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Embarazo Accidental por Menma Lightwood

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda! Disfruten de este nuevo capítulo de esta loca historia mía.

Sin más que decir...

¡A leer!

 
¡Pero esperen! ¿No creerán que la tragedia sucedió al día siguiente, o si?
 
Nah.
 
No, los asesinos, sobretodo los mejores, siempre saben cuándo actuar. Y Madara Uchiha podría ser impulsivo, extremista y exigente, pero definitivamente no era idiota; Quizás era por eso que no elegía las cosas más caras, solo las mejores, sin importar su precio. Así era el, selectivo y cruel. Y por esa razón es que el hombre sabía cómo mover el mundo sin tocarlo apenas.
 
- Si puedo preguntar... - Habló una voz algo grave de un hombre que se escondía entre las sombras. Estaba reclinado sobre una silla de esas viejas que dan vueltas, con ambos pies sobre una repisa baja - ¿Como es que estás tan tranquilo? Pensé que habías mandado a eliminar al rubio y a su hijo bastardo.
 
Madara, que disfrutaba con extremada paciencia un cigarrillo, miró a su acompañante con fastidio.
 
- ¿No te he enseñado ya que la paciencia trae buenos resultados?
 
- Lo que yo recuerdo es que me enseñaste que tú hermano no puede superarte, pero por lo visto lo ha hecho.
 
- Oh - El mayor levantó una ceja - Pensé que no habías olvidado que los planes a largo plazo son muy efectivos.
 
- Y yo pensé que habías mandado a un infiltrado para hacerse cargo desde adentro - Y miró con sospecha a otra figura que, aunque se escondía en las sombras de la oscura habitación, su ansiedad era palpable - ¿Que acaso es muy difícil matar a un crío?
 
La figura se removió, incómoda. No quería estar allí, pero había hecho un trato con el diablo y ahora estaba pagando las consecuencias.
 
- ¡Si lo intenté! Es que... Pensé que el veneno casero que me diste funcionaría, pero la cantidad fue muy poca. 
 
- Bueno, en eso tienes razón - Dijo el hombre misterioso, y luego miro a Madara - Te dije que era muy poco.
 
El Uchiha se mantuvo inalterable.
 
- No podía arriesgarme a darle un litro de eso en el desayuno, sería muy obvio.
 
- Si si - Sacudió la mano de manera desdeñosa - Tenía que ser bastante para matar pero no tanto como para dejar huella. Pero como te darás cuenta, o es uno o lo otro, porque el plan salió de la verga.
 
- Ya tengo en mente algo mejor - Respondió el azabache rodando los ojos.
 
- Pues más te vale que lo sea, tuvimos suerte de que los efectos solo duren lo suficiente para hacer daño, y que lo hicieran pasar por estrés, porque si hubieran quedado evidencias en el chico nuestras cabezas ya estarían rodando.
 
- Tenía un plan de reserva, pero me parece que nuestro compañero también fallo en ese... - La figura trago saliva, no era necesario que Madara dijera en voz alta que quería rebanar su cuello porque no hacía falta. El peligro era enorme.
 
- Yo... Se suponía que el chico iría con Itachi a buscar los adornos para fiesta, no se que pasó pero a último minuto cambiaron de idea, no se porqu...
 
El puño del Uchiha azotó con brusquedad el escritorio, haciéndole pegar un bote a los demás.
 
- ¿Que acaso eres imbécil o te lo haces? - Gruñó furioso - Ese rubio apenas y conoce calle desde que está embarazado, y mucho menos ahora que el idiota de mi hermano lo vigila. Era obvio que no lo dejarían ir. 
 
- ¿Entonces como planeadas que lo del accidente funcionara? - No es que no estuviera al tanto de que podía recibir un tiro por su impertinencia, pero no se pudo resistir.
 
- Porque pensé que tenías algo de cerebro e intentarías matarlos cuando fueran a la consulta médica - Entonces se detuvo, respiro un poco y encendió otro cigarrillo - Era más que obvio.
 
- ¡Pero que iba a saber! - Se defendió - Yo pensé que moriría con eso, no imaginé que tenía que atropellarlo ese mismo día.
 
- No es por llevarte la contraria, amigo - Interrumpió el otro hombre - Pero yo pensé igual, y si mal no me equivoco tu también. Todos pensamos que moriría intoxicado, o por lo menos el niño.
 
- Se llama estrategia, par de inútiles - Rugió el Uchiha - Si hubieran usado eso que tienen en la cabeza se habrían dado cuenta que ambos planes iban de la mano. ¿O que? - Alzó la voz - ¿Tengo que explicarselo con dibujitos? Porque si es así me vas avisando Hidan - Le miró amenazadoramente - Tengo una lista larga de infelices que con gusto colaborarían conmigo, y lo harían mejor.
 
El hombre, ahora identificado como Hidan, rodó los ojos y se relajo aún más en su silla.
 
- Ya se, me lo has recalcado un millón de veces. Pero ¡Eh! Te conseguí un acceso directo a los archivos de la compañía, algo que solo muy pocos de esos infelices podrían haberte conseguido. Además te ayude a conseguir ese fulano veneno de mierda para matar a Uzumaki, y tuve que usar una máscara para eso, como si fuera un delincuente cualquiera - Bufó, el tener que haber usado máscara cuando el mismo se consideraba hecho a mano por los dioses era una ofensa - He hecho todo lo que has querido hasta ahora ¿Que más quieres? ¿Que me ponga en cuatro y te enseñe las nalgas? Porque yo he hecho mi parte, mientras que tú y esa rata escurridiza de ahí - Señaló a la tercera persona que se mantenía en silencio - No han hecho mucho que digamos.
 
- Yo hice mi parte, es solo que me salió mal - Se excuso el otro.
 
- Y bien mal - Río Hidan.
 
- Yo no...
 
- Cierren la boca, ambos - El silencio abundó por un par de segundos hasta que porfin la resolución surgió en los ojos oscuros del Uchiha - Vamos a tomar del plan B.
 
Hidan ladeó la cabeza.
 
- ¿No querrás decir el plan C?
 
- Hidan... - Advirtió el Uchiha en tono bajo - Sigue así y le rendiras tributo a tu Dios desde el infierno.
 
"Uy" pensó el peliplata "Que carácter"
 
Hidan sabía de sobra que haber hecho tratos con Madara Uchiha a escondidas de su jefe le traería serios problemas. Quizás esa fue la razón por la que se negó al principio, pero después de que Sasuke anunciara hace seis meses a Neji como su primer consejero enloqueció. Había trabajado como una burra en celo para obtener ese puesto, ¡Y viene el muy cabron y le ofrece al Hyuga lo que es suyo! Nunca estuvo seguro de si su reacción fue muy obvia, pero fuera lo que fuera, Madara llegó tocando la puerta de su apartamento una semana después, ofreciéndole un trato que simplemente no podía rechazar, sobretodo cuando venía incluida la humillación a Sasuke Uchiha, un salario al doble de lo que le pagarían al ojo volteado de Neji, y el puesto de su sueño. 
 
