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Encrucijada por SEMASOLITIA

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—Señora Shepard, ¿otra vez por aquí?

Amelia Shepard había hecho un viaje de tres horas desde Nottingham hasta Londres para poder llegar temprano a la Prisión de máxima seguridad: Galveztown. Se encontraba frente al director de aquella prisión, quien se encargaba de mantener el orden y la disciplina, así como que todos cumplieran con los parámetros establecidos. Aquel lugar hacía que se le erizara la piel a la inspectora cada vez que tenía la oportunidad de visitarlo, pero con tal de conseguir su propósito, aquello era algo insignificante. 

—Siento como si no me quisiera por aquí, señor Wembley 

Más que una intuición, era un hecho que Amelia sentía que no era bienvenida en aquel lugar. Aquel comentario hizo que una carcajada saliera de la boca de aquel señor que aparentaba tener unos cuarenta años, un metro ochenta de estatura, ojos azules, nariz delgada, labios ligeramente gruesos, pelo oscuro adornado con algunas canas; bastante atractivo, con una sonrisa sumamente encantadora y risa contagiosa. Vestido con saco y corbata. 

—Para serte sincero Amelia, hubiera preferido que hicieras todo este recorrido para verme a mi y no a Dominic Walsh —Amelia no se sintió halagada con el comentario. No era la primera vez que se reunía con el hijo del que hacía unos años, había sido el director de aquella prisión; Donald Wembley, cuyo mando pasó a manos de su hijo mayor, Nicolas Wembley. 

—Yo vine a hacer mi trabajo, Nicolas. Me gustaría que cooperaras conmigo y me lo hicieras más sencillo. Ya habíamos hablado de esto, vine hasta aquí para verlo y espero que este viaje no haya sido en vano. Dejé muchas cosas pendientes en Nottingham y no me gustaría perder tiempo. 

Nicolas se quedó mirando fijamente a Amelia y sabía en el fondo que todo aquello tenía que ver con el caso de la familia Evanson; un caso resuelto hace cinco años, pero que para la pelinegra, estaba muy lejos de haberse cerrado. 

—Nunca me has querido decir la verdadera razón por la cual eres tan insistente con este hombre y con un caso que ya ha sido cerrado. ¿Qué es lo que realmente buscas? Arriesgué mi pellejo para ponerlo aquí, aún sabiendo que esta prisión es precisamente para criminales de alta peligrosidad, y sinceramente, este Dominic Walsh por su crimen, pudo haber estado en una cárcel de mínima seguridad, allá en Nottingham.

—Ya te lo he dicho, Nicolas. Necesito proteger a este hombre cueste lo que cueste.  Te diré las verdaderas razones cuando sea la ocasión. Te agradezco mucho que me hayas ayudado con esto, pero necesito que seas paciente y no hagas muchas preguntas. 

—Han pasado muchos años Amelia, ¿qué tan paciente quieres que sea? De todas formas, sé muy bien de que va todo esto, porque no soy tonto.  ¿Crees que yo puedo protegerlo siempre? Creo que nadie puede. Aquí hay mucha seguridad, pero no siempre se pueden evitar las catástrofes.

Nicolas  no pudo evitar sentirse nervioso; su mirada bajó evitando el contacto con Amelia, quien de inmediato se percató de que algo no estaba bien. 

—¿Qué está pasando? —Acercándose a él —Dime, ¿qué ha pasado? —Nicolas se mantuvo en silencio. Lucía pensativo y su mirada estaba dirigida hacia la nada. —Habla ya —Con tono exigente.

—Lo siento Amelia, sé que debí decírtelo antes de que vinieras aquí, pero quería decírtelo en persona.

—¿De qué hablas? ¿Puedes decirme rápido que ha pasado? —Luciendo impaciente 

—Dominic Walsh se suicidó ayer en su celda. Se cortó las venas con un objeto filoso que no pudo ser identificado por mis oficiales. No nos dimos cuenta hasta que las celdas se abrieron para la inspección rutinaria de cada celda y cada recluso; de verdad lo siento. 

