La primera vez que lo vio fue en otoño, la hojas de los arboles caían de manera elegante, como queriendo dar un mensaje de que el invierno llegaría de manera temprana.
Recuerda perfectamente ese día, había decidido ir a visitar el mundo humano, después de pasar casi milenios en el inframundo, ¿La razón? Fácil, el imbécil de Daiki y no podía estar en un solo lugar sin hacer un desastre o provocar una pelea, lo cual era un problema, Reo y los demás eran demasiado ruidosos, él único con el que valía la pena pasar el tiempo era Shintaro pero él se había ido a visitar a un Tengu revoltoso.
Y es por ese motivo que él, un demonio zorro Akashi Seijuuro se encontraba en un bosque humano. Y aunque había escapado de sus compañeros para tener un momento de paz y tranquilidad no tenía ni idea acerca de qué hacer, por un momento pensó en regresar pero cambio de idea cuando sintió una presencia humana con unos poderes espirituales llamativos, tal vez podría divertirse un poco jugando con ese humano, después de todo era bien sabido que un humano no debería adentrarse en el bosque porque en el habitan algunos espíritus, eso era de sentido común.
Si, definitivamente se iba a divertir un rato.
O al menos ese era el plan, no contaba con que esa presencia con poderes hasta cierto punto fuertes vendrían de un chiquillo de no más de 10 años. Eso despertó su curiosidad, era un simple niño lo viera por donde lo viera, de baja estatura y cabello castaño, ¿acaso los humanos habían cambiado tanto que ahora abandonaban a sus crías a tan temprana edad? Parecía que el crio no había notado su presencia pero si miraba cauteloso a todos lados.
A pesar de que no tenía razón para hacerlo, decidió ocultarse entre los árboles y seguirlo. Por lo que pudo observar el chiquillo conocía muy bien el bosque ya que llegaron hasta un claro con un lago. Estaba ya por anochecer.
De la nada el castaño se detuvo.
“¿Quién es?” dijo con voz temblorosa. Vaya parece que ese chico era más interesante de lo que él creía. “¿Por qué me sigues?” pregunto mirando a todos lados.
Bueno, podía sentir su presencia pero no localizarlo. Tal vez si podría matar el tiempo un poco.
“Es descortés de tu parte exigir el nombre de alguien sin presentarte tu primero, ¿no crees?” le contesto con un tono de burla al ver al niño tensarse.
El rostro del niño se coloreo de un rojo parecido a sus cabellos para luego tomar un color pálido casi azul al darse cuenta de que le habían contestado y que la voz provenía de algún lugar enfrente de él sin duda esto lo divertía en demasía.
“¡N-no tengo por qué a a-alguien que ni siquiera puede mostrar su rostro! ¡Además mamá me ha dicho que no hable con extraños!”
“Jajajaja, dices eso pero aun asi fuiste tú el que inicio la conversación aun sin saber quién era yo, ¿no crees que te contradices mucho, niño?”
“¡Mu-muéstrate!”
Parece que el chiquillo tenía agallas, tenía curiosidad de ver hasta cuando durarían.
“Como quieras” dijo sonriendo de manera sarcástica y apareciéndose de la nada justo al frente del castaño.
El niño levanto la vista para ver su rostro ya que era obvia la diferencia de altura y fijo su mirada en sus ojos, marrón contra borgoña, en ese momento se sintió extraño no recordaba a alguien que le haya podido mantener la mirada directamente aparte de sus amigos. Parece que se había perdido en sus pensamientos porque justamente en ese instante sintió un peso muerto en sus brazos... bueno, parecía que al final no soporto.
Ahora... ¿qué se debe de hacer con un niño desmayado?
OoOoOoO
En ese instante no sabía que hacer o que pensar, normalmente el que se metía en ese tipo de situaciones era Daiki.
En el suelo a menos de 1 metro de distancia se encontraba el cuerpo de un castaño inconsciente. Bien podría irse de ahí y dejar al chiquillo por su cuenta, después de todo él se había metido en ese lío solo al adentrarse al bosque. Pero su consciencia le repetía una y otra vez que el que el niño se encontrara en ese estado era su completa culpa. Por lo tanto se quedó ahí haciendo guardia a una distancia prudente. Tal vez se darían cuenta de la ausencia del niño e irían a buscarlo.