Desde su adolescencia había escuchado hablar del hermano bastardo de Fugaku Uchiha, y aunque la mayoría de los rumores sobre su personalidad eran ciertos. No podía negar que ambos compartían el mismo sentimiento:
 
La venganza para recuperar el puesto que merecen.
 
- Planearemos la siguiente movida para dentro de tres meses - Continuó Madara - Será escandaloso pero eficiente, y con la ayuda de ambos nada puede salir mal.
 
- ¿Tres meses? - Inquirió Hidan, sentándose bien ahora - ¿Cuál es tu plan? ¿Atender el parto o que?
 
- Ya lo sabrás luego - Contestó con simpleza.
 
- Es mucho tiempo, Uchiha.
 
- Te dije desde un principio que la paciencia siempre da buenos resultados.
 
- Si, bueno, lo que tú digas. Pero solo te advierto que si sigues esperando más el único resultado que vas a conseguir es un bebé que te pateara de tu puesto.
 
El primer golpe que el azabache le había dado al escritorio quedó en segundo plano cuando ambas manos se estrellaron con violencia sobre la superficie. Madara respiraba ruidosamente, sus ojos están casi rojos y su expresión solo prometía mucha sangre.
 
- Eso no pasará - Soltó encolerizado,  y después giró el rostro - Y de eso te encargaras tu.
 
- ¿Yo? - La otra figura se había puesto de lo más contenta al ver que no recibía atención de ese par de dementes. Pero una vez se encontró en la mira del halcón, sintió que un escalofrío le recorría la espina dorsal - Pero dijiste...
 
- Si, fuiste un inútil. Pero lo puedes remediar - Le extendió la mano con un frasco transparente y un líquido incoloro en su interior - Vas a llevarte esto a la mansión, y cuando yo te diga, lo colocarás en su bebida.
 
- Pero la primera vez no funcionó...
 
- La primera vez intentamos asesinarlo a el, pero lo he reconsiderado mejor. Ahora, el mejor plan que tenemos es aislarlo hasta que esté solo, y luego ejecutamos la parte creativa del plan - Tomo de los hombros al invitado y lo guío hacia la puerta - No te preocupes, tu solo tienes que cumplir un par de tareas. Unas gotas aquí, un accidente por allá y ¡Bum! - Lo saco fuera de la habitación y de recargo en el marco de la puerta - No más bebé y más de estos para ti.
 
El fajo de billetes más grueso que había visto en la vida se alzó ante sus ojos, oscureciendo cualquier tipo de culpa o sentimiento que sentía al respecto. Lo tomo con firmeza y asintió.
 
- Así me gusta - Sonrió el Uchiha alegre - Ahora lárgate, debo terminar de hablar con mi compañero - Y le cerró la puerta en las narices antes de que pudiera decir algo más.
 
Madara se seco el sudor de la frente por su arrebato de ira, y Hidan lo miró entrecerrando los ojos.
 
- ¿No crees que te está saliendo muy cara esa ayudita interior?
 
- Ese es el chiste, necesito que tenga bastante para así le culpen de todo si el plan falla - Río con malicia, y su compañero sonrió también - Hay que tener todo cubierto si queremos ganar.
 
- Si bueno, pero aún no entiendo qué pretendes con ese veneno barato - Se levantó con pereza de la silla y se estiró - Si no funcionó la primera dificulto que funcione una segunda.
 
- Parece que aún no has entendido la lógica de mi plan - Suspiró con pesar y tomó otro cigarrillo. Un segundo después, le ofreció otro a su compañero, se sentía particularmente bondadoso en ese momento - Quizás el veneno falló, pero ahora sabemos cuáles son sus efectos y de que manera podemos usarlos a nuestro favor.
 
Hidan puso cara rara, aún no entendía el punto.
 
- No comprendo lo que...
 
- ¿Leíste alguna vez el arte de la guerra? - Le cortó el Uchiha respirando profundamente de su vicio preferido. La nicotina en su sistema siempre le había hecho sentir poderoso y capaz.
 
- ¿Tengo cara de alguien que lee esa mierda? - Preguntó.
 
La verdad es que no, Hidan tenía la cara de alguien que veía pornografía de jovencitas y rituales satánicos por internet. Madara pensaba igual, pero prefirió reservarse la respuesta.
 
- Hay un refrán en ese libro, dice: Ataca a tu enemigo en donde no está.
 
Un minuto después, al peliplata se le abrieron los ojos, comprendiendo de pronto.
 
- Ahora entiendo a qué te referías cuando dijiste que tú plan es aislarlo...
 
- Exactamente - Y entonces sonrió, una sonrisa escalofriante - Y por eso vamos a debilitar al joven Uzumaki de la manera más antigua del mundo: Atacandole donde más le duele.
 
- ¿Lo que más le dolería no sería su bebé y Sasuke Uchiha?
 
- Hubo una época en donde ni Sasuke Uchiha ni el niño que espera estaban para ser su pilar. Una época en donde la familia Uchiha no era más que una ilusión y Naruto Uzumaki solo era un adolescente cuyo mundo giraba entorno a una sola persona.
 
- ¿No me dirás qué...? - Titubeó, sabiendo de sobra lo que el otro estaba a punto de decir.
 
- Si.
 
El cigarrillo se acabó, el sol se terminó de esconder, el día llegaba a su final, y un hombre lleno de avaricia y rencor se levantó de su trono de oscuridad para mirar con sed de sangre a su compañero.
 
- Es hora de hacerle una visita a Deidara Uzumaki.
 
 
                        *****
 
 
- ¡Me estás jodiendo! - Río Menma con fuerza.
 
- Nop - Sonrió Naruto. Aún no podía creer lo que había sucedido en la cena hace tan solo dos semanas - Fue exactamente como te lo digo.
 
- ¿Enserio? ¿Una bazuca? ¿Como en los reality shows? ¿Me lo juras? - Naruto asintió y su primo se rió con más ganas - ¿Como fue que se te ocurrió la idea?
 
- Bueno, verás...
 
 
               //Flash Back//
 
 
Naruto se detuvo con precaución frente a la puerta. En la recepción habían dicho que esa era la habitación del Uchiha, pero se había puesto inevitablemente nervioso cuando el secretario le preguntó si era familiar o stripper. El doncel no estuvo seguro de hasta que punto llegaría la mente retorcida de Izuna como para que el chico, aún viendo que estaba notablemente embarazo, le preguntara si había venido a dar una sesión privada.
 
Bueno, no podía quejarse, había tomado esa decisión porque buscaba excentricidad, y eso era justo lo que se había conseguido.
 
Toco dos veces antes de que la puerta se abriera de golpe.
 
- ¡WOOOHOO! ¡LISTO PARA LA FIESTA PUT... AHH! - Izuna había abierto la puerta con unas botellas en mano y unos bóxers transparentes que dejaban al descubierto el trasero, pero el dibujo de una nuez en la parte delantera cubría la visión de las joyas de la familia - ¿¡Que estás haciendo aquí, rubio!?
 