Amelia sintió perecer al escuchar aquella trágica noticia. Estaba impactada por la noticia

—Dime que estás mintiendo...dime que no es verdad —Tomando asiento, aún incrédula

 —Amelia, somos rigurosos al momento de inspeccionar cada recluso y cada celda, ya sea antes o después de entrar a ella. Hacemos una inspección completa, es por eso que somos una de las mejores prisiones, pero hay veces en las que las cosas se nos salen de las manos. A lo mejor ocultó el objeto que acabó con su vida en un lugar donde nadie pudo encontrarlo o que no estuvo a la vista de mis oficiales.  

—Me parece extraño todo —Pensativa, pero aún atónita 

—¿A qué te refieres? Algunos prisioneros no pueden soportar simplemente estar encerrados y deciden terminar con su vida

—Es que él no pudo suicidarse; teníamos un trato, un trato que le iba a beneficiar bastante y para alguien como él, el suicidio no era una opción —Tratando de lucir lo más confiable segura. 

—¿Por qué no? Ni siquiera lo conociste bien. Solo sabías lo básico de él: policía corrupto que se dejaba comprar al mejor postor y terminó en la cárcel. Lo más seguro es que acabó con su vida  para evitar la realidad por la que estaba enfrentando en su vida y simplemente decidió terminarla. Lamento que hayas tenido esperanzas para con él —Amelia sintió que Nicolas trataba de convencerla a toda costa

—¿Nunca te diste cuenta si alguien lo amenazó? ¿Estás seguro que él lo hizo? —Nicolas no entendió a qué se refería 

—¿De qué estás hablando, Amelia? Claro que fue él. Sucedió todo cuando estaba en su celda; es imposible que alguien haya entrado a su celda a esa hora y que haya hecho creer que fue un suicidio. De todas formas, se le hizo la necropsia, llegando a la conclusión de que fue suicido. —La pelinegra se mantenía desconfiada. Comenzó a caminar lentamente por toda la oficina. 

—Tranquilízate 

—¡No puedo! —Expresó agitada 

—¿Qué trato hiciste con él? En serio, cada día me sorprendes más Amelia

—Me sorprende más que esto haya pasado justamente un día antes de que viniera a hablar con él. La reunión de hoy iba a significar un gran paso hacia la resolución del caso y no creo que él se haya suicidado. Estoy tan enojada... ¡maldición! —Nicolas se acercó con rapidez a la pelinegra que parecía haber perdido los estribos. Trató de reconfortarla con un abrazo 

—Amelia, tienes que calmarte. Sé que todo esto tiene que ver con el caso de malversación de fondos que ocurrió en la empresa del difunto Roger Evanson, pero lo que no sé es por qué estás investigando un caso ya resuelto. ¿Resolución del caso? si ya ese caso pasó a la historia; ya te lo dije, dudo mucho que alguien lo haya matado. Simplemente se suicidó, ya sea por miedo o no sé, a lo mejor no tenía nada que ofrecerte y al final supo que seguiría encerrado y buscó el camino más fácil. 

La inspectora frunció el ceño y observó con seriedad al director. Detestaba cuando querían hacerla pensar algo que no estaba en sus pensamientos. Sintió que la quería forzar a creer su versión 

—¿Puedo ver el informe de su muerte? 

Nicolas comenzó a lucir nervioso y si en algo era buena Amelia, era en leer las expresiones faciales, así saber cuando le estaban ocultando algo o le estaban mintiendo. 

—Amelia...

—Quiero ver el informe de la necropsia del señor Walsh, Nicolas. Necesito verlo ahora mismo 

—¿Qué no confías en mí? —Luciendo mucho más inquieto ante la mirada acusadora de la inspectora Shepard 

—Ese no es el punto; el punto es que ahora mismo quiero verlo con mis propios ojos, así que... ¿qué harás? ¿Me lo enseñarás o no? 

Nicolas se encontraba entre la espada y la pared en ese momento. Suspiró derrotado y salió de la oficina. Tardó alrededor de diez minutos hasta que regresó nuevamente con una carpeta en manos. Dudó unos segundos antes de entregarle los documentos a la pelinegra, quien casi se lo arrebata de las manos. 

—Quiero que sepas que solo quiero protegerte y que no quiero que hagas una estupidez una vez lo leas. 

Amelia ignoró sus palabras. Comenzó a leer detenidamente los documentos, mientras Nicolas pasaba constantemente su mano por su sedosa cabellera. Amelia al terminar de leer, guardó todo y cerró los ojos; trató de no perder la compostura. 

