Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Dije que le compraría uno, ¿o no?” Naruto sacó de su armario su monedero de sapito, lleno de los ahorros que se arreglaba para tener. No podía creer que tendría que gastarse más de la mitad en comprarle un nuevo aparato a Sasuke. ¡Era injusto! ¡Sólo porque el gritón no podía vivir sin ponerse en contacto con su mamá no quería decir que él tuviera que gastar su dinero! Un grito de completa desesperación lo sacó de sus pensamientos, haciéndolo bajar las escaleras a toda velocidad. “¿Qué está pasando aquí?”

“Se ha vuelto loca” respondió Kagami, mirando completamente aterrado cómo su abuela adoptiva salía del cuarto de sus padres cargada de todos los objetos electrónicos que habían traído, incluidos sus celulares y localizadores. Tobirama e Izuna trataron de recuperarlos, pero no eran oponente para ella… al menos no en su estado. Se veían extraños.

“El computador, el localizador, el celular, el otro celular…” iba haciendo una lista mientras metía cuidadosamente en un armario todos los implementos electrónicos, haciendo caso omiso de las caras descorazonadas de su hijo y yerno. “Y el mini computador con tamaño de celular” cerró la puerta del armario con llave. “Listo”

“¡No tienes corazón!” chilló Izuna finalmente, arañando las puertas de madera como un perro que hubiera perdido su hueso. Su marido emitía un sonido que les hacía a los presentes querer sacarlos de su miseria. El hijo de la pareja los miraba con compasión y un poco de miedo, nadie les quitaba a sus padres su droga principal, nunca. Sino podían ponerse… insoportables era poco decir.

“Voy a preparar café” murmuró este, sabiendo que necesitaría una cantidad descomunal de este para sobrevivir aquel infernal primer día. Naruto lo siguió al comedor, donde los esperaba un desayuno de hotel. Se sirvió unos waffles antes de que nadie más pudiera, rociándolos con abundante jarabe de chocolate. Una pena que no hubiera ramen para desayunar, pero qué se le va a hacer. Los waffles eran casi igual de buenos.

“Buenos días, ¿Quién de ustedes ha traído un cachorro de lobo y lo está torturando?” inquirió Kawarama, presentándose con su novia frente a la familia. “Ya en serio, chicos, se hay un animal nuevo en la casa tengo que…”

“Esos sonidos de allá atrás” señaló Kagami por encima del hombro al mismo tiempo que su tío se servía una taza de café y le daba un gran sorbo. “Son mis padres en pleno síndrome de abstinencia porque tu madre les decomisó todas las cosas relacionadas con el trabajo” el otro escupió todo como una regadera, consternado. “Qué asco, mejora tus modales un poquito, ¿quieres?”

“Mi… ¿mi madre hizo qué?” preguntó con los ojos desorbitados. Nadie, absolutamente nadie, se metía entre Tobirama y su trabajo. Lo mismo se podía decir para Izuna… aunque ambos solían hacerse un agujero de vez en cuando en su apretada agenda para Kagami y el otro en la relación. Sobre todo si pasaban tiempo entre las sábanas. “¿Es que está demente? Sabe que nadie tiene que…”

“… el pobre Kagami debería tener unas vacaciones familiares antes de que sea demasiado grande para pasar tiempo con sus padres. ¡Sólo Dios sabe la última vez que las tuvo!” dijo Namie antes de entrar en el mismo ambiente que ellos. Siguiéndola, estaban Tobirama e Izuna, tratando de seguirle el paso. “Ah, hola, cariño” le sonrió exclusivamente a Kawarama, como si sólo le estuviera viendo a él. “no sabía que estabas aquí.”

“¿Dónde más podría estar a estas horas de la mañana, madre?” preguntó de malas pulgas el Senju menor, observando el estado en el que estaban tanto su hermano mayor como su cuñado. “Si crees que no sé lo que estás haciendo…”

“Ay, por favor, hijito, esto no tiene nada que ver con tus caprichos” contestó ella, dejando completamente de lado a la chica. “Es por Kagami” ella lo abrazó, plantándole un beso en la mejilla que no engañó a nadie. “Tiene que gozar de al menos unas vacaciones familiares en toda su vida.”