El Uchiha uso las botella para taparse el pecho y la entrepierna. 
 
Naruto sacudió las manos.
 
- ¡Lo siento! Esto... No sabía dónde vivías y le pregunté a Itachi y...
 
- ¿Itachi? - Frunció el ceño - ¡Ya sabía yo que ese idiota revelaría la ubicación de mi guarida secreta!
 
- En la recepción hay un apartado impreso que dice que el último piso es propiedad de Izuna Uchiha...- Levantó una ceja.
 
- Hay muchos Izuna en este país - Se excuso cruzando los brazos.
 
A Naruto le salió un tic.
 
- Pero al lado pusiste tú fotografía.
 
- Esto... ¡Eso no importa! - Chilló soltando ambas botellas, dejando al aire su desnudez - El punto es que Itachi no tenía ningún derecho, ¡Ajá! De seguro fue porque lo engañe en la escuela haciéndole creer que era el día de tocar el paquete.
 
- Eh...
 
- ¡Pero y que! - Exclamó con las manos al aire - Le termino gustando, no entiendo el problema.
 
"Estoy seguro que mi nii-chan si le encuentra el problema" Pensó con una gotita.
 
- En realidad - Dijo Naru - Itachi no tenía idea así que le pregunté a Sai...
 
- ¿¡SAI?! - Los ojos se le abrieron y puso cara de mujer de telenovela ofendida - ¡Ese mimo tragasables! ¡Ese es otro que le gusta agarrar el paquete! ¡Deberías ver las fantasías que tiene ese hombre! Te doy una pista: Empieza con lencería, pero no es precisamente su juguete de turno el que se lo pone.
 
- Am ¿Ok? - Demasiada información personal para procesar - Sai me dijo que vivías en un edificio pero no sabía dónde, así que llamo a Sasuke al trabajo y me dijo que...
 
- ¿SASUKE?
 
Izuna pudo haber gritado menos fuerte y aún así en Yugopotamia le fueran escuchado a la perfección.
 
A Naruto no le dió ni tiempo de hablar cuando Izuna ya se encontraba maldiciendo.
 
- ¡Esa maldita perra estreñida! ¡Ya decía yo! ¡Siempre se mete en mis asuntos! De seguro se reunieron todos para joderme la vida, ¿A quien le importa si manoseo uno que otro elefante de vez en cuando? Tienen mejor memoria que nadie, así me aseguro de que nunca olviden la experiencia, ¿Sabes a lo que me refiero?
 
¿Saben ese momento en el que solo te das cuenta de que abriste demasiado la mandíbula cuando te empieza a doler?
 
Más o menos así se encontraba nuestro rubio.
 
Con la boca abierta de par en par, de no haber estado embarazado hubiera salido corriendo para advertir a todos los zoológicos del mundo sobre Izuna y su peligro potencial para los pobres elefantes.
 
- Por mucho que me gustaría decir que si (Que no, la verdad) no vine aquí por eso.
 
- ¿Entonces que?
 
- Vine a hacerte una oferta. No incluye paquetes, manoseo sexual a elefantes o strippers, pero puede que te interese - El como hizo para mantenerse serio diciendo esa oración es algo que solo Dios sabe.
 
- No creo que sea divertido entonces - Río por lo bajo - Pero te escucho ¿Que tienes en mente?
 
Naruto alzó un sobre blanco sellado que tenía el símbolo del hospital donde Sasori trabajaba, y sonrió.
 
- Este sobre me lo dieron hace poco, y es donde dice el sexo de mi bebé... - Naruto tuvo que alzar la mano para que un Izuna metiche no lo abriera antes de tiempo - ¡Un momento gente! Déjame que termine de explicar. 
 
Izuna hizo un puchero.
 
- Bien, continua.
 
- Mi primo Menma...
 
- ¿El de la voz sensual? - Pregunto el varón/doncel/indefinido con una mirada pícara.
 
- ¿Ajá? - De acuerdo, si no era gay, por lo menos no podía negar que no homosexual se le salía de vez en cuando - En fin, el me recomendó muchas ideas bonitas para revelar el sexo del bebé. Con espuma, globos, animales etc, pero yo quiero algo distinto, algo más...
 
- ¿Alocado? - Aportó el Uchiha malicioso - ¿Diferente?
 
- Si - Asintió enérgico - Y si quiero que la revelación sea una sorpresa total, no hay mejor persona que tú.
 
- ¿Enserio?
 
- Izuna... - Negó con la cabeza - Eres la persona más loca que he conocido en la vida, de eso no tengo dudas. Pero es tu decisión si quieres hacerlo.
 
- ¿Que dices? ¡Claro que sí! Mi nuevo primo o prima tiene suerte, Izuna Uchiha se encargara de todo - Y puso una pose elegante con las manos en las caderas, pero seguía siendo raro porque estaba casi en pelotas.
 
- Muy bien - Y le extendió el sobre que el otro recibió con ansias - Pero la cena es mañana ¿Tendrás todo listo?
 
- No te preocupes, tendrás la revelación de sexo más impresionante de toda la vida ¿Verdad enano? - Se inclinó sobre la barriga del rubio y con el puño cerrado le dió un toquecito, recibiendo a cambio una patadita - ¿¡Ves!? No ha nacido y ya me entiende, apuesto que será igual a mí... - Dijo orgulloso.
 
- Claro... - Por fuera sonreía, pero por dentro ya estaba buscando la lista de curas, chamanes y exorcistas que necesitaría si su hijo salía parecido a Izuna.
 
Ese día se devolvió a su casa con el presentimiento de que lo seguían, pero no sé concentro mucho en eso, al fin y al cabo llegó en auto y un guardaespaldas lo esperaba abajo. No le gustaba mucho la idea, lo encontraba excesivo y sin motivo, pero lo habían convencido diciéndole que era por su seguridad, que los Uchiha tenían muchos enemigos, de modo que se dejó hacer y no pudo quejas, si era bueno para su bebé no habían problema.
 
Lo único que de verdad quería era que la cena del día siguiente fuera épica.
 
Y valla que lo fue.
 
           //Fin del Flash Back//
 
 
- Honestamente no se qué me sorprende más - Dijo Menma - Que a Izuna Uchiha le guste meterle mano a los elefantes o que la posibilidad no se me haya pasado por la cabeza.
 
Naruto río con él, era divertido pasar tiempo juntos.
 
- Es un demente, pero debo admitir que me estoy acostumbrando.
 
- ¿Y eso de debe al tiempo o que ya decidiste que serán familia?
 
- Oye... - Un bonito color carmesí tiñó las mejillas del doncel - Ya decía yo que te estabas tardando en sacar el tema.
 
- Bueno, mi escandaloso primo está de novio con un Uchiha, tenía que decir algo - Puso una cara escéptica - Aunque no se como es que terminaron juntos, son muy diferentes... ¿Estas seguro de que no lo haces por el bebé?
 
