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Daitoua Mahoujin por metallikita666

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Notas del capitulo:

Todos los capítulos finales me hacen ponerme sentimental y melancólica, por más que la acogida al relato haya sido tan positiva como la que he recibido con esta pequeña historia. De verdad, les agradezco mucho por su tiempo y comentarios.

Más abajo continuaremos con el cierre. Por el momento, aquí está el último vértice de este cuadrado mágico que, de todo corazón, espero que se convierta en una nueva entrada dimensional.

“La habitación a la medianoche es una utopía

Y la cama, en la noche oscura, un parque de diversiones.” Inma –Belphegor-

 

Sus dedos se deslizaban perezosos sobre una suave piel que, para ser totalmente apegados a la verdad, jamás soñó que pudiese llegar a acariciar. A lo sumo, había aspirado a estrecharle la mano y con ello tener contacto con su palma; ser visto por sus ojos, tener el privilegio de que los labios ajenos pronunciaran su nombre. Y sin embargo, ahí estaba, retozando junto a él y con otro hermoso chico, colega de sus devociones, en el amplio lecho que noche tras noche posibilitaba el descanso de su ídolo.

El dorso de sus dígitos se topó con el contorno del rostro de Jojo, quien reposaba la cabeza sobre el abdomen del senpai. Entonces, su mano viró suavemente para poder tocar con las yemas la mejilla del más joven.

-Rei-kun…- Habló Asada con su suave voz, atrayendo la mirada del interpelado. En ese momento, y motivado por la implícita sugerencia del cantante de The Gallo al separar los labios, Igarashi coló un par de dedos en medio, dispuesto a disfrutar de la caricia. –¿Cómo te sientes? ¿Todavía… te cuesta creerlo?-

Una risita ladeada se dibujó en boca del Cordero.

-Sí. Especialmente, porque este bastardo no hizo más que engañarme desde un principio…- Dijo, refiriéndose a Joshua. Cuando la vista del de Tokio volvió a él, Joestar también sonrió, sin dejar de menear su lengua en medio de los dedos ajenos. –Me engañó con todo, y yo se lo creí.-

-¿Te refieres al plan para que aceptaras venir hasta aquí, y eso?- Inquirió el castaño mientras llevaba su siniestra a la cabeza del de melena bicolor para acariciarle el cabello. –Pero, hombre: hay que ver que eso era un disparate… por donde se le mirase…-

La risa de Rei aumentó ante el comentario.

-Sí, ya lo sé. Pero no solamente hablo de ese tema. Sino de que todo este tiempo… Jojo me hizo creer que en realidad lo detestaba…-

Entonces, Gara subió su mano derecha para tomar a Igarashi por la mandíbula y dirigir su semblante hacia él con decisión.

-No puedes detestarlo, porque desea lo mismo que tú. Y eso, a su vez, hace que le desees.- Le dijo, mirándolo fijamente a los ojos. –Esa ha sido tu lección esta noche. Y por lo que he visto, la has comprendido muy bien…-

Tras aquellas palabras, Joshua se incorporó de donde estaba, a uno de los costados de Gara, y luego de arrodillarse sobre la cama gateó hacia Rei. Asada comprendió la intención y se separó un poco de la vera del rubio, para que así el más joven de los tres pudiese acercarse a aquel. De inmediato, el vocalista de The Gallo –quien no había dejado de sonreírle a su otrora rival- fue recibido entre los brazos del ex Jive. El pelicorto lo acercó a él, observándolo cuidadosamente una vez más: sus tupidas pestañas postizas, que ya no se le hacían para nada desagradables ni recargadas, así como cada uno de sus pequeños accesorios metálicos y su maquillaje, un poco ajado para entonces. Levantó una mano para acariciarle el cabello y pasar los dedos en medio de los sedosos mechones oscuros y fucsias.

-Sí. Tienes razón.- Repuso luego en un murmullo, dirigiéndose a Gara. Lo decía sin borrar el mohín en su semblante, el cual a su vez era respondido por Jojo con esa amplia y pícara sonrisa suya característica. –Y tampoco podría preguntarme o cuestionarte sobre cuál es la razón de que tú también lo hagas… cuando el porqué es más que evidente…- Agregó, antes de tomar a Joestar por la nuca para acercarlo a sus labios y besarlo de nueva cuenta.

