Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“¿No podías enviarla al ala de los sirvientes?” preguntó Itama, viendo a la ex de su hermano lanzándole dagas con la mirada a dos adolescentes muy satisfechos que comparaban notas acerca de la broma que acababan de jugar mientras que el usado Kawarama se lamía las heridas internamente, mostrándose muy digno, y fulminando a su vez con la mirada a la muchacha que tenía en frente. Oh, y la familia entera, que tras el espectáculo no se sentía en lo más mínimo adormilada, se encontraba ahí. “Tal vez no debería decirte, pero tenía todo bien planeado. Incluso me vi obligado a neutralizar su apoyo táctico.”

“¿Tenía un apoyo táctico?” inquirió el mayor, levantando una ceja con incredulidad. Esto era simplemente increíble. Y nadie parecía sorprendido. “¿Había alguien que no supiera de tu ataque al campamento enemigo que no fuera yo?”

“Nope” respondió Hotaru, a su costado, tratando de llamar a su hermano. Todavía había cobertura, felizmente, pero podría irse de un momento a otro. Ni siquiera la antena de alta tecnología de los Senju podía competir con el clima. “¿Alguien ha visto donde se ha ido el idiota de Nobunaga? Tendría que estar adentro.”

“Creo que se fue a meter a tú ya sabes quién” respondió su novio, jugando con la máscara de Tot. Tras unos segundos se levantó, estirando su piyama. “Supongo que prepararé café, ¿un voluntario para acompañarme?”

“Yo” sorpresivamente, fue Sasuke el que se ofreció. Naruto lo miró con incredulidad mientras salía de la habitación, pensando que era algo que no se veía todos los días. Su tío también lo vio, de repente recordando algo que se le había pasado por alto con todo el jaleo de la broma pesada. Sí, quizás todavía estaba a tiempo para contactar a alguien. “Pásennos la voz si alguno quiere algo más que café.”

“Claro” carraspeó, levantándose. “Si me disculpan, tengo que hacer una llamada”

“Uhhh” Itama sonrió ladinamente cuando abandonó el cuarto, marcando un número muy conocido. Siempre había querido ver la faceta malvada de su hermano. “Supongo que ya sabrás que alguien está en problemas.”

“Yo no lo diría así” Miku dijo, molesta por su falla. Debió haberse dado cuenta cuando su amigo no respondió que la familia de su ex prometido se había movido, más nunca pensó que Itama, el gurú del sexo, tenía semejante red de información. Huh, debía ser el poder que le daba ser el alba sea de los secretos sexuales de las personas más poderosas. Y su don para meter a cualquier persona en su cama. “Hay más peces en el agua.”

“¿En serio? ¿Tan gordos como Kawa-chan? ¿O tan apetitosos?” ella se mordió el labio. Sí, habían muchos otros millonarios que seducir, pero la mayoría de ellos eran viejos libidinosos con los que cualquiera tendría recelos en acostarse. Sus hijos estaban mejor… aunque los niños de papá normalmente terminaban dilapidando su dinero ellos mismos y no estaba dispuesta a correr ese riesgo. “Yo que tú pensaría mejor en elegir a mi siguiente blanco, querida”

“Estás lleno de sorpresas”

“Y de contactos… cielito” su sonrisa angelical no conseguía enmascarar el aura oscura que salía de él. “Oh, hubieras sido una buena trabajadora en mi bar”

“No me acuesto con nadie sin ganancia”

“Las chicas de mi negocio tampoco” levantó una mano.

“He oído lo contrario” ella lo acusó. Por supuesto, era todo un farol, pero nadie tenía por qué saberlo. Además, quizás extrajera un secreto millonario del más pequeño de los Senju. “aparentemente alguien acepta dinero de los proxenetas a cambio de que estos proporcionen el entretenimiento en sus fiestas. O simplemente consigue las chicas él mismo.”

