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Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste....

“Es increíble que lo haya hecho” Kawarama despotricaba en la seguridad de su cuarto mientras su novia se cambiaba para la cena. El día había transcurrido en una aparente tranquilidad, con Raizo lanzando miradas asesinas en dirección a la chica que ella no sabía cómo interpretar. Y, de alguna manera, sentía que sólo era el preludio de lo que le esperaba cuando la mamá de Sasuke llegara. Alguien que, según Itama, era mucho peor. “¿No te dije que te mantuvieras muy lejos de ellos?”

“Pues sí, pero no me diste razones. Recién ahora sé por qué” respondió Miku, mordiéndose la lengua. Demonios, jamás había conocido a un manipulador que fuera mejor que ella, más tenía que quitarse el sombrero ante Hotaru. Realmente era bueno. “Además, tengo la impresión de que no me lo has dicho todo.”

“Sí, lo siento, es que… ellos me ponen de los nervios” el castaño respiró hondo antes de continuar, conteniendo la rabia que sentía por sus primos. “Los gemelos tienen una fama que no te imaginas. Los dos son muy inteligentes y saben cómo aplicarla en diferentes competencias. Por ejemplo Hotaru” señaló por un lado. “es un maestro de la seducción y la manipulación. No te conviene cruzarte en su camino. Nobunaga, por el contrario” levantó la otra mano. “es un genio criminalista. No hables con él o te sacará hasta la más íntima verdad de tu vida.”

“Suenan como personas de temer”

“Mucho, no te imaginas cuanto” se mordió un pulgar, sentándose a su costado. “Convendría que te subiera la cena. Si Raizo te ve con el humor que tiene…”

“¿Por qué tendría que mantenerme fuera de la vista de ese?” frunció el ceño ella. No le había parecido nadie de importancia y sólo debía estar ahí por ser la puta de uno de los Senju. La señorita prometida de Kawarama Senju no tenía por qué esconderse de él. pero tampoco podía decirlo en voz alta. “Creo que con una charla de corazón podemos empezar a llevarnos bien.”

“No lo creo”

“¿Y por qué no?”

“Para empezar, él es pariente de la mamá de Sasuke y no has precisamente impresionado a esa familia” ¿de verdad? ¿cuán emparentados estaban los Senju con los Uchiha? “Lo sé, es un poco… extraño, más… Hotaru conoció a Raizo durante una de sus muchas visitas a su sobrino y se encaprichó de él” se acercó para susurrarle al oído. “Fue la única persona que no le hizo caso de inmediato, ¿sabías?”

“Es interesante” sonrió ella. Hacerse el difícil siempre funciona con esa clase de hombres. Los cazadores quieren cazar y no se quedan satisfechos hasta que consiguen lo que deseaban. “Así que… es pariente de tu cuñada” se recostó contra el pecho del chico. “¿También está en las comunicaciones?”

“No, es arqueólogo” ¿arqueólogo? ¿Cómo esos que se pasan la vida enterrados en el fango y en polvorientas salas de museo? ¿Qué tenía ese hombre de interesante para un ex casanova? ¿y qué atractivo tenía un don juan para alguien tan serio y estirado? “De los buenos” tomó su mano. “Bueno, al menos no es el novio de Nobunaga”

“¿Él también tiene uno?” la interesada levantó una ceja. “No me digas que también es un Uchiha”

“Pues sí, Shinobu Uchiha” la soltó. “A ese no te conviene en absoluto encontrarte, es muy hábil con las armas de fuego. Me han contado que es capaz de darle a una mosca con la bala de un rifle a alta velocidad en medio de una tormenta de nieve” esto casi la hizo retroceder. Mejor se alejaba de ese tipo… por su propio bien. “Espero que no esté aquí”

“Yo también” los dos caminaron hacia el salón. Miku se soltó de su novio por un momento para lavarse las manos, dejándolo ir primero, sólo para encontrarse con Raizo en uno de los saloncitos de espera de la mansión. El arqueólogo sostenía entre sus manos una joya de ámbar con un gran escarabajo dentro. “Disculpa…”

“¿Sabías que el escarabajo es un símbolo de protección según la cosmovisión del antiguo Egipto?” comentó, deteniéndola en seco. “Representa a Jepri, una de las encarnaciones de Ra, primer rey de los dioses. El Escarabajo del Amanecer.”