Paso una hora entera y nadie venia e incluso llego a pensar que el niño tenía la peor de las suertes. Entonces escucho un ruido, algo se acercaba, al prestar más atención al sonido se dio cuenta de que era un espíritu zorro, que buena suerte, pensó para sí al ver que el animal reconocía al chico.
“¡Oye! ¿Estas dormido? ¡Despierta!” decía el zorro al niño, aunque este obviamente no le entendiera ni dormido ni despierto, aunque este no era el caso del pelirojo.
“¿Lo conoces?” le preguntó con calma para no asustarlo.
“¿Eh? ¡Ah! Tú eres... ¡Akashi-sama! ¡Disculpe mi imprudencia!, ¡Si, lo conozco!” le contesto mientras hacia un reverencia.
El pequeño zorro estaba a punto de tener una crisis nerviosa ¿Por qué estaría Akashi Seijuuro uno de los demonios más fuertes del inframundo en ese bosque y con un niño humano? A menos que...
“Akashi-sama ¿acaso Kouki le hizo algo? - le pregunto el zorro de manera preocupada.
Asi que su nombre era Kouki. Un nombre sencillo, ¿Qué si le había echo algo? Le había divertido un rato eso no cualquiera podía hacerlo.
“¡Le puedo jurar que él es un buen niño! ¡Nunca haría algo en contra de otra persona apropósito! Asi que ¡Por favor no le haga nada! , ¡Discúlpelo si hizo algo que llego a ofenderlo!, ¡Si quiere desquitarse con alguien puede hacerlo conmigo!” hablaba cada vez más rápido tanto que se le complico entender todo.
Eso llamo aún más su atención ¿Qué tenía ese niño que hacía que un zorro arriesgara su propia vida para salvar la suya? Por qué a como lo estaba viendo ese niño era muy importante para el animal.
“No me hizo nada. Lo encontré en medio del bosque, cuando me vio quedo en ese estado” dijo mientras lo apuntaba con su dedo.
“... si lo dice de esa forma es muy probable. Kouki tiende a ser asustadizo”
“¿Sabes dónde vive? Ya está anocheciendo y nadie ha venido a buscarlo” dijo el demonio mientras veía al niño en el suelo.
El zorro se sorprendió por eso, Akashi uno de los demonios más temidos en el inframundo estaba preocupado por un niño humano, y no cualquiera, estaba preocupado por “ese” niño...
“¿Y bien?” pregunto con impaciencia dirigiéndole una mirada severa.
“¡Ah! Sobre eso tal vez Kuroko-sama venga, aunque viendo la hora creo que no será muy probable” respondió con temor, se había distraído.
¿Kuroko-sama? No conocia a nigun espiritu con ese nombre. A menos que no fuera un espíritu. El apellido Kuroko era reconocido en el inframundo por ser un clan que se encargaba de erradicar y mantener a raya a los espíritus malignos, hace poco creyó haber escuchado algo acerca de dicho clan aunque no recordaba que. ¿Sería que el chico castaño era algún ayudante de dicho clan? Si no fuera así, ¿por qué tendría que venirlo a buscar un miembro de un clan tan reconocido?
“¿Y ese Kuroko quién es?” le pregunto con la curiosidad disimulada.
“Soy yo” contesto una voz monótona justo en medio de ambos.
Si digiera que no le sorprendió estaría mintiendo, nunca sintió su presencia en lo absoluto.
Al buscar al dueño se encontró con un niño de cabellos celeste y ojos de igual tono. Que lo miraba sin expresión en su rostro.
“¡Kuroko-sama! ¡¿Desde cuándo...?! Olvídelo, no sé ni porque me sorprendo, a estas alturas ya debería estar acostumbrado” dijo el zorro un aura depresiva alrededor.
¿Kuroko?¡¿Este chiquillo?! Pero si se notaba a leguas que apenas tendría 10 años y además era demasiado debilucho. ¿Acaso el mundo humano había cambiado tanto?.
“Lo siento, Ryuu-san” dijo el niño aunque en su voz no se escuchaba algún tono que mostrara arrepentimiento.
“No se preocupe” respondió sin ánimos el pobre animal.
Este chiquillo era inesperadamente interesante. No tenía presencia alguna y tambien era capaz de ver espíritus. Estuvo mirándolo un buen rato y lo hubiera seguido haciendo si ese niño no le hubiera apuntado de la nada con un arco y una fleca directamente.