“Ay, querida tienes tanto que aprender” observó sus uñas como si se estuviera haciendo la manicura. “No hubiera podido sobrevivir tanto tiempo en este negocio si me hubiera metido en la trata de blancas. Si quieres mantenerte a flote en la industria sexual… entonces sólo usa a personas que estén completamente de acuerdo en venderse” susurró, sonriendo malicioso. “Hay muchas, sobre todo con lo que hacen en una noche en mis negocios.”

“¿En verdad?” Miku se alejó de él, temblando. El sujeto empezaba a darle miedo. “¿Y cómo lo sabes?”

“Varias son mis ex amantes. Dicen que después de pasar una noche conmigo, sus apetitos incrementan tremendamente. Lo hacen como perras en celo todas las noches… hasta que pasa”

“¿Qué pasa?”

“Lo que tiene que pasar” se levantó del piso. “Iré a ver que mi hermano no se haya congelado. Y, mientras tanto, te aconsejo que medites tus opciones. Nadie sale indemne después de meterse con mi familia por una razón.”

“¿Esa razón eres tú?”

“Entre otras” se retiró, buscando a Kawarama. Lo encontró en el cuarto más cercano a la antena, con el celular en el oído. Con muy malas pulgas.

“Mierda, Hashirama ¿Por qué demonios no contestas su maldito celular?”

“Quizás porque está de camino a Burdeos ahora mismo” le respondió el de pelo bicolor. “Tranquilo, tarde o temprano va a contestar. Despues de todo, ¿Qué es lo peor que podría estar haciendo en un bus?”

-En el bus-

“Hummmmm” Madara hacía un tremendo esfuerzo por mantener la boca cerrada. De alguna manera, mientras no prestaba atención por mantener la vista fija en el paisaje, la mano de su esposo se había deslizado dentro de sus pantalones… no, primero se los había desabrochado sorpresivamente antes de meterla dentro… y empezó a sobar sus partes íntimas. El Uchiha intentó detenerlo, pero fue incapaz. Y ahora, con la cara muy roja y al borde del orgasmo, se esforzaba por no hacer mucho ruido. “Ahhhhhh… Dios… bastaaaaaa…”

“Tranquilito, te encantará” el moreno movió su dedo alrededor del glande de nuevo, haciendo que el pelinegro se mordiera el labio fuertemente. El mayor, por su parte, sobó con más fuerza. Le gustaba demasiado, hacer que su esposo se sonrojara así. Era una pena que no pudiera tirárselo ahora mismo, porque realmente adoraba el sexo en lugares nuevos. Casi tanto como al aire libre. “Shhhhh”

“Malnacido”

“No insultes, bésame” el otro obedeció, no porque de repente se hubiera vuelto obediente, sino porque sentía el orgasmo demasiado cerca como para arriesgarse a no tener algo en la boca. La lengua de su marido recorrió su boca, ahogando el sonido de su gemido final. Por fin el moreno retiró su mano, lamiendo el semen golosamente antes de volver a poner la mano en su lugar. El Uchiha quería matarlo. Recorrió con la vista el autobús, asegurándose de que nadie de los pasajeros se hubiera dado cuenta de lo que habían hecho antes de cerrarse el pantalón. Por suerte, sus acompañantes estaban demasiado dormidos, somnolientos, resaqueados o todo lo anterior para fijarse en los otros.

“Voy a asesinarte por esto” le dio un golpe en el brazo, abrochándose rápidamente. Se sintió ligeramente asqueado por la humedad en el interior de la prenda. Tenía toda la ropa interior pegajosa por culpa del semen y no podría cambiarse hasta que llegaran al hotel en la noche. “En serio que voy a hacerlo”

“¿Sólo por hacerte un trabajito manual mientras viajamos?” le dedicó una resplandeciente sonrisa de niño bueno que casi lo convenció de perdonar su vida. “Vamos, no te pongas así. Se supone que este viaje es una segunda luna de miel. Ya sabes, sexo sin ser interrumpidos por los niños…”

“Niños que ya no son tan niños… menos Sasuke. Ese siempre será mi niño caprichoso” Madara cambió el tema, planeando su venganza. “Además, creo que hemos tenido suficiente sexo ininterrumpido dentro de lugares adecuados. ¿O no te acuerdas de lo que estuvimos haciendo en el baño de ese restaurante de lujo? ¿En la habitación del hotel y…?”