“Nunca te ha importado” de hecho, a Namie Senju jamás le habían importado ninguno de sus nietos. Quizás fuera porque no eran biológicos, pero… la mujer también tenía algo de hielo en las venas que sus propios hijos habían sufrido durante su niñez y por eso no se sorprendían de que se mantuviera lejos de sus chicos. “De hecho, siempre te las has arreglado para tenerlos a todos ellos bien lejos de…”

“Hace una mañana espléndida, ¿no lo creen?” Itama cortó cualquier palabra que su hermano estuviera a punto de decir, apareciéndose como un fantasma en el lugar. Todavía estaba vestido en camisón… si era que a esa pieza de lencería se le podía llamar camisón. En seguida todos se sintieron incómodos. “Espero que todos se cambien rápido, porque el avión de Hotaru y Nobunaga se adelantó. Llega en menos de una hora.”

“Ya estamos vestidos, tú eres el único que tiene algo que… remover” aunque no había mucho que lo cubriera. Paseó la mirada buscando ayuda por toda la mesa, pero nadie estaba dispuesto a decirle al rey de la perdición que delante de la familia debía llevar un poco más de ropa. “¿Cómo diablos sabes que se adelantó el vuelo?”

“El piloto es uno de mis exs… bueno, supongo que así podrías llamarlo” le sonrió de una manera lasciva, señalando que jamás había tenido una relación formal con el tipo. O al menos ninguna en la que haya sido particularmente fiel. “Me ha hecho un favor”

“Qué asco” con el desayuno arruinado, todos se movieron hacia la salida para ir a recibir al par de gemelos. Itama desapareció arriba de las escaleras por unos segundos, volviendo completamente vestido, esta vez presentable para la familia. Al parecer, ni siquiera él era inmune al frío invernal. “No vuelvas a aparecer con esa cosa delante de nosotros nunca en la vida, ¿me entendiste?”

“¿Por qué? He aparecido delante de ti mostrando más piel y no te has escandalizado” el menor siguió con su juego. Sabía por qué estaba aquí, no pararía hasta cumplir con el objetivo de su madre… como un favor a su hermano. “¿Qué no recuerdas cuando nos bañábamos juntos de pequeños?”

“¡Éramos niños, joder, ya aprende a comportarte! ¡Y a mantener tus impulsos sexuales controlados!” gritó el mayor, haciendo saltar a Miku. “Lo siento, querida, no quería asustarte. Es sólo que mi hermanito me saca de quicio.”

“Sí, querida, no nos hagas caso” siguió el del pelo bicolor, guiñando un ojo. “Igual que yo no hago caso a las narices con jorobas o a las piernas ligeramente torcidas de la gente” ella sintió rabia nacer en su pecho. ¿Cómo se atrevía a decirle eso a la cara? “Dime, ¿has conocido al doctor Engels? Hace unas estupendas narices”

“¿Sí? Supongo que lo conocerás muy personalmente”

“Claro, es otro de mis ex novios” ¡demonios! ¡Su descaro no tenía límites!

“Ya basta” Namie impuso orden, a pesar de que estaba disfrutando de la escena. Su pequeño Itama sí que sabía tratar bien a las putas. “Vamos a llegar tarde a recoger a sus primos y nadie quiere eso, ¿verdad?”

“Sí, claro” respondió su hijo castaño claro, aunque en realidad había estado rezando porque ese par hubieran perdido el vuelo, porque lo cancelaran por una tormenta de nieve o que lo fulminara un rayo. Así su novia estaría más a salvo. No tuvo tiempo de pensar en qué otra maldición indeseable quería desatar sobre sus parientes, porque Naruto lo llevó lejos, hacia un stand de celulares.

“Elige uno para el teme, yo no voy a gastar energía en eso, dattebayo” señaló el rubio, cruzándose de brazos. Su tío estuvo a punto de mandarlo a la mierda, pero entonces vio a su hermanito escabulléndose por ahí. Quizás estaba a punto de encontrarse con uno de sus ex novios… o con mitad de la ciudad en un baño. “Tío…”

“Ya voy” finalmente consiguieron uno de buena calidad que se acomodaría a las necesidades de Sasuke. El pelinegro lo recibió y en seguida se puso a mandarle mensajes a su madre, diciéndole que ese era su nuevo número. Además exigía que lo sacara de ahí de una buena vez por todas. Ahora. AHORA. “Escucha, zorrito” le susurró, diciendo el apodo de su infancia para de alguna manera intimidarlo. Después de todo, a ningún adolescente le gusta que lo vayan llamando así por las calles. “Voy a evitar que tu tío se acueste con la ciudad entera, tú vigila por si esos dos aparecen.”

