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Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Debemos pensar algo grande, algo colosal para nuestro siguiente truco, dattebayo” Naruto dijo mientras Sasuke miraba su teléfono, leyendo todos los mensajes que sus admiradores en su página web. A veces estos le daban un poco de inspiración para sus bromas pesadas, además de un bono a su ego, algo que uno de sus familiares odiaba con locura. “¡Podemos llenarla de miel y hacer que nos persiga afuera!”

“¿Eso es lo único que se te ocurre?” el pelinegro bajó el celular, mirándolo como a un niño de cinco años. “¿Cubrirla con miel y sacarla sin siquiera haber indicios de abejas? ¿Es que estás en preescolar?”

“¡Tampoco quiero que sufra un shock anafiláctico! ¡No pienso ir a la cárcel por una venganza estúpida!” negó con la cabeza, hastiado. Su compañero no entendía lo que era mesura. “Mira, sé que eres muy bueno torturando personas, dattebayo, pero no puedo seguir con esto sin saber que la víctima va a salir de esta con vida…”

“Nunca se me ha muerto nadie” respondió el otro con naturalidad. “Me aseguro de no pasar el límite.”

“¿Por qué? Seguro que no es por la policía. A ellos simplemente los torturarías, como cuando trataron de arrestarte tras la fiesta en la piscina de Gaara” se estremeció. Esos pobres hombres no pudieron ni defenderse de la tortura verbal de su amigo de la infancia.

“Aunque no lo creas, siempre tengo cuidado de mantener a mis víctimas vivas” le restó importancia el menor, volviendo a su página. Vaya, las visitas subían como la marea después de una luna llena. “Sólo pregúntale a Obito, hay una razón por la que no ha dejado de cuidarnos a pesar de cómo lo tratamos.”

“¿No será que le tiene demasiado miedo a tu madre para renunciar?” propuso Naruto. “Además, si lo tuviera en frente, le preguntaría otra cosa.”

“¿Cómo qué?”

“Para empezar, la manera en la que se libró de ti este último año…” el Uchiha rodó los ojos. Su primo, la víctima más usual de su niñez, dejó de resultarle interesante tras unos cuantos años y, a los pocos días de iniciar su página, sus fans se cansaron de él también. Además, desde que empezó a salir con Kakashi tuvo el temor de irrumpir en una escena íntima. Eso sería sumamente horrible.

“Atormentarlo pasó de moda hace muchos años” bostezó, aburrido. “Ahora estoy buscando carne fresca para mis películas. Y ahora que la abuela me ha puesto uno al frente… no soy de los que desechan regalos.”

“¿Cómo en la fiesta de Gaara?” levantó una ceja el rubio, recordando cómo se aprovechó el pelinegro de los chicos ebrios humillándose a sí mismos. Y vaya que eran muchos. Entre Kiba creyéndose perro tras tomar vodka puro en un concurso de bebidas, Kankuro, su oponente, quedándose enredado con su propio hilo de marionetas hasta que pareció un capullo, la pobre Sakura-chan, que gritó como una loca tras terminar en la cama de Lee y la intervención de la policía para acabar con el desmadre, la fiesta fue declarada un completo desastre. El Uzumaki podía corroborarlo, estuvo ahí. “Todavía no sé cómo pudiste ser el único que no tocó bebida.”

“Fácil, le tengo más miedo a mi madre que a hacer el ridículo en internet” el otro se le quedó mirando. “¿Qué? ¿Nunca has sentido la furia de tu madre concentrada en ti?” se estremeció, con una imagen de Kushina enojada detrás. “Exacto”

“Yo que pensé que tener una mamá de tu mismo sexo te hacía las cosas más fáciles” murmuró Naruto, levantando la vista. “Al parecer me equivoqué terriblemente.”

“Pues sí, mucho. Las mamás no tienen piedad” sonrió, bajando de nuevo el teléfono. Su amigo asintió con la cabeza… su muy abollada cabeza de las veces que Kushina le había pegado en ella. “Sólo me atreví a ir a esa fiesta porque el mío estaba fuera de la ciudad en un evento corporativo. Si no, no me hubiera acercado ni loco a un lugar que él considera el núcleo de las infecciones venéreas. ¡No saldría vivo de esa!”

