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Encrucijada por SEMASOLITIA

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—Hasta ahora lo único que sé es que se llama Sonia Sokolov. Ha estado en nómina desde hace años, pero no sé exactamente su función en la empresa.

Daniel y Chloe estaban reunidos en un restaurante cerca de la empresa. Chloe había aceptado solo para conocer un poco más acerca de aquella nueva y misteriosa persona. Al igual que Daniel, ella intuía que debía estar involucrada con Dmitry Semiónov.

—¿Por qué simplemente no le has preguntado a Dylan? Lo más extraño es que esa persona esté cobrando y ni siquiera tenga una función establecida en la empresa.

—Tal vez trabaja de manera externa. La empresa se ha estado expandiendo como nunca y las relaciones internacionales han florecido bastante, principalmente con países como Rusia.  —Chloe se mantuvo pensativa

—Puede ser que necesiten de un peón y no digo el país en sí, sino las personas involucradas en todo esto. Créeme, si el dinero y el poder están de por medio, no me extrañaría que mi hermano hubiera aceptado. No lo pensaría dos veces sin importarle que su pellejo esté en juego o qué tan ilegal fuese el negocio.

El silencio se hizo presente. Chloe sentía que le daba importancia a un tema que no tenía nada que ver con su propósito principal, pero por otra parte buscaba relacionar la muerte de su padre con la relación que tenía su hermano con aquellas personas.

—¿Y sí...—Se cohibió

—¿Y sí qué? —Preguntó curioso el abogado, quien al observar la expresión de la castaña, creyó saber lo que pensaba —No me digas que estás pensando lo que creo que estás pensando

—¿Y sí el tal Dmitry está involucrado en la muerte de mi padre? —Daniel se sorprendió ante la nueva hipótesis de su ex prometida

—¿No crees que saltar a esa conclusión es demasiado extremo?

—Piénsalo Daniel: ¿Cuánto tiempo lleva esa tal Sonia trabajando? ¿Desde hace cuanto que Dylan tiene relación con la mafia? Si logramos descifrar o vincular el inicio de sus relaciones, podremos llegar a la conclusión de que mi padre tal vez en algún punto fue un obstáculo en sus planes y la única manera de evitar que se interpusiera, era sacándolo del camino. A esas personas no les importa nada más que sus negocios y el dinero, no les tiembla la mano para eliminar a alguien.

Daniel quedó perplejo ante aquella repentina hipótesis por parte de Chloe. Se preguntaba si había sido buena idea hablarle sobre Sonia. Chloe frunció el ceño al ver que no hubo respuesta por parte de él, quien solo se limitaba a rascarse la cabeza.

—Dame eso —Exigió la castaña al extender su mano hacia el abogado para que le diera los documentos que poseía.

—¿Para que los quieres?

—Investigaré por mi cuenta y si encuentro algo qué tal vez te convenza de que no estoy loca por sacar esto de repente, entonces te los regresaré.

Daniel lo pensó varias veces antes de entregarlos, pero al final decidió confiar en la castaña. Luego de aquella charla, ambos regresaron a la empresa y no volvieron a cruzar palabra en todo el día. Chloe olvidó el tema después de eso debido a todo el trabajo que tenía ese día. Aquella conversación con su ex prometido fue algo que no le había comentado a su mejor amigo ese día. Se lo reservaría hasta que encontrara un vínculo entre aquellas personas, que para ella eran unos completos extraños y tal vez una posible amenaza para su familia.

Al día siguiente, Chloe se vistió y se preparó para ir a trabajar; aquello se convertiría en su rutina de todos los días. Se aseguró de que Katja había regresado aquella noche. Dormía plácidamente y se quedó observándola por largo rato. No estaba segura con respecto a lo que había hecho la noche anterior, en ningún momento creyó en su versión y sabía que todo estaba relacionado con Blaz, pero lo que menos quería era armar un escándalo. Prefería esperar que ella misma se dignara a contarle todo.