“Fascinante” respondió ella, dispuesta a irse.

“Y supongo que tampoco sabías acerca de mí… o de la fama que tengo en mi mundo como uno de los mayores expertos en maldiciones antiguas del mundo” lo soltó, haciendo que cayera en su pecho. “Es la razón por la que lo llevo. Mucho mejor tener un amuleto que sufrir los… efectos secundarios de la magia que practico en mis enemigos.”

“¿Qué?” ahora la estaba asustando, demasiado. ¿acababa de confesar que era un brujo? ¿Y le había lanzado una maldición?

“Aléjate de mi hombre” le espetó, levantándose rápidamente. Sus ojos prácticamente la atravesaban, como dagas de un negro profundo. Al mismo tiempo, el collar de ámbar brillaba maniáticamente, dándole algo de veracidad a su historia. “Cosas terribles les han pasado a las personas que se cruzan en mi camino y no tengo ningún reparo en arruinar a alguien que me saca de quicio… como tú”

“¿Es una amenaza?”

“No, querida, es una advertencia” unas voces comenzaron a acercarse, hablando animadamente. Sin decir nada más, el arqueólogo se fue para reunirse con la familia Senju. Miku lo siguió, olvidando completamente lo que estaba haciendo antes. Dios, ese hombre era de lo más espeluznante. Ahora entendía por qué los gemelos lo querían ahí, era parte del plan para asustarla. Pero no iba a concederles la victoria. Entró en el comedor con la frente en alto, toda sonrisas, incluso con el perturbador brujo egipcio que podría o no haberla maldecido antes.

“Cariño, qué bueno que estás aquí” Kawarama la recibió con los brazos abiertos, habiéndole reservado un asiento en la mesa. Por desgracia, esto la ubicaba delante de Raizo, una posición que tendría que soportar durante unas cuantas horas. “¿Sucedió algo?”

“No, en lo absoluto” ella afirmó. “Raizo aquí presente sólo me estaba mostrando su interesante collar” Hotaru se atragantó con jugo en ese momento, tosiendo fuertemente frente a los convidados. Su tía frunció el ceño, ese no era el comportamiento apropiado de un miembro de la familia Senju. “Un… escarabajo en ámbar, ¿verdad?”

“Sí” lo sacó de dentro de chaqueta, mostrándoselo a los otros. Los ojos de Itama mostraron diversión cuando se posaron en él. los del novio del dueño, espanto. Eran los únicos aparte del Uchiha que sabían lo que realmente significaba.  “Es un amuleto de la buena fortuna”

“¿Cómo un trébol de cuatro hojas o una herradura?” el insulto sutil le llegó al egiptólogo, que se contuvo para no mostrar su deseo de matar a esa perra maldita que se atrevió a poner una tradición de miles de años al mismo nivel que leyendas urbanas. “No me hagas caso, soy una ignorante en cuestiones de historia.”

“Todos lo somos, pero hay personas que quieren liberarse de ese ignorancia. Es por eso que escarbamos las arenas del tiempo para desenterrar los secretos del pasado” le siguió el juego Raizo, sabiendo que pronto podría hacer su movida. “El escarabajo simboliza la protección de Ra, uno de los dioses más poderosos del pasado. Es especialmente efectivo si te lo da una persona que realmente desee tu bienestar.”

“¿Ah, entonces es un regalo de alguien?” ella preguntó, genuinamente interesada. Un bicho en savia fosilizada era un presente inusual, seguro que había sido buscado expresamente para él. “Me pregunto de quién será”

“De Hotaru” lo tomó de nuevo, acariciando uno de los costados. “Es lindo, ¿verdad? Me lo dio en el aniversario de un evento desagradable que terminó juntándonos… en más de un sentido. ¿No es cierto, cariño?”

“Claro que sí” el ex casanova le dedicó una mirada tan dulce que casi hace vomitar a todos. ¿Acaso estaban en una burda comedia romántica? “Recuerdo que antes no podías no verme. Y eso que utilicé mis mejores tácticas para llamar tu atención” justo como pensaba, nada mejor que una presa difícil para revitalizar el instinto cazador de un hombre. O para atraparlo. “No me hiciste ni caso la primera vez que nos conocimos, cuando visitabas a Madara.”

