o más grande?! – Pensó con el condón en la mano. Su sonrojo de nuevo hizo su aparición – “Pero… ¿En qué cosas estoy pensando?... Si mi mamá llegara a enterarse… me mataría” – Pensó el joven, cuya madre era una mujer de temer.

 

Cuando volvió a la habitación, el pelinegro se halló al mangaka sentado tranquilamente en la cama.

 

- ¿Aún sigues aquí? – Mencionó el peliverde, quien por primera vez en la vida, había tenido deseos de tener a la mano un cigarrillo y una botella de vodka.

 

Aquel chico… no podía descifrar qué haría o diría…

 

Por eso lo detestaba tanto, sus disparatadas acciones lo hacían sentirse vulnerable. 

 

- Pues claro. Hicimos una apuesta y tengo que cobrar mi premio… Dijiste que me mostrarías las verdaderas puertas al cielo. Lo de hace un momento sólo fue un abrebocas ¿O me equivoco? – Con todo lo que el valor le permitió, le mostró el preservativo al mayor – Aquí lo tengo.

 

- Explícame una cosa Josuke – Mencionó con completa seriedad - ¿Cómo es que un colegial como tú, tiene condones en su bolso? ¿Eres activo sexualmente desde hace mucho?

 

La cara del pelinegro era todo un poema, sudaba frío debido al nerviosismo y ante la vergüenza de que el otro pensara que se la pasaba acostándose con sus compañeras – o compañeros – de curso.

 

Aunque ciertamente luciera como un delincuente juvenil que era capaz de realizar actos inmorales a diestra y siniestra, lo cierto era que el hijo de Joseph Joestar, era de aquellos chicos que creían en el amor y todo el almíbar que eso conlleva. Era bastante pacífico la mayoría del tiempo… a menos que se metieran con su peinado, claro está.  

 

- Bueno… el otro día, Jotaro me habló un poco de educación sexual y me dio unos cuantos para que los utilizara “sabiamente”. Es mi sobrino y todo, pero, por lo visto, le pareció que necesitaba una charla de ese calibre… - Se encogió de hombros - Puede ser que el viejo quisiera darme la charla, pero en su senilidad… no creo que las cosas hubieran salido muy bien… Como sea ¿Vamos a hacerlo o no? – Mostró su recio carácter; no podía permitir que el mangaka le siguiera tomando el pelo.

 

- ¿Por qué estás tan interesado en esto Josuke? – Preguntó, sin poder contenerse.

 

- ¿Cómo que por qué? Hace un momento no te parecía tan detestable. No sé porqué me odias tanto, pero la verdad es que yo…

 

- ¿Tú qué? – Interrumpió con ese, su tono autoritario.

 

- … - Enmudeció unos segundos, la mirada de Kishibe era en extremo seductora.

 

- ¿Tú qué, Josuke? – Ahora su tono, también había adquirido cierta sensualidad.

 

- Yo… pues… emm… - Se sentía incapaz de decirlo.

 

- No importa…

 

De seguido, el mayor se hizo con los labios del chico. Josuke no podía creer cómo un beso de un hombre podía aplacarlo por completo. Cerró los ojos y llevó sus manos hasta los hombros desnudos de Rohan, quién poco a poco lo fue guiando de nuevo hasta la cama.

 

Ya sobre ella, el peliverde se dedicó a continuar besando el dulce rostro, que se encontraba matizado por un hermoso tono rojizo. Con sus manos fue subiéndole la camisa y el chico, le retiró los tirantes de sus pantalones.

 

Aquella camisa corta, de cuello alto y mangas abiertas, que tenía puesta Rohan, no sólo le hacía ver sexy, sino que resaltaba por demás su tonificado cuerpo, a través de aquellas aberturas de la tela evidentemente decorativas, que le permitían ver su piel de a fragmentos...

