Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

por Rukkiaa

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

6. Jugando con fuego

 

Fuyumi fue a un kiosko para comprar algunas revistas para novias, y se llevó a su hermano menor para que le acompañara y que ambos compraran otras revistas de temáticas varias para disimular.

–No me necesitas para esto—dijo el bicolor con revistas de coches, deportes y cine entre las manos. –No sospecharán nada hasta que no te compres el vestido.

–Eso si lo termino comprando—la chica estaba intentando decidirse entre varias posibles de las mejores revistas de bodas.

–Buenos días—dijo alguien detrás de Shôto, que no pudo evitar dar un leve respingo. Sujetando aquellas revistas sobre su pecho.

–Hola, Katsuki—un ligero rubor que no pudo evitar coloreó sus mejillas.

–Shôto y...

–Fuyumi—dijo la chica presentándose ella misma y dándole la mano al rubio recién llegado.

–Últimamente nos encontramos en todas partes, ¿no? –preguntó Bakugô divertido. –Debes tener cuidado, o podría pensar que me estás siguiendo.

Shôto mostró una leve sonrisa tensa.

–Deberías pensar que mi hermano está empezando a quedarse colgado—dijo Fuyumi en voz baja, pero audible. El menor la miró escandalizado.

–¿Y qué te trae a este kiosko, Katsuki?¿Vives por aquí? –cuestionó Shôto intentando cambiar de tema.

–No. Sólo vine a por el periódico. –Acompañó a los hermanos hasta donde el dependiente les cobraría, y vio todas las revistas de novias. –¿Quién es el afortunado?¿O afortunada?

–Es mí...mí. Mimi. Nuestra amiga Mimi. –dijo Fuyumi mordiéndose la lengua y tirando de Shôto para irse. –Ha sido un placer. –Cuando ya estaban entrando en casa de nuevo, Fuyumi se dignó a hablarle otra vez. –Es mono. Es normal que te guste. Es...misterioso.

–No es para nada normal que me guste. Tendría que gustarme una mujer. ¿Recuerdas mi visión?¿El niño?¿Mí hijo?

–Las visiones cambian. Has tenido premoniciones de gente muriendo a la que hemos salvado. Así que muchas no se han cumplido.

–Ya... Lo sé, pero me da pena que el hecho de que Katsuki me guste...

–Significa que ese niño nunca nacerá—dijo comprensiva y lo abrazó.

–No puedo querer a un niño que no existe ¿no? Si me lo tomo como un sueño. Como algo que no es real... Puedo pensar en Katsuki sin sentirme culpable.

–Shôto, nunca te sientas culpable por sentir algo por alguien. Y menos tú, que te habías negado a vivir algo así—le acarició el cabello. –No sé si le gustas a ese Katsuki, aunque sentí algo en el aire que presiento que no era rechazo. Te corresponda o no, disfruta de ese sentimiento. El amor es precioso.

Katsuki adoraba aquel lugar. El fuego, la oscuridad y el olor a muerte le recordaban que estaba en casa. Que era su sitio.

La tierra le parecía un matadero lleno de personas perfectamente manipulables para cumplir con todos sus deseos. Porque los demonios estaban en la tierra para dominar a la humanidad. Para demostrar que eran mejores que ellos en todos los aspectos. Criaturas superiores. Indestructibles. Y por encima de todo, los indiscutibles dueños de sus almas.

Le incomodaba seguir llevando encima el oscuro traje formal que tenía que ponerse para mantener su fachada entre los humanos. Pero su verdadero aspecto, ese podía dejarlo salir en donde se encontraba.

Le gustaba ver las llamas reflejadas en su piel tan negra como el azabache. Y sonrió sádicamente cuando llegó ante aquella especie de trono donde se encontraba ella. Con una larga túnica oscura cuya capucha cubría su rostro. Como si no supiera de antemano el aspecto que tenía esa mujer.

–Te acercaste al menor de los Todoroki sin levantar sospechas, buen trabajo—dijo ella henchida de orgullo.

–¡Ha sido un asco parecer tan normal!¡Es horrible ser una persona! Y esos Todoroki, todos imbéciles. No se salva ninguno.