“Eso no es nada, dattebayo” el rubio respondió, ligeramente sorprendido de que estuviera teniendo la cuarta conversación civilizada del día con Sasuke. “Una vez me escapé de casa para ir a una fiesta cuando tenía catorce años. ¿Sabes lo que me hizo mi mamá?” el pelinegro negó, esperando con expectación la respuesta. “Me molió a golpes mientras gritaba que era un irresponsable. ¡Ni siquiera las súplicas de mi padre la pararon!”

“Eso no es nada” le siguió el Uchiha. “Una vez estaba buscando algo en la habitación de mis padres y me topé con el cajón secreto donde mi madre guarda sus panties” los ojos azules del Uzumaki casi se salieron de sus órbitas. “De verdad, me encontré su lencería sexy… entre otras cosas”

“No sabía que al tío Hashirama le gustaban esa clase de cosas… menudos pervertidos, los dos” sacudió la cabeza, tratando de contener la risa. Después de todo, estaban en una biblioteca, no debían hacer ruido. “Yo que pensaba que cosas como esa sólo pasaban en las novelas de Ero Sennin.”

“Creo que de ahí sacaron la idea… o de tío Itama, porque a él sí me lo creo capaz de vestirse de esa manera para llevarse a la cama a cualquiera que se le pase por delante” se inclinó un poco más. “Continuando con la historia, mi mamá se enteró cuando posteé en internet una foto de lo que había encontrado, preguntando qué se supone que era” el rubio lo miró con desconfianza. “Oye, tenía diez años. A esa edad qué iba a saber yo sobre juguetes sexuales”

“Es justo… sigue, dattebayo”

“Bueno, mamá se enteró muy rápido… felizmente, porque si la cosa iba a peor no hubiera salido vivo de esa… bueno, lo que recuerdo es que me arrastró desde el colegio a la casa de la oreja y me calentó el trasero en frente de mis hermanos” el pelinegro se estremeció. “Jamás en la vida se me va a olvidar esa humillación. Mis nalguitas no han vuelto a ser las mismas desde entonces.”

“Ahora que lo mencionas, siempre me he preguntado por qué las tienes las grandes y bonitas. Supongo que ya tengo mi respuesta, dattebayo” la cara de Sasuke se sonrojó, haciendo que el rubio cayera en cuenta de lo que había dicho, poniéndose rojo a su vez. “¡Sólo fue un halago, no te lo tomes tan en serio!” tosió un poco. “Volviendo al tema, tengo una anécdota que hará que la paliza de tu madre parezca un juego de niños.”

“Soy todo oídos”

“Una vez mi padrino fue a visitarnos poco antes de navidad” el Uchiha asintió. Conocía a Jiraiya Sannin, el famoso escritor de libros eróticos conocido como el Sabio Pervertido, por las reuniones familiares a las que se vio obligado a asistir en el restaurante de los Namikaze. No le caía muy bien… denigraba a las mujeres y a los ukes con sus novelas. “¿A qué viene esa cara? ¿Acaso no te agrada?”

“Digamos solamente que no sé cómo Orochimaru-sama soporta a ese libidinoso. O lo que pone en sus cochinos papeles. ¿Qué no le molesta lo mucho que se babea por cualquier chica?” entornó los ojos. “¿Has leído alguna de sus novelas?”

“La última vez que lo intenté no pasé de la tercera página” confesó Naruto. “En fin, el sabio pervertido me llevó a disfrutar de uno de sus pasatiempos favoritos, espiar a las chicas en las aguas termales” Sasuke escuchó atentamente, no queriendo perderse de nada. “Yo no estaba muy interesado… prefiero chicos… igual él, aunque la mitad del tiempo le está siendo infiel a Hebi-san con cualquier chica que acepte paga… bueno, el caso es que mi madre se pasó por ahí por casualidad y me vio… aún recuerdo la cara que puso.”

“¿De rabia pura?”

“Más pura de lo que crees. Estaba sonriendo, pero… pero podías ver su aura detrás de ella. Era algo espeluznante” movió la cabeza. “Me llevó a casa del pelo, tomó una correa y se encargó de que en mi espalda quedara grabado lo que no debía hacer. Todo mientras repetía un regaño acerca de los tres vicios más peligrosos del mundo.” Suspiró. “Bueno, al menos no me fue tan mal como a Ero Sennin. Sé de buena fuente que cuando se enteró Orochimaru-sama estuvo durmiendo en el sillón por semanas... incluso sus novelas yaoi se vieron afectadas por la abstinencia.”

