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Encrucijada por SEMASOLITIA

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Chloe Evanson, luego de haber concluido aquel encuentro con sus hermanos en casa del castaño aquella noche, se dispuso a regresar al apartamento de su mejor amigo. Lo que había pasado aquella noche fue exactamente como lo había imaginado, sobre todo por el poco interés que demostró tener el joven Evanson con sus hermanas. Por una parte, Chloe se sentía satisfecha de al menos haber intentado que todo terminara bien con su hermana, a pesar de que había provocado que lágrimas salieran de sus ojos.

Dylan mostraba mucho más interés por las escasas reuniones y cenas familiares antes de que toda la ola de desgracia cayera sobre la familia Evanson. De los pocos recuerdos que llegaban a la mente de la castaña, sabía que todo había cambiado desde la muerte de su madre; algo dentro de él explotó y lo hizo convertirse en la persona que es en el presente.

Sabía que toda la culpa no podía recaer en su padre, quien contribuyó a su comportamiento y actitud. Chloe se había dado cuenta que las cosas no serían como antes y que, en ese momento, no estaban muy alejados de ser unos completos desconocidos que apenas se veían las caras.

Su frustración a veces era tan grande que sentía la necesidad de golpear su puño contra una pared de concreto, pero sabía que no podía perder la compostura y requería mantener su cabeza fría para su siguiente movimiento. Estaba consciente de que no tenía tiempo que perder; formaría parte de la empresa que una vez había pertenecido a su abuelo y a su padre, y que, actualmente estaba en manos de un sujeto que no sabía con exactitud como había conseguido mantenerla a flote y cuyo temor le hacía intuir que había sido a través de métodos sumamente deshonrosos y sucios.

Al llegar al apartamento, fue en búsqueda de la única persona que le hacía tener pensamientos lascivos. Una vez estuvo frente a la puerta de la habitación donde se encontraba la rubia, no se molestó en tocar la puerta; Leonard no estaba allí y no quería desaprovechar aquella oportunidad de estar con ella.

Katja se encontraba frente a su ordenador portátil, tecleando sin parar. Estaba tan alejada de lo que ocurría a su alrededor que no prestó atención de como de manera sigilosa, la castaña se adentró a la habitación. Chloe se colocó detrás de esta y la cubrió en un abrazo desde atrás. Aquello provocó que de manera automática, la rubia se asustara y casi saltara del susto, pero los brazos de la castaña impidió que fuera a algún lado.

Katja sintió como aquellos brazos la protegían y se aferraban a ella cada vez más. Sabía de quien se trataba y prefirió guardar silencio. La nariz de la castaña aspiraba el dulce y agradable olor proveniente de su piel y cuyos labios hacían contacto con su piel, lo cual hizo que, con ese simple roce, su vello corporal se erizara.

Los labios húmedos y suaves de la castaña comenzaron a besar lentamente la piel de la rubia, quien cerró sus ojos ante aquel contacto. Sus labios besaban lentamente sus hombros desnudos, que solo estaban cubiertos por unas delgadas tiras de su blusa.

Fue dejando pequeños besos, no solo en sus hombros sino también en su clavícula y sus brazos. Sus labios luego terminaron en su rostro, no sin antes detenerse en su cuello,dejando varios besos húmedos en ellos, acompañados de leves mordidas y lamidas, provocando que ligeros gemidos salieran de la boca de la rubia. Una vez hubo terminado con su cuello, se dirigió a su rostro, donde comenzó a besar sus mejillas, que, si no hubiese sido por la poca iluminación dentro de aquella habitación, Chloe hubiera notado lo sonrojada que se encontraba la rubia en aquel momento.

Ambos labios se encontraron después de varios minutos de caricias. Fue un beso tierno y suave, pero al mismo tiempo lleno de pasión. Chloe quería devorarla y por ningún motivo tenía pensado dejarla ir. Su deseo de tenerla esa noche aumentaba cuanto más prolongado el beso se volvía; fue lo bastante largo como para que ambas se separaran por unos segundos para recuperar el aliento. Luego de varios segundos de descanso, volvieron a unir sus labios, esta vez sus lenguas apareciendo como invitadas. Jugaban con bastante agilidad y destreza; un juego en donde ninguna de las dos quería perder.

Katja rompió aquel apasionado beso para observar por varios segundos a la castaña, cuyos ojos estaban llenos de lujuria y tristeza a la vez. Sintió mucha curiosidad en ese momento, pero lo último que quería hacer era arruinar el ambiente. Ella misma se dio a la tarea de empezar de nuevo. Se acercó con rapidez al cuerpo de la castaña, como si un imán la hubiese atraído con fuerza. La lengua de Katja recorrió su labio inferior, quien degustó aquella exquisita lamida que más adelante, se posó en su labio superior. Las manos de los ojos grises se dirigieron a la región lumbar de los ojos verdes. La acercó lo suficiente para tener mejor contacto con su cuerpo. Ambos labios volvieron a unirse en un apasionado beso, más profundo aún, donde sus lenguas volvieron a jugar.