–Debes ganarte la confianza de los Todoroki, no lo olvides. Shôto es el más vulnerable. Además su poder es el más inservible. Él será tu llave para entrar en esa casa.

Katsuki abrió exageradamente los ojos, y colocó sus manos como si estrangulase a alguien invisible. –Lo que me gustaría es clavarle cuchillos en los ojos, y sacárselos lentamente. Y después, arrancarle el corazón con las manos.

–Paciencia. Esa es la clave—dijo la silueta en calma.

–Descubriré cómo destruirlos. Ni he tenido que esforzarme para que ese mitad y mitad se fijara en mi.

La silueta entonces se inclinó hacia adelante.

–No tardes demasiado. Cuento contigo para hacernos con el libro de las sombras.

A la mañana siguiente, el teléfono de la casa sonó y respondió Natsuo.

–¡Shôto, al teléfono! –gritó desde el piso inferior. –Es tu novio—dijo cuando su hermano menor ya estaba a su lado y le pasó el auricular.

–No es mi novio... –Natsuo se alejó sonriendo. –¿Diga?

–¿Quién no es tu novio? –preguntó Katsuki haciendo que el otro se pusiera nervioso.

–Ahm...nadie. A Natsuo le gusta tomarme el pelo siempre. ¿Cómo estás?

–Pues...es una mañana preciosa y tengo a un chico muy guapo al teléfono, las cosas podrían ser peores. –El menor de los Todoroki sintió que sus huesos se derretían como mantequilla. Sonriendo tontamente. –Vaya, espero no parecerte un tipo raro, como Hannibal Lecter. No quiero que pienses que te acoso o algo así.

–¿Qué? –Eso sorprendió a Shôto. Katsuki acababa de nombrar a un personaje de su película favorita, sin saber, que el rubio estaba leyendo en ese momento un completo y detallado informe sobre él. –¿Qué acabas de decir?

–Ya sabes, el de ''El silencio de los corderos''... Da igual, esa película es mi favorita, y a veces doy por sentado que también es la de los demás. Siento que no se haya entendido mi referencia—dijo el rubio actuando con fingida timidez.

–Sí la he entendido. También es mi película favorita. –«Te quiero», pensó en ese instante el bicolor, aunque obviamente, no lo diría en voz alta porque se moriría de la vergüenza.

–No puedo invitarte al cine a verla porque ya no la ponen, pero puedo invitarte a cenar.

–¿Me...me estás pidiendo salir?

–Eso creo. ¿Qué tal esta noche? Puedo recogerte en tu casa—y mientras esperaba una respuesta, leía la palabra ''libro de las sombras'' en un papel que tenía junto al informe de Shôto.

Temblaba de pies a cabeza. No entendía por qué aquel chico era capaz de hacer que el cerebro le hirviera de aquella manera. Ni por qué la boca se le secaba tanto que sentía que al colgar tendría que tomarse dos vasos de agua. Katsuki Bakugô le hacía sentirse como nunca antes, y eso de pronto le asustó.

–Esta noche no puedo. Ya te llamaré yo—dijo y colgó tan deprisa que el otro ni pudo replicar. Notando el rostro irradiando más calor que una chimenea encendida.

–¡Maldito Todoroki! –soltó furioso Katsuki al darse cuenta de que le había dado calabazas.

Varias horas después, Shôto no podía dormir. Intentaba escribir un mensaje a Katsuki en el que explicarle sin sonar muy estúpido la razón por la que le había colgado tan repentinamente. Sin embargo no le gustaba nada de lo que escribía y se decidió a llamarle.

Katsuki respondió al segundo tono.

–Bakugô al habla.

–Ah, hola. Katsuki...¿qué haces despierto a las dos de la mañana?

–¿Y tú qué haces llamándome a las dos de la mañana? –continuaba en su despacho, delante del informe sobre el bicolor. Aprendiéndoselo de memoria para poder conocer a la perfección todos sus puntos débiles.

–Sólo quería dejarte un mensaje en el buzón de voz, para pedirte disculpas por haberte colgado como lo hice. Así te ahorraba el tener que hablar conmigo.

–¿Por qué no iba a querer hablar contigo?