 

Desde que le había visto usando aquella prenda indiscutiblemente exhibicionista, el más joven había tenido que suprimir la cantidad de imágenes de referencia sexual que le habían acudido a la mente; agradeciendo en demasía lo ancho de los pantalones de su uniforme escolar, lo cual, le permitía ocultar a la perfección, el otro “problemita” que le había generado ante su selección de vestimenta de aquel caluroso día.

    

Cuando ambos quedaron desnudos del torso para arriba, la exploración de sus músculos haciendo uso de sus manos, se volvió de extrema urgencia; cómo si buscaran de comprobar quién tenía mayor masa muscular.

 

- Besas bien Josuke… Para ser un niño – Remató, en su terquedad por no doblegarse ante el otro.

 

- Tú no lo haces nada mal tampoco… para tu edad.

 

El peliverde tuvo un ligero tic. La diferencia de edades entre ambos no era mucha, pero siempre era pesado ese tipo de comentarios. Y como castigo, Rohan se bajó los pantalones blancos junto con su ropa interior y mencionó, mostrándole su pene erecto:

 

- Colócame el condón, Josuke. Claro, si es que sabes cómo hacerlo.

 

Semejante afrenta no podía dejarla pasar por alto. El bravío muchacho procedió a abrir el empaque del condón con los dientes, cuando en eso, un ligero “gritito” se oyó.

 

- ¿Qué fue eso?

 

- ¡Auch! – Josuke exclamó al instante, tratando de cubrir al otro – Creo que me lastimé los labios… Je je je…

 

- Hay que ver. Realmente eres un inepto.

 

Higashitaka suspiró por lo bajo. Por lo visto, al igual que con los dados, no se hubo dado cuenta.

 

- “No puede ser… si no puedo abrir el paquete, entonces no podremos usarlo… ¿Qué haré? A estas alturas no puedo contarle a Rohan…. ¡Me matará!” – Estaba seguro de ello.

 

- ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo? – Y no tuvo reparo en señalarlo con su “Dark Pink Shonen” (N/Sue: no pude resistirlo… referencia del anime visto de una manera perver x,D)

 

A todo riesgo, el joven posó sus dientes de nuevo en el empaque y tras un rápido movimiento, logró abrirlo.

 

- “Parece que no le hice daño” – Examinaba el condón – “Que alivio…” – Sin dejar de sudar frío.

 

A ese paso, al terminar el día, iba a quedar deshidratado.

 

- Ten cuidado. Pudiste haberlo roto – Expresó Rohan ante su sospechosa manera de actuar.

 

- Está bien – Sonrió forzado al tiempo que se lo mostraba.

 

- ¿A qué esperas? – Con los brazos cruzados, esperaba que se atreviera a ponérselo.

 

- Si que te gusta mandar – Se acercó a la pelvis del otro y con algo de temor agarró el pene desde la base.

 

- Espera – Le detuvo – Hazlo con la boca.

 

- ¿Eh?

 

- Que me lo pongas con la boca, Josuke – Gesticuló cada palabra para que le quedara bien claro.

 

El rubor se apoderó de nuevo de sus mejillas.

 

Se llevó el condón a los labios y luego se acercó, colocándole suavemente el mismo, al tiempo que su boca abarcaba la extensión del pene.

 

El peliverde estuvo complacido de tener a Josuke de aquel modo.

 

- Muy bien. Ahora acuéstate y abre las piernas.

 

Con vergüenza le obedeció, desviando el rostro.

 

- Abre más que no puedo ver – Le agarró de las rodillas y sin delicadeza, le abrió cuanto pudo.

 

- ¡Duele! ¡¿Tienes que ser tan brusco en todo?! – Espetó, indefenso ante el modo en que lo trataba.

 

- ¿Te molesta? – Llevó su dedo al ano del chico y lo introdujo sin más.

 

- ¡Ah! – Se contorsionó un poco en su sitio.  

 

- Quiero acabar con esto cuanto antes Josuke, pero dado que eres virgen tendré que ensancharte un poco primero… de lo contrario, no podré entrar… - Movía erráticamente aquel dedo, sin importar que el otro se quejara.