“¡¿Ku- Kuroko-sama?! ¡¿Qué está haciendo?!” pregunto exaltado el zorro anaranjado al ver al niño con una mirada decidida apuntando al demonio.
Este niño era diferente al anterior, sin duda tambien poseía poderes espirituales y una gran determinación por lo que veía, pero aun así faltaba algo, ese niño era diferente, había algo que lo diferenciaba del castaño.
“¿Qué pensabas hacerle a Furihata-kun?” pregunto con voz seria viéndolo directamente a los ojos y sin bajar el arco que le apuntaba en ningún momento.
Vaya, parece que ese dia era el día oficial de mantenerle la mirada fija y enfrentarlo.
“¿Yo?, deberías cuidar tu forma de dirigirte hacia a mí, humano” le respondió en tono serio, no le permitiría que nadie se dirigiera así hacia él y mucho menos un humano.
“No lo hare. Y menos a un demonio pervertido” respondió con voz neutra y sin inmutarse ni un poco por el tono utilizado por el demonio.
“¿¡Kuroko-sama?!, ¡¿Pero que está diciendo?! ¡Akashi-sama! ¡Por favor olvídelo es solo un niño aun esta en entrenamiento!” trato de excusar ahora al peli celeste el zorro ahora conocido como Ryuu.
“ tsk ” el chiquillo chisto con fastidio pero sin bajar el arco que lo apuntaba.
¿Pervertido?, ¿Ese mocoso le dijo pervertido?, ¿a él?, debia ser una broma.
“¿Qué piensas hacer con eso? ¿Matarme?” preguntó con sarcasmo “Realmente los humanos tienen un ego muy alto ¿no?”
“No tanto como el tuyo” respondió con el mismo tono que utilizo en sus anteriores comentarios “Volveré a repetirlo ¿Qué pensabas hacerle a Furihata-kun? Zorro pervertido. Sin ofender Ryuu-san”
Esto era una pérdida de tiempo. Él solo buscaba un momento de paz sin tener que escuchar los gritos de Daiki o Reo ¿y qué obtenía? Un niño humano que parecía más un fantasma apuntándole, un niño desmayado y un zorro apunto de tener un ataque nervioso.
“Escucha ¿Kuroko? Yo no pensaba hacerle nada a Kouki” (al menos no en ese sentido, realmente, ¿qué le enseñaban a los niños humanos ahora?) pensó para sí mismo “asi que saca esos pensamientos de tu cabeza. Solo me quede haciendo guardia para que no le pasara nada y así esperar a que alguien viniera a buscarlo y como ya llegaste tú, me ire” le dijo al niño mientras se daba la vuelta y le daba la espalda a Kuroko, dejaría atrás todo lo ocurrido ese día como un recuerdo curioso.
Plan que quedo en el olvido al tener que esquivar una flecha dirigida hacia él. Maldito niño.
“No soy idiota, Akashi-kun. Y gracias por ofrecerte en ayudarme en llevar a Furihata-kun a su casa” le dijo el niño con una pequeña -casi imprescindible- sonrisa en el rostro.
El pobre zorro ya tenía un aura oscura sobre él. Tal vez ya estaba haciéndose a la idea de que morirían esa noche y a sus manos.
¿Qué demonios pensaba ese niño de él? Primero que lo tachaba de pervertido y ahora técnicamente le ordenaba a que llevara al chiquillo a su casa y por si fuera poco lo tuteaba.
“¿Cuándo dije que haría tal cosa? Yo no recibo ordenes de nadie, mocoso” dijo mientras lo miraba con enfado.
“Lo hiciste cuando decidiste molestar a Furihata-kun acosándolo por el bosque, es tu culpa que él se haya desmayado. Ya anocheció. Y para Furihata-kun eso no es muy bueno. Además yo no puedo llevarlo a su casa. No tengo la suficiente fuerza como para llevarlo de regreso en mi espalda. Tu dijiste que cuidarías que no le pasara nada ¿cierto?” le dijo el peli celeste con una sonrisa en su rostro y hasta logro captar un pequeño tono de burla “Si no es asi ¿no crees que te contradices mucho, Akashi-kun? Además en cuanto lleguemos a su casa te puedes ir.”
Ese niño realmente le molesta, si utilizo sus propias palabras significa que ha estado ahí desde antes de que el castaño se desmayara y no solo eso sino que acaba de acorralarlo con ellas.
