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Entre fuego y escamas por Ali-Pon

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Notas del capitulo:

Ali viene con el primer cap, disfruten~ :B

—¡MinSeok! ¡Apúrate! —gritó desde la planta baja el padre del susodicho.

El joven estaba haciendo lo más rápido que podía la trenza para así terminar de ponerse sus ropas y bajar. Era otoño y eso a MinSeok no le gustaba. En ocasiones se sentía un bicho raro entre tanto hombre sediento de sangre de dragón y con músculos fuertes, más que un cerebro apropiado. Desde que tenía 14 años, había estado acompañando a su padre, hermanos y hasta primos, para ir a apoyar a los Hombres de Oro en la caza anual. Todo porque con las escamas y lo filosos dientes de las bestias, se podían forjar excelentes armas y escudos. Para MinSeok era un completa tortura, porque odiaba ver los ojos llenos de lágrimas y los gruñidos sonoros de salvación que emitían los dragones.

¿Quién diría que los seres que llegaron a ser temidos temieran de unos simples humanos?

—¡Kim MinSeok! —repitió su padre más autoritario y molesto por la tardanza de su hijo mayor.

El aludido terminó de empacar sus cosas de mala gana y cerró la puerta de su habitación con más fuerza de la necesaria. Bajó cada escalón con un retortijón en su estómago, deseando regresar a su cama. Estarían fuera por tres meses, hasta que la nieve cayera por primera vez. Cómo odiaba estar lejos de casa por tanto tiempo.

—Vaya, hasta que te dignas a bajar damisela —comentó su hermano menor llamado JongIn. Siempre tan burlón.

—Cierra la boca, adoptado.

A su hermano no le cayó en gracia su comentario, endureciendo sus facciones y estando a punto de lanzarse sobre de él para molerlo a golpes.

—De nuevo te dijeron la cruda verdad, ¿hermano mayor? —habló esta vez JongDae, quien se asomó desde la cocina, sonriendo como un bastardo hacia MinSeok.

—Ten más respeto hacia mí, recogido.

—¡Basta! —exclamó su madre con expresión molesta. —¿No pueden estar un momento sin insultarse?

JongIn pareció pensar en algo cómico, pues simplemente sonrió cínico y se giró sobre sus talones para ir con su madre y abrazarla; siempre queriendo quedar bien con ella. Mientras tanto, JongDae se encogió de hombros y volvía a meterse en la cocina.

—Perdón, madre —se disculpó JongIn, besando la mejilla de la mujer.

—¿Dónde está padre? —preguntó MinSeok, dejando en el piso su mochila, acercándose a la mesa donde había toda clase de panes, frutos y pescados secos, queso de cabra y unas cuantas galletas que madre había cocinado el día anterior.

La mujer le miró con cierta molestia, haciendo una mueca con sus labios finos. La mujer le ignoró por completo y siguió guardando los alimentos en la mochila entretejida que llevaría padre al hombro.

—¿Cuándo vas a cortarte ese cabello? —inquirió la mujer. —Te ves ridículo y es deshonroso que te hagas peinados que sólo son para las mujeres.

—Ya hemos hablado de esto, madre —respondió serio MinSeok.

La mujer detuvo sus acciones, viéndole con reproche y JongIn que seguía colgado del cuello de su madre le miró con arrogancia. Era bien sabido en la comunidad del rechazo que la mujer tenía hacia su primogénito. Todo eso comenzó desde que era un adolescente, con bello rostro, ojos encantadores… Viéndose como el blanco de las miradas fascinadas de todos en el pueblo, desplazando a su progenitora quien fue considerada una de las mujeres más bellas. Ella, enojada, obligó a su hijo a enlistarse para volverse un Hombre de Oro, pero los capitanes se negaron pues su familia era conocida por tan buenos herreros, así que lo regresaron a su hogar con un entrenamiento riguroso que ayudó a tonificar su cuerpo y verse más atractivo; enfadando así a su madre con creces.

—Cuando vuelvas te cortarás ese cabello, ¿oíste? —ordenó la mujer, reanudando sus acciones.

En ese momento hizo aparición el padre de esos los tres hermanos Kim, interrumpiendo el momento tan incómodo.