“Como digas” Kawarama se alejó, buscando con la vista a su hermanito. Itama, por su parte, estaba en otra plataforma, esperando a alguien. Cuando un chico esbelto y castaño apareció, él lo llamó con la mano. El otro le dedicó una mirada llena de disgusto contenido, caminando hacia él. El dueño de los bares de la perdición sonrió por lo bajo, una sonrisa que no auguraba nada bueno para cualquiera con el más mínimo impulso sexual.

“Querido Junta, un placer volverte a ver”

“Vete a la mierda, proxeneta del diablo” a pesar de sus palabras, Shigaraki Junta no hizo ningún movimiento para apartarlo. “De todas maneras, ¿para qué me trajiste aquí? No veo nada tan importante como para que no lo puedas manejar.”

“Oh, sólo necesito que me prestes tus habilidades periodísticas y placenteras para eliminar un apoyo logístico mientras yo me encargo de hacerle la vida imposible a alguien” se puso un dedo en la boca e iba a seguir hablando, más notó que el castaño claro estaba ahí. “Toma esto de aquí” le metió una tarjeta en la chaqueta. “Es de una habitación de hotel. Me reuniré contigo más tarde ahí.”

“Ojalá te mueras” para disimular, Itama se puso a revisar su teléfono. Le mandó un par de mensajes a Madara para ver si le había gustado sus regalos atrasados… seguro que a su hermano le gustaba mucho el de navidad, aunque no tanto el de cumpleaños… o quizás sí, dependiendo de lo que estuviera dispuesto a probar. Así lo encontró Kawarama, sorprendido que no estuviera con un amante.

“Aquí estabas… pensé que ya te habrías marchado a un hotel”

“Y aún así viniste a buscarme, qué considerado” bajó el celular, sin perder su fachada. “Lamento decepcionarte, más estas vacaciones voy a portarme bien… aparte, no he traído condones y me niego a contraer una venérea” le mostró la pantalla del aparato. El número familiar hizo bajar la guardia al mayor, poniéndolos en movimiento hacia la plataforma por donde arribarían los gemelos. “Si tienes que saber, estaba mandándoles un par de indicaciones acerca de mis regalos de cumpleaños y navidad atrasados”

“¿De verdad?” el cumpleaños de Madara había sido hacer poco, así que no le parecía extraño que Itama les hubiera enviado algo. Sobre todo con la…

“¡Primo, hola!” no lo había notado, pero los problemas llegaron mientras no estaba. Y ahí se encontraban. Hotaru con su innata sensualidad que sólo era superada por Itama mismo, ojeando a su Miku como si ella fuera una pieza de carne y no pudiera decidir qué parte de ella comer primero. “Qué linda tu novia, ¿ya has tenido algo con ella?”

“No te interesa” Nobunaga negó con la cabeza, mirando hacia otro lado. Sabía lo que su hermano estaba haciendo, después de todo ellos mismos investigaron a la chica. Sólo sentía un poco de pena por Raizo… nah, ese idiota lo valoraba demasiado para serle infiel, a pesar de que estuviera a miles de kilómetros. Aunque… quizás sí utilizara algunas de sus armas para castigarlo por considerar una excavación más importante que él.

“Oh, qué pena” se acercó, tomando la mano de la muchacha para besarla, haciendo que se sonrojara en contra de su voluntad. Demonios, este hombre era adorable. Kawarama rápidamente recuperó su cordura cuando la arrastró lejos de su primo. “Por favor, Kawa-chan, la señorita y yo sólo nos estábamos conociendo…”

“Como si no supiera que estabas tratando de sabotear mi relación” la arrastró lejos. No le agradaba el tener a su novia tan cerca del rompecorazones, menos en un espacio confinado, así que se adelantó para marcharse. Todos se quedaron ahí, observando a la pareja retirándose del aeropuerto.

