Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Dobe…”

“Teme…” se besaron de nuevo, habiendo perdido la consciencia de quienes eran. Las manos de Naruto fácilmente levantaron el piyama monologado de su compañero de la infancia, mostrando los pezones rosados y apetitosos del pelinegro. Dios, ¿Cómo no se había dado cuenta de que estaba tan bueno? Se bañaban en la piscina de su familia juntos todo el tiempo. ¿Las peleas los volvían tan ciegos? “Tienes una muy bonita piel”

“Tú… también” las manos de Sasuke recorrían su espalda. ¿Por qué jamás se dio cuenta de que la tenía tan ancha y suave? Le quedaba muy bien con la piel bronceada, dorada como a él le gusta. “No es taann linda. Se quema con nada y en verano pasa más tiempo roja que blanca.”

“Oh, pero se ve como un copo de nieve, dattebayo”

“¿Cómo la nieve que ahora nos atrapa en la casa?”

“Aún mejor” empezó a devorar los pezoncitos sin notar que alguien se había acercado a la puerta. Itama apartó la mano cuando notó lo que estaban haciendo, sonriendo. Vaya, hasta que crecían los pequeñitos de la familia. O eso o estaban tremendamente borrachos, lo que borraba sus inhibiciones. Bueno, en cualquier caso, él siempre apoyaba el amor libre, así que no iba a interponerse en su diversión.

“Ahhhh, no te detengas” pidió el pelinegro mientras se sacaban la ropa que quedaba, quedándose como dios los trajo al mundo

“Claro que no, dattebayo” con la lengua, Naruto delineó cada músculo de su cuerpo, esperando el momento de llegar al pubis. Al hacerlo notó con gran emoción que Sasuke no tenía vello en esa parte del cuerpo, un detalle sumamente sexy. Empezó a colocar su marca en la cara interna de los muslos, lamiendo las marcas rojas que dejaba a su paso. Los gemidos del pelinegro aumentaron de fuerza con cada lamida, sobre todo cuando pasaba por casualidad sobre la sensible piel de sus genitales.

“Así… sí…”

“Qué lindo estás así, Sasuke… casi pareces adorable” contestó el rubio, llevándose tres dedos a la boca. Los salivó lo suficiente como para que resbalaran antes de llevarlos a la cavidad del Uchiha. Con suma delicadeza, metió uno. El gruñido de incomodidad que le siguió casi se hizo esperar por la estrechez de la cavidad. “Estás muy… estrecho…”

“¿Qué esperabas? Yo… jamás he hecho esto” se mordió los labios tratando de acallar los sonidos que salían de su boca. No le gustaba para nada quedar como un débil, ni siquiera estando ebrio como una cuba. Finalmente Naruto encontró el punto indicado para hacerle olvidar ese dolor. “Ahhhh… sí… ahí…”

“¿Te gusta?” inquirió, alcanzando ese bulto de nervios una vez más. El pelinegro se revolvió en su almohada, haciendo que las cobijas cayeran al suelo. Ese cuadro erótico envió una honda de excitación hacia las partes bajas del cuerpo del rubio. ¿Su amigo de la infancia siempre había sido tan sexy? No recordaba haberlo visto nunca en los años que llevaba conociéndolo.

“Ahhhhh… sí… me gusta…. Me encantas…”

“¿Sí? ¿Qué tanto? ¿Quieres más?”

“Sí… más… más…” el Uzumaki metió el segundo dedo, haciendo un movimiento de tijera. Pronto los gemidos aumentaron de volumen, haciendo más sangre fluir hacia la cabeza de abajo del rubio, que ya se levantaba para hacer su trabajo. Estaba tan concentrado en eso que ni siquiera se percató de que la cama había comenzado a rechinar con cada movimiento. O que necesitaba meter el tercer dedo. Simplemente lo sacó y se puso en posición.