 

- ¡Duele!... ¡Ah!... ¡Ro…han! – Otro dedo intruso se introdujo en su interior.

 

- Tsk…

 

El modo en que el chico actuaba, estaba provocando que su erección fuera insoportable; por un momento, tuvo el deseo intenso de meterse en él sin ninguna clase de reparo y romperlo sin piedad… pero por más malvado que intentara parecer, aquel rostro de Josuke, sonrojado por el modo en que lo estaba tratando, despertó en él, cierta simpatía.  

 

- Necesito que te relajes cariño – Musitó – De lo contrario esto será difícil para los dos.

 

Josuke asintió con los ojos cerrados y luego, trató de relajarse. Rohan vio la diferencia cuando pudo mover los dedos con mayor libertad entre las entrañas cálidas del jovenzuelo.

 

- Creo que ya está… - Se posesionó entre las piernas del chico – Aquí voy…

 

Poco a poco se fue metiendo en Josuke, quién de nueva cuenta, le entregaba al otro un hermoso catálogo de expresiones faciales.  

 

 - “Es tan lindo desde éste punto de vista” – Confesó Kishibe, para sí mismo.

 

Cuando estuvo completamente adentro, el peliverde se tomó el tiempo de permitir que el muchacho se acostumbrara a la que seguramente, debía ser una extraña sensación.

 

- ¿Puedo moverme Josuke? – Preguntó cuando lo vio conveniente.

 

De nuevo, la respuesta del pelinegro fue un leve movimiento de cabeza.

 

- Bien… aquí vamos… 

 

Mientras le embestía, Rohan se maravillaba con la hermosa facción que le ofrecía el muchacho; a pesar de su actitud y carácter férreo, Josuke mantenía fuertemente cerrados los ojos, las cejas curvadas y los labios ligeramente temblando; emitiendo débilmente unos gemidos que trataba por todos los medios, de acallarse.

 

- Dime Josuke… ¿Nunca te habían dado por aquí, verdad?

 

- …

 

- Tu cuerpo es sincero, estás todo apretado… - Se sentía tan endemoniadamente bien dentro suyo, que tenía deseos de lanzarle miles de palabras obscenas - ¿Esto te gusta?

 

- …

 

- Contesta ¿Quieres que lo haga más despacio y profundo… o más rápido y fuerte?

 

- …

 

- Ya veo… con que no quieres hablar… ¿O es que acaso quieres que me detenga? – Mencionó, ansioso por humillarlo todavía más.

 

- ¡! – Abrió los ojos de inmediato – Rohan… - Gimió lastimero.

 

No podía decirle lo que quería; todo aquello era demasiado vergonzoso.

 

El chico se aferró con fuerza de los antebrazos del hombre y ladeó el rostro, tratando de transferirle con la presión de sus dedos, todo su deseo.

 

- Ya sé cómo saber qué quieres – Sonrió malévolo y con los mechones de cabello verde adheridos a la frente por el sudor - ¡¡Heaven’s Door!!

 

- ¡Espera…! ¡¿¿Qué??!!

 

Tras invocar a su Stand, el poder del mismo le permitió abrir la faz del chico como si fuera un libro; se dedicó entonces, a revisar la parte de su vida que le interesaba en aquel instante.

 

- A ver… por lo general te masturbas en las noches cuando no tienes nada que hacer y como te da vergüenza imaginarte a alguien en específico, y tu madre podría rastrear cualquier revista pornográfica que llegaras a comprar, simplemente te imaginas que unas manos extrañas aparecen de la nada para proveerte placer… La primera vez que conociste el arte de la masturbación, te sentías tan avergonzado contigo mismo, que al día siguiente, estuviste casi todo el día peinándote el cabello para calmarte y eras incapaz de mirar a tu madre a la cara… - Leía con tranquilidad, con la mano izquierda en la barbilla y aún adentro del pelinegro - …Muy interesante.

 

- ¡Deja de leer eso! – Toda su cara, o más bien, las páginas que tenía por cara, habían adquirido una tonalidad rosada.