“¿Cuál es tu veredicto?” preguntó Hotaru a su hermano, sorprendiendo a todos. Con los romances, normalmente él era el que mandaba.

“Está colado por ella” respondió el mayor, entornando los ojos “no va a dejar que te acerques tan fácilmente a su interesada” suspiró. “En fin, no hay mujer a la que no puedas seducir e Itama ya se ofreció a darnos un apoyo con su logística. Lo único que me preocupa es lo hundidas que tiene las garras… le dolerá.”

“¿Están seguros de que pueden librarse de ellas?” inquirió Namie a sus sobrinos.

“Claro… pero primero voy a divertirme un poco” sí, primero la utilizaría un poco para sus propios fines. Después de todo… una personita se merecía un pequeño castigo. Emprendieron el camino, con el casanova palpando algo en su bolsillo, una cosita que planeaba entregarle a alguien tan pronto como estuvieran en medio de la blancura de las montañas. “Por cierto, ¿has recibido noticas de Hashirama últimamente?”

“Eso pregúntaselo a Sasuke, que ha intentado comunicarse con ellos prácticamente desde que se fueron.”

-En el hotel de Madrid-

“¿Feliz Navidad?” Madara estaba a punto de estallar. Todos en la condenada familia conocían su aversión a la cumplenavidad, pero ese intento de proxeneta se había tomado el lujo de darle esa pieza de ropa roja con bordes blancos por esa fecha. Estaba a punto de estallar cuando… espera… tenía algo más escrito. “Posdata: el de cumpleaños lo tiene Hashirama, tú decide cual usar primero… ¿Qué demonios?” salió del baño dejando la pieza de ropa dentro de él, sólo para ver a moreno sosteniendo unas hermosas esposas de cuero negras con hebillas y cadenas de plata rodeándolas, decorando el exterior. “Eso es…”

“Se ha vuelto loco” determinó el Senju, mostrándole la cosa. “Ha enviado un set de sadomaso para principiantes. Y lo peor es que dice que es para ti, por tu cumpleaños. Como si tú fueras a…” notando la excitación de su esposo, el otro rápidamente bajó la mano, escondiendo las esposas. “No… simplemente no”

“Oh, ¿estás seguro?” el pelinegro se acercó sensualmente, finalmente poniéndose encima de él y aprisionándolo contra el colchón. “Tu hermano, con su libidinosa mente, puede tener buenas ideas de vez en cuando. Sobre todo cuando se trata de…” le abrió los botones de la camisa para quitársela, mientras el hombre intentaba liberarse. “sexo” ronroneó, finalmente dejándole el torso desnudo. “Manos arriba”

“Madara…”

“Manos arriba” cogió su entrepierna con una mano, apretando un poco su pajarito para decirle que hablaba en serio. “Me moría por probar esto”

“En serio, Madara, tienes que parar” se revolvió incómodo su pareja. “Mira… puedo pasar las esposas… ahem… sé que te interesaban las cosas sadomaso desde que utilizamos esa pequeña brida durante nuestro primer aniversario, más…”

“No tanto, sólo… quiero experimentar emociones mucho más fuertes. Y placeres también” el pelinegro agarró las esposas para amarrarlo. “¿Por qué estás tan nervioso de todos modos? Son solo esposas, ya lo hemos hecho amarrados un par de veces. He dejado que me ataras y yo te he atado a ti.”

“Pues si, pero…” el Uchiha entornó los ojos, buscando alrededor de su marido. Pronto encontró algo, una pequeña banda de cuero con un aro metálico y una pelota. Ya lo había visto antes… era para amordazar. “Esoooooo…”

“Ohhhhh, ¿alguien estaba tratando de robarme mi regalo?” se lo puso antes de bajar lentamente su pantalón, soplando su aliento caliente sobre su ligeramente excitado miembro. “Creo que tendré que castigarlo”

“Hummmmm!” Hashirama no se pudo resistir cuando el otro comenzó a meterse su miembro dentro de la boca. Demonios, ¿Cuándo se había vuelto tan bueno haciendo mamadas? Parecía que de un momento a otro se había convertido en un experto. Y luego se dio cuenta que no era la única cosa en la que se había vuelto sorprendentemente bueno. El sexo fue tan bueno que terminó desmayándose del placer. Al despertar, Madara usaba una ligera bata de tela amarilla casi transparente. “¿Cómo diablos…?”

