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GOTAS DE SANGRE EN LA NIEVE ~ {Shijima x Cardinale} por chibi fujoshi 374

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De alguna forma ambos habían acordado de forma silenciosa que Cardinale se quedaría, pues Cardinale se sentía seguro y cómodo ahí, y Shijima se había acostumbrado a tenerlo con el, era bueno tenerlo a su lado, no se sentía sólo, pero ahora su tiempo permitido para faltar a la Universidad había terminado, debía regresar y además oficialmente había perdido un semestre, pero fueron comprensivos con su nueva condición.
 
Volveria a su universidad en una semana, y eso ponía a Cardinale los pelos de punta, no podría tener a Shijima a la vista, y además se quedarían solos por más horas... eso... era peligroso.
 
-entonces... te irás...
 
-《sólo por las mañanas》- explicó Shijima, quizás ahora no podría ser un maestro normal, pero quería conseguir trabajo, y mantenerse por si mismo, ya no quería seguir recibiendo dinero de su padre y además ahora depender de Cardinale.
 
-pero... te irás, me quedaré sólo aquí! - dijo con tristeza y preocupación, Shijima no sabía el peligro que corrían, y sólo pensaba que Cardinale era un verdadero exagerado.
 
-《tendrás tiempo para ti》 - sonrió de forma Cálida y puso su mano sobre la cabeza compañero, no entendía el por que se veía tan triste, pero le hacía sentirse querido, era extraño, le encantaba esa sensación de felicidad que Cardinale le habia dado a su monotona y fría vida, como una avalancha que desordeno todo y le dio color y alegría de forma demasiado rápida.
 
-ten mucho cuidado entonces... - susurro en voz baja, su tiempo no era mucho, había visto a algunos de los policías en cubierto de Izo cerca de su casa, sabían que estaba ahí, y ahora Cardinale tenía mucho miedo, había cortado toda comunicación con las señoras de los demas departamentos, no queia que las dañaran, ahora sólo quedaba Shijima, pero... simplemente no quería alejarse de el.
 
-《estarás bien》- Shijima sonrió y se alejó de el, parecía algo cansado, la preocupación no le había dejado dormir cuando había perdido a Cardinale por sólo 24 horas y en ese tiempo a solas se dio cuenta de algo especial, pero apenas había descubierto la punta del iceberg de ese sentimiento que crecía dentro de el - 《quieres dormir en la cama hoy?》- ofreció sonriendo a ver al rubio quien se veia sorprendido por la oferta.
 
-¿puedo?... ¿de verdad? - pregunto asombrado, Shijima se recosto haciéndole un espacio, la cama era pequeña y algo dura pero era mucho mejor que el sillón, además los cojines y los edredones que habían hecho juntos lo volvían bastante cálido.
 
Cardinale no espero mucho para poder acompañarlo, se acomodaron de "cucharita" para entrar de forma más cómoda, Shijima se sentía extraño al tenerlo de esa forma, nunca lo había tenido demasiado cerca, su cuerpo era pequeño, delgado y sus caderas levemente más anchas, se sentía tentado a abrazarlo, pero no quería verse como un pervertido, era extraño, demasiado, claro que había visto chicas lindas pero sólo podía apreciarlas y clasificarlas como "bonitas" no se había sentido sexualmente atraído por ninguna, pero si le gustaban, o no?... ya no se comprendía, no se cuestionaba demasiado ese asunto por que lo consideraba poco importante, ahora con el pequeño, delgado y cálido cuerpo del rubio se sentía algo extraño, su aroma era exquisito, sentía su corazón acelerado, se acercó un poco más para poder sentirlo más cerca, pero no llegó a tocarlo, simplemente sonrió y se quedo dormido.
 
 
[............]
 
 
 
 
Izo llegó a su casa como todas las noches dejando sus cosas a un lado, el aroma a la comida era deliciosa, su casa no era ostentosa ni muy grande ni muy pequeña, era acogedora y hogareña.
 
-Izo?... eres tu? - pregunto una voz femenina desde no muy lejos.
 
