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VECINO por queerfreheit

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Bill era un chico  joven universitario de 21 años, vivía solo en su pequeño apartamento exactamente en el 3 piso de un edificio, su cabello negro y largo, sus ojos color  miel resaltados por la sombra y el delineador, le daban un aspecto oscuro, pero en realidad era lo contrario era algo sociable, coqueto, parlanchín y relajado.

Se encontraba recargado contando los billetes que tenía ahorrados y se rasco la cabeza

-no me alcanzara para salir este mes ¿Qué mierda voy hacer?- se preguntó poniendo su mano en el mentón

El chico pelinegro sentía que iba a empezar a llorar, lo acababan de echar del trabajo, la beca que tenía en la escuela le servían para sustentar cosas de la universidad no daba para más.

-si al menos estuvieras aquí mamá- dijo algo triste

Hacía dos años que su madre había fallecido y nunca fueron personas de dinero por lo tanto había quedado con algunos muebles y ropa, se había limitado de muchas cosas para establecerse y por su orgullo a su padre nunca le pediría nada.

Ideaba una idea para generar dinero sin descuidar la escuela, su teléfono sonó

-Kaulitz- saludo su amigo Georg –oye me podrías pasar los apuntes de literatura – pidió suplicante

-Geo ¿y ahora que paso?-

-he dejado mi mochila en la fiesta del sábado y los malditos la echaron a la basura y se la llevo un camión para mi mala suerte –explico angustiado el otro

-si quieres puedes venir por ella al departamento estaré aquí – contesto como si nada

-¿acaso no iras a tu trabajo?-

-el viejo gordo de mi jefe me echo como perro- explico –no sé qué mierda hare Geo, en los trabajos solo me quieren exprimir todo el día bien sabes que no puedo por la escuela-

-diablos Bill deja me que me cambie y voy a verte ya se nos ocurrirá algo- calmo su amigo

-está bien te espero aquí – pulso  la opción de colgar y se levantó de su asiento para prepararse su alimento.

Cuando acabo se dedicó a limpiar lo poco regado que había desordenado, escuchaba muchos ruidos en el apartamento que hace días estaba disponible pero suponía se acababan de mudar.

No dio mucha importancia al hecho saco los apuntes de su mochila y empezó a acomodarlos para entregárselos a su amigo, cuando escucho que tocaban la puerta. Supuso que era su amigo pero a cambio se encontró con la sonrisa de una mujer atractiva y con una sonrisa dulce.

-hola, disculpa la molestia, dios que grosera me presento me llamo Alice, me acabo de mudar al apartamento de junto – explico –

-oh un gusto mi nombre es Bill- estrecho su mano con respeto pues se veía algo grande como para tutearle

-quería saber si de casualidad tendrías un martillo que me prestes entre tanta cosa he perdido el que traía y los cargadores van a instalarme algunas cosas- explico paciente –

-oh si con gusto- accedió y se apresuró a llevárselo lo extendió – puede ocuparlo y regresarlo cuando usted pueda- menciono amablemente

-muchas gracias en verdad- se despidió de el con la mano y Bill decidió asomarse para ver que tanto les faltaba para acabar la mudanza, no se dio cuenta que un par de ojos color avellana le miraban detrás de un sillón.

Cerró la puerta

-pobre le falta meter varias cosas- pensó en voz alta

Minutos después tocaron de nuevo, cuando abrió se encontró a su amigo, el chico ojiverde le saludo efusivo.

-tienes nuevos vecinos- sonrió agarrando un plátano de la mesa de su amigo

Bill se limitó a asentir y continúo

-vino mmm Alice- dijo inseguro pues no sabía cómo catalogarla señora o señorita

-¿ya veo y es linda?- pregunto

-sí, pero es muy grande- contesto riendo

-¿en serio?-

-le calculo unos 39 o 40 aunque es conservada por eso le hable con respeto- conto

-vaya pues podría enseñarte más cosas- guiño su ojo

El otro rio y  negó

-puerco claro que no en estos momentos no tengo cabeza sobre eso- echo su cabeza hacia atrás, no tengo muchos ahorros –conto

-oye he pensado en algo no te vayas a enojar- empezó su amigo serio

-si dices que me prostituya te golpeare- respondió riendo

El otro negó

-para nada, pero podrías hacer algunos folletos y cuidar unas horas niños pequeños-

Bill abrió los ojos

-los niños me desesperan-

-ya pero las mamás a veces no tienen con quien dejarlos, y pagan bien al día, oh si tienes suerte hasta encontrarías a alguien que pagara porque cuidaras a su engendro toda una semana.-