- No - Contesto firme, el momento de tener dudas había pasado. Ahora no podía estar más seguro de su relación - Se que todo esto comenzó por mi hijo, pero en mis planes nunca estuvo tener una relación sentimental por obligación, sabes que eso nunca me ha gustado.
 
- Lo se - Discretamente le robó una cucharada de helado al rubio - Eres un romántico incurable.
 
- Exacto. Y por eso es que yo nunca aceptaría nada si no sintiera algo por Sasuke.
 
- Está bien, esta bien... pero aún así me hubiera gustado ir a esa cena - Soltó una sonrisa ladina - Debí haber ido con la excusa de la invitación por facebook.
 
- Ah, no te preocupes, ya sabes que Kurama se encargó de eso.
 
- Cierto, hablando de eso ¿Que paso con el?
 
- Se está quedando en un hotel cerca de aquí, dice que se irá en unos cuantos meses - No podía negarlo, estaba feliz, tendría a su amigo cerca hasta el nacimiento de su bebé, y eso le alegraba - Algo de trabajo, o eso me dijo.
 
- ¿Y qué tal se lleva con la familia?
 
- Todos lo quieren, excepto... - Hizo una mueca, recordando que de todas las personas, había una en específico que no toleraba la presencia del pelirrojo surfista. Río con nerviosismo - Bueno, Itachi se ha puesto algo... tenso cuando el anda cerca.
 
Menma sonrió cual gato de Cheshire.
 
- ¿Que tanto?
 
- Pueees...
 
               //Flash Back//
 
Un esbelto rubio de coleta se encontraba regando sus flores favoritas, grandes girasoles y blancas rosas. Meneaba las caderas de un lado a otro al son de una música que solo el podía oír, cuando una figura se le acercó por detrás y le abrazó.
 
- ¡Wuaa! - Gritó, para darse vuelta y encontrarse con una mirada juguetona a cambio - ¡Kurama! Casi me matas del susto...
 
- Lo siento, te veías muy asustable y me provoco - Sacando la lengua.
 
Deidara se llevó una mano al pecho.
 
- Pues a la próxima que te provoque algo sano, como ayudarme a cuidar las flores, no a convertirme en abono.
 
- Pero Dei Dei, sabes que mi relación con la naturaleza es más inestable que la sexualidad de Izuna.
 
Deidara río, pero no lo contradijo. Todos lo que conocía al pelirrojo sabían que no era muy bueno en jardinería. De hecho, había intentado hacer un curso en la florería de la viejita de su ciudad, pero más que llevarse experiencia lo único que consiguió fue gastar la mitad de sus ahorros reponiendo toda la mercancía de la pobre mujer, pues él en su ignorancia, les había rociado un líquido, que aunque en ese momento le pareció un pesticida, terminó siendo el repuesto de la gasolina de su auto. Tuvo que dar muchas disculpas, diciendo que era un despistado por no haber recordado que había comprado gasolina antes de ir...
 
La señora lo perdonó, pero solo con la condición de que no volviera a tocar una flor indefensa de nuevo.
 
- Lo dijo como si fuera un violador de flores - Dijo Kurama ofendido - Un poco más y publicaban mi cara con esas advertencias a lo CSI diciendo "Cuidado, posible violador de plantas"
 
Deidara, por otra parte, se echó a reír como nunca.
 
- Quizás lo dijo en doble sentido, ya sabes, para que no profanes una flor inocente con el power encendido - Y se rió más todavía.
 
Kurama abrió la boca para refutar, pero una idea le llegó a la mente haciéndole sonreír.
 
Profanador de flores o no, el chico sabía cómo meterse con la gente.
 
- Quien sabe, quizás se refería a la flor de alguien conocido... - Insinuó, ganándose una mirada de confusión - Oh, ya sabes de qué hablo.
 
Deidara lo pensó un segundo, y luego otro, hasta que su cerebro pudo procesar las palabras.
 
- ¡Eres un...! - Se sonrojo hasta las orejas, la vergüenza le impedía pensar en algún insulto - Cállate.
 
- Oh por favor Dei Dei, aún no puedo creer que tú... 
 
- ¡Cierra la boca! - Mirando desesperado hacia ambos lados - Nadie debe saber eso, nunca.
 
- Pero Dei - Kurama negó con la cabeza, sin entender todavía cómo es que ese tema aún le seguía acomplejando - ¿A quien le importa que aún nadie te haya percutado?
 
¡Pues si, damas y caballeros del jurado! Deidara era nada más y nada menos que virgen. ¿Inesperado? Para tener veintidós años casi veintitrés pues si, pero para el mayor de los Uzumaki ese era un tema que no le gustaba tratar.
 
- A mí me importa - Replicó el rubio con un puchero.
 
- ¿Pero porque? ¿Por no tener experiencia? Esas cosas no valen la pena, Dei-chan - Aconsejó el mayor sobándole un hombro - El que te ame te amará como seas.
 
Deidara negó con la cabeza.
 
- No me refiero a eso, es solo que a diferencia de los demás, mi "pureza" me recuerda a que me pase los mejores años de mi vida criando a Naru-chan, y no me quedo tiempo para preocuparme por eso... es decir, no me arrepiento pero y si... ¡Oh por dios! - Kurama se asustó cuando de pronto levantó la cabeza, alarmado - Oh dios, oh dios ¡Por Dios! ¿Y si el resto de mi vida será así? ¿Y si en vez de descansar paso mi vida criando a los hijos de mi hermano, y los hijos de sus hijos, y a los hijos de ellos? ¡Voy a morir virgen! 
 
- ¡Shhh! - Le puso una mano en la boca y se acercó a él - No seas dramático, aún te queda mucho por vivir.
 
- ¡No, no! - Sacudió la cabeza - Ya estoy viejo, en menos de lo que canta un gallo tendré treinta y mi trasero estará tan flácido que nadie querrá tocarlo.
 
- En el nombre de... - Rodó los ojos y suspiró - ¡Eso no pasará!
 
- ¿Y tú qué sabes? - Se desesperó el menor - Yo no hago ejercicio como tú, yo no me trago dos huevos crudos en la mañana ni corro por dos horas. Mi trasero terminará como la baba de Doom Patrol pero sin el estrés, y no podré revertirlo por más que quiera.
 
- Por favor, Deidara, tu trasero está bien y lo seguirá estando en los siguientes años.
 
- ¿Y qué sabes tú cómo tengo el trasero? ¿Acaso me lo has visto como para saber cómo se me vera en diez años?
 
Kurama resopló con fuerza y se obligó a tener paciencia, recordando que cuando Deidara se ponía histérico no era bueno contradecirlo.
 
- Escuchame - Tomo aire y le sostuvo los hombros - Todo va a estar bien ¿Ok? Naruto ya tiene a Sasuke y tú tendrás la vida la libre para hacer lo que quieras...
 
Algo en la alegría usual del pelirrojo se apagó, y a Dei se le contrajo el corazón cuando adivinó la causa.
 
- Kurama...
 
- ¿Ves? - Sonrió falsamente - Tu serás libre muy pronto, porque muy probablemente Naruto de casará y se irá con Sasuke, y tendrán más hijos, quizás incluso adopten un perro y....
 
