Un haz de luz apenas iluminaba alrededor mientras Sasuke intentaba eliminar la sensación incómoda que se presentó en su cuerpo al despertar. Como si su peso hubiera aumentado en sus brazos y piernas, se digno a quitar un mechón pelinegro de su rostro, colocándolo con sumo cuidado detras de su oreja. Lamió sus secos labios al tiempo que se obligaba a abrir sus ojos y cuando lo hizó, sus recuerdos lo asaltaron bruscamente.
Suspiro y levanto su única mano tomando el puente de su nariz, denotando cansancio. Por qué le pasaría esto a Sasuke, acaso no es Naruto el que suele meterse en problemas. Empero*, las acciones desmedidas de su cuerpo lo habían orillado a esta situación. Y ahora no tenía idea de que sería correcto hacer, ayer prácticamente le había dicho a su yo menor quien era, eso definitivamente traeria consecuencias y no sabría lidiar con eso. Al menos, el pequeño Naruto creía (aún) que era un ninja de Suna y en el fondo de su corazón se instaló una sensación calida. De alguna manera siempre le encantó la inocencia de Naruto, amaba burlarse de esa faceta y como era de esperarse, el rubio también amaba confrontarlo.
A través de sus pestañas logró ver una habitacion, por supuesto no se sorprendió, pues sabía que lo traerían al hospital. Analizó alrededor y frente a la cama encontró un sillón con una manta que apenas estaba colgando por uno de los lados. A su parecer alguien estuvo allí, y por muy egoista que suene quería creer que ese alguien era Naruto.
Tan pronto recuperó un poco de fuerza, se movió lo suficiente para quedar con la mayor parte de su cuerpo arrimado a la almohada, es decir, trato de sentarse lo más cómodo posible. Agradeció profundamente que la luz era mínima, de lo contrario lamentaría tener ojos.
Recordando lo sucedido antes de que evidentemente se hubiera desmayado, una arruga se abrió paso en su rostro y se preguntó si su Naruto ya encontró la manera de llevarlo de vuelta. Quería saberlo porque así las cosas definitivamente serían mas faciles. Naruto siempre fue bueno con este tipo de situaciones, asombroso en el campo de la improvisación, debe admitir.
Después de que su memoria aflorara, Sasuke pretendía salir de entre las mantas y encontrarle una solución a su situación. Sin embargo, antes de siquiera mover un músculo, visualizó como Kakashi y el otro Sasuke entraban rápidamente a la estancia.
Comprendió, entonces, que seguramente ambos ninjas vendrían a interrogarlo y creanme cuando les digo que no estaba preparado para dar respuestas. Y tampoco estaba en posición de soltar toda la verdad, el futuro muy probablemente estaría en juego y no quería ser el responsable de destruir su época. Entretanto, giró su rostro hacía ellos y su corazón empezó a latir fuerte a causa de los nervios, pero jamás se permitiría demostrarlo y por eso, Kakashi se vió obligado a empezar la plática.
—Buenos días "Utsuki-san" o cómo prefiere que le diga —. Hatake habló enfrentando la mirada lívida*.
—Buenos días Kakashi —respondió inmediatamente casi absorto. —En tanto al nombre, deberíamos encontrar uno mejor —dijo con una pizca de sorna y tratando de quitarse esa sensación incómoda que se instaló en su pecho.
—Pero antes de tratarnos de manera familiarizada, deberíamos saber quién eres —.
Aún con la desconfianza flotando de cerca, el mayor de los Uchihas suspiró cansado pero decidido a responder todo lo que le preguntaran, obviamente guardando la información que considerara escandalosa en muchos aspectos.
—Soy Sasuke Uchiha. Tengo 19 años y además soy ninja de la aldea de la Hoja —.
-Eso ya lo dijiste. Deberías decirnos que te trajo aquí y cuales son tus intenciones -dijo el pequeño Sasuke que hasta ahora había permanecido en silencio. —Y por cierto, no podrás hablar con el Hokage hasta que sepamos que no eres un enemigo —advirtió mirándolo fijamente.
