Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

GOTAS DE SANGRE EN LA NIEVE ~ {Shijima x Cardinale} por chibi fujoshi 374

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

en definitiva este es el cap más largo que escribi XD

-¿que?... Yo... no, no puedo... - dijo desviando la mirada debido al nerviosismo, Cardinale estaba con Izo mirando hacia la ventana en aquel café, el cielo parecía nublarse.
 
-sólo es una pequeña ayuda, seguirás tu vida tal y como es... - pronunció con una sonrisa leve.
 
-es que yo, nunca me he infiltrado demasiado, soy... soy sólo algo así como un mensajero, no conozco a los jefes de ningún lugar, son mis amigos los que son sus subordinados... básicamente soy el mensajero de los mensajeros, no tengo ni un ápice de importancia - Cardinale habló intentando disuadir al policía de no hacer esa locura, no quería morir tan joven.
 
-escucha... he estado siguiendo a estos tipos por años, no conseguí a nadie que quisiera tan siquiera delatarlo, se suicidaron mucho antes de hablar... te necesito... en verdad, prometo que yo te protegere, siempre estaré contigo para que nada te pase - Izo tomo la mano de Cardinale para intentar persuadirlo, el rubio se veía nervioso.
 
-no quiero que me maten - dijo con la voz temblorosa, casi podía palparse su miedo, siempre quiso mantener el perfil bajo por miedo a morir, conocía a esa gente y de lo que eran capaces.
 
-no lo harán, yo estaré contigo... confía en mi ¿si? - pidió sonriendole de forma cálida y Cardinale también sonrió de forma inconciente - seremos compañeros, yo te mantendré a salvo, según mis informes... no tienes una casa fija, podrías venir a mi casa, así te daré el equipo que necesitas, y podré cuidar mejor de ti ¿que dices? -
 
-no lo se... eso es extraño, nadie nunca...
 
-tranquilo, sólo es para comunicarnos y equiparnos mejor, estaré a tu lado en cada ocasión ¿esta bien? - Cardinale asintio, Izo habia conseguido su objetivo, un infiltrado que no temía perder, y claro un asistente, después de todo Cardinale era un criminal, su muerte solamente le haría un bien a la sociedad.
 
Lo primero que se hizo con Cardinale fue bañarlo y entregarle una ropa especial, la cual tenía micrófonos y algunas minicamaras en esta, le explicaban como funcionaba todo, e Izo, tal y como prometió estuvo a su lado en casi todo momento, aunque eso no evitó que Cardinale se sintiera nervioso con tantos policías los había evitado desde hace tiempo y ahora estaba totalmente rodeado por ellos, pero muchos fueron amables con el, así que se sintió más cómodo con ellos.
 
Fue así como comenzó su nuevo trabajo, los primeros dias se nego a ir con Izo a su casa, simplemente tenia algo de miedo, cada vez se involucraba más con personas de las que quería alejarse, no le agradaba mucho, pero al menos sentía que estaba ayudando en algo, los primeros dias fueron casi una tortura psicológica, sentía que todo el mundo sabía que llevaba micrófonos y cámaras, y que todos lo iban a descubrir, por poco y sufría un ataque de panico en aquel lugar, pero luego se acostumbró ya que nadie se daba cuenta, y gracias a sus conocidos y pocos amigos lo trataron como si lo conocieran de toda la vida.
 
-no lo haces nada mal - Izo sonrió al ver a Cardinale sentarse a su lado en el auto para irse, había sido una buena semana, ya que pasaron de los distribuidores de pequeñas cantidades a los que conseguían traer las drogas desde la frontera, increíblemente para Izo Cardinale conocía a varias personas de aquel lugar, Izo quería apuntar más alto, llegar a los productores, ¿por que? Así su padre podría sentirse orgulloso de el, Su padre, quien era el actual jefe del departamento, y que le repudiaba el simple hecho de que solamente era un detective de tercer grado, Izo jamás podía conformarlo con nada.
 
-eres un buen chico Cardinale, buen trabajo - le dijo mientras apagaba las máquinas que grababan, Izo ante la vista de todos era el novio de Cardinale, para que pudieran justificar el tiempo que pasarían juntos en los siguientes meses, claro que le habían prohibido estrictamente decirle a su novio lo que hacia, supuestamente Cardinale sólo era un asistente en una "empresa" obviamente falsa de venta de productos de revistas, cosa que usaban para atraer jóvenes que quisieran ganar dinero y luego desaparecerlos para usarlos de diversas formas, Cardinale iba aprendiendo el funcionamiento de esto de forma inconciente.
 
-espero haberte ayudado... - respondió suspirando pesadamente - esto es agotador... 
 
-oh vamos, fue una semana exitosa, te invitare a cenar donde quieras como recompensa - Izo intento animarlo y Cardinale asintio.
 
-claro señor, quiero ir a comer pollo chino - pidio sonriendo nerviosamente, e Izo por poco se rió en su cara.
 
