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Cette Fois por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Esta vez la inspiración no demoró en llegar.

 

Estamos a nada de terminar.

 

lunes 17, mayo 2021.

 

 

Cette Fois

XIX

Si l'amour en duote, Moi je veux y croire    

 

 

 

Ya era la recepción de la boda de Cedric y Charly Diggory. Por un momento creí que Charly seguiría usando el apellido Potter como lo ha estado haciendo algunas brujas que contraían matrimonio en este tiempo. Fue una ceremonia bonita, mi hermana se veía muy linda, ella y Cedric se veían tan felices, sus rostros iluminados de la magia que danzaba a su alrededor, sus ojos bebían de quien tenían al frente... otra historia de amor.  

Esperemos que esta no se convierta en un drama también, no, no lo creo, no con Sirius y con papá tan al pendiente de los recién casados, y de Remus como eterna niñera de los ya mencionados. Sus propias palabras no las mías. Recordando la última boda a la que asistí fui hacia los que estaban siendo felicitados y bendecidos por los invitados, los abracé a ambos y tomé la mano de mi hermana para ir a un rincón a bailar una melodía imaginaria. La sociedad británica tenía prohibido bailar en las bodas, para eso se tendría que hacer otro evento únicamente para bailes... como siempre yo rompiendo con las etiquetas de la alta sociedad, solo así evito que se me acerquen con la intención se usarme como escalón al poder y dinero de mi familia o del Ministro de Magia por quien sabe ya cuántos años consecutivos.  

Tras un baile completo con mi hermana, sus ojos húmedos y la sonrisa en su rostro me decían que estaba contenta, realizada, yo solo deseé que estuvieran juntos para que vivieran su historia de amor, con sus altas y sus bajas.   

Ignorando las caras reprobatorias de los invitados que papá y Sirius y Remus tuvieron que invitar por obligación, sumados los invitados de la familia de Cedric que eran más por apariencia sin duda, me fui a la parte más alejada de la recepción, ya había cumplido mi cuota de sonreír a los invitados. Me senté y una copa apareció frente a mi.  

--Señor Evans. --saludó Gaunt al sentarse. Una copa apareció de igual manera en su lugar.  

--Ministro Gaunt. --contesté sin mucho entusiasmo.  

--Creí que habíamos dejado atrás las formalidades. --dijo soltando un suspiro.  

--Yo creí que usted no estaba en la lista de invitados. --bebí de mi copa.  

Estaba seguro que papá le hizo prometer a Amos Diggori no invitar al Ministro o se encargaría que nadie de su familia entrara a la boda y recepción de su propio hijo, como esto sería en la propiedad de la Ancestral Casa Black era más que posible prohibir la entrada a ciertos individuos.  

--Ahí está esa insolencia, por un momento creí que su estadía en el mundo muggle lo había cambiado. --dijo ocultando una sonrisa en su copa --Mi invitación debió perderse, llegué como acompañante de alguien que no tenía quién asistiera con él. --explicó.  

--Supongo que un ascenso está en puerta para el valiente que lo trajo.--brindé al aire con mi bebida.  

--Lo dice como si esta persona mereciera grandes recompensas por su valentía al invitarme. --lucía algo divertido, como si "mi insolencia" fuera algo a lo que estuviera acostumbrado. Algo que le fue negado por mucho tiempo.  

--Los invitados de la mesa azul hablaban acerca de varias señoritas que cobrarían venganza por evitar fuera alguna de ellas las que llegaran de su brazo, Ministro. --seguía sin usar su nombre.  

--Señor Evans... Harry, fingir que no nos conocemos es algo cansino, ¿acaso no podemos hablar como dos personas que saben más del otro que simples rumores? --casi titubeaba.  

--Tal vez... tengo esta necesidad de contarle a todo el que quiera escuchar una historia de amor digna de aquél dramaturgo del que hablamos el jueves en la noche. --lo intenté.  

Y a pesar que hubo algunas citas que sucedieron un jueves, era claro que también sabía a lo que me refería.  

--¿Encontraste otros nombres con los cuales reemplazar a Jack y Rose? --levantaba una ceja con curiosidad.  