No se dejara vencer por un mocoso.
“De acuerdo” le dijo con tono cortante, sin embrago al peli celeste no le afecto para nada el tono con el que respondió y si lo hacía, lo disimulaba muy bien.
El zorro estaba que no se lo creía e intercambiaba su mirada entre ambos, no entendía que demonios había ocurrido, sentía que se había perdido de algo, el peli celeste bajo por primera vez el arco y las comisuras de su boca se levantaron un poco.
“Gracias por tu ayuda, Akashi-kun” respondió con un tono bajo aunque fue perfectamente capaz de captar el sarcasmo mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar por el camino por donde habían llegado al claro “Ryuu-san, buenas noches.”
“Buenas noches, Kuroko-sama” respondió el pobre zorro sorprendido por la forma en que se habían desarrollado las cosas “Buenas noches Akashi-sama” le dijo mientras bajaba la cabeza.
El demonio se acercó hacia el castaño inconsciente y lo tomo en brazos cargándolo como princesa. El chico inconscientemente se acurruco más en el pecho del mayor y eso hizo sentir incomodo al demonio, aunque no lo veía podía sentir la mirada del peli celeste clavada en su persona vigilando sus movimientos.
“Buenas noches, y ninguna palabra de esto a nadie ¿entendido?” le dijo en tono severo, cosa que hizo que los nervios del pobre animal aparecieran de nuevo.
“¡S-si!” Respondió casi gritando.
Mandándole una última mirada de advertencia, el demonio se dispuso a seguir al peli celeste.
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Ya tenian un buen tiempo caminando, no habian vuelto a dirigirse la palabra desde que salieron del claro y tal vez eso era lo mejor. Hace ya un tiempo que la luna habia aparecido por completo y los espíritus y demonios del bosque empezaban a aparecer. Y aunque no se acercaban hacia ellos sabía muy bien que los veían tratando de no perderse de ningún detalle. Parecía que al final nada sería discreto. Ya hasta podía escuchar la voz de Reo preguntándole todos los detalles en cuanto volviera al inframundo.
“Me sorprende que Furihata-kun haya logrado verte y oírte y más aún tocarte” soltó de la nada el único niño despierto mientras seguían avanzando.
“¿Por qué lo dices?” le pregunto, ese niño castaño le causaba un gran interés.
“Normalmente Furihata-kun solo es capaz de ver a espíritus” decía mientras lo volteaba a ver de reojo sin detenerse.
“Eso quiere decir que nunca había visto un demonio, ¿No es asi? Al principio cuando noto mi presencia creí que tenía una gran experiencia en eso, por la forma en que reacciono pensé que ya estaba acostumbrado. E incluso me dijo que me mostrara ante él” le respondió mientras bajaba la mirada para observar al niño en sus brazos.
“Es como has dicho. Furihata-kun no está acostumbrado a ver "cosas". Realmente dudo que siquiera este enterado de que puede ver espíritus”
“¿Razón?” le preguntó con interés.
“Furihata-kun tiende a ser muy ingenuo a veces. Incluso ha exorcizado a espíritus sin saberlo, cuando ve a un espíritu piensa que es una persona perdida y sin saber la ayuda a cruzar al otro lado. De hecho tiene un horrible miedo hacia los fantasmas. Mi abuela dice que siempre tengo que estar pendiente de él para que no se meta en problemas”
Un chico problemático. Eso es lo primero que le cruzo por la mente después de escuchar al peli celeste pero al dirigir su mirada hacia el niño en sus manos lo descarto, era demasiado pequeño.
Aun asi tenía una duda con respecto a él.
“¿Su padres murieron por culpa de algún demonio o algo por el estilo?” le pregunto mientras notaba que cada vez se acercaban un poco más a la entrada del bosque.
“¿Por qué la pregunta?” le dijo deteniéndose mientras se volteaba y le dirigía una mirada seria.
“Tengo la curiosidad de saber porque un chico como Kouki es tan importante como para que un miembro del clan Kuroko venga y lo busque personalmente, aunque se trate de un chiquillo sin entrenamiento” dijo viéndolo directamente a los ojos.
El peli celeste le mantuvo la mirada mientras pensaba en algo para luego contestar con simpleza:
“Es mi mejor amigo”
Kuroko se volteo y reanudo el camino a casa de Kouki.
No fue hasta que llegaron al inicio del bosque que Kuroko volvió a hablarle.
