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*Amor de un Inmortal* por DrakeHeylin

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Notas del capitulo:

Buenas mis queridos lectores y lectoras. Espero este capítulo sea de su entero agrado.

En el 4to capítulo se terminarán las similitudes con el anterior fic. Ya que como dije a partir de ahí recibirá una re-estructuración total.

Y muchas gracias a aquellos que me alentaron con sus comentarios. Me alegra que aún les guste lo que escribo TTwTT

¡Que disfruten la lectura!

 

- ¿Azúcar? -El azabache se encontraba observando de forma desinteresada aquello que lo rodeaba, siempre había creído que aquella mansión era algo silenciosa, de no ser por la estridente música que el albino solía escuchar siempre que iba a verlo. 

-No, gracias. -La anciana que se encontraba a su lado, únicamente divididos por una pequeña mesita donde se encontraba un impecable juego de té de porcelana, le sonrió con calma al tiempo que ella se servía algunas cucharadas en su te. Chase esbozo una leve sonrisa al ver a la mujer frente a él, le había resultado hilarante la manera en la que se habían reencontrado…

 

***Flash Back*** 

 

- ¿Chase? -Al saber que la voz lo había reconocido abrió lentamente sus ojos para observar detenidamente a quien se encontraba frente a él... era aquella anciana que había visto junto al gusano de Spicer en aquella foto. Le perturbo que esta conociera su nombre, no recordaba haber interactuado con aquella anciana en el pasado. Con lentitud inspiro el aire de la habitación para poder sentir la esencia de la mujer. Nuevamente detectaba el aroma a grasa de motor y aquella nota de grosellas, ambos pertenecientes al pelirrojo ausente, pero esta vez detectaba un tenue perfume que de inmediato reconoció. 

- ¿Anastasia? ¿Eres tú? -La anciana frente a él sonrió con nostalgia. Su cabello rubio platinado se encontraba atado en un rodete alto y sus ropas, un conjunto de falda larga, medias, zapatos y saco negro. Utilizaba un bastón para estar de pie y portaba un hermoso relicario de forma ovalada y bañado en plata con una pequeña esmeralda en su cubierta. 

-Chase Young… no puedo creer que seas tú… ha pasado tanto tiempo ¿Cuánto ha sido? ¿45? ¿55 años? Creí que nunca te volvería a ver- El azabache sonrió para luego acercarse lentamente con la intención de tomar sus manos y depositar un suave beso en ellas, pero antes de poder completar su objetivo, la mujer lo había golpeado con fuerza en su cabeza haciendo uso de su bastón. – Como te atreves a desaparecer durante tanto tiempo sin decir nada ¿Sabes lo preocupada que me dejaste? Se que eres inmortal y todo, pero fuiste un desconsiderado. – El azabache no pudo evitar hacer un gesto de dolor a la vez que llevaba una de sus manos a la zona golpeada, había olvidado el fuerte temperamento de aquella mujer. 

-Me disculpo Nastia… pero sabes cómo es mi naturaleza, no está en mí el despedirme. -Anastasia simplemente frunció su ceño, no se sentía satisfecha con esa escueta respuesta por parte del adalid.

-Pues no acepto tus disculpas, todo este tiempo me pregunte que había sido de ti. No me dejaste despedirme de ti, fuiste muy importante para mí, pese a nuestro corto tiempo juntos. Eres un egoísta Young. -Tras escupir aquellas palabras bañadas de falsa indignación se cruzó de brazos y alzo su mentón, orgullosa como solo ella sabía ser. 

-Permíteme compensarte mi falta de caballerosidad de aquel entonces. -La menor lo observo con una sonrisa ladina al tiempo que recomponía su postura, colocaba su bastón en el suelo y con su mano libre tomaba de la muñeca al guerrero Heylin. 

- Ya que lo pones así, acompáñame con una taza de té, esta vieja necesita una. -El azabache simplemente se dejó hacer, sabía que la anciana frente a él no lo dejaría negarse y él tampoco quería perder la oportunidad de hablar un poco con ella. 