--Sí, Scott y Azafrán. --jamás podría olvidar sus nombres,   

--Peculiares nombres. --bebía una vez más de copa, dándose tiempo de memorizarlos supuse --Supongo que el próximo paso a seguir es tener la predisposición a escucharte.  

--Quizá en otra ocasión.

--No mentí, aunque por la falta de amigos, solo lo he podido contar a papá, Sirius y Remus por separado, a Charly fue Cedric quien le contó y sí, hasta llamé a Fleur y a Viktor para contarles; las chicas lloraron a mares, los demás se vieron conmovidos y sin duda no perdieron tiempo en hacerle saber cuánto amaban a su persona especial pues tengo tres proposiciones de ser Padrino; Fleur, Viktor y Sirius, si Cedric hubiese dado una noticia similar creo que este eventos sería un funeral en lugar de una boda.  

--¿Ha sucedido algo? De pronto has quedado en silencio. --inquiría Gaunt.  

Era ahora o nunca.  

--Tras vivir ese instante de romanticismo tangible, y el cómo encontramos a Azafrán, pensé en lo que dos personas enamoradas son capaces de hacer, lo que se puede guardar en el baúl de los recuerdos con el pasar de los años... por curiosidad busqué entre mis pertenencias.   

--Hallaste cosas de tu pasado en objetos sólidos. --interpretaba el Ministro.  

--Sí. --suspiré, fue un extraño paseo por mi cabeza con cada recuerdo.  

--Espero no verme ansioso, --aclaró su garganta --¿encontraste algo... que hablara de lo que ocurrió entre nosotros?  

--Encontré varias cosas extrañas, algunas no recordaba exactamente de dónde salieron y otras que fueron vergonzosas y quise tirar a la basura pero no lo hice. --bebió de su copa una vez más --Y sí, encontré algunos vestigios de usted.  

--No escucho felicidad o tristeza. --me miró fijamente.  

--La verdad aún no sé cómo catalogarlo. --inicié con un recuento --Encontré una túnica verde obscuro con detalles plata.  

--Un obsequio que me costó aceptaras, el baile de caridad de ese año estuvimos en la portada de vario periódicos, odiaste esa túnica.  

--Encontré el frasco de una colonia que nunca abrí.   

--Me guie por el consejo de Black, dijo que tratabas de conseguir esa colonia en particular por su olor... y luego descubro que no gustas de olores artificiales.  

Ese día de invierno Sirius casi es enviado al veterinario por el propio Gaunt, desde entonces aprendió a hacer caso omiso de los consejos del padrino de Charly.  

--Encontré un programa de ópera doblado en cuatro partes. --procedí con una sonrisa.   

--Donde cancelaron la función y terminamos asistiendo al Teatro de su Majestad, "El fantasma de la Opera" fue la función de esa noche, realmente una obra de arte. --dijo mirando a lo lejos, recordando la historia contada y la música que nos atrapó.  

Aun siento que se me eriza la piel al recordar la canción de Music of the night.  

--Encontré una postal con el callejón de comida al que volvíamos cada fin de semana que teníamos libre. --seguí con mi descubrimiento.  

--Nunca terminamos de probar todo lo que ahí venden. --aceptó, ese lugar siempre es tan variado.  

--Encontré también una fotografía que me entregó Fleur en persona, la tomaron su boda por accidente: la cámara enfocaba a su abuela riendo con ella pero detrás estamos usted y yo bailando, le hizo algo pues en su momento no pude destruirla.  

--Sin duda fue accidente, --dijo tras recordar esa boda --una de las condiciones que planté para asistir a esa boda y oficiarla era de no tomarme fotografías.  

--Encontré los pedazos de un periódico donde se hablaba del Torneo de los Tres Magos que se salió un poco de control. --sarcasmo en la última parte de la oración al tope.  

--Fueron cuatro y no tres los participantes, también donde... --se interrumpió a sí mismo.  

Solo cerré los ojos, también fue donde perdí a quien consideraba mi padre.  

