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Incluso si el mundo se acaba, seguiré contigo por KuroAshi_ZxS

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Notas del capitulo:

Los Vengadores, así como sus personajes, le pertenecen a Marvel.

¡Hola a todos! Lamento, les pido mil disculpas, por la tardanza. La verdad es que planeaba traer este capítulo hace mucho, pero no fui capaz de terminarlo. Por eso seguí mi otro fic, You gave me a home, el cual está casi listo, y solo debo dividir o arreglar, dependiendo las actualizaciones.

Pero...¡Ya estoy aquí! Y pasará algo interesante. Y que muchos esperaban

Saludos especiales a: alexayaoi23 y Reny ¡Muchas gracias por comentar!

Disculpen las posibles faltar ortográficas.

 “Vamos” murmuró Steve, colgando su escudo en su espalda. Era un poco incómodo, dado que se encontraba cargando la metralleta que había pertenecido a Bucky, pero sin duda extrañamente gratificante. Era como si un peso que no sabía que había estado ahí, se hubiera levantado de sus hombros “debemos volver y hablar con Clint. Ha estado aislado, solo recibiendo visitas de Tasha, lo cual es entendible” hizo una mueca, sin duda preocupado por el arquero “sé que necesitaba tiempo a solas, tras perder a su familia. Incluso al pequeño Nathaniel…”

“…pero somos su equipo, y es nuestro turno estar con él ¿no?”

“Exactamente” el soldado sonrió, con un poco más de entusiasmo “dado que Tasha decidió quedarse, seguro fue Rhodas quién la reemplazó. Él y Thor deberían estar ya en camino para buscar a Scott”

“todo va por un buen camino, finalmente” Tony compartió su sonrisa, sintiéndose rejuvenecido, alegre una vez más “es hora de ir con el equipo”

xxxxx

No todo iba exactamente por buen camino, pero era mejor de lo que podían esperar.

Tras despegar de la antigua sede de los Vengadores, el camino a Wakanda había estado libre de problemas. Ambos se sentían más relajados y en paz consigo mismo, permitiéndose bromear el uno con el otro, riendo a carcajadas. Eso fue hasta que la radio entró en sintonía con la vigilante de turno, Natasha.

“Chicos…están en graves problemas…” su voz grave no auguraba nada bueno, dejando entrever su acento natal, aquel que solo era audible cuando realmente estaba muy molesta. A pesar de ello, su buen humor no amainó en lo más mínimo.

“Venga, Romanov, solo nos fuimos por un poco más de un día. No es para tanto” respondió el castaño, tecleando rápidamente las coordenadas para ingresar a la aún oculta, capital wakandiana “Necesitaba repuestos, algunos de mis archivos viejos…y también armas…” miró de reojo el escudo que Steve aún portaba, luciendo orgulloso en su espalda. Aquella ancha espalda que era casi tan robusta y amplia como el disco de vibranium…

“…Hemos intentado contactarlos por casi ocho horas, Stark…” ante la mención de su apellido, y la frialdad en su tono, el ingeniero rápidamente se enderezó, alertado por lo que la espía dejaba entrever “esto es grave, demasiado. De habernos contestado, habría sido todo más sencillo. Pero ya se encuentren aquí. Apresúrense. Te necesitamos ahora en el laboratorio catorce”

Casi no había notado que sus manos habían empezado a temblar, hasta que los suaves dedos de Steve hicieron contacto con los suyos. Al alzar la mirada, se dio cuenta que el soldado se veía también visiblemente afectado, con las pupilas dilatadas y el ceño fruncido.

Ignorando el acelerado palpitar de su corazón, evidentemente nervioso por las oscuras circunstancias que lo rodeaban, Tony acepto aquella muda oferta de consuelo. Unió sus manos a las del rubio, a sabiendas que, aunque el terror le quemara vivo, aún debían cubrir una enorme distancia hacia ese laboratorio. Dentro de cinco o seis minutos podrían reunirse con Natasha y pedir explicaciones, pero de momento, tendría que tener paciencia.

