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por Rukkiaa

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24. Masaru Bakugô y Tenya Iida

 

–Ha llegado una carta de una escuela de magia... –dijo Shôto entrando con el correo a la cocina. Los demás estaban desayunando. Incluso Tensei, que ya pasaba más tiempo en la casa que con los Ancianos. –¿Existe Hogwarts?

–La escuela de magia es una escuela especial para que los niños y adolescentes mágicos desarrollen sus particularidades. Se creó porque algunos no podían pasar desapercibidos entre los humanos—aclaró Tensei.

–Es como la escuela de Charles Xavier—comentó el bicolor ilusionado y abrió el sobre que venía a su nombre y al de Katsuki. La carta resultó que era para Masaru. –Solicitan cordialmente que nuestro hijo vaya a estudiar a la escuela de magia. Están muy interesados en descubrir todos los poderes que posee y enseñarle a controlarlos adecuadamente.

–¿De verdad admiten a un demonio en ese lugar? –preguntó el rubio arrebatándole la carta para verlo con sus propios ojos.

Shôto se dirigió al niño, que estaba en brazos de Kirishima.

–¿Tú quieres ir, cariño?¿Quieres aprender en esa escuela?

–Sí—respondió Masaru sonriente.

–Me parece que es lo mejor—dijo Fuyumi con una barriguita ya más que abultada. –En la guardería podría hacer magia delante de las cuidadoras o las otras madres... Podría ser peligroso para nuestro anonimato.

–¿Tú también quieres estudiar ahí? –preguntó Tensei a Tenya, que asintió.

–No es justo, ¿por qué a nosotros no nos dieron esa opción? –dijo Tôya disgustado.

–La escuela sólo acepta alumnos de hasta dieciséis años. Te pilló mayorcito—aclaró el mayor de los Iida.

–Mayorcito y estúpido—chinchó Katsuki.

–Púdrete—dijo el pelirrojo a su cuñado y se puso en pie. –Me voy ya. He quedado con Tomura antes del trabajo.

–¿Por qué no le invitas esta noche a cenar aquí con todos? –cuestionó Fuyumi. –Nos gustaría conocerle mejor que la primera vez. Lo trajiste y te lo llevaste muy deprisa.

–No sé... Paso de que Katsuki se meta con él.

–Me meteré contigo si lo prefieres. A mi no me importa.

–Es un futuro luz blanca. Puede que le interese conocer a algunos más—comentó Tenya.

–Además, si vais en serio, tiene que integrarse con tu familia—continuó la peliblanca.

–Vale. Si dejáis que me vaya de una vez, lo traeré esta noche para que le acribilléis a preguntas. Total, sé que no va a dejarme por muy insoportables que os pongáis. Me lo dijo Cupido—dijo y orbitó.

–Es hora de que yo también me vaya—dijo Shôto besando a su hijo en la frente. –Nos vemos para la cena—besó también a Katsuki en los labios y se dirigió hasta la entrada. Aunque cuando fue a coger sus llaves, una aparición hizo que se sobresaltara.

–¡Papá! –. Un chico de su misma altura pareció entusiasmarse mucho cuando le vio. Tenía el tenue cabello rubio en punta y desordenado; y ojos desiguales. Uno color turquesa y otro rojo.

El muchacho, sin esperar a que dijera una palabra, le abrazó afectuoso.

–No has cambiado mucho—continuó estrechando el abrazo y levantándolo del suelo.

–¿Masaru? –se atrevió a preguntar aturdido. El chico era una copia casi exacta de Katsuki.

–El mismo—dejó de abrazarle para observarle con la alegría marcada a fuego en el rostro.

Los que estaban en la cocina aparecieron y se quedaron asombrados mirando al recién llegado. Salvo Tenya, que se les adelantó unos pasos.

–¿Masaru?¿Eres tú de verdad? –preguntó con sorpresa absoluta. Acomodándose las gafas.

–¡Tenya! –no tardó demasiado en acercarse y abrazarle también con ímpetu.

–¿De verdad eres tú? –repitió entre los brazos del otro. Incrédulo aún. Masaru se separó de él y observó a todos los demás. Deteniéndose en Katsuki, cuya cara de sorpresa no tenía precio.

