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Vacaciones... en los hoteles de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Estás loco, total y completamente loca” Butsuma decía, completamente despierto ahora. su esposa, por su parte, pasaba las páginas de su odiada libretita mientras murmuraba amenazas de muerte en voz tan baja que casi no podía escucharla. “¿Y ahora qué estás haciendo?”

“Lo que hace falta, querido, lo que hace falta”

-En otra casa-

“Necesitamos unas vacaciones” gruñó Madara, apartándose de su esposo, quien esbozó una cara de perrito golpeado tan realista que pondría a llorar a cualquiera. Esto, sin embargo, no conmovió al rey de los medios, que salió del cuarto dispuesto a darle una paliza a quien sea que hizo algo esta vez. “Bien, ¿Quién demonios causó los gritos de Sasuke? ¿Y qué diablos hizo para hacerlo?”

“¡Madre!” Sasuke le gritó desde su cama con toda la dignidad que podía tener un chico de dieciséis años que aún gritaba por su mamá. “¡No quieren llevarme al viaje de esquí en vacaciones!” señaló con el dedo a sus hermanos, que rodaron los ojos al unísono. “¡Diles que tienen que llevarme!”

“¿Ah, sí?” ¿habían interrumpido mi noche de sexo por eso? Era lo que realmente quería preguntar. El más pequeño siguió con su mirada acusatoria, sin intención de dejarlo ir. Finalmente su tutor se cansó, volteándose para salir, completamente fastidiado y sin ganas de continuar con lo suyo. “Arréglense ustedes”

“Pero, madre…”

“Arréglense ustedes” siguió él, agitando la mano. Detrás de él, el adolescente comenzó con su rabia, lanzando chillidos al aire que sin duda iban a mantener a todos despiertos hasta altas horas de la noche. Vaya manera de terminar lo que parecía una muy prometedora noche… aunque tenía que admitir que enrollarse cuando los niños estaban en casa no había sido la mejor de las ideas. De hecho, era completamente irracional, porque sus hijos no le permitirían terminar las cosas en paz.

“Perdona” Itachi, que lo había seguido fuera del cuarto, habló. “Sé que cuando no estamos es lo más parecido a unas vacaciones que tienes y que ustedes dos” señaló al cuarto, donde estaba seguro su padrastro estaba deprimiéndose. Lo conocía bien después de tanto tiempo viviendo con él “necesitan un tiempo a solas. Pero él es demasiado irritante para llevarlo con nuestros amigos a… bueno, donde sea.”

“No hables así de tu hermano” le regañó Madara antes de suspirar. “Diablos. Sí que necesitábamos esos días a solas… unas cuantas semanas también habrían estado bien. Ya quería… pasar tiempo de calidad a solas con mi marido.”

“Ajá” la comadreja lo miró con una expresión un poco disgustada. “Sabes que ya estamos en la universidad, ¿verdad? Sabemos exactamente lo que quieres.”

“Dudo que exactamente” más bien no querría pensar en eso. Sus bebés teniendo vidas sexuales… oh, no, eso sí que no. “El caso es que queríamos pasar al menos una semana los dos solos y ahora habrá que cancelar cualquier plan que teníamos…” de repente un grito de alegría recorrió el pasadizo, asustándolos a ambos. “¿y ahora qué mosca le picó a este?”

“No lo sé, no estoy seguro de querer averiguarlo” el menor se escapó mientras el mayor abría con cuidado la puerta de su habitación. Ahí, Hashirama colgaba su celular, demasiado feliz.

“¿Y a ti qué te pasa?” preguntó, anonadado.

“¡No te lo vas a creer!” prácticamente gritó, saltando emocionado. Su esposo lo miró como si se hubiera vuelto completamente loco. “Itama me ha dicho que como regalo de aniversario nos regalará un viaje por el mundo con estadía en sus hoteles de la perdición, todo incluido. ¡Y la primera semana coincide con las vacaciones de los chicos! ¡Serán las mejores vacaciones de nuestras vidas!”