--Casi hasta el fondo del baúl, --proseguí --estaba una bolsa con las cosas que Octavio me envió a Hogwarts; un cepillo especial para mi larga cabellera, un cepillo de dientes y pasta pues no me gustaba tanta usar hechizos para mi higiene personal, algunos adornos para mi cabello, creo que en verdad lo cuidaba mucho... --ahora lo llevaba corto, solo un poco largo para que no se viera igual que papá, como un nido de pájaros --también encontré un pequeño diario que estaba a un cuarto de hojas sin terminar.  

--Un diario. --repetía el ministro --¿se puede saber lo que contenía ese diario... como para que le des tanta importancia?  

--Ficción. --decreté.  

--¿Ficción? En un diario se escriben pensamientos, sueños y anhelos, incluso en bueno guardarlos pues con el paso del tiempo logras ver las cosas que se lograron, puedes ver el cómo cambió tu manera de pensar y se distingue mejor el cómo fueron pasando diferentes gustos por la vida, lo que se consideraba gracioso o lo que se consideraba una ofensa. --dejó su copa en la mesita, hablaba con la seriedad del mundo --Son memorias no ficción lo que se encuentran escritos con puño y letra propio en páginas de un cuaderno que fue el único confidente durante ese tiempo.  

--Es ficción Ministro, --repetí --ese diario habla de usted.  

Se quedó analizando mis palabras, volvió a tomar su copa rellenada y la llevó a sus labios.  

--Señor Evans, si capté bien el orden en que fue listando las cosas que halló en su baúl, que fue de lo más reciente hasta lo más lejano en este punto en el tiempo... me está dando a entender que tenía un diario con memorias conmigo incluso antes de conocerme en el Torneo de los Tres Magos. --llegó a la conclusión correcta.  

--Le digo que es ficción. --volví a asegurar.  

Venía lo más increíble de todo.  

--Señor Evans. --llamaba el Ministro con su vista fija en mi persona.  

Yo sigo sin creerlo.  

--Antes que empieces con, antes que empiece con su paranoico ser, Ministro, aquí tengo el diario del que le hablo... no me despegado de él pues tengo la sensación que su contenido podría cambiar la próxima vez que lea sus páginas. No importa las veces que repita el procedimiento.  

--¿Me permitirá verlo? --preguntaba entre sospecha y desesperación bien oculta.  

No sabía que podía leer su rostro tan bien.  

--Se lo regalo. --casi rogué --La verdad no le veo caso el que siga cargando con este diario algo gastado. Lo que decida hacer después de leer su contenido, bueno, supongo que estará en todo su derecho.  

--¿Se refiere a la decisión que tome luego de leer este diario, señor Evans, ya no habrá algún movimiento de su parte? --casi lucía decepcionado.   

--Claro que no, con lo paranoico que es probablemente termine en algún calabozo mientras intenta buscar en mi cerebro, tal vez usted acepte algunas de las propuestas de matrimonio de alguien extranjero para que pueda alejarse totalmente, quizá se las arregle para que sea yo quien termine exiliado de su territorio o... quizá alguien se deshaga de mí.  

--Esas son acusaciones algo... --se notaba incómodo, no dejaba de ver el diario.  

--Acertadas. --estaba tan seguro --Si anteriormente creyó que de alguna manera mi vida en la suya fue orquestada por alguien más para dañarlo, con lo que verá en el diario definitivamente lo obligará a hacer "algo al respecto" esta vez.  

El ministro miraba el diario que coloqué sobre la mesa que estaba entre nosotros.  

--Solo tengo una petición, Ministro. --susurré.  

Colocó sus ojos marrones en los míos.  

--No lo lea aquí.    

 

 

"*´"*´"*´     "*´"*´"*´     "*´"*´"*´
 

 

Pasaron los días y no supe del Ministro. Entiendo que se necesite tiempo para absorber la información que estaba en ese diario, ni siquiera yo pude procesarlo tan pronto incluso si estaba escrito con mi propia letra... si todo fue verdad, se complicaría todo, si solo fueran inventos de mi mente por tanto trauma recibido a corta edad necesitaría algún tipo de terapia y algún salvoconducto para evitar la ira y paranoia de Gaunt.  

Supongo que tanta irreverencia hacia él venía de mi subconsciente que seguía rebelándose ante el que consideraba enemigo. Aunque no fuera el mismo. Tanta confusión entre lo pasado y lo presente, la lucha contra mis emociones... no tengo duda que ese fue el motivo de ir olvidando aquella "vida pasada" eran los estragos que causaban en mi actual vida.  

