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Si tienes que elegir: quédate conmigo. por Ulala

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Notas del capitulo:

Advertencia de lemon. 

El tercer escalón crujía. Lo supo cuando lo pisó incluso en la oscuridad. Estiró su mano inconscientemente hacia la perilla de la puerta, sabiendo perfectamente que giraba en sentido anti-reloj. Dos pasos, girar hacia la izquierda, tres escalones; derecha, alfombra y otra puerta. Podría haber hecho el recorrido con los ojos cerrados. La casa de su infancia.




Giró la perilla y observó la espalda de su hermano, que aún no se había girado. El estudio de su padre. Nadie vivía ahí. La casa parecía muerta, lo estaba; de hecho, desde que ellos no estaban. Itachi se encargaba de que la limpiaran semanalmente y todo estaba demasiado limpio, demasiado ordenado; casi antinatural.





—Ha pasado tiempo —fue lo único que dijo el mayor, aún observando por la ventana con sus manos entrelazadas en su espalda. La luna quedaba específicamente en el medio del ventanal.





—Bastante —respondió, observando a su alrededor.




—Qué frío —se giró, esbozando una sonrisa de lado.




—¿Entonces? —inquirió levantando la ceja casi irritado. Quería irse de ahí lo más rápido posible.




—¿Whisky? —preguntó ignorando completamente la expresión de su hermano y dirigiéndose hacia el pequeño bar que había en una esquina, levantando el vaso ligeramente.




—Itachi.




—Lo sé, lo sé —sonrió de espaldas—, quieres saber si lo he hecho yo, ¿verdad? —se giró, mirándolo a los ojos—. Después de tantos años es hasta extraño que lo preguntes.





—Te encargaste de que fuera difícil encontrarte —le devolvió la sonrisa, pero maliciosa—. ¿Es así? —y sabía que en ese mismo instante, Sasuke podría haberlo matado.




—Me ofendes que lo preguntes —soltó una carcajada—. Es demasiado cruel, incluso hasta para mí —caminó hacia él y le extendió el vaso. El menor dudó y aceptó por simple cortesía—. He oído que le sacaron el corazón de su cavidad torácica —y sólo lo comentó para recordarle lo horrible que había sido aquella escena—, y que tampoco ha sido la única —lo observó de reojo apretar los puños.





—Sabes quién fue.




—¿Qué decirte? —sonrió de lado—. ¿Con quién estás aliado, Sasuke?





—No te voy a decir esa mierda. No confío en ti.





—Y aún así vienes aquí. Curioso —soltó una risita.





—¡Deja de jugar! —golpeó el escritorio. Lo observó en silencio.






—Estuve buscando, no lo niego —se sentó en la silla, casi cansado—, no por Hinata, por supuesto; si no, porque estuvo causándome problemas en el negocio, ya sabes: terror social —tomó un sorbo—. El punto es que no sé quién es —lo observó a los ojos—. Sin embargo, como prueba de mi confianza, puedo darte los expedientes que obtuve.






—¿Una persona como tú no sabe eso?





—¿Los quieres o no? —le sonrió con malicia. Los dejó encima del escritorio, Sasuke los observó—. Dime, ¿has ido a visitar a tu amiguito? Dado que has vuelto.





—No, no lo he visto —mantuvo el rostro estoico, indiferente.





—¿No? —clavó sus ojos negros en él—. Me extraña —tomó un sorbo de whisky. Cogió la carpeta y le dio la espalda—. ¿Ya te vas? Deberíamos hacer esto más seguido, hermanito —soltó algunas risas sarcásticas, Sasuke lo ignoró completamente y se largó de allí.





___





Observó la puerta: nadie. Volvió a mirarla exactamente 45 segundos después, sólo para estar seguro. Maldijo. Sasuke Uchiha se había ido por ella hacía una hora con quince minutos. Todavía no había vuelto. Naruto había llegado a la conclusión que tenía que alejarlo lo más rápido posible de él. Se dijo que no sabía en qué mierda estaba metido pero que de todas formas, tampoco importaba. Se mintió descaradamente una y otra vez.




Si dijera que aquel ser endemoniado, arrogante y orgulloso era un idiota, tendría razón. Pero eso no quitaba absolutamente nada. Una parte de él deseaba que todo volviera a ser como antes: tener una conversación, una maldita charla sin tener miedo a qué decir, a analizar cada palabra que salían de sus bocas.




Una hora con veinte minutos. Observó la puerta nuevamente. ¿Estaría bien? ¿qué si estaba muerto? Porque era lo suficientemente idiota, lo suficientemente arrogante para creer que podría ir a un lugar peligroso con la confianza de no morir. La puerta se abrió. Naruto dejó salir el aire de su pecho.