 

***End Flash Back*** 

 

-Y dime Chase… ¿Qué te trae por aquí? Por tu sorpresa al verme presumo que no sabias que yo estaría aquí. -El azabache se quedó meditabundo observando como el vapor de su taza subía lentamente frente a sus ojos en erráticos espirales ¿Qué hacía allí? Esa era una excelente pregunta, él ya había visto gracias a su Orbe Espía que Spicer no se encontraba en casa y aun así había sentido la necesidad de comprobarlo personalmente, algo poco usual en él y más si tenía en cuenta que jamás había reparado demasiado en el menor ni en su bienestar… Así que… ¿Qué hacia allí? Levanto su vista para observar a Anastasia, la cual lo observaba con un deje de diversión en su mirar, pareciera como si ella supiera lo que estaba pensando. 

-Vine a ver a Sp… a tu nieto. -Rápidamente el adalid acerco la taza a sus labios, no tenía sentido el mentirle a Anastasia, ella lo notaria. La mujer esbozo una sonrisa que no supo descifrar. 

- ¿Mi Jackie? Yo también vine a verlo, quería pasar un poco de tiempo con él para que no se sintiera tan solo. -Chase no dijo nada, solo observo como el semblante de la anciana cambiaba por momentos a uno de tristeza. - ¿Sabes? Él suele estar muy solo en esta casa y aunque muchas veces me dijo que no me preocupase, sé que le afecta, sé que ya está grande y que en menos de lo que quiero reconocer será un adulto, pero para mí siempre será mi pequeño Jackie… discúlpame Chase, no tienes por qué andar soportando los desvaríos de una anciana. -Anastasia dejo su taza apoyada sobre la mesa, sentía de alguna manera que la frialdad de los padres de Jack para con su hijo, era culpa suya, si tan solo hubiera sido un mejor ejemplo de madre para su propia hija, Jackie no se sentiría solo. El mayor medito las palabras dichas por la rubia, cierto era que desde que conocía al albino jamás se había detenido a pensar en sus padres. 

 Acostumbrado a que sus oponentes fueran monjes, nunca se le ocurrió pensar en que Spicer no lo era, pero aun así siempre lo encontraba solo, al menos las veces que había visitado la mansión. Recordaba que Wuya le había dicho en algún momento que el menor la había liberado de la caja de rompecabezas en la que Dashi la había encerrado, ya que esta le había sido regalada al albino por su padre, pero fue lo único que la bruja había mencionado de estos. 

- ¿Dónde se encuentran sus padres? -El inmortal parpadeo un momento… ¿Lo había pensado o lo había dicho? Por la expresión en el rostro de Anastasia, dedujo que lo había dicho. Esta desvió la mirada hacia un cuadro que se encontraba sobre la pared. 

-Donde sea menos con su hijo. Prefieren pasar sus días en costosos viajes por el mundo que detenerse a darle afecto a Jack, les es imposible verlo a la cara sin recordar a Jeremiah… -Chase detuvo la taza a escasos centímetros de sus labios y observo intrigado a la mujer, esta simplemente acariciaba el relicario que colgaba de su cuello. 

- ¿Puedo preguntar quién es Jeremiah? -No sabía porque había preguntado, sabía que no era de su interés aquella información y que nada cambiaria en su vida al saberla, pero por lo mismo, creía que podía serle de ayuda a Anastasia hablar con un amigo. 