Ese lugar había sido apartado del palacio y de los laboratorios principales por buenas razones: era casi como una enorme bóveda, construida con más de ocho placas de vibranium, combinado con otros metales. Los científicos, al mando de Shuri, probaban toda clase de experimentos, sobre todo los relacionados a las nuevas armas propulsoras. De salir algo mal, su gente y la familia real terminarían heridas, pero se encontraba en lo más profundo de la selva. Por lo que, incluso en un viaje como su nave, tardarían más tiempo, que incluso el viaje hasta la tribu de los Yabari.

La confusión de Steve era evidente, pues nunca había escuchado hablar del laboratorio catorce. Tony solo sabía de ella, debido a la princesa le había pedido su colaboración, a él y a Bruce, para combinar su tecnología con un nuevo cañón. Solo ellos sabrían sobre los planos, y cuando la guerra contra Thanos terminara, habían decidido que el mejor curso de acción era destruirlos. No porque no confiaran el uno en el otro, sino porque era demasiado peligroso. Incluso si las mantenían ocultas, a la espera de que vieran la luz en otro atentado contra la Tierra.

“Tony…hey ¿qué ocurre?” murmuró su Capitán contra su oído, solo percatándose entonces que no solo sus manos estaban temblando, sino que también todo su cuerpo.

“Tengo miedo…tengo miedo, Steve…” admitió, con la culpa carcomiéndole. Había sido su idea alejarse, no revisar las comunicaciones, pensando que si tenía un par de horas para sí mismo, podría reponerse. De haber salido una hora más tarde, ni siquiera el soldado se habría dado cuenta de su falta, no al menos hasta la reunión informativa del mediodía o cuando Bruce fuera a verificar su estado tras el desayuno. Y ahora pagaría las consecuencias por su descuido.

“Tranquilo, ven, respira conmigo. Tu puedes hacerlo, Tony” Steve le rodeó con sus fuertes brazos, permitiendo que se recargara su espalda contra su pecho “inhala, exhala. Lentamente. Tomate tu tiempo, no te presiones” siguiendo sus suaves comandos de voz, poco a poco, logró estabilizarse; aunque su cuerpo aún permanecía ligeramente tembloroso “Eso es…No tienes nada que temer, estoy aquí contigo, voy a protegerte”

“Pero si por irnos…por dejarlos, alguien…” negó repetidas veces con la cabeza, intentando eliminar los escenarios cada vez más desastrosos, jugando malas pasadas en su mente.

“De haber sido una emergencia, algo tan grave como un ataque o alguien herido de muerte, estoy seguro que habrían encontrado el modo de hacerlo saber” poco a poco, sin apresurarlo, lo guió contra la pared de la nave, permitiendo que ambos se deslizaran hasta el suelo “Natasha está muy molesta, enfurecida. Pero deben tener todo bajo control. No podemos culparla por sentirse de ese modo, y sé que seguramente no querrás decir los verdaderos motivos por los que nos ausentamos” su agarre en su cintura bajo ninguna circunstancia se aflojó, manteniéndolo cuerdo: una línea segura hacia su salvación “quizás suene arrogante…pero la conozco durante el tiempo suficiente, como para saber que de explicarle todo, no te culparía. A veces surgen situaciones que no imaginamos, y aunque seamos un grupo de personas extraordinarias, adelantarnos a cada una de ellas es imposible”

Con cada palabra, su mente se despejaba, dejando atrás el inminente acceso de pánico que había estado a punto de derribarlo. Sabía que en realidad la situación no era tan terrible, y que como decía el rubio, de haber sido una emergencia habrían podido contactarlos.

Eso no quitaba la culpa que sentía, y que albergaría en su pecho durante muchas semanas. Pero era suficiente para dejarle en claro que era algo que podía solucionar, que debido a su escape había retardado algún experimento, y que la verdadera molestia en la espía podía ser en realidad preocupación.

Tampoco le sorprendía que, por solo unas palabras, hubiese estallado de esa manera. La tensión y el miedo que sentía desde que Thanos había aparecido en su vida, era difícil de manejar. Ya había perdido las riendas de su cordura una vez con Steve, pero fuera de ese momento, había logrado mantenerse en una sola pieza. Un nuevo record incluso para él, pero que había ayudado a aliviar eso sentimientos y hacerle sentir un poco mejor consigo mismo.