“¿Quieres más, Sasuke-chan? ¿De verdad dattebayo?” dijo, rozando la entrada del agujero con la punta de la polla. El pelinegro gruñó por esto. Demonios, ya estaba listo. ¿Por qué no hacía su trabajo? “Pídemelo”

“No”

“Anda, no seas así, teme. Pídeme que te folle” siguió el rubio, pasando su polla entre las nalgas del Uchiha, justo encima de su entrada. “Pídeme que meta mi palo dentro de tu bonito traserito virgen.”

“Ni soñarlo”

“No voy a meterlo hasta que me lo pidas” gruñó Naruto bajo.

“Y yo no pienso rogar. ¿Quieres probar quién aguanta más la necesidad?” el otro estaba muy seguro de tener las de ganar, tanto que el Uzumaki simplemente se rindió. Ya tendría oportunidad de hacerle rogar en otra ocasión. Porque habría otra ocasión, ¿verdad? “Vamos, ven…”

“Como quieras” con cuidado, el bronceado comenzó a penetrarlo hasta quedar completamente dentro. El proceso fue un infierno para Sasuke, pero se las arregló para soportar sin emitir gritos de dolor. Las sábanas se mancharon de sangre, por supuesto, al igual que la almohada por las perforaciones que el pelinegro se hizo en el labio con los dientes. “Demonios… estás apretado…”

“Y tú… grande” los brazos del Uchiha lo rodearon, apretándolo contra su cuerpo mientras se acostumbraba al dolor. Finalmente le dio el visto bueno para continuar, a lo que Naruto respondió con una embestida que casi le arranca un chillido. Con cuidado, el rubio volvió a intentarlo unas tres veces antes de poder darle al punto que volvería loco a su amante. Los gemidos de placer no se hicieron esperar, ambas partes disfrutando del momento como nunca.

“Ahhhhhhh… ahhhhhhh… sí…. Ahí… sí… ¡Sí!” con cada embestida del rubio, la cama se movía contra la pared, generando un sonido como de golpeteo fuerte que se podía oír en todo el primer piso acompañando los cada vez más fuertes gemidos de los dos amantes.

“Sí… genial… ahhhhh… sí…” Naruto observó el rostro contorsionado de placer del pelinegro mientras entraba y salía de él. no podía creer que había pasado tanto tiempo ignorándolo cuando podía haber estado haciendo esto. Y diablos, se sentía tan bien. “Sasuke, Sasuke, Sasuke.”

“La… la mano, dobe” pidió el pelinegro, tendiéndole una. El rubio la tomó, continuando con su feroz ataque al cuello al mismo tiempo. Este dejó marcas de mordida por toda la zona de la yugular del pelinegro, que no podía hacer nada más que gritar el nombre del que lo estaba poseyendo. “Na… Naruto”

“Sasuke”

“¡Naruto!”

“¡Sasuke!” ambos se vinieron en ese momento, gritando el nombre del contrario. Al terminar, los dos se sentían tan cansados que apenas tuvieron fuerzas para separarse antes de caer dormidos entre las sábanas blancas de la cama. por suerte, la habitación tenía calefacción y no morirían de frío si se destapaban durante la noche, ni siquiera en ese estado.

-En el comedor-

“¿Qué diablos es ese ruido?” preguntó Kawarama, sosteniendo una taza de té mientras fulminaba con la mirada a su ex prometida. Una parte de él quería echarla a la calle, a la porra conque hubiera una tormenta de nieve ahí afuera, pero la otra le decía que aunque esta mujer lo hubiera engañado no merecía la muerte. Además, no tenía ganas de estar a solas con su familia de nuevo.

“Creo que alguien ha conseguido ganar con todo este asunto, hermano” comentó Itama, sorbiendo su bebida con paso pausado. “Debo admitir que ya era hora de que esos dos expresaran sus sentimientos con algo que no fuera agresividad. ¿Te as cuenta de lo lindos que quedan juntos?”