Katja comenzó a recorrer con sus labios el cuerpo de la castaña. Besó cada área de su cuerpo; comenzó en su cuello, bajando hacia su clavícula, dejando besos y mordidas. Mientras bajaba poco a poco, intentó desprender las prendas de la castaña, provocando que esta la imitara y la despojara también de su blusa de tiros; dejándola completamente expuesta de la cintura para arriba. Las ojos verdes con pasos torpes, dirigió a Chloe en dirección hacia la cama, dejándola caer en ella. Recorrió su abdomen con sus labios, dejando pequeños besos en él, pasando su lengua por todo el lugar hasta detenerse en su ombligo.

Sus manos recorrieron toda su anatomía; no hubo una parte de su cuerpo que no recorriera. Se detuvo en sus senos, los cuales masajeó y acarició con lentitud. Una vez que sus pezones estuvieron erectos, su mano continuó su recorrido, esta vez llegando a la zona más sensible de la castaña. Sus dedos estaban completamente empapados por la humedad que le habían producido aquellas caricias. Chloe no pudo evitar gemir, aquella sensación tan exquisita que le provocaba el roce de los dedos de la rubia en su vagina. Sus dedos comenzaron a explorar su entrepierna, lo cual motivó a la castaña a unirse al juego también. Llevó su mano a la entrepierna de la rubia, quien, al sentir las yemas de sus dedos, no pudo tampoco impedir que leves gemidos salieran de su boca.

La rubia se dejó caer sobre el cuerpo de la castaña; buscó nuevamente sus labios porque para ambas era adictivo. Las caricias no se detuvieron en ningún momento. Dejaron de lado las caricias superficiales y comenzaron con las profundas. Katja introdujo sus dedos dentro de la intimidad de la castaña, lo que provocó una serie de sensaciones que no podían ser descritos con simples palabras. Comenzó introduciendo un dedo, para luego aumentar la apuesta introduciendo dos dedos dentro de la castaña. Lo mismo hizo la ojos grises, solo que fue mucho más suspicaz al introducir sus dedos, curvándolos a medida que la penetraba con ellos, acariciando al tiempo su clítoris y provocando que varios suspiros y gemidos salieran de su boca.

—Das mag ich

Fueron las únicas palabras que salieron de la boca de Katja y que la castaña entendió sin problemas. Ninguna de las dos detuvo sus movimientos. Mantuvieron el ritmo y continuaron introduciendo sus dedos, metiendo y sacándolos de manera sincronizada. La rubia dirigió su boca hacia los senos de la castaña, los cuales comenzó a mordisquear, lamer y succionar.

A pesar de sentir que casi desfallecían, no se detuvieron en ningún momento. Las caderas de ambas se movían a la par; un movimiento rítmico entre ambas que no tuvo fin hasta que los gemidos se hicieron presentes y la única forma de acallarlos era buscando los labios una de la otra. Sus respiraciones estaban agitadas y la única forma en la que iban a descansar era cuando ambas llegaran al clímax, cosa que consiguieron a los pocos minutos.

El cuerpo agitado de Katja reposaba sobre el también agitado cuerpo de Chloe, quien fue la primera en caer abatida. Katja se quedó mirando a la castaña por largos minutos. Las yemas de sus dedos recorrían sus labios. No podía dejar de pensar en como debió sentirse esa noche con su familia. Una sonrisa se posó en sus labios sin razón aparente, le causaba mucha felicidad saber que estaba a su lado y que no tenía intención de irse. No le importaba cuantas veces se enojara con ella o que de tan malas pulgas estuviera, si de algo estaba segura era que no quería irse y que sus sentimientos por la castaña habían evolucionado de una manera que ella nunca se hubiera imaginado.

—Ich liebe dich, Chloe —Fueron las últimas palabras pronunciadas por Katja esa noche, no sin antes depositar un beso en la frente a la castaña para quedar dormida.

Eran las ocho de la mañana cuando Chloe abrió sus ojos. Su mirada quedó fija en el techo de la habitación. Quedó pensativa unos segundos. Trató de recordar lo que había pasado la noche anterior. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido proveniente de la misma habitación donde se encontraba. El sonido de las teclas de la laptop retumbaban en sus oídos, lo cual hizo que buscara con su mirada a la persona responsable de terminar con su paz. Chloe volteó su mirada y observó como Katja tecleaba con rapidez, estaba concentrada en lo que hacía.   No podía dejar de pensar en lo impresionante que era aquella chica como tampoco podía negar la combinación de cualidades que la hacían lucir mucho más atractiva. 