—¿Por qué me mentiste? —Decepcionada 

—Porque simplemente quería que dejaras todo esto, que dejaras de venir aquí por él y te centraras en otras cosas. Decirte que se suicidó iba a ser la forma más fácil de sacarte de todo esto 

—Y eres tan estúpido para pensar que no te pediría su informe, ¿no es así?

 —Porque pensé que confiarías en mí, pero al ver tu insistencia de mostrarte el documento, simplemente decidí enseñarte. Ahora que sabes que no se suicidó, sino que fue envenenado durante el almuerzo, ¿qué harás? 

Amelia se acercó a Nicolas, quedando solo a escasos centímetros de este.  Encaró a aquel sujeto que lucía bastante nervioso, mucho más con la mirada de pocos amigos de la pelinegra. 

—Solo dos personas aparte de mi sabían de mis verdaderos planes para con Dominic Walsh; de esas dos personas, descarto a una. Solo me queda una 

—¿Y crees que esa persona tuvo que ver con todo esto? ¿Cómo puedes estar tan segura? ¿Por qué no me dices de que se trata? Así me ayudarías con la investigación de su muerte

—Porque esa persona dispone de todos los medios necesarios para poder hacer lo que quiera con las personas, y más si se trata de salvar su propio pellejo, haría lo que fuera. O esa persona lo hizo por sus propios medios, o esa persona me traicionó. Sinceramente estoy muy enfadada. 

—Estoy confundido, no estoy entendiendo... ¿a quién te refieres? —Amelia tomó su teléfono celular y comenzó a marcar un número, ignorando completamente a Nicolas —Se supone que debieron confiscar tu teléfono celular antes de entrar aquí

Nuevamente fue ignorado, mientras Amelia realizaba la llamada. 

 

Nottingham, Inglaterra. Caffe Velo Verde 

Alex Magee disfrutaba de un rico desayuno en su cafetería favorita. Le gustaba porque era económico y de buena calidad, aparte estaba cerca de donde vivía. Revisaba algunos casos mientras desayunaba. Era algo que se había hecho habitual en su rutina. Había adquirido esa manía de su jefa y así le ayudaba ahorrar tiempo. Su celular comenzó a sonar; al ver que se trataba de Amelia, respondió con rapidez. 

—Buenos días, jefa...estoy comiendo algo ahora mismo... ¿sigue en Londres? ¿Cuándo regresará? Tenemos nuevos casos en la mira...

Alex escuchaba todo lo que su jefa le estaba diciendo. Desde el principio, notó que sonaba exaltada y enojada. Nunca la había escuchado así antes

—Jefa, por favor tranquilícese. —Aquello no ayudó mucho. Seguía escuchando con paciencia todo lo que le decía. Sus ojos se abrieron como bombillas al escuchar lo que le estaba pidiendo en ese momento Amelia —jefa, ¿estás segura de lo que me estás pidiendo? 

—Sí Alex, muy segura. —Respondía Amelia con seguridad desde la otra línea. —¿Crees que puedas hacerlo o tengo que pedírselo a alguien más?

—Jefa...ni siquiera tenemos una orden para eso —Amelia chasqueó su lengua desde la otra línea, se sentía exasperada. —Al menos debería saber la razón de tu decisión, ¿no? —Comenzó a  preocuparse por lo que le estaba pidiendo

—Te contaré luego, pero por ahora, solo quiero que hagas lo que te pido ¿lo harás si o no? Ya luego tomaré cuentas con el juez

—Veas por donde lo veas, esto va contra las normas y ética del departamento, aparte que es ilegal, pero lo haré... pero a mi manera, ¿de acuerdo?

Amelia se quedó en silencio por unos segundos, hasta que al final aceptó.

 —Estaré allá en unas cuantas horas, espero todo esté listo para cuando regrese. Hablamos luego 

Colgando de inmediato. Alex estaba totalmente indeciso; ni siquiera sabia la razón por la cual haría una acción que iba en contra de las normas del departamento. A pesar de ser algo que iba en contra de las normas, había recibido una orden directa, pero lo haría a su manera; de una forma que no pusiera en peligro el cargo de su jefa y la de él mismo. Al terminar de comer, se dispuso a ir hacia su destino. 