Esto es tan confuso.  

Pero lo explicaría todo: los hechizos con los que reacciona mi persona, incluso algunos que no recuerdo haber aprendido o dónde, como aquél con el que le arranqué la vida a uno de los magos que habían torturado y secuestrado al Ministro; era un hechizo inventado por Severus Prince o Snape como solía llamarle en aquella vida perdida; incluso explicaría el porqué de esta certeza que si algo necesitara del señor Prince sin duda recibiría la ayuda. Esas memorias escritas también explicarían el antagonismo inicial que mostré a Gaunt; también algunos hábitos que relucían al estar en las duras pruebas de mi ex maestro de Medimagia, incluso el mismo deseo de estudiar ese arte. Sin duda, también explicaría mi reticencia de aceptar a la familia que perdí por un error de parte de papá: como huérfano habría sido un hecho que más temprano que tarde aceptaría a James y Charly como mi familia cercan, a Sirius y Remus como tíos, pero con el rechazo en mi "memoria" que contrastaba terriblemente con el amor genuino que los bromistas de su tiempo me mostraron en mi mundo original a tal punto de haber entregado su vida por la mía.   Admito que sin esas memorias mi actual vida mejoró. Disfruté un poco más. Exploré otros oficios y profesiones un poco más. Conocí a personas que influyeron en mí mucho más allá de momentos de guerra. Conocí mucho más del Mundo Mágico e incluso del Mundo Muggle. Aprendí a cocinar, a prendí mucho más de pociones que aparentemente odiaba todo lo relacionado a ellas. Aprendí que soy independiente y no por ello tengo que alejarme en todos sentidos de una familia que me ama y que aprendí a amar, el paso del tiempo me disipó del temor de aceptar esta familia que esperaba a un Harry, soy un Harry de otro mundo pero también tengo derecho a sentirme parte de una. Todos cometemos errores, algunos con más consecuencias, con más secuelas, pero cada cosa que sucede es porque deja algo... una enseñanza, una referencia para futuras situaciones similares, un molde que no se debe volver a llenar.  

Ahora con Gaunt. Disfruté el tiempo que pasamos juntos. Las salidas, y sí esas más memorables fueron las que no estaban planeadas; la horrible túnica la tomó prestada de uno de sus guardaespaldas (no me arrepiento Lestrange junior) para cubrir mi vestimenta muggle, habíamos acordado una cena cerca del cine que pasa Titanica una vez al mes pero un recordatorio del evento de gala en honor al Ministro cambió los planes, estuve decidido a llegar con mis jeans y camisa abierta que enmarcaba una camiseta con una caricatura de un barco de papel pero Gaunt puso esa cosa horrible en mis hombros al entrar al recinto no quedando de otra que usarla. Cuando él se perdía demasiado con sus colaboradores yo iniciaba a poco a poco quitarme la túnica y por arte me magia Gaunt ya estaba a mi lado volviendo a acomodarla repitiendo lo bien que iba con mis ojos. Fue divertido interrumpir sus pláticas con tal de evitar que me quitara la túnica en tan importante evento.  

Admito que el Gaunt que conozco no se parece al enemigo que está bien pintado en ese diario donde con el avanzar del tiempo mis propias palabras admitían el ir olvidando.   Incluso pasé unas horas comparando lo que sé con lo que según el diario he olvidado.  

Mi enemigo y el Ministro que ahora conozco son personas muy diferentes, no pienso confundirlas, el pasado... mi otra vida ya no es más, mi presente es distinto y pienso disfrutarlo.  

Solo hace falta la decisión que tome Gaunt.  

¿Avanzar?   

¿Retomar?   

¿Alejarse?   

¿Ser totalmente paranoico y deshacerse del peligro?    

No pienso iniciar una guerra. No lo recuerdo pero las memorias plasmadas me convencen de no querer pasar algo similar.       