- Kurama - Está vez fue turno del blondo para tapar su boca - No te tortures. Te he dicho muchas veces que no está bien que hagas eso.
 
Kurama suspiró.
 
- Lo sé, pero es difícil ver a la persona que amas con alguien más.
 
Seguramente sí Itachi hubiera estado allí se habría bajado los pantalones y bailado twerking de la emoción, pues sus suposiciones siempre estuvieron erróneas. El sexy y musculoso pelirrojo nunca estuvo interesado en Deidara, por el contrario, se hicieron amigos en la universidad cuando Kurama decidió tomar coraje y presentarse ante el hermano del chico que le gustaba para saber si estaba disponible.
 
Para su mala suerte no era así. Naruto estaba en una relación con otro chico para ese momento, y aunque luego de que terminó con él Deidara le había instado a declararse, se retracto al último segundo alegando que el doncel necesitaba tiempo para superarlo primero. El mes de convirtió en un año, y el año en dos. Y antes de que Kurama pudiera decidirse, Naruto ya se encontraba embarazado de nada más y nada menos que Sasuke Uchiha.
 
Sonaba a telenovela barata, pero lo más irónico del caso era que le sucediera precisamente a el.
 
- ¿Sabes Dei? No deberías esperar a que la vida te de la oportunidad, ve y búscala por tu cuenta... - La sonrisa triste que le dió a Dei le rompió el corazón - Te lo dice alguien que esperó demasiado.
 
A Deidara le dió lástima. Si, es cierto, el aún no se había enamorado, pero era mucho más terrible estarlo y no ser correspondido nunca. Vio al pelirrojo con una mueca triste, la mirada caída y el ánimo por los suelos, muy distinto a lo animado y alegre que solía ser, así que sin pensarlo mucho se lanzó a abrazarlo. Kurama le correspondió con ganas, enterrando su rostro en el hombro del más bajo. De los dos, el necesitaba un abrazo con desesperación.
 
- Soy un imbécil, Dei... - Se lamentó a medias, su tristeza apenas le dejaba hablar alto.
 
- No es cierto, eres el payaso más tierno e insoportable del mundo, pero no eres un imbécil.
 
- Pude habermele declarado en cualquier momento, pero me acobarde. Me excuse pensando que lo hacía por el, que pensaba en su bien... pero al final la razón es que no lo hice porque no soy valiente.
 
- Todos sentimos miedo a ser rechazados alguna vez - Se separó un poco para mirarlo a la cara - Quizás mi hermano no era el indicado para ti, quizás hay alguien haya afuera que le encantan las bromas pesadas, asustar a los demás y olerle el cabello a la gente.
 
- ¿Tú crees?
 
Al rubio le sorprendió que un hombre grande y seguro de si mismo como su amigo fuera capaz de hacer esa pregunta con un tono tan infantil y quebradizo.
 
- Te lo prometo - Le regaló una gran sonrisa - Solo tienes que ser paciente.
 
El otro chico asintió, sintiéndose algo más renovado ahora. 
 
- Gracias, Dei - Su expresión era conmovedora - Y tú deberías dejar tus inseguridades. Eres joven y tú tiempo de cuidar a tu hermano ya terminó, ahora tienes toda la vida por delante para hacer lo que quieras y encontrar el amor.
 
Deidara hizo una mueca desganada.
 
- Nadie va a quererme, no en realidad, tengo el alma muy cansada...
 
- Tonterías - Bufó - Eres la persona más increíble que conozco. Eres valiente, audaz, determinado, obstinado, atractivo, tienes un trasero increíble - Eso le saco un sonrojo al rubio - Cualquier chico tendría suerte de tenerte.
 
- Si, bueno, pero no soy un doncel como Naruto, soy solo un chico.
 
- ¿Y eso que? Un hombre no necesita poder tener hijos para que otro lo ame. Yo con gusto te cortejaria si pudiera - Ambos rieron un poco, pero la sonrisa de Kurama se hizo nostálgica - ¿Porque no me enamoré de ti? - Pregunto en voz alta - Todo hubiera sido mucho más fácil...
 
- No hubiéramos funcionado, habrías salido corriendo antes de cumplir un año - Bromeó Deidara con buen humor.
 
Kurama chasqueo la lengua.
 
- Lo habría aguantado por los niños.
 
- ¿Niños? - Abrió los ojos con sorpresa.
 
- Claro, tendríamos doce, mitad y mitad. Ah, y dos perros, pero nada de razas peludas, mucho que barrer.
 
- Eres un payaso - Negó Dei con cara de "No hay remedio, matenlo antes de que deje crías"
 
- Eres un gran amigo, Dei Dei.
 
- No más que tú, Ku-chan - Y le guiño un ojo, logrando dejar al otro en shock.
 
- ¡Ah, Dei Dei! - se apretujo más contra el - ¡Hace años que no me decías así! Ahora puedo morir feliz, escuché a mí mejor amigo llamarme por mi apodo especial y... - Hizo una pausa. Dei lo miro buscando respuesta, pero el otro solo esbozo una sonrisa triunfante - Por fin certifique que eres rubio natural.
 
La boca de Deidara formó una perfecta "O" al darse cuenta que, sin pretenderlo, le había dado pie a que su amigo hiciera lo que tanto anhelaba ser: Oler su cabeza.
 
- ¡Eres un... ! - Entonces comenzó a reírse, y a reírse, hace mucho que no se reía tanto.
 
Kurama lo acompañó, pero su risa se detuvo cuando algo detrás del rubio llamó su atención. Dei lo notó, e intento girar la cabeza pero una mano lo detuvo, manteniendo su vista fija al frente. 
 
- Sígueme la corriente - Le susurro bajito con un brillo de suspicacia en sus ojos rojos. De repente, hablo en voz alta - Oh, Dei Dei, por favor, no me cierres tu corazón, dame una oportunidad para que seamos felices.
 
- ¿Pero que carajo? - Murmuró el rubio, pero su amigo le guiño un ojo.
 
- ¡Me encantaría ser ese hombre que entre en tu corazón, que no te dejará solo ni por un minuto!
 
- Kurama... - La risa amenazó con escaparsele de los labios, pero la contuvo.
 
Kurama continúo con su discurso en un tono de tristeza teatral.
 
- Se que sacrificaste mucho por tu hermanito y que por eso te olvidaste de disfrutar la vida. Pero por favor, dame una oportunidad de ser el hombre que te enseñe el mundo, el que te enseñe todas las fantasías que existen en el universo - Se acercó un poco más pero seguía hablando alto - Y qué los dioses me castiguen por se atrevido, pero... Dejame ser tu primer hombre, Deidara.
 
La implicación de esas últimas palabras habían sido tan jodidamente sensuales que el rubio no pudo evitar sonrojarse como un tomate. Falso o no, su amigo tenía la fibra de una mole y el carisma para bajar pantaletas hablando al oído.
 