Aunque claro, aquello fue antes que abriera la boca, y dejara todo aún peor que antes “Gracias, por calmarme…es por eso que te amo…”

Sintió como los brazos de Steve se congelaban a su alrededor, y fue en ese momento, que se dio cuenta que realmente la había jodido. Tartamudeó, pero sin poder formar ninguna oración coherente. El rubio seguro ahora le odiaría, le daría asco…no, su líder era demasiado bueno para eso. A juzgar por la mirada choqueada en su rostro, solo estaba pensado en rechazarle del modo menos terrible posible…

“Yo también te amo, Tony. Muchísimo”

Fue su turno de congelarse, volteando lentamente su cabeza, para mirar a su compañero. Las mejillas antes pálidas de Steve se habían cubierto de un profundo tono rosa, pero parecía tan decidido como siempre “Lo digo en serio, sé que quizás no me creas…no después de todo lo que ha ocurrido…pero soy sincero. Te amo, y quiero protegerte”

Solo el débil temblor en sus manos, delataba el temor que el soldado debía estar sintiendo en esos momentos. Tras lo ocurrido en la Guerra Civil, Tony se había percatado que su líder siempre tendía a justificar sus decisiones y sus palabras. Incluso ahora, mientras intentaban seguir adelante con su relación, luego de llorar en los brazos del otro, aquello seguía allí. Y dolía, muchísimo.

Lentamente, sin querer presionar esa situación, terminó sentado en el regazo de Steve. Tomó su rostro entre sus manos, a sabiendas de lo arrogante que sonaría, cuando él mismo tenía sus dudas, pero sentía que era lo más adecuado “No hables así, nunca más. Yo ya no dudo de ti, ni de tus palabras” rozó sus labios contra los suyos, permitiéndose creer, pero aún sin consolidar el contacto “tengo miedo…no te lo negaré. No creí que me amaras…pensé que nunca sería correspondido. Pero sé que nunca jugarías con eso. Con mi corazón…tú me has mentido, y yo también, para protegernos” el recuerdo sobre Ultron y lo que había hecho Wanda una vez para desestabilizarlo, brillaron con fuerza en su mente “Sobre tus sentimientos…sé que son reales…”

No fue capaz de terminar esa frase, pues Steve llevó una mano a su nuca, besándolo con profundidad. Parecían encajar a la perfección, compartiendo suaves roces, dejándose llevar. Solo se separaron cuando la nave alertó que estaba a punto de aterrizar. Seguro se veían ridículos: ambos sonriendo como idiotas, con los labios hinchados producto de los besos.

“Creo que…deberemos seguir más adelante con…esta discusión” murmuró Steve, ayudándolo a ponerse de pie.

“Toda la razón. Será una reunión muy…productiva…” la sonrisa en los labios del ingeniero se amplió aún más, de ser posible.

Tras una breve sacudida, la nave se apagó, abriendo las compuertas frente a la pista de aterrizaje. Ambos bajaron, aun sosteniendo sus manos, sin importarles en lo más mínimo lo que pensaran sus amigos. Seguramente se burlarían sin piedad, pero Tony tendría que hablar con Rhodey: no había pasado mucho tiempo desde que le había propuesto matrimonio a Pepper. Y aunque ella ya no estaba con ellos, cuando recuperaran a todos, una conversación incómoda tendría lugar.

La quería, por supuesto que sí; pero en los últimos tiempos, sentía que algo fallaba en su relación. No podía evitar pensar que no estaban destinados a ser, pues eran dos personas demasiado diferentes. Él la había hecho sufrir demasiado, y Pepper no era capaz de soportar a Iron Man, ni todo lo que ello implicaba. Tampoco lo había hecho con el Reactor, ni las cicatrices que rodeaban su pecho, tras la operación.

Lo había intentado, claro que sí, pero no era suficiente. Ambos se habían estado engañando. Pepper era la mujer más importante de su vida, y esperaba poder mantenerla como su amiga, luego que todo acabara. Su petición desesperada, momentos antes de abandonar el planeta para salvar a Strange, se lo decía: no sería capaz de soportar una vida de superhéroes a su lado. Necesitaba a alguien normal, capaz de amarla como se merecía.

