Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Iron Season por hetatrash

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hetalia no me pertenece:c Todo es obra de Hidekas Himaruya

Notas del capitulo:

Hola a todos! Primero, agradecerles por darle una oportunidad a esta historia. También recalcar que Hetalia no me pertenece, lamentablemente. Sí a Hidekas Himaruya. Sin más, les dejo el capítulo

"Mierda, mierda, mierda"
Ludwig observó sus manos cubiertas de sangre y tuvo miedo. Uno inefable.
Dirigió su atención hacia el cuerpo de su jefe. Vio las marcas de puñaladas alrededor de todo el torso.
No sabía qué hacer. No se imaginó experimentar una situación parecida. Mente en blanco. No acciones.
Despertó de su ensimismamiento por un grito proveniente de la entrada a dicha oficina.
— ¡Maldito loco! ¿Qué hiciste?
Al no obtener respuesta, se acercó arrebatándole su celular. —¡Llamaré a la policía!
El alemán no pudo escuchar nada más proveniente de la rubia, se encontraba sumido en sus pensamientos. 
Tocó el cuello del cadáver buscando alguna señal de vida. Alguna señal de esperanza.

"No, la vida no es justa... y menos para mí"
Sus sospechas fueron confirmadas.
Levantó el rostro encontrándose con Rose sosteniendo una navaja con cierto gesto dubitativo.
—Mantente... dónde estás. NO TE ACERQUES. Ya llamé a la policía, bastardo.—dio una risita— siempre creí que eras demasiado callado y antisocial. Pero asesino... eso sí supera mis expectativas.
—¡Yo no lo hice! Estoy tan o más confundido que tú. Tienes que creerme— replicó al tiempo que se escuchaban las sirenas características de un vehículo policial.
—Dile eso a los oficiales y TE DIJE QUE NO TE MUEVAS.
—YO NO...
—¡Alto ahí! ¡Policía! BAJE EL ARMA, SEÑORITA.
—¡A él, arréstenlo a él! Demonios, yo lo encontré. Además,no ven el estado en el que se encuentra—dijo al tiempo que señalaba la camisa del chico— tienen lo necesario para encerrarlo.
—¡NO ENTIENDEN QUE YO NO LO MATÉ! Él — señaló a su otrora superior ahora envuelto en la característica bolsa negra — me llamó para encontrarnos aquí. Estoy seguro que quedará en el registro telefónico.
— Lo siento, señor. Tendrá que acompañarnos, si lo que usted dice es verdad supongo que no tendrá problemas.
Ludwig asintió, tratando de mantener su actitud estoica, sabiendo que su vida ya no sería la misma.
Y vaya que tenía razón.

 

Y ahí se encontraba Feliciano, el cual despertaba debido a los rayos solares que se colaban por la rendija de la pequeña y única ventana disponible. Realizó su rutina diaria: colocar una raya más al conteo que llevaba realizando desde que fue encerrado. Y también, saludar al amigable guardia estadounidense. El único que no lo trataba con desdén ni como la peor escoria.

 — Buon Giorno, Alfred.
— Good Morning, Feliciano— respondió enérgicamente el rubio mientras alzaba una mano a modo de saludo. 

Pasó por las siguientes celdas llevando a cabo su inspección matutina; sin embargo, pareció recordar algo y regresó al sitio de su amigo.

— Por cierto— empezó, mientras se llevaba una mano a la frente—mis superiores me informaron que hoy llegará un nuevo recluso y será tu próximo compañero— indicó con una radiante sonrisa— ¿No es eso genial?
Obtuvo un movimiento de cabeza afirmativo como respuesta.
— Bueno, eso sí es todo. ¡Nos vemos! —se despidió tarareando una canción de moda.

El castaño esperó unos minutos sentado en el borde de la cama mientras veía al ojiazul alejándose. Sacó una arrugada carta, que escondía debajo del colchón, cuando lo considero prudente.