 

 

Los sonidos provenientes de la puerta de su habitación, llamaron la atención de la castaña quien ya había despertado hacía unas horas atrás.  Se mantuvo recostada mirando hacia el techo de la habitación. No había pegado el ojo en toda la noche y todavía estaba enojada por dentro por lo que había sucedido la noche anterior con su ex prometido. 

—Adelante

Fue lo único que dijo antes de que la puerta se abriera y Katja apareciera con una bandeja con alimentos. Se acercó, dejándolo sobre la mesita de noche. La rubia miró fijamente a Chloe y vio que no tenía expresión alguna; parecía pensativa. La noche anterior se dio cuenta que había llegado a casa debido a que los sonidos de la puerta principal al cerrarse fueron sumamente estruendosos, al igual que el de la habitación donde dormía la castaña. 

—Buenos días —Dijo finalmente Katja, rompiendo el silencio entre ambas —¿Todo bien? —Chloe se mantuvo en silencio, se limitó a observarla con una sonrisa —¿Sucede algo? 

—Solo te puedo decir que no sé exactamente como responder eso

 —¿Por qué no? —Extrañada de su respuesta

—Ayer no conseguí lo que realmente buscaba; conseguí algo más. —La rubia  tomó asiento en la cama y tomó el rostro de Chloe entre sus manos y la miró fijamente 

—¿Pasó algo? porque luces extraña. ¿Qué fue lo que conseguiste? 

—Primero tomaré un baño, luego desayunaré y te contaré —Depositando un rápido beso en su frente, haciendo que un leve rubor apareciera en las mejillas de la rubia. 

Chloe se metió rápidamente a la ducha. Katja esperaba paciente en la habitación. No lograba imaginar la gravedad de la situación con respecto a la noche anterior. Imaginó que la única razón por la que su ex pareja la había citado la noche anterior, era para pasar tiempo con ella. Aún no lograba acostumbrarse a la idea de que las ex parejas de la castaña siguieran por los alrededores, como si de alguna manera quisieran volver a entrar en su vida. 

Los sonidos de toques provenientes de la puerta principal sacaron de sus pensamientos a la rubia. Se acercó para abrir la puerta, encontrándose con un sujeto que no había visto nunca. Se trataba del oficial Alex Magee, quien se quedó extrañado al verla también. Los dos intercambiaron miradas por unos cuantos segundos. 

—Buenos días, señorita. Soy el subinspector Alex Magee —Mostrando su placa al mismo tiempo que se presentaba —¿Se encuentra la señorita Evanson? —Con entonación amable y esbozando una pequeña sonrisa 

Por segunda ocasión, Katja se encontraba  frente a un policía. Comenzó a pensar que las únicas  relaciones que tenía Chloe en su vida era con ellos. Alex sintió la desconfianza de la rubia para con él, por su silencio y la manera en como le observaba. 

—Alex, que sorpresa verte —Para suerte y paz de Katja, Chloe había hecho acto de presencia. Bañada, cambiada y con un emparedado en su mano 

—Buenos días, señorita Evanson. Lamento haber arruinado su desayuno —Al observarla con el emparedado en las manos. 

—Demasiada formalidad para mi gusto; llámame Chloe y no te preocupes, estoy acostumbrada 

La ojos grises fijó su mirada en Katja, quien no parecía cómoda ante la presencia del oficial. Katja entendió que debía dejarlos hablar a solas y se dispuso a retirarse 

 —Disculpe que te lo pregunte, pero...¿podría saber tu nombre antes? —Preguntó Alex, mostrando cierto interés en la rubia, mientras esta no supo si responder.

—Se llama Katja —Intervino Chloe rápidamente ante su silencio. Katja no dijo más nada y se retiró.

—No es muy habladora, eh 

—La verdad es que no, es algo tímida. Supongo que Amelia no anda contigo 

—Supones bien. Está en Londres

—¡Vaya! Debe ser muy interesante esa ciudad. No recuerdo la última vez que fui allá —Alex se quedó en silencio, su mirada se mantuvo fija en el suelo por unos segundos, para luego observar nuevamente a la castaña, quien de inmediato, se dio cuenta de su extraña actitud y repentino cambio. 

—Algo me dice que no estás aquí por una simple visita 

—¿Podemos hablar en otro lado? —La castaña asintió. 