“Dios, Itama, Madara va a matarte. Ya sabes lo que opina acerca de que sus hijos se acuesten con tarados”

“Un poco hipócrita, ¿no lo crees?” contestó el tío perdición, dejando su infusión a salvo en la mesa. “Él se casó con el rey de los tarados, detalle que ya sabía al momento de atar el nudo.”

“Vamos, Hashirama puede no ser el más brillante ahí afuera, pero tampoco es tan tonto” defendió Tobirama a su hermano, aunque sabía por su actitud que le faltaban unas cuantas neuronas en la cabeza. “En cualquier caso, no es nuestro problema. Esos dos ya están grandecitos como para hacerse responsables de sus acciones.”

“Pero olvidas, querido hermano, que para las madres el trabajo no termina por más que sus hijos se hayan convertido en adultos” señaló el de pelo bicolor, paseando la vista a su alrededor. “¿Acaso nuestra querida madre no es un claro ejemplo de eso? Nos hizo venir a todos para que la ayudáramos a cuidar de ti.”

“Pues debió haber elegido una mejor estrategia” comentó Kawarama, recordando cómo tuvo que cargar a su madre inconsciente escaleras arriba hasta su cuarto. Namie había comenzado a beber whisky a una velocidad alarmante cuando empezó a escuchar el golpeteo de la cama, conjurando una de las más horribles visiones en su vida. Incluso peor que la interesada con su hijo, al parecer, porque mientras la arrastraban arriba ella murmuraba: los Uchiha de nuevo no, por favor. “Debería examinarla un doctor”

“Te aseguro de que su hígado no ha sufrido daño permanente” dijo Izuna, terminando su bebida caliente. Tobirama vació su propia taza también, dejando que el otro lo ayudara a levantarse. “Bueno, nosotros nos despedimos. Mañana se habrá despejado el cielo y queremos salir a primera hora.”

“¿Se van? ¿De verdad?”

“Sí. Han surgido ciertos problemas en el despacho y tengo que volver para solucionarlos. A Tobirama también le ha llegado un enorme caso nuevo, tanto que casi me da envidia” el pelinegro rio. “Pero no queremos arruinarle las vacaciones a Kagami, así que se quedará aquí hasta que pasen las…”

“Las vacaciones ya pueden darse por perdidas, gracias” respondió Kawarama con cara de pocos amigos. “Me han hecho odiar este lugar, mañana mismo cojo mis llaves y e largo de aquí. Ya verán ustedes lo que harán sin mí, seguro que se acabarán definitivamente las bromas en internet.”

“Lo que se irá será la paciencia de madre, la vas a dejar sola con dos Uchihas, su descarriado hijo pequeño, un sobrino bueno para nada y la interesada”

“Por todo lo que me ha hecho pasar al traerme aquí, que me importa” respondió el mayor, lanzándole una mirada envenenada a su ex prometida. Ella estaba tecleando en su teléfono, posiblemente para contactar a sus amigos en la ciudad. pobrecilla, no sabía que cuando los chicos de Itama recibían la orden de neutralizar el enemigo, realmente lo hacían. “Por cierto, aún no me has contado toda la historia.”

“Oh, querido, hay detalles que es preferible mantener en secreto” levantó la vista hacia la escalera por la cual Raizo y Hotaru habían desaparecido unos minutos antes. Sabía que no durarían tanto tiempo peleados, eran tan compatibles entre ellos. Nobunaga y Shinobu también, aunque el sicario insistiera en ocultarse en una habitación de invitados a compartir la del detective. Sí, esas dos parejas estarían bien, permitiéndole centrarse en el amor joven que acababa de florecer. “¿Por qué no vas a empacar tus cosas?”

“No quiero escuchar a las parejitas siendo cariñosas el uno con el otro”

“Sube, te aseguro que nadie se ha acaramelado aún” le prometió el menor, sonriendo. Kawarama lo miró sin creérselo, pero el otro simplemente levantó una ceja antes de arrastrarlo escaleras arriba. Justo como dijo, el egiptólogo Uchiha y Hotaru estaban discutiendo acerca del pequeño accidente de la canaleta. El gemelo respondía, tratando de calmarlo, hasta que algo se cayó de su bolsillo. Con la cara completamente roja, el hombre torpemente trató de recuperarlo, pero fue superado por su pareja.