“Yo lo dudo mucho, ahora que Sasuke no se va con sus hermanos” esto calló inmediatamente al excitado moreno, que regresó a su estado de depresión absoluta. Madara negó con la cabeza. “Además, ¿Qué es eso de regalarnos algo por nuestro aniversario en estos días? Todavía faltan algunos meses para eso.”

“Bueno… según él es algo por adelantado o atrasado, que lo tomemos como un gesto de su aprecio” se rascó la cabeza. Entonces su teléfono volvió a sonar. Cogió el aparato, fijándose en el número que aparecía en la pantalla. “Es mi mamá”

“¿Qué querrá a estas horas?” preguntó, rodando los ojos. Parecía que era el día de estropear su humor para el sexo con gritos e impedir que lo retomara con llamadas constantes. “Me voy a dormir, ya no tiene caso intentar nada para animarme”

“No digas eso, yo todavía estoy muy dispuesto” su esposo dijo antes de contestar. Se lo puso en su oreja, saludando animadamente a su madre. “Hola, mami, ¿Qué tal te ha ido últimamente?” el pelinegro cerró los ojos, tratando de quedar inconsciente antes de que Namie se percatara de su presencia y comenzara a enviar indirectas por el teléfono. “¿Cómo están los niños? Pues… bien, muy bien… Itachi y Shisui van a ir a un viaje de esquí con sus amigos y Sasuke… en realidad no sé qué va a hacer” hubo silencio. “¿Que cómo está Madara?”

“¿Ella pregunta por mí?” esto levantó inmediatamente al rey de los medios. Su suegra deseaba sobre todas las cosas que desapareciera y lo sabía, por eso se le hacía muy extraño que preguntara más que para saber si ya se había muerto.

“Shhhhhh, estoy hablando” Hashirama siguió. “No, no, sólo cree que es extraño que preguntes por él… las cosas están bien… sí, están más que bien entre nosotros” dejando la frustración de lado, claro que las cosas estaban bien. Su matrimonio era bastante sólido, para sorpresa de todos, y seguían muy enamorados el uno del otro. “¿Qué? No, mamá, no estoy… ¡mamá! ¡no te metas donde no te llaman!”

“Alguien se va a meter en problemas” metió su cuchara de nuevo Madara, prestándole atención al aparato.

“¿Qué no ibas a dormir?” espetó el moreno, despegando su cara del auricular. “¿Ma…? No es lo que tú piensas… ¿Que qué es?” frunció el ceño. “Es que por nuestro último aniversario Itama nos había regalado un viaje por el mundo, pero como no tenemos quién cuide a los chicos… sé que ya están grandes, pero los dos mayores no van a estar… no le confiamos la casa a Sasuke porque es un adolescente irresponsable y seguro que a nuestra vuelta la tiene destruida” se hizo un silencio sepulcral a continuación. “¿Tú… realmente te estás ofreciendo a cuidar a Sasuke durante nuestras vacaciones? ¿Y a Itachi y Shisui después?” su esposo también estaba que no lo podía creer. “¿De verdad sabes lo que estás diciendo?”

“Se ha vuelto loca” diagnosticó el pelinegro, totalmente despierto ahora. nadie en su sano juicio se ofrecería a cuidar a su neurótico hijo pequeño.

“¿De verdad?” Hashirama preguntó por novena vez antes de creerse lo que escuchaba. “Ehhhh… bueno, gracias. Es un gran favor el que nos vas a hacer. Yo… espero que lo pases bien estas vacaciones… con Sasuke… adiós” se quedó completamente callado, con el aparato en su regazo mientras que su esposo observaba. “Mi madre… se acaba de ofrecer a cuidar a Sasuke durante las primeras dos semanas de nuestro viaje.”