“Oh, sí, eso se va a quedar en mi memoria por años” sonrió Hashirama, recordando exactamente lo bien que se sintió follarse a su esposo en ese bonito baño. El pelinegro sentado con las piernas abiertas sobre el retrete, con su camisa deslizándose hacia sus hombros mientras entraba en él con desesperada excitación. “Me pregunto si vamos a poder seguir haciendo esto cuando regresemos…”

“¿No crees que puedas regresar al tren de vida habitual después de unas semanas de relajación con tu increíble esposo?”

“Más bien no voy a poder con el soso sexo al que tenemos que reducirnos por la presencia de Sasuke en nuestra casa” rodó los ojos. “Ahh, bien. Sabía en lo que me metía cuando decidí casarme con alguien con hijos” le tomó la mano. “Y fue una de las mejores decisiones de mi vida.”

“Claro que sí” los dos se quedaron en silencio por un rato. “En Burdeos pienso pedir algo sumamente especial para alegrar tu día aún más”

“Uhhh, estaré esperando con ansias” de repente el celular de Hashirama comenzó a sonar. Lo sacó con un poco de fastidio, sobre todo cuando vio el nombre en la pantalla de su dispositivo. Kawarama. ¿Para qué demonios lo llamaba ahora? Ojalá que no fuera por negocios o para pedirle algún favor insignificante como el anterior. O para pedir protección para su novia de Sasuke. Sí, definitivamente esperaba que no fuera eso. “Espera, tengo que contestar”

“Por supuesto, cariño” con una rápida mirada alrededor para asegurarse de que nadie estuviera viendo, el Uchiha empezó a deslizarse discretamente mientras el Senju contestaba su teléfono. Se colocó en el piso, colándose debajo de una manta que su marido tenía sobre las piernas.

“Hola, Kawa, qué se te…” los ojos de Hashirama se ampliaron cuando sintió algo húmedo pasando sobre su pene. Cuando lo sintió de nuevo, estuvo seguro de lo que pasaba: Madara, no sabía en qué momento, se había colado debajo de su manta y le estaba dando una mamada mientras hablaba por teléfono con su hermanito. “Ahhhhh… te… te hablo en otro… momento” demonios, esos trucos que le enseñó Itama funcionaban muy bien. Unos pocos segundos y su amiguito ya estaba más que levantado. “Por favor, este no es…”

“No puede esperar” respondió el otro de muy malas pulgas. “Está pasando una maldita tormenta de nieve encima de nosotros y no sé en qué otro momento voy a tener cobertura, así que te callas y escuchas.”

“No es… no es buen… momento” ya estaba empezando a sudar mucho. Debajo de la manta, el pelinegro seguía con su ataque, metiéndose el glande en la boca y chupándolo ligeramente para aumentar la sensación de excitación. Su trabajo fue recompensado, Hashirama casi emite un gemido sonoro mientras hablaba con Kawarama. Y si había algo que avergonzaba al pelinegro tanto como a él tener sexo en público, era hacer algo indecente frente a su familia. “No es…”

“Aggg, no me importa lo que opines, sólo escucha esto” el castaño siguió, ignorando completamente el tono de su hermano. “El idiota de tu hijo se unió con el gracioso de nuestro sobrino para atormentar a mi novia” los nudillos de Hashirama se pusieron blancos de tanto apretar los braceros del asiento, intentando contener sus gemidos. “¡Luego el diablillo de youtube colgó todo para que el mundo lo viera!”