 

- Vaya… no sabía que eso podía pasar – Se impresionó por el tono de las hojas – Bueno, supongo que siempre hay algo nuevo por descubrir con respecto a tu Stand… A ver… - Continuó leyendo – Te gusta, no… te encanta esto que te estoy haciendo, es más, lo estabas esperando desde hace tiempo; cada vez que me veías te empalmabas y eso te hacía sentir confuso… - Se detuvo y leyó lo demás en silencio.

 

La palabra “amor”, no aparecía por ninguna parte, pero si “confusión”, “interés” y “gustar”… al parecer, según Heaven’s Door, Higashitaka Josuke sentía cierta atracción romántica hacia su persona, llegando incluso a sentir un poco de celos de que prefiriese buscar la compañía de su amigo Koichi Hirose; pero alegrándose en cierto sentido extraño, de que le aborreciera, pues pensaba, que prefería ser para él como un grano en el trasero, que un cero a la izquierda.

 

Cada conocimiento por parte del joven, hacía que Rohan redefiniera poco a poco sus creencias… aquella faceta arrogante que Josuke mostraba en todo momento, ocultaba una candidez genuina…

 

Esa era otra cosa que le molestaba de él. Realmente era un mentiroso que hacía todo lo contrario de lo que decía…

 

Pero el peliverde no era mejor que él y se lo había hecho saber de una extraña manera.

 

Por eso lo detestaba, porque en realidad, eran tan parecidos…

 

Deshizo la habilidad de su Stand y volvió el rostro de Higashitaka a la normalidad. Ya había leído suficiente.

 

- Ahí dice que te gustaría que te hiciera esto – Llevó sus manos hasta el dorso musculoso del chico y comenzó a apretar ambas tetillas.

 

- ¡Ah! – No pudo evitar soltar un dulce quejido.  

 

- Al parecer, eres bastante sensible. Seguramente descubriste que esos son tus puntos buenos tocándote – Le placía; volvió a retomar las embestidas sin dejar de acariciarle los dulces botones.

 

El ritmo de la penetración fue en aumento, no sólo porque había leído en Josuke que así lo quería, sino por propia necesidad; las fornidas piernas aferrándose con firmeza de su cintura, se lo confirmaban; la manera en que el pelinegro agitaba su cabeza de un lado para otro, como un loco, se lo hacía saber…

 

- ¡Rohan…!

 

- ¡Josuke!

 

Luego de una última y fuerte estocada, acompañada de un poderoso grito por parte de ambos, Kishibe Rohan alcanzó el orgasmo, al igual que el colegial, cuyo estallido había sido de tales proporciones, que el semen había salpicado no sólo su vientre y torso, sino también, parte de su rostro.

 

Con la boca abierta, la cabeza echada hacia atrás y el cuerpo bañado en sudor, permanecían degustando los vestigios propios del orgasmo.

 

Cuando lo vio conveniente, el peliverde salió de la dulce morada que le había acogido tan cálidamente y se retiró el preservativo completamente lleno, a punto de reventar, puesto que el mangaka, también había eyaculado una cantidad exorbitante.

 

Por un momento, lamentó no haber experimentado la sensación de rociar su semilla dentro de Josuke… seguramente, hubiese sido alucinante.

 

- Vaya… eso ha estado… – Josuke trató de buscar un calificativo que no le apenara mencionar, más se conformó con ofrecer una mirada huidiza en su sonrojado y húmedo rostro.

 

- También me la he pasado bien… Josuke – Con un trozo de sabana le limpió el rostro.

 

El modo tan dulce en que lo hubo mencionado, sacó del menor una tímida sonrisa.

 

Debido a los agitados movimientos generados por el placer y al sudor del cuero cabelludo, el gel que había aplicado en su melena negra desde tempranas horas, parecía estar perdiendo efecto, ya que algunos mechones empezaban a ceder y a retomar su caída natural.

 

- No puede ser…

 

Se iba a llevar las manos al cabello, buscando desesperadamente de arreglárselo, cuando en eso, el peliverde se lo impidió, tomándolo por ambas muñecas.