“¿Eso es todo lo que tienes? Parece que fue más la pesadilla de Jiraiya-sensei que la tuya” sonrió el Uchiha con superioridad. “Yo tengo una que va a hacer parecer todo lo anterior un paseo por el campo.”

“¿En serio? Dispara, pues”

“Hace un tiempo me metí en problemas por casi causarle un paro cardiaco a un niño usando una de las maldiciones de tío Raizo. Al parecer lo hice tan bien que el muy idiota se convenció de que el dios egipcio Sobek estaba detrás de él, jajajaja. En fin, el caso es que mi mamá me…” los ojos de Sasuke se agrandaron hasta ponerse como platos. “¡Eso es!”

“¿Qué?” preguntó Naruto asustado.

“¡Hay que maldecirla! ¡Con uno de los muchos hechizos de mi tío Raizo!” el menor se acercó a él con una cara de felicidad maliciosa que no auguraba nada bueno para la interesada. Su voz de nuevo era baja cuando habló de nuevo. “Podemos hacerle creer que su brujería es verdadera. Saldrá corriendo como la cobarde que es o se descubrirá a sí mismo, algo que nos beneficiaría tremendamente. Sólo piénsalo, sus maldiciones son geniales.”

“Y no necesitan ayuda para morderte el trasero” habló el rubio, estremeciéndose. Había visto en primera persona una vez lo que pasaba cuando te metías en serio con el egiptólogo loco y no fue más lindo que cuando lo hacías con Madara. De hecho, algunos creían que era preferible afrontar la ira del rey de los medios que de su excéntrico tío.

“Algunas un poco… pero son las más difíciles de activar” el pelinegro se frotó el mentón. “Hum, supongo que tendremos que darle un empujoncito…”

“¿De cuáles estamos hablando? Porque si la pueden matar…”

“Nah, sólo le dejarán heridas psicológicas para el resto de su vida” le restó importancia Sasuke. “Será como mi pequeña bromita con Sobek…”

“A ti te encanta ese dios, ¿verdad?”

“Es mucho más sencillo que te maldiga y lo único que necesitas para desatar su ira es que profanen la tumba de un muerto que esté dentro de un círculo de protección sagrado. Es una especie de guardián cocodrilo de los muertos, te atacará si lo haces” Naruto lo miró extrañado. “¿Qué? Tuve que tragarme una clase magistral con Raizo sobre este dios en particular cuando tenía siete años. Es difícil que lo olvide.”

“Ajá” el otro siguió con su actitud. “Y… si por alguna razón acepto hacer la broma del cocodrilo egipcio sobrenatural contigo, dattebayo, ¿Qué tendría que usar?”

“Sé pintarme el cuerpo de manera que parezca cocodrilo, también me traje dentaduras postizas por si tenía que escarmentar a alguien” su expresión maliciosa asustaba incluso al maestro de las bromas, aunque también le atraía un poco, lo que lo ponía nervioso. “Pintura luminiscente la tengo, las ropas egipcias las debe tener mi tío… sí, tenemos todo para montar un espectáculo magistral con esa maldición.”

“Sí, eso parece” tenía que admitir que la idea era buena. Una antigua maldición egipcia teniendo en la casa a alguien cuya reputación lo precedía le añadía credibilidad a la historia. Además, Raizo podía ser muy convincente cuando se trataba de maldiciones. Lo único que le molestaba era una cosa. “¿Cómo sabes que no la vamos a…?”

“Naruto, Sasuke” los dos se callaron al ver entrar a Kagami, que tenía bolsas de compra en las manos. ¿Cómo había entrado en una biblioteca con eso? No tenían ni idea. “No esperaba encontrármelos aquí. ¿Acaso están haciendo alguna travesura?”

“Nada, no estábamos haciendo nada” discutir sus planes delante de él no era una opción, después de todo haría lo que fuera para detenerlos. El Uzumaki continuó como si nada hubiera pasado. “¿Por qué estás aquí de todas maneras? Pensé que luego de pasar la etapa de sexo desenfrenado, tus padres te obligarían a ir con ellos a un tour familiar a pesar de que ya eres demasiado grande para eso.”