Después de largos minutos, Katja sintió como alguien la observaba y volteó la mirada hacia donde se encontraba la castaña, quien la observaba con detenimiento y con una sonrisa en su rostro.

—Te lo digo en serio, debes dejar de hacer eso, me matarás de un ataque al corazón. ¿Desde cuando estás despierta?

—No hace mucho, solo no quería molestarte. Parecías entretenida en lo que estabas haciendo

—Solo estaba dándole unos últimos retoques a algo, en un momento termino

—Te gusta eso, ¿no? La informática, las redes y todo esas cosas complicadas

—No es tan complicado si lo aprendes. Digamos que esto ha sido mi vida desde hace un tiempo. Es lo que me gusta y lo que me gustaría hacer siempre.

—Lo sé —Chloe se mantuvo en silencio. Sus ojos se encontraron y en lo único que pudieron pensar era en que ambas se necesitaban. La rubia se acercó a la castaña, tomó asiento en la cama a su lado y depositó un rápido beso en sus labios para luego darle otro en su frente.

—¿Quieres desayunar?

—No, está bien. Debo ir a tomar un baño rápido e irme, debo ir a la empresa a conocer a todos los empleados y a familiarizarme con todo y todos —Expresó Chloe con desanimo

—¿Estás bien? A veces te siento un tanto extraña.

—No te preocupes Kitty, estoy bien. —Hizo una pequeña pausa —Aunque creo que aún sigo sin acostumbrarme a esta gran diferencia que hay en mi vida. Ya sabes, tener que volver a ser una empleada más como lo fui antes de ir a la cárcel, pero esta vez sin mi padre. Tener que aguantar a mi hermano, que si antes fue simplemente la mano derecha de mi padre, imagínate ahora que tiene la empresa en su poder.  —Hizo otra pausa, esta vez con un respiró profundo —Tener que vivir con el hecho de que creo y pienso que es un asesino, que está involucrado otra vez con personas que lo llevarán a la perdición. No quiero por ningún motivo sentirme como su sombra o que me trate como a una marioneta como lo hace con mi hermana, simplemente es algo que no quiero y que no toleraré.

Katja escuchaba con atención. Le gustaba cuando Chloe se abría a ella y le contaba cosas que hacía días atrás no se atrevía a decir.

—Tampoco sé como reaccionaría si de verdad descubro que él tuvo que ver con la muerte de mi padre. Tal vez estoy ansiosa por descubrir la verdad, pero a lo mejor no estoy lista para saberlo o tal vez no quiero saberlo en el fondo. Todo esto es demasiado —Katja tomó su mano y lo apretó con fuerza. —Creo que sí no me hubiera ofrecido a sacrificarme por él, él hubiera cumplido sus años en prisión y mi padre seguiría vivo o no lo sé, tal vez mi padre no hubiera soportado que su hijo predilecto pasara todos esos años en prisión y hubiera muerto de todas formas, todo es tan confuso y triste

Chloe intentó por todos los medios posibles contener el llanto. Katja la observaba en silencio, sin dejar de apretar su mano. No supo que decir, sabía poco acerca de su familia y no lograba asimilar aún todo lo que había pasado por culpa de su propia familia.

—Tal vez todo lo que hagas a partir de ahora te ayude a descubrir que las cosas no son como realmente crees que son. No sé, a lo mejor te lleves una gran sorpresa. —Katja quería encontrar las palabras adecuadas, no quería arruinar las cosas —No te digo esto para que te enojes, solo lo hago porque al final sé que deseas que todo sea un malentendido. Sé que eres una buena hermana, no quieres que nada le pase a tus hermanos y quieres convencerte de que él no fue capaz de hacer algo tan atroz. Te ayudaré a que lo descubras, lo haremos juntas y sabremos la verdad; estaré contigo hasta el final

Katja en ningún momento soltó su mano. Se mantuvo aferrada a ella por varios minutos que parecieron eternos.

—Gracias Kitty, gracias por apoyarme —Tomó su rostro entre sus manos —Y te lo digo en serio, me alegro de que estés aquí —Esbozó una sonrisa y depositó un beso en su mejilla. —Será mejor que me apresure, no quiero llegar tarde a mi primer día de trabajo.

—Antes de irte, me gustaría enseñarte algo

Chloe asintió y se metió a la bañera. Se cambió lo más rápido y decente posible. Lo que menos buscaba en su primer día de trabajo, era dar una mala impresión. Se miró así misma al espejo: vestía un mono sin mangas de color negro, con tacones del mismo color de dos centímetros. Su cabello estaba suelto.