 

- ¿Qué haces? – Le miró son angustia - ¿Me prestas el baño? Necesito peinarme cuanto antes… - Consciente de que a esas alturas, su cabello, del que se sentía tan orgulloso, debía de ser todo un desastre.

 

Y no quería que Rohan lo viese así…

 

Sin embargo, Kishibe, cuyos cabellos verdes caían delicadamente sobre su rostro, cuales lianas salvajes, le ofreció una sonrisa acompañada de unas tiernas palabras.  

 

- No te preocupes Josuke… te sigues viendo increíble.

 

- Rohan… - De nuevo un sonrojo se apoderó de sus mejillas.

 

Tuvo deseos de hacerlo una vez más, pero… ¿Cómo obligar a Rohan sin pasar por la penosa tarea de confesárselo? Una idea le llegó a la mente.

 

- Jum… - El mayor, que se dedicaba a descansar a su lado, se sorprendió de que el muchacho se acercara hasta su pelvis - ¿Qué pasa cariño? Tengo que tomar un pequeño descanso.

 

Siendo que con el agobio mental que había sido jugar al Chinchirorin, el acto sexual desenfrenado y la utilización conjunta de Heaven’s Door, había consumido hasta la última de sus reservas de energía.

 

La sonrisa amplia y malévola en el rostro de Higashitaka, le hizo temer lo peor… ¿Acaso… tenía pensado hacérselo? Kishibe Rohan se puso blanco cual papel. Por más rudo y vanidoso que insistiera en parecer, lo que más le aterraba era acabar bajo el control de otro…

 

Pero lo que pasó luego, definitivamente no se lo esperó. Josuke sacó su Stand y a través de Shining Diamond, en un santiamén le devolvió al peliverde lo que había perdido tiempo atrás… ¡Su erección!

 

- ¡¿Cómo es eso posible?! – Su asombro era absoluto; con la boca sumamente abierta admiraba su miembro viril en alza, como por obra de un milagro divino.

 

Cabe mencionar que durante el proceso en que la esperma ya despedida, había vuelto a entrar a través de su uretra, experimentó una especie de “orgasmo a la inversa”.  

 

- Fue una intuición. Pero por lo visto no estaba equivocado. Mi Shining Diamond también puede usarse en estos casos – Mostró su pulgar en alza.

 

- Espera muchacho loco… ¿Qué es lo que tienes en mente?

 

- Creo que es algo obvio, “cariño”.

 

De seguido, el pelinegro se fue sentando sobre el pene “restituido”, metiéndoselo en su interior. 

 

- Oh… Josuke – Cerró los ojos ante la sensación plena de sentir a cabalidad, el contacto con la carne del otro. La protección ya no le parecía tan crucial.

 

- Así es mucho mejor ¿No crees? – Tomó la mano del mangaka y depositó un beso en el dedo que instantes atrás, había sanado con sus poderes curativos.

 

Rohan no pudo más que quedar encantado con la picardía que de pronto, había adquirido el pelinegro.

 

Si hubiese hecho uso de Heaven’s Door, encontraría sin duda, que luego de la intimidad, Higashitaka no sólo le tenía mayor confianza, sino mayor afecto.

 

- ¿Lo ves Rohan? Está todo dentro – Restregó fervorosamente su trasero, despertando la más maravillosas de las sensaciones.

 

Como se hallaban frente a frente, Kishibe podía admirar el espectáculo de su propio pene siendo suculentamente engullido, por las prietas nalgas del muchacho.

 

- Josuke… - Llevó sus manos al sexo del pelinegro – “Nunca sé con qué cosa saldrás… eres totalmente impredecible… pero, la verdad… eso de ti no me desagrada del todo”

 

Y aunque juraba y perjuraba que aquello era producto del momento. Kishibe Rohan se entregó nuevamente a las fauces del placer e hizo una vez más, el amor con el pelinegro.