“Me libré por los pelos… lo único malo es que tuve que deshacerme de las reservas de café de la abuela y ahora me veo obligado a comprar más” les mostró su carga, lleno hasta el tope de latas de las semillas tostadas. “No pueden vivir sin su elixir de la vida.”

“¿Vas a poder deshacerte de todas esas antes de que te metan en una de sus locuras? ¿O en algo que sería más propio de un niño de tres años?”

“Bah, ya saben que tengo la edad suficiente como para ser muy ruidoso cuando quiero. Créeme no van a correr ese riesgo” se sentó a su costado, descansando. “En fin, ¿van a tardar mucho? Está haciéndose tarde y quiero regresar a la casa.”

“¿Por qué no te vas entonces?”

“No quiero regresar sólo” confesó Kagami. “La casa debe estar hecha un polvorín en este momento. Hotaru se las arregló para pelearse con Raizo en sus últimos tres minutos en la ciudad, Nobunaga está a punto de saltar sobre cualquiera frente a él por algo que pasó con Shinobu que aún no alcanzo a comprender y mis padres llegaron a su pico de la abstinencia, lo que asustaría hasta a la abuela” sacó algo del fondo de sus bolsas. “Son desechables. Harán descender la tensión.”

“Veo que estabas preparado para todo” también para liberarse de los toures infantiles, al parecer.

“Amigo, cuando prefieres pasar las vacaciones leyendo o en excursiones tranquilas con pocos compañeros, tener padres como los míos es una bendición” se quedó mirando el teléfono de Sasuke, tratando de leer la pantalla. “Si quieren jugarle una broma a alguien, es el momento”

“¿De verdad vas a ayudarnos?”

“No, solamente me quedaré callado como el buen chico que Obito dice que es de vez en cuando” señaló el pelinegro, dándole una sonrisa de complicidad. “De acuerdo, vamos a casa. Tenemos… una broma que jugar”

“Lo que sea que hagan, no quiero tener nada que ver” Kagami se levantó con sus paquetes. “Tampoco quiero ser despertado en medio de la noche por gritos de dolor” se volteó para caminar hacia la puerta. “Ya han oído, jueguen bien, niños”

“Aguafiestas, dattebayo” y los dos lo acompañaron.

-En la mansión-

“Maldita sea, ¿Por qué no me contesta?” Miku trataba de localizar a su cómplice, furiosa por no ser atendida. En ese momento Kawarama entró en la habitación, frunciendo el ceño. Ella levantó la mirada, poniendo una expresión preocupada. No era para menos, la pelea que se escuchó abajo era terrible. “¿Qué ha pasado?”

“Hotaru cometió una estupidez, eso ha pasado” el castaño claro refunfuñó. “Verás, se detuvo para hablarle debajo del techo de una casa antigua, muy bonita, queriéndole preguntar algo, pero resulta que lo hizo debajo de una canaleta y Raizo empapó completamente. ¿Puedes creerlo? Hablando de citas horribles…”

“Más bien de mala planeación” suspiró. “Bueno, al menos ya han parado. Raizo se ha encerrado en la habitación… a la que creo que mi primo tiene vetada la entrada esta noche. Debe estar durmiendo, o al menos eso dice Hotaru. Cuando se enfurruña así, hace eso y no resurge hasta la mañana siguiente.”

“Bueno, supongo que debemos dejarlo tranquilo hasta que se calme” ella no tenía intención de hacerlo, más no iba a decírselo. Tan pronto como su novio salió del cuarto, ella fue hasta el cuarto del Uchiha con un bote de polvo pica pica en la mano. Iba a vengarse de una vez por todas de su familia. Mientras lo hacía, Naruto y Sasuke llegaron con Kagami, conversando calladamente acerca de la forma más sencilla de maldecirla.

“Pero cómo logramos…”

“¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!” el grito los hizo pararse en seco, al igual que la imagen de la interesada prácticamente corriendo fuera del cuarto ocupado por Hotaru y Raizo, hecha una imagen del pánico.