- ¿Y? - Insistió el pelirrojo, como haciendo amago de besarlo - ¿Que dices, Dei? ¿Me das tu permiso para ser el hombre con el que pierdas la virginidad?
 
Alguien pareció quedarse súbitamente sin aliento, y algo en el ambiente y la forma de actuar de Kurama le hizo finalmente hacerse idea de quién podía ser.
 
Sin embargo, seguía sin saber que hacer. Miro a su amigo con miedo.
 
- ¿Que se supone que...?
 
- Muestrate inseguro, inventa - Le susurro a cambio.
 
- Eh... ¡Ah, no lo sé! - Era pésimo actuando, pero tenía que admitir que se estaba divirtiendo - Yo... No sé qué decirte, estoy muy, pero muy confundido...
 
El rubio le hizo un gesto de duda pues se le acabaron las ideas, pero Kurama tomo el control.
 
- Dime que me escoges a mi. Yo nunca te haré sufrir, no me obsesionare con mi cabello ni te seré indiferente nunca. Se que no tengo un gran apellido, pero te aseguro que soy mucho mejor hombre que el.
 
- ¡Muy bien, es suficiente!
 
El pobre de Deidara no tuvo tiempo ni de pensar que decir, cuando unos brazos lo jalaron por detrás y luego lo aprisionaron posesivamente lejos del pelirrojo.
 
Kurama se quedó tranquilo.
 
- Ah, Uchiha, ¿Escuchaste nuestra pequeña conversación?
 
- Si - Le respondió serio - Y se lo que estás tramando, así que alejate de él antes de que te parta la cara en dos.
 
 
     //Fin abrupto del flash Back//
 
 
- ¡Espera un momento! - Menma abrió los ojos con sorpresa - ¿Enserio? ¿Kurama dijo todo eso?
 
- Sep.
 
El azabache arqueó una ceja.
 
- ¿Pero el hombre no es evangélico? De dónde salieron todas esas obsenidades de prostituta rusa?
 
- Creo las leyó en un manga o algo asi... - Se rasco la nuca, riendo un poco.
 
- ¿Cuál manga? - Ironizó el chico - ¿Boku no pico?
 
Naruto río y termino de comerse el helado de fresa y chocolate que ya estaba prácticamente derretido por haberse entretenido contando historias con Menma. O lo que quedaba, porque se había dado cuenta de que su primo le había robado un par de cucharadas.
 
Su celular vibró, y un mensaje de parte de su pareja le recordó que tenían planes para hoy. Intento despedirse de su primo con la mayor sutileza, pero aún así protestó.
 
- ¡Pero eso no es todo! - Se quejó haciendo un pequeño puchero, muy inusual viniendo de él - ¡Merezco saber el resto de la historia!
 
- Si quieres saber pregúntale a Dei, hoy tengo planes con Sasuke - Dijo de lo más emocionado, había planeado esa salida todo el día.
 
- ¿Y dónde está Deidara?
 
- Me parece que está en el parque, pero conociendolo como lo conozco se irá a comer muy pronto.
 
- Entonces será mejor que lo alcance - Y salió corriendo hacia la salida del centro comercial.
 
Naruto lo observó irse con una gotita resbalandole por la nuca. Aún no entendía como es que el hombre comía como para estar en Kilos mortales pero se seguía viendo cómo modelo de Calvin Klein.
 
Su celular vibró de nuevo.
 
 
Nuevo mensaje de: Teme *_*
Asunto: Tiempo.
 
Te estoy esperando, Dobe.
No me obligues a hacer las compras solo.
 
 
Naruto hizo una mueca de horror, imaginando a su bebé vistiendo solo de negro y traje formal.
 
 
Enviar mensaje a: Teme *_*
Asunto: Sobre mi cadáver.
 
¡De ninguna manera! Espérame en la entrada de mundo animal ¡Y qué ni se te ocurra escaparte, Teme!
 
 
Comenzó a caminar algo rápido para llegar cuando le llegó otro mensaje. Lo reviso sin detenerse.
 
 
Mensaje recibido de: Teme *_*
Asunto: Dobe...
 
¿Quien querría escaparse de ti?
 
 
El doncel se sonrojo, aún no se acostumbraba a esa nueva faceta del Uchiha. Era extraño considerando que hace unos meses su única relación era su bebé.
 
Encontró al azabache en la entrada de la tienda, y sonrió al verlo con esas usual mirada regañona que ponía cuando se tardaba mucho.
 
- Llegas tarde, usuratonkachi.
 
- Lo siento, nos provoco comer helado... - Saco la lengua y se acarició la pancita, sabiendo de sobra que esa táctica era el punto débil de su pareja.
 
Sasuke suspiró.
 
- De acuerdo, entremos.
 
Entraban allí para hacer sus primeras compras para su hijo. Era cierto, tenían una montaña de ropa gracias a la ayuda de sus familiares y amigos, pero esta era la primera vez que salían a comprar ropa juntos.
 
- ¿Como es que la tienda se llama "Mundo animal" pero venden ropa para bebés? - Preguntó Naru observando unos conjuntos.
 
- Quizás sea por cosas como está - Levantó un conjunto pequeño tipo pijama que tenía forma de leoncito.
 
A Naruto le salieron estrellas en los ojos y se lanzó para agarrarlo.
 
- Está hermoso ¡Me lo llevo!
 
- ¿Y piensas sacar al bebé con un traje así a la calle? - En su familia los niños solo se disfrazaban en Halloween o Navidad, pero por lo demás la ropa era normal.
 
- Claro, ¿Porque no? Se vería adorable y tierno, además tengo que aprovechar mientras aún puedo  elegir su ropa... - Sonrió - ¿Porque? ¿No te gusta?
 
- Está bien, pero pensaba en algo más... - Echo un vistazo hasta que encontró un conjunto y lo alzó - Así.
 
- ¿Eso?
 
Era un body negro con un dibujito de lentes en la parte delantera.
 
- Sasuke, si vestimos a nuestro hijo de negro todos los días llegará en día en que no quiera usar otro color - Al ver que el Uchiha no veía lo malo, esbozo una sonrisa maligna -  Y cuando empiece a sacrificar animales, hablar en lengua satánica dormido y desaparecer los cuchillos tu te encargaras de buscar al cura.
 
Su novio rodó los ojos.
 
- El que lo vista de negro no significa que será satánico.
 
- Ya - Naruto río - Lo se, pero es que es muy sombrío para un bebé... - Se detuvo un momento cuando tuvo una idea - ¿Que te parece si cada uno elige un atuendo que le guste, y  cuando nazca compartiremos los días para vestirlo?
 
- ¿Así cuando crezca elegirá lo que más le guste? - Supuso el Uchiha. Naru asintió - Me parece bien.
 
- ¡Oh! ¿Te gusta esté? - Una camisa naranja con un zorrito enfrente - Está hermoso.
 
- Pero dobe... ¿Más naranja?
 
Sasuke había hecho el inventario, del cien por ciento de la ropa de su hijo, un sesenta por ciento era naranja en distintos tonos.
 
- ¿Por favor? - Se acercó a él y le rodeó el torso en un abrazo - Déjame llevarlo ¿Si?
 
