Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“… por unas semanas y Hotaru se mete con la primera puta que vuelve la vista hacia él” Raizo despotricaba como si ya estuviera probada la infidelidad de su novio. Hubiera sido capaz de lanzarle una maldición egipcia de las que él se sabía… aunque eso no sería muy efectivo, ¿verdad? “No sé cómo fue capaz de hacerlo”

“Yo sí” Shinobu rodó los ojos, haciendo que su primo se detuviera en seco y volteara lentamente para mirarlo con una expresión de absoluta furia. “Tienes que admitirlo, no eres precisamente el prototipo de pareja ideal”

“Podría decir lo mismo de ti” el asesino le dirigió una muy torva mirada. ¿Qué demonios estaba mal con él? ¡Era perfecto! ¡Y no le daba a Nobunaga ninguna maldita razón para serle infiel con una puta!

“Retira lo dicho”

“Tú primero”

“¡Claro que no lo haré! ¡Sólo estaba diciendo la verdad!” saltó Raizo, enseñando los dientes. De repente, toda la bravura Uchiha salió de él, como si siempre hubiese sido así. Por desgracia, el otro también la tenía. Y estaba muy entrenado en usarla. Su trabajo como sicario le hacía tener mucha practica en eso. “¡Sólo échate un vistazo! ¡¿Cuándo fue la última vez que te cuidaste un poco la figura?! Debes haber engordado unos tres o cuatro kilos desde entonces”

“Malnacido…” la cara del otro no tenía precio. Él se preciaba de tener un físico esplendido, que presumía usando ropa bastante ajustada. Era cierto que últimamente se descuidó un pelín… ¡pero no era para tanto! “¡Tú sólo estás delgado porque te pasas la vida escarbando en la arena!”

“Al menos no tengo nada sobrante” contestó muy ufano el arqueólogo, sin prestar atención a la cantidad de gente que su muy pública pelea estaba atrayendo. “Gordito”

“Yo podré haber engordado un poco, pero sigo siendo más sexy que tú” y no estaba gordo, sólo un poquito pasado de peso. Ni siquiera se notaba… mucho. En fin, de regreso a lo suyo, había encontrado la munición perfecta para usar contra el otro. “No me sorprende nada que tu novio se haya cansado de ti con lo aburrido que eres.” Oh, dios esa cara… lo estaba disfrutando bastante. “¿Hablas de algo que no sea Egipto?”

“¿A ti qué te importa? Es interesante”

“Más bien ERES un matapasiones. Uno MUY grande” los dientes de su primo rechinaron por la fuerza con la que los movió en un arranque de rabia. “Y tu ropa no es la mejor del mundo. ¿Acaso compras en una tienda de rebajas? ¿O hay un establecimiento exclusivamente de ropa para nerds?”

“A-al menos yo no visto como prostituta” finalmente puso en palabras todo lo que su familia pensaba del atuendo de Shinobu. Una opinión que este no compartía… y que lo llenaba de rabia. “Es ropa de cuero, toda provocativa que atrae miradas lujuriosas...”

“¡Tú no eres quién para dar concejos de moda! ¡Vistes como un profesor de los años cincuenta si no más!” los gritos cada vez atraían a más gente. “¡¿Alguna vez en tu vida has usado ropa interior que no te llegue a la rodilla?! ¡Incluso en pleno desierto estas todo vestido! ¡Cómprate unos pantalones cortos aunque sea! Pero no, don pudoroso no puede ser visto en público sin un atuendo de anciano, ¿no?”

“Bastardo” las caras de ambos estaban rojas. Ninguno de los dos hubiera aceptado concejos de vestimenta del otro. Quizás de Madara, pero no el uno del otro. ¿La razón? Los dos sabían que se vestían fatal. Y no, no iban a admitirlo en voz alta. “¡Al menos yo no hago mi trabajo en ropa interior!”

“¡Porque de todas maneras te verías tan aburrido como ahora!”

“¡¿Tanto cuero te ha sobrecalentado el cerebro?! ¡Sólo visto de la manera apropiada! ¡No como tú que pareces pedir a gritos que te violen en grupo por las calles!”