–Sé que la última vez que nos vimos, yo tenía mi apariencia demoníaca y me comportaba como si fuera tu enemigo—aclaró el rubio más joven. –Pero han cambiado mucho las cosas en el futuro. Y he venido a buscarte. Ya es hora de que regreses... Aquí estás a punto de nacer, primo—dijo señalando al vientre de Fuyumi.

–Masaru... ¿Ya no eres malvado? –Tenya se emocionó. Masaru era como un hermano. Su mejor amigo. Y parecía haberle recuperado.

–Sólo por parte de padre—comentó despreocupado y rascándose la nuca. –No sé lo que habéis estado haciendo por aquí, pero me habéis ayudado a ser yo de nuevo.

–Solo hemos estado haciendo nuestro trabajo—comentó Shôto observando de arriba abajo a Katsuki número dos.

–Pues lo habéis hecho de maravilla. No sólo me habéis vuelto bueno, sino que tú no estás... –se silenció al mirar al bicolor. –Qué más da. ¿Tío Tôya está vivo? Creo que eso alteró significativamente nuestro futuro.

–Sí. Vive—comentó Tenya. –Evité que el titán lo matara. –El Bakugô menor, contento, estiró la mano hacia el peliazul y chocaron las palmas, cómplices.

Shôto pasó el brazo por encima de los hombros de su hijo del futuro. –Quédate hasta la cena. Nos reuniremos toda la familia y no podéis faltar ni Tenya ni tu.

–Pero yo ya estoy ahí—dijo Masaru señalando al pequeño niño rubio que sostenía Kirishima.

–Ya me entiendes—Shôto no pudo evitarlo, y le revolvió los cabellos al chico con la mano.

–De acuerdo, pero luego volveremos a casa. Tampoco puedo contaros demasiado. Quizás mientras estoy aquí, han cambiado más cosas allá.

Shôto se ausentó unos minutos para llamar a un compañero que pudiera sustituirle pasando consulta a sus pacientes. Fuyumi se marchó al T³ y Tensei y Tenya orbitaron a alguna parte de la casa.

–Masaru y yo vamos a ver ''Cómo entrenar a tu dragón''. Nos encanta esa película—dijo Kirishima y se fue con el niño al salón.

Katsuki y el Masaru adulto se quedaron solos.

–Me alegro de verte—admitió el más joven. Ambos tenían las manos dentro de los bolsillos, con apariencia relajada.

–¿Vas a contarme algo del futuro?¿O te vas a quedar ahí mirándome como un pasmarote?

–Lo siento. Es que hacía tiempo que no te veía. Mucho.

–¿Estoy muerto en el futuro?

–No sé lo que Tenya os ha contado y lo que no...Pero sí, estás muerto.

Katsuki suspiró con media sonrisa dibujada en la cara.

–¿Fue una muerte épica?

–En realidad sí. Fue la muerte que querías. Diste tu vida a cambio...a cambio de la suya—dijo haciendo un ademán con la cabeza, señalando a Shôto que hablaba por teléfono en la distancia.

–Entonces me parece bien.

–Apareció un demonio muy chungo, y no tenía el poder de tres al haber muerto Tôya y Fuyumi. Papá apenas tenía posibilidades. Tú hiciste un trato... Tu vida por la suya. Ni dejaste que él lo impidiera. Se quedó hecho polvo después de eso.

–Vale la pena—aclaró el rubio sin inmutarse.

Masaru dio un par de pasos en su dirección, como si fuera a revelarle una confidencia. –Quiero que sepas que siempre lo he hecho. Protegerlo, como tú me enseñaste. Aún siendo malvado, papá era lo más importante para mi. Yo también daría mi alma por la de él sin dudarlo. Aunque fallé una vez—reconoció apenado.

–¿Va todo bien por aquí? –preguntó Shôto acercándose a los dos chicos de su vida.

–En el futuro soy un héroe—dijo Katsuki.

–No me sorprende... Masaru, ¿puedo preguntarte algo?

–Claro, papá.

–¿Quién te vuelve malvado?¿Lo sabes?¿Nos lo puedes decir para evitarlo? Tenya no tenía idea.