Con Steve, increíblemente, siempre se había sentido completo. Era alguien que lo entendía, que compartían un mismo campo de trabajo que si bien, era peligroso y siempre existía la posibilidad de morir o resultar gravemente herido, se trataba de una misión que ninguno dejaría de lado. Lo mantenía con los pies en la tierra, siempre cuidándolo, sobre todo cuando se encerraba por días en su laboratorio. Habían tenido peleas, como lo ocurrido tras la Guerra Civil, pero su relación se mantenía tan fuerte como siempre. Nunca le había ocurrido algo así, con una persona, en su vida completa.

También debería hablar adelante con su Capitán, él seguro habría olvidado momentáneamente lo ocurrido con Pepper, pero pronto lo sacaría a la luz. Se sentiría culpable, no querría dañarla, aunque ya no se encontrara en el mundo de los vivos. Era otra de las características que tanto amaba de él.

Se preguntaba cómo no se había dado cuenta antes, o si durante esos dos años separados, lo había negado para no hacerse daño. Steve parecía estar seguro de sus sentimientos, y probablemente, el resto estaba igualmente al tanto de que se amaban con fuerza. Quizá por eso Bruce había llamado su atención el día en que había regresado a la Tierra, y Rhodey parecía tan escéptico ante la mención de su casamiento con Pepper.

Al bajar, Okoye los estaba esperando. Para su crédito, no parecía impresionada al ver sus manos unidas. Solo los guió por el entramado reguero de puertas y pasillo, hasta dar con el laboratorio en donde los estaban esperando.

Rhodey y Thor ya estaban allí, mirando con preocupación un automóvil, definitivamente viejo y desgastado. Shuri y Bruce estaban manipulando con furia unos hologramas, y Natasha estaba a su lado, intentando calmar a su compañero. Al verlos entrar, los fulminó con la mirada. Estaba lo suficientemente molesta para ni siquiera llamarles la atención por su viaje a la anterior sede.

Tony se acercó rápidamente a ambos científicos, revisando los datos, y jadeando al entender el problema que tenían entre manos: el mundo cuántico. Había escuchado de su padre, un par de veces cuando era joven, sobre las partículas de Pym y las peleas que tuvo con el hombre.

Durante la Guerra Civil, investigó un poco más sobre el traje de Scott. Al entender quién era el creador original, prefirió dejarlo estar: a veces, tener demasiado conocimiento, podía resultar peligroso. Y tampoco robaría el trabajo de toda una vida de un renombrado genio, quién había perdido a su esposa, en medio de un sacrificio tan terrible como el que había hecho Steve setenta años atrás.

Por eso había tratado de modo tan indiferente a Scott, al conocerlo en la prisión de la Balsa. Prefería mantener las apariencias frente a Ross, pues de otro modo, seguro lo obligaría a investigar su tecnología. Incluso podrían utilizar a la hija pequeña de Lang, Cassie. Y era algo que no podía permitir.

Pero ahora tendría que hacerlo, quisiera o no. Había un terrible video, una captura de cámaras de seguridad de la zona, de cómo Lang ingresaba al mundo cuántico. La familia de Pym, y la esposa a quién pensaban todos, estaba muerta, desaparecía segundos después: borrados por el chasquido de Thanos.

Revisando sus notas, se dio cuenta que tendrían que intentar dar con el flujo del lugar, encontrar a Scott, y enviar a alguien por él. Calibrar la máquina era también una enorme dificultad, pero suponía que la razón por la que Natasha no los había contactado antes, era porque buena parte del trabajo, ya estaba hecho. Y qué, contra todo pronóstico, el Hombre Hormiga seguía vivo allí afuera.

Al menos, tardarían dos o tres días más. Necesitarían un golpe de suerte para hacerlo antes. Pero Scott parecía ser un tipo ingenioso, algo podrían hacer. Ya habían pasado semanas, y solo podían rezar, porque no se encontrara con alguna dificultad durante ese breve periodo.

Durante las siguientes horas, los tres trabajaron en conjunto, hablando en susurros, para no presionar a Bruce. Quizás Hulk no hubiese aparecido en la batalla contra Thanos, pero nunca sabían cuando quisiera regresar. Debían tener un cuidado constante, razón por la que Natasha, tampoco había abandonado su lado.