Un beso que no parecía acabar, pues ninguno de los dos lo deseaba. Se habría podido pensar que para esa altura de la madrugada, y después de todo lo ocurrido en casa de la Oveja, ambos kouhais estarían ahítos de contacto físico y no buscarían más; pero lo cierto es que parecía que ya no podrían separarse. Los besos se profundizaban, azuzando renovadas ansias que el castaño también disfrutó inmensamente de poder atestiguar.

El músico nativo de Gunma se recargó sobre uno de sus costados sin dejar de mirar a los otros dos, y luego llevó su mano a la espalda de Joshua para acariciársela, alcanzando también las puntas de su melena. Había cruzado las piernas una por encima de la otra, en una pose que a un tiempo realzaba la curva de sus caderas y le ocultaba parcialmente la pelvis.

-Realmente me impresionó la manera en que expusiste tu integridad… a cambio de resguardar la de este hermoso pecador.- Comentó el castaño con una sonrisa, provocando asimismo las de quienes en ese momento compartían los húmedos y cálidos roces. Tras finalizar sus mimos, ambos menores se voltearon hacia Asada. –Y también, tu audacia al enfrentarme. Sé muy bien que te abstuviste de más por tratarse de mí, pero eso fue suficiente para que me diera cuenta de que eres un tipo con mucho coraje…-  

El cantante del tatuaje de la hannya, quien continuaba rodeando la cintura de Joestar con sus venosos brazos, agachó levemente su mirada.

-Fue una reacción muy instintiva. Sé que siempre aseguré detestar a Jojo, pero no me tomó demasiado tiempo darme cuenta de que realmente no sabía quién era. No obstante…- Agregó el ex Jisedai Excite, clavando un severo atisbo en su ídolo. –A ti realmente comencé a odiarte…-

-Nosotros, al no conocerte, tampoco sabíamos hasta dónde llegaría tu aplomo… ni lo mucho que costaría doblegarte. Te subestimamos.- Replicó el mayor de los tres con voz serena pero firme. No obstante, le agregó una pizca de picardía a continuación. –Además… si por la víspera se saca el día, me parece que de aquí en adelante resultarás un superior muy estricto… Claro, si es que deseas convertirte en uno.-

Acto seguido, Gara volvió a tumbarse sobre su espalda y suspiró con efecto exagerado, mirando hacia el techo.

–¡Oh, y qué mala suerte la mía! Me tocó ser el último amo, pero ahora mis esclavos no parecen muy dispuestos a recordarlo…-

Comprendiendo la indirecta, los menores voltearon a verse uno al otro con gesto divertido e impúdico, y luego deshicieron su unión para colocarse a los costados del de Gunma. Se aproximaron lo más que pudieron, de modo que tanto sus rostros como sus cuerpos quedaron muy juntos.

-¿Y qué cosa… manda el señor ahora?- Inquirió el Gallo en un tono meloso, al tiempo que delineaba con el índice la bellísima faz del mayor. Su dígito viajó desde el entrecejo ajeno, descendiendo por su pequeña pero perfilada nariz hasta finalmente posarse en los deseables labios que atraparon una vez más la embelesada mirada del chico. –Ni por un momento crea que hemos perdido nuestra energía…-

Gara se volteó hacia el de Hokkaido, luego de que previamente capturara su mano para besarle los nudillos.

-Todavía nos resta darle un placer más a nuestro invitado, Jojo-chan. ¿Lo recuerdas?-

Por toda respuesta, el ex The Skull Fuck Revolvers se acomodó un poco más abajo respecto de los cuerpos restantes y empezó a recorrerle las piernas al senpai con las yemas de sus dedos.

Asada miró entonces a Rei.

Un impulsivo rubio se abalanzó sobre los labios del vocalista de Merry, los cuales sometió sin dilación ni miramiento. Su mano se deslizó por el abdomen del mayor hasta encontrar su miembro, pero se centró en manosear con intensidad los alrededores de la zona, poniendo especial énfasis en las ingles del castaño. A pesar de las caricias indirectas, los contactos de ambos kouhais fueron suficientes para que la sensible carne del dueño de casa reaccionara, y así pudiese ser prontamente atendida por Joestar.