“Se ha vuelto loca” repitió el Uchiha, confundido. Nadie, y eso quería decir absolutamente nadie, se ofrecía a cuidar del adolescente sin la presencia de sus hermanos. Incluido Obito, que ya había tratado con ellos antes. “Se ha desquiciado por completo. Tu padre va a tener que llevarla arrastrando al médico, porque se ha…”

“Sí, ya te entendí” mordió un dedo. “Pero, por otra parte…” realmente no debería hacerle eso a su madre, la mataría… pero… “es la única manera de que podamos irnos de viaje” concluyó, sonando como un perrito llorando por un hueso. “Y realmente quiero ir, me estoy muriendo por unas vacaciones.”

“¿Estás dispuesto a quedarte huérfano por ellas?” levantó la ceja su marido, caminando hacia la puerta y cerrándola con llave. Todavía no estaba muy de humor, más por cómo iba esa noche terminaría deseándolo. “Y dejárselo a tus padres por unos cuantos meses…”

“En realidad, el viaje que nos regaló Itama sólo cubre un mes” Madara se le quedó mirando. “Sé que dije un viaje por el mundo y lo siento… lo que pasa es que se han abierto hoteles de la perdición en contados países, así que iríamos a algunos de aquí, otros pocos de Europa y…”

“De acuerdo, de acuerdo” rodó los ojos el otro. “Pero aun así, dejarle nuestro hijo más condenadamente difícil a tus padres es sin duda una condena a muerte” de repente sonó su celular. Lo sacó para observar quién era, frunciendo el ceño al ver el número. “Quédate ahí, no te muevas.”

“Déjame adivinar, ¿tu hermano?”

“Precisamente” oprimió el botón verde y se lo puso al oído. “Hola, habla Madara, ¿acaso mi otouto se ha suicidado por sobredosis de trabajo? ¿O ha sido de cafeína para seguir trabajando como el adicto que es?”

“Muy gracioso” el menor le espetó. Incluso del otro lado de la línea se escuchaban dos teclados que trabajaban a un ritmo que muchos considerarían demencial. “Hace unas horas Tobi y yo recibimos una llamada muy extraña y pensamos que ustedes quizás recibieron una también.”

“Si te refieres a nuestra querida suegra ofreciéndose a cuidar a Sasuke mientras nosotros hacemos un tour por la recientemente inaugurada cadena de hoteles de Itama Senju, entonces sí que hemos recibido una llamada extraña.”

“La nuestra no fue exactamente así, más encaja con la descripción” uno de los teclados se detuvo. “Tobi-chan recibió una cuasi amenaza de parte de ella. Al parecer se le metió en la cabeza hacer una reunión familiar en la residencia de invierno de la familia. Todos están invitados… excepto ustedes.”

“Se me hace sospechoso… ¿Qué hicieron tú y tu esposo para librarse?” preguntó. Había sido una sorpresa que Tobirama e Izuna terminaran casándose después de unos años de noviazgo, sobre todo porque los dos apenas tenían tiempo con la apretada agenda de trabajo según la que vivían… y a la que eran adictos. Lo que no había sido sorprendente fue que mandaran a Kagami a un internado suizo excepto en las vacaciones. El chico no tenía problemas con eso, conocía y quería a sus padres a pesar de que eran unos adictos al trabajo y quería conservar su sanidad mental… también respetaba que la palabra vacaciones no estuviera en su vocabulario, pero… quizás estuviera ansioso por tener algo que se pareciera a unas por una vez en su vida.

“Nada”

“¿Perdón?”

“Dije que nada” era difícil de creer que esos dos no hubieran puesto pegas. Justo como dijo antes, la palabra vacaciones no estaba en su vocabulario. Del otro lado, Izuna se encogió de hombros. A veces su nii-san podía ser tan corto de miras… “Ya te conté que nos amenazó, no me hagas repetirlo.”

“Y vaya que tuvo que asustarlos para que aceptaran” al lado del pelinegro, Hashirama se tapaba la boca. Su madre sin duda se estaba tomando demasiadas molestias para que los parientes más fastidiosos estuvieran en su retiro de montaña esas fechas. “Entonces… ¿tú también cuidarás de Sasuke mientras nos embarcamos en un viaje cuya mejor descripción sería… sensual?”

