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GOTAS DE SANGRE EN LA NIEVE ~ {Shijima x Cardinale} por chibi fujoshi 374

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Su vida había sido bastante aburrida desde... bueno siempre, pero ahora si que todo era más "interesante" desde que conoció al ruidoso rubio, para empezar le cortaron el cuello, perdió la voz, y tras mudarse a su casa casi todos en el complejo de departamentos los conocían, o más bien conocían a Cardinale, quien había ganado la confianza de todas las mujeres de ahí, aunque los hombres le tenían algo de rencor, ya que en numerosas ocasiones no sólo les hizo dudar de su heterosexualidad (tenía que embobarlos un poco si quería engañarlos y ganar dinero), sino que terminaba ganandoles cualquier suma de dinero en juegos de cartas y apuestas... comenzaban a sospechar que hacia trampa.
 
El departamento de Shijima tuvo un cambio algo brusco desde que Cardinale llegó, en solo un mes muchas cosas que comenzaban a llenar de color el lugar, compró cobertores nuevos de un tono casi violeta, almohadas comodas y esponjosas ya que Shijima sólo tenía una, incluso reparó la pata rota del sofá ya que casi cayó de esta cuando quería buscar un lugar cómodo para dormir (Shijima no lo dejaba entrar en su cama), las alacenas aunque pequeñas ahora estaban totalmente repletas de todo tipo de te, algo de café y leche, azúcar y chocolate... 
 
¿cómo ganaba esto? Shijima ya comenzaba a sospechar que lo estaba robando todo, quizás había llevado a un delincuente a su casa y pronto recibiría una represalia de sus vecinos... o eso creyó hasta que vio a Cardinale charlar con una de sus vecinas y esta le regaló un paquete de café... ahora pensaba que era un gigolo.
 
El sonido de una campanilla se escucho desde la habitación de Shijima, era uno de los obsequios del revoltoso rubio, para que Shijima lo llamará si había un problema y el estaba lo suficientemente lejos para no verlo, una pequeña campanilla dorada que estaba en su habitación, debido a lo pequeña que era podía llevarla en el bolsillo.
 
Cardinale quien alegremente preparaba un par de panqueques dejo lo que hacia para ver que quería su pelirrojo amigo.
 
-¿que pasa Shiji? - pregunto asomándose por la puerta, Shijima estaba a medio vestir señalando su armario.
 
-《que hace todo eso aquí?》- no fue ni una hora de ir a la farmacia por sus medicinas y regresar, pero eso había bastado para que al llegar a su casa el olor a pintura lo mareara, Cardinale había pintado las puertas de las alacenas... con diseños de girasoles algo infantiles y cuando fue a cambiarse su armario estaba lleno de ropa de diversos colores y texturas, pero lo más escencial era que no había rastro alguno de su ropa.
 
-¿que no te gusta?... - pregunto poniendo un rostro triste - lo hice con las chicas... tienen muchas máquinas de coser que no usan... les hice lencería con tal de que me dejarán hacernos algo de ropa - dijo sonriendo con orgullo.
 
-"definitivamente es un gigolo" - pensó abriendo sus ojos a tope, no encontraba sus tres apreciadas y adoradas camisas de color crema ni nada.
 
-¿no te gusta lo que hice para ti? - pregunto bajando la mirada, Shijima tenía el ceño fruncido esraba fuera de lugar, nadie habia tocado su ropa, y se veia molesto, pero de repente sintió algo de culpa al verlo poner aquel rostro y bajar los hombros y la mirada, arrugando con sus delgadas y finas manos los bordes de su mandil para cocinar, el mandil que se había hecho el mismo con cinta adhesiva y los empaques de bolsas de leche, el chico nunca desperdiciaba nada aunque parecía un despilfarrador.
 
Shijima se acercó y lo tomó por los hombros, Cuando el rubio levantó la mirada le mostró un pulgar arriba, no podía enojarse con el rubio, sólo eso bastó para que Cardinale sonriera como si nada hubiera pasado... claro que nada le pasaba, era un manipulador de primera, se conocia bien para usar su rostro y sus expresiones y poder manipular a los demas, quizas era algo malo... pero le favorecia mucho, sólo quería ver a Shijima usar esa ropa para sacarlo de su monótona vestimenta, ¿por que?... pues... ¿por que no? 
 
Y tras ir a terminar la comida para servirla, el serio Shijima llegó a la cocina vestido con una camisa hawaiana y shorts celestes... Cardinale incluso había escondido sus pantalones para verlo ponerse un short, aunque tuvo que reprimir una risa al verlo así, no se veía nada mal, pero se veía incómodo y era gracioso verlo en ese estado ya que  siempre se veía calmado, serio, en total tranquilidad y paz.
 
