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Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Tienes mucha experiencia en esto, ¿verdad?” preguntó Naruto mientras se dejaba pintar el cuerpo con una mezcla de color verde para imitar el tono de la piel de un cocodrilo. Las pintadas eran muy seguras e imitaban el tono perfectamente. Casi como si la persona que las estaba haciendo lo hubiera hecho muchas veces. “¿Sasuke? En serio, cuéntame ¿Has hecho este tipo de bromas muchas veces?”

“No… es que me gusta bastante la pintura. Es un pasatiempo que tengo” cogió otro pincel para hacer un efecto de escamas. “Decidí darle un uso práctico hace algunos años, con una broma ingeniosa para mis padres” se estremeció. “Fue una mala idea, todavía sufro pesadillas acerca de lo que vi.”

“¿Sexo parental, dattebayo?”

“¿También te ha pasado a ti?” el rubio sintió ganas de gemir. Un par de veces había descubierto a sus queridos papis pasándola bien, creyendo que estaba muy ocupado con su vida para notarlos… y la verdad es que hubiera deseado que eso fuera cierto, porque no había nada más traumático para un niño o adolescente que ver ese espectáculo. “Ojalá aprendieran a cerrar la puerta cuando hacen eso.”

“Sí, ajá… seguro que lo has tenido más fácil. Tus padres no son unos escandalosos. Ahora quédate quieto, que tengo que terminar antes de que se nos pase la noche” la ropa que el Uzumaki usaría estaba tirada sobre la cama del pelinegro. “En serio, quédate quieto. Mi disfraz puede ser más sencillo, pero uno no se pinta de azul en un instante si quiere que quede bien.”

“Todavía no entiendo por qué tú tienes que ser Osiris y yo Sobek” se quejó Naruto, frunciendo el ceño. Ser un dios cocodrilo al principio le parecía divertido, pero después de ver el traje del dios del otro mundo que su compañero iba a utilizar ya no le parecía tan bueno. Sobre todo desde que se enteró de la parte en la que Sobek literalmente sudaba ríos. “¡Prácticamente nadie conoce a Sobek, dattebayo!”

“Claro que sí lo conocen”

“¿Quién?”

“Raizo lo hace… y cualquiera que haya leído a Rick Riordan también” el Uchiha se encogió de hombros. Naruto se sacudió un poco en ese momento, intentando contener una risita. “En serio, deja de moverte. Estas escamas no aparecen por arte de magia.”

“Hago lo mejor que puedo, ttebayo” finalmente el pelinegro terminó con su obra viviente, mirándose en el espejo mientras la pintura se secaba. Se metió la dentadura falsa en la boca para completar el look… realmente podría pasar por un dios cocodrilo en ese momento. Cualquiera se lo creería. “Woow, realmente te has lucido esta vez. Deberías pintar más lagartos, te sale muy bien.”

“Hummm, no te atrevas a hacer movimientos bruscos, puedes estropearla. Y aún tengo que darte una mano de pintura luminiscente” dijo el menor, apartando la mirada con un sonrojo en la cara. De repente, el Uzumaki se encontró pensando que su mortal enemigo era un poco… adorable. Demasiado adorable con ese sonrojo cubriéndole las mejillas, tal vez. Sasuke debió darse cuenta, porque este aumentó un poco. “Ehhhhhh… voy a pintarme de azul ahora. Más te vale comportarte bien mientras lo hago.”

“Claro, no quiero arruinar semejante obra de arte” respondió el mayor. “Por cierto… después de que esto termine… cuando nos hayamos desecho de ella…”

“¿Qué?” inquirió con una expresión de inocencia que dejó sin palabras a su amigo de la infancia. Demonios, ¿Qué tan difícil era preguntarle a alguien si quería tomar un café otra vez para hablar de bromas? Por alguna razón, resultaba mucho más difícil de lo que imaginó en un primer momento. Sobre todo con esa carita tan adorable mirándolo, generándole mariposas en el estómago y quitándole la respiración.

“Emmmmmm… bueno… ahhhhhhh… yo… creo que… que…” vamos, no podía ser tan malo. Simplemente era una invitación a trabajar juntos, tenía que ser sencillo.

