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*Amor de un Inmortal* por DrakeHeylin

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Notas del capitulo:

Hola, espero que todos estén bien... 

Espero que este capítulo les guste

Si no les gusta o interesa que continúe con este fic, díganmelo, ya que puede que y debido a mi larga ausencia, este fic ya no sea del interés de nadie y yo aquí escribiendo algo que nadie leerá xD

¡Que disfruten la lectura!

 

 -Opino que deberíamos visitar a Jack. -Todas las miradas se posaron en Kimiko, quien se hallaba jugando con su celular de forma distraída. -Quiero decir... se le veía devastado cuando se fue. 

-Concuerdo con mi honorable compañera Kimiko, debemos ir a ver a Jack Spicer para que pueda liberar todas sus emociones y quien sabe, puede que incluso se pase al lado del bien. -Un largo suspiro se oyó por parte de Raimundo al oír las palabras de Omi. 

-Omi, no tenemos por qué ir, él es nuestro enemigo, además no es la primera vez que Chase lo denigra al punto de la humillación. -El brasilero cerro sus ojos convencido de su buen juicio, pero al abrirlos se encontró con la mirada reprobatoria de Kimiko. 

-Yo apoyo a Omi, aunque Jack sea nuestro enemigo, es una persona y tiene sentimientos, además podemos poner como pretexto el devolverle su Guante de Jisacú que dejo olvidado en el Monte Everest. -Raimundo abrió su mandíbula y trato de buscar apoyo en su compañero campirano, pero este solo alzo los hombros como quien no tiene otra opción y comenzó a caminar hacia Dojo. 

-No lo puedo creer, todos están en mi contra, se supone que yo soy el líder. -Todos rieron ante el comentario del moreno mientras el gran dragón emprendía el vuelo a la casa del pelirrojo.

 

 

***C&J*** 

 

 

 En las profundidades de un bosque, más específicamente aquel que rodeaba los terrenos de cierto guerrero Heylin, se encontraba Wuya contando los Wus que poseía. Su rostro reflejaba una gran disconformidad ya que sus preciosas Garras habían sido robadas por la inútil de Spicer, como ella solía referirse a él. 

-Malditas seas Jack, solo me quedan el Espejo Inversor, la Mosca de Manchuria, los Anteojos de Cristal y la Espina del Rayo. Sin las Garras mi movilidad se ve drásticamente reducida, maldito mocoso, ya vera a quien le robo cuando le ponga las manos encima. -La bruja Heylin destilaba veneno en cada una de sus palabras, pero su discurso de ira fue interrumpido por una voz detrás de ella. 

-A veces creo que yo no hablo de forma clara... ¿Qué no te dije que no eras bienvenida en mis tierras? -Wuya observo al dueño de la voz solo para encontrarse a Chase, parado junto con un tigre y un león. 

- ¿Chase? ¿Qué haces aquí? -El azabache comenzó a caminar alrededor de ella mientras los felinos mostraban sus colmillos. 

-Eso mismo podría preguntarte yo a ti Wuya ¿Se te perdió algo? No tienes mi autorización para estar aquí. -La pelirroja sonrió entre divertida y nerviosa mientras posaba sus esmeraldas sobre los felinos que la miraban con sed de sangre. 

-Si te molesta mi presencia me iré, pero aleja a tus gatos de mí, no hay por qué llegar a extremos más... violentos. -Y sin dejar que Chase le diera una respuesta tomo sus Wus, los cuales yacían en el suelo y salió casi corriendo del lugar bajo la atenta y burlona mirada del guerrero. 

-Cobarde como siempre Wuya, nunca cambiaras. Andando. -Sin decir más siguió su camino seguido de sus felinos, con destino a la mansión de Spicer, sentía la insana necesidad de comprobar con sus propios ojos si era cierto que este no se hallaba en su hogar. No sabía a qué se debía dicho impulso, tampoco lo cuestiono demasiado, él era un ser superior entre simples sabandijas y jamás pedía permiso para hacer lo que su dragón interno le guiaba.

 

 

***C&J***

 

 

- ¿Y si mejor entramos y ya? -Raimundo estaba harto de que Kimiko y Omi esperaran a que la puerta fuese abierta luego de golpear, era evidente que Jack no les abriría voluntariamente, no sin antes apuntarles con 2 o 3 armas mínimo, aunque por el estado en el que vieron que se fue, dudaba mucho que siquiera quisiera ver a alguien. 