-Jeremiah es… era el hermano mayor de Jack. -El adalid no oculto su sorpresa ante las palabras de la anciana. No estaba enterado de que el albino tuviera un hermano, comenzaba a sentir que había muchas cosas sobre Spicer que no conocía y de alguna manera aquello le irrito. - Él era mayor a Jack por 8 años, siempre fue el favorito de sus padres, hoy él tendría 25 años… pero desgraciadamente falleció cuando tenía tan solo 13 años. -El mayor no se atrevía a pronunciar ninguna palabra, sentía que no debía interrumpir a Anastasia, esta se encontraba apretando con fuerza el relicario en sus manos. – Jackie quedo devastado, su hermano era su admiración y su modelo a seguir, era su mejor amigo… pero los padres de Jackie fueron los que peor se lo tomaron, era su primogénito. Mi hija nunca volvió a ser la misma y no importase cuanto Jackie se esforzase, para ellos jamás era suficiente y a medida que Jackie fue creciendo, más les recordaba a Jeremiah, son tan parecidos, ellos no lo pudieron soportar y comenzaron a viajar, cada vez pasaban menos tiempo en casa y Jackie… él siempre me dijo que no me preocupara. Hasta el día de hoy me sonríe y me dice que no hay problema. Él sabe que sus padres no lo quieren ni la mitad de lo que quisieron a Jeremiah y lo peor es que él está bien con eso… de alguna manera el siente que se merece aquel trato por parte de sus padres. - Anastasia abrió entonces su relicario y observo su interior con una sonrisa nostálgica, luego se lo extendió abierto a Chase, quien lo tomo con cuidado. En él había 2 fotografías, a la izquierda estaba el albino sonriendo de aquella forma infantil que él adalid conocía y a la derecha se encontraba quien el dedujo era Jeremiah, un chico de 10 años en apariencia, el parecido ciertamente era perturbador, la única diferencia era que los ojos del mayor eran de un intenso azul, su piel no era tan pálida y su cabello era de un pelirrojo menos intenso que el del menor. 

-Yo… lo lamento mucho. -La mujer sonrió tranquila mientras tomaba el relicario nuevamente y lo volvía a colgar de su cuello. 

-No tienes por qué disculparte Chase, esto ya ocurrió hace tiempo. -Anastasia volvió a tomar su taza y darle otro sorbo. - ¿Sabes? Me alegra que seas amigo de Jackie… luego de la muerte de Jeremiah yo no dejaba de contarle sobre tus historias, tus hazañas y logros, Jackie oía maravillado y siempre me pedía que se las contara de nuevo. Él creció admirándote. - El mayor repentinamente comenzó a sentirse cohibido ante las palabras de la rubia, no sabía que decir ¿Qué podía decir? No se atrevía a decirle a su amiga que encontraba a su nieto completamente irritante e insoportable, mucho menos que ese mismo día lo había golpeado en el rostro y lo había bañado en insultos hasta dejarlo al borde de las lágrimas. Sin que la rubia lo notase cerro con fuerza su puño izquierdo y desvió la mirada mientras pensaba como cambiar el tema de la conversación. 

-Y cuéntame ¿Qué fue de tu vida Nastia? La última vez que nos vimos fue cuando trabajabas para la Unión Soviética, sino mal recuerdo. -La mujer sonrió nostálgica, se acomodó en el sofá y observo con tranquilidad a Chase antes de comenzar a hablar. 

-Luego de conocerte en esa época tan complicada y turbulenta, y gracias a tus palabras en aquel entonces y debido a mi lesión, abandone mi trabajo como espía ruso y busque una vida normal, algo que sinceramente me costó mucho. Decidí mudarme a Inglaterra para comenzar una nueva vida y poder dejar mis fantasmas atrás, allí conocí a Ezra. Nos enamoramos al poco tiempo, aunque nunca nos casamos, yo jamás quise, sabes que no creo en el matrimonio. Él fue siempre un caballero conmigo, tan atento, siempre haciéndome sentir la más hermosa, aunque lamentablemente falleció hace unos años, te hubiera agradado. Tuvimos 2 hijas, Jannette y Eliza, esta última es la madre de Jackie, Jannette tuvo a Megan tiempo después, es mi otra nieta, una chica tan vivaz como traviesa, siempre se divierte torturando a Jackie jajaja. -El mayor solo asentía, nunca había oído de una prima de Spicer, pero de nuevo, jamás se había preocupado por saber nada de su vida personal. 

-Es bueno ver que has aprovechado tu tiempo. –El azabache no se contuvo de esbozar una sonrisa socarrona, algo que a la menor no le molesto, sabia lo sardónico que podía llegar a ser Chase y ya estaba acostumbrada. 

- ¿Y tú aun sigues con la idea de subyugar a la humanidad a tus pies? -El mayor alzo el mentón levemente al tiempo que le sostenía la mirada a la rubia. 