—¡Ya estás abajo, hijo! —exclamó su padre, rodeando los hombros de MinSeok con uno de sus musculosos brazos. —Este año tenemos mucho trabajo —comentó el hombre, tomando un trozo de pan. —El Rey ha solicitado al menos cuatro dragones de las cavernas. YunHo nos ha dicho que aún quedan algunos por la Montaña Vacía, así que iremos ahí. ¡Por fin usaremos esos nuevos lanza arpones y cañones! ¡¿No te parece maravilloso, hijo?!

MinSeok forzó una sonrisa y su madre fingió estar interesada en lo que su pareja decía, sonriéndole encantadora y diciéndole palabras dulces; siempre enmascarando a su marido que aborrecía a su primogénito. JongIn se despegó de la mujer y sonrió a su padre quien lo estrechó entre sus brazos.

Sería un largo andar… Sólo eso pensaba MinSeok.

*

Era temprano por la mañana, el sol a penas estaba saliendo por el horizonte y los Hombres de Oro, junto con los herreros del pueblo, caminaban a paso firme por el espeso bosque que debían cruzar. Caballos frisones tiraban de carretas repletas de armas, armadura, escudos y provisiones para esos tiempos que estarían fuera. Ese año iban cerca del doble, en su mayoría jóvenes que habían ido en reemplazo de Hombres de Oro retirados o heridos por antiguas confrontas con los dragones. MinSeok se dedicaba a andar por el sendero, admirando la vegetación y los sonidos que emitía el bosque.

Desde el fondo de su corazón rezaba que todo eso terminara pronto.

—¡Min! —exclamó YiXing, uno de sus primos con quienes se llevaba mejor que con sus hermanos JongIn y JongDae, quienes iban atrás de él, jugando y molestando a quienes se atravesaban en su camino juntos con sus molestos amigos ChanYeol y LuHan. —¿No es emocionante?

—¿El qué? —preguntó con desgano el rubio.

—La caza —respondió con simpleza y una sonrisa en sus labios YiXing. —Atrapar bestias que antes creímos imposibles de capturar.

—Oh, sí, genial.

YiXing miró a su primo resoplar y tener su entrecejo fruncido.

—No pareces muy… emocionado.

—Es porque no lo estoy, Xing —resolvió mirando al nombrado. —Odio esto —murmuró, viendo en todas direcciones por si alguno había escuchado. —La violencia, la crueldad… No la soporto.

YiXing posó uno de sus brazos por sobre los hombros del rubio, sonriendo con su característico hoyuelo que a muchas féminas gustaba.

—Entiendo, Min.

—¡Oigan! —gritó JongIn desde la lejanía. —¡Si van a darse cariñitos, váyanse tras un árbol o arbusto! ¡Damiselas!

Todos los que escucharon soltaron una risotada, siguiendo las burlas, haciendo del viaje algo más pesado de lo que creyó MinSeok.

*

Era el tercer día de caminata y al fin habían llegado a uno de los campamentos que anteriormente habían construido. MinSeok se instaló en una cabaña junto con sus molestos hermanos menores. Los adultos habían ido a cazar algo para que todos comieran, los jóvenes fueron encargados de montar la fogata y llenar tinas con agua del río que había camino abajo. MinSeok en especial fue a la cabaña especial donde descargarían las armas que habían traído, carbón y sus herramientas para forjar, entre otras cosas. No muchos tomaban en serio al rubio, pues su estatura era baja a comparación con el promedio, su cuerpo no era musculoso y su rostro resultaba una deshonra para algunos y para otros el blanco de burlas por tan finas facciones.

Algo con lo que había estado padeciendo desde que dejó de ser infante.

Sus hermanos decidieron dejarle todo el trabajo a él y YiXing en descargar y acomodar todo para el siguiente día. Ambos primos cargaban pesados costales de carbón y las herramientas eran colgadas en una de las paredes del fondo de la cabaña. Las armas disponibles se colocaban en la parte frontal, para darlas lo más pronto posible a los Hombres de Oro. MinSeok hizo un inventario de todo, esperando que fueran suficientes para todos los hombres que habían ido en esa ocasión.