-ya estoy en casa cariño - saludo, y poco a poco comenzó a quitarse el saco, de una de las puertas salió una mujer de cabellos rubios largos y ondulados y ojos azules claros, era pequeña y de piel clara, realmente era bonita, pero había algo especial que llamaba más la atención de ella y eso era su vientre abultado de ya casi 7 meses de gestación.
 
-querido - la mujer se acercó para abrazarlo - la cena ya casi esta lista, espero que te guste ¿cómo te fue en tu trabajo? - pregunto de forma animada y cariñosa, Izo podía darse esa clase de lujos, le hacía sentir que no era tan malo, el tener una casa y una esposa normal, dulce, cariñosa, además "decente" ella era dentista, su padre era doctor y su madre docente de Universidad, además ahora le daría un hijo, ¿que más podía pedir?... era perfecta....
 
Era perfecta y aun así se sentía enfadado al verla, sentía que se había conformado con ella, no sentía adrenalina, ni pasión, era su pantalla, queriendo sentirse aguien normal, pero es que su vida ya no podría ser "normal" nunca más.
 
Ahora debía pensar en cómo hacer regresar a Cardinale, ya sabía donde estaba y averiguó todo respecto al hombre que lo escondía, no dudaba que Cardinale se estaba acostando con ese tipo, y eso le enfurecia.
 
Izo siempre obtenía lo que quería, y Cardinale era lo que quería en ese momento, si el no quería volver por las buenas lo haría por las malas, no debió haber intentado matarlo en aquella ocasión, pero había perdido los estribos, fue culpa de Cardinale, siempre sería culpa de Cardinale.
 
La cena con su esposa fue tranquila, con ella emocionada respecto a los movimientos de su futuro hijo, ya intentaba ponerle muchos nombres, tenía una lista y todo, ella era feliz, pero por más que lo intentará, sólo podía imaginar a Cardinale en su lugar, ellos... ellos hubieran tenido un hijo, si el idiota no hubiera intentado escapar, había perdido a su primogénito por culpa de la imprudencia de Cardinale.
 
Al irse a dormir pensó en que haría ahora que sabía la ubicación del rubio, quería que regresará, pero no quería obligarlo del todo, quería doblegar su orgullo y terquedad para que Cardinale regresará por su propia voluntad, y eso era algo difícil de conseguir, su mente no dejó de pensar en eso durante varias horas hasta que cayó rendido por el sueño.
 
 
[..........]
 
 
 
Esa mañana ambos despertaron juntos, y Cardinale se veia más contento que de costumbre, mucho más animado, y como siempre hablaba hasta por los codos, quizá por que en mucho tiempo no había tenido a nadie con quien hablar, pero Shijima se había acostumbrado a su parloteo.
 
-creo... que es tiempo para comprar un televisor - dijo tras unos segundos de estar preparando el desayuno - bueno, lo compraremos después, cuando termines tu carrera mi estudioso universitario - dijo sonriendo, Shijima asintio, nunca vio la necesidad de un televisor, pero si Cardinale lo quería no sonaba nada mal.
 
-《saldre un momento》- anunció mientras Cardinale le servía el desayuno.
 
-¿a donde irás? - pregunto con curiosidad.
 
-《libros así no pasaré mucho tiempo en la Universidad y poder venir a estudiar en las tardes aquí》- ecplico con una sonrisa, eso era lindo, sabía lo tacaño y austero que era Shijima y que hiciera eso para no dejarlo sólo era verdaderamente lindo.
 
-claro, esta bien, entonces... te esperaré aquí, ¿que quieres de cenar? 
 
-《compraré pollo chino》- dijo sonriendole, ya que quería darle un descanso al menos un día, Cardinale siempre estaba cocinando todo el tiempo y ya que había demostrado sus nefastas habilidades en la cocina, la mejor idea era comprar comida.
 
-esta bien... entonces... ¿que haré yo? - pregunto confundido.
 