-Desde luego, los humanos no son más que criaturas en constante distopia. Necesitan ser sometidos, aunque no negare que intente tenerle fe a la humanidad luego de conocer a algunas personas, pero lamentablemente son unos insensatos que piensan en como llenar sus bolsillos sin importar a quien hieran en el proceso. -Chase entonces recordó a algunas de las personas que había conocido a lo largo de su vida inmortal, algunos habían calado profundo en su ser y era hasta el día de la fecha que los recordaba, aunque no lo dijera en vos alta. 

-Los humanos somos raros querido Chase, creemos que el orden y el caos son fuerzas opuestas y queremos controlar lo incontrolable, pero hay gracia en nuestras fallas y es lo que te estas perdiendo. -El adalid escucho atentamente las palabras de su vieja amiga, la consideraba una de aquellos humanos excepcionales, aunque creía que las palabras de Anastasia lamentablemente nunca llegarían a más que eso… palabras, en cambio él podía hacer el cambio, crear un nuevo orden mundial, traer paz… a su oscura manera y a su tiempo. 

-Están condenados. -Fue la escueta y simple respuesta de Chase, Anastasia soltó una leve risa divertida, ella podía ponerse en los zapatos del mayor. Suponía que luego de haber vagado por esa tierra milenio y medio, y ver como la historia se repetía una y otra vez, habían diezmado cualquier tipo de fe en la humanidad que pudiera tener. 

-Si, pero algo no es siempre bello porque dure, es un privilegio ser parte de ello. -Ambos mantuvieron la mirada del otro, el ambiente era agradable, sabían que no importase que, no iban a cambiar la forma de pensar del otro, pero aun así encontraban interesante el intercambiar opiniones. 

-Eres… terriblemente ingenua. -Anastasia esbozo una tranquila sonrisa mientras acariciaba suavemente su relicario. 

-Bueno, es que soy una niña en comparación contigo. -Chase no se privó de esbozar una sonrisa ladina, el sentido del humor de Nastia lo encontraba refrescante. Esto lo llevo a hacerse una pregunta, la cual no se guardó. 

-Hace años yo te ofrecí beber la sopa Lao Mang Long, tu rechazaste mi oferta, ¿En algún momento sentiste arrepentimiento por aquella decisión? -Una sonrisa surco los labios de la mujer. 

-Ni un solo día. -Chase estaba a punto de cuestionar sus palabras, pero la mujer se le adelanto acercándose un poco para tomar sus manos entre las suyas. -Prefiero haber vivido una vida entera y morir habiendo amado, reído, llorado, gritado, bailado, cantado… a vivir miles de vidas y no haber experimentado absolutamente nada. Dime Chase ¿Tú alguna te has enamorado de alguien? -El mayor torció la boca al oír esa palabra. “Amor”, nunca lo había experimentado y no lo creía necesario, entorpecía los sentidos, idiotizaba a las personas y envenenaba el alma. 

-No y ya sabes que pienso sobre eso, un ser inmortal no necesita enamorarse. -Anastasia puso un gesto decepcionado al mismo tiempo que liberaba de forma lenta las manos del azabache. 

-Si, supongo que debes creer eso. Pero creo que estas equivocado y créeme cuando te digo, algún día te enamoraras de alguien, cuando menos te lo esperes, será un golpe sorpresivo para ti, no estarás listo y estarás ciertamente confundido y ese día sabrás que esta pobre vieja tenía razón. -El azabache iba a hablar, pero Nastia nuevamente se le adelanto. -Solo espera y veras jejeje. En vista de que mi nieto no se encuentra en casa iré a dormir, estoy agotada. -A continuación, se puso de pie y comenzó a caminar de forma calmada hacia las escaleras, no sin antes detenerse y observar al adalid. -Tan solo diré que… más sabe el diablo por viejo que por diablo, nunca lo olvides Chase. -Sin decir más la anciana comenzó a subir las escaleras, dejando al azabache con su taza de té a medias y con un sabor amargo en la boca. Sin querer pensar en la conversación con su vieja amiga se puso de pie de forma decidida y estaba dispuesto a abandonar la mansión Spicer, sus soldados se encontraban ya en su forma felina esperando en la puerta de la sala donde se encontraba, pero en su camino de retirada algo capturo su atención. 