Preocupado por Clint, quién desde que había llegado, había permanecido al lado de la espía, Steve decidió ir a buscarlo. Le dio un suave beso a Tony, primero en los labios y luego en su frente, junto con una promesa de regresar más tarde con algo de comida. Decidió caminar hasta el palacio real, dar una pequeña caminata, para despejar sus pensamientos.

Era un asunto grave, pero no imposible. Seguro el chico se culparía durante mucho tiempo, pero un par de horas de diferencia, lamentablemente no haría nada por Lang. Tenían que configurar su regreso, planearlo, para cuando los planos estuvieran coordinados: el suyo y el mundo cuántico. Motivo por el que deberían esperar el menos otro día, si todo marchaba a la perfección.

Menos de veinte minutos después, se encontraba fuera de la habitación de Natasha. Golpeó un par de veces la puerta, esperando pacientemente a que Clint diera alguna señal de vida. Al no escuchar movimiento, pensó que se encontraba dormido, o tal vez en la ducha. Pero un jadeo de angustia le hizo ponerse en alerta. Y para su tristeza, su suposición, no se encontraba tan lejos de la realidad.

Intentado no hacer ruido, abrió la puerta, y se acercó a la enorme cama de la habitación. No era extraño para nadie que, dado que la espía era casi como su hermana, Clint acudiera a ella, buscando consuelo. Tras perder toda su familia, el motivo que lo había mantenido de pie incluso tras la batalla de Nueva York y Loki, era increíble que hubiera sido capaz de llegar hasta ellos, y no caer inmediatamente en la desesperación.

Pero ahora estaba teniendo una pesadilla. Y que jodieran a Steve, si no intentaba ayudarlo. Era también su amigo, y no pensaba dejarlo solo.

Si era demasiado ruidoso, podría afectar el sueño que estaba teniendo. Era peligroso, sobre todo después de despertar. Por eso se acercó con lentitud, llamando su nombre con suavidad, intentando infundir confianza en cada una de sus palabras.

No se atrevió a tocarlo, aún no, pero en el momento en que Clint abrió los ojos y su mirada se centró en él, supo que era seguro. Extendió su mano, una muda oferta de ayuda, manteniéndola en alto durante algunos segundos, hasta que su amigo la tomó. Se sentó en la cama, rodeando sus hombros con un brazo, dándole tiempo a calmarse.

“¿qué haces aquí, Cap?” preguntó con voz rasposa, recargándose ligeramente en su abrazo “¿no deberían…estar buscando a Lang?”

“No hay mucho que pueda hacer por ellos…para ayudar” replicó, manteniendo el mismo tono de suavidad que antes “no soy tan inteligente, como para al menos, no ser un estorbo”

“No lo digas de ese modo” rio entre dientes, aún con un deje de amargura en la voz, pero más repuesto que antes “puedes ayudar a Stark en otras cosas…darle ánimo, ya sabes” al notar el nuevo enrojecimiento de las mejillas de su líder, esta vez rió con más ganas “vamos, eres bastante obvio. Tienes el cabello revuelto y no has dejado de sonreír. Es mucho más de lo que vi en los últimos años” le regaló una pequeña sonrisa, cálida y amable “me alegro que seas feliz, aunque sea en medio de esta situación. Te lo mereces, Steve”

“Gra…Gracias” tartamudeó, sin saber cómo reaccionar. Lógicamente, sabía que sus amigos se darían cuenta, pero a Clint solo le había bastado darle una mirada, para saber incluso que se habían besado. No se había ganado el apodo de Ojo de Halcón por nada, ni tampoco de uno de los mejores espías de SHIELD “aunque también me gustaría hacer algo por ti…”

“Lo sé. Todos se han acercado a mí, me están ayudando a ponerme en pie. Sé que debo, pero es…”

“Difícil” le sonrió “vivir el periodo de duelo es difícil. Cuando desperté aquí, era incapaz de ponerme de pie por mi propia voluntad. Pero algo debemos hacer…”

“Algo podemos hacer” complementó el arquero, imitando su gesto “tengo un gran equipo. Me siento feliz por ello”

“Una familia. Tienes una familia, Clint. No nos has perdido a todos” no hizo comentario alguno de las lágrimas que brillaban en los ojos de Barton, contenidas a base de simple y llana determinación. En cambio, le dio una palmada en la espalda, intentando animarlo “iré por algo de comer, no he tenido un almuerzo decente en días ¿quieres acompañarme?”