Querido fratello:
Discúlpame por todo lo que te hecho pasar. Tú no estabas en esto, así que me encargaré de sacarte, como sea, de ese lugar. Comprenderás, las cosas no están del todo bien. Solo te pido cooperación y ... paciencia,

Antonio y yo estamos gestionando lo necesario para tu próxima huida porque la vía legal no está a  nuestro alcance, como comprenderás. El plan es el siguiente: Un infiltrado de confianza será tu acompañante. Él te ayudará y se encargará de tu seguridad. Sigue sus instrucciones y pronto podremos vernos de nuevo. Cuídate mucho.
 — Lovino Vargas 

Un atisbo de esperanza invadió a Feliciano y no pudo evitar emocionarse con tal solo la idea de estar libre. Sabía que los negocios de su hermano eran peligrosos pero confiaba en él, a pesar de su mal carácter.

En alguna zona de España

— ¡Mierda! Repite lo que dijiste, bastardo

— Lovi, tranquilízate.
— ¡Qué no me llames así!— gritó molesto el italiano— ¡Explícame con detalles! Recuerda que soy tu superior, imbécil.
El español retrocedió lentamente para evitar un futuro daño a su integridad física.

— Lovino, siéntate— indicó un mueble cercano a él— Resulta que el tipo que sacaría a Feli sufrió un accidente. Los hombres de Iván "ajustaron cuentas pendientes".

— Ese maldito— murmuró —Sabrá lo que es meterse con nosotros.
— No te conviene, recuerda cómo terminamos la última vez —respondió con un tinte nostálgico.
En aquellas épocas, cuándo recién iniciaban en ese "negocio" tuvieron ciertos altercados con el ,aún, inexperto Iván Braginsky. Tonterías, si lo pensaban ahora. Peleas sobre dominio del territorio y todo lo relacionado. Aunque, también hubo épocas de alianzas y paz. 
Antonio añoraba esos momentos.

— Sí, bastardo. Pero es mi fratello del que estamos hablando.
— Estoy seguro que no sabía nada con respecto al plan. No se hubiera interpuesto, sabes que valora a Feliciano. ¿Quién no?

El menor refunfuñó, cosa que le pareció adorable al oiverde.
— Hey, hallaremos otra forma. Quizás los rusos nos podrían ayudar.
— No, no, no. Solos encontraremos una solución— recogió sus sastre del perchero y se dispuso a salir, pensando en la opción planteada por Carriedo. Lo llevaría a cabo como último recurso.

A miles de kilómetros de distancia, un angustiado alemán esperaba en la sala de visitas a su hermano. Ya había pasado una semana desde su detención.

— ¡Ludwig!—vociferó la morena mientras lo señalaba para indicar a sus acompañantes la ubicación del rubio.

— ¡Bruder! Ahora sí trajimos a Roderich—saludó dando paso al austriaco.
El menor de los Beilschmidt asintió sorprendido. Gilbert se había ahorrado sus bromas acorde con su "awesome" personalidad. 
Elizabeta tomó asiento en una de las blancas sillas disponible y sacó de su bolso: libros, comida y artículos de primera necesidad.

— Toma. Creo que serán de mucha ayuda—explicó a la vez que le entregaba sus, ya ahora, pertenencias.
— Muchas gracias. Bueno, explicaré lo ocurrido con más detalle—indicó que se acercarán con una mano.

El ojiazul explicaba mientras que el castaño escuchaba sorprendido e intrigado. Los dos restantes ya conocían la historia, puesto que, ni bien Ludwig se comunicó con ellos, tomaron un vuelo hacia Estados Unidos. 
Cuando ya hubo terminado el relato, Roderich se acomodó los lentes mientras miraba su habitual portafolios
— Obviamente seré tu abogado—pasó las hojas llenas de datos — Trataré de recolectar toda la información. Por lo que sé, te encuentras en prisión preventiva. Todas las pruebas están en tu contra: un supuesto móvil, el ADN encontrado... Me parece que alguien te odia y mucho.
La pareja que se encontraba en silencio minutos antes,  miró con duda al, otrora, pianista.  Finalmente, la chica decidió preguntar lo que ninguno de los muchachos se atrevía
— ¿Quién podría ser, Ludwig? ¿Tienes un nombre en mente?
El aludido pensó unos minutos en sus posibles enemigos. Hasta que recordó un incidente que podía encontrarse relacionado. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. No se olviden de dejar un review :c realmente son motivadores :'v La historia también se encuentra disponible en Wattpad y Fanfiction. net :) See you soon!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).