 Sin pensarlo mucho se acercó al objeto, era un pequeño cuaderno negro, con terciopelo en el lomo y cuero en su portada, tenía una especie de dragón echo de madera en la tapa. No recordaba haber visto aquel objeto cuando entro al lugar, guiado por su curiosidad abrió el libro en la primera página y pudo leer las claras y enormes letras rojas… “Diario de Jack Spicer – ¡NO TOCAR!”. 

 El adalid soltó aquel objeto sobre la mesa sin ningún otro interés en él, si aquel objeto era de Spicer no le interesaba. Comenzó a caminar con pasos decididos hacia la salida de la mansión al mismo tiempo que una extraña sensación se instalaba en la boca de su estómago y algunas preguntas llegaban a su cabeza… ¿Desde cuándo Spicer tenía un diario? Eso sin duda era algo que esperaría de una niña puberta, aunque si se detenía a analizar a Spicer, cuadraba con la descripción ¿En aquel pequeño libro escribía sus secretos? ¿Qué secretos? Era bien sabido por todos los Heylin o Xiaolin que Spicer era un libro abierto, era una de las razones por las que era tan fácil de manipular, ya fuese por Wuya, Hannibal o el mismo, pero ¿Y si había secretos que él desconocía? A regañadientes tenía que admitir que había cosas que no noto en su momento, la ausencia parental en torno al pelirrojo, la existencia de un hermano mayor o aquella nota de grosellas eran algunas de ellas, por lo que no era descabellado pensar que el albino tuviera secretos que ni él mismo supiera y eso por alguna razón le estaba molestando demasiado. Sin querer pensar más y haciendo uso de su magia desapareció de aquel lugar una vez se encontró en el jardín

 

 

***C&J***

 

 

 Un nuevo día comenzaba en el templo Xiaolin, ya había transcurrido una semana desde el duelo que se llevó acabo en el Monte Everest, aquel que había significado la partida de Jack Spicer de sus vidas. Todos los monjes se encontraban realizando sus respectivos ejercicios de rutina, mejor dicho, casi todos. Omi llevaba ya algunos minutos intentando explicarle algunas cosas a RJ quien hablaba e interactuaba de acuerdo a su protocolo, algo que desde luego mareaba aún más al pequeño monje, si es que eso era posible. De pronto toda la paz se vio interrumpida con la activación de un nuevo Wu, que se manifestó con Dojo comenzando a temblar de forma espástica. 

-L-lo siento, e-es u-un nuevo Wuuu! -Los 4 monjes se reunieron alrededor del pergamino que desvelaría el siguiente objetivo. -Son los Pies Ligeros, permite al que lo posee la velocidad de correr y dar patadas rápidamente. -El que había hablado era el dragón del viento. Dojo se encontraba usando unos lentes de lectura de media luna al mismo tiempo que hacía un gesto pensativo mientras se rascaba la barbilla. 

-Tengo un vago recuerdo de ese Wu, si mi memoria no me falla, Dashi lo uso para dar la vuelta al mundo en unas pocas horas, toda una hazaña si me lo preguntan. -Sin decir más el pequeño dragón creció y todos los monjes se pusieron en camino hacia su nuevo objetivo.

 

 

***C&J*** 

 

 

 Chase se encontraba sentado en su trono rodeado de sus sirvientes felinos con un muy notorio ceño fruncido, un aura aterradora y un humor de los mil demonios y todo eso era dirigido nada más y nada menos que al pequeño diario que se encontraba en el centro de la habitación. 

 Luego de haber abandonado la mansión Spicer no había podido conciliar el sueño en toda la noche y lo que más irritaba al adalid es que no encontraba una razón para ello. Había intentado meditar, pero tampoco había funcionado, entrenar con sus soldados solo lo había puesto de peor humor. Sus pensamientos siempre volaban a aquel pequeño libro que había visto en la casa de Spicer, aquel objeto no debería tener mayor relevancia en su vida, pero la tenía ¡Y lo peor es que no entendía por qué! Solo sabía que su dragón interno lo quería, y con urgencia. 