Pasó por la puerta tranquilamente, como si nada hubiese pasado, dejó las llaves que en un principio; eran suyas y había tomado sin permiso, al costado de la puerta. Siguió con sus ojos celestes cada movimiento muscular que realizó Y ahí estaba de nuevo Sasuke Uchiha, negando cualquier tipo de situación incómoda que le acontecía, rogando que Naruto, una vez más, no preguntara nuevamente. Claro está que eso no iba a pasar. Dejó la carpeta encima de la mesa, seguía sin mirarlo, como si eso evitara que lo hiciera.





—Sasuke —dijo finalmente. Él prendió un cigarrillo, sin responderle.





—Ni un rasguño —sonrió de lado.





—Realmente… —comenzó diciendo, pero se calló. Apretó los puños. Quería gritarle, pero sintió que ni siquiera tenía energías para eso.





—Naruto —caminó hacia él.





—No sé qué mierda tienes. Realmente intento entenderlo, pero no puedo —clavó sus ojos en él por un instante—. Pretendes que confíe en ti, en tu estúpida creencia de “protegerme” de todo lo demás. ¿Quién crees que eres, Sasuke? ¿quién diablos crees que eres, para pensar que puedes soportar todo tú solo? Nunca me dices nada. No sé qué diablos está pasando, escondes absolutamente todo, a toda esa gente —volvió a mirarlo, con una mezcla de furia y tristeza. El moreno frunció el ceño. Algo en él se removió: rabia.





—Hinata no se suicidó —dijo, de repente. Naruto se heló, un escalofrío le recorrió la columna vertebral.





—¿De qué estás hablando? Eso dijeron en to —lo interrumpió.






—La asesinaron —abrió su boca, pero no dijo nada, no pudo; tuvo un nudo en la garganta—. No se sabe quién —se sentó a su lado. Sasuke decía todas las palabras que salían de su boca sin siquiera pensar si lo lastimaba o no. Él lo había dicho: sus intentos de protegerlo eran estúpidos—. Ella fue una de las tantas que murieron del mismo modo —Naruto cubrió su rostro entre las palmas de sus manos. No entendía. Su cabeza trabajaba, con mil procesos mentales al mismo tiempo; intentando comprender lo que estaba diciendo. Podría haberle dicho que se callara, que esperara, pero no lo hizo—. El que me llamó fue Itachi. Fui a verlo y me dio ese archivo —hizo una señal con sus ojos, para volver a mirarlo fijamente. Se fundió en sus ojos y supo, que estaba diciendo la maldita verdad—. Naruto —extendió su brazo para tocarlo. El rubio retrocedió y notó que aún seguía enojado.






—No entiendo nada. Realmente —hizo una pausa, respiró—, realmente no entiendo qué diablos está sucediendo, ni por qué yo. Pero esa mierda no es todo lo que tienes que decirme —el nudo en el estómago casi le causó dolor.






—¿De qué hablas?






—La mujer que vino —lo dijo con molestia, el Uchiha se sorprendió levemente, arqueó su ceja.





—¿Escuchaste una conversación ajena, Naruto? —sonrió de lado, pronunciando su nombre lentamente. Se inclinó hacia él, colocándose cerca de su rostro, casi con la punta de su nariz rozando la suya.





—No es que quisiera, sólo —mintió, por supuesto que quería. Se sobresaltó al sentir su aliento en sus labios.






—Era Sakura —soltó una carcajada pequeña, levantando su brazo para tocarlo.





—¿Qué?





—¿Estabas celoso? —cada vez más cerca. Sintió sus cabellos en su rostro.





—No… sólo… —reaccionó—. ¿Y por qué diablos vino Sakura aquí? —lo apartó levemente con sus manos. Casi. Casi se dejaba llevar por aquellos orbes negros.






—Ya cállate —lo tomó de la barbilla bruscamente, sin importarle más nada, fundió sus labios con los de él.






Recostó su espalda sobre el sillón en el momento en que sintió el peso de su cuerpo sobre su abdomen. Sostenía una parte con la palma de su mano, mientras que la otra se deslizaba desde su cuello, recorriendo todo su abdomen hasta colarse dentro de su camiseta. Entrelazó sus dedos en las hebras azabaches, tironeándolas despacio. Intentó pensar, pero fue el vano al observar aquellos ojos negros observándolo con lascivia.