-creo que no entiendes el concepto de ir a cenar - dijo negando con la cabeza, se alejaron con el auto en dirección a la casa de Izo, la cual era bastante grande, Cardinale se sentía confundido y fuera de contexto al ver un lugar tan grande, pero sobre todo vacío, sentía que ahí tranquilamente podían vivir al menos 10 o más personas, la luz iluminaba el piso de cerámica blanco, y las paredes de colores claros entre el blanco y negro, dando un ambiente bastante serio pero elegante.
 
-con permiso - definitivamente Cardinale se sentía fuera de lugar, en aquel lugar, como si lo fueran a echar en cualquier momento.
 
-¿te bañaste hoy? - pregunto el moreno dejando sus llaves sobre una mesa.
 
-n...no... el chico con el que me quedé no tenía...
 
-hay un baño por ese pasillo a la derecha, ve a ducharte, rápido - ordenó al ver la inseguridad del rubio quien asintio y obedeció rápidamente, hasta el baño se sentía como si fuera carisimo, tenía miedo de rayar o ensuciar algo que seguro terminaría pagando con mucho trabajo, hizo lo que el moreno le ordenó y se sorprendió al ver que incluso había agua caliente para elegir.
 
Después de una larga y placentera ducha Cardinale salió a ponerse su ropa, pero encontró más que una camisa y un traje de color beige claro, busco su ropa por todas partes pero no la encontró, en cuanto tomo el traje leyó una nota "usa esto, te veo en la sala".
 
La talla era perfecta, era La primera vez que usaba un traje, y sólo con verse en el espejo se sentía la persona más importante del mundo, su cabello habia crecido un poco, quizas deberia cortarlo, bueno no importaba ahora, ahora su problema era que no sabía en donde estaba la sala pero al caminar un poco entre los pasillos encontró a Izo, también vestido con un traje pero de color gris oscuro.
 
-ya estás listo?
 
-si... listo ¿para que? - pregunto ladeando la cabeza de forma confundida.
 
-vamos a cenar - dijo mientras buscaba algo de dinero para pomerlo en su billetera y guardó un arma dentro de su saco, sólo por si acaso.
 
-¿a donde?... ¿en donde se necesita un traje para comer? - pregunto casi riendo, pero de todas formas siguió a Izo y esta vez lo llevo al centro de la ciudad, en un restaurante bastante elegante y costoso, ahora si sentia que lo iban a echar de ahí, la música era suave, los meseros se vestían mejor que el, las mujeres llevaban vestidos elegantes y a simple vista joyas finas, Izo se encargó de pedir todo para el.
 
-esto... es... incómodo - dijo con nerviosismo mientras jugaba con los botones de la manga de su camisa - me sentí un vagabundo al entrar aquí.
 
-se nota que nunca fuiste a esta clase de lugares, la comida es genial, te va a gustar, es tu recompensa por hacer un buen trabajo - Izo sonrió levemente mientras tomaba una copa de vino - además pasaremos mucho tiempo juntos, pensaste en mi oferta? - pregunto mirando fijamente aquel par de ojos verdes esmeralda que parecían huir de el.
 
-si casa es muy bonita... pero no me gusta ser una molestia.
 
-y no lo serás, te lo dije es estratégico, además, no sería nada extraño, estas cosas llevan su tiempo, hay algunos policías infiltrados que llevan años en esto, tu eres un informante pero... de todas formas será mucho tiempo, somos compañeros ahora ¿no lo crees?... tenemos que conocernos bien...
 
-podría ser una buena idea... pero no quiero estar demasiado tiempo en esto... sólo... yo...
 
-hablaremos después, según los documentos que tenía sobre ti, estudiabas corte y confección ¿planeas trabajar haciendo ropa? - pregunto con curiosidad.
 
-si, quiero diseñar ropa bonita, como el de las mujeres que hay aquí... como las modelos de las revistas, me encanta dibujar - dijo con mas emoción y una sonrisa algo tímida pero soñadora.
 
-si todo esto sale bien, te prometo que te ayudaré para que lo consigas, limpiaremos por completo tu historial, y te inscribire a una escuela más prestigiosa que en la que estas ahora.
 
-¿puedes hacer eso? - pregunto mirándolo fijamente.
 
-claro que si, pero tienes que hacer todo lo que diga ¿entiendes? - pregunto de forma bastante seria, Cardinale asintio con la cabeza repetidas veces.
 
-haré lo que quieras, lo prometo - sus ojos parecían brillar con emocion y ahora depositada toda su confianza en el mayor, el trato parecía justo, y su carisma le ayudaría a llegar a los productores de droga que Izo buscaba.
 
-así se habla - en ese momento les trajeron la comida, siguieron charlando por mucho tiempo más, Izo era alguien realmente serio y cortante pero se abrió un poco con su nuevo compañero, le contó una de sus inquietudes, su distante y estricto padre Ionia quien no le daba importancia a su trabajo, Ionia, el jefe del departamento, un hombre mayor que se encargaba de regular todo, por supuesto esperaba que su hijo siguiera sus pasos, y nunca nada era suficiente, por ello Izo se había esforzado en demasía en lograr atrapar a uno de los "peces gordos" y Cardinale sería su as en la manga si hacía todo bien.
 