"Maldición" Gruñó Sasuke "Ya sabe cómo joderme"
 
- Está bien - Acepto resignado, pero le abrazó de igual forma. Una sensación de toquecitos le hizo sonreír - No se van a salir con la suya siempre - Advirtió. Se suponía que debía sonar estricto, pero no podía ponerse serio cuando acariciaba el vientre de su pareja.
 
- Está contento porque ganamos - Río Naru.
 
- Yo creo que solo le gusta que estés feliz, así como yo - Le acarició con ternura una mejilla.
 
- Teme... 
 
Sasuke se inclinó y le robó un dulce beso al doncel que lo dejo en las nubes, amaba a su chico y adoraba a su bebé. La vida no podía ser mejor.
 
- Naruto... - Estaban frente a frente, a escasos milímetros separados.
 
- ¿Si?
 
Sonrió.
 
- Ese traje de león es horrible.
 
- ¡Oye! - Le empujó, riéndose - Es mejor que ese aburrido traje negro.
 
- Te apuesto a que puedo encontrar algo negro y conseguir que te encante.
 
- ¡Es una apuesta entonces!
 
Aunque quería ser optimista, sabía que perdería.
 
Sasuke Uchiha podía ser apático y aburrido en cuanto a sus gustos, pero tenía una manera de convencerlo muy eficaz. Era capaz de mostrarle cosas que no se atrevería a elegir, pero con unos argumentos que lo hacía cambiar de opinión. Así que dirigiéndose a otras estanterías y colgantes, el azabache se entretuvo sacando algunos conjuntos y enseñandoselos a su pareja, que aunque receloso, mantuvo la mente abierta. Unos minutos después tenían una montaña enorme de ropa en la cual, para alivio de Sasuke, sólo había un atuendo naranja.
 
- Tengo que escuchar eso de nuevo - Sonrió de lado el azabache - ¿Que es esto? - Alzó una pequeña camisa.
 
Naruto hizo un puchero.
 
- Ropa de bebé.
 
- ¿Y te gusta?
 
- Si, está hermosa.
 
- ¿Y de que color es? - Canturreo victorioso.
 
El puchero se acentuó aún más.
 
- Negro - Se resignó al final. No le gustaba aumentar el ego Uchiha, pero es que esa ropa era muy tierna. Era negra, si. Pero tenía unas líneas de color rojo por todos lados y se cruzaban al frente para hacer la forma de la cara de un zorrito bebé.
 
Si, definitivamente sabía cómo convencerlo.
 
- ¡Teme, vayamos a comer! - Propuso Naru con una sonrisa mientras subían las compras al auto. El escolta está justo al lado de ellos, manteniendo su distancia. Eran el y otro más, pero que iba al lado del copiloto. Más el conductor y la parejita eran cinco. Aunque lo que ellos no sabían era que tenían a unos tres escoltas más encubierto, cortesía del patriarca Uchiha. Y le mandaban información cada dos horas.
 
- Bueno, son las seis, así que supongo que está bien. ¿Que quieres comer?
 
- Mmmm...
 
Esta era la parte que más le divertía. Pasaba una larga lista de comida por su mente, y cuando sus ansias se detenían en una en específico, la elegía. Esta vez, sus ganas se detuvieron en una humeante y sabrosa...
 
- Pizza - Eligió el rubio feliz.
 
- Está bien, pero solo porque no has comido esa porquería instantánea que tanto te gusta.
 
- ¡El ramen es lo máximo, teme! Lo comería todos los días sino fuera porque tú hijo no me deja comerlo sin darme náuseas - Hizo morritos. Amaba a su bebé, pero detestaba que se hubiera juntado con su padre para evitar que comiera su plato favorito.
 
- Sorprendente - Dijo Sasuke fingiendo pensar - Aún no nace y ya tiene mejor gusto en la comida que tú.
 
- ¡Hey! Tampoco le gustan mucho esos vegetales raros que me sirven tú y tu madre.
 
- No, pero le encantan los tomates, con eso y su repulsión al ramen no puedo pedirle más en la vida.
 
Naruto río y le empujó con el codo a modo de broma. Estuvieron discutiendo sobre a quien se parecería más su hijo cuando llegaron al restaurante, era algo más elegante de lo que le hubiera gustado, pero siempre y cuando le dieran pizza, el resto era lo de menos.
 
- A mi me gustaría que tuviera tus ojos - Siguió comentándole el doncel.
 
- ¿Porque? - Se mostró confundido el Uchiha - Tus ojos son grandes y azules, los míos solo son negros e intimidan todo el tiempo. La mayoría de personas que trabajan para mi ni siquiera pueden verme a los ojos.
 
- Eso es porque no te conocen como yo - Aseguró.
 
La mirada de Sasuke se dulcifico, estaba a punto de decir algo cuando la camarera los interrumpió.
 
- Buenas noches - Era alta y castaña, tenía puesto el uniforme del establecimiento algo más corto de los que debería. Y con esos verdosos ojos al doncel no se le pasó por alto que miraba muy atentamente al Uchiha - ¿Desea la comida para llevar o quiere una mesa para usted y su amigo?
 
- Soy su novio - Aclaro Naruto con mala cara - Y queremos una mesa, gracias.
 
La chica asintió como si nada y se fue, dejándolos en una mesa al lado de la ventana. Sasuke intentaba no sonreír, pensaba que ésta sería como esas situaciones en las que tenía que aclararle al mundo que relación tenía con el rubio, pero le causó mucha gracia que el tomara la iniciativa de hacerlo. 
 
- Como decía previo a esa grosera interrupción - Su humor no mejoraba aún - Se que mis ojos son algo bonitos, pero me gustan los tuyos, son misteriosos y profundos.
 
- ¿No preferirías que sacara mi cabello? - Le pinchó burlón - Apuesto a que Itachi te amaría si eso pasara.
 
- ¿Para que luego me persiga de un lado para el otro recomendandome marcas de shampoo? - Arrugó la nariz - No, gracias.
 
- La verdad es que creo que lo hará de cualquier manera, porque aunque saque tu cabello será increíble. 
 
- ¿Estas seguro de eso?
 
- Créeme, si tenía dudas, tu hermano ya me las quitó hace mucho - Haciendo referencia a aquella vez que había visto de lejos al mayor Uzumaki con el cabello suelto y a su propio hermano con el aura más negra y depresiva que había visto nunca - Si tú hermano tiene el cabello así ¿Porque tú no? - Preguntó curioso - Deidara me comentó que lo tuviste largo en tu niñez pero que luego lo cortaste, ¿Porque?
 
- Pues... cuando era un niño me gustaba mucho el cabello de Dei, así que comencé a dejarmelo crecer. Me gustaba, me llegaba como a la cintura, un poco menos, quizás.
 
- ¿Y qué pasó?
 
- Bueno...
 
- ¿Que desean ordenar? - La aparición súbita de la mesera llamo su atención - Tenemos un menú bastante amplio, solo dígame qué es lo que desea y se lo traeré al instante - Mirándolo fijo.
 