“Conseguido, dattebayo”

“¡¿Qué pasó?!” Kawarama fue al rescate de su novia, mirando la puerta con extrañeza. El ocupante del cuarto también salió en ese momento, portando una máscara de ibis que francamente daba miedo. “¿Halloween llegó temprano o qué? ¿Para qué demonios llevas eso puesto?”

“¿Ahhhhh? ¡Ah! ¡te refieres a esto!” se la quitó, revelando su cara normal. “Es mi máscara del Tot, el dios de la sabiduría y los sueños.”

“¿Y qué demonios hace en tu cara?”

“Ah, por favor, sólo es una máscara. Me ayuda a pensar, entre otras cosas. Después de todo, es también el dios de la magia” Raizo le tiró hacia atrás, avanzando hacia adelante con una pose típica de los Uchiha. “Ahora mismo, Kawarama, tienes cosas más importantes por la qué preocuparte. Como mi interrumpido sueño de meditación”

“No me digan que…” Hotaru apareció en ese momento, entrando a la habitación como un bólido. Volvió con una cuerda rota con una tablilla de barro en el centro con muchos escritos, también rota. “Ay, dios… dioses o lo que sea” se los mostró a todos. “Has roto un sello sagrado y perturbado el descanso de quien estaba dentro.”

“Oye, aspirante a egiptólogo, en cristiano” pidió su primo, volviéndose hacia él.

“¿Eso es lo único que has aprendido de mí?” Raizo levantó la ceja, decepcionado. “También ha penetrado en mi círculo de protección de cuatro pilares” señaló el interior del cuarto. “Está doblemente maldita” se acercó, cerniéndose sobre Miku. “Y en la noche, el guardián de los muertos, el dios cocodrilo Sobek…”

“Tú no estás muerto” habló el castaño claro, tratando de romper el aura siniestra.

“Eso no importa, el sello en la puerta invoca la protección de Sobek para el que descansa dentro, sólo yo podría romperla” avanzó, ahora hacia el infortunado Senju. “A menos que conozcas a otro mago egipcio dispuesto a romper una de mis maldiciones… si se atreve” Kawarama tragó duro. “Y en la noche, el dios Sobek que cuida a los difuntos pasará a arrebatarte la vida por haber profanado el espacio que estaba protegido por su gran poder.”

“Bien… creo que ya fue suficiente de historias espeluznantes por ahora” Hotaru le quitó al egiptólogo de encima antes de que pudiera hacer algo. “Será mejor irnos a cenar antes de que Sobek venga de visita, ¿no lo creen?” tomó a su novio de la mano, sacándolo antes de que los demás salieran de su trance. “¿Vamos, tía?”

“¿Ehhh? ¡Oh, sí, claro! Por aquí” los llevó a todos al comedor, dándole un momento a su sobrino con su pareja para que conversaran.

“En… ¿en verdad no la has maldecido… o sí?”

“Sí, pero cuando regresemos voy a revertirlo. La maldición iba para ti, después de todo” Hotaru puso cara de perrito al escucharlo. Tratando de no prestarle atención, el egiptólogo se metió al cuarto antes de suspirar. “También iba a revertirlo, ¿bien? No tienes que ponerme esa cara lastimera… imbécil”

“Hola, Madara, no sabía que venías… eso no va con tu personalidad, deja de imitar a tu sobrino más detestable” dijo el Senju, acercándose. “Vamos, no sigas así, perdóname. Te quiero… y no sabía que ahí había una canaleta. Ha pasado tanto desde mi última visita a la ciudad que…”

“Ahhh, Hashirama, ¿Cuándo viniste?” siguió con la broma el Uchiha, mirándolo. “Tampoco va con tu personalidad” se cruzó de brazos. “Tendrás que hacer muchos méritos para lograrlo, pero creo que te perdonaré… a su tiempo.”

“¿A su tiempo?”

“¡A su debido tiempo!”

Notas finales:

Uy uy uy, parece que alguien les puso las cosas demasiado fáciles a sus enemigos... ¿verdad? Y, en la siguiente entrega tenemos, la visita de cocodrilo Sobek a la casa Senju, protagonizado por el maestro de las bromas Naruto y el torturador Sasuke. ¿Qué pasará ahora que trabajen juntos? ¿Surgirá el amor? ¡REVIEW!


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