Cardinale no hablaba mucho de si mismo, no le gustaba recordar su pasado, pero aun así lograba sacarle conversación nombrando varias películas y algunas canciones, noticias y de todo un poco, incluso logró que Izo se riera de sus ocurrecias, poco a poco sin darse cuenta habían terminado dos botellas de vino, al sentir que estaban un poco mareados decidieron que era hora de irse.
 
Esa fue la primera noche que paso en aquella comoda y gran casa, ambos parecían hacerse más amigos.
 
Izo le enseñó a pelear y usar armas, para que el rubio pudiera defenderse, Izo tenía incluso un gimnasio donde entrenó a Cardinale, el chico Delgado y sucio que había conocido ahora parecía mucho más fuerte, más contento y de alguna forma más atractivo.
 
-¿decidiste venir a mi casa al fin? - pregunto al verlo con un par de maletas uno de sus días de entrenamiento.
 
-pues si... aquí es el único lugar donde hay ducha caliente - dijo mientras le tiraba una de las maletas - iré a prepararme algo para comer - dijo en cuanto entró sintiéndose como en casa, ya se había acostumbrado a aquel lugar, Izo llevo sus maletas a la habitación que tenía preparado para el, mientras dejaba una de las maletas sintió un sonido extraño, píldoras... si, eso eran, ¿Cardinale usaba drogas?.
 
-¿Quieres que te preparé algo? - pregunto Cardinale casi gritando desde la cocina.
 
-um... Si huevos revueltos! - respondió igual de fuerte, pero continuo con su trabajo de revisar el equipaje, sacó un frasco "suplementos de testosterona" ese detalle le parecía extraño, pero recordaba un extraño documento medico entre toda la información que tenía de Cardinale, no le había tomado importancia hasta ahora, dejó todo en su lugar antes de irse, quería averiguar más a fondo que es lo que ocurría.
 
Las dudas crecieron aun más cuando conoció a su extraño amigo, "Afrodita" ese muchacho tenía un aspecto femenino, quizás era transexual, y el no se había dado cuenta, ese día regresaron a casa, Izo se hallaba más serio que de costumbre.
 
-Cardinale... - llamó en cuanto la puerta se cerró - no quiero ser grosero, pero... - desvió la mirada al ver que Cardinale lo miraba fijamente - umm... bueno, es que... ¿tu... tu siempre has sido un... eh... ya sabes... un Chico? - pregunto de forma por demas incómoda, Cardinale pareció palidecer al oír esa pregunta.
 
-¿de que estas hablando? - la voz de Cardinale se escucho seca y sería como en muy muy raras ocasiones.
 
-eh... bueno... es que... tu amigo... el parecía una chica... un poco...
 
-... ¿eso es muy importante para ti? - pregunto esta vez mirando hacia el suelo aunque su voz se oía monótona.
 
-sólo... tengo curiosidad, somos amigos después de todo ¿no? - le dedico una sonrisa de las pocas que solía ofrecer y Cardinale se acercó para tomar su mano y lo jaló hacia el baño - ¿qué planeas hacer Cardinale? - pregunto dejando se llevar, después de todo Cardinale no presentaba ninguna amenaza para el - hey, hey! No necesitas hacer eso, lo que sea que me digas yo te voy a... - negó rotundamente al ver que Cardinale comenzó a bajarse los pantalones y la ropa interior, pero se quedo totalmente en silencio al verlo detenidamente.
 
-lo se... soy un fenómeno, "hermafroditismo verdadero" así lo dijo el doctor que me vio como si fuera un extraterestre, no necesito que me insultes - dijo mientras comenzaba a cubrirse nuevamente, la vergüenza parecía haber regresado a el.
 
-eso es... - Izo parecía sufrir un cortocircuito, como si el concepto de realidad se hubiera roto en su cabeza - ¿cómo demo...?
 
-no lo se, mi madre era una drogadicta y alcohólica... algo de eso debió afectarme - dijo encogiendose de hombros y sonriendo de forma sarcastica - no sabía lo raro que era hasta que entre en el orfanato... era muy pequeño así que me hicieron decidir cuál de ambos quería ser, aunque de todas formas tengo sexo masculino en mis identificaciones... no tenía suficiente dinero para compar los suplementos hasta ahora... - dijo con voz baja y la cabeza gacha.
 
-eso... es... nuevo - dijo al no encontrar ninguna otra palabra - entonces... puedes de... ambas formas? - pregunto confundido.
 
-no, no es tan sencillo, debo desarrollar uno por que la testosterona y estrógeno no pueden mantenerse en un equilibro para que ambos órganos funcionen, uno debe atrofiarse y quedar "esteril"... necesito una operación... y... - su voz parecía quebrarse, eran muchas cosas que el mismo debía asimilar, se sentía totalmente perdido, y ponerse frente a ese problema era demasiado, y tener a Izo ahí parecía volverlo más vulnerable, necesitaba alguien que lo entendiera, ni siquiera le había dicho a Afrodita sobre su peculiar condición, no quería que le tuviera asco, ahora tenía miedo de que Izo lo tratará como un fenómeno.
 