“¿Qué se supone que es esto?” preguntó el pelinegro con una expresión de fastidio. El Senju no respondió, haciendo que las sospechas del otro le llevaran a abrir la caja. En seguida toda la desconfianza se evaporó, siendo reemplazada por una de incredulidad. “E… ¿esto es lo que creo que es?”

“Yo… tenía planeada una super romántica velada para pedírtelo formalmente” musitó Hotaru, tratando de evitar que se viera su sonrojo. “Iba a ser bajo las luces del norte con una botella de champaña y una cena…”

“No necesitas hacer todo eso para que te diga que sí” contestó Raizo, admirando el fino trabajo del anillo. Los motivos, las piedras… todo era exactamente como le gustaba a él. E históricamente correcto. Tanto que se notaba que Hotaru debía haber participado de la elaboración de la joya activamente. “Podías habérmelo pedido en medio del Sahara en un camello y aún así hubiera aceptado.”

“Pero quería que fuera el recuerdo perfecto en tu memoria.”

“Pues cualquier manera en la que me pidieras matrimonio iba a ser perfecta” le lanzó la cajita. El gemelo menor se quedó congelado tras atraparla. “¿Y bien?”

“¿Qué…?”

“Se supone que tienes que poner ese anillo en mi dedo, ¿no es verdad?” dijo el otro, extendiendo una mano. El ex casanova sonrió, colocándolo en su sitio para luego besar sus nudillos. “Espero que sepas la próxima vez que planees algo romántico que prefiero el desierto a toda esta nieve” tembló un poco. “Me muero de frío aquí”

“Pues… supongo que tendré que olvidar esa pequeña muestra de romanticismo que planee para nosotros como celebración por nuestro compromiso.”

“No, quiero ver esas luces de las que tanto hablas” repuso Raizo, dejando que el otro pusiera los brazos alrededor de él. “Sólo que… por favor, planea la boda en un lugar más caliente, ¿sí? Posiblemente con bonitas vistas y cuartos calentitos.”

“Siempre que no sea el Cairo…”

“¿Qué tienes tú en contra del Cairo?” preguntó el otro molesto, apartándose de un empujón. Fuera del Valle de los Reyes, el Cairo era una de sus ciudades favoritas.

“Nada, sólo que has pasado demasiado tiempo ahí” volvió a abrazarlo, tratando de calmarlo. “¿Te parece bien que lleguemos a un compromiso? Casémonos en Hawaii. Calor, playa y se hacen bodas hermosas frente al mar con unas bonitas capillas estilo playero totalmente blancas…”

“Suena bien… aunque deberíamos poner uno que otro motivo egipcio para bendecir el matrimonio”

“Claro, tú has eso” Kawarama e Itama, del otro lado de la puerta, sonrieron. Al menos alguien había salido feliz de este desastre. Bueno, alguien aparte de Naruto y Sasuke. Un golpe bajo para el mayor, ya que acababa de romper su propio compromiso, el que se supone iba a salir de esa mansión con el apoyo de su familia, pero esos dos estaban mucho más compenetrados de lo que él creía estar con la interesada esa. Saldrían bien.

-En otra parte-

“Supongo que has considerado todas mis ofertas” comentó Nobunaga, poniendo un plato de comida caliente frente a Shinobu. El sicario lo miró desde debajo de la manta que lo envolvía como una oruga. “¿De verdad no hay manera de terminar con esto?”

“Tengo demasiados esqueletos en el armario” señaló él, poniendo una mano en su mejilla. “Madara, Izuna, Raizo, Obito… todos los que son felices no tienen ni la centésima parte de mi cuenta de cadáveres. Y eso que Madara ha orillado a más de una persona al borde del suicidio o la insania.”