“Más bien sexual” el pelinegro menor levantó la ceja. “Madara, no me gusta cómo suena esto. Nuestra suegra jamás ha sido buena con nosotros, ni siquiera después de que nos casáramos… especialmente desde que nos casamos… que de repente sea tan buena como para invitarnos a su refugio de montaña o cuidar a tu hijo mientras tu marido y tú refrescan su relación… ¿tú la ves haciendo eso?”

“Claro que no, pero no estoy a punto de dejar pasar la oportunidad de alejarme de Sasuke mientras está insoportable. Sobre todo si al mismo tiempo puedo pasar un buen rato con Hashirama, de los que ahora paso solamente cuando me escapo en horas de oficina” sonrió. “Espero que pases unas buenas vacaciones”

“¿Quién dice que tomaré vacaciones? Hay una buena conexión a internet desde allá, bien puedo hacer un par de cosas desde allá… o avanzar en mi caso. Igual Tobi-chan” le llegó un gruñido que sin duda era del albino. “Hazme un favor e instruye a tu crío para que no nos moleste.”

“No prometo nada, hermanito” colgó el teléfono antes de sentarse en la cama. “Tus padres están haciendo muchos favores últimamente… algo que me pone sumamente curioso” besó a su esposo, que pasó las manos por su cabello. “Y con sólo pensar lo que vamos a hacer…”

“Eso también me pone” las manos del moreno bajaron por su espalda, acabando en su trasero, su bien formado trasero. Lo masajeó suavemente. Por desgracia, los gritos de Sasuke fueron reanudados y tuvieron que detenerse para recuperar la paz en su propia casa. “Esto no va para atrás ni para adelante.”

“Nope” Hashirama acarició sus largos cabellos negros, imaginando cómo se sentiría jalarlos mientras hacían el amor ruidosamente contra la pared de un baño. Entonces se le ocurrió algo. “Si lo encendemos a un volumen muy bajo, quizás podamos recuperar la noche viendo una película muy…”

“¡Sasuke! ¡Deja ese taburete!” la voz de Itachi les llegó desde atrás. Al parecer, el chiquillo de la casa no se había rendido en hacerse escuchar por sus padres… y por el resto del edificio… o la cuadra.

“¡No hasta que los obligue a oírme!” un golpe muy fuerte se escuchó en la puerta. “¡MADRE!”

“Está decidido” Shisui se unió a ellos, claramente negando con la cabeza. “Al regresar de este viaje voy a conseguirme mi propio apartamento. Uno muy, muy lejos de hermanitos adolescente y padres tratando de pasar una buena noche.”

“No digas eso, quedamos que no te mudarías antes de que yo pudiera… ¡Sasuke! ¡Ya deja eso!”

“¿Les damos las buenas noticias ahora?” Hashirama finalmente dijo, resignándose a que su noche estuviera completamente arruinada. Madara asintió, levantándose de nuevo. “ahhhh, los gajes de la vida familiar”

“Y todavía nos faltan dos años para mandarlo a la universidad”

-Unas semanas después-

“Tranquila, les vas a encantar” Kawarama le dijo a su novia, galantemente llevando la maleta por ella. Miku le dedicó una sonrisa hermosa, la que había estado practicando para encantar a los acaudalados padres de su novio. Estaba segura de que conseguiría ganarse su aprobación… y el premio mayor.

“¿Realmente lo crees?” preguntó ella, tratando de hacerse la nerviosa. Claro que fingía, al contrario de él. el moreno claro estaba sumamente nervioso, tanto como un gato en una bolsa de fierro.

“Sí, sí, eres la mejor nuera que podrían querer” y considerando la competencia, probablemente así era. Aunque eso no le quitaba la sensación de que algo muy malo estaba a punto de pasar. “Mira, ve a la cocina, ¿sí? Pídele a la sirvienta que te de un té o algo así para la cabeza. Seguro que lo vas a necesitar antes de conocer a mi madre.”