-tranquilo... todo estará bien - fueron las palabras que escucho seguidas de los cálidos brazos del Moreno, eso era todo lo que necesitaba, un abrazo, la idea de que no era del todo un fenómeno.
 
-gracias Izo... - susurro aferrandose fuertemente a el.
 
-vamos, no llores... somos amigos ahora no?... te prometi que te ayudaría en lo que necesites, yo... prometi que te protegeria - limpio las lágrimas del rostro de Cardinale y le dedico una sonrisa, Cardinale asintio y sonrió igualmente, sus rostros estaban demasiado cerca, si había cierta atracción entre ambos, ese era el momento, se acercaron de forma lenta como si esperaran una señal de rechazo o de aceptación, sintieron sus labios unirse de forma suave, lenta y algo tímida ambos correspondieron, sin decir ni una sola palabra, sus cuerpos parecian volverse mas ansiosos, las manos de Izo comenzaban a adentrarse entre su ropa, Cardinale también comenzaba a curiosear por el cuerpo de Izo, ya lo había visto en los entrenamientos pero ahora podía tocarlo y sentirlo de forma más directa.
 
Cada vez más cerca, cada vez más caliente, las manos de Cardinale comenzaron a acariciar la entrepierna de Izo y al no recibir rechazo alguno continuo tomando aquel miembro semierecto, para estimularlo, aunque iba perdiendo la confianza al sentir que Izo intentaba deshacerse de sus pantalones para poder dejarlos a ambos totalmente expuestos, con sus manos frías tomó el pequeño miembro del rubio para poder ponerlo erecto también, se sentía extraño, Cardinale se sentía extraño, y nervioso, pero se estaba dejando llevar, Izo era guiado por el morbo y uno de sus dedos se dirigió a su cavidad ya húmeda para verificar el tamaño, no quería esperar demasiado, así que se acomodó entre las piernas del rubio y comenzó a penetrarlo de forma lenta mientras lo besaba para silenciar los gemidos de este, era estrecho, bastante estrecho y cálido, eso le excitaba aun más, terminó de introducirse de una sola estocada logrando que Cardinale se removiera de forma incómoda y gritara de forma ahogada debido al beso que Izo no rompía.
 
Comenzaron un lento vaivén, las piernas de Cardinale rodeaban la cintura de Izo, quien aprovechó para poder levantarlo y llevarlo contra la fría pared del baño que hizo que el cuerpo del rubio se estremeciera por completo, cuando rompió el beso para concentrarse en su cuello y hombros los gemidos de Cardinale no dejaron de oírse cada vez más fuerte a medida que la velocidad de las estocadas de Izo aumentaban de forma casi frenética...
 
Izo no tenía miedo de que Cardinale muriera, era sólo una pieza que podía sacrificar sin temor... o así era, ahora de alguna forma le tenía más afecto, vigilaba cada paso que daba, pero se sentía confundido, Cardinale era un chico o una chica?, su aspecto era similar al de un chico, pero eso no era algo que no pudiera cambiar.
 
Fue sencillo cambiar la testosterona por el estrógeno mientras el rubio se duchaba, si le tenía cariño, pero aun así, no cabía del todo en su mente mantener una relación con un chico.
 
-mi cabello esta creciendo mucho - dijo Cardinale entrando a la habitación con una toalla en la cabeza - iré a cortarmelo mas tarde..
 
-no, ¿para que?... te verás bien así, mirame a mi... además, me gusta así de largo - dijo acariciando las hebras doradas de Cardinale.
 
-esta bien... - dijo con una sonrisa, quería a Izo, nunca se había enamorado de nadie, pero con Izo parecía que ese extraño sentimiento comenzaba a apoderarse de el, cualquier cosa que el le dijera lo aceptaría sin reclamar.
 
-mañana vas a viajar con tu jefe ¿cierto? - pregunto aunque ya sabía la respuesta, después de todo siempre lo vigilaba - te ganaste muy rápido su confianza.
 
-Ecarlate no es tan malo... - dijo en un leve susurro - además dijo que es una reunión muy importante... quizás, quizás sea el productor - dijo sonriendo con emoción, quería ayudar a Izo, así que su misión se habia vuelto encontrar y capturar al "productor"
 
-entrare como un mesero, estaré cerca así que no te preocupes - dijo entregandole una de sus píldoras diarias ahora cambiadas al gusto de Izo 
 
-entonces nos veremos ahí, este es el grande - dijo con una sonrisa de entusiasmo, busco su ropa y se la puso - adiós Izo - se acercó para darle un beso y salió corriendo de ahí, no debía llegar tarde.
 
El viaje fue largo, pero cómodo, Ecarlate lo llevo en un jet privado, Cardinale no sólo era bueno en la distribución, si no también en peleas, que había mejorado los últimos meses gracias a Izo, lo que le había abierto una puerta, Ecarlate lo pidió para que fuera su guardaespaldas.
 
