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El arco y las flechas carmesí por Shinjimasu

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-Mamá ¿Ya es hora?-

-Aún no-

-¿Cuánto falta?-

-No mucho, supongo-

-¿Estás segura que es hoy?-

-Sí Eren, es hoy-

-¿Entonces por qué tardan tanto?-

-Porque aún no es hora-

-¿Cuánto falta?-

-Eren, ya preguntaste eso, sé paciente- responde Carla a poco de perder su poca paciencia ante su insistente hijo, pensando que quizá habría sido mejor no decirle nada hasta que Kuchel y Levi se hubieran mudado ya.

-Pero ¿Y si se perdieron? ¿Y si no saben cómo llegar?-

-Has caminado con Levi todos los días por las mismas calles, estoy seguro de que él sabrá llegar-

-No nos vemos todos los días… él y su mamá no vienen siempre-

-Bueno, pues ahora ya podrán hacerlo ¿No crees que vale la pena esperar unos minutos más por última vez?-

-Supongo…- contesta desanimado sin separarse de la ventana. Solo está ahí porque sabe que la carreta debe pasar frente a su casa para llegar a la que será el nuevo hogar de Levi y su mamá, pero no puede dejar de sentirse ansioso por ir y buscarlos para hacerlos llegar más rápido.

Han pasado un par de meses desde que ellos se volvieron amigos. Su encuentro había sido tan inesperado, que de haber estado planeado, no hubiera resultado como lo hizo en realidad, ni siquiera la ventajosa amistad de sus madres, razón principal por la cual finalmente ambos niños estarían lo suficientemente cerca como para poder verse todos los días.

Finalmente transcurren unos minutos más y la esperada carreta es vista por Eren. Está demasiado emocionado, no puede contener su alegría. Ambos chicos se saludan cuando alcanzan a verse y Eren sale corriendo de su casa para asegurarse de que siga el camino indicado. Carla sale tras él y le hace compañía. Nunca antes había visto a su hijo tan animado como en ese momento, lo cual agradecía.

-¿Sabes? Quizá deberíamos ir a ayudarlos a instalarse. Seguramente necesitarán ayuda- le dice a Eren, quien responde afirmativamente con emoción.

Demoran un poco de tiempo en lo que Carla junta algo de comida para la recién llegada familia y parten rumbo a la nueva casa, topándose con la carreta de vuelta. No le prestan mayor atención y Eren comienza a llamar a Levi desde fuera, haciéndolo salir junto con su madre. Kuchel y Carla se saludan por igual, y unos minutos después ya están dentro de la casa encargándose de la limpieza y acomodando sus pocas pertenencias.

Levi lleva a Eren escaleras arriba para mostrarle su habitación, de la cual se hacen cargo durante toda la tarde.

-¿No es genial? Ahora podremos vernos todos los días- dice Eren -¡Será muy divertido!-

-¿Eso crees?-

-¡Por supuesto! Podremos salir a jugar y quedarnos hasta tarde… además vivimos cerca, eso es todavía mejor- le sonríe asomándose por la ventana abierta –Mira, desde aquí se puede ver mi casa-

Levi lo imita y mira hacia donde señala, dándose cuenta de que tiene razón –Es cierto, ahora estamos muy cerca-

Incluso se ve la calle principal… podemos ver cuando llegue la carreta que falta-

-¿Cuál?-

-La que trae el resto de tus cosas-

-Esto es todo- responde Levi –Son todas nuestras cosas-

Eren regresa su vista dentro de la habitación. Le cuesta creer en las palabras del chico, pero ya antes sabía que Levi y su mamá, a comparación de su familia, no tenían mucho dinero, y esa era la razón por la cual no podían ir a Shiganshina seguido o quedarse mucho tiempo. Por eso, ver la poca ropa de Levi puesta sobre la cama (misma que venía “incluida” con la casa), la pequeña mesa y un viejo tocador, no deberían causarle mayor sorpresa.

No hablan más al respecto y cambian de tema.

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~ Un par de semanas después

Completamente instalados en su nueva casa, Levi y su mamá comienzan una nueva vida. Ella se esfuerza trabajando en una panadería no muy lejos de donde viven, y Levi se encarga de algunos trabajos simples para ayudarla, como ir por algunos mandados, traer leña para el fuego y, a veces, entregar algunos paquetes de ropa lavada en casa a ciertas personas.

Se han adaptado lo mejor posible, más aún por ser completamente nuevos en un entorno como ese. No es tan sencillo, pero deben esforzarse.

Durante la mañana, Levi y Eren recogen madera dentro de la muralla. Eren se ve bastante animado, contrario a su compañero. Ha tratado de no preguntar nada durante todo su trayecto, distraerlo contándole algo, pero no parece funcionar.

Llegan a la calle principal y Eren observa a toda la gente reuniéndose. Intenta fijarse lo que llama su atención sin dejar de caminar y comienza a ver a los soldados de la Legión de Reconocimiento pasando sobre sus caballos.