-Ya no hay amos ni esclavos, aunque en teoría ha llegado la hora de tu poderío.- Le dijo el más joven de los tres a quien estaba en medio, al tiempo que se apoderaba de su virilidad con la diestra y empezaba a agitar la muñeca. –Momento en el cual te darás entero a nosotros, porque ese es tu destino, y también tu deseo… Protegernos con tu piel…y darnos a comer tu carne…-

En ese punto, Gara se recargó sobre uno de sus costados de forma lenta y seductora. Después de que le diera la espalda al cantante de Marco, este acomodó su cuerpo contra el ajeno. Sus masculinas curvas calzaron perfectamente, pues las nalgas del castaño, apoyadas contra las filosas caderas del de Tokio, guardaban en medio celosa y cálidamente el miembro de Igarashi.

-Sí, tienes razón: es lo que deseo. Quiero regalarme entero a ustedes, que a su vez han sido y son mis obsequios.- Habló la Oveja, entrecerrando los ojos al sentir al ex Jackal pegarse a su cuello y exhalar tenuemente sobre su oído. Después, llevó su mano a la cabeza del de melena bicolor, quien se hallaba lamiendo su longitud con enorme gusto y diligencia, cual si de una barra del más puro y fino chocolate se tratara. Sin escatimar movimientos ni sonidos, el Gallo llevaba aquel duro miembro hasta el comienzo de su garganta, sintiendo cómo las succiones y los roces de sus dedos hacían temblar a Makoto, lo cual a su vez lograba aumentar el deseo de Rei. –Ahh… Y espero que también… se asuma cada uno como el presente que he querido darle al otro… Jojo, Rei…-

Ya no habría vuelta atrás después de ese encuentro. No era ni siquiera una opción, porque al aceptar, acudir, no correr y terminar sucumbiendo por fin habían sellado sus destinos. Era una tríada perfecta: armónica, clara y transparente desde un principio, que no escondía secreto alguno. De haberlos querido únicamente para sí, habría sido sencillo para el senpai citarles como amantes a cada uno por separado.

Jojo se apartó momentáneamente de su intensa faena, sin descuidar no obstante el lúbrico masaje: gracias a la cantidad de saliva que había depositado sobre la zona, le fue dado extenderla con los dedos por la periferia del sexo no solamente de Gara, sino también de Igarashi.

-Eso significa que…- Comenzó Joestar cuando distinguió la mirada de Asada observándole, por lo cual buscó y sostuvo el contacto visual.

-Eso significa que son libres… y que siempre lo serán. Que se conocieron aquí y por fin dejaron atrás la tonta rivalidad. Uhm, vaya…- Se interrumpió Makoto, cambiando un poco el tono también. –Supongo que eso quiere decir… que le gané a Wajow-kun y logré juntarlos…-

Ambos menores se sonrieron, recordando cada uno por su lado las veces en que, en efecto, el pequeño guitarrista peliblanco intentó hacerlos coincidir. En el caso de Joshua, su postura había sido más bien de indiferencia respecto del colega, aunque al enterarse de que el rubio parecía no expresarse tan bien de él, aquello le había hecho sentir una especie de molestia. Incomodidad, probablemente aderezada con algo de resentimiento, pues le parecía que no le había hecho nada al otro vocalista y de su parte sí deseaba conocerle. Naturalmente, no le pasaron desapercibidas las manifestaciones ajenas de admiración hacia Gara, ni cuanto se decía en el medio sobre el cantante de Marco a causa de ese motivo.

-Sabes bien que has avivado un fuego muy peligroso con ello.- Siguió Jojo con dejo filoso, aunque deleitándose con los efectos de las suaves caricias que propinaba, y tomando a continuación el cautivo miembro del Cordero en su poder para lubricarlo y asegurar la erección. Empero, permanecía dirigiéndose a su amante más antiguo. –Y no me refiero solo al hecho de que ambos estemos perdidamente enamorados de ti…-

-Lo sé, y me hago cargo.- Replicó el ex After Effect, tajante. Con la misma modulación de seguridad con que le hablara momentos atrás a Igarashi, en lo que también había parecido ser un reclamo hacia el de Gunma. Después, no obstante, volvió a suavizar su voz. -Vamos, cariño; que yo también podría estar asustado…-