Viajaron por un un largo tramo, para alojarse en un hotel cerca de las playas, claro que iban a ir a hablar de sus "negocios" pero iban a divertirse también, muchos de ellos traían mujeres hermosas para pasar un buen rato.
 
Cardinale entró a aquella sala acompañando a Ecarlate sin embargo, se quedo totalmente helado cuando vio a una persona ahí, podría reconocer aquel rostro en cualquier lugar, incluso cuando habían pasado tantos años, sentia que no podía moverse, pero algo más lo perturbo en ese momento.
 
-¿que demonios hace mi padre ahí? - fue la voz de Izo en su oído mediante el micrófono, Cardinale siguió a Ecarlate hasta posicionarse tras el e intentar esconderse de aquel hombre, el padre de Izo, el antiguo "proveedor" de su madre, quien habia abusado de el cuando era apenas un niño, el actual jefe del departamento, Ionia... quien habló y saludo a todos como si fueran amigos de toda la vida, Cardinale intento mantenerse quieto, sin llamar la atención, cada quien comenzaba a hablar, Izo podía oírlo todo, estaba en shock.
 
-has sido de gran ayuda Ionia... pero, aun así, tenemos una piedra en el zapato... sabes a quien me refiero ¿verdad?
 
-Izo, ha capturado algunos de mis hombres en el último mes - se quejaron algunos, Ecarlate parecía totalmente fuera de lugar ya su Izo procuraba que ellos no lo reconocieran como un policía.
 
-lo se, Izo es joven y apasionado, hace un buen trabajo.
 
-debes alejarlo... o terminaremos con el, aunque sea tu hijo... 
 
-¿me ven cara de niñera?... si quieren matarlo, háganlo... no hay forma en la que pueda convencer a ese insolente de dejar la investigación...
 
-no queremos más problemas... - un maletín con dinero fue extendido hacia Ionia quien levantó un fajo y sonrió.
 
-esta bien... entonces, yo me encargaré de el - Cardinale lo miró con sorpesa era increíble ver lo fácil que aceptaba eliminar a su propio hijo, pero su atención pronto cambió a otra cosa, un sonido similar al de un reloj que se aceleraba.
 
-una bomb... - antes de que Cardinale pudiera alertarlos una explosión lo mandó al suelo los escombros cayeron sobre el, la bomba lo había aturdido,pero podía oír los disparos que derivaron en una balacera, Izo estaba herido, pero tenía suficientes armas para seguir en los pocos segundos que se recuperaba vio a mucha gente muerta y algunos intentaron escapar, Cardinale debía ayudarlo, tomó su arma y disparó en la pierna a los que intentaban correr para detenerlos y no matarlos, tal y como Izo le había enseñado, aunque ya que estaba en eso una idea se apoderó de el.
 
Busco a Ionia... aquel hombre que se escondía tras la mesa, los disparos se detuvieron por un momento.
 
-Ionia! - gritó Izo lleno de furia - Responde malnacido se que esta ahí! - con su arma cargada comenzó a buscar a su padre.
 
-Izo... hijo mío ¿que estas...?
 
-no me llames así! - los ojos de Izo estaban totalmente repletos de furia - eres un hijo de Perra! Honor, Lealtad, Honestidad ¿dónde esta esa mierda que me enseñaste?! - gritó disparando un par de veces hacia donde oía la voz de su padre.
 
-con que así te llamabas... Ionia... - Cardinale camino hacia el mayor y pateo su mano en cuanto este intento apuntarle con su arma.
 
-Cardinale, esto es entre el y yo! - gritó Izo mirándolo con enfado.
 
-te equivocas! - Cardinale sujeto los cabellos canosos de Ionia para levantarlo un poco - nosotros tenemos algo que arreglar ¿verdad señor?...
 
-tu eres Cardinale?... pensé que habías muerto, como la Perra de tu madre - Ionia le sonrió y y a cambio recibió un golpe en el rostro.
 
-el mundo es un pañuelo... - dijo Cardinale riendo fuertemente.
 
-Cardinale tu... tu... lo conoces? - pregunto Izo aun apuntando su arma hacia su padre.
 
-¿que si lo conozco?... este hombre es un cerdo - le dio un rodillazo en el rostro y en cuanto vio las intenciones de Izo de disparar lo detuvo, aun en esa situación había pensado en cómo proceder - Izo... la policía no tardará en llegar... no se vería bien que alguien como tú haga esto... - dijo tomando su arma.
 
-el es mi padre!... iba a matarme por dinero!, papá... dime... dime que no lo...
 
-eres un inútil Izo, no eres capaz de disparar, arruinaste todos mis planes desde que naciste... aun piensas como un niño... ¿Honestidad? Jaja... nueva lección Izo, aplasta a los demás si no quieres que te aplasten, ¿crees que puedes vivir una vida sin corromperte?, el mundo es una basura y debes adapatarte a el... 
 