-Porque un honorable monje no entra sin permiso en residencia ajena si viene en son de paz. -El brasilero suspiro hastiado mientras comenzaba a contar, ser el líder de un monje como Omi era cansino cuando menos. 

-No solo por eso Omi, sino que si Jack no hizo nada malo sería allanamiento. -Clay, mientras todos hablaban se encontraba tallando de forma distraída un pedazo de madera. 

-Estoy harto de esperar, si ustedes no harán nada, yo lo haré. -Sin decir más, el líder de los guerreros dragón, uso sus poderes de viento y con un soplido que se convirtió en una ventisca feroz, la puerta fue abierta. A simple vista la casa parecía desierta, las luces estaban apagadas y no se oía ningún ruido. -Okey, ahora si podemos preocuparnos. -Rápidamente todos ingresaron a la residencia y encendieron todas las luces a su paso, mostrando así una casa vacía, había libros, papeles, paquetes de comida, todo en total desorden, pero ni rastros del pelirrojo. 

- ¡Jack! -Quien comenzó a gritar fue Clay y seguido de él, todos comenzaron a llamar al albino, de quien parecía, no había rastros dentro de la mansión. - ¡Jack! ¿Dónde estás? -Sus gritos se callaron cuando por la puerta que conectaba al sótano donde se encontraba el laboratorio del dueño de casa, salió lo que parecía ser Jack. 

-Qué alivio que estés bien Jack, nos preocupaste. -Kimiko sonrió mientras se aproximaba cuidadosamente al pelirrojo, pero este se adelantó a responder de forma fría y mecanizada. 

- ¿Ustedes saben dónde está el amo? -Todos guardaron silencio, se veía como Jack, pero su voz era robótica, ese era RJ sin lugar a dudas. - ¿Saben dónde está? No ha vuelto desde que se fue y de eso ya lleva un largo tiempo. -Todos los monjes se miraron sorprendidos entre ellos y rápidamente comenzaron a discutir ignorando al presente autómata ante ellos. 

- ¿Dónde creen que se haya metido? -Raimundo tras formular la pregunta paseo su mirada por sus compañeros. 

-Puede que haya decidido abandonar el lado del mal y ahora lleve una vida simple, honesta y sin lujos. -Omi expreso una enorme sonrisa ante sus palabras, mientras que Kimiko hackeaba el sistema de cámaras de la casa. 

-No lo sé Omi, no me imagino a Jack viviendo sin lujos y por cuenta propia, probablemente se fue ante el rechazo de Chase, reitero chicos, se le veía devastado. -Clay al oír eso dejo de tallar y añadió. 

-Jack puede que sea una sabandija, pero es un vaquero con carácter, no creo que se dejara intimidar por palabras de un disque guerrero. -Raimundo llevo su mano a su mentón y añadió. 

-Pero no hay que olvidar que este guerrero es la mayor admiración de Jack, todo lo que Chase dijese seria palabra santa para Spicer. -Mientras su pequeña discusión continuaba, RJ no dejaba de prestar atención. 

- ¿Y bien? Si se fue ¿Qué haremos con Robo Jack? -Todos observaron a Omi, quien hablo de forma distraída. - No podemos dejarlo solo hasta que Jack regrese, no sabemos cuándo será eso, yo digo que lo llevemos con nosotros al templo, podría sernos de gran ayuda y una vez que Jack vuelva, se lo devolvemos, sería como cuidar su pertenencia en su ausencia. -Raimundo iba a negarse, pero Kimiko se le adelanto. 

-Omi tiene razón, podría sernos de ayuda, además es cruel dejar un ejemplar robótico tan avanzado como lo es RJ abandonado en esta casa. -Clay asintió mientras comenzaba a tallar nuevamente. Raimundo por su parte solo se cruzó de brazos de forma reprobatoria, nunca lo escuchaban por más que fuese el líder. 

-En ese caso está decidido. -Sin decir nada más Omi se dirigió hacia RJ y lo tomo de la muñeca para arrastrarlo fuera de la mansión donde Dojo los esperaba ya en su tamaño agrandado. El androide solo se dejaba hacer mientras que los demás monjes se montaban sobre el gran dragón y emprendían el vuelo de regreso a casa luego de dejar la mansión tal cual la habían encontrado, completamente vacía y a oscuras.

 

 

***C&J*** 

 

 

Oscuridad, era lo único que Chase podía distinguir en la desolada morada de Spicer, eso y el completo desorden que había por todos lados ¿Acaso el albino no sabía lo que era mantener la higiene en el hogar? El azabache paseaba su mirada por cada rincón de la casa mientras que sus guerreros felinos olfateaban todo en busca de rastros del chico fanático de la robótica. 