“Realmente eres malo en esto, ¿verdad?” le preguntó el pelinegro, poniendo las manos en sus caderas. “Mira, sé que quizás nos hemos estado llevando muy bien últimamente, pero no estoy disponible para citas…”

“¡¿CITAS?!” la cara de Naruto se puso roja como una cereza al segundo. Su primer instinto fue negarlo todo… a pesar de que no se le hacía tan mala idea. “¡NO! ¡¿Quién querría ir en una cita contigo?! ¡Eres insoportable!” la cara de Sasuke no tenía precio. “¡Sólo quería saber si querías seguir trabajando en bromas conmigo, dattebayo! ¡Es un trato que nos beneficia a ambos, sobre todo con tu canal de tortura!”

“¡No es un canal de tortura!” ambos se quedaron quietos, enfrentándose con los ojos. “Me he divertido, pero creo que a partir de aquí iré por mi cuenta. No necesito a alguien más que ayude con algo que domino.”

“Igual aquí”

“Bien”

“Bien” Sasuke se volteó, cogiendo la cubeta de pintura azul que trajo con él del pueblo. Sus mejillas estaban rojas por la cantidad de sangre que fluía por ellas. Hace tiempo que la opinión del rubio le ponía así, casi desde que entraron en la pubertad. Y no sabía por qué, el usuratonkachi era… era… ¡un usuratonkachi! ¡No debía tener esa clase de reacción por un perdedor como Naruto! ¡Ni en un millón de años! Pe… pero al mismo tiempo tenía que reconocer que… no estaba del todo mal… y sentirse atraído por hombres… bueno, después de haber sido criado por sus padres, sería una gran hipocresía decir algo en contra de los homosexuales… además ya se había hecho a la idea de que le gustaban los hombres. Era sólo que el dobe no era su tipo.

“¿Có… cómo están Itachi y Shisui?” preguntó de improviso el rubio, tratando de entablar conversación tras la pelea. Era una mano tendida, por más incómoda que fuera. Y era muy incómoda. “Te… tengo entendido que han decidido hacer sus vidas lejos del negocio de tu madre… dattebayo.”

“Eran demasiado blandos para él, eso es lo que mamá dice. Ninguno tenía lo que hacía falta para vivir de arruinar las vidas de los otros” el otro suspiró. Era un buen tema a tomar cuando estaban molestos el uno con el otro, ya que los distraía del tema del enojo. Eso no quería decir que no fuera incómodo, sobre todo porque no lo dejaba en muy buen lugar. “No digo que no sean inteligentes, es sólo que…”

“Lo entiendo” Naruto había conocido a los algo raros pero al final dulces hermanos mayores de Sasuke. Sí, de vez en cuando gozaban haciendo maldades con su hermanito, hasta sabían arruinar públicamente a otros, más… quien realmente gozaba de destrozar a otros como Madara era el benjamino de la familia. “¿Y qué hacen?”

“Itachi ha conseguido una pasantía en el buffete del tío Izuna. Una autentica proeza, considerando que está en los primeros años de derecho. Y que se pasa casi todo su tiempo en la cama de ese surfero con cara de tiburón que tiene como novio” contó el pelinegro, tratando de recordar exactamente qué estaban haciendo sus hermanos ahora en el ámbito laboral. “Shisui se ha asociado a tío Itama... supongo que eso tampoco es una sorpresa. Puede estudiar administración, pero la promiscuidad es su auténtica pasión.”

“Eso sin dudarlo” Naruto rodó los ojos. Desde que las hormonas comenzaron a hacer efecto, Shisui Uchiha se había convertido en un intento de Itama Senju, uno muy activo que le sacó canas verdes a su madre. “¿Y tú?”

“Voy a estudiar comunicaciones. Alguien tiene que heredar la compañía de mamá” sus palabras sonaron algo condescendientes, como si no estuviera muy convencido acerca de lo que hacía. “Mira, no es que no me guste, de hecho lo adoro, pero… detesto que la gente me crea un heredero consentido. Lo último que quiero es que me digan que no me lo he ganado. Así que me he propuesto convertirme en alguien digno primero” levantó su celular de la cama, agitándolo. “Este es sólo el primer escalón”

“Vaya… eres malvado… pero de alguna manera también maduro y responsable de una manera admirable” se sorprendió el rubio. “Creo que ahora tengo una nueva perspectiva, además de un nuevo respeto por ti.”