-《descansa》 - dicho esto, terminó su desayuno y salió de ahí llevando su billetera, tenía que sacaré dinero de su cuenta, la cual ya tenía muchísimo dinero, su padre era un gran empresario, que le depositaba buenas cantidades de dinero que según el eran una miseria para que Shijima sufriera, pero el pelirrojo no había tardado nada en acostumbrarse a una vida muy simple, por lo que ese dinero era bastante, podia comprar una casa si le daba la gana, saco el necesario para comprar sus libros y algunas otras cosas.
 
Cardinale le hacía sentir feliz, de eso no habia duda, y ahora parecía que sólo pensaba en el, ya que a todo lugar que iba podía recordarlo, con cada detalle, a donde quiera que mirará habia algo que le recordaba a Cardinale, y eso le hacía sentirse contento, pero quizás era por que nunca habia tenido un amigo, y ahora Cardinale era su amigo, un muy hablador y aprovechado amigo, compró todo lo que necesitaba e incluso le dio por comprar algunas cosas más como pegamento, hojas de colores, tijeras, etc , ya que había visto a Cardinale leyendo un libro prestado de manualidades, y quizás algo de eso le serviría.
 
Cuando quería regresar algo lo detuvo, lo observó fijamente, ese color, en definitiva le recordaba a Cardinale, se quedo obervandolo por algunos segundos, sin decidir si comprarlo o no.
 
El sonido de la campanada de Shijima sono para alertar a Cardinale de que había llegado, el pelirrojo se habia perdido durante 3 horas.
 
-Shiji... - Cardinale se quedo en silencio cuando noto lo que su compañero traía - de donde sacaste eso?...
 
-《para ti》 - dijo con su lenguaje de señas dejando su obsequio en el suelo, un pequeño cachorro de pelaje amarillo corrió rapidamente hacia Cardinale ladrando un poco y saltó a sus piernas intentando alcanzarlo - 《es animado como tu, y muy ruidoso como tu》- decía aoniendo de forma divertida pero se preocupó al ver que las lágrimas comenzaban a brotar de los ojos del rubio - 《que ocurre?》- pregunto al verlo en ese estado, ¿no le gustaban los perros? ¿le recordaba a algo malo?, ¿era alérgico?... ¿que?!
 
Cardinale se inclinó a tomar al cachorro en sus brazos y lo levantó dejando se lamer el rostro por el entusiasta animal, en medio de sus lágrimas se formó una sonrisa.
 
-nadie... nadie nunca me había regalado algo así... nunca tuve una mascota - dijo entre lágrimas, se sentía tonto al llorar por algo como eso, pero es que... en verdad se sentía feliz, y Shijima sonrió al ver que el rubio se sentía contento.
 
-《traje el almuerzo》 - dijo sacando un par de platos de comida China que había comprado en el camino, Cardinale acariciaba y abrazaba con cariño al cachorro, quien no dejaba de mover su colita, Shijima se sentía feliz de ver aquella escena, no creía que algún día tendría a alguien que le hiciera feliz con el simple hecho de ser feliz, con sólo verlo sonreír y hacer las cosas que le gustaban, pero Cardinale era la excepción, Cardinale... era especial para el.
 
-pero que lindo eres, eres muy lindo - decía sin soltar al perrito - te llamaré Pulgoso - bromeó riendo de forma divertida, aunque la idea le pareció buena por un momento - ¿tu que dices Shijima? ¿que te parece Pulgoso? - pregunto levantando al perrito en el aire, e intentaba limpiar sus lágrimas con su antebrazo.
 
¿Pulgoso? Tenía que ser una broma, pero Cardinale pareció cada vez más convencido y ya no tomó en cuenta lo que Shijima le decía.
 
-《siéntate a comer》 - pidió jalando la ropa del rubio, este se dejo llevar a la mesa con el cachorro en brazos, como si no quisiera separarse de el, ambos habían hecho conexión desde el primer segundo.
 
Ahora Cardinale tenía algo en que ocuparse, y salió con Shijima a comprar algunas cosas más para su nueva mascota bautizado como "pulgoso" fueron a comprar un collar, un plato, tres kilos de comida, y casi todo lo que Cardinale veía por que se sentía emocionado con su primera mascota, claro que gastó su dinero y no el de Shijima, pero pasaron un buen momento juntos, ahora jugaban con Pulgoso casi en todo momento, los tres juntos se entretenian mucho, aunque claro lo desagradable era limpiar los "regalos" que el pequeño animal dejaba en el suelo.
 