—El sol está arriba —habló YiXing, jadeante y completamente sudoroso.

Ambos primos se habían quitado sus camisetas sucias y sudorosas para poder secarse su frente y cuello. Necesitaban de un baño en el río, urgentemente.

—Vamos por agua, los adultos no tardarán en llegar con la comida.

—KyungSoo tendrá mucho trabajo esta vez.

—Creo que alimentar a cerdos es mejor que a esas bestias.

Ambos hombres se rieron de tal comparación hecha; estaban sentados en una de las bancas de madera que había cerca de la puerta trasera, descansando. Al día siguiente comenzarían las exploraciones de terreno y verificar que los dragones solicitados por el rey estuvieran donde se les había notificado. Algunos grupos irían colina arriba para colocar los cañones de redes y los lanza arpones —la nueva invención de su padre

Diario habría heridos que serían atendidos burdamente en la cabaña del padre de YiXing, quien era médico además de herrero. Diario comerían ciervo, liebres o cualquier animal que pudiera comerse. Durante tres meses no dormiría bien porque en madrugada o en día, estaría trabajando con su padre para restaurar armas o forjar nuevas. En las últimas semanas ayudaría a quitar escamas, colmillos y en destazar a los dragones capturados y asesinados; aguantándose la repulsión.

YiXing y MinSeok salieron de la cabaña, caminando hasta una de las tinas y usar una de las tarjas de metal para beber un poco de agua fresca. En la lejanía se escucharon gritos de victoria y el relincho de algunos caballos; los adultos habían llegado.

—Al parecer atraparon algo grande —comentó YiXing.

—Un dragón bebé —informó KyungSoo, parado al otro lado de la tina. —Tardaré horas en limpiar las escamas y quitarle las glándulas de fuego.

MinSeok miró con extrañez al pelinegro con rostro inexpresivo.

—Sabes que ellos están hambrientos, no aguantarán la espera.

KyungSoo le devolvió la mirada con una ceja enarcada.

—Por eso trajimos los cerdos y algunos terneros. Apaciguaremos su hambre con un par de ambos.

MinSeok asintió y sonrió fingidamente, dejando la tarja dentro de la tina y caminando a su cabaña.

—¿Dónde vas, Min? —preguntó curioso su primo, alcanzándolo.

—Quiero bañarme, no soporto este olor.

—Te acompaño.

*

Era ya el atardecer y todos estaban alrededor de la fogata, cantando canciones de antaño o relatando historias heroicas. MinSeok estaba aburrido, porque eran las mismas, nada cambiaba cada año, quizás el número de Hombres de Oro era mayor, pero nada más. No sabía exactamente por qué estaba ahí y él realmente no quería. Sus ojos viajaron por cada rostro de cada hombre ahí, todos con una o dos cicatrices en su cuerpo o rostro, todos con la misma mirada deseosa de ver correr ríos de sangre.

—Hijo —interrumpió sus pensamientos el padre de MinSeok.

—Oh, padre.

—Veo que no estás muy interesado.

—Estoy cansado, eso es todo padre. Dormir recargado en una piedra o árbol, no es cómodo.

Su padre soltó una risa simpática y se sentó a su lado en el suelo.

—Entonces ve a descansar. Mañana tendremos mucho trabajo.

Espero morir estando dormido tal como la abuela.

—Sí, serán tres meses, ¿cierto?

—Exactamente, hijo. Tres meses que estaremos aquí, pero te tengo una noticia fascinante —habló con una sonrisa en sus labios el mayor.

MinSeok presentía que no sería algo bueno.

—Ah… ¿qué es?

—Mañana, cuando todos los Hombres de Oro salgan en sus expediciones, probarás mi invención.

—¿La trajo?

—Sí, está en un costal de carbón.

—Padre —. MinSeok no hallaba las palabras correctas para decirle a su progenitor que esa trampa de red no iba a funcionar. —¿Lo sabe el Capitán?

Al ver la negativa y una sonrisa que buscaba su apoyo como el buen primogénito que era, terminó accediendo a ayudarle, aunque sabía que nada saldría bien de eso.

—¿Y… mis hermanos?

—Ellos se enlistaron este año, no estarán con nosotros.