“¿Ese no deberías ser tú, querido?” el otro se puso lívido. ¿realmente iba a abrir esa lata de gusanos en ese preciso momento? Internamente, el sicario sintió un poco de culpa por traer ese episodio particularmente doloroso de vuelta a la mente de su primo, pero no iba a retractarse. “Monja puritana”

“Pervertido de armario” ahora sí se lo buscó el chiquillo.

“Chones de viejo”

“Al menos yo sí los uso” siguieron insultándose hasta que se quedaron afónicos por hacerlo. Todo a vista y paciencia de las cámaras de sus espectadores. Finalmente rompieron su pelea, alejándose el uno del otro, rabiosos por las palabras hirientes. Raizo se detuvo delante de una pequeña cafetería, tratando de quitarse la furia que tenía dentro. Aunque… tras unas cuantas horas de pasear por las tiendas, enfriándose, tenía que admitir… que Shinobu tenía razón. La moda no era precisamente su fuerte. Se sentó en una banca, terminando de calmarse. Debía ser tonto para pelearse así. ¡Y en público! “Agggg, soy un idiota”

“Yo también” trató de no mostrarse impresionado por la habilidad con la que el asesino había escapado a su detección. Después de todo, llevaba haciéndolo desde que eran pequeños.

“¿Siempre tienes que aparecerte así?” preguntó fastidiado.

“Mi trabajo es matar sin que me detecten, claro que tengo que aparecerme así” antes de que pudiera decir algo más, le extendió un paquete de galletas. “¿Ofrenda de paz?” el otro la recibió. “No quise decir la mitad de las cosas que dije. Es sólo que… ya estaba enfadado y cuando tú me insultaste, el enojo estalló contra ti. Estuvo mal y yo…”

“Vaya, quién lo diría, un sicario con moral” suspiró el menor, sonriendo. “al menos para con su familia” apartó un mechón de su cara. “Tranquilo, no pasa nada. ¿Me perdonas tú por hacer lo mismo?”

“No hay problema” le restó importancia el mayor. Pasaron un rato callados hasta que finalmente uno habló “Oye… quizás no sea tan bueno para elegir ropa como Madara, más creo que puedo hacerle un par de mejoras a tu atuendo” se detuvo por un momento, observando indeciso a su primo. “Eso si quieres”

“Sólo si me dejas hacer un par al tuyo” el sicario se quedó completamente helado. ¿Qué demonios estaba sugiriendo? “Tienes que admitir que no es el correcto si quieres conservar a tu hombre. Da a entender que… le das las cosas demasiado fácil” no entendía… “que abres las piernas para él cada vez que te lo pide”

“¡No lo hago!” ahora realmente estaba ofendido. Si pusiera las cosas así de fáciles, estaría en prisión hace mucho, con su extraña relación acabada. “¡Tampoco soy fácil!”

“La ropa dice lo contrario”

“Yo… yo…” se miró en un espejo. Sí, su vestuario dejaba poco a la imaginación, más… ¿a quién engañaba? Necesitaba un cambio de imagen. Así le daría a entender a Nobunaga que no debía dar nada por sentado y menos a él. “Tú ganas” bajó la cabeza, derrotado. “En fin, vamos a ir a la nieve, necesito atuendos de invierno.”

“Lo mismo digo, aunque no sé cómo vas a mejorar mi vestimenta si tengo que ir a Alaska” sonrió. No había mucho que Shinobu pudiera hacer, la ropa descarada no era muy funcional en sitios como ese. Quizás alguna tela térmica apretada… podía vivir con eso.

“Ni creas” de repente la expresión del sicario se tornó diabólica. Ya quería ver a su primito con mitad de las cosas que iba a enseñarle. “Hay muchas maneras de ser atrevido, sobre todo si estás en la alcoba con tu pareja. Y, si te digo la verdad, lo único que tu relación necesita es un poco más de picante” se lamió los labios. “El resto parece muy sólido”

“Pero… estamos bien… hasta donde yo sabía”

“Raizo-chan, si sigues así terminará cansándose. La vergüenza es linda al principio, pero harta después de un tiempo” lo arrastró hasta una tienda de Victoria´s Secret, a la sección reservada. Ahí tenían lo realmente bueno: la colección para ukes en problemas. El mayor cogió el primer conjunto que pudo y lo colocó encima de él, haciendo que se pusiera más rojo que un tomate. “Sí, esto te quedaría fantástico.”