“No… yo…”

“Sé que en otra situación estaría bastante molesto con ellos, pero la verdad es que sacaron a la luz una cosa que otra que tendría que haber sabido acerca de ella… como que sólo iba tras mi dinero” un ligero gemido escapó de entre sus labios mientras Madara metía más y más de su miembro en su boca. “Si me dices que me lo advertiste te dejaré la cara cual panda cuando regreses.”

“Yo no…”

“Tranquilo, ya voy llegando al punto” siguió el menor, sin interesarse o quizás sin comprender la situación en la que estaba su aniya. “¿Recuerdas lo que me dijiste acerca de mantener a tu malvado esposo lejos de Miku?”

“Madara no es malvado” logró decir antes de tener que cerrar los labios de nuevo para prevenir más reacciones embarazosas. Desde su posición en el suelo, el Uchiha paró un segundo. Hummm, tendría que preguntar acerca de lo que ellos dos habían estado hablando antes de que llegaran a la siguiente parada. Pero bueno, eso podía esperar hasta que terminaran de divertirse. “Kawa, por…”

“Sí, sé que de seguro haz hecho un gran esfuerzo para mantener las garras de Madara y a su ejército de diablillos lejos de la persona que yo creía amar, que eso te ha traído problemas… más ya no tienes que hacerlo” con el orgasmo cada vez más cerca, el moreno se vio obligado a morderse una mano para acallar los sonidos. “Es más, quiero que lo haga. Que la ponga en evidencia como la puta que es…”

“En seri… iioooooooo, Kawaaaaaaaaaaaaa…”

“Y que esté en todas las revistas” siguió despotricando el otro Senju, incapaz de detenerse. “Quiero saborear mi venganza por todo lo alto. Eso es lo que quiero, aniya.”

“UHHHHHHHH…” oh, diablos, esa lengua. Ahora tenía toda su polla en la boca y estaba moviendo la cabeza ligeramente hacia abajo y hacia arriba mientras chupaba, pasando la lengua sobre su miembro, dándole más placer. Estaba al borde del orgasmo, pero no podía hacerlo en frente de su hermanito. Eso era sencillamente… no. “Uhhhhhh…”

“Y aniya”

“¿Sí?”

“Cuando estás teniendo sexo mejor no contestes el teléfono” colgó sin esperar una respuesta. Justo a tiempo, además, porque Hashirama se vino en ese momento, apenas reprimiendo un potente gemido. “Oye” le dijo a Madara cuando este emergió de nuevo entre sus piernas. “Eso no se vale”

“Tú me hiciste lo mismo” respondió el pelinegro tras tragar el semen que estaba en su boca. Asegurándose de que nadie lo estuviera viendo, regresó a su asiento. “Por cierto, respecto a lo que Kawarama mencionó… ¿Qué era eso de que ibas a asegurarte de que no tocara a alguien? ¿Acaso estabas moviéndote en mi contra?”

“Nah, jamás haría eso” el moreno respondió, cerrándose la bragueta. “Es sólo que Kawarama tenía novia y quería asegurarse de que no la espantaras con tu poder mediático” suspiró, pasándose una mano por los sudados rizos. “Luego nuestro pequeño y lindo Sasuke le demostró a su manera que esta era una interesada, por lo que me pidió que descargaras tu ira sobre ella.”

“¿Mi ira? ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Para masajear el ego herido de mi cuñado?”

“Porque se atrevió a contrariar a Sasuke”

“Um hum…”

“Y le hizo daño”

“¿Qué?”

“Izuna te contará los detalles cuando hables con él esta noche, si es que la tormenta de nieve te lo permite” puso un brazo alrededor del pelinegro, que le miró con cara de pocos amigos. Nadie le ponía un dedo encima a sus hijos. “Creo que será suficiente para que aceptes descargar tu mediática ira sobre la pobre incauta”

“Supongo…” lo que sea que fuera a contarle su hermanito, esperaba que no fuera nada físico, porque si no iba a asesinar a la escoria humana que le puso la mano encima a su pequeñito de la manera más lenta y dolorosa posible.