 Otra cosa que lo tuvo de muy mal humor fue el hecho de que al regresar a su ciudadela ¡Esta apestaba a grosellas! ¡¿Cómo no lo había notado?! Simple, hasta aquella visita exhaustiva a la mansión Spicer, nunca se había percatado de aquella fragancia, pero al regresar no podía dejar de sentirla. Estaba en su sala del trono, en las escaleras, en la entrada, en su patio de entrenamiento ¡Incluso estaba en su alcoba principal! ¡¿En qué momento aquel gusano de Spicer había podido entrar a su alcoba?! 

 La solución a su pésimo humor había llegado 5 días después de su encuentro con Anastasia, era simple, solo debía ir por el diario de Spicer, después de todo era lo que él quería ¿Cierto? Solo cuando tuvo el condenado libro en sus manos el día anterior se percató de sus actos, no era algo que él quisiera, eso era un capricho de su parte dragón… ¡Lo peor de todo era que aquel pequeño cuaderno apestaba a grosellas! Aquel aroma estaba comenzando a sacarlo de sus casillas. 

 De vuelta en el presente, el adalid observaba aquel libro con odio puro, había intentado devolverlo a su sitio, pero su dragón interno no se lo permitió. Cada vez que se deshacía de aquel objeto, iba cual perro rastrero persiguiendo una vara, lo tomaba y lo traía de regreso a su sala del trono. Estaba comenzando a considerar el incinerar el pequeño cuaderno y resolver todos sus problemas, pero su línea de pensamiento se vio interrumpida cuando sintió un escalofrió recorrerle la columna, un nuevo Shen Gong Wu había aparecido.  

-Nada me vendría mejor que tomar un poco de aire fresco… -Sin esperar más se puso de pie, paso a un lado del pequeño diario, observándolo en el proceso con una ira poco contenida, solo para salir caminando a paso lento de su ciudadela seguido de cerca por algunos de sus sirvientes. Todo esto era culpa de Spicer, ese gusano infeliz y estaba completamente seguro de que cuando este apareciera por el nuevo Wu, el no tardaría en desquitar su frustración con el albino.

 

 

***C&J*** 

 

 

 Los Pies Ligeros se encontraban en un bosque pantanoso, dentro de un tronco hueco y mohoso. El primero en llegar fue Chase Young, quien se puso de pie a escasos centímetros del objeto místico a espera de quienes quisieran el Wu, aunque su lado draconiano, su lado más irracional y más instintivo dentro de él le decía que solo estaba esperando por que apareciera el idiota de Spicer. En parte era cierto, pero solo porque quería desquitar su ira con el menor por ocultar cosas, si el no ocultase cosas, no existiría el condenado diario, sin diario el no estaría irritado y con ganas de golpear todo a su alrededor. En resumidas cuentas, su estado actual era culpa de aquel gusano. 

 La siguiente persona en aparecer fue Wuya, quien tras pasar de mosca a su forma normal sonrío de forma cansada, sin duda alguna aquel viaje hubiera sido mucho más corto y cómodo si aún poseyera las Garras del Tigre Dorado. 

-Chase, no sabía que tuvieras interés por este Wu. -La pelirroja no pudo ocultar su nerviosismo al ver al azabache frente a ella y más aún por el rostro de pocos amigos que tenía, algo le decía que, si lo hacía enojar, el adalid no dudaría en arremeter contra ella. El azabache la observo de pies a cabeza y luego desvió su mirada con un porte de superioridad. 

-Hay muchas cosas que no sabes de mi bruja. -Sin decir más observo al cielo, por donde se podía ver acercarse a los monjes montados en el gran dragón. Una sensación incomoda apareció en la boca de su estómago, sentía raro no ver llegar a los robots del pelirrojo y a este con su estúpida sonrisa, diciendo que sería él quien gane aquel duelo. 

-Bien Chase, un gusto encontrarte por aquí, pero no tengo ganas de enfrentarme a los monjes en duelo, por lo que con tu permiso tomare el Wu y me retirare. -Con una confiada sonrisa, pero con cautela, la bruja Heylin se aproximó al objeto, pero antes de siquiera tocarlo se vio rodeada de los soldados felinos de Chase. 