-Que desorden. -Mientras mantenía su paso lento entre los pasillos de la mansión, acaricio distraídamente la cabeza del tigre al mismo tiempo que hacia un movimiento de cabeza al león para que se adelantara. -Quiero que se separen y busquen cualquier cosa que sea de utilidad. -Ambos felinos asintieron solo para tomar forma humana, mostrando así a un vikingo con una cicatriz en su rostro y a un samurái que poseía una larga cola de caballo. Tras hacer una rápida reverencia fueron a cumplir su misión. Por su parte Chase continúo su camino derecho al laboratorio del pelirrojo, si debía buscar al pelirrojo empezaría por el lugar donde sabía que este pasaba la mayor parte de su tiempo. Al llegar entro con total tranquilidad y paseo rápidamente su vista por todo el lugar. -No está aquí. – 

 Antes de salir del laboratorio se dirigió hacia donde sabía que Jack guardaba sus Wus, al abrir la caja fuerte pudo ver la Cola de Serpiente, el Velo de Sombras y los Palillos Mágicos, algo que lo tomo por sorpresa, sus Wus estaba en su lugar, supuso que, si el menor hubiese salido a alguna parte, se hubiera llevado los artefactos mágicos con él. Sin más cerro sin cuidado la caja y se dirigió a la salida del laboratorio, pero antes de llegar a la salida piso algo que crujió bajo su pie. Al bajar su vista al suelo pudo ver una foto dentro de un marco roto. Con cuidado se inclinó saco la foto del marco para poder observarla mejor. 

 Rápidamente se dio cuenta que dicha fotografía era previa a conocer al albino, ya que en la susodicha aparecía un Jack Spicer de unos 12 años sonriendo de forma socarrona a la cámara mientras enseñaba lo que parecía ser un título. Al observar el objeto entre las manos de Jack pudo ver que, en efecto, era un título de preparatoria, aparentemente el pelirrojo se había graduado de esta a una muy temprana edad. A su lado se encontraba una mujer de edad avanzada apoyando su mano en el hombro del menor y sonriendo con calma a la cámara, pudo discernir en su mirada el orgullo que sentía por el pelirrojo. Él sabía que la sabandija de Spicer era una especie de genio, lo tenía claro, no había que ser muy listo para notar que si un chico de 16, ahora 17 años, podía ensamblar los robots que una y otra vez eran despedazados por los monjes, era porque tenía el intelecto para ello. 

 Sacudió su cabeza al darse cuenta que comenzaba a divagar, miro la fotografía una vez más y la dejo apoyada sobre la mesa de trabajo del pelirrojo. Sin querer perder más tiempo comenzó a subir las escaleras con la intención de ir ahora hacia la habitación del menor. Estaba perdiendo demasiado de su valioso tiempo en comprobar lo que su espía le había mostrado. 

 Al estar nuevamente en el piso principal de aquella, a su parecer, pequeña mansión, comenzó a caminar por los pasillos en busca de la habitación del pelirrojo. Con ese pensamiento se dio cuenta de que no recordaba haber entrado a esta con anterioridad, por lo general sus escasas visitas al albino solían ser en su laboratorio y rara vez en otra zona de la mansión. 

 Con cautela se desplazaba por los oscuros pasillos de aquel lugar, ni siquiera se había molestado en buscar el interruptor de la luz, tenía una excelente vista gracias a su lado dragón y sabía que sus guerreros no necesitaban de luz. Al pasar por la cocina pudo ver un pequeño pote vacío en la mesa, lo tomo para inspeccionarlo a detalle y rápidamente noto que era un pote del postre favorito del menor, pudin. Al poco tiempo de conocer a Spicer supo que esté tenía debilidad por los dulces, especialmente si estos eran pudin u ositos de goma, él no lo terminaba de entender, pero el pelirrojo tenía una adicción por estas cosas. 