“Deberías ocultar tus orejas, no es muy común ver a una persona con orejas y colas por la calle y mucho menos en la noche cargando a un niño inconsciente, eso daría mucho que pensar ¿sabes? Además dudo que a mi abuela le agrade la idea”
En otra situación le habría respondido que no seguía órdenes de nadie, sin embargo prefirió evitar problemas con lo humanos e hizo lo que le dijo. Siguieron su camino, observando todo con curiosidad, los humanos habían cambiado mucho, había escuchado cosas de Daiki, una amiga de ambos les contaba cosas interesantes.
Los humanos lo miraban con curiosidad, algunas mujeres los miraban y hablaban en murmullos.
“¿Ves? Te dije que pareces un pervertido” Se sobresaltó un poco, había olvidado al chico sin presencia. “No te preocupes solo piensan que eres demasiado guapo, un buen partido para sus hijas” le dijo mientras volteaban en una esquina. “Ya casi llegamos, la casa de Furihata-kun está a cinco casas de aquí”
Llegaron a una casa de dos pisos, no sintió ninguna presencia dentro de ella.
“Creí que habías dicho que-“ Comenzó a decir en cuanto estuvieron en frente de la vivienda.
“Sus padres trabajan hasta tarde, su madre aún está en el trabajo y su padre trabaja en Tokyo” le explico “su habitación está en el segundo piso”
“Ya veo, ¿Cómo piensas entrar?“ le pregunto aun con el castaño en brazos.
El peli celeste lo volteo a ver como si tuviera dos cabezas.
“Por la ventana” le dijo sin expresión “y no es como voy a entrar si no como vas a entrar”
“¿Disculpa?” le pregunto creyendo que había escuchado mal.
“Eres un demonio no debe ser muy difícil saltar hasta la ventana del cuarto de Furihata-kun y dejarlo en su cama” le dijo como si no fuera nada.
Ya ni siquiera tenía ganas de reclamar, solo quería salir de esa situación y regresar al inframundo lo más pronto posible.
Aseguro al castaño en sus brazos y se preparó para dar un salto que lo dejara justo sobre el alfeizar de la ventana, pero antes escucho a Kuroko decir algo.
“Gracias Akashi-kun, el próximo líder del clan Kuroko se lo agradece” le dice mientras da una pequeña reverencia “Espero vernos después” dicho eso se fue.
Asi que… el próximo líder ¿eh? Decidió que dejaría el tema para después, salto y con la mejor delicadeza que tenía dejo al castaño en la cama, le dirigió una última mirada antes de salir por la misma ventana por la que había entrado.
Sin saber que era observado por unas personas a una distancia considerable.
Furihata Kouki, que niño tan raro.
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“¿Estás seguro que haberlo dejado con él está bien?” cuestiono un joven alto de cabellos rojos y unas cejas extrañas a ojos de cualquiera “Además ¿era realmente necesario que le digieras que lo trajera hasta su casa? Yo podría haberlo traído sin ningún problema y por si no fuera poco, ¡¿Realmente tenías que decirle eso ultimo?! ¡¿Qué hubiéramos hecho si hubiera intentado hacer algo contra él?! ¡¿Ya perdiste la cabeza Kuroko?! ¡¿Qué le hubiera dicho a Zumine si el clan se quedaba sin li-“ protestaba el pobre guardián del clan pero fue interrumpido por su contratista.
“Kagami-kun cállate, te escuchara” le dijo el pequeño peli celeste sin despegar la mirada del demonio zorro que se dirigía de nuevo al bosque “Tu lo viste en el bosque no hizo nada preocupante contra él”
“Lo dice la persona que le estuvo apuntando con un arco y lo llamo pervertido, en serio Kuroko creí que en cualquier momento tendría que evitar que los matara”
“Ya se fue, no siento su presencia” anuncio recogiendo sus cosas “Vámonos, la abuela debe estar preocupada”
El pobre tigre protector solo suspiro, ese niño era un manipulador.
“Kagami-kun ocúltate”
“Si, si, ya lo sé, no estaríamos en esta situación si tu no hubieras-” nuevamente fue interrumpido.
“Kagami-kun” le dijo con voz cortante.
“De acuerdo” respondió con el mismo tono y semblante frio. Dijo mientras poco a poco se esfumaba y se adentraba a una pulsera que tenía el peli celeste.
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