Rei, por otra parte, se admiró muchísimo por lo que escuchaba. Aquello a lo que Jojo acababa de aludir, ¿era acaso una especie de protesta? Y si en efecto lo era, ¿respecto de qué, exactamente? El vocalista del tatuaje de la hannya sabía que por haber llegado a una relación que –como fuera que se denominara- tenía una historia y una manera de ser, no podía pretender entenderlo todo. No le era dado ni siquiera saber con certeza cuál había sido la verdadera razón de su presencia ahí en ese momento. ¿Qué era lo que Joshua parecía temer realmente? ¿Perder a su maestro o perderle a él, recién adquirido como estaba? ¿Perderse, por haber querido buscar de más y complacer a aquel a quien amaba, al darse cuenta de que su ídolo no era el único que lo merecía?

Perder, ganar. El tonto juego de aquellos que se enlazan y acaban, aunque no lo quieran y estén muy en contra de ello en sentido racional, tratándose como dinero. Reduciéndose a una adquisición material.

La respuesta era clara, y se refería a lo mismo que Gara confesó temer también. Pero el músico del negro corsé no estaba inquieto, porque sabía que aquello sería lo que tuviera que ser, y no había nada más que hacerle.

El mayor movió las caderas para así rozar sugestivamente el miembro del rubio con su trasero y potenciar las fricciones que el de Hokkaido llevaba a cabo. Después, levantó una pierna y fue asistido por Joestar para la correcta lubricación de su entrada. Igarashi les dejaba hacer, deslumbrado por la perfecta sincronización de ambos y lo bien que se complementaban y entendían sin precisar palabras de por medio. Miraba a Gara deseoso y pasmado a un tiempo: todavía después de todo lo que había acontecido entre ambos, le costaba creer que estuviese allí, y aún más a punto de hacer lo que sin dudar haría.

-Rei-kun…- Makoto recostó su cabeza ladeada en la almohada y miró hacia atrás, manteniendo la pierna levantada y apartándose las posaderas con una mano. –Hazlo, por favor. Y acábate dentro…-

El vocalista del tatuaje de la hannya se hundió en las entrañas de su senpai con un placer jamás antes experimentado: lentamente, pues sentía que cada milímetro era una amenaza latente de reventar sin así desearlo. La pose, el calor y la cercanía se traducían en fuertes latidos que sin duda alguna el vocalista de dulce y desesperado trino sería capaz de sentir a través del contacto de su espalda con el pecho del más joven. Segundos después, cuando el vaivén por fin comenzó, Gara asió demandante a Joshua, quien se había colocado paralelo a él y acudió presto para recibir en su boca los fuertes gemidos del castaño y arrancarle besos lascivos, encimándose más sobre Makoto hasta que prácticamente Rei embestía a este contra su cuerpo.

Preso en medio de aquellas rozagantes y torneadas anatomías, Asada se dejaba hacer, dedicándose únicamente a disfrutar los contactos, los roces, la humedad y la presión. Los tres cuerpos entraban juntos en calor y pronto comenzaron a transpirar, provocando que la fricción fuera aún más notoria y efectiva. Joestar se había desviado de los labios del maestro para devorarle el cuello con deseo, colando sus manos a lo largo de todo el torso inmóvil que únicamente se consagraba a resistir y saborear los fogosos ataques.

Entonces, en cierto momento el Gallo adelantó más sus muslos y condujo la masculinidad de Gara a en medio de estos. Rei eyacularía en el recto del senpai, pero este mancharía obligatoriamente las carnosas piernas del más joven una vez que alcanzase su propio clímax. Asimismo, el de Hokkaido tomó la mano del mayor y entrelazó sus dedos con los de él, agregando a los ajenos los jadeos propios cuando dio inicio a la presión circundante que martirizaba exquisitamente la erección de la entregada Oveja.

De acuerdo con lo que Rei había escuchado, no tenía que quedarse. ¿Pero cómo pensar siquiera en irse después de todo lo vivido? No solo había perdido la noción del tiempo desde que llegó a esa casa (y que recuperó tras una furtiva mirada al reloj de buró que lucía en la cómoda de su anfitrión), sino que de pronto tuvo la misma impresión de confusión y desacierto con buena parte de su vida. Por lo menos, con los últimos años. Pero admitía que no había tenido el valor de acercarse a Makoto por sus medios, de la misma manera en que reconocía que su terquedad y obstinación habían mantenido a Jojo estúpidamente fuera de su alcance.