“Shinobu…”

“No sigas” pidió el otro, dejando caer la manta. “Te amo, no te lo voy a negar, pero eso jamás funcionará. Muchos en mi familia aprovecharían cualquier oportunidad para utilizar nuestra conexión en tu contra y…”

“Te quiero a ti”

“Y yo, pero sé cómo va a terminar esto. No es lindo, Nobunaga, no lo es” levantó la pistola que llevaba en una mano. “¿Alguna vez te he contado acerca del asesinato que más placer me dio?”

“No”

“La mayoría me son indiferentes, este no. Lo cometí por Raizo… él no lo sabe, aunque fue esencial para que pudiera ser feliz” respiró hondo antes de continuar. “Dependiendo cómo lo mires, Raizo es mi primo o mi medio hermano” Nobunaga puso una cara de alarma. “Ah, tranquilo, es que nuestros padres solían drogarse juntos y de vez en cuando se confundían de esposas. Ahora, mi padre caía muy rápido, así que mi tío tenía a las dos mujeres para sí… siempre supe que no venía de ese hombre, un examen de ADN lo corroboró unos años después”

“¿Y?”

“Ese cerdo se quedó sin blanca cuando Raizo tenía unos cuatro años. Para ese tiempo yo solía pasar mucho tiempo en su casa. Me importaba mi hermanito y sabía que ese hombre no lo cuidaría bien” aspiró. “Un día no pudo comprar su droga por los métodos monetarios, por lo que decidió cambiar a su hijo por ella. Los escuché negociando… cogí a Raizo y lo oculté en un agujero en la pared del ático. Le entregué su primer libro de egiptología para que se entretuviera y bajé para encargarme del tipo…”

“Espera, ¿el que comenzó su obsesión fuiste tú? ¿Y te acostaste con un tipo por él?”

“Qué va, le propuse al tipo un trato que no pudo rechazar. Verás, para ese entonces yo ya tenía talento para disparar” acarició su arma. “Después de eso, mi tío me metió de lleno al mundo del sicariato, cambiando mis servicios por su droga hasta que me independicé.”

“¿Y el asesinato?”

“Mi tío quería sacarle dinero a Raizo… cuando se enteró de su relación con Hotaru. Pensó que era una gran idea mencionar las veces en las que había intentado intercambiar a sus hijos por droga públicamente para sacarles blanca… así que lo maté para proteger la felicidad de mi hermano” soltó el arma. “Se sintió demasiado bien”

“No, te hace humano” respondió Nobunaga, apretando los puños. Shinobu tenía razón, no había manera de que esa relación funcionara públicamente, pero al menos por el momento… “¿Podemos fingir que no somos lo que somos? Sólo esta noche”

“La tormenta de nieve puede hacernos este favor al menos, ¿no?” después de todo, la realidad podía esperar.

-al día siguiente-

Todos se prepararon para partir. Itachi y Shisui llegaron sorpresivamente después de la tormenta, acordando llevarse a Sasuke después de que un airado Uchiha menor se diera cuenta de lo que había hecho, hiciera una rabieta y saliera lo más rápido posible de la casa, ordenándoles a sus hermanos que lo llevaran. Naruto negó con la cabeza, sólo ebrio Sasuke podría ser llamado lindo. Una derrotada Miku salió sin mirar a Kawarama, que se marchaba con Itama para celebrar su soltería en uno de sus bares mientras que Namie decidió que había tenido suficiente. Tobirama e Izuna también se marcharon como dijeron.

“Bueno, por fin solos… casi” comentó Hotaru, entrelazando sus dedos.

“Entonces hagamos lo posible por aprovechar nuestro tiempo a solas” respondió Raizo con un beso.

Notas finales:

¿Qué tal? Hace mucho que no actualizaba este fic y creía que era hora de terminarlo. Bueno, todavía falta un capítulo más, detallando el regreso de Madara al hogar y su favorcito a Kawarama. les voy a decir que tengo muy buenas ideas para eso. ¿Ustedes también? ¡Review!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).