-de hecho no es algo pesado- admitió Bill- cuando mamá vivía cuidaba algunos niños y yo le ayudaba así que no soy nuevo-

-ves es buena idea es más te hago el diseño y el folleto- se ofreció el pelilargo

Bill quería negarse pero teniendo ya tantos rechazos por parte de algunas empresas

-acepto pero sino puedo me ayudaras- pidió con sus ojos de cachorro

-sabes que si Bill – le sonrió cómplice y le paso su portátil

El otro empezó su labor con los folletos y decidieron imprimir no más de 30, salieron a pegarlos a los postes y alrededores del edificio donde vivía. Cuando acabaron Georg dejo a Bill en su apartamento y se llevó consigo lo que llego buscando los benditos apuntes de literatura.

Bill tenia esperanza de que lo llamaran y así había sido pero en cuanto escuchaban que era un hombre y al darle oportunidad cuando veían su aspecto negaban, llevaba una semana así, se sentía muy desanimado no había pensado en eso, pero no pensaba cambiar por nada ni nadie.

Cuando ya estaba quitando los anuncios de sus servicios pensando en buscar otras opciones, su teléfono sonó

-hola- saludo quitando un folleto pegado a un poste

-hola disculpa es el número de los folletos donde cuidan niños-

-sí, pero antes que nada debo decirle que soy un chico la mayoría no confía en hombres y yo entiendo…- empezó explicando-

-no te preocupes, la verdad no serían muchas horas las que deberías cuidar a mi hijo es muy tranquilo, si quieres nos vemos para platicarlo- propuso la voz de la fémina

-claro si, puede darme la dirección.-

Ella le dio indicaciones confuso se dio cuenta que ese era el apartamento con el que colindaba quedo en llegar en no más de 15 min pues estaba cerca.

 Su vecina tenía un hijo

Empezó a caminar esperanzado porque no le rechazara,  sus billetes parecían tener alas y volar y cada día se quedaba sin ahorros.

Cuando llego a la puerta espero unos minutos. Tomo aire y toco.

Al abrir la puerta la mujer abrió sus ojos con sorpresa pero no en mala forma sino más bien siendo amigable

-oh Bill pasa.- invito, el chico asintió con un amplia sonrisa-¿Por qué no me dijiste cuando te estaba dando las indicaciones que eras tú?- pregunto ella

-no quería que pensaras que soy un informal por eso preferí venir y ver si en verdad quieres contratarme- menciono jalando su chaqueta de cuero con sus manos

Ella asintió

-si por su puesto prefiero que este aquí y tú vives cerca cómo te decía no serán muchas horas, solo cuando voy a trabajar entro a las 4 y salgo a las 9 estaría llegando a casa aproximadamente a las 10:30 mi trabajo está retirado y la paga que te daré será muy buena  - explico mientras el asentía

 Escuchaba atento la cifra que mencionaba sin duda le alcanzaría para salir bien de sus necesidades ya que estaba por concluir si bien le iba la universidad y necesitaría juntar para poder pagar lo último de su carrera. Sintió la mirada clavada en su nuca pero no quería voltear, así que se dedicaba a mirar a la mujer que tenía justo enfrente

-si claro me agrada el horario y me queda perfecto ya que salgo a las 3 de la tarde de la universidad y entro a las 7 de la mañana, y en la tarde es perfecto.-

-parece que todo se acomoda  a nuestras necesidades -dijo ella sonriente- Tom es un chico tranquilo no tendrás problema, solo debes verificar que haga sus tareas, que no juegue tanto con el video juego, darle la cena  que se duerma temprano.

Bill se sintió aliviado no era un bebé no debía cambiar pañales

-¿Cuántos años tiene Tom?- inquiero curioso

Ella rio

-solo 13 de hecho no quiere que nadie lo cuide dice que es “grande “pero sabes cómo se ponen los chicos  a esa edad, oh está ahí te lo presentare para que se conozcan – ven Tom- demando ella aun con la sonrisa en la cara

Bill volteo echando un soplido viendo al niño mirón que casi le perforo la nuca con la mirada.

-hola- saludo sonriéndole

El chico le miro y parpadeo un par de veces se agacho algo avergonzado

-hola- musito despacio sin levantar la mirada

-bien creo que se llevaran bien – dijo la madre tomando los hombros de su hijo

Bill formo una sonrisa ancha al fin tenia trabajo y no veía complicado cuidar a un chico de 13 años.


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