Sólo se separó de sus labios para retirar la tela que cubría su torso, casi desesperadamente. Y es que era así: ninguno de los dos había llevado la cuenta del tiempo que habían imaginado esa situación. Besó su cuello, bajando lentamente con su lengua por su abdomen y el cuerpo del rubio tembló. Hundió sus dedos en sus caderas luego de desabrochar el botón de su pantalón. Antes de dirigir una mirada a su entrepierna, levantó la vista para verlo levemente sonrojado, observándolo expectante a su próximo accionar.






Cerró sus ojos cuando sintió las yemas de sus dedos posarse en su miembro. Su mirada brillaba, pero dejó de verla en el momento en que lo colocó en su boca, haciendo que cerrara sus ojos. Dejó caer su cabeza hacia atrás, con una mano entre sus cabellos y la otra; entre su boca, intentando contener los ruidos que amenazaban salir de ella, producto de los movimientos que hacía el moreno con su lengua. Encorvó su espalda ligeramente, dejando salir un suspiro y Sasuke, hubiera sonreído victoriosamente de haber podido.






Besó cada parte, cada espacio y surco, bajando hacia su cavidad. El rubio se sobresaltó, abriendo sus ojos en demasía. Intentó apartarlo, pero era demasiado tarde: la punta del índice estaba dentro. Sintió un escalofrío al sentir la saliva sobre su piel y específicamente en esa zona que el Uchiha estaba tocando. Mordió su antebrazo ante la extraña sensación que le recorrió cada poro: entre placer y dolor. Prosiguió con el siguiente, hasta que finalmente eran tres; haciendo movimientos circulares dentro suyo. Lamió la punta despacio, disfrutando cada expresión que le ofrecía. Intentó apartarlo en el instante antes de acabar, pero fue demasiado tarde: su rostro quedó manchado y Sasuke, más que molesto; parecía complacido.






Pasó su lengua por sus comisuras, para luego sonreírle de lado, Naruto no observó el instante en que bajó el cierre de sus propios pantalones. Se inclinó nuevamente hacia él, para tomar sus labios entre los suyos. Los mordió, para luego jalarlos levemente. Entrelazó su lengua con la suya y tembló al sentir el miembro palpitar contra el suyo. Quiso ser lo más suave que pudo, pero supo que no fue suficiente cuando el rubio clavó sus dientes en su hombro, directamente sobre su tatuaje. Gruñó ligeramente y se quedó quieto por un instante. No se movió hasta que sintió su respiración agitada, que caía directamente sobre el lóbulo de su oreja, calmarse.




Poco a poco fue adentrándose en él y entrecerró sus ojos al sentir que estaba todo dentro. Naruto sintió romperse en dos mientras su cuerpo temblaba debajo del Uchiha, que luchaba por mantener su autocontrol. Lo besó nuevamente y apoyándose sólo con una mano, acarició su mejilla. Las piernas del rubio abrazaron sus caderas y dejando de lado su cabeza, comenzó a moverse.




El placer reemplazó al dolor y Naruto poco a poco fue cayendo por completo en la lujuria. Mordió sus labios, hundió las puntas de sus dedos en su espalda, casi rasguñándola. Las embestidas aumentaban su velocidad, mientras el sudor de ambos se mezclaba. Tomó sus labios y se separó, al sentir como el cuerpo del rubio se estremeció por completo, dejando por fin salir un gemido entre sus labios, cerrando los ojos con fuerza. El Uchiha en ese momento pensó, que no era para nada parecido a su sueño; de hecho, era mucho mejor. Sasuke lo penetró por última vez profundamente, clavó sus dedos en sus muslos al sentir el escalofrío recorrerle la columna vertebral como una corriente eléctrica, entrecerró sus ojos, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba por completo, se dejó caer, mientras ambos respiraban agitadamente.





—Oye, pesas ¿sabes? —habló Naruto, al cabo de un rato; cuando fue capaz de hacerlo. Intentó quitarlo con sus manos, pero el peso era muerto.




—Hhmh —masculló, rozando con la punta de su nariz su cuello.





El moreno no quería moverse de ahí. Sentía que si se alejaba aunque fuera un instante, todo se desvanecería entre sus dedos. Naruto, la persona que le transmitía todo aquello que él era incapaz de controlar. Creyó una vez más que las palabras no eran necesarias, sólo que ésta vez, tuvo razón. Sin darse cuenta, ambos cayeron dormidos y ésta vez, también, fue el comienzo de las noches sin pesadillas.

 

Notas finales:

LO SÉ. Tardé un montón en actualizar. Es que no sé, nada de lo que escribía me agradaba lo suficiente y como que bueno, quedó esto. (? y dije varias veces, realmente me es super difícil escribir lemon >:( Pero creo que éste me gustó, extrañamente. En fin, espero que lo disfruten. 


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