“Lo dudo…no quiero levantarme, no aún”

“Comeremos helado de postre”

“Será un honor, Cap”

Fue el turno de Steve de estallar en enormes carcajadas, sabiendo que siempre era efectivo sobornar a sus amigos con caramelos. Extrañamente, todos tenían una veta dulce: desde Thor y sus pop tards, hasta Clint y su obsesión con el helado y pastel. Tras esperar que el arquero se colocara sus zapatillas, ambos almorzaron en relativa calma, y Clint accedió a acompañarlo hasta el laboratorio.

Allí los científicos se mantuvieron, desde su regreso a Wakanda, por seis largos días. La coordinación y calibración fue mucho más problemática de lo esperado. Pero gracias a que pudieron mantener contacto con Scott, de alguna forma, fueron capaces de rescatarlo sin que nadie viajara por él al mundo cuántico.

Durante ese periodo de tiempo, Steve había dividido su atención en ayudar a Clint a sobreponerse, y mantener estable a Tony. Los científicos trabajaron horas extra para asegurar la integridad del Hombre Hormiga, pero si no tenían cuidado, ellos también podrían sufrir graves consecuencias. El rubio estaba acostumbrado a tratar con ellos, sobre todo con Tony y Bruce. Shuri era alguien incluso más maniaca y decidida a permanecer horas extra en su trabajo, pero su madre era tan efectiva como él, para mantenerla dentro de los límites saludables.

Todos parecían excesivamente nerviosos, llenos de energía, hasta que Scott estuvo en la enfermería, reponiéndose de la experiencia. Decidieron darle una noche de descanso, antes de explicarle lo sucedido. Sería un golpe duro, terrible, decirle que tres de las personas a quienes más estimaba, habían caído a manos del Titán loco.

Al menos, sabían que su hija estaba a salvo. Un día antes de sacar a Lang del mundo cuántico, había sido el propio Clint, quién había dado con el paradero de la pequeña. En primera instancia, cuando Rhodey y Thor habían buscado por el país algún rastro, se habían dirigido a su casa y a la de su ex mujer: ambas completamente vacías.

Pero además de Sam, el único que conocía mejor a Lang, era el arquero. Como ambos padres y superhéroes, se habían hecho amigos con bastante facilidad, manteniendo contacto incluso luego de tener arresto domiciliario. El gobierno no había puesto trabas, tras escuchar sus conversaciones, sobre como adulaban a sus respectivos hijos y hacían planes sobre como divertirlos, en un espacio tan reducido.

Aunque nunca lo había conocido en persona, el arquero había escuchado de Luis en varias ocasiones. Y luego de una extensa investigación, había dado con su trabajo, y que él había rescatado a la pequeña, cuidándola lo mejor que podía. Era un tipo simpático y con un humor excepcional, pero habían decidido no traerlos a Wakanda, hasta que Scott fuera rescatado. No querían poner más peso en los hombros de una niña tan pequeña, que ya había sufrido lo suficiente.

Al día siguiente, Rhodey iría por ambos, y se quedarían en el palacio, hasta nuevo aviso. Scott merecía tener a su familia cerca, luego de una experiencia tan terrible, y que casi le había costado todo.

 “Hey, Cap” saludó Scott con la voz rota, agotado física y mentalmente, pero aún con evidente buen humor: tras ver entrar al castaño a la habitación, no pudo evitar bromear “oh, no sé quién te acompaña. No tengo idea de quién puede ser”

“Scott, te he dicho cientos de veces que me llames por mi nombre” Steve se sentó a su lado, y Tony al otro, refunfuñando y con el ceño fruncido “y él es Tony Stank, mi novio”

“Te odio” su rostro se contrajo, recordando el momento en que había llegado el paquete con el teléfono celular y la carta, que le había enviado Steve tras la Guerra “y a Rhodey por contarle a todos sobre ese episodio”

Ambos habían decidido, como colíderes del equipo, en contarle todo a Scott. Fue un momento difícil, sobre todo después de ver al chico rompiéndose frente a ellos. El soldado intentó consolarlo, como siempre táctil, regalando abrazos y suaves palabras a quién lo necesitara. El propio Tony colocó una mano en su brazo, una ofrenda de disculpas y de mudo apoyo, hasta que fue capaz de respirar con normalidad.

