Hace muchos años, más de los que pudo contar, existía un pequeño pueblo oculto entre lo más denso del bosque, en aquel pueblo vivía un joven tan rápido como el viento, con el cabello dorado cual sol y los ojos más honestos que se han visto. Aquel joven poseía unas sencillas zapatillas rojas; a primera vista no tenían algo especial, tan solo el color de estas, pero para ese joven eran tan especiales… tan mágicas.
Las zapatillas rojas fueron un obsequio de un viejo amigo, que un día desapareció y solo dejó el recuerdo de aquel presente. El joven siempre fue servicial, siempre ofrecía una sonrisa, siempre tenía palabras positivas y amables para todos, siempre fingía estar bien sin importar la espina que lastimaba su corazón.
Para varios no había alma que no amase la personalidad carismática del joven, pero algunos no evitaban sentir celos por toda acción del joven de zapatos rojos.
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El reloj avanzaba y conforme las manecillas avanzan también lo hacía el final del receso, un rubio de ojos azules corría por los pasillos de la institución, esquivando gente y pidiendo perdón cuando chocaba con alguien sin dejar su carrera. La sonrisa en su rostro al ver la puerta de la dirección fue deslumbrante, giro la perilla con cuidado de no hacer ruido y entró lo más sigiloso que pudo.
Su camisa estaba mal acomodada, producto de estar corriendo, llevaba en una mano una bata blanca (la cual posiblemente arrugó con su agarre) y en la otra un maletín negro, lo que resalta a primera vista era un par de converse rojos, que daban un toque más “relajado” a la formal vestimenta.
-llegas tarde - la chica no levantó su vista de los documentos que estaba sellando - la señorita Prince pensó que tendría que ir por ti al laboratorio.-
-lo siento - contestó al ver que su silenciosa entrada no lo fue como pensaba.
-no es a mi a quien debes de dirigir esa disculpa, Allen - por fin los ojos de la secretaría lo veían - solo nos preocupa, siempre llegas tarde y siempre es por un problema que no quieres decir.-
-no es nada, solo perdí el bus que me deja cerca - las palabras sonaban sinceras y parecía calmar a la beta - te aseguro que solo fue eso Jones.-
-...- suspiro, tal vez rendida de intentar obtener otra respuesta o usando aquel suspiro como un medio para liberar el estrés acumulado.
-sellare mi pase y me iré corriendo a la enfermería- el rubio se dirigió al pequeño aparato y puso su dedo índice en el lector de huella digital, espero a que la luz verde le indicará que estaba registrada su entrada.
-más vale que traigas esas agujetas bien anudadas - volvió a su labor de revisar documentos - lo último que necesitamos es que te provoques un esguince.-
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Por otro lado, se encontraban tres chicos entrados en la adolescencia junto a tres pequeños de primaria. Uno de los jóvenes cargaba al menor de ojos verdosos en su espalda mientras intentaban abrir la puerta de la enfermería.
-solo abre la maldita puerta - ordeno molesto el omega, mientras acomodaba a su hermano que se había resbalado un poco - y tu sujetate bien -
-Tt… - apretó un poco su agarre, ya que no quería que el otro le riñera por ahorcarlo con su “abrazo”, se acomodo mejor y pudo percibir el suave olor de Jason, ese olor que por alguna razón su hermanastro intentaba soltar los menos posible, un olor a fresas y menta, sin poder evitarlo su nariz frotó el cuello de la camisa, tocando levemente el cuello del mayor.
Una corriente pasó por toda la columna de Jason, quiso gruñir y decirle que no lo hiciera más, pero recordó que Damian era un cachorro… aun era pequeño y posiblemente buscaba seguridad en su persona, tal vez…
Los niños veían con admiración a Jason, ya que para ellos la forma de actuar y lo que mostraba que era su forma de ser era digno de admirar, en especial viendo al otro como una persona fuerte y que no se doblegó ante otros sin importar su edad o género secundario.
Richard mostraba una leve sonrisa, pero varias dudas atacaban su mente, desde ¿que hacia aquel chico con su hermano? hasta ¿como se había lastimado su hermanito más joven?, intento girar para otro lado la perilla de la puerta y no logro abrirla, pensó que tal vez estaba cerrada con llave.
Unos pasos apresurados llamaron la atención y el adulto que venía en su dirección paro antes de chocar contra ellos, los chicos vieron al mayor que sonreía un poco extraño a su punto de vista. El mayor al ver que uno de los chicos traía un niño en su espalda, sacó su llave y abrió la puerta para darles el pase.
-bien,supongo que tu eres quien necesita una revisión - hablo el rubio mientras se sentaba enfrente del niño, al que dejaron sentado en una camilla - bien que es lo que te duele.-
-...- Damian veía los ojos del hombre y solo podía llegar una conclusión, ese señor era raro.