-¡Levi, mira! Abrirán las puertas- dice emocionado mientras los murmullos de la gente comienzan a hacerse escuchar -¡Vamos a ver!-

El chico apenas y puede reaccionar cuando Eren ya lo está jalando para llegar a la calle principal. Como es de esperarse hay bastante gente y la vista es complicada, pero Eren encuentra unas cajas de madera cerca de una ventana, mismas que usa para observar a los valientes soldados saliendo de la muralla. Hay cientos de ellos, y Eren se maravilla ante su porte y galantería.

-¡Mira Levi!- exclama emocionado, pero su compañero apenas y puede mantenerse en pie, a poco de quedarse dormido –Hey, Levi ¿Qué pasa?-

-Ah… nada- reacciona frotándose los ojos –Solo estoy cansado-

-¿Por qué?-

-No puedo dormir bien- dice antes de bostezar –Mi habitación es muy grande y hace ruidos raros en la noche-

-Si te da miedo ¿Por qué no duermes con tu mamá?-

-Porque no quiero que lo sepa- responde apenado, luchando consigo mismo para no caer al suelo vencido por el cansancio –Ya quiero irme-

Eren lo piensa dos veces. No quiere irse sin terminar de ver a los soldados pasar, pero no puede dejar a Levi solo, menos en esa condición. Suspira y lo toma por su mano después de brincar desde las cajas –De acuerdo-

-Ah, no, Eren, no quise…- intenta detenerlo –Tú quédate-

-Está bien-

-No, Eren…-

-Dije que está bien-

-Pero si…-

-¡Está bien!- exclama molesto -¡Ya cállate y sigue caminando!-

Levi siente el regaño y camina en silencio a su lado con la cabeza agachada. El agarre en su mano le lastima, pero no quiere decir nada. No había querido molestar a Eren, y sin duda pudo haberse ido solo, aunque comentarlo de nuevo sería imprudente considerando el estado de ánimo del chico.

Caminan en silencio entre las calles empedradas hasta salir a otra de las calles principales, cerca del canal. Levi siente la mirada de las personas sobre ellos, unas que antes no le importaban, siendo mucho más penetrantes de lo usual. No le gusta ser el centro de atención, menos en una situación como esa. Quiere irse.

-Eren, lo lamento- se disculpa cabizbajo –Tú querías ver a los soldados…-

-Está bien, los he visto muchas veces antes- responde más tranquilo aunque sin voltear a verlo.

-Pero a ti te gusta eso-

-Puedo venir después. Ellos salen mucho-

-Pero…-

-Ya déjalo-

-Perdón…-

-Deja de disculparte, es molesto- responde sin dejar de caminar, tirando de su brazo que cada vez se hace más pesado. Da unos pasos más y finalmente Levi se detiene, llamando la atención de Eren -¿Ahora qué?- pregunta volteándose molesto, pero apenas lo ve cambia su actitud por completo en cuanto nota las pequeñas lágrimas formadas en sus ojos.

-Eren… no te enojes conmigo- solloza Levi –Por favor, no me odies-

Aquello es suficiente para hacerlo llenarse de culpa –Levi…-

-Perdóname Eren- lloriquea llevándose las manos al rostro, siendo atendido por el chico castaño de inmediato.

-Levi, no llores, no te odio- intenta tranquilizarlo –No debí ser grosero…-

-Pero tienes razón, soy molesto- se queja –No quería molestarte-

Eren se acerca y lo toma por su rostro, limpiándole las mejillas –Levi, perdóname- dice llamando su atención, haciéndolo parar.

-¿Por qué te disculpas?-

-Te lo dije, fui grosero contigo- responde –Somos amigos… no debí molestarme-

-Eren…-

-Ya no digas nada- responde ligeramente ruborizado –Yo ya te pedí disculpas y también te perdono, así que estamos bien así-

El rostro de Levi se ilumina ante sus palabras -¡Sí!- responde feliz antes de limpiarse el rostro.

Su expresión angelical avergüenza a Eren, pero no se permite demostrarlo –Bien, vámonos entonces- dice tomándolo de nuevo por su mano para llegar al cruce de su casa, donde sus caminos se separan.

-Levi ¿Entonces no puedes dormir?- pregunta al detenerse.

-No-

-¿Y si dejas encendida una vela?-

-Mamá dice que es peligroso-

-Eso es cierto- dice pensando, aunque por más que se esfuerza no logra encontrar una solución adecuada, al menos hasta unos segundos después justo antes de llegar al cruce donde el camino a sus casas se desvía  -¡Ya sé! ¿Qué tal si me quedo a dormir contigo esta noche?-

-¿De verdad? ¿Quieres quedarte conmigo?- pregunta Levi emocionado.

-Puede funcionar- responde mirándolo –Le diré a mi mamá-

-¡Yo también le diré!- contesta recobrando un poco de energía. Parece realmente emocionado.

-Entonces te veré más tarde- le sonríe Eren antes de separarse, mirando a Levi despedirse por igual a lo lejos.


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