Katja por su parte, abrió sus ojos una vez que Chloe había salido de la habitación. Sintió su presencia, pero aún así prefirió no abrirlos. Aún no sabía por qué temía afrontarla y decirle la verdad. Se levantó de la cama y tomó una ducha rápida para luego salir de la habitación; Chloe ya se había marchado. Preparó algo para desayunar y estaba dispuesta a comenzar su rutina de ejercicios de cada mañana para luego pasar lo que quedaba del día en frente de la laptop.

Al mirar su celular, observó que tenía un nuevo mensaje de un número que le había dado Blaz la noche anterior. 

"Siento que fue poco el tiempo que pasamos juntos anoche. Me gustaría que nos volviéramos a ver esta noche o puedes venir a la dirección que te dejaré a continuación: XXXXXXXXXX. Esta vez no estaré solo, los chicos están emocionados por verte, espero que tú igual. Me dejas saber tu respuesta"

Katja suspiró profundo. Lo que menos quería en ese momento era preocupar otra vez a Chloe y si volvía a salir por noche consecutiva, podría sospechar lo que era evidente ya para la castaña. Pensó en encontrarse con ellos en ese momento, por lo cual tomó su chaqueta y se dispuso a salir. Al abrir la puerta, se encontró con Amelia, quien se sorprendió un poco al verla salir del apartamento. La rubia por su parte se mantuvo en silencio, sin decir palabra alguna y sin alejar su mirada de la pelinegra.

El silencio pareció eterno; la incomodidad y enojo por parte de Amelia se hizo notar al fruncir el ceño. Era la segunda vez que se encontraba con la rubia y esta vez le dejó un sabor amargo al encontrarla salir del apartamento de su ex novia.

En ese momento pudo confirmar que entre Katja y Chloe había algo mucho más misterioso y no se iría de allí hasta descubrirlo.

—Buenos días, nos volvemos a encontrar otra vez —Amelia fue la primera en romper el silencio. Relajó un poco su rostro para ocultar su molestia y esbozó una sonrisa amable. Katja había notado desde el inicio su descontento

—Buenos días

—¿Te acuerdas de mi? Nos encontramos hace días. Soy Amelia Shepard, jefa del departamento de investigación criminal

—Sí, la recuerdo.

—Olvidaba que eras de pocas palabras

—¿Que le trae por aquí?

—En realidad vine a hablar con Chloe Evanson y si no mal recuerdo, aquí es donde vive, ¿no? 
—Katja asintió —No sabía que se conocían

—Somos amigas

—¿En serio? No sabía que Chloe tenía amigas, es decir, hace mucho tiempo que no se relaciona con nadie. Dijiste que tienes poco aquí y no creo que Chloe sea de las personas que confían rápido en las personas. Además es súper raro que seas de Alemania y ella haya regresado de ese país hace poco...¿se conocieron allá y por eso decidiste mudarte aquí?

Katja no estaba dispuesta a complacer a Amelia y sabía que mientras más supiera sobre cómo se habían conocido, eso le daría aún más razones para investigarla.

—Lo siento, tengo que irme. Tengo prisa —Katja esperaba que Amelia se apartara del camino, pero esto solo provocó que se enojara aún más.

—Sé que no eres de aquí, pero supongo que de dónde vienes debieron haberte enseñado modales y qué es de mala educación dejar hablando solos a las personas.

—Es que con todo respeto, no tengo nada que hablar con usted. Chloe no se encuentra y tengo algo de prisa. —Katja intentó por segunda vez zafarse de aquel incómodo momento, pero Amelia se negaba rotundamente a dejarla ir

—¿Quién eres y que relación tienes con Chloe? Sé que no eres quien dices ser, así que quiero que me digas quien eres y por qué mentiste sobre tu identidad.

Katja había acertado y sabía que la había investigado. En ese momento se dio cuenta que no se trataba de hacer su trabajo, sino de celos. La rubia sonrió.

—Veo que se ha dado a la tarea de investigar sobre mi, me pregunto por qué. ¿Qué interés puedes tener conmigo? Ni siquiera me conoce, creo que ya esto sería acoso

—Solo protejo a los ciudadanos, no sé con qué clase de persona estemos tratando —Katja esta vez sintió discriminación por parte de la pelinegro, pero insistía en que todo era por celos. Admitía que sentía cierta molestia por saber que aún tenía sentimientos por Chloe.