“Ya despertaste” el pelinegro le ofreció un vaso de agua. “Me preguntaba si me habría pasado… te viniste tanto que tuve que tomar un baño” se echó a su costado. “Tenemos un par de horas todavía antes de salir al aeropuerto.”

“Oye… ¿Cómo diablos te has vuelto tan experimentado en tan poco tiempo?” inquirió, entornando los ojos. Su esposo se estremeció, sonrojándose un poco. “¿Madara? ¿Hay algo que yo deba saber?”

“Claro que no y no lo sabrás, porque no te lo diré”

“¿De verdad?” el otro lo miró con sospecha. ¿Acaso le estaba siendo infiel? Normalmente lo creería incapaz, pero nadie se volvía tan bueno en cosas sexuales de la noche a la mañana sin algo de ayuda. Y él estaba dispuesto a hallar la respuesta. Se volteó, no queriendo verlo por el momento. Los celos no sacaban lo mejor de él, así que prefería enfriarse antes de enfrentarlo acerca de su habilidad. Entonces encontró un mensaje de Itama, escondido en el mueble: “Véngate”

-En Alaska-

“Ahhhh, me tomó casi una eternidad zafarme de esa garrapata” el de pelo bicolor movió su cabellera hacia un lado, suspirando con fastidio. “Mi hermano parece creer que me voy a acostar con la ciudad entera si me ausento una hora”

“¿Y de quién será la culpa?” preguntó Junta, cruzándose de brazos en la cama. desde que Itama Senju lo atrapó con su red, su vida se había convertido en la de prácticamente una prostituta, sólo que se acostaba a cambio de información valiosa para su jefe, no por dinero. “Mira, tengo cosas más importantes que hacer…”

“Será corto, te lo aseguro. Yo me encargaré de lo peor… pero necesito que hagas una sola cosa por mí” le mostró una foto en su celular. “¿La ves? Es la novia de mi hermano, aunque lo único que ama de él es su dinero. Kawarama es demasiado estúpido para verlo, así que estoy manejado el asunto” le dedicó una mirada seria. “Quiero que te deshagas de todo el apoyo que pueda tener en la ciudad.”

“¿Y cómo sabes que el apoyo no viene de fuera?”

“Porque no hay tan buena recepción cuando llamadas o mensajes salen” se acercó a él. “No, su apoyo está en esta ciudad y tu principal misión es encontrarlo… y eliminarlo. Usa todos los medios necesario. Y si encuentras algo que me pueda ayudar, concierta una cita para entregármelo lo más pronto que puedas.” Dio una vuelta alrededor de su juguete. “Espero que no hayas olvidado todo lo que te enseñé.”

“Hay cosas que jamás se pueden olvidar” respondió el chico, apretando los dientes. Nunca olvidaría el entrenamiento para complacer que le había dado Itama, la auténtica tortura que eso se volvió. Que hubiera resultado útil en sus investigaciones… bueno, era periodista, tenía que usar algunas armas que preferiría no tener como ventaja.

“Eso espero… porque tendrás que demostrármelo ahora mismo” se oyeron unos golpes en la puerta. “Lo haré pasar, es un buen amigo al que ni siquiera le gustaban los hombres hasta que tuvo una noche conmigo… no quiere hacerlo más, pero… tú ya sabes” se volteó. “complácelo”

“Deja al pobre tipo” igualmente se quitó la ropa. Debajo del atuendo llevaba una prenda que apenas podía ser llamada lencería, regalo de su actual amo, que también le enseñó a complacer heterosexuales a pesar de que estos prefirieran a las mujeres. Era un poco más difícil, más… tenía que hacerlo… porque era uno de los chicos de Itama Senju, el señor de la perdición, el más poderoso en el bajo mundo… y así debía de ser.

Notas finales:

Ohhhhh, ¿qué estará pasando? ¿Cómo se habrá hecho Madara tan bueno en eso? Y... ¿qué diablos estará planeando Itama? Los secretos compran poder y no hay nada mejor que el placer y el alcohol para sacarlos, cosas en las que él es un experto. ¿qué creen que pasará? Review!!!!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).