“Oye…” retrocedió nada más ver esa cosa sobre su cuerpo. “¿No crees que esto es excesivo? Digo… sé que tú usas cosas así para darle a tu relación algo de lo que sea que le des, más no estoy seguro de que yo…”

“Primo, en serio, deja esos hábitos puritanos. Ni que fueras virgen para conservarlos” el asesino cogió otro y lo puso en el mismo lugar. El arqueólogo volvió a escapar y este suspiró, cansado. “¿Quieres conservarlo o no?”

“Dudo que eso ayude”

“Claro que va a ayudar” bajó los brazos. “Hotaru era conocido por ser un casanova, así que tiene mucha experiencia. Habrá pasado por miles de desfiles de chicas y chicos en ropa sexy. Seguro habrá pensado más de una vez en ti utilizando lo que ellos le mostraron” lo miró de arriba abajo. “Si no te cuidas, los viejos hábitos volverán, sus ojos comenzarán a vagar…”

“Él… él no lo haría” las fotos decían lo contrario, pero quería creer lo mejor del hombre que amaba. “Aparte… no me ha pedido que me los ponga”

“Quizás porque sabe que morirías de la vergüenza nada más ver la lencería” puso a la fuerza en sus manos las cosas. “Escucha, apenas tenemos tiempo antes de que salga el avión en el que nos he comprado boletos” le explicó, haciendo que el otro levantara una ceja. ¿Cuándo demonios le consiguió un vuelo? “No voy a pelear contigo por tonterías por tonterías, pero si no quieres mi ayuda…”

“Yo… atraigo a los hombres” finalmente dijo, tratando de no desmayarse de lo rojo que se ponía. En ese momento, por alguna razón, se puso a pensar en su novio y en lo que haría en esa situación. Seguro que le acariciaría la mejilla, diciéndole lo bien que le quedaba ese adorable rubor en su rostro… ¡¿Por qué pensaba en eso, joder?! “No digas lo contrario, he conocido muchos que me consideran atractivo.”

“Tu inocencia es atractiva, primito, pero no es suficiente para conservar a un hombre interesado” puso otra cosa en sus brazos, una significativamente más pequeña que la anterior. “Poseerte debe sentirse como desvirgar a alguien todas las noches, más incluso eso se vuelve aburrido después de un tiempo” siguió eligiendo ropa. “Piénsalo bien. Por más que te guste, ¿seguirías comiendo el mismo platillo cada noche? ¿Sobre todo cuando tienes uno más provocativo al costado?”

“¡Que no es mejor que yo!”

“Díselo a esta foto” Shinobu le mostró otra toma de Hotaru con la misma chica de antes, que posaba de una manera que parecía que sus senos iban a salirse de su brasier. Raizo entonces admitió la derrota y recibió la lencería que su pariente le ofrecía. “Ahora entra al probador para asegurarnos de que te queda bien”

“Todavía no estoy muy seguro de esto…”

“Díselo a esta foto” la rabia volvió a hacer que sus circuitos neuronales casi hicieran cortocircuito.

“De nuevo, ¿Cuál dijiste que era mi talla?” finalmente salieron de la tienda con un par de conjuntos de ropa térmica cada uno y muchas bolsas de lencería especial para Raizo, que no podía creer que acabara de comprar eso. Bueno, todo con tal de conservar a su hombre. Aparte… “Ahora es tu turno”

“Ehhhhh… verás, sé que te dije que podías hacer unos cuantos cambios a mi guardarropa, pero creo que…”

“Ohhh, no te vas a echar para atrás ahora que he pasado por todo eso” el egiptólogo lo agarró antes de que pudiera zafarse, arrastrándolo hasta una tienda. “Ahora, no sé cómo tú vas vestido cuando hace frío, aunque supongo que no usas esas cosas” señaló su atuendo de cuero con adornos brillantes. “¿Siquiera te has puesto ropa interior?”

“¿Crees que hay espacio en estos pantalones para eso?” señaló su vestimenta. El menor se lo pensó por un momento. De verdad no parecía que hubiera sitio para nada ahí. “Y si te sirve de consuelo, sí que me pongo algo más normal cuando tengo que combatir el frío.”