-《de donde sacaste tanto dinero?》- cuestionó al ver al perro con ropa y cosas más caras de la que ellos usaban.
 
-ah quería un televisor... y estaba ahorrando.
 
-《y gastaste todo en el perro?》 -Shijima sentia que se daría un tiro en la cabeza cuando el rubio asintio enérgicamente.
 
-es mi bebé - dijo levantando a Pulgoso y lo cargó como si de uno se tratará, lo acarició con suavidad y sonrió divertido al ver la cara algo enojada de Shijima, era interesante verlo en todas sus facetas, ya que antes parecía ser un hombre verdaderamente serio y sin expresión alguna.
 
Aquella semana fue sin duda la mejor, ambos aprendieron a cuidar al perrito juntos y ocupaban su tiempo con el, Cardinale ahora tenía un compañero para no estar sólo cuando Shijima se fuera a la Universidad, pero aquel día le hacía sentir escalofrío, ya que temía que al separarse Izo haría que alguno de los dos desapareciera, pero tenía que lucir calmado y tranquilo, llenar de ánimos a Shijima para que se esforzara.
 
Shijima despertó temprano ese día, y Pulgoso ladro y lo lamio en cuando lo noto moverse en la cama, Cardinale se aferró más a las mantas y se cubrió con estas, Shijima acarició su cabello con suavidad y salió de la forma más silenciosa posible para dejarlo dormir un poco más, salio con un emparedado de Cardinale le habia preparado la noche anterior.
 
Cardinale despertó horas después, con el puesto de Shijima ocupado por Pulgoso, que movió la cola al verlo despierto.
 
-buenos días Pulgoso... - dijo sonriendole y lo acarició mientras bostezaba, ya eran las 10, y Shijima debió haberse ido a las 7 de la mañana, bostezo y estiró sus brazos - vamos a desayunar, muero de hambre - el pequeño animal ladro como respuesta, pero de repente se volvió algo más agresivo y comenzó a ladrar fuertemente - hey, hey tranquilo ¿ahora que ocurre? - pregunto sonriendo divertido y camino hacia la cocina, se quedo paralizado al ver como aquel hombre se servía una taza de te había un arma sobre la mesita que usaban Shijima y Cardinale.
 
-buenos días pececito - la sonrisa del Moreno consiguió que Cardinale se paralizará de miedo mientras el cachorro ladraba y corrió a atacar al intruso que le daba mala espina, no fue mucho esfuerzo para Izo patearlo y mandarlo contra la pared de la cocina consiguiendo que el pequeño animal llorara ante el dolor, Cardinale corrió a auxiliarlo y lo abrazó como si quisiera protegerlo.
 
-Izo... - saludo mirándolo fijamente a los ojos, aquella mirada llena de odio parecía revitalizar a Izo, siempre le habia gustado aquel espíritu y actitud rebelde que tenía el rubio hacia su persona.
 
-no pareces sorprendido de verme - comenzó tomando el arma para apuntarlo.
 
-conozco como trabajas... y tus hombres son unos estúpidos... podía verlos desde un kilómetro - sonrió con sarcasmo, no parecía inmutarse ante el arma que estaba apuntandole.
 
-es verdad, tu siempre fuiste el mejor... Cardinale, parece que mejoraste mucho... - dijo mirandolo de pies a cabeza - pero te conformaste con una casita de muñecas... mira este lugar, es tan pequeño como tu armario... - dijo soltando una carcajada de burla, Cardinale fruncio el ceño aun más.
 
-¿que quieres Izo? - pregunto sin quitarle los ojos de encima.
 
-eres listo, deberías saberlo...
 
-no pienso regresar, prefiero que me dispares primero... - dijo sonriendo con soberbia, no queria regresar de nuevo a aquella prisión con el.
 