“¿Madara?”

“La mamá de Sasuke” susurró Kawarama a su novia, apretando su mano. Realmente, no quería enfadar a los Uchiha. Eran sumamente peligrosos. “Son parientes”

“Tu familia tiene debilidad por ellos, ¿no?” le respondió ella antes de volver a poner atención en Raizo, dispuesta a hacer cualquier cosa para deshacerse de él. Después de todo, la única señora de la fortuna Senju iba a ser ella. “Y entonces…”

“Oh, ¿eso es salmón?” el castaño claro dijo, mirando un pescado que los sirvientes acababan de traer. Hotaru rápidamente siguió el juego, preocupado de que un enfrentamiento verbal entre esos dos terminara en violencia. Claro que Raizo trataría de mantenerse calmado, pero su sangre Uchiha iba a ganarle rápido si esa bruja seguía por ese camino. Terminaron la cena con un pequeño postre, interrumpiendo cada tentativa de conversación entre ellos dos. A cada rato el arqueólogo tocaba su medallón, una seña de que la mala suerte estaba por sobrevenirle a alguien. Su novio sólo esperaba que no fuera a él. la comida terminó en un tenso silencio. Y al salir del comedor…

“Sabes” Itama lo alcanzó justo en la puerta, arrastrándolo con él lejos del curso general de la gente. “Es de muy mala educación guardar secretos. Sobre todo con miembros de la familia y socios de negocios.”

“No seas estúpido, a los socios les ocultas cosas todo el tiempo” le respondió su primo, tratando de quitárselo de encima. Por desgracia, ese movimiento fue suficiente para que el de pelo bicolor metiera una mano en su bolsillo, sacando una bonita caja de terciopelo de él. la sostuvo triunfal delante de sus ojos, como un trofeo. El otro refunfuñó, conociéndose descubierto.

“Estoy hablando de los que son ambos… o en tu caso, yo” lo abrió para mostrar el contenido y un bonito brillo verdoso cubrió la sala. “Así que la próxima vez que estés tratando de pedir matrimonio a alguien, tienes que avisar… si es que hay una próxima vez” lo volteó, mirándolo desde diferentes ángulos. “Personalmente, no creo que la hayas. Has sentado cabeza de la manera más definitiva que puede haber”

“Gracias” el gemelo menor habló, algo incómodo. Aparte de él, sólo Nobunaga conocía acerca de sus planes románticos esas vacaciones. Quería mantener todo en secreto hasta que Raizo le diera el sí, más ahora…

“Debió dolerte en el hígado que él rechazara este viaje por quedarse en esa maldita excavación. Arruinó todos los planes que tenías de hacer la gran pregunta por todo lo alto… no me digas que…” el rubor se le subió a la cara. “¡Jajajaja! ¡Qué risa! ¡Así que por eso mandaste esas fotos!”

“Sí, qué gracia” desvió la mirada, tratando de tapar su vergüenza. Sí, se había molestado mucho por los comentarios que hizo su novio al negarse a abandonar su investigación para pasar unos días con él, aplastando sus esperanzas de proponerle matrimonio en uno de los lugares más bellos de la tierra, pero… tenía que admitir que Egipto también era hermoso y… lo que hizo para traerlo fue algo infantil, por no decir hiriente… quizás hubiera sido mejor pedírselo ahí.

“No me lo tomes a mal, pero creí que estabas muy por encima de esas venganzas aniñadas” revisó el anillo en cada ángulo posible, frunciendo el ceño. “¿Esmeraldas y lapislázuli en plata? ¿Es en serio?” frunció el ceño, como tratando de comprender algo. “¿No sabías que están de moda los diamantes canarios en los anillos de compromiso esta temporada?”

“Son sus favoritas” explicó, no sabiendo donde ponerse para ocultar el rubor. “La esmeralda era la piedra preferida de Cleopatra y simboliza… creo que dijo algo sobre la inmortalidad y la alegría, no consigo recordarlo bien” metió las manos en el bolsillo. “Los lapislázulis representan limpieza, así que deben atraer buena suerte… eso supongo.”