 Sin querer volver a divagar por lo que ya llevaba de noche se acercó al tacho de basura y tiro el pote, no sin antes observarlo a detalle entre sus dedos. Tras sacudir sus manos volvió a su tarea inicial, la alcoba del pelirrojo. A pasos rápidos fue esta la habitación del menor, suponía que Spicer podría estar dormido bajo su montón de colchas o llorando como una niña. Al llegar al lugar nuevamente se dio cuenta de la ausencia del menor, su olfato podía discernir su característico aroma en al aire, era una mezcla de grasa de motor y grosellas, sabía que ese era el aroma de Spicer. La grasa de motor se debía a las horas que el chico pasaba en su laboratorio trabajando en sus robots y las grosellas era un aroma nuevo para el inmortal, cierto es que nunca le había prestado especial atención al pelirrojo más haya de utilizarlo cuando lo creía conveniente y desecharlo cuando se aburría, pero se sentía levemente insultado al no haber notado esa nota de grosellas en la esencia del menor. 

 Rápidamente paseo su vista por toda la habitación, esta era pequeña, algo que lo sorprendió bastante. Por alguna razón esperaba encontrarse con una habitación enorme como el ego del pelirrojo, pero en su lugar era una habitación con lo justo y necesario, una cama de una plaza, un escritorio donde había un montón de planos y dibujos, una meza de luz con una lampara y una foto que no lograba ver bien y un armario cerrado en frente de la cama. La habitación tenía una ventana la cual se encontraba abierta dejando entrar el frio de la noche. 

 Por un momento se sintió perdido, giro torpemente sobre sus pies en todas direcciones y no sabía por qué. Con calma tomo asiento en la cama del ausente pelirrojo y observo el cuadro que se encontraba en la mesa de luz, en la imagen aparecía Jack con sus típicos googles sobre el cabello, una bufanda roja alrededor de su cuello y una enorme sonrisa a la vez que un tenue sonrojo adornaba sus lechosas mejillas, a un lado del pelirrojo se encontraba él, con cara de pocos amigos ya que sino mal recordaba esa imagen había sido tomada en contra de su voluntad cuando el albino quiso festejar una victoria sobre los monjes.

 

 ***Flash Back*** 

 

  Raimundo se encontraba enojado, frustrado e irritado junto a sus compañeros que le estaban dando una charla de aliento tras haber perdido un Wu contra Jack Spicer, quien no dejaba de saltar de alegría y de restregarles su victoria de una forma bastante ridícula. Chase estaba de pie junto a la sombra de un árbol mientras nieve comenzaba a caer en los alrededores. El rostro del pelirrojo se llenó de una inmensa felicidad al notar la presencia de su ídolo, eso significaba que él había estado presente durante el duelo que pudo ver como derrotaba al líder de los dragones. 

- ¡Chase! Mira, les gane a los monjes. -El azabache simplemente chasqueo su lengua a modo de fastidio mientras se giraba para irse, el duelo en su opinión no había sido un reto para el pelirrojo y no consideraba digna dicha victoria. -Vamos, no seas tan amargado, ven tomémonos una foto para rememorar este momento. 

-Jamás me tomaría tal cosa con una sabandija como tú. -Pero antes de poder siquiera reaccionar Jack se encontraba a su lado sonriendo de una forma bastante infantil al mismo tiempo que con su mano libre hacia el símbolo de amor y paz. El azabache no llego a retrucar nada ya que antes de poder decir algo, el flash de la cámara lo encegueció dejándolo levemente aturdido unos segundos. 

-Gracias Chase... aunque pudiste haber sonreído un poco más. -Antes de poder decir otra cosa el pelirrojo salió volando del lugar, aquella foto le había alegrado el día al menor, pero sabía que si se quedaba demasiado tiempo o dejaba que el otro reaccionara, él iba a sufrir la ira del lord Heylin. Por su lado el mayor parpadeo lentamente antes de girar su vista en dirección de donde Spicer se iba volando, se sentía abrumado y confundido. Sin pensarlo mucho más se retiró del lugar al tiempo que maldecía por lo bajo el atrevimiento de aquella pequeña sabandija.

 

 ***End Flash Back*** 

 

  Lentamente dejo la foto en su lugar, se puso de pie y se dirigió hacia el escritorio, en él pudo ver algunos planos, bocetos y partes pequeñas de robots, pero toda su atención se detuvo al observar un libro que llamo su atención de inmediato. Lo tomo entre sus manos y lo observo a detalle, era un libro biográfico de Napoleón Bonaparte. Al leer el nombre del libro y ver el dibujo el ex emperador francés que se encontraba en la portada, no pudo evitar que un recuerdo lo asaltara...

 

 ***Flash Back*** 

///Francia – 1804 – Coronación de Napoleón Bonaparte/// 

 

 El futuro emperador de Francia respiro profundo, no lo admitiría en voz alta, pero se hallaba nervioso, algo que Chase encontraba hilarante. No entendía cómo no le temblaba el pulso para dirigir a sus tropas en combate y hacerse respetar por todos, pero a la hora de ser coronado le invadían los nervios. El menor se giró sobre sus pies para poder observar al lord Heylin frente a él. 