-... el me violaba cuando tenía 10 años... - dijo Cardinale disparando en la pierna del mayor que soltó un grito de dolor, Izo se paralizó al oírlo, esa nueva información era demasiado para el - vino a visitarme durante todo un año... no te ensucies las manos Izo... ese es mi trabajo - disparó nuevamente pero esta vez directamente a su cabeza.
 
Algunos todavía seguían vivos y se movían en busca de sus armas, Izo había perdido y roto todo concepto de moral en su mente, se hallaba mirando el cadáver inerte de su padre de forma fija.
 
-muy bien caballeros, la policía llegará pronto, pueden quedarse aquí a seguir peleando, o aprovechar para escapar, esa será... un pequeño favor que les haré... pero... me llevare esto - Izo tomo el dinero que había a la vista.
 
-Izo... ¿que... que estas?. - Cardinale lo miró con temor en ese momento.
 
-desde ahora... si quieren sus malditos arreglos con la policía, vendrán conmigo... ¿han entendido? - pregunto con seriedad - y quien no este de acuerdo, terminará igual que mi viejo padre - tomo el arma que Cardinale tenía en las manos y volvió volvió disparar al cadáver de su padre, Cardinale parecía un poco asustado, pero no dijo nada en ese momento, mientras todos aceleraba su huida para poder escapar antes de que la policía llegará.
 
-Izo.. también deberíamos irnos... - Cardinale se acercó de forma lenta a Izo quien lo miró y sonrió de lado.
 
-no Cardinale... tu debes quedarte aquí... - dijo poniendo una mano sobre su hombro - te sacaré en pocos días ya verás, ahora... disparame - pidió entregandole su arma al rubio.
 
-¿que?... no, no voy a dispararte
 
-será en el brazo, estaré bien - las sirenas podían oirse cada vez más cerca - Dispara idiota! - gritó al oír al oficial hablar por el megáfono, Cardinale disparó, lo hirió y luego Izo salió de ahí soltando algunas maldiciones, en pocos minutos lo tenían rodeado, Cardinale no se resistió al arresto, símplemente se rindió...
 
Fue acusado de cada una de las muertes, pero la que más peso hizo fue la muerte de Ionia, Izo había dicho que era una misión conjunta de padre e hijo, y que las cosas se habían salido de control, dejando todo el peso al rubio, y aceleró todo el proceso para que lo encerraran rápido.
 
Izo fue al funeral a fingir dolor, guardó las apariencias, y además comenzó a contactarse con los viejos "amigos" de su padre, Cardinale permaneció un mes entero en prisión, hasta que Izo lo sacará, como agradecimiento de "dar la cara por el" y además no delatarlo, era mejor tenerlo con el.
 
-te daré todo lo que desees Cardinale - dijo en cuanto lo guió a su casa - pero... debemos cambiarte esa apariencia, no queremos que nadie te reconozca, supuestamente... aun estás en prisión...
 
-Izo... creo que... llegamos demasiado....
 
-Cardinale, es mejor que cierres la boca, ahora yo cuidaré de ti, tu no necesitas hacer nada ¿no es eso genial?... sólo quédate conmigo... Cardinale... - dejó un anillo en sus manos Cardinale sonrió al ver aquel pedazo de metal - vamos a comer juntos... - invito sin esperar mucho la respuesta del rubio, después de todo Izo seguía siendo Izo, no importaba lo que hiciera ahora.
 
Todo parecía demasiado perfecto, aunque ahora habían nuevas personas en su casa, Izo le pidió de favor que falsificara algunos documentos, casi los mismos de su padre, para poder subir de rango, mientras se daba un año de descanso para poder organizar bien sus nuevos ingresos, año que usaría de excusa para decir que consiguió aquellos títulos.
 
Durante un año Cardinale lo acompañó a sus viajes a diferentes lugares, Cardinale Falsificó varias cosas para Izo, mientras este le daba estrógenos para "mejorar su apariencia", el estaba muy bien vigilado, no podía salir de cualquier lugar en donde se quedarán, nadie más debia tan siquiera hablarle, sólo izo podía hablar con el, y pasar tiempo a solas con el, nadie más, por ningún motivo, Izo no se arriesgaria a que Cardinale lo delatara, el celular, el teléfono e incluso el Internet le fueron prohibidos, únicamente podía ver la televisión, poco a poco se marchitaba de soledad.
 
Izo subió al puesto de Jefe de departamento fácilmente, la corrupción estaba más enraizada de lo que creía, aprendió a tener lo que quería bajo control, incluyendo a Cardinale, a quien mantenía de prisionero en su nueva casa mucho mas grande y lujosa que la anterior.
 
Pero Izo comenzó a embriagarse de poder, sentía que podía hacer cualquier cosa sin consecuencia alguna, así que en su tiempo libre comenzó a beber, hábito que no le agradaba del todo a Cardinale, pero su opinión había sido totalmente ignorada, siempre una cosa lleva a la otra, poco a poco comenzo a hacerse un habito que solamente llegará los fines de semana con mujeres hermosas, totalmente ebrio, pero tenía una elección especial, todas eran rubias y de ojos claros.
 