“Qué bonito, pero… ¿en plata?”

“Es oro blanco”

“Hummmmm” le dio otro giro. “Bueno, creo que le gustará. Aunque sería mejor recordar que cuando quieres casarte con un tenebroso y obsesivo brujo egipcio al que le gusta lanzar maldiciones terriblemente efectivas a sus enemigos, guardar su grimorio en el bolsillo delantero de un traje muy pasado de moda y…”

“No es un brujo” lo defendió Hotaru. “Es sólo un hobby que se le da muy bien. A veces asusta a las personas incultas un poco, más no hace magia de verdad.”

“¿Y cómo explicas lo que les pasó a los del museo después de que tu cuasi acabaras con ellos?”

“¿Karma universidad? Le venían pidiendo una visita desde hace mucho tiempo” le arrebató la cajita, cerrándola en un movimiento fluido. “No estamos aquí para hablar de eso. Es más, no recuerdo haberte pedido que hablemos para nada. Voy a ir ahora mismo a pedírselo para zanjar este asunto de una…”

 “Las luces del norte son dentro de una semana”

“Como dije, es mejor esperar una semana para tener el escenario ideal. Seguro que un espectáculo de luces naturales, muy lejos de un desierto lleno de arena, lo ponen de humor para decir que sí.”

“¿Por eso querías sacarlo de Egipto? ¿Para que sea memorable?” Itama levantó una ceja, divertido. La cara de Hotaru volvió a ponerse del color de una manzana. “No era necesario hacer tanto teatro. Hubiera sido memorable aunque se lo pidieras dentro de una tienda mugrosa en medio de una tormenta de arena. Sobre todo para Raizo, que nunca ha tenido mucha estabilidad en su vida. Y te diría que sí, te ama bastante.”

“¿Tú qué sabes del amor?”

“Nada en lo absoluto. Aún estoy en la etapa de perdición, ¿recuerdas?” el menor sonrió de manera provocativa, algo que sabía no tendría ningún efecto en sus parientes. “En fin, te deseo la mejor de las vidas al lado de tu brujo” se giró para salir de la habitación, levantando una mano para despedirse agitándola. “Espero mi invitación para la boda…”

“Idiota”

“¡Y que no maldiga a nadie en la recepción!”

“Ya te dije que no es…” un chirrido estridente seguido por un grito de mujer pudo escucharse. Rápidamente, los dos Senju dejaron el saloncito para ir al rescate de la novia de Kawarama, a la que casi había aplastado un techito exterior que cedió ante el peso de la nieve que se acumuló encima de él. Por suerte Miku estaba ilesa, habiéndose quitado del camino unos segundos antes de que los soportes se desmoronaran.

“¿Decías?” fueron las últimas palabras del dueño de los bares de la perdición, que observaba cómo su hermano se llevaba cargada a la chica a su habitación. En lo alto, desde la ventana del cuarto de Hotaru, Raizo lo observaba todo como si fuera su obra, lo que hizo muy difícil a su novio defenderlo ante la acusación. Bueno... felizmente, en estos tiempos la brujería ya no se castigaba. ¿Verdad? ¿VERDAD?

-Más tarde-

“Maldición, ese malnacido me tiene marcada” la interesada se movió de un lado a otro como una fiera enjaulada, exponiendo los dientes. Casi había muerto ahí afuera. Ese endemoniado techo… ¿Cómo demonios había cedido? Tenía que ser cosa de brujería. Sí, eso tenía que ser. Ese brujo le puso una maldición y ahora la mala suerte iba a rondarla. Y no iba a parar hasta deshacerse de ella. “¡Diablos!” sacó su teléfono, marcando un número a toda prisa. “¿Yuma? ¿Estás ahí, Yuma?”

“Aquí, preciosa” su amigo con derechos respondió del otro lado del teléfono, abriendo una laptop en la mesa de un hotel. A su costado, una taza de chocolate caliente humeante lo tentaba a beber. “Y… ¿Qué tal va tu plan para hacerte con el dinero? Me muero por pagarnos una luna de miel en Dubai con…”

“Para tu tren, tengo que casarme con el ricachón primero” e iba a deshacerse de él cuando dejara de serle útil. “Quiero que me busques información acerca de una persona. Está relacionada con la familia Senju. ¿Puedes hacerlo por mí?”