-Es tiempo Bonaparte. -Este solo asintió, sabía que era el momento, sabía que Chase estaría a su lado acompañándolo como había prometido y en sus adentros agradecía la amistad que le brindaba el guerrero chino. 

- ¿Alguna vez te has sentido nervioso Chase? Quiero decir, has vivido mil años y nunca te vez estresado ni preocupado. -El mayor sonrió de forma tranquila mientras llevaba una manzana a su boca. 

-Nunca, los nervios solo sirven para debilitar al guerrero, uno debe estar seguro de su actuar. -El más bajo simplemente asintió con calma, veía el sentido en sus palabras y reconocía que en muchos campos de batalla las había aplicado y sabía que probablemente debería aplicarlas de nuevo, pero aun así la situación le ganaba. 

-Y dime ¿Que se siente ser inmortal? -El azabache sonrió al oír la voz del más joven con su inconfundible acento francés mientras caminaba por la habitación hasta tomar asiento en el sillón frente al futuro Emperador. 

-Los primeros 100 años fueron excitación completa, acababa de adquirir vida eterna y poder más allá de lo imaginado, pero con los siglos uno se da cuenta de que a uno el tiempo le es indiferente, dejas de contar los días, luego los años y cuando te quieres dar cuenta han pasado siglos. Luego te acostumbras y sabes que debes buscar formas de entretenerte el resto de la eternidad, así que de vez en cuando viajo por el mundo para redescubrirlo y ver que tanto ha cambiado. 

-Vaya, debe ser magnifico no envejecer, no morir y, sobre todo, poder conocer y hacer las cosas que una persona no podría en solo una vida. -El azabache sonrió mientras asentía y le daba otra mordida a la manzana. -Pero... ¿No encuentras solitaria la vida de inmortal? Si yo estuviera en tus zapatos sentiría el pasar de los siglos y que las personas que conozco vayan muriendo. -Chase se quedó mudo durante unos minutos antes de esbozar una sonrisa nostálgica. 

-Al principio si y fue la razón por la que evitaba entablar relaciones demasiado duraderas con cualquiera, pero aprendes a valorar y aunque sabes que el tiempo es finito para la otra persona, comprendes que hay que aprovechar hasta el último minuto. -Al decir aquello Chase no pudo evitar pensar fugazmente en algunas de las personas que habían marcado su inmortal vida. 

-Debe ser duro enamorarse siendo tú. -Ese comentario despertó de su ensoñación a Chase, quien miro de forma confundida a Napoleón, este ya se hallaba menos nervioso y acomodando sus ropas listo para ir a la coronación que se celebraría en la catedral de Notre Dame. 

- ¿Enamorarme? -El francés observo algo sorprendido al guerrero chino, aquel cuestionamiento lo había desconcertado. 

- ¿Nunca te has enamorado? -El azabache lo observo como no entendiendo de que le estaba hablando, algo que Bonaparte ya no pudo aguantar. -Claro, amar a alguien, pensar en esa persona, preocuparte por si está bien o mal, si esta triste o feliz, si su mirada refleja un inconfundible brillo de vida y felicidad y si tú eres la razón de ese brillo. Que tus problemas desaparezcan al ver a esa persona y saber que a su lado todo estará bien y que los problemas no importan. -Chase suspiro mientras se ponía de pie. 

-Tonterías, un inmortal no requiere de esos sentimientos, solo acarrean problemas. -El francés sonrió mientras miraba al azabache solo para decir. 

-El amor es hermoso, algún día te llegara y no podrás creer las idioteces de las que eres capaz para sacarle una sonrisa a esa persona especial. -Chase lo observo un momento antes de encaminarse hacia la ventana nuevamente. 

- ¿Josephine es esa persona para ti? -Napoleón solo esbozo una sonrisa y no se dignó a responder, prefería que Chase entendiera entre líneas. 

-Se que quizás yo no viva para verte enamorarte, pero cuando suceda solo espero que te acuerdes de esto, te lo diré por adelantado... Te lo dije. -Sin decir más Chase negó de forma rendida ante la testarudez del menor y este solo sonreía de forma divertida. Ambos se encaminaron a la catedral y una vez allí el mayor detuvo al francés para decirle unas palabras. 