Naruto rodó los ojos, por Dios, solo le faltaba poner la voz sensual y subir la pierna a la mesa. No era idiota, sabía que estaba ardiendo en celos por ver a esa resbalosa intentar seducir a su novio de esa manera tan patética, pero era inevitable.
 
- Queremos pizza.
 
- ¿Están seguros? - Ni miró al rubio una sola vez, sus pestañas solo se batían en dirección al varón - Puedo traerte lo que pidas.
 
"A la mierda" 
 
- Amor - Le llamó el rubio, y Sasuke tuvo que contenerse de no abrir la boca con sorpresa pues su pareja nunca le había llamado así - Quiero una pizza grande con queso, ¿Por favor, si? - Y tomó su mano por encima de la mesa.
 
Sasuke no podía creerlo, Naruto le estaba coqueteando directa y abiertamente. Eso era nuevo.
 
- Claro que si, ¿Quieres algo más?
 
- Si - Y con la otra mano se tocó la pancita, dejando atónita a la mesera que no había reparado en el embarazo del doncel - Tu hijo quiere un jugo de frutas, ah, y una mesera que no quiera tener sexo con su papá.
 
- De acuerdo - Le dirigió una sonrisa abierta que luego cambio a una mirada seria - Ya escucho, traiga una pizza con queso, un jugo de frutas y una limonada.
 
- S-Si, ahora mismo.
 
La chica se estaba retirando con la cabeza gacha cuando el azabache carraspeó.
 
- Ah y señorita...
 
- ¿Si? - Se ilusiono pensando que quizás había cambiado de opinión.
 
Pero Sasuke no le miraba a ella, su vista estaba fija en su hermoso doncel.
 
- Que lo traiga otra mesera, gracias.
 
Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo por la vergüenza y salió corriendo de allí.
 
- Si te incomoda podemos irnos, Dobe - Le dijo tranquilo - Por mí no hay problema, aunque si con escenas como esas logro que seas cariñoso conmigo, como que vendremos más seguido.
 
- Oye, yo ya soy cariñoso contigo - Río un poco - Pero está bien, me parece que le quedó claro.
 
- ¿Entonces?
 
- ¿Entonces que?
 
- Me estabas contando lo de tu cabello.
 
- Ah sí. Pues verás, mis padres fallecieron cuando era muy pequeño, dos años creo. No recuerdo nada de ellos, lo único que sabía era por Deidara y la tía que nos cuido hasta que falleció, pero cuando cumplí los catorce años mi hermano me regaló una cajita, y dentro de ella habían muchas fotos de nosotros pequeños con nuestros padres. Me di cuenta de que me parecía mucho a mi papá, así que para recordar la ocasión le pedí a Dei que me lo cortara como a él.
 
- Eso suena muy bien pero, ¿Porque no lo dejaste crecer de nuevo?
 
- La costumbre, o quizás... - Trago saliva - Quizás solo quería tener algo que me recordaba a ellos. Deidara pudo conocerlos mejor, pasar tiempo con ellos, yo no, así que... - No pudo continuar.
 
Sasuke sintió su corazón apretado, nunca había visto al rubio así. Había hecho berrinches y pucheros si, pero nunca le había visto realmente triste.
 
Le dió un suave apretón a su mano.
 
- Creo que de haber estado aquí se sentirían muy orgullosos de ti, Naruto... - Soltó suave - A tu edad tomaste una decisión muy valiente, y aunque no contaras con mi ayuda, se que igual lo hubieras hecho de maravilla. Porque ese eres tú, obstinado, cabezota - Naruto hizo puchero - Determinado, fuerte, hermoso - Ahora se sonrojó - Te aseguro que donde estén te cuidan y te quieren tanto como yo lo hago.
 
Naruto no resistió más, su corazón bombeaba muy fuerte y sus ojos se cristalizaron. Así que tomo valor y se levantó de su silla, se inclinó sobre la mesa y le dió un apasionado y profundo beso a su pareja.
 
- Dobe... - Nunca había tomado la iniciativa de besarlo, normalmente era el quien se adelantaba.
 
- Te amo.
 
La neutralidad digna de los Uchiha falleció cuando su boca y ojos se abrieron en shock.
 
- ¿Que dijiste?
 
El doncel estaba sonrojado, sus manos temblaban y su bebé revoloteaba en su interior sintiendo sus nervios. Pero no podía negarlo, ya no podía, se había negado a aceptar que sentía algo por el Uchiha al principio, pero ahora su corazón le gritaba que lo siguiera, que se arriesgara, que buscara su felicidad...
 
- Te amo - Repitió.
 
La sonrisa que le dió Sasuke fue la más grande que había visto hasta ese día.
 
- Yo también te amo, Dobe.
 
- Tenías que arruinarlo llamandome Dobe, Teme - Negó con fingida molestia.
 
Los dos rieron y se besaron, disfrutaron del progreso de su relación, y cuando la comida llegó (Traída está vez por un mesero) comieron y se retiraron del sitio haciendo bromas.
 
- ¿Que te pareció la salida? - Pregunto Sasuke.
 
- Todo muy bien, aunque es una lastima que para tan bonito restaurante tengan tan pésimo servicio.
 
La primera mesera, que casualmente rondaba por ahí, se dió un tropezón tremendo y corrió para esconderse en la cocina.
 
- Y luego yo soy el de temperamento difícil - Negó con la cabeza.
 
- Hey, que tú te pusiste celoso del heladero aquella vez - Sonrió burlón - ¿Crees que no lo noté? - Tarde, pero igual lo noto.
 
Sasuke miró hacia otro lado.
 
- No se de que me hablas.
 
El resto de la noche fue igual de divertida y romántica, regresaron a casa turnandose para molestarse y riendo por lo mucho que les esperaba para el futuro. 
 
A lo lejos de la escena de los dos enamorados subiendo al auto, dos encapuchados observaban a una distancia prudente.
 
- ¿Crees que lo lograrás? - Inquirió el más bajo.
 
El más alto, bufó y saco un cigarrillo de su bolsillo para encenderlo y darle una calada profunda.
 
- Tu falta de confianza me fastidia, Hidan.
 
- Solo soy precavido... - Echo un último vistazo y vio como la pareja ya se iba. Suspiró, algo le decía que esto no terminaría nada bien - ¿Cuando comenzamos?
 
El carro de los Uchiha aceleró, perdiéndose a la distancia. Pero Madara Uchiha estaba impasible como siempre, podrían irse, podrían esconderse, pero de ninguna manera podrían escapar de su venganza.
 
Su ancha sonrisa dejo relucir sus dientes, rompiendo en la oscuridad.
 
- Justo ahora.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Continuará...
Notas finales:

¡Muy bien! Espero que lo hayan disfrutado, dejen sus review ¡Me encanta leerlos y responderles! ¡Lo haré cada vez que pueda! ¡Ustedes me motivan a seguir y me gusta leer sus respuestas! Díganme qué parte les gustó más.

¡Hasta la próxima!


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