El licor pasaba por su garganta y hacia sus labios arder con cada sorbo, con mirada afilaba observaba hacia un solo punto, uno que era demasiado atractivo incluso ahora.
Incluso después de un año.
Seguía sintiéndose encantado de mirar al bar tender, ese hombre que desprendía un aura media misteriosa, sigilosa pero también de fragilidad; Su piel pálida, cabello ligeramente largo el cual ponía tras su oreja cuando se avergonzaba y ojos gatunos.
—Dame otro — Pidió al bar tender que hablaba cálidamente con un cliente, este mostró una expresión de molestia y se acercó a él.
—Cliente ¿puede dejar de beber? —Tomó el vaso y lo dejo a un lado —creo que debe irse a casa.
Arqueando una ceja y mirándolo con frialdad comenzó a alejarse pero fue tomado del brazo evitando que siguiera su camino.
—No deberías tratar así a los clientes —Sonriendo de medio lado pronunció—Soy un cliente que consume mucho y viene seguido, así que deberías tratarme mejor Nam Taehyun.
Soltándose con brusquedad y dando una pequeña carcajada se recargo sobre la barra acercándose al rostro del contrario.
—Cliente…
— ¿Cliente? – refuto.
—Song Mino—corrigió con molestia—No nos gustan los borrachos en este lugar, alteran el ambiente y son demasiado molestos.
—Yo no estoy borracho – Respondió con simpatía – así que tráeme lo que te pido o…podrías pedirme que me vaya de forma más tierna –Con su pulgar rozó su rostro y se dirigía a la nuca del otro, pero con un movimiento brusco el otro chico se alejó.
—Traeré lo que pides—Resignado y molesto se dirigió a las botellas de alcohol.
—Solías ser tan dulce y lindo “mi Nami”—Salieron con dulzura aquellas palabras—pero aún me gusta como luces con cabello largo.
De forma abrupta fue dejado el vaso frente a su persona—No me llames así, ni me hables con tanta confianza en mi trabajo.
—Solía gustarte que te dijera de esa forma y que viniera seguido.
—Púdrete —sin siquiera una expresión se alejó .Mino pudo ver cómo se iba hacia otro cliente y una sonrisa se asomaba en sus labios
Apoyo su cabeza sobre su mano y lo miro con nostalgia. Tal vez si estaba un poco borracho pero no podía evitar mirarlo de esa forma, cuando antes era él quien recibía miles de expresiones del chico de cabello más largo.
Comenzó a beber con calma, no quería tomárselo demasiado pronto, quería quedarse ahí un poco más. Pero al contrario de Mino que hacía lo posible por mantenerse sentado allí; Taehyun solo quería que se fuera pronto, quería que atravesara la puerta y no volviera nunca más.
<< ¿Qué hace aquí, acaso es estúpido?, ¿Cuántas veces debo decirle que deje de venir? >>. Pensó molesto por las intervenciones del moreno en el bar.
Taehyun quería dejar de sentirse triste cada vez que lo veía pero con Mino viniendo al bar regularmente las heridas no cerraban con facilidad. El ver su rostro que seguía siendo atractivo, su mirada seguía causándole escalofríos e incluso su voz sigue teniendo la misma sensualidad que años anteriores, lo maldecía.
<< Maldigo que sigas atrayéndome >>.Porque Taehyun no podía engañarse aunque quisiera. El seguía queriendo ser rodeado por los brazos del hombre de voz gruesa...pero muy dentro de él sabía que no debía caer en ellos.
<>.
— ¡Taehyun! Tráeme la cuenta—Le comunico en voz alta y sin siquiera mirarlo mientras sacaba la billetera de entre medio de su chaqueta.
Una vez la cuenta fue traída Mino contó los billetes y los lanzó sobre la barra de mala gana. Cuando miro hacia al frente se encontró con los ojos de Taehyun observándolo, ambos se miraron con extrema nostalgia, un rastro de añoranza brotaba de sus miradas y de sus expresiones afligidas.
Ninguno dijo nada, solo pudieron morder sus labios para retener sus palabras. Mino se retiró con la mirada agacha y Taehyun solo miro el suelo.
Era lo único que podían hacer porque ambos sabían que no debían volver a lo de antes.
Porque ambos, el uno para el otro. Eran el trago más amargo que habían probado.