—Tranquilízate Sasuke, no deberíamos apresurar así las cosas —dijo viendo a su estudiante, pues claramente no tenían el tiempo suficiente para tener una larga conversación. —Creo que lo más sensato sería que nos informaras lo básico y después le diremos al Hokage del por qué de tu presencia —anunció esta vez al mayor.
Por un momento los miró en silencio, trantando de encontrar una síntesis adecuada.
—Ayer, cuando Naruto y yo regresábamos de una misión, fuimos emboscados por un ninja de otra aldea. Al parecer, su kekkei genkai le permitía enviar a alguien a algún lugar en el tiempo. Y como verán, fuí alcanzado por su jutsu y terminé en esta época. No sé exactamente cual es el propósito de enviarme aquí y tampoco tengo indicios de como revertir el ataque —concluyó.
Mientras los otros que se encontraban de pie, trataban de retener lo dicho a ambos se les remarcó las palabras:
Naruto y yo
Naruto y yo
Naruto y yo
Como un eco que se negaba a extinguirse, para Sasuke sonaba extrañamente agradable. Para él significaba que de alguna manera ellos siguen siendo un equipo, que jamás dejarán de lado ese lazo tan único que los une y que por muy cursi que suene, Naruto no se alejaría de él. Es bastante gratificante saber eso y ciertamente no lo admitiría.
Por otro lado, para Kakashi, era inimaginable, por supuesto que sabía de la extraña relación de amistad que esos dos se tenían, pero no podía concebir que Naruto y Sasuke se llevaran a tal punto que hicieran misiones juntos en el futuro. Sonaba muy improbable.
—Bueno, talvez si le informamos al Hokage, él sabría que hacer. Sin embargo, aún no podemos llevarte frente a él. Debemos estar seguros de que no eres alguien que pretende hacer algo en contra de la aldea —dijo el sensei encarnando una ceja aún sospechando.
Sasuke entendía la persistente desconfianza hacía él. Y al ver los ojos de Kakashi, entendió que, como los suyos, han visto mucha vida. Ojos aletargados, cansinos, tristes que de alguna manera vieron más de lo que su boca puede contar o de lo que su corazon podía aguantar.
—Esta bien... Debería decirles algo que solamente los tres sepamos y así me podrían creer —dijo el pelinegro mayor casi como una pregunta.
—Dilo entonces —.
—La marca de maldición. La tienes en tu cuello —afirmó ahora fijando su vista en el cuello del niño. Y este como un reflejo involuntario subió su mano a ese punto. Ocultando el sello de trazo negro diseñado solo para el.
Hatake vió que el niño Uchiha desviaba la mirada hacía el piso y adivinando su leguaje corporal pensó que estaba tan, o más, desconsertado que él. Ahora, estaba seguro de que el otro tipo también era Sasuke, muy profundo en su mente sabía que era él desde que lo vió, pero toda la situación le parecio ilógica, era casi como estar nadando por encima de la realidad.
—Sólo Orochimaru y Sakura lo saben. Además Kakashi intervino antes de que se complete el sello —continuó deteniéndose antes de admitir que no habría de funcionar.
Su yo más pequeño aflojó el agarre en su cuello hasta que la mano cayo a un costado. Después posó su vista en él y pestañeó rápidamente. —Mencionaste que fueron atacados por un enemigo... Mmh... ¿Naruto estaba bien? —. Lo dijo tropezando en cada palabra, sin embargo no se contuvo al decirlo, era lo que su corazón le pedía que dijiese y por primera vez le hizo caso. Arrepintiéndose de inmediato, pues sus mejillas ya se tornaron de un rojo intenso.
Kakashi sonrió en consecuencia y alrededor la capa de incomodidad se rompió dejando una sensación ligera. Como una confianza repentina.
—Me aseguré de eso —respondió el otro tratando de no pensar en el sonrojo del niño, ya que si lo hacía tendría que cuestionarse acerca de sus sentimientos hacía cierto rubio y con la situación que se cargaba, claramente no lo iba a hacer.
—Sasuke-san —dijo Kakashi cambiando de tema, porque ninguno de los otros dos sabía como hacerlo, entonces se vió obligado a tomar las riendas del asunto.