 

***

 

El sonido de la ducha le alertó y poco a poco fue abriendo los ojos.

 

Al parecer, luego de haber tenido relaciones por enésima vez – gracias a Shining Diamond, que por lo visto, era más efectivo que el Viagra - finalmente se había quedado dormido. Josuke se llevó los brazos detrás de la nuca y se dedicó a meditar en cómo las cosas habían acabado de aquella manera tan descabellada.

 

En eso, una aparición lo hizo salir de su estupor para entrar en otro, Nu Nikitakazo Nushi o su fiel – y ahora íntimo - amigo extraterrestre, había adoptado su forma humanoide.

 

- ¡Sigues aquí! – Como pudo se cubrió la desnudez.

 

- Por supuesto Josuke-san. Tenía que esperar que de nuevo estuvieses solo. Y como te quedaste dormido, no quería despertarte.

 

El rubio, que por lo general siempre mostraba un semblante inexpresivo y estoico, evitaba mirarle a los ojos, al tiempo que sus pómulos se hallaban sumamente ruborizados.

 

- ¿Te… encuentras bien? 

 

Se sintió terrible al comprender que en todo momento ¡Él siempre estuvo ahí! ¡¡¡Literalmente entre los dos!!!

 

- ¡Mo!... ¡De verdad, no sé que estaba pensando cuando te pedí lo que te pedí…! - Movía sus manos de un lado a otro – ¡Me siento tan apenado!... ¡Soy de lo peor! – No le sorprendería si el rubio también empezaba a odiarlo a partir de ese momento.

 

- No te preocupes. La verdad… no me molestaría seguir siéndote de utilidad en un futuro, después de todo, somos amigos ¿No es así?

 

- ¿Eh…? – Con los ojos abiertos como platos.

 

Josuke no sabía qué hacer, en un momento inesperado, el rubio se había acercado hasta él y le había dado un beso en la mejilla… de hecho, se había quedado pegado a su mejilla; quizás encantado con la sensación o porque aquella fuera una manera en que los “extraterrestres” succionaban las fuerzas de los entes vivientes.

 

- Josuke… si quieres ya puedes entrar a la ducha… ¿Qué te parece si te quedas a cenar? - En eso, aparecía Rohan en el cuarto, secándose el cabello verde con el paño e inevitablemente, encontrándose con la escena del pelinegro siendo besado en la mejilla por un extraño y desconocido sujeto rubio – Pero que… ¡¡¡¡Yo sabía que algo te tenías entre manos Higashitaka Josuke!!!! – Le señalaba furiosamente con el dedo.

 

- ¡Espera Rohan! ¡Te lo puedo explicar! – Sudando a mares, movía las manos con desenfreno.

 

- ¡Infeliz! ¡¡Entrégame tu meñique!! – Sus ojos refulgían de un rojo intenso.

 

- ¡¡Detenteeeeeeeeee!!

 

Narrador: “De aquella manera, Josuke consiguió empeorar el rencor que le guardaba el reconocido mangaka y, aunque Kishibe Rohan no tuvo perdidas económicas – puesto que en ésta versión perversa no se incendió su casa – su orgullo y corazoncito, quedaron seriamente afectados…”

 

Mientras el peliverde le daba su merecido al pelinegro, cierto rubio de ojos verdes no podía dejar de mirar con completo embeleso, a los hombres que le habían hecho sentir “un placer fuera de éste mundo”.

 

- “La tierra es un lugar único” – Con corazones alrededor.

 

Narrador: “Por cierto, ante lo ocurrido, Nu Nikitakazo Nushi, había descubierto algo nuevo para su especie “los triángulos amorosos”.   

 

 

*FIN*

 

Notas finales:

 

 

… Y así, Kishibe Rohan logró romper el diamante de Josuke ja ja ja xD… Lo sé, no tengo excusa, soy una enferma sin remedio U>.> al que leyó, muchísimas gracias y si es de su agrado dejar su comentario, estaría muy complacida de saber qué les pareció :B gracias por su atención!! Bye Bye!!


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