Vaya, mierda.

—Pero ¿si los Hombres de Oro vuelven antes del tiempo previsto? Nos castigarán.

—No iremos tan lejos hijo. Encontré un claro cerca del río, colina arriba. Ahí instalaremos la trampa y no tardaremos tanto en regresar al campamento.

—Pero… Sabe que odio…

—Hijo —reprendió por lo bajo el hombre—, sólo tú eres quien está siguiendo los pasos de la familia. Esto es parte de lo que hacemos. Matar dragones es lo que nos mantiene vivos y con trabajo. Entiende por favor, esto —señaló su alrededor— es parte de nosotros y no lo podemos cambiar. Así que, mañana saldremos y haremos lo que dije. Fin de la discusión.

*

—¿Está seguro padre que así debe estar montada?

Era de mañana aún y MinSeok estaba con su padre montando la dichosa red de metal con lanzas en cada orilla para que, al momento de ser accionada y se cierre entorno al cuerpo de la bestia, se incruste en su piel dura.

—Sí, hijo. Así la diseñé.

De un árbol a otro estaba amarrada una soga que, al ser pisada o movida, dejaría caer de entre la maleza de ambos árboles, la peligrosa red.

—Pero… ¿no cree que está demasiado expuesta?

Desde abajo se podía vislumbrar la trampa y estaba más que seguro que cuando el sol estuviera arriba, el metal reflejaría los rayos solares.

—Los dragones son tontos, hijo. Confía en mí.

Eso quisiera.

—Ahora, esto es lo que haremos —explicó su padre, acercándose a él y posando una mano en su hombro. —Diario vendrás a ver si no ha caído uno, ¿entendiste? Si uno cayó, mandaré a traer al capitán y así él verá que mis invenciones son totalmente funcionales.

La mirada esperanzada del hombre hacía añicos el corazón de MinSeok. Desde siempre, las invenciones de su padre se vieron opacadas por las de uno de sus hermanos, el padre de YiXing. Sólo la lanza arpones fue aprobado ese año, por su portabilidad y eficiencia. Sin embargo, MinSeok había visto llorar en varias ocasiones a su progenitor y pensó que necesitaba ser reconocido más, pues fue quien decidió cargar con el peso del trabajo familiar y generacional.

—¿No cree que todo el mundo se entere si un dragón cae porque va a rugir de dolor?

—Es posible, pero será grandioso.

En verdad, quisiera creer eso, padre.

*

Era la segunda semana que MinSeok iba caminando por ese sendero que lo llevaría al claro donde estaba la dichosa trampa. Se sentía fatigado y completamente exhausto. La cacería había comenzado pronto y hasta ese momento no había logrado atrapar a ningún dragón, lo cual era una mala señal y quizás una represalia por parte del rey.

El rubio estaba descansando, sentado en una roca con la vista directa a la trampa unos metros más arriba. Estaba deshaciendo la trenza, pues la cabeza ya le estaba comenzando a doler. Sus ojos se cerraban sin que él lo deseara. Intentó espabilarse moviendo su cabeza y hasta dándose de cachetadas, pero sin poderlo evitar cayó dormido.

En su sueño él se encontraba amarrado a un palo, siendo quemado vivo con una multitud furiosa a su alrededor, insultándolo y lanzándole piedras. En la lejanía veía a Hombres de Oro lanzar flechas a un dragón de escamas anaranjadas que se dirigía a él a cada paso que daba, sin importarle lo herido que estaba. MinSeok gritaba e imploraba que dejaran a la bestia, hasta que ésta de un salto, llegó hasta él y lo devoró.

El rubio despertó completamente asustado y sudoroso, escuchando los mismos rugidos que en su sueño, pero esta vez eran reales. Sus ojos desorbitados buscaron de dónde provenían hasta que se topó con que la trampa había funcionado y que los rugidos se detuvieron pues la bestia le estaba mirando con enojo.

Mierda, mierda…

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les pareció?

Espero les haya gustado~

Lamento si hay errores ortográficos, chequé el cap y supongo que alguno se me fue.

Sin más, me voy a seguir escribiendo~

Cuídense~

AliPon fuera~*~*


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