-lo se, pero aun así sigues siendo tan estúpido pececito, estas acostumbrado a sufrir, hacerte eso ya no es divertido... pero... ¿que me dices de ellos? - pregunto sacando una foto de su bolsillo, eran Afrodita y Angelo, pero lo que le aterro fue en realidad que esa era la misma foto que había visto en la sala de su casa, aquella foto de ambos en la playa, eso queria decir que ya sabia todo de ellos e incluso ya habia entrado en su casa - eres descuidado... parece que no te entrene bien... me averguenzas...
 
-ellos no tienen nada que ver! - dijo alzando la voz - ellos no saben nada! - ahora si se veia asustado, esa expresión era sin duda la que más adoraba Izo.
 
-¿cómo estoy seguro de eso?... tu palabra no es suficiente... - sonrió con satisfacción al sentir la desesperación del rubio - además aun no tocamos el tema de tu nuevo novio ¿verdad? - pregunto esta vez frunciendo el ceño, parecía enojado y cuando tenía aquel rostro Cardinale sabia que era capaz de matar sin piedad alguna.
 
-el no es mi novio... el no es nada - dijo con la voz temblorosa, era increíble que todo su valor se hubiera perdido en tan poco tiempo, pero eran las dos personas más importantes que tenía ahora, no quería verlos morir, no quería soportar eso, no podría hacerlo.
 
-es en serio?... por que te vi en su cama en cuanto entre... eres una puta, fuiste una desde que eras un niño, eso nunca va a cambiar, ¿crees que el estaría contigo si supiera quien eres en verdad?... le darás asco, alguien bueno y decente como el... como crees que soportará a una basura como tu... - sonrió al ver a Cardinale bajar la cabeza, abrazandose al perrito que lamia su mano intentando consolarlo -déjate de tonterías Cardinale, me haces perder mi tiempo, sabes que volverás conmigo de una u otra forma... pero soy un hombre piadoso, vendré por ti mañana al medio día, si no estas listo para irte... o intentas algo estúpido, terminaré de abrir mejor su cuello - sonrió con malicia guardando su arma y dejó a un consternado Cardinale en el suelo, totalmente paralizado por el miedo.
 
¿que es lo que debía hacer?, pues... unicamente habia una respuesta, los protegeria, los protegeria sin importar que.
 
Shijima llegó casi a la 1 cuando Cardinale aun estaba cocinando, sono su campana para anunciar su llegada, pero el ambiente era extraño, pesado, y de alguna forma escalofriante, Cardinale saludo con un simple "ya casi esta" de forma fría, lo cual era extraño, Pulgoso estaba en su cama sin ánimo y se veia decaído.
 
Cardinale dejo la comida frente a Shijima sin cruzar palabras con el, comenzó a comer en silencio pero por mas que Shijima hiciera señas Cardinale ni siquiera lo miraba, por lo que no podía comunicarse con el, no entendía que ocurría.
 
-termine... Gracias - dijo dejando el plato vacío, se puso de pie y camino hacia la habitación, pero la mano de Shijima lo sostuvo evitando que este se fuera.
 
-《que te pasa?》- pregunto al ver que por fin le habia dirigido una mirada.
 
-Shijima... - se dio vuelta totalmente para estar frente a él, ¿debería contarle todo? No... no debía, si sabía lo suficiente también sería un peligro a los ojos de Izo, y no quería eso, ese hombre, ese hombre había arriesgado su vida para salvarlo cuando eran unicamente desconocifos, aquel le ofreció su casa, quien se había preocupado por el, quien apreciaba todo lo que hacia, quien aprendió a amar cada rareza que tenia, quien parecía intentar verlo sonreír a toda costa y le hacía sentir querido, le hacía sentir que por fin había alguien que lo quería por quien era, sin importar su pasado ni su futuro.
 
-《dime algo》- pidió mirandolo con verdadera preocupación, los ojos de Cardinale se llenaron de lágrimas en ese momento.
 
-... te quiero... - dijo en un susurro, la primera lágrima descendió por su mejilla - te quiero Shijima - se inclinó aprovechando que Shijima aun parecía procesar aquellas palabras y tomó su rostro con sus manos para juntar sus labios en un beso, un beso humedecido por las lágrimas que descendían por sus mejillas...
 
 
 
 
Continuará......
 

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