“Entonces sabrás cómo usar esto” sacó de los anaqueles un pantalón de jean que en su vida Shinobu usaría… más que nada porque era muy recatado y no lo suficientemente ajustado. “Es sólo para recalcarle a Nobunaga que a partir de ahora va a tener que trabajar más para obtener algo de ti… y que no le perdonas lo de la puta esa” frunció el ceño. “¿O vas a seguir regalándole buenas vistas tras este mal trago?”

“Odio cuando tienes razón” señaló él, cogiendo la cosa esa. No tendría que vestirla el resto de su vida, lo que era un gran alivio, pero al menos hasta que se le pasara el enfado esa era la clase de atavío que su novio vería en él. salieron de la tienda, el sicario con una expresión alicaída. “Eres un maldito tirano… y ¿Qué diablos tienes en contra del cuero?”

“Enseña demasiado y el objetivo es justo el contrario” comentó su primo, cambiándose de ropa antes de subir al avión. “Ahora subamos antes de que perdamos el vuelo” entonces se le ocurrió algo. “¿Cómo demonios consigue un criminal buscado pasajes para Alaska?”

“Con dinero, astucia y un pasaporte con el nombre de su sobrino” le enseñó la identificación que decía que su nombre era Izuna Uchiha. “Tenía que ser creíble”

“Ya decía yo que no debía juntarme contigo” los dos se metieron, sentándose en las butacas que les correspondía. Finalmente despegaron con dirección a los Estados Unidos, algo que tomaría horas. En mitad del vuelo, el arqueólogo se puso a garabatear símbolos y palabras en una libreta que siempre traía consigo. La curiosidad inundó a su pariente, que trató de ver por encima del hombro lo que hacía.

“¿De verdad?” levantó una ceja, algo somnoliento por la aparente lentitud del vehículo en movimiento. “¿Vas de vacaciones por primera vez en tu vida y te llevas el trabajo contigo?”

“No es trabajo, es mi versión del libro de Tot… entre otras cosas” movió la cabeza, un poco incómodo. “conoces a Tot, ¿verdad? Te habré hablado de él un par de veces” el otro puso cara de no entender. “Es el dios egipcio del conocimiento. Escribió un libro de magia llamado el libro de Tot…”

“Entonces estás tratando de hacer magia”

“Más bien de maldecir a alguien” los ojos casi se le salieron de las órbitas al asesino cuando le confesó eso. Se atragantó con su propia saliva, cayéndose del asiento en su intento por respirar. El arqueólogo lo miró sorprendido. “¿Qué te pasa? Cualquiera pensaría que has visto un fantasma.”

“Más bien una pesadilla” tosió el otro cuando recobró el aliento. “Tú… ¿maldices a la gente? ¿Desde cuándo lo haces?”

“Hummmm… ¿desde siempre?” Shinobu todavía estaba confundido. La cara que puso fue tan graciosa que Raizo comenzó a reír. “¿Qué no lo sabías? Tengo una reputación en el mundo de la arqueología por ser el mayor experto en las maldiciones antiguas. De hecho, muchos me temen porque soy tan bueno que realizo mis hechizos a la perfección. Incluso me han buscado un par de personas para les haga…”

“¿Y aún así te atacaron esos bravucones del museo?”

“Supongo que pensaban que mis maldiciones eran puras patrañas”

“¿No los hechizaste después de…?”

“¡Claro que lo hice! Hotaru apareció primero, aunque… según la última cuenta que hice, aparentemente he conseguido matar al menos a tres de ellos y traerle la desdicha al cuarto. Hummm, supongo que la muerte vendrá con el tiempo” el sicario se sorprendió de lo fácil que hablaba de eso. “¿Qué? ¿Realmente creías que los genes Uchiha me habían esquivado por completo? Por mis propios medios, soy tan malo como tú.”

“Lo dudo” sonrió él. Sabía que Raizo no era como él, sobre todo porque su magia sólo era una manera de quitarse la rabia que sentía por contadas personas. Él no lo hacía por dinero y sabía que lo más probable era que su magia no era la razón real por la que estas personas sufrían cosas horribles. Que lo más probable es que fuera el llamado del karma o que cayeran por su propio peso. Aunque… “¿Crees que puedas hacerme un favor?”