—Déjame ir por mi abrigo 

Alex esperó fuera. Antes de retirarse, Chloe le había comunicado a Katja que saldría un momento y  que no había nada por la cual preocuparse. Ambos se dirigieron hacia el parque que estaba cerca del complejo de apartamento. 

—Bien Alex, tú dirás. ¿De qué se trata? —Tomando asiento en uno de los bancos. No había un alma en aquel lugar, como era usual. El pelirrojo no supo como empezar —¿Es tan grave el asunto? Me empiezas asustar —Preguntó Chloe con una sonrisa, aunque por dentro sentía preocupación al ver aquel semblante tan serio por parte del pelirrojo. 

—Es que no sé cómo decírtelo 

—Ve al grano, porque no soy de las personas que le gustan los rodeos, mucho menos si se trata de algo en lo cual estoy involucrada. ¿Qué sucede? 

—Sabes sobre Dominic Walsh, ¿no? —Chloe asintió —Sucedió algo en Londres, aún no sé con exactitud qué fue, pero Amelia me llamó molesta, tan molesta que me pidió que te arrestara. 

Chloe arqueó las cejas con incredulidad. Se levantó rápidamente del asiento y se quedó pensativa. 

—¿Arrestarme? Pensé que Amelia había perdido un poco la cabeza, pero ahora me doy cuenta de que está demente.  ¿Por qué razón, motivos o circunstancias debo ser arrestada? ¿Qué hice? ¿Hay una orden para eso? —Chloe intentó mantener la calma.

—Ya te dije que no lo sé, simplemente me llamó enojada, es todo. También estoy sorprendido, no puedo arrestarte sin una orden, pero también debo seguir órdenes y ella es mi superior, ella es mi jefa —Chloe estaba atónita por lo que estaba escuchando 

—Claro, si ella te pide que te vueles los sesos, ¡seguro lo harías con mucho gusto! —Respondió con sarcasmo  

—Chloe, créeme que no sé las razones por la cual Amelia está haciendo esto. Sé lo empeñada que está con el caso del desfalco, a pesar de todo el tiempo que ha pasado y sé que ya cumpliste tu condena, pero tiene que haber una muy buena explicación para todo lo que está pasando. 

—¿Y por eso tiene que arrestarme? Con todo el respeto que se merece tu superior, ella es una idiota y una cabeza dura. No voy a pagar por sus tonterías. ¿Acaso se cree que por ser jefa del departamento puede hacer lo que quiera? —Respondió indignada 

—Lo mismo pienso, pero no sé qué hacer ahora; se supone que debo arrestarte por obstrucción de la justicia

—¿Obstrucción de la justicia? —Una carcajada salió de la boca de Chloe, pero en el fondo estaba asqueada. —¿Qué sigue después? ¿Acusada por asesinato o por tráfico de drogas? 

Alex se sintió completamente culpable por toda la situación. Sentía vergüenza al tener que estar haciendo todo eso sin tener nada contundente. 

—Escucha Alex, yo no soy experta en leyes y esas cosas, pero sé muy bien que esto va en contra de mis derechos y va en contra de las normas que tienen ustedes. Es más, debería tener a un abogado presente en esta situación... —Hizo un breve pausa —pero también sé que no es tu culpa, simplemente estás siguiendo ordenes y la conozco; conozco a Amelia, no es la primera vez que hace algo así. Puede llegar a ser un poco impulsiva ante ciertas situaciones. Así que haremos lo siguiente: iré al departamento contigo, hablaré con ella y llegaré yo misma al fondo de todo este embrollo. Estoy segura que hablando llegaremos a una solución.

Chloe intentó mantener la calma ante la situación. Era complicado, pero entendía que su ex novia había perdido la cabeza una vez más y que sus ansias por enculpar a su hermano, haría que perdiera no solo la cabeza, sino también el cargo por lo que tanto luchó y soñó tener.

Amelia por su parte, iba de regreso a Nottingham. La noticia del asesinato de la persona que cambiaría el curso de las cosas con su declaración, le había dejado un sabor amargo en la boca. Aunque en el fondo sabía que se metería en serios problemas por tomar decisiones drástica, lo único que quería  era poner fin a todo ese circo y atmósfera lleno de misterio que se había armado ante el caso que ella misma decidió continuar y que no la dejaba vivir en paz. 

 


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