A pesar de todo eso, fue mejor que sucediera ese día a que nunca pasara… ¿no?

-Ahh-ahh… ¡Ahhhh! ¡Uhhh! ¡Me… vengo!...- Exclamó Asada, aferrándose con fuerza a la espalda del menor de los tres, e incluso clavando sus uñas en ella a causa del ímpetu del espasmo.

La imagen de su semblante desesperado y urgido, combinado con aquella armónica voz en plan casi que de súplica y sollozo penetró con fuerza la mente de Joshua, quien instintivamente apretó todavía más los muslos. Asimismo, forzó al mayor a apoyar casi la totalidad de su peso en él cuando alargó el brazo para alcanzarle la posadera más cercana, en aras de otorgarle al Cordero total comodidad para finalizar sus certerísimas estocadas.

-¡Ahh! ¡Más! ¡Sigue, no te detengas!- Lo arengó el Gallo, mirándolo a los ojos segundos después. Y Rei, si bien no había podido deleitarse con la imagen del exquisito rostro del senpai, sí que escuchó muy bien sus velados ruegos al tiempo que se perdía en los extasiados orbes de Joshua.

Los resabios de energía que todavía le quedaban tras tan larga velada acudieron a su pelvis para permitirle hundirse por vez postrera en aquel amado cuerpo, arrancándole a su dueño un sonoro grito. Al mismo tiempo, se sentía llenarle con indescriptible placer, saboreando cada segundo de su clímax con los ojos entreabiertos y la mirada perdida; casi en el mismo instante en que el interior de los muslos de Jojo se embadurnaba de la blanca y espesa descarga del último de los sacrificios.

 

***

 

Unas horas más tarde, Rei despertó a causa de la calidez que producían los rayos del sol al filtrarse a través de las cortinas torpemente cerradas de la habitación de su senpai. Miró a su lado y se dio cuenta de que tanto Gara como Jojo seguían dormidos: al igual que él, prácticamente en la misma postura en que quedaron una vez finalizado su último encuentro.

El rubio continuaba paseando su mirada por los bonitos cuerpos de ambos, y experimentaba dentro de sí una sensación diferente y extraña a lo que hasta ese punto le había tocado vivir. No era desagradable, pero por el momento le seguía resultando indescriptible. Con una sonrisa en los labios, dejó escapar un suspiro al tiempo que se decía a sí mismo que ya se lo figuraría después, pues por lo pronto lo único que deseaba era seguir grabando aquellas imágenes en su memoria.

Empero, fue sacado de su contemplación por la vibración de su teléfono, el cual había depositado en una de las mesas de noche de la recámara momentos antes de que los tres decidieran yacer juntos en el lecho del mayor.

Era un mensaje de Wajow.

 

“¡Hola, Rei-kun! ¿Cómo estás? Perdón por la hora, sé que es súper temprano, así que espero no haberte despertado. Mira, he estado pensando en hacer una reunión en mi casa por lo de mi cumpleaños. Ya sabes, Machi-kun, Mimi-chan, Ryo, Dai, Yuko, Minato, Andy-otouto, Kaede, Nov. ¡Todos los que quieran ir y quepan, jajaja! Oh, y también me gustaría que les preguntaras a Akira-kun y Shunsuke-san.[1]

El tema es que… Jojo-chan también vendrá. Sabes que es como un hermano para mí y que no podría dejar de invitarlo. Así que quería preguntarte si tú… pasarías por alto… al menos ese día… lo mucho que dices que te desagrada. ¿Sí? ¿Síiiii? *poniendo ojos de gatito tierno* ¡Awww, vamos! ¡Di que sí!

¡Jajajaja! Sé bien que te estás riendo XD

¿Sabes, Rei? Jojo-chan es muy buena persona, y una vez que le conoces llegas a quererle bastante, te lo aseguro. Deberías darle una oportunidad.”

 

Tras una sonrisa, Igarashi dejó caer el móvil sobre su abdomen, si bien el aparato finalmente acabó resbalándose entre las sábanas revueltas una vez que el cantante de Marco se incorporó para atender el matinal y líquido llamado de la naturaleza que lo llevaría a conocer por fin el cuarto de baño de su senpai.