-¿no fue tan malo cierto? - pregunto casi riendo al ver la expresión de Shijima, parecía que iba a morir en cualquier momento, además el contraste era gracioso ya que, como desde hace un mes, aun llevaba aquella bufanda roja con estrellas amarillas en el cuello, esa bufanda era suave y cómoda para que pudiera usarla y de paso cubir la enorme cicatriz que tenía en el cuello, era lo único de color que aceptaba en su ropa hasta este día.
 
Shijima no se había dado cuenta del todo, pero Cardinale había invadido total y completamente su vida y su casa, no tenía planeado irse y Shijima había olvidado que el rubio algun dia tenia que marcharse, después de todo de alguna forma siempre estaba entretenido con el. 
 
Siempre había algo que hacer, si no era cocinar, era "mejorar" los muebles, si no era eso era limpiar y lavar los platos que ahora si se usaban, barrer, trapear, limpiar las ventanas, practicar su lenguaje de señas, que Cardinale aprendia con el con toda paciencia para poder entenderlo, incluso logró que comenzará a bordar las fundas de las almohadas, cosa que se negó rotundamente, pero terminó haciendo hasta altas horas de la noche en una extraña obsesión por terminarlas... le quedaron muy lindas por cierto aunque el diseño de conejitos le hacía pensar que lo habían tomado de una guardería o algo así.
 
Con el extraño nuevo  atuendo se sentó a la mesa a comer, intentaba no sentirse incómodo, después de todo estaba en su casa ¿no?.
 
-bien provecho gordito - dijo mientras le dejaba la leche con cafe a un lado y los panqueques con jarabe al otro y en frente huevos revueltos con tocino, pero esas palabras sacaron de onda al pelirrojo... ¿gordo? ¿le dijo gordo?, levantó su camisa colorida para ver su estómago, no estaba tan gordo... bueno, había perdido la figura atlética y bien formada que tenía, no era por presumir pero tenía un cuerpo bien trabajado ya que pasaba mucho tiempo sólo y solía hacer abdominales y demás ejercicios... los famosos "cuadritos" en su abdomen habían desaparecido dejando una superficie algo plana y suave, con tantas distracciones había olvidado hacer ejercicio todo ese tiempo.
 
Empujó los panqueques negándose a probar un bocado.
 
-¿que pasa? - pregunto Cardinale esta vez algo preocupado y levemente indignado, nadie rechazaba su comida... nadie.
 
-《estoy gordo, no me comere eso》 - hizo las señas y se cruzo de brazos, de alguna forma la culpa recaía sobre Cardinale... ese rubio endemoniado había estado llenado su mesa de comida de todo tipo para engordarlo... era su culpa.
 
-¿que? - el rubio se puso de pie de forma brusca casi golpeando la mesa.
 
-《tu comida me engorda, no la quiero, tiene demasiado azucar y grasa, estoy engordando por tu culpa》 - se expresó frunciendo el ceño.
 
-¿ah si?... - Cardinale también fruncio el ceño y tomó el plato - ¡entonces muerete de hambre! - le lanzó el platillo de panqueques y se dio la vuelta para salir de ahí.
 
Eso había sido intenso para Shijima, jamás había visto al rubio enojado, mucho menos le había oído gritar, pero no lo siguió, tenía que pensar bien que había pasado justo ahora... era una pelea sin sentido... ni el mismo creía haber tenido una pelea... era el ser más pacífico y tranquilo del mundo, el no peleaba con nadie... era culpa de Cardinale, si, no había otra respuesta, cuando regresará le reclamaria por eso, lo habia sacado de la paz interior que tenía y había conseguido en tanto tiempo.
 
 
[...............]
 
 
Cardinale salió a la calle a caminar, tenía realmente mucho ego y orgullo, Shijima había herido un poco su orgullo de cocinero, pero al final le pediría perdón, el sabía como terminaría todo, por ahora quería hacerlo sentirse sólo y culpable un buen rato, así que camino en las calles para distraerse, escondía su larga cabellera rubia en una capucha junto con su rostro, no queria que alfuien lo reconociera, parecia que estuviera escondiéndose y efectivamente así era.
 
Camino por las tiendas de ropa, la cual siempre esaba llena de chicas, le gustaba ver aquellos diseños extravagantes y coloridos, los zapatos de brillantes tonalidades y diseños, bolsos, sacos, pantalones, collares, brazaletes, ese era su pequeño paraíso, se debía feliz de ver todo eso, aunque no pudiera comprarlo ni usarlo, las chicas tenían bonita ropa y el no podía usar nada sin verse demasiado afeminado, así que aunque llenaba todo de colores el solía utilizar ropa oscura y una remera de cualquier color.
Envidiaba a Shijima, estaba seguro de que, aunque le pusiera un vestido seguiría viéndose masculino, ridículo, pero no lo confundirian con una chica jamás.
 