-Me temo Wuya, que tengo otros planes para este objeto, si lo quieres tendrás que ganárselo a los monjes en duelo. -Sin añadir nada más y con la única finalidad de despejar su mente un rato, tomo asiento en la postura del loto mientras vertía su sopa en un plato hondo. 

 Los monjes al llegar vieron a Wuya, quien miraba con fastidio a Chase, quien se encontraba bebiendo de forma lenta y calmada su sopa. Rápidamente los dragones Xiaolin se pusieron en posiciones de combate para prevenir cualquier actuar por cualquiera de los dos Heylin. 

-Chase Young… Wuya, prepárense para una inminente derrota, a menos que quieran rendirse honorablemente. -Tras decir aquello Omi saludo a modo de respeto a ambos Heylin antes volver a ponerse en una postura de combate. 

-Oh pequeño monje, en este duelo no participare, únicamente estoy aquí de espectador, Wuya será su oponente. -Los 4 monjes rápidamente cambiaron su postura, observando desafiantes a Wuya, pero antes de que nadie pudiera moverse, Chase aun sosteniendo su plato de sopa tomo con una mano el Wu y los arrojo a una distancia media entre los guerreros Xiaolin y Wuya. Chase tranquilamente volvió a tomar asiento, le dio otro sorbo a su sopa y añadió. - Ya pueden comenzar. -Tras aquellas palabras, tanto Wuya como los dragones elementales comenzaron a correr hacia el objeto mágico, finalmente los que lo tocaron fueron Kimiko y la bruja. 

-Bien vieja bruja, te reto a un Duelo Xiaolin, mis Agallas de Hamachi contra tu Espejo Inversor, el juego será buceando en el pantano, la primera que logre hacerse con los Pies Ligeros gana. -La pelirroja sonrió victoriosa mientras observaba con burla a su oponente. 

-Acepto el duelo, pequeña. -Ambas rivales se miraron una vez más de forma desafiante. -Comencemos… ¡Duelo Xiaolin! -El entorno no tardo en deformarse para dar lugar al duelo. El simple pantano cambio a ser un enorme estanque lleno de cocodrilos con grandes geiseres de agua que subían cada tanto y en el medio subió uno con los Pies Ligeros antes de volver a hundirse. Ambas volvieron a mirarse una vez más tan solo para gritar al unisón. - ¡Gong Yi Tan Pai! -Sin esperar nada más el duelo comenzó. 

- ¡Agallas de Hamachi! -Kimiko se colocó su Wu y rápidamente le salieron branquias y aletas, con las cuales comenzó a nadar fácilmente dentro del agua para encontrar el premio. 

-Demonios… -Wuya miraba el agua un poco arisca a la idea de mojar su cabello. -Diablos, no me queda de otra. -Sin pensarlo más se sumergió en el agua y pudo ver como la monje ya había encontrado el Wu y ahora nadaba a gran velocidad hacia el premio, por lo que subió hasta la superficie sin pensarlo. - ¡Espejo Inversor! -La bruja Heylin espero unos segundos y pudo verla, Kimiko se vio obligada a salir del agua a causa de que su Wu había perdido efecto. 

-Eso es jugar sucio, no eres una honorable oponente. -Omi trataba de desacreditar a Wuya, quien ni lenta ni perezosa nado como pudo hasta Kimiko para sacarle su Wu. 

-Espero no te moleste, pero tomare esto prestado. -Luego de sonreírle victoriosa, le pego una patada ocasionando que la pequeña monje se golpeara contra un tronco hueco, llamando así la atención de los cocodrilos hacia la pobre dragón de fuego. - ¡Agallas de Hamachi! -Wuya uso el Wu robado para llegar a las profundidades, donde se encontraban los Pies Ligeros, sonrió al ver su victoria a escasos centímetros. 

-Maldita bruja. -Kimiko solo pudo susurrar una maldición a la pelirroja cuando el duelo hubo terminado, Wuya había ganado. Todos los monjes fueron a darle apoyo a su compañera mientras que la bruja sonreía con autosuficiencia a Chase, quien ya había terminado su sopa. 