—¿Cómo? —preguntaron los dos Sasukes al mismo tiempo, con una confusión asomándose en sus rostros, muy similares pero a la vez tan diferentes. Un Sasuke aún no vivía lo suficiente para quitar la expresión oscura de su alma.
—Sugiero que deberíamos utilizar un sufijo para tí, llamarte Sasuke-san no suena mal, ¿o si?—le dijo al mayor.
—Mmh... No estoy muy seguro de usar mi nombre si Naruto aún no sabe que soy Sasuke —objetó.
—En algún momento se tendrá que enterar y espero que tú se lo digas, Sasuke-san —. El peliplata lo vió amigable, pero aún asi sus palabras salieron mordaces. —En cuanto a ti —. Vió al niño. —Deberiamos utilizar Sasuke-kun ¿Qué te parece?—.
—... —. Se contuvo de decir que le parecía ridículo pero a la vez era interesante pensar en la voz de Naruto llamándolo así.
—Bien, aún tenemos cosas de las que hablar, nos encontraremos en la noche e iremos a la oficina de Sandaime a explicar todo esto —.El jounin hizo un ademán relacionado a lo que dijo y aguardó a alguna expresión de Sasuke-san.
—Eso sería muy amable. Gracias Kakashi —.Trató de ignorar la sorpresa en el rostro de los otros pues tenía cosas más importantes en las que pensar.
Cuando bajo el rostro lo suficiente para sorprenderse a si mismo jugando descuidadamente con la deshilachada frazada, notó como un nudo se había formado en su garganta opostaculizando el aire que debía salir y entrar a sus pulmones. —¿Qué caraj... —dijo al notar como la nitidez de su vision era arrebatada por lágrimas repentinas. Tibio llanto desmedido de su alma, lo inundó, siendo incapaz de parar, posó una mano en su boca para tratar de acallar los hipidos involuntarios, que, de alguna manera se sentían tan dolorosos.
Kakashi intentó, inútilmente preguntarle si estaba bien, pero al ver que no contestaba a sus llamados tuvo que acercarse a él. Colocando una mano encima del hombro, lo sacudió y vió como el joven alzaba su mirada, brillante a causa de las lágrimas aún retenidas ahí, entonces creyó entender lo que le sucedia. No dijieron nada más hasta que el peliplata decidió salir en busca de Ulie, quería confirmar lo que le pasaba a Sasuke-san.
Una vez, los Uchihas se quedaron solos en el dormitorio. El niño dejó en medio un silencio, ya que no creía conveniente hablar en ese momento, apesar de que muchas preguntas rodaban en su cabeza.
En cambio, para nuestro Sasuke las cosas se volvieron aún más extrañas, jamás había dejado flotar esa sensación frente a otros. Por supuesto, antes la había sentido. El último año, en una de las tantas misiones, estuvo a punto de morir en los brazos de Naruto, sintió el miedo amortiguar sus ser y diferente a lo que se sentiria morir, el sentía el sufrimiento de Naruto burbujear en su sangre, el chakra del rubio tratando de llenarlo, tratando de regresarlo, mientras él caía cada vez más abajo de la vida, hasta que sus lágrimas se derramaron como la sangre en el costado de su cuerpo. Pero esas lágrimas que brotaban de sus ojos no se sentían suyas, era el dolor de Naruto, el dolor que lo había llevado al limite. Al final, todo había regresado a la normalidad, aunque ahora que lo recordó, nunca supo como llegó a Konoha. Sólo recordaba como los cabellos rubios fueron lo suficientemente molestos para despertarlo al siguiente día, en su cama.
Talvez...
Naruto.
Si, sentía la necesidad de tener a Naruto junto a él. Tiene la ligera sospecha que lo único que le hace falta es el rubio. Pues estaba acostumbrado tanto a su presencia, que no tenerlo alrededor, era como si le faltara una parte. Considerando que pasaban casi todo el tiempo juntos en estos dos años después de la guerra, el Uzumaki se había convertido en una terapia para él. Tenerlo cerca, escuchando cada tonteria que salía de su picara boca, le hacía olvidar su pasado. Bueno, probablemente tenía una obsesión con querer tener a Naruto junto a él. Pero quién lo culpaba, al final del día, él era su único y más cercano amigo.