“Pues claro, ¿acaso creías que era como tú?”

“Oye, tampoco me insultes” el Uzumaki se volteó, teniendo cuidado de no pegar los brazos al cuerpo. Mientras lo hacía, el Uchiha terminó de aplicarse la pintura, agitándose para que se secara con rapidez. “Puedo ser un desastre en la cocina…”

“¿Un desastre? Más bien una calamidad. ¿No recuerdas la última vez que intentaste preparar algo que no fuera ramen instantáneo?” fue un desastre inolvidable, sobre todo cuando el pavo que se supone estaba siendo horneado salió del horno con la cola en llamas, incendiando el salón de la casa del rubio. “Incluso un niño de primaria sabría que el pavo tenía que estar muerto al entrar al horno.”

“Sí, sí, sí… idiota” finalmente la pintura se secó, permitiéndoles a ambos continuar con el proceso. Una vez la pintura fosforescente estuvo en su sitio se pusieron los disfraces. Naruto se sintió algo ridículo. Las faldas podían estar de moda en el antiguo Egipto, pero ya no se usaban. Entonces notó algo más. “Eh, eh, ¿Qué se supone que haces?”

“Los egipcios delineaban sus ojos con kohl. Ningún disfraz de dios egipcio está completo sin eso” se acercó más, empezando a pintar. “A falta de kohl tengo que usar lápiz de ojos, pero nadie más que Raizo notaría la diferencia… o al menos eso espero.”

“Créeme, nadie lo sabrá” terminó con el disfraz, bajándolo. Tomó la pieza de la cabeza, colocándola como toque final. Sasuke hizo lo mismo, ocultando su cabello oscuro bajo la corona de faraón. “Mi señor Osiris… diablos, todavía no sé por qué tú tenías que ser el faraón de los muertos y yo el lagarto sudoroso.”

“La respuesta es sencilla… tengo más clase que tú” respondió el pelinegro, como si fuera tan simple como eso. “Ahora ve, hay que atajarla mientras está lejos del tío Kawarama o él lo arruinará todo.”

“Y eso es lo último que queremos, ¿verdad?”

“Claro que sí. Él es un aguafiestas” Naruto fue el primero en salir, seguido por su amigo. Los dos llevaban una cámara escondida conectada con su celular, de las cosas que sólo conseguías si tu papá… o en este caso mamá… tenía una tarjeta de crédito a prueba de todo. “Creo que la escucho”

“A esta hora siempre baja a servirse un té o algo así” murmuró el menor, esperando que la pintura no los delatara prematuramente. “Tú ve primero, yo estaré esperándola al pie de la escalera”

“Bien” los dos se pusieron en sus posiciones. Por su parte, Miku estaba en la cocina, bebiendo un té. Los acontecimientos del día la habían dejado algo desequilibrada. Y a quién no. Entre Raizo contando historias de terror antiguas sobre dioses egipcios, esa horrible máscara de Ibis que se ponía para dormir cuando estaba molesto, los niños asegurándose de que la pasara mal hiciera lo que hiciera y la pareja en la habitación de arriba teniendo sexo ruidoso porque no podían vivir sin un beeper, esta se había convertido en la peor semana de su vida. “profanadora… profanadora…”

“¿Eh?” levantó la cabeza, tratando de ver el origen de los susurros. Dejando su té atrás, entró en la sala. Antes de que pudiera siquiera tocar el interruptor de la luz, una aparición luminosa salió de la oscuridad, haciendo que sus ojos se abrieran como platos. La cosa que estaba ahí bien podía ser descrita como un enorme cocodrilo humanoide con un vestuario como del antiguo Egipto y unos dientes afilados que no dejaban duda acerca de quién era. Lo que la dejó paralizada del miedo.

“Profanadora… profanadora…” siguió el rubio, tratando de evitar que su tic lingüístico arruinara el momento. Se lo estaba pasando en grande. Nunca había visto a alguien tan asustado y que fuera alguien que deseaba aprovecharse de su familia hacía que esto fuera aún mejor.

“¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!” tras el grito, la chica salió corriendo en dirección a la escalera, para tomar refugio cerca de la única persona en la casa que estaría dispuesta a protegerla. Cuando llegó, por desgracia, otro ente surgió de la oscuridad. Era azul, con una piel extrañamente luminiscente. “¿Qué…?”

“Soy Osiris, guardián y señor del más allá” se acercó con una mano levantada, aterrándola aún más. Parecía querer cogerla, algo que en su vida iba a permitir. “No hay manera de escapar de nosotros, profanadora de tumbas. Es hora de pagar por interrumpir el descanso eterno de un alma”

“Yo… yo…”

“Profanadora” Naruto siguió representando su papel perfectamente. Estaban tomando un video genial, uno que tendría miles de visitas en youtube. No había razón para parar ahora que se había puesto tan bueno.

“Yo…”

“Profanadora… hora de pagar por tus crímenes” la chica soltó otro grito de terror y corrió hacia la pared, donde había una ventana abierta. Era extraño, especialmente en la noche, que hubiera una de esa manera, pero era una preparación para el evento final. Uno que jamás iba a olvidar… no que los fans fueran a dejarle olvidar el ridículo que había hecho. “Vendrás con nosotros a la oscuridad”

“¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!” tomó aún más velocidad, cayendo como lo habían planeado por la ventana. La caída no fue tan larga, sobre todo porque estaban en el primer piso, más cayó en una poza superficial de agua helada, empapándose completamente. La cámara la enfocó de nuevo. Gritando y pataleando así, con el maquillaje corrido, sin poder levantarse de una poza tan pequeña, parecía una rata ahogada. Los chicos comenzaron a reír, sumamente divertidos.

“¡Naruto! ¡Sasuke!” Namie apareció en ese momento, haciendo un esfuerzo para lucir estricta. Sin embargo, se lo estaba pasando en grande. Lo podían ver por cómo sus labios amenazaban con curvarse en una sonrisa. “¿Qué le están haciendo a la pobre de Miku? ¿Acaso quieren dejar a su tío sin novia?”

“Ustedes… ¡GAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRR!” se rieron con más fuerza. Su furia era aún más graciosa que su miedo. La pataleta furiosa sería la mejor escena extra que podían imaginar. Una pena que terminara por levantarse, porque terminó por volver a entrar en la casa echando humo. Suponían que a poner los puntos sobre las ies, lo que significaría el fin de su relación con Kawarama. Bueno, hablando de matar dos pájaros de un tiro…

-En el interior de la casa-

“¿Qué fue eso?” preguntó Raizo adormilado, quitándose la máscara de pájaro de la cara. Retiró los sellos de la puerta, saliendo de su cuarto. En el pasillo se le unió Hotaru, usando un piyama de seda que mostraba exponencialmente menos de los que usualmente llevaba. Levantó una ceja con extrañeza. “¿En serio? Sé que estamos en clima frío, pero esos piyamas completos con monograma no son tu estilo.”

“Hace demasiado frío para utilizar los usuales” bostezó el ex casanova, estirándose un poco. “Además, los otros sólo los uso cuando estamos solos” cogió la máscara de ibis, haciendo una mueca cuando la vio. Su presencia era una señal que conocía muy bien. “¿Sigues enojado? Me cuesta mucho dormir sin ti”

“Pues espera despierto, porque una noche sin dormir es un precio pequeño a pagar si quieres que te perdone” otro grito llamó su atención. “¿Oyes eso?”

“El dulce sonido de una relación acabándose, música para mis oídos” respondió el Senju, sonriendo. Kawarama apareció a continuación, corriendo para auxiliar a la doncella en apuros. “No se apresuraría tanto si supiera que está a punto de rompérsele el corazón.”

“Nah” se cruzó de brazos, escuchando cómo los chicos se reían el uno en el hombro del otro. Así se veían mucho más cómodos que peleando, demasiado. “¿Cuánto crees que tarden esos dos en darse cuenta de que tras todo ese rechazo hay sentimientos que se niegan a reconocer? ¿Cómo… amor?”

“Ahhh, esos dos van a ser duros. Se conocen de toda la vida, están conscientes de los defectos del otro y siempre se han esforzado por antagonizar… aunque por la bromita que acaban de jugarle” gritos vinieron de abajo, señalando que Miku acababa de entrar en la seguridad de la casa. “Mejor vamos a ver el espectáculo. Por cómo suena, va a estar más interesante de lo que pensaba.”