- ¿Qué te pareció el duelo Chase? -El azabache no dijo nada, simplemente se limitó a chasquear su lengua de forma irritada, girar sobre sus talones y desaparecer del lugar seguido de sus soldados. Wuya simplemente sonrió satisfecha al tiempo que activaba el Wu con el que había llegado y se iba del lugar. 

-Kimiko lo hiciste bien. -Raimundo trataba de animar a su compañera que se veía deprimida. 

-Pero no lo suficientemente bien. -Clay poso una mano sobre la cabeza de su abatida compañera y dijo. 

-No te aflijas vaquera, nunca podrías haber sabido que iba a actuar como una cuatrera de mala muerte. -La chica solo suspiro mientras comenzaba a subirse en Dojo seguido de sus compañeros. 

-Así es Kimiko, tú has jugado como un honorable guerrero Xiaolin, Wuya jugo de forma sucia y deshonesta, el kerma le llegara pronto. -Tras decir eso Omi le regalo una enorme sonrisa con la que buscaba reconfortar a Kimiko, quien a causa de la derrota no se vio de ánimos para corregirle a Omi que era “karma” y no “kerma”.

 

 

***C&J*** 

 

 

De nuevo en su ciudadela, Chase se encontraba nuevamente sentado en su trono debatiéndose entre dos partes de sí mismo. Primero estaba la que le decía que haber traído el diario privado de Ja… Spicer había sido una estupidez y que no era de su interés lo que ese idiota tuviera escrito ahí. La otra era la que le decía que tenía que abrirlo y leer hasta las últimas de las páginas de aquel pequeño libro, después de todo él era Chase Young y no debía de haber secretos para con él… lo peor es que sentía que ambas tenían su lógica y razón. No podía dejar de encontrar su propio comportamiento como irracional y estúpido, pero por otra parte ¿Desde cuándo el inútil de Spicer tenía secretos que él no conociese? 

-Maldición. -Se estaba volviendo a irritar y a poner demasiado nervioso por un mendigo diario ¡Él! Chase Young, guerrero inmortal, conquistador de reinos, príncipe de la oscuridad… ¡Nervioso por un maldito y estúpido diario ajeno! ¡¿Que le estaba pasando?!-Todo esto es tu maldita culpa Spicer. -Sin querer pensar más en ello se puso de pie dispuesto a abandonar la habitación, dejando el diario una vez más tirado en el centro de la sala del trono. Pero había algo que le insistía en leerlo. -Tan solo… no, tú eres mejor que eso Chase… pero y si… ¡No!... perfecto ahora discuto conmigo mismo. -El adalid quería olvidar todo lo relacionado a aquel pequeño objeto y a su dueño, pero su parte dragón deseaba saber que contenía. Sin poder soportarlo más volvió sobre sus pasos, tomo el condenado libro y lo miro nuevamente ¿En serio lo estaba considerando? Nuevamente aquella fragancia a grosellas inundaba sus sentidos… ¡Demonios! 

 

Notas finales:

¿Les gusto?

No olviden dejarme sus comentarios con sus opiniones, ideas, criticas, notas de amor, amenazas de muerte. Todo es bien recibido por su no humilde servidor.

Quiero saber que les están pareciendo los cambios a aquellos que conocían el fic anterior y si les gusta o no como está quedando. Jeremiah es algo que venía rondando en mi cabeza desde la primera vez que escribí este fic, pero no supe implementarlo en su momento.

A los nuevos lectores, espero que el fic les guste. Yo soy fan de esta pareja, tienen muchos lados por donde se los puede abordar.

Se que puede que la personalidad de algunos personajes no me quede del todo igual, pero me estoy esforzando en mantenerlas lo más intacta posible.

El capítulo 4, como mencione antes, será el último con cambios menores, los demás recibirán cambios que afectaran al desarrollo de la trama en sí.

Espero leer sus opiniones al respecto de esta nueva versión de “Amor de un Inmortal”. Sus comentarios me alientan a seguir TTwTT

¡Nos leemos!


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