 

"*´"*´"*´     "*´"*´"*´     "*´"*´"*´
 

 

Una lechuza dejó una carta para mí en mi viaje por Palermo, era una invitación a una cena en la casa del Ministro; al parecer sigo registrado en las protecciones de la mansión por lo que puedo aparecer en el momento adecuado. Ha tomado su decisión y no pienso tomar precauciones, regresé de inmediato a Gran Bretaña, me reuní con Sirius y Remus, conversamos y reímos de chistes y bromas que recordaban o que se llevaban a cabo en su casa, pese a las riñas de Remus sobre la edad mental de su esposo también se notaba lo mucho que disfrutaba todo lo que conllevaba su compañía.  

Me reuní con Charly y Cedric en el 184 del B412, entre Notting Hill y Westbourne Green; las tres plantas y el sótano con una escala de grises y de puerta café fue un obsequio de bodas de papá, era un gesto dulce hasta que supe el motivo que cambió a ser mejor de protección para la vida de Cedric. A fin de cuentas era un lugar apropiado para recién casados que necesitan su espacio, ya en el futuro podrán decidir si cambiar de residencia o no. Comí con ellos y tomamos té, me platicaban sobre su constante descubrimiento del mundo muggle y lo asombroso que era, también lo frustrante que era no usar magia por su interrupción con la energía eléctrica. Me reí tanto de ellos. Me dejaron en claro que en un par de años dajarían la casa para ir a una de las casas ancestrales, ya fuera con papá o con los padres de Cedric pues su estilo de vida estaba mezclada con la magia y no podían simplemente no usarla, me dijeron que si iba a cenar con ellos cada mes hasta que decidan mudarse yo podría quedarme con la casa que tanto me fascina.   

Charly admitió que no ve a nadie más viviendo en esa casa que a mí. Secretamente concordaba con ella, ofrecí comprarla, se negaron, había sido un obsequio y ellos podrían obsequiarla de igual manera... me marché con un tal vez a su propuesta. Después de todo no sabía lo que me esperaba con Gaunt.

Pasé al Ministerio a visitar a papá, a pesar de decir que no le gustaba estar ahí con observarlo podía ver que lo disfrutaba, igual me asombró que la señorita Everglow lo miraba de una manera peculiar... y no, no era con sed de prestigio o riqueza, me pregunté lo que haría papá si de pronto tomara la decisión de volver a las citas, de enamorarse una vez más y quizá volver a ser padre... papá es joven relativamente para el estándar de vida de un mago, está bien, no tan joven pero aún tiene mucha vida, no haría mal una compañera.  

--Lo que sea que estés pensando, la respuesta es no. --exclamó papá aún con documentos en sus manos y su mirada en esas líneas.  

--¿Qué? Yo solo venía a invitarte a cenar, en El Campanario, ya sabes, el nuevo restaurante de la hermana de Madame Rosmeta que abrió en el Callejón Diagon.  

--Era otra cosa la que estabas pensando. --acusaba.  

--Claro, iba a invitar también a la señorita Everglow ya que en el mundo muggle hoy es el día de la secretaria.  

--Es Asistente, no secretaria. --corregía papá.  

--El caso es que sin su ayuda tú estarías renegando con cada carga de trabajo que llega a tu escritorio y ni llegarías a casa a descansar o te olvidarías incluso de comer. Quién diría que esto de Coordinación de Deportes Inter escolares y Nacionales te gustaría tanto, sin mencionar que también incluyes los deportes muggles.  

--Yo tampoco lo sé, y no creas que me vas a distraer, ¿en serio vas a ir a cenar con la señorita Everglow?   

--Claro que no, ella y yo no tendríamos temas de qué hablar más que de ti y tu aparente ineficacia de vivir hasta ahora sin su ayuda. La invitarás tú.  

--Harry, no.  

--James, sí. --justo entraba la señorita Everglow y le hablé directamente --Señorita, justo hablábamos de usted, mi padre tiene una petición que hacerle.  

Salí de su oficina y cerré la puerta tras de mí, incluso si no sucedía nada de romance con ella papá necesitaba de una buena amiga. Regresé a casa a cambiarme, era momento de la supuesta cena con Gaunt. Una cena o una manera de atraerme a cualquier medida de seguridad hacia su persona que decida tomar.              

 

 

 

 

···Continuará....    

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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