“Sin duda” Hotaru le ofreció un brazo caballerosamente, esperando que la molestia se le hubiera pasado finalmente, pero Raizo lo ignoró. El egiptólogo se sintió un poco mal por eso, la verdad era que había sido un accidente y ya no estaba tan enojado, más ese idiota necesitaba una lección de vez en cuando, simplemente para apreciar más lo que tenía. Además, ya tenía planeada una pequeña fiesta de reconciliación. Había hecho un esfuerzo descomunal con Shinobu y se podía echar a perder. Debajo de la escalera, un griterío acompañado por una risa auguraba una noche llena de diversión.

“Tranquilízate, por favor, querida…”

“¡NO! ¡CUANDO NOS CASEMOS VAMOS A MUDARNOS A SUIZA Y JAMÁS VEREMOS A TU CONDENADA FAMILIA DE NUEVO!” continuó la mujer, luciendo como la harpía que era. Y vaya monstruo menos atractivo, incluso para el hombre que decía amarla. Su expresión furibunda, mostrando los dientes, su cabello enredado y prácticamente alzado, sus ojos inyectados de sangre… “¡MIRA LO QUE ESOS MOCOSOS ME HICIERON! ¡QUERÍAN MATARME!”

“Sólo son niños”

“¡SON UNOS MONSTRUOS!” sus chillidos llegaron hasta el tercer piso, atrayendo la atención de Izuna, Tobirama y Kagami. Sasuke le dedicó a su primo un guiño de ojos y este sonrió. Esos dos hacían muy bien su trabajo. “¡Y LOS DEMÁS NO SON DIFERENTES! ¡SON INAGUANTABLES! ¡SI NO FUERA POR EL DINERO, NI SIQUIERA HUBIERA VENIDO AQUÍ EN PRIMER LUGAR! ¡PERO AHORA NI SIQUIERA LA FORTUNA LO VALE! ¡ASÍ QUE SI QUIERES QUE ME CASE CONTIGO, NOS VAMOS A MUDAR LO MÁS LEJOS POSIBLE DE ELLOS!”

“¿Qué demonios? ¿Qué tiene que ver el dinero con que estemos aquí?”

“¡¿OH, ACASO CREÍAS QUE ALGUIEN QUERRÍA SALIR CONTIGO POR ALGO QUE NO TUVIERA QUE VER CON TU DINERO?! ¡MADURA YA, NO ERES NI UN SEIS, UNA MUJER TAN HERMOSA COMO YO JAMÁS ESTARÍA EN TU CAMA SIN TENER ALGO QUE GANAR!”

“¿Perdón?” eso era un insulto. Todos contuvieron el aliento, esperando su reacción. Kawarama podía no ser tan experimentado como Itama, o resistente como Tobirama o imaginativo como Hashirama, pero tenía un muy concepto de sí mismo como novio y amante dentro de los límites aceptables. Y eso que acababa de decir era un golpe bajo. “Creo que es mejor que te vayas. Ahora mismo”

“Eh, chicos, hora de cerrar la ventanas. El canal del tiempo ha anunciado que una tormenta de nieve se dirige hacia acá y será mejor prepararnos antes de quedar atrapados aquí” todos voltearon a ver al recién llegado Itama con cara de enojo. “Oh, están echando a alguien. Por favor, continúen.”

“Lo haremos cuando la tormenta haya pasado” dijo Kawarama, cerrando la ventana que los chicos abrieron para la broma. Por muy herido o furioso que estuviera con su ahora ex novia, era demasiado caballero como para echarla en medio de una tormenta de nieve. “Asegúrense de que esté todo cerrado. Sospecho que va a ser una laaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrga y fría noche.”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Me sentí un poco tentada a dejar que se fuera mi personaje menos favorito en medio de una tormenta de nieve, para que tuviera su final de villana, pero la verdad no sería propio del personaje que se supone está con ella. En el proximo capitulo veremos un flash de Hashi y Mada y un pequeño paso al frente de parte de los dos bromistas victoriosos. ¡Review!


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