“Ya lo estoy haciendo” le mostró la libreta. “No va a saber qué la golpeó”

-Unos días más tarde-

“Me alegra que todo esté saliendo bien” dijo con sinceridad Kawarama, besando la mano de su novia. Miku le dio una sonrisa cautivadora, entrando con él al comedor. Namie también se encontraba ahí, sirviéndose una copa de vino que apuró cuando la vio venir. Itama ni siquiera levantó la vista, muy ocupado mirándose al espejo. Tenía que eliminar las ojeras antes de que alguien lo viera así. “Parece que no fuimos los únicos en escuchar esos horribles sonidos de anoche. Suerte que recordé traer TAPONES PARA LOS OÍDOS.”

“Te aplaudo, hermano, por tu mente previsora” dijo con algo de sarcasmo el menor. Los gemelos hicieron su aparición en ese momento, frescos como una rosa a pesar de los ruidos hechos por la pareja en abstinencia que trataba de aplacar su incomodidad con una sesión de sexo duro. “Por cierto, Kagami ha convencido a sus padres de esquiar con él hoy, así que será mejor quedarnos en casa y…”

“¡YA ESTOY AQUÍ!” de improviso, Raizo entró en la casa con una maleta agarrada por el aza. Miku miró a su alrededor sin entender. Por un momento creyó que se trataba de la madre de Sasuke, por el parecido y el pelo largo, pero pronto se dio cuenta de que se trataba de un varón. Además, Hotaru se acercaba a él con los brazos abiertos.

“¡Raizo! Qué bueno que estás aquí” lo abrazó, cosa que el otro no reciprocó. Es más, puso una cara de estar molesto. “¿Tienes más maletas? Voy a recogerlas” se ofreció, todavía sonriendo. “Mientras lo hago, puedes instalarte en mi habitación…”

“Creo que mejor lo hago en otro cuarto” señaló él, volviéndose hacia la audiencia. “Todos… buenos días. Lamento haber llegado sin avisar, más algunas… feas… noticias llegaron a mis oídos y tuve que venir. Espero no interrumpir nada.”

“Claro que no, nos alegra tu visita” Namie lo saludó, guiándolo adentro mientras la interesada seguía sin entender. El gemelo menor estaba a punto de cruzar la puerta cuando su primo lo cogió de la parte de atrás de la camisa, deteniéndolo. Sus miradas se cruzaron por un momento, una seria y otra divertida.

“Miku me contó lo de ayer” le habló, mirándolo como si fuera una cucaracha tramposa. “Esas fotos, por casualidad… ¿no habrán sido tomadas exclusivamente para causarle celos a tu novio y traerlo aquí?” la chica se tapó la boca, horrorizada. No sabía que Hotaru tuviera pareja. Pero lo que más le inquietaba era haber sido utilizada. Normalmente ella era la que utilizaba a otros… y ahora… “Eres una maldita alimaña.”

“Ya, querido. Lo puedo ser, pero el que fue descuidado fuiste tú. Debiste haberle enseñado a tu noviecita lo que realmente quiere decir ser manipulador” le dedicó una mirada a la mujer que no auguraba nada bueno. “Oh, y no creas que Raizo fue lo único que trajo la cámara. Hay una personita más que se muere por conocerla” el color escapó de la cara de su prometido, algo que jamás había visto que pasara. “Espero que esté asegurada”

“Carajo” el Senju maldijo, pensando en todo lo que podía pasar. Si Shinobu hacía acto de presencia en la ciudad… demonios, su enojo era realmente de temer. No que el de Raizo fuera poca cosa, el arqueólogo tenía una fama con los conjuros antiguos muy conocida por los de su propio círculo… y algunas otras personas…

“¡Deberías comprarle un talismán protector también!”

“¡TERMINA YA CON ESO, MANIPULADOR DE MIERDA!”

Notas finales:

¿Qué tal les pareció? Espero que esa muchachita se cuide, porque entre Raizo y Shinobu van a hacerla sudar la gota gorda. Y cuando Madara se entere de que le gritó a su hijito querido... ya quiero ver eso, ¿ustedes no? ¡Review! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).