–Ya sabes. Por si pensaste que me comporté de un modo extraño. Que fui muy borde o algo así. No pretendía dejarte tirado esta noche. Es que... No soy bueno en eso de las citas. Me...me asusté—admitió y se tapó la boca con la mano. Había hablado de más. Katsuki pensaría que era un tonto, inexperto y encima cobarde.

–No pensé que fueras borde. Extraño...Un poco—sonrió. Y Shôto también. –Te llamaré para quedar otra noche.

–Responderé—dijo el otro feliz, y colgó.

–¡Sí! ¡Muere! –dijo Katsuki entusiasmado al tiempo que quemaba una foto del menor de los Todoroki entre sus dedos.

Y llegó la noche de Halloween y una gran fiesta que tendría lugar en el T³.

Tensei se disfrazó de soldado. Fuyumi del hada buena del mago de Oz. Natsuo de Albus Dumbledore. Y Shôto de vampiro.

Cuando llegaron al restaurante estaba lleno a rebosar de clientes disfrazados. La música y la comida parecían estar a la altura de tal evento.

Los cuatro encontraron un hueco en la barra, y decidieron quedarse ahí. Comiendo patatas fritas con salsa, manzanas de caramelo y bebiendo ponche de frutas.

–¿Invitaste a Katsuki? –preguntó Natsuo al que apenas se le veían los labios a través de aquella larga y espesa barba blanca.

–Sí, pero no sé si vendrá—Shôto se estaba comiendo una manzana de un caramelo rojo brillante.

–Si quiere verte, vendrá—apreció Fuyumi y agitó la varita con punta de estrella por encima de su cabeza.

–Tampoco pasa nada. Si no viene significa que no le intereso. No es el fin del mundo. Como si fuera el amor de mi vida...

–Sí—dijo Katsuki llamando su atención. –Al final he venido.

El rubio tenía puestas unas orejas castañas que le sobresalían del pelo, un abrigo verde y un collar que parecía de perro de color rojo y del que colgaba un trozo de cadena.

–¡Remus Lupin! –gritó Natsuo a modo de saludo.

–Te confundes de persona—dijo Katsuki extrañado.

–No esperaba que vinieras. Y menos...disfrazado—dijo Shôto gratamente sorprendido. El rubio se notaba incómodo de esa guisa.

–Sé que no te confirmé que venía, porque el trabajo siempre me tiene ocupado... Pero no podía perderme esta fiesta.

–Pues me alegro de que al final aparecieras—reconoció el bicolor. –¿Te apetece comer algo?

–La verdad es que sí—dijo Katsuki y dio un mordisco a la manzana de caramelo que Shôto tenía en la mano a medio comer. Masticó como si fuera la primera vez que saboreaba algo similar y después de tragar se pasó la lengua por la comisura de los labios. –No está mal. Aunque creo que prefiero otra cosa.

–Hay patat... –. La boca de Katsuki se encontró con la suya a una rapidez tal, que cuando quiso darse cuenta, tenía el rostro tan pegado al del otro que sus ojos no abarcaban a ver más allá. Su perfume y su respiración le embotaron los sentidos. Por inercia soltó la manzana que aún sostenía y sus manos buscaron la cintura del otro.

Sintió un estremecimiento por toda la columna vertebral, y se burló de sí mismo por haber pensado alguna vez que era asexual. Notando como la sangre se le agolpaba en el rostro a marchas forzadas. Como los pulmones parecían no necesitar oxígeno con tal de que ese beso no se detuviera. Allí, entre los brazos de aquel chico, supo que había encontrado a la persona que no sabía que esperaba. A la que necesitaba.

Katsuki quiso más desde que sus labios rozaron los del bicolor. Tirando del cuello de la capa de su disfraz, para pegar su rostro al del otro todo cuanto le fuera posible. Degustando el sabor a caramelo y el calor infernal que era el interior de la boca de Shôto, quizás contagiada del ardor de la suya propia. Acariciando con su lengua la del menor de los Todoroki. Sintiendo que quizás sí tenía un corazón vivo en alguna parte de su cuerpo.

Notando las tímidas pero firmes manos de Shôto sobre la cinturilla de su pantalón. Escuchando los rápidos latidos en su pecho. Y la agradable calidez de la piel de su cara; despareció de su mente el cometido que le había llevado a acercarse a esa familia.

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).