—Hagamos un trato: yo me olvido de todo lo que ha pasado hoy y usted...Amelia, me deja pasar para que pueda cumplir con mis compromisos, ¿qué dice?

Amelia apretó fuerte sus puños. Katja había logrado acabar con su paciencia, pero Shepard sabia que en el fondo la rubia tenía razón. Lo que menos quería era una razón más para molestar a Chloe.

—De acuerdo, lo siento. Me dejé llevar y a veces reacciono de una manera que no es adecuada

—Suele pasar, con su permiso y que tenga lindo día —Katja esta vez sin ningún problema logró zafarse y se dirigió hacia las escaleras, no sin antes decir algo más

—No le mentí sobre mi identidad, soy Katja Singer, tal vez debería buscar otra vez —Esbozó una sonrisa y guiñó su ojo a la pelinegro quien se quedó pensativa ante aquello último.

Amelia tomó su teléfono móvil y realizó una llamada a Alex Magee. 
—¿Alex?...¿estás en la oficina?...necesito que vuelvas a buscar en la base de datos a Katja Singer...¡no me preguntes! Solo hazlo y ya. Si encuentras información me llamas. —Cerró la llamada sin esperar más y esperó alrededor de diez minutos cuando recibió la llamada del pelirrojo

—¿Y bien?...¿En serio?...¿estás seguro que es ella?...¿no hay nada extraño con ella?...¿estás seguro de que no hay antecedentes de ningún tipo? —Amelia no estaba convencida y a pesar de que le habían confirmado, no lograba caer tan fácil.

Katja había llegado a la dirección indicada por Blaz. Era la primera vez que iba a aquella zona de la ciudad ubicada en Lace Market. Cada vez se impresionaba más por lo hermoso que era. Su mirada estaba puesta en los edificios que la rodeaban; edificios antiguos restaurados. Se acercó a una de las puertas de esos edificios, el número veintidós y tocó varias veces la puerta. Estaba incluso más nerviosa que la noche anterior, principalmente porque vería a alguien de la que no supo más desde que había ido a prisión.

Para su sorpresa, la persona que había abierto la puerta era la que por alguna extraña razón para ella deseaba ver, a pesar de que la relación había terminado antes de que entrara a prisión. Una enorme sonrisa se formó en los labios de la morena y cuya expresión de felicidad no pudo ocultar al ver a Katja parada frente a su puerta. No pudo contener su emoción; se acercó a ella y se aferró a ella en un fuerte abrazo. La rubia por su parte sentía igual felicidad al verla otra vez, aunque no tanta felicidad como la que sentía Tena.

—¡Ich kann es nicht glauben! —"¡No puedo creerlo!" Gritó con euforia la morena, sin soltar en ningún momento a la rubia —Esto tiene que ser un sueño, en serio no puedo creer que estoy abrazándote otra vez. 
Katja sonrió por el entusiasmo que siempre caracterizaba a Tena. Le hacían traer viejos recuerdos.

—Ya suéltala, maldita mocosa. ¿No ves que le sacas el aire? —Vociferó Erich, acercándose a ambas chicas.

—Como fastidias, calvo. ¿Que no ves que estamos ocupadas? ¿Puedes dejarnos en paz?

—Creo que tengo también derecho a ver a nuestra pequeña, ¡así que aléjate ya!

—Erich —Katja se separó de inmediato de la morena para acercarse a él.

—Herzlich willkommen —"Bienvenida" expresó Erich. La rubia esbozó una sonrisa al tiempo que se acercaba al grandulón para abrazarlo, luego este la levantó en brazos sin ningún tipo de dificultad. —¡La pequeña está de vuelta!

—¿Puedes bajarla ya, calvo? ¿No ves que la estás mareando?

Katja reía. Para las ojos verdes, nada parecía haber cambiado y seguían siendo los mismos de hacia años, pero en el fondo sabía que las cosas serían distintas.

—Me alegro verlos, en serio estoy feliz de hacerlo.

—Más te vale, no arriesgamos nuestro pellejo para que no nos hubieras extrañado ni un poquito, principalmente a mi —Exclamó confiada Tena, mientras se acercaba a Katja y le robaba un beso, hecho que la dejó un poco incómoda. Tena lo notó de inmediato pero guardó silencio.