–Un demonio muy persuasivo. Me estuvo comiendo el coco desde que yo era muy pequeño, aprovechando cada vez que yo me quedaba a solas para contarme las maravillas que tenía el lado oscuro de la magia. Así que es posible que ya haya entrado en contacto conmigo. Bueno, con el yo actual. El pequeño yo.

Katsuki y Shôto se miraron alarmados.

–Me resistí todo lo que pude, lo prometo. Pero la gota que colmó el vaso... No pude evitar que te mataran—dijo mirando al bicolor con la disculpa en los ojos. –Intenté traerte de vuelta de mil maneras posibles. Incluso utilicé mis poderes para hacer saltos temporales, pero no sirvieron de nada. Era como si esa muerte estuviera destinada a ocurrir. Y lo estaba. Stain te asesinó para que mi ira me llevara a la oscuridad. Y sucumbí.

–¿Stain? –preguntó Katsuki. Conocía ese nombre. Lo había escuchado mencionar alguna vez en el inframundo. Un demonio rebelde que se oponía al modo de ver las cosas que tenía All For One.

–Sí. Parecía sentir un odio insano por nuestra familia—añadió el rubio más joven. –Y sobre todo, parecía odiar mis poderes, aunque los quisiera usar en propio beneficio.

–¿Aparece en el libro de las sombras?¿Se le puede matar? –preguntó Shôto.

–No sé si aparece... Cuando me volví malvado, ya no pude tocar el libro. Matar a Stain... Sólo confío en el poder de tres vuestro. O en mis poderes. Yo lo maté en el futuro. Cuando la bondad llenó mi corazón y mi alma y pude librarme por fin de su yugo.

Shôto le acarició la mejilla. –Lamento todo por lo que has tenido que pasar...

–¿Yo? Jamás me han hecho ni un rasguño. Yo soy quien tiene que pediros perdón. A ambos. Si hubiera sido mejor brujo, si hubiera aprendido lo que ahora sé a tiempo, ninguno de los dos habríais caído...

Katsuki se le acercó y le dio un fuerte puñetazo en el estómago. Masaru, sin aliento, cayó de rodillas al suelo. Shôto ni pudo reaccionar.

–Deja de lloriquear y lamentarte. Pude hacer esto. Pude hacer lo otro–dijo el rubio mayor. –También es cosa nuestra. Eres un crío. Somos los que tenemos que enseñarte y si lo hacemos mal, las cosas saldrán torcidas. Me importa una mierda estar muerto. Lo que me molesta, es que mi propia sangre se sienta miserable. ¿No te has visto? Te pareces a mi por fuera, pero tienes una personalidad tan insoportablemente dulce como la de Shôto. Con eso, ya eres la mejor persona del mundo. Levanta la cabeza de una maldita vez, Masaru Bakugô Todoroki o te golpearé de nuevo hasta que te des cuenta de quién eres.

El chico se puso en pie y cuando les miró, sus mejillas estaban bañadas en lágrimas.

–Sólo quería que estuvierais orgullosos de mi—dijo con el mentón tembloroso.

Katsuki entonces continuó. –Eres más poderoso que nosotros dos juntos. Todo lo que has hecho en el futuro, ha sido para cumplir mi voluntad. Proteger lo más valioso que ambos tenemos. Saber que lo has hecho, que lo has intentado con todas tus fuerzas, es suficiente para mí. Si aún tienes dudas de que estoy orgulloso de ti, es que no lo he hecho bien como padre.

Shôto le observaba estupefacto. Viendo una madurez en Katsuki que no le había visto hasta ese momento. Masaru rompió a llorar como un niño y el bicolor no pudo evitar abrazarlo.

–Me voy a trabajar. Espero que no haya más llantos cuando vuelva—dijo el rubio mayor y desapareció.

Cuando Katsuki volvió a casa, olía a comida recién hecha. Los platos estaban perfectamente colocados en la mesa. Y una música suave amenizaba el ambiente. Como si fueran a dar una pequeña y privada fiesta.

Fuyumi, Tensei y Tenya estaban en la cocina. Los escuchaba hablar entre ellos y reírse.

Shôto, Kirishima y los dos Masaru estaban en el salón. El rubio jugaba con el niño, llevándolo sobre los hombros mientras el pequeño se sostenía de sus cabellos. Contempló la escena desde la puerta, porque era de lo más curiosa y digna de contemplar.