Se vio en el reflejo de la vitrina de un vestido de novia, quizás era su cabello largo, si lo recortará quizás se vería más masculino, aunque sus facciones eran algo finas el pelo corto podría hacer la diferencia... o hacerlo ver como uno de los estereotipos de lesbianas.
 
Comenzó a alejarse lentamente de ahí aun viendo su reflejo hasta que chocó contra alguien e hizo que ambos cayeran al suelo.
 
-Rosita! ¿estas bien? - fue la voz de un tercero que se oía bastante masculina, Cardinale intento ayudar a la... ¿chica?.
 
-fíjate por donde andas, oxigenada! - dijo la persona con la que chocó, definitivamente era un chico por el tono de su voz, en cuanto ambos se levantaron se quedaron en un incómodo silencio - Cardinale?...
 
-Dita! - dijo el rubio sonriendo con emoción, no espero mucho para lanzarse y abrazarlo efusivamente.
 
-Cardi! ¿eres tu?... son siglos que no te veo! - dijo correspondiendo el abrazo, ahora el sujeto que había ayudado a Afrodita estaba viéndolos algo confundido, intentó acerse notar aclarandose la garganta al verse ignorado por ese par de pasivas - oh lo siento cangrejito, Cardinale, el es mi novio Angelo, Angelo el es Cardinale un viejo amigo de la infancia - presentó alejándose del rubio y tomando la mano del de cabellos azules quien lo tomó por los hombros con recelo, casi queriendo marcar territorio.
 
-un gusto... - dijo de forma sería y seca, Cardinale sólo río internamente al ver que ese sujeto lo percibía como una amenaza, Afrodita era casi un hermano para el, era casi imposible que lo viera de otra forma.
 
-un placer Angelo - saludo mientras se limpiaba un poco su ropa empolvada, Dita era el más contento ahí, que no dudo en llevarse al rubio con ellos a su casa para cenar y recuperar el tiempo perdido, por supuesto Cardinale aceptó gustosamente sin dudar.
 
 
[..............]
 
 
-señor... Ya encontramos al sospechoso - decía un joven policía entregandoles unos papeles a su jefe, un hombre alto de cabellos negros y largos, mirada sería e intimidante que traía un traje oscuro, era un hombre bastante respetado, controlaba todo el personal policiaco, se le conocía como alguien recto y frío, una persona correcta y justa, con el al mando, muchas pandillas habian sido capturadas y la delincuencia habia descencido bastante.
 
El mayor dejó lo que hacia para prestar atención al muchacho, sus ojos penetrantes se clavaron en las hojas que el joven le entregaba.
 
-bien hecho, puedes irte novato, yo me encargó de esto.
 
-si señor Izo - el joven se fue rápidamente, en la primera página que podía ver Izo, estaba la foto de Cardinale comprando algunas herramientas en una ferretería, se veía sonriente y animado... como cuando lo había conocido.
 
-se acabó tu juego del escondite, Cardinale - murmuró sonriendo con diversión, no sólo tenía las fotos de Cardinale, también tenía su expediente, sus arrestos y acusaciones, ahora calificaba como un "prófugo de la ley" - te encontraré y pagarás caro lo que me hiciste - dijo presionando con fuerza las hojas con una mano, y la otra la llevo a su rostro en el cual tenía una cicatriz que cruzaba en su mejilla.
 
 
[............]
 
 
Shijima no era el mejor de los cocineros, por no decir que apenas si sabía gritar un huevo y hervir agua, pero se esmero en preparar algo decente para su amigo, después de reflexionarlo había sido su culpa, quizás sólo debía hacerse un espacio en su tiempo para entrenar y no debía haber más problemas.
 
Preparo algo de arroz que casi se le quema, y le quedo aguanoso, pero era comestible y no sabía tan mal, acompañó con papás fritas y un trozo de jamón que Cardinale habia comprado, tardó casi dos horas haciendo eso, y contento con su trabajo, se dispuso a esperar.... y espero.... y espero.... hasta que el sol se escondió, espero hasta que su reloj marco las 9 de la noche... Cardinale ¿ya no iba a regresar? La idea se hizo real en ese momento, el ya estaba bien ¿no? Y Cardinale sólo ofreció quedarse hasta que se recuperará, ¿había decidido irse?... sintió un extraño vacío en el estómago de sólo pensarlo, se sentó en el sofá mirando hacia la puerta fijamente esperando que en cualquier momento el rubio vendría comprando alguna cosa tonta colorida y tierna.
 
 
 
Continuará......
 

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