Prólogo
Una noche más, de un sábado más, en una discoteca cualquiera… Ruido alto, una cantidad de gente exagerada y bebidas astronómicamente caras. Y sin embargo, allí estaba él, Kagami Taiga. Pero siempre valia la pena, una vez más SU moreno no lo decepcionaba.
Kagami se sentía un obseso, un enfermo, un cazador... Y también invisible ¿pero es que cómo podía evitarlo? Aún recordaba la primera noche en la que lo vio bailar... Era un sábado cualquiera, ni siquiera recordaba qué día exactamente o que habían estado haciendo esa semana. Solo recordaba eso, que era sábado. Kuroko y Kise, sus dos mejores amigos, lo arrastraron a esa misma discoteca, que por entonces abría sus puertas por primera vez; él simplemente no era mucho de ese tipo de lugares.
Pero cuando lo vio moverse... lo olvidó todo. Dónde estaba, con quien estaba… Y no volvió a despegar los ojos de él. Por supuesto, ni por un momento se le pasó por la cabeza volver a faltar un solo sábado al local. Y de hecho, ahí estaba de nuevo.
El pelirrojo dio un respingón cuando comenzó a sonar una de sus canciones preferidas. Había estado tan concentrado observándolo que ni si quiera se había parado a escuchar la música.
- Maldita sea...- Susurró Kagami mientras movía su bebida. Seguro que estaba siendo muy obvio y poco disimulado, pensaba. Sin embargo ¿cómo evitarlo? Era una atracción magnética. La verdad es que su presa era un espécimen perfecto. Alto, moreno, cabello de un electrizante color que resaltaba bajo las luces de neón, y sus movimientos... Dios sus movimientos.- Agh...- Suspiró desanimado.- "Que envidia me das, Kuroko, maldito."-
Kuroko Tetsuya, su mejor amigo y compañero de baloncesto. De estatura media, con la piel pálida y los ojos y pelo de un color azul muy suave. Él, siempre de naturaleza tan tranquila y suave, cuando la música empezaba a sonar... Era otro. En ese mismo momento, el peli azul estaba en la pista, bailando con su actual novio Haizaki Shougo. Y lo hacía jodidamente bien, incluso Kagami, quien lo consideraba un hermano, tenía que admitir que se veía caliente, los dos lo hacían.
Sin embargo, por mucho que a Haizaki le gustase bailar, no era de los que aceptaban que otros mirasen a su novio. Así que Taiga deducía que en unos 10 minutos iban a tener problemas. Pero Kuroko se las arreglaría solo, siempre la hacía. La historia de cómo esos dos habían acabado juntos, pues... Aún no la entendía del todo. Se conformaba con saber que el pelinegro había cambiado por Tetsuya y que lo hacía feliz. Simplemente ahora era... Un completo idiota enamorado, celoso y posesivo. Una joya.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando la canción cambio, como un presagio y aunque no la conocía, tenía un buen ritmo; ojalá pudiese bailarla.
- Tiene novio, te lo advierto, de hecho es el que está bailando con él.- La mandíbula de Kagami casi llega al suelo.
- "Waitwaitwait"- SU moreno estaba ahí, después de un mes, ESTABA AHÍ. - "Bien, Taiga, intenta no hacer el ridículo."- L-lo sé, es amigo mío...- Quería decir algo mas, algo ¡lo que fuese!
- ¿Eres amigo de Tetsu?- Se sorprendió. La familiaridad con la que trató al peli azul hizo que su estómago se contrajera extrañamente. - Ese enano... Que guardado te tenía.- Nos vemos Tiger...