Tôya y Tomura bajaron de manos por las escaleras y se unieron a Katsuki.

–¿Cenamos o qué? Me muero de hambre—dijo el pelirrojo.

–Creí que venías comido de arriba—dijo Bakugô para molestarlo.

–Ese es el postre—comentó el peliceleste. Katsuki se cubrió la boca con la mano, como si fuera a vomitar.

–¡Tío Tôya!¡Tío Tomu...! –Masaru se tapó la boca al igual que su padre, pero él porque había hablado de más.

–¿Te conozco?¿Katsuki tiene un hermano gemelo sin pinta de palurdo? –preguntó Tôya confuso.

–Soy Masaru—dijo acercándose a él con el otro Masaru aún sobre los hombros. –Masaru del futuro—aclaró.

–Sois dos gotas de agua—comentó Tomura como si estuviera cansado.

–¡Sobrino! –se dieron las dos manos y se las estrecharon con fuerza. –Me alegro de ver lo mucho que has crecido. Lo malo, es que no has salido a los Todoroki. Te doy mi más sentido pésame por eso...

Sintió una colleja en la nuca que lo silenció. Cortesía de Katsuki, por supuesto.

No tardaron mucho en sentarse alrededor de la mesa. Ni en empezar a hablar del futuro y del pasado. Ni en reírse a carcajadas. Ni en observar las fotografías del álbum familiar que Fuyumi les mostró.

Pronto se terminó la comida. El pequeño Masaru se quedó dormido en los brazos de Shôto y Kirishima se lo llevó a su dormitorio para que durmiera en su cuna.

Y Tenya y Masaru subieron al desván donde el rubio tendría que romper contra la pared el frasco de poción que llevaba encima y que les abriría la puerta del futuro.

Los abrazos no se hicieron esperar. Entre lágrimas y buenos deseos.

–Tienes que tener mucho cuidado—dijo Masaru a Shôto, rodeándole fuertemente con los brazos. – Los demonios aprovecharán cuando yo no esté contigo para protegerte. Tienes que sobrevivir para estar conmigo en el futuro, por favor, papá.

–Te prometo que tendré mucho cuidado—dijo emocionado. Dolía despedirse de ese Masaru. Aunque tenía otro más pequeño durmiendo en el piso de abajo.

Katsuki estaba serio, y no parecía dar muestras de tristeza. Masaru se rascó la nuca, nervioso.

–Tú también sobrevive. Así podré demostrarte lo fuerte que puedo llegar a ser—dijo algo tímido. Katsuki chasqueó la lengua y tiró de su muñeca para abrazarlo durante unos segundos.

–No te pongas a llorar ahora o te golpeo—dijo antes de separarse de su hijo nuevamente. El chico negó con la cabeza, haciéndose el estoico.

Contempló a su primo, que abrazaba a una llorosa Fuyumi y cuando ella le liberó por fin, lanzó la poción contra la pared y apareció una especie de portal mágico.

Tenya le tendió la mano a su primo, pero este, antes de dársela, hizo aparecer entre sus dedos una katana y se la ofreció a Shôto. –Con esto podréis localizar a Stain. Era suya.

–Masaru...

–No me importa cambiar el pasado, siempre que todos vosotros estéis en el futuro—aclaró ante la inminente bronca de su primo por lo que acababa de hacer.

–En el futuro seré un tío de lo más molón—dijo Tôya. –Seré vuestro tío favorito, ya lo veréis.

–¿Nos llevarás a hacernos nuestro primer tatuaje?—preguntó Masaru divertido y tomó la mano de Tenya.

–¡Por supuesto!

–¡Tôya! –reprendió Fuyumi golpeando al pelirrojo en el hombro.

–Tranquila, tía Fuyu. He comprobado que las agujas se rompen al tocar mi piel—continuó el Bakugô menor. –Pero no al tocar la de Tenya—El peliazul iba a replicar por haberle descubierto ante su madre, pero el otro tiró de él y se adentraron en aquel portal. Que desapareció después de que lo cruzaran.

Ahora tenían un objetivo claro.

Stain.

Continuará...


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