No obstante, y con las palabras del texto que le envió el pequeño peliblanco todavía en la mente, Rei se volteó a medio camino y se quedó observando a los otros dos en su plácido sueño: Gara todavía mantenía asido a Jojo con cierta posesividad, pues el menor había recostado su sien en el pecho ajeno, protegido y rodeado por el brazo del castaño.

El rubio caminó hasta el otro borde de la cama, del lado contrario del que se había levantado, y se inclinó hasta posarse junto al oído del de melena bicolor, no sin antes retirar de sobre su oreja algunos de aquellos ondulados mechones.

-¿Qué les haces a los demás, eh? ¿Cuál es tu magia, Joshua Joestar?...-



[1] Este epílogo lo terminé de escribir tras empezar a publicar, por eso estos músicos no aparecen referenciados al principio. Se trata de Machiya, Ryo, Dai y Minato de m:a.ture: vocalista/guitarrista, bajista, tecladista y baterista, respectivamente. Mimi es la baterista/vocalista de Joppin:cal, banda que integra junto a Ryo y Wajow, mientras que Yuko Suzuhana es la cantante de Wagakki Band, en la que comparte formación junto a Machiya. Los otros tres son los gallos restantes.

Notas finales:

Cuarto capítulo, capítulo final. Momento de “amarrar” un poco las pistas que se fueron dejando caer a lo largo de los otros tres, sin que eso quite que el planteamiento tiene de hecho la intención de quedar bastante abierto. Como les decía en notas anteriores, la trama es simple, pero no así lo que está en juego internamente entre estos tres personajes, de quienes da la impresión de que no puede llegar a saberse suficiente. Me disculpo si el comentario suena pretencioso de alguna manera, pero a veces yo como autora también me sorprendo mucho de la manera en que algunos persos parecen tener vida y preexistencia propias, y que uno lo único que va haciendo es describirlos y relatar sus acciones…

Capítulo final; hora del sacrificio. El tono solemne de rito que en ciertas partes adopta el texto es claramente intencional, por cuanto para mí el sexo es tanto sagrado como profano a la vez (recuerdo haber hecho algo parecido en las últimas líneas de Children’s Dope). Específicamente, el ambiente buscado en esta parte tiene que ver con una experiencia religiosa, la cual se pone de manifiesto por los epítetos de animales que han cambiado de categoría gracias a la mayúscula, así como por la itálica y el tono de un par de parlamentos de Joshua, quien viene siendo el más “nigromante” de los tres. Sus palabras tienen una intención de rito, de oración establecida. Juega no solamente con la comunión y la historia de Cristo, sino también con todas aquellas de la misma índole, que implican la consumición del cuerpo del dios (Baco/Diónisos, además de los mitos relacionados con recibir poder a través del canibalismo real y simbólico). De nuevo, para mí es muy evidente el lado erótico de semejantes tradiciones, por más que manifestarlo así me granjee sin duda el apelativo de blasfema. La santa cena como el contexto perfecto para un bonito gang-bang.  

Agrego también que el parlamento referido y su idea central (“ya no hay amo ni esclavo”) me hizo recordar Gálatas 3:28: el famoso texto en el que Pablo sentencia que gracias a Jesús no hay diferencia de origen, condición o género que separe a la humanidad/sus seguidores. Y es aquí donde enlazo con el tema siguiente, el del poliamor/relaciones abiertas, pues si bien se trata de contextos diferentes (esclavitud en el siglo I y esclavitud dentro de un juego de rol erótico), mi perspectiva es que el amor abierto libera, mientras que el romance tradicional heteronormativo directamente mata.

En cuanto al punto del amor libre, lo planteado en este fic retoma propuestas anteriores como las que están presentes en Children’s Dope o en algunas relaciones del universo del rol (Takayuki y Tetsuya, o incluso Tommy y Ken-chan). Supongo que el sesgo autoral queda bastante de manifiesto en el párrafo que habla del amor tradicional como transacción y sentido de propiedad material. Como siempre, es mi opinión personal y no pretendo que los demás adscriban si no lo desean, así que agradezco su comprensión.

No puedo despedirme sin antes agradecerles una vez más. Sepan que me hacen inmensamente feliz y que me honran con su elección a un nivel difícil de expresar en palabras.

Hasta la próxima.


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