—¿Podrías dejar tus tonterías para después? Deja de atosigarla. Cómo puedes ver, Blaz no está, salió a resolver unos asuntos, así que mientras esperamos por él, ¿qué tal si celebramos con una botella de apfelwein? Seguro lo has de extrañar

—No acaba de llegar bien y ya quieres embriagar a mi gatita, por ningún motivo. Mejor esperamos a que llegue Blaz

Erich frunció el ceño al escuchar las palabras de Tena. Entre ellos dos siempre existía un conflicto que al final terminaba en paz, pero detestaba que le dijeran cómo hacer las cosas.

—Ya dejen de pelear. Este lugar es muy bonito —Dijo la rubia mientras observaba los alrededores

—En lo particular no me gusta para nada, fue lo más económico que pudimos conseguir. Espero no tengamos que estar mucho tiempo en este lugar, la comida no es tan buena y las personas son extrañas. —Reprochó la morena

—Deberías estar cómoda entonces de estar rodeada de personas parecidas a ti, Tena —Bromeó el pelado.

—Ja ja, que gracioso

—De todas formas, el tiempo que permanezcamos aquí, dependerá de nuestra pequeña

Ambos fijaron su mirada en Katja, quien no supo qué decir. Aquella situación le estresaba.

—Vinimos no solo a ayudarte, también vinimos por ti. Solo quiero que lo sepas

Katja se mantuvo en silencio y otra vez sentía estar entre la espada y la pared. Tena había notado desde su llegada lo difícil que era para ella hablar sobre ese tema y sabía perfectamente a quien se debía. Sentía una sensación de odio cada que pensaba en el hecho de que Katja decidiera quedarse solo por esa persona y que dejara atrás a su grupo, quien había arriesgado todo para ayudarla y convencerla de regresar a "casa". 

Chloe observaba la ciudad desde su oficina y no dejaba de pensar en el futuro de Katja. Sabía que si su grupo había venido por ella, tendría que decidir entre quedarse o irse. Era en esos momentos que sentía desconfianza sobre sus verdaderos sentimientos. Ninguna de las dos lo había confesado apropiadamente. Ambas sabían que se gustaban, pero no tenían nada oficial. Lo que menos quería era apresurar las cosas y en el fondo sentía que aún no estaba preparada para tener una relación con una persona que no estaba al cien por ciento segura si estaba dispuesta a quedarse por ella.

No quería sentir que la presionaba, sabía que tarde o temprano ella tendría que tomar una decisión y estaba dispuesta a aceptarla fuera cual fuera su decisión.

Ese día tampoco había decidido llamarla, no había hablado con ella y no sabía por qué le costaba. Katja tampoco la llamaba y ese era otro motivo de preocupación de su parte.

Tocaron a la puerta cuando más estaba sumada en sus propios pensamientos.

—Adelante

—Señorita Evanson, disculpe que la moleste

—¿Qué sucede, Isabel? —Sin apartar la mirada de la ventana

—Intenté comunicarme con usted, pero no tomaba la llamada —Dijo Isabel apenada. Aún sentía vergüenza desde aquel altercado con Chloe al principio y que a pesar de todo, había pedido personalmente a aquella chica como su secretaria personal.

—¿Qué necesitas? Porque si no es algo importante, tengo que decirte que estoy algo ocupada en estos momentos —Dijo aún sabiendo que solo estaba mirando hacia el horizonte

—Hay alguien que quiere hablar con usted. Dijo que aún no ha tenido la oportunidad de conocerla y felicitarla por su nuevo cargo y quiere hacerlo de manera personal.

—¿De quien se trata? —Sin prestar mucha importancia

—Es la señorita Sonia Sokolov

 

Chloe volteó para ver a Isabel, quien esperaba le diera el visto bueno para dejarla pasar. Chloe esbozó una sonrisa triunfante y no estaba exactamente segura de que sacaría de aquel encuentro, pero si sabía que no desaprovecharía ninguna oportunidad para descubrir todo aquel misterio.

—Puedes decirle que pase

 


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