“¿Insinúas que he bebido demasiado?” ella dijo juguetonamente. Él levantó las manos en rendición para luego llevarla al lugar que le mencionó. La cocina del refugio de montaña… bueno, la mansión de montaña de la familia… era sumamente grande, finamente adornada con lo mejor en cubertería, electrodomésticos y todo lo demás. Incluso las mesas eran de una madera fina. “Cuando dividan la herencia tengo que convencer a Kawarama por luchar por esta propiedad.”

“¿Señorita?” una de las sirvientas se adelantó, vestida con su uniforme. Miku la miró, qué atrevida. Hablarle directamente a la futura señora de ese lugar, sin que esta se dirigiera a ella primero… tendría que conseguir mejor personal una vez se casara con su novio. “¿Desea algo, señorita?”

“Una infusión de manzanilla estaría bien” le siguió el juego la interesada. Después de todo, tenía que presentarse como una chica buena por el momento. “Gracias”

“A su servicio” la sirvienta se retiró ara cumplir con su encargo, dejándola momentáneamente sola frente a una de las mesas. Ella se sentó, murmurando acerca de la ineficiencia del servicio, cuando alguien entró. Era un chico de por lo menos dieciséis años, de pelo negro y cara pálida, al parecer enfadado. Y estaba muy mojado. Decidiendo que debía ser uno de los hijos de los sirvientes, se levantó para echarlo, pero fue detenida por sus palabras.

“Oh, vaya, estás aquí” dijo con una voz prepotente que alguien del servicio jamás tendría. “Ve a traerme una toalla y algo caliente que beber” ella estaba congelada en su lugar. “¿Qué no me has escuchado? ¡He dicho ahora!”

“Tú… ¿Cómo te atreves a hablarme así?” Miku levantó la mano. El deseo de pegarle era casi incontenible, más si lo hacía quien quiera que fuera ese mocoso seguro les contaría a los señores de la casa y su charada no funcionaría. Kawarama… si sabía que le había pegado a un niño… “¿Por qué me hablas de esa manera?”

“¿De qué otra forma tendría que hablarle al servicio?” el chiquillo continuó, desafiándola con los ojos.

“¿Ser… servicio…?”

“Debes de ser una nueva chacha, no otra manera de que te hayan contratado siendo tan lenta” este idiota se la estaba buscando. “Escucha, si quieres conservar tu trabajo tendrás que hacer todo lo que yo te diga con tanta rapidez como tu pequeña mente…”

“Escúchame, niño, esas líneas son mías” ella apretó los puños, temblando. “Soy yo la que va a despedir a quien sea el sirviente sobrevalorado que es tu padre. ¿Y sabes por qué? ¡Porque soy la novia del señor Kawarama!”

“Tú… eres la novia de… tío Kawa…” espera, ¿tío? ¿Ese mocoso era el sobrino de Kawarama? Miku no tuvo tiempo de averiguarlo, porque el rostro de Sasuke se contrajo de rabia, su boca se abrió y de ella salió el grito más ensordecedoramente fuerte que pudiera emitir un chico de dieciséis años.

-En otra parte-

“No sabía que habían invitado a más personas” sip, esa premonición de que algo destructivo venía en camino terminó haciéndose realidad. Y el mayor augurio de final para su relación era… “Naruto, qué gusto verte. ¿Cuándo llegaste?”

“Hace unas horas” contestó el rubio. “Incluso tuve un encontronazo con…”

“¡MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAADDDDDDREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!” sí, era el fin.

Notas finales:

¿Les gustó? Nueva edad, viejo Sasuke... o al menos el Sasuke de los bares de la perdición, al que ya nadie aguanta. Bueno, supongo que ahora que los gatos no están, los ratones pueden jugar. ¿No lo creen? Review!!!


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