Cambios.
No entendía. ¿Ella lo sabía? ¿O su cabeza le estaba jugando una mala partida?
— Antes de ayer vi a Vegeta en la habitación donde lo dejaste... Estaba vendado. Y murmuraba cosas... Murmuraba tu nombre... ¿Qué le hiciste? — preguntó sin quitar sus ojos zafiro de los ojos carbón de su amigo.
— Yo... Cometí un error... — dijo como si fuera a aliviar el dolor que yacía en su pecho.
— ¿Acaso pelearon y te pasaste? — El negó con la cabeza.
— ¿Se pelearon con alguien? — sabía la respuesta.
— No — apenas se escuchó.
— No... No Goku no... Tú no... — ella sabía que su esposo había sido violado, lo pudo comprobar cuando al otro día se había levantado y en su ropa interior había sangre y estaba muy a dolorido (aunque lo ocultase) al caminar.
— Si... No sé que me pasó... Yo me enojé y... — sus palabras se ibas cayendo torpemente en los labios del hombre. — Algo me controló. Me dijo que era la única manera en que Vegeta me respetaría... —
— ¡¿Cómo?! ¡¿Violandolo?! ¡Respeto no pero miedo si! ¡Goku! — lo golpeó en el rostro con la mano abierta. — Mereces más que esto... Pero... ¿Por qué? —
— Él estaba insultándome de que yo no debería haber sido quien soy... Y me enojé de que me tratara como basura para que después venga y quiera tener sexo conmigo... Es como si fueran dos personas viviendo dentro de un cuerpo... No entiendo a Vegeta... A veces es bueno y otras veces es un maldito... Y yo quería demostrarle... — poco a poco sus intensiones salían. — Que era más fuerte... —
— ¿Y terminaste violándolo? ¿Qué lógica tiene eso? Sé que Vegeta no entiende con palabras, tal y como tú. Pero debes entender que Vegeta fue criado de manera diferente y que lo que es normal para ti o para mi es raro para él... Él nunca recibió afecto... Confianza... Nada... Solo odio y dolor... — explicó tomando el brazo del guerrero observando las cicatrices que poseía.
— Lo sé... Ahora me odia... Y no lo culpo... Yo también me odio — dijo con el ceño fruncido.
— ¿Por qué no le demuestras lo contrario? Él te odia por lo que hiciste. ¿Pero si lo haces cambiar de parecer? — aconsejó sonriendole tristemente.
— ¿Como? — la miró a los ojos buscando una respuesta.
— ¿Como te imaginas? —
— Dejando que me muela a palos... Tal vez así se desquite y pueda hablar con él más tranquilamente — pensó en voz alta el guerrero mirando al techo.
— Bueno. No era lo que tenía en mente pero no está mal... Mañana por la mañana vienes y te lo llevas lejos a entrenar. — una risita entre dientes escapó de sus labios. — Dejas que te rompa una o dos costillas y luego hablas con él. ¿Te parece? —
— Me parece bien. ¡Jaja! — rió por la ocurrencia de su amiga.
— Cuando estén más calmados me explicas eso de que tenían sexo a mis espaldas. ¿Eh? — dijo seria.
— Si... — dijo asustado. Se le había escapado mientras hablaba.
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Varias semanas después.. Ya todo estaba normal, cada familia volvía a su rutina diaria. En el comedor de la corporación se escuchó el característico sonido de un vidrio roto.
— ¡Hijo de perra! ¡¿Por qué estos putos vasos siempre se caen?! — se quejó el príncipe.
Bulma lo observó de reojo mientras le daba un sorbo a su café.
— Vegeta — lo llamó calmada.
— ¡¿Qué?! — respondió enojado mirándola.
— ¿Por qué estás tan molesto? — preguntó dejando la taza de café en la mesa.
— ¡¡No estoy molesto!! — gritó indignado girando su rostro hacia otro lado.
El Dr. Brief entró a paso tranquilo e interrumpió la conversación.
— Si que lo estás. Más de lo normal, a pesar de que estás entrenando más. — habló el Dr. Brief arreglando un aparato.
— ¡Ustedes están locos! ¡Estoy bien! ¡Dejen de molestarme! — gritó molesto con su mujer y suegro caminando a la salida.
— Creo que sé porque estás así... — dijo en tono sombrío la mujer de cabello celeste.
El miedo lo invadió, mirando de reojo a Bulma.
— Desde que volviste a tener tu cola de vuelta, has estado de mal humor. — dijo de brazos cruzados y con sus ojos cerrados
. El Saiyajin suspiró aliviado.
— Tienes razón querida. — dijo el doctor atornillado el aparato — Debe de ser algo relacionado a las hormonas. —
— ¡Ustedes dos están equivocados por completo! ¡Dejenme solo! — dijo yéndose. — ¡Hormonas mi culo! ¡Yo no tengo hormonas! — dijo enojado ya saliendo del comedor.
— El nunca va a cambiar. ¿O si? — preguntó gracioso el Dr. a su hija.
— No — respondió con una sonrisa.
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El guerrero orgulloso caminaba disgustado por el jardín.
— (Mierda, ella tiene razón. He estado irritable y creo saber porqué) — Se dijo a si mismo con las manos ocultas en los bolsillos de su jean.
El gato del Dr. Brief lo había seguido en silencio a unos pasos atrás.
— (Pero... no puedo decirle.) —
Vegeta vio un árbol y decidió subirse a una de las ramas más cercanas al suelo. Se sentó con las rodillas flexionadas a su pecho apoyando sus antebrazos en ellas.
— (¡Kakarotto, Bastardo! ¡¿Por qué tuviste que ser el último Saiyajin en este maldito universo?!) — pensó con un pequeño sonrojo en su rostro.
Su cola colgaba a un lado suyo y el gato negro la observaba.
— (¿Por qué me buscaste?) — se tomó la cabeza con sus manos, ocultándola entre sus piernas. — (¿Por qué te dejé hacerlo? Ahora, aunque trate de olvidarlo. Mi cuerpo se vuelve loco y no se que hacer.) — pensó mirando el pasto bajo suyo.
El pequeño felino traba de alcanzar la cola del hombre sobre el árbol.
— (Ya nada me sirve. Y entrenar parece que solo lo empeora) — su voz en su mente sonaba decaída. — (Me estoy volviendo loco. Necesito distraerme y esperar que esto se me vaya pronto.) — se acomodó con sus brazos entre sus piernas apoyando sus manos a los lados de su cabeza.
— (Si tan sólo sabría como.) — miró hacia un costado.
— (Tal vez necesite intentar algo diferente. ¿Algo normal?) ¡URGH! — se quejó cuando el felino mordió la punta de su cola.
— ¡Maldito gato! — gritó antes de perder el equilibro y caer.
To be Continued...