-Damian, responde - Jason movió un poco a su hermano para hacerlo reaccionar, más parecía que no surtía efecto - Tks.-
-Dami, necesito que le digas a… - volteo a ver si el hombre tenía alguna placa con su nombre o algo -al doctor si te duele algo.-
-me… me duele mi muñeca - dijo un poco inseguro, aunque intentó disimularlo su voz se notaba un tanto quebrada - y mi tobillo.-
-voy a tomar tu mano y necesito que la relajes, si haces fuerza no voy a saber que le paso y te va a doler más - vio al menor asentir y con cuidado tomó la mano señalada y la masajeo la zona de la muñeca haciendo movimiento circulares con sus pulgares buscando algún indicio de fractura o dislocación.
No pasó más de unos cuantos minutos cuando el rubio se levanto y tomo un frasco de un cajón, un par de vendas, cinta y tijeras. Tomó nuevamente las mano de su paciente y del frasco saco un poco de crema que unto en la zona inflamada.
-bien, solo es un poco de hinchazón - toma la venda y comienza a enrollarla de modo que no quede muy apretado que pueda lastimar, pero si lo suficiente para limitar el movimiento- la pomada bajara el dolor y con la venda reduciremos la hinchazón.-
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La gente miraba asombrada como aquel joven hacia toda diligencia con rapidez y sin errores, algunos aludían su habilidad como algo natural al ser alguien que aprendía en poco tiempo… pero otros envidiaban aquello y pensaban que el esfuerzo del joven era por algún hechizo o maleficio que usaba el chico para así poder hacer cualquier trabajo.
Aquel joven se convirtió en un buen hombre con una vida cotidiana… hasta que un día conoció a un valiente ser, pero más que eso vio lo que ocultaba aquella armadura que portaba, con el tiempo descubrió que lo veía como su igual, como un amigo. Aquel hombre de zapatos rojizos dejó su sencilla vida y viajó a lado de quien considero su salvador de la monotonía.
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El mayor al ver la hora envió a los chicos a sus respectivas clases, dejando solo al menor de ojos verdes, quien se quejaba ante los movimientos que el rubio hacía con su pie lastimado.
-Parece que tienes un esguince - hablo mientras tomaba la venda y comenzaba su labor ahora en el pie del menor.
-¿por que dice “parece”?- los ojos verdes cuestionaban al otro, una vez librado de sus acompañantes se vio más posibilitado a hablar sin tener a ese par sobre él.
-Bueno, a primera vista la zona inflamada y el dolor es normal por el golpe - terminó de asegurar el vendaje y bajó con cuidado el pie hasta que este tocó la camilla - necesitan sacar una radiografía, aunque los ligamentos no aparecen en las radiografías, pues solo se pueden ver los huesos.-
-...- Damian lo veía confundido y ante aquella mirada el adulto continuó con su explicación.
- las imágenes suelen ser necesarias para descartar una fractura - tomó el frasco con paletas situado en una repisa, quitó la tapa y lo puso a la altura del niño - toma la que quieras, voy a pasar un reporte a la dirección para que vengan por ti y puedas ir al hospital-
Damian veía al hombre dirigirse al teléfono, miró a su alrededor y noto algunos adornos infantiles y las gavetas de colores del mueble que estaba detrás de la mesa que servía de escritorio y la repisa que tenía una pequeña planta. Tomó una paleta de color morado, le quitó el papel transparente que la cubría y dudo un poco en llevarla a su boca.
Siguió su inspección una vez que lamia su paleta, descubriendo el sabor dulce a uva, vio un pequeño cuadro en el que estaba lo que parecía ser un título con, supuso, el nombre del rubio, Bartolomé Henry Allen.
-usted no es doctor, ¿cierto? - habló de nuevo al ver que finalizó la llamada, Allen solo dio la vuelta y miró al menor un poco consternado.
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It's me!
Primero que nada, ¿Como han estado? :3 yo extrañando dejar estos mensajes en los capítulos (aunque intento contestar los comentarios lo mas rápido posible xD)
Segundo, creo en cuanto a las fechas para actualizar serán entre lunes y martes, siendo el segundo y cuarto del mes :D. Esto principalmente para seguir revisando lo que ya tengo y hacer una que otra modificación, y por que al parecer (aun no lo tengo confirmado) necesito cambiar de aumento y me dejarían sin lentes unos 3 o 4 días, así que (si no sale de acuerdo al plan) si me llego a tardar fuera de los parámetros en actualizar es por que aun no los tengo.
Tercero, con ustedes la sección de preguntas (Por favor deje su pregunta aquí).
Bien ahora yo les pregunto, Si un adulto le ayudase a Damian en su "plan" ¿Quien seria? y ¿por que?... con el dolor de mi corazón, digan cualquier personaje que no sea Alfred.
¿Duque o bufón?
Bien, eso seria todo.
Byevee~
PD: tal vez suba una historia corta por el 14 de febrero o por los cumpleaños de este par... depende de cuando termine xD