-estaba ebrio... yo te amo Cardinale, no volvera pasar, lo prometo... -era la frase que Cardinale acostumbraba oir, las primeras veces lo perdonó, habia llorado mucho cuando sucedió las primeras veces, pero después comenzó a enojarse, habia perdido la cuenta de cuántas veces lo vio entrar con una amante nueva restregandosela en la cara.
 
-me voy Izo - la voz de Cardinale lo despertó esa mañana, tenía una horrible resaca y sentia un cuerpo cálido a su lado, Cardinale estaba en la puerta, ¿cuanto tiempo había pasado?, ya casi eran 3 años desde que lo arresto para volverlo su peon, y el aspecto de su querido rubio habia cambiado bastante el cabello de Cardinale era largo, su aspecto era mucho más afeminado pero aun así podía identificarlo como un chico, conocía aquel  cuerpo a la perfección, y conocía aquel rostro enojado, lo iba a persuadir fácilmente, y después seguro terminaría gimiendo su nombre como siempre.
 
-¿de que hablas Cardinale? - pregunto sentándose en la cama y fingio sorpresa al ver a la rubia a su lado - oh... no... no, no denuevo, lo siento, yo... no se que paso, sabes que yo no te haría eso, quizás pensé que eras tu, te amo sólo sólo ti Cardinale, yo... - se quedo algo nervioso al ver las maletas del menor, quien parecía esta vez mucho más frío.
 
-no Izo... ya no! Ya no quiero! No lo soporto más!... te odio! Te odio!- grito mientras veía como la rubia ahora se levantaba de la cama y se vestía de forma apresurada.
 
-no Cardinale! No me dejes... yo... yo no se que haría sin ti... no puedes dejarme - dijo tomandolo fuertemente de los hombros.
 
-tienes un problema Izo...
 
-si, si tienes razón, pero cambiare, yo, voy a cambiar, lo prometo - dijo abrazandolo con fuerza, no quería que se fuera, Cardinale lloro entre sus brazos - quédate... prometo que, iré a terapia... iré con un psicólogo... voy a mejorar - susurro mientras le daba algunos besos en el rostro - sabes que... yo no podría estar sin ti, eres lo más importante para mi... - 
 
-Izo...
 
-no, por favor... sólo... déjame abrazarte - pidió sin soltarlo, Cardinale no podía resistir demasiado, lo quería, en verdad lo quería.
 
-esta bien... esta... será la última vez - dijo con la voz temblorosa, Izo limpio sus lágrimas y sujeto su rostro para verlo de frente.
 
-vamos... regalame una sonrisa Cardinale... sonríe para mi....
 
Cardinale caía como un total idiota y el lo sabía, pero confiaba en Izo, y tenía la esperanza de que todo sería como antes, despertó esa mañana entre las sábanas del pelinegro de nuevo, se había metido en un bucle del que no podía salir.
 
-buenos días pececito... - susurro al despertar, se acercó a darle un beso - ¿cómo estas? - pregunto mientras se sentaba.
 
-bien... pensaba... que quizá podríamos salir hoy... - dijo acercándose por la espalda a Izo.
 
-tengo trabajo, ya debo irme... será la próxima - dijo sin voltear siquiera a verlo, se fue a la ducha y lo dejó sólo y sintiéndose un estúpido, la mirada del encargado de la limpieza estaba sobre el, haciendo lo sentir extraño, la mayoría de los empleados eran hombres a los que Izo les había dicho que Cardinale era un transexual y que no le hablarán ni tocarán, amenazados de muerte ninguno siquiera le saludaba, Izo se fue y el como todas las semanas se quedo sólo.
 
Había gente en todas partes pero se sentía totalmente sólo, se sirvió comida y busco entretenerse con la tv y haciendo algunos ejercicios, manualidades o lo que pudiera distraelo, pero se sentía cansado, y ese día fue a devolver todo su alimento.
 
Por supuesto se negó a tan siquiera considerar la idea de un embarazo, aunque el frasco con la palabra "estrogeno" parecía atemorizarlo, ya no debia tomarlo, en definitiva lo último que quería era un bebé, pero eso debía ser imposible.
 
Sin embargo durante los siguientes días comenzó a vomitar y tener nauceas hacia ciertas comidas, y aun así tener un gran apetito, pero no podía salir, así que terminó corriendo tras el único que parecía mas accesible de todos los empleados.
 
-no, señor, no quiero morir, no quiero morir - decía el pelirrojo al verse encerrado en la habitación de Cardinale.
 
-hey hey tranquilo, no haremos nada malo, quiero un favor.
 
-no pudo hablar con usted, no puedo hablar con usted - repetía cubriendose los oídos y cerrando los ojos, recibió un golpe fuerte de parte de Cardinale.
 
-cállate me desesperas! ¿cuál es tu nombre? - pregunto cruzandose de brazos.
 
-yo... yo soy Death Tholl - se presentó ya un poco intimidado.
 