“Lo entiendo…yo…gracias por decirme…” frotó sus manos contra sus mejillas, intentando borrar las líneas húmedas en ellas “me gustaría…quiero ser parte del equipo. Hope, Hank, Janet…les debo tanto, los quiero tanto. Por favor, incluso a Maggie y al idiota de Bobby…por favor…”

“Por supuesto. Tú estuviste ahí para apoyarme, aunque no me conocías, aunque no debías hacerlo” Steve parecía casi tan emocionado como Scott, sosteniendo su mirada con determinación “pero Cassie, tu pequeña…”

“Ella estará bien. Luis es un gran tipo, un buen amigo. La cuidará. Además…” hizo una pequeña pausa, intentando mantener su voz contralada “merece tener a su madre aquí, una vez más…”

Tony y Steve se miraron, cómplices, a sabiendas que su amigo ya había tomado una decisión. No irían en su contra, sobre todo porque necesitaban toda la ayuda que pudieran conseguir. El castaño parecía especialmente preocupado, murmurando para sí mismo, intentando verificar en su mente, si algo de lo que había aprendido en los últimos días, podría serles útil.

“Solo debemos formar un plan…con el Guantelete roto…las piedras…”

“Ya daremos con la solución” replicó Steve, tomando las manos de su novio entre las suyas, dándoles un firme apretón. Pero entonces, el siguiente comentario de Scott, cambió su vida para siempre.

“Si lo que necesitan para vencer son las Gemas del Infinito, entonces vamos al pasado a recuperarlas” Palabras dichas en broma que pronto se convertirían en la única vía para imponerse sobre Thanos y seguir el camino que Strange había trazado para ellos.

Resultó que, gracias al viaje de Janet por el mundo cuántico, habían descubierto que ciertas teorías eran realmente posibles. Muchos datos estaban guardados en los computadores de Hank, escondidos en una casa miniatura, que pronto Lang recuperó para ellos. Con Cassie a su lado, se veía más optimista, dispuesto a dar todo de sí para traer a sus seres queridos de regreso.

El viaje en el tiempo era la única opción viable. Crearían una enorme paradoja temporal, pero no había otro modo: unos meses antes del atentado Chitauri, que Steve fuera rescatado del hielo, era la fecha ideal. Tomarían prestada la Gema del Alma, la del Espacio y la del Tiempo; para combatir a Thanos. Y si todo resultaba bien, las devolverían, para que la historia siguiera su curso.

Planeaban usar la piedra del espacio para llegar al Titán, la del tiempo para rebobinar su pelea de ser necesario, y la del alma para tenderle una trampa: no podrían ganar con solo fuerza bruta, ni ser tan ilusos como para creer que podrían arrebatarles todas de una vez. Tony tenía experiencia de sobra en ello, pero si intercambiaban ambas gemas del alma, podrían liberar a sus amigos. Y, con su ayuda, acabar con Thanos.

Por eso también decidieron que, dado lo peligroso de un viaje de ese estilo, solo irían tres de ellos: Scott, Tony y Steve. El primero porque conocía mejor que nadie el mundo cuántico. Pero ambos líderes sabían que era su deber: eran un equipo poderoso, que se complementaba a la perfección, y que también tenían una enorme deuda con todos sus amigos.

Menos de un mes después, todos los preparativos estaban listos. Y las palabras que intercambiaron antes que todo iniciara, los salvaría en un futuro cercano, sin que ninguno lo supiera. No al menos, en ese momento.

“No pudimos defender el planeta, así que lo vengaremos” Tony había susurrado contra su oído, sosteniéndolo en sus brazos. Su última noche, antes de abandonar su tiempo y embarcarse en la peor misión suicida por el bien de la historia.

“Quizás tengas razón, pero nunca lo olvides, no volveré a cometer el mismo error” sus labios se encontraban cerca: un suave roce, cálido y tranquilizante “Incluso si el mundo se acaba, seguiré contigo”

Notas finales:

Espero les haya gustado, y como siempre, pueden dejarme sus dudas en comentarios. Desde el siguiente cap ¡El viaje al pasado!

Nos leemos, cuídense mucho.


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