“Tienes la cara del genio maligno ¿Estás planeando acabar con alguien?”

“Deberías conocerme lo suficiente para saber la respuesta”

-De vuelta en Alaska-

“Listo” Kawarama guardó su móvil, haciendo una mueca de asco. Sabía que su aniya tenía algunos fetiches, pero jamás pensó que se le ocurriría tener sexo con miles de ojos en él “¿Qué demonios estaban pensando? ¡Y en medio de un maldito bus!” frunció el ceño, deseando repentinamente lavarse las manos con lejía. “¿Qué diablos le estaba haciendo? Espera, no quiero sa…”

“Por los sonidos, creo que era una mamada” Itama respondió, habiendo espiado toda la conversación. “Sí, en ese momento Madara debía estar entre sus rodillas, dándole un tratamiento espe…”

“¡He dicho que no quiero saber!” lo calló su hermano, poniéndose de un interesante tono verde. La vida sexual de su aniya no era algo en lo que estuviera interesado. “Lo único que importa es que tendré a mi disposición la flota entera de diablillos para mi deleite personal. Nadie querrá salir con ella si la están siguiendo.”

“Ay, vamos. Hay algunos a los que le va el voyerismo… y otros que enloquecen por el exhibicionismo” el dueño de los bares de la perdición se frotó las manos, recordando a sus muy interesantes clientes. “Hay algunos que pagan extra por irse al cuarto con dos chicas o conmigo también para que les haga algo de…”

“¡Pervertido!”

“Precisamente” se alejó con andares de bailarín. Mientras tanto, en la cocina, Sasuke aprovechaba que su tío estaba ocupado para robar una botella de licor de su abuela. Sin realmente ver lo que estaba cogiendo, se guardó un whisky de la reserva de Namie, corriendo de regreso a la sala con ella. Naruto lo vio aparecer con una cara extrañada, sobre todo al ver que no portaba cafés.

“Ven a mi cuarto, usuratonkachi” le susurró, mostrándole la botella que mantenía oculta detrás de su casaca forrada contra el frío. “Vamos a tener nuestra propia fiesta de celebración ahí”

“¿De verdad? Entonces que aproveche, dattebayo” los dos salieron disparados, encerrándose en el cuarto del pelinegro. Una vez ahí, compartieron la botella, tomando sorbos hasta que ambos estuvieron demasiado borrachos para caminar. El pelinegro tomó el último sorbo, torpemente depositando el contenedor vacío en su mesa de noche. “Oye, teme hic, ¿Qué fue lo que trajiste?”

“No estoy seguro, ¡hic!” el Uchiha respondió con una risilla tonta. Sin realmente saber qué estaba haciendo, gateó torpemente hacia el otro, colocando su cabeza cerca de la del rubio. “¿Sabes otra cosa?” el Uzumaki negó, mareándose casi al instante. Por suerte, se las arregló para no vomitar. “Tus ojos son preciosos”

“Los tuyos no se quedan atrás” le siguió el juego Naruto. “¿Pero sabes cual es la mejor parte de toda tu cara, teme?” Sasuke negó. “Tus labios” levantó la mano para acariciarlos. “Son tan bonitos, suaves, lindos… quisiera tocarlos” antes de que ninguno pudiera darse cuenta, los labios de Naruto estaban sobre los de Sasuke, que se abrieron para recibir a la lengua dentro de su cavidad. “Teme…”

“Besas bien, dobe” comentó ausentemente el pelinegro, antes de ser besado de nuevo, esta vez más profundamente. En un movimiento más, estaba debajo del Uzumaki, siendo apretado por su cuerpo contra el colchón. “Dobe…”

“Teme…”

Notas finales:

¿Qué les pareció?  En el siguiente, lo que todos esperaban: un poco de smut Narusasu. ¿Quién quiere leerlo? ¡Review!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).