“Claro. Dime el nombre y yo te doy lo que desees. Sabes que no hay huelle cibernética que pueda ocultarse de mí” sonrió. “¿Cuál es su nombre?”

“Raizo Uchiha” el programador comenzó a buscar en internet todo lo que tuviera que ver con esa persona en particular. Pronto encontró diversos resúmenes de investigaciones (que le tomaría días leer sin contar las pausas para dormir por el aburrimiento), fotos de congresos… diversas cosas que tendría un historiador de renombre. Incluso había una lista de reconocimientos otorgados por sus aportes a la ciencia.

“Vaya, este es una auténtica joya”

“¿De verdad?” ella preguntó, interesada. Si el maldito tenía antecedentes, entonces le sería más fácil deshacerse de él. “¿Qué hizo?”

“Más bien qué no hizo… o qué no investigó” movió la cabeza, confundido. ¿Qué podría interesarle a un Senju de un nerd de la historia? “A este tipo sólo le falta un premio Nobel. No sé cómo puede tener una casa lo suficientemente grande para meter tantos trofeos dentro. ¿Le habrá sacado a su sugar daddy una mansión?”

“Lo dudo, tiene parientes ricos que hacen eso” ella suspiró, resignada. Al parecer, lo único que le importaba a Raizo aparte de su trabajo era su novio. “¿Alguna otra cosa que puedas decirme acerca de él? Como… ¿si es brujo?”

“Ahora que lo mencionas, es uno de los mayores expertos del mundo en las maldiciones antiguas… entre otras cosas” presionó más botones. “A juzgar por la cantidad de artículos sobre el tema, esa es su especialización principal. Aparte...” otra cosa salió en su pantalla. “Vaya, hay algo extraño aquí. Y no tiene que ver con la historia” se quedó en silencio un rato. “Pues… interpuso una denuncia por robo de material intelectual e intento de violación contra unos colegas. Y el detective que lo atendió fue… Hotaru Senju.”

“¿Hotaru Senju? ¿Será así como lo atrapó?” se frotó el mentón. Hmmm, era algo que ella usaría. ¿Qué mejor que hacerse pasar por una víctima indefensa para cazar a un hombre? “¿Fue una denuncia falsa?”

“No, se encontraron pruebas contra todos los acusados. Todos fueron procesados… algunos murieron durante el juicio por diversas causas. Y…” qué miedo, eso sonaba a maldición. “Nada más” refunfuñó frustrada. ¿es que este tipo era un obseso de la historia? “Pero puedes usar eso, ¿no? Demostrarle que su amorcito no puede protegerlo debe ser suficiente para romper esa relación.”

“No lo había pensado de esa manera. Gracias”

“Cuando quie…” ella le colgó rudamente, sin dejar que terminara con su despedida. Se alejó de la computadora, cruzando los brazos. ¿Por qué era su mandadero? Ah, sí, claro, porque era muy bella. Y buena en la cama. y estaría forrada dentro de poco. Y… no pudo seguir pensando, porque en ese momento alguien tocó a su puerta. “¿Si?”

“Servicio al cuarto” aunque no había ordenado nada, abrió la puerta. Se aprovecharía de la pobre alma estúpida que se equivocó de cuarto. Entonces la persona del otro lado, un hombre joven y guapo con una gabardina, lo empujó para atrás. “¿Qué…? ¿No era servicio al cuarto?”

“ES servicio al cuarto” se quitó la gabardina, revelando un conjunto de lencería… oh, Dios, parecía sacada de sus sueños más prohibidos. Y, por más heterosexual que fuera, le daban ganas de tocar. “Un servicio MUY especial”

Notas finales:

¿Qué les pareció? El agente de Itama ya acabó con el apoyo técnico, pero ahora Raizo se ha puesto en peligro. ¿Llegará Hotaru a pedirle su bonita mano sin que pase algo? ¿Qué quieren ustedes? ¡Mándenme sus reviews!


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