-Yo soy Cardinale, necesito que me ayudes en algo Tholl - dijo acercándose a el - por favor - rogó poniendo se de rodillas ante el pelirrojo, Death Tholl lo miró con confusión, y asintio con la cabeza; había pasado tanto tiempo ahí, y había visto a ese chico llorar tantas veces que sentía un poco de lástima por el, asi que no sería malo ayudarlo una vez.
 
Sintió un gran peso sobre el tras ver su prueba de embarazo, Tholl hacia miles de preguntas, pero... quizás la llegada de un bebé cambiaría a Izo, quizás eso, ayudaría a mejorar todo entre ellos.
 
-Izo se pondra feliz... 
 
-Señorito... - Habló el pelirrojo, se veia pensativo como si decidiera que tan buena idea era hablar - no creo que deba decirlo... - Cardinale lo miró con duda esperando a que le explicara el por que - esta es la casa para sus amantes... el señor Izo se casó hace un mes, y muchos ya conocen como es el... si se entera quizás vaya a matarte Cardinale - dijo con seriedad.
 
El rubio se quedo de piedra, ¿casado?... ¿en que momento?... sentía que no conocía a Izo, el en verdad era un prisionero y nunca habia querido aceptarlo, tenía que salir de ahí, por su bien, por el bien de su futuro hijo.
 
-Izo podría matarte, ¿por que me dices eso? - pregunto mientras intentaba calmar su llanto silencioso.
 
-por que... usted me parecio una persona hermosa... como un pajarillo encerrado injustamente... por que lo he visto llorar noches enteras, por que he visto como vuelve a ilusionarse con las palabras del señor Izo - dijo sonriendo con tristeza.
 
-Tholl... quiero salir de aquí... - susurro mientras dejaba que el agua del inodoro se llevará aquella prueba de embarazo.
 
-... entonces, le ayudaré - dijo con desicion aquel peculiar hombrecito.
 
Las cosas no salieron nada bien en esa ocasion, Cardinale había reprimido tanto ese momento que sólo veía algunas imagenes de Death Tholl ensangrentado diciéndole "Corre" , sus pies descalzos en medio de la noche, con perros siguiendolo, y Luego las luces de un auto y luego nada más, Izo había dejado totalmente su lado amable con el, llegó a amenazarlo directamente con matarlo, por aquella osadía de su parte, por suerte el auto no lo habia herido de mucha gravedad, sin embargo en cuanto ocurrió el aborto espontáneo debido al traumatismo Izo se veía impactado, aun asi simplemente ordenó que tirarán el "producto" al basurero, lo encerró por varios días sin comida ni agua en el sótano, sin importarle que este estuviera llorando y estuviera herido, Cardinale había perdido a la única razón que le quedaba para seguir de pie, había perdido sus ganas de vivir, eso... fue lo que molestó a Izo, cuando lo "perdono" Cardinale parecía un muñeco sin vida, tenía la mirada vacía y pérdida, y no le dirigió la palabra desde entonces, como si sólo estuviera esperando la muerte desde aquel momento, Izo casi perdió la razón al verlo así, ni una mirada de odio, ni miedo, mucho menos una sonrisa, lo había perdido, no tenía reacción alguna de el.
 
-Cardinale... Cardinale, Responde....dime algo maldita sea! - gritó dándole un golpe en el rostro - Cardinale... por favor... - sus ojos se llenaron de lágrimas y abrazo el delgado y frágil cuerpo del rubio, pensando que quizás había sido demasiado, y se arrepentia en ese momento.
 
 
 
[............]
 
 
 
-Cardinale... Cardinale, despierta! - dijo la voz de su mejor amigo que lucía preocupado, Cardinale estaba llorando, y había tirado toda la cama entre gritos y patadas, al ver a Afrodita lo abrazó fuertemente.
 
-lo siento... lo siento - susurro entre sollozos, intentó pasar por alto aquel incidente, y tras desayunar con su mejor amigo se fue rápidamente sin decir a donde, ¿Shijima seguiría enojado con el? Llevo un pastel pequeño con la forma de un pescadito feliz para poder pedir perdón al entrar, llegó casi a medio día, ese ambiente del complejo de departamentos le hizo sentir en su cielo, se sentía feliz con estar ahí, golpeó la puerta una sola vez cuando esta se abrió repentinamente mostrando a un ojeroso Shijima (no había dormido nada hasta ese momento) que en cuanto lo vio lo abrazó con fuerza aplastando el pastel entre ambos.
 
-Shijima... me lastimas - dijo intentando alejar un poco al pelirrojo, quien sólo uso una mano para hacer algunas señas, y así seguir abrazandolo.
 
-《te extrañe》- eran sus palabras que enternecieron el corazón de Cardinale.
 
-lo siento... estaba con un amigo... pero me quedaré aquí ahora... - dijo esbozando una cálida sonrisa - Gracias por recibirme en tu casa... Shijima... - depósito un beso en su mejilla y entró nuevamente al pequeño y estrecho departamento en el que convivían ahora - por cierto arruinaste mi pastel... - se quejó mientras probaba un poco de la crema que tenía en la ropa - ¡¿qué cosa hiciste en la cocina?!
 
 
 
Continuará.....
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).