-Te deseo la mejor de las suertes Bonaparte, pero mucho me temo que debo despedirme. -El menor observo algo sorprendido a Chase, quien le sonreía de forma confiada, como siempre lo hacía. 

-Pero pensé... que me acompañarías. -El mayor sonrió tranquilo y sostuvo las manos del más bajo. 

-Y lo hice, pero es tiempo de que sigas tu camino, grandes cosas te deparan en el futuro, no me cabe la menor duda de ello, pero yo debo irme. -Napoleón comprendía a que se refería, había conocido al guerrero chino hace ya varios años y este lo había acompañado a muchos lugares y le había brindado el apoyo que solo un amigo podría, pero era tiempo de avanzar, el seria Emperador de Francia y sabía que Chase debía seguir su camino. 

-Prométeme una cosa Chase... Que nos veremos, aunque sea una vez más... no quisiera irme sin poder despedirme llegado el momento. -El mayor se tensó levemente ante las palabras del francés, pero no lo demostró, simplemente abrió las manos del menor y le entrego un objeto. 

-Quiero que guardes esto por mí, es un símbolo de nuestra amistad y tiempo juntos. -Bonaparte iba a decirle que no había hecho la promesa, pero su vista se centró en el objeto entregado por el mayor, parecía ser una enorme piedra carmesí de gran tamaño. Chase aprovecho la distracción del francés y le soltó lentamente las manos solo para sonreírle de forma presuntuosa. -Tu pueblo te espera. -Sin decir nada más el guerrero chino que había conocido en su juventud se dio media vuelta de forma grácil y comenzó a alejarse de la catedral. Bonaparte sintió una punzada en su pecho, se sentía a despedida y un sabor amargo le inundo la boca, él era un sentimentalista y sabía que Chase huía de los sentimientos. Observo unos segundos más la espalda del azabache mientras este se alejaba, una vez se hubo perdido de su vista observo el objeto en sus manos y lo apretó con fuerzas, lo metió dentro de sus ropas y tomo una fuerte bocanada de aire, era tiempo. 

 Se giro y entro a la catedral, todos lo esperaban y él debía asumir el puesto que se había autoproclamado. No había tiempo para sentimentalismos... Francia aguardaba.

 

 ***End Flash Back*** 

 

  Lentamente dejo el libro en su lugar y llevo una mano a su rostro, una presión en la garganta lo abordo, el rostro del pequeño Frances ante su despedida era algo que no podía olvidar y todo fue a peor cuando se enteró de la derrota en Waterloo y su posterior muerte. Aún recordaba su última conversación como si hubiera sido ayer, al enterarse de su muerte por uno de sus espías no pudo evitar que un pequeño sentimiento de culpa lo invadiera. Sabía que no le había prometido nada al francés, pero también sabia cuán importante era para él despedirse y luego de aquella despedida en las puertas de Notre Dame, jamás lo volvió a ver. Sentía una sensación extraña, no sabía precisamente que era y tampoco quería pensar o indagar al respecto. Algo abrumado se giró sobre sus pies, listo para irse de aquella habitación y de aquella mansión que no había hecho otra cosa más que inundarlo de recuerdos, pero su cuerpo se congelo al oír una voz proveniente del pasillo. 

- ¿Jackie? ¿Eres tú? -A medida que la voz se acercaba a donde él se encontraba sus nervios lo invadían rápidamente y no sabía por qué, se supone que él no le temía a nada y aun así ahí estaba, de pie como un idiota sin poder reaccionar. 

-Maldición. -Sin poder hacer nada simplemente se quedó quieto en su lugar con los ojos fuertemente cerrados esperando lo peor ¿Desde cuándo él se comportaba como un amateur? Era humillante en muchos niveles. Pese a tener los ojos cerrados sintió claramente como la otra persona se detenía en la entrada de la alcoba, supuso que ver a un desconocido en su casa no era algo que le agradece. 

- ¿Chase? -Al saber que la voz lo había reconocido abrió lentamente sus iris para observar detenidamente a quien se encontraba frente a él. 

 

Notas finales:

¿Les gusto?

¿Lo odiaron?

Quiero saber sus opiniones con respecto a los cambios que está recibiendo, aunque en un principio parezcan mínimos.

Estoy intentando darle un tono mejor estructurado al fic, pero bueno, queda en ustedes si desean que continúe con esta historia o que la deje morir, el tercer capítulo ya está casi listo, pero si no les gusta como está procediendo la historia, no lo subo. Solo díganlo, acepto todas las criticas xD

¡Saludos!


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