No pudo evitar transportar su mente hacia al pasado. Recordó como hacia cinco años atrás solía hacer lo mismo todos los días para ir a trabajar. En ese entonces, desempeñaba la función de secretaria en el área de logística y finanzas, y que para ella fue el peor puesto de todos, pero que debió aceptar por orden de su padre.

—Estás hermosa, luces muy bien. ¿Sabes con qué otra cosa lucirías estupenda? —Katja se acercó a ella y la abrazó por detrás. Ambas se reflejaron en el espejo. 

—¿Qué más necesito aparte de esto? Pensé ya estaba completo —Trató de buscar la pieza faltante a su vestimenta.

—Fácil... ¡una hermosa sonrisa en tu rostro! —Mencionó la rubia con una enorme sonrisa en su rostro, mientras se aferraba más fuerte a la castaña, quien no pudo evitar sonreír ante su ocurrencia.

—Rayos, ¡¿cómo pude olvidarme de lo más importante?! Olvidé cambiar mi cara del lunes, ahora debo ir al armario a buscar la del viernes ¡gracias por avisarme! Hubiese cometido un grave error.

Ambas rieron y se quedaron observando su reflejo en el espejo por varios segundos.

—Por cierto Kitty, ¿qué ibas a enseñarme?

—Ah, casi lo olvidaba. —Katja se dirigió hacia su habitación y regresó en menos de un minuto con una carpeta en manos. —Aquí tienes —Se lo entregó en manos de la castaña, quien se mantuvo curiosa de saber de qué se trataba

—¿Qué es?

—Solo ábrelo y léelo.

Chloe obedeció. Al abrir la carpeta se encontró con unos papeles que leyó con sumo cuidado. Katja la observaba en silencio, mientras Chloe se mantuvo con una expresión seria mientras leía. Al terminar de leer, observó con curiosidad a la rubia.

—¿Qué es esto?

—Es un currículo.

—Sí, eso veo pero... ¿por qué hay cosas aquí que no corresponden a lo que sé de ti?

—Porque es una información falsa que creé sobre mí. Si quieres mi ayuda, tengo que estar cerca de la empresa y ¿qué mejor forma de estar cerca de ella y de ti que trabajando en ella?

—No creo que esto sea una buena idea

—¿Por qué no? Solo creé una especie de camuflaje en la base de datos modificándolos, así si a tu hermano se le ocurre investigarme, que estoy segura que lo hará, no tendrá que saber sobre mi pasado delictivo. Lo mismo aplica para Amelia.

Chloe no pareció convencida, pero admitió para si misma que era una muy buena idea.

—Kitty, de verdad no quisiera que volvieras a hacer cosas que te recuerdan a tu pasado. Estoy tratando de que tengas una mejor vida, una vida diferente. Esto era lo que hacías antes, ¿no es así? Cambiar tu identidad, y esa fue una de las razones por las cuales cumpliste condena. No quiero que hagas lo que hacías antes, ese es el plan, ¿no? No quiero que sigas escondiéndote ante alguien que no eres.

—Estaré bien —Tomó la mano de la castaña y la entrelazó con la suya —Solo será temporal, sabes que esto es necesario, ¿cómo creías que te ayudaría? ¿Desde aquí? Tengo que tener acceso a todo. Solo asegúrate de darle esto a tu hermana, ¿sí? —Chloe lo pensó por varios segundos antes de tomarlo, pero al final decidió confiar en ella.

—Está bien. será mejor que me vaya, no quiero se me haga más tarde. —Se acercó a ella y le dio un pequeño beso en los labios.

—Hey, antes que te vayas...hay otra cosa que necesito hablar contigo, Chloe

Katja bajó su mirada y comenzó a jugar con sus dedos nerviosa, algo que la castaña notó al instante.

—¿De qué se trata?

—Es sobre...Mmmmm

—Vamos dime, ¿de qué se trata? —Chloe levantó el mentón de la rubia haciendo que esta la mirase a los ojos. Aquello le dio mucha más confianza

—Es sobre Blaz y mi antiguo grupo —Chloe inmediatamente frunció el ceño al escuchar el nombre de aquel sujeto. Katja sabía que reaccionaría de esa forma y estaba preparada para ello. —Sé que no quieres que hable sobre el tema, pero...

—¿Qué te parece si hablamos sobre esto luego? De verdad debo irme

Katja se quedó en silencio y sin decir más nada, Chloe salió por la puerta dejando a una Katja completamente anonadada. De inmediato supo que la paz que había entre ellas dos no duraría mucho.

 


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