- Me estás jodiendo - Dijo Naruto con toda la seriedad que podía, aunque internamente estaba sufriendo el peor shock de su vida.
Su joven y sensual médico le miró con compasión, le gustaría decir que el también estaba sorprendido, pero no era la primera vez que reportaba un caso similar. Y solo por el hecho de que se trataba de Naruto, uno de sus amigos más cercanos e impulsivos, la cosa se volvía aún más divertida.
- No, Naruto - Dijo con pasirmonia el pelirrojo - Te hice tres veces los exámenes.
- ¡Pues hazlos una cuarta!
- Naruto... - Suspiró cansinamente el doctor. Sabía que iba a ser difícil dialogar con el chico, pero no esperaba que fuera TAN difícil - No pienso gastar los recursos de este hospital sólo para confirmarte lo que ya sabes.
- Pero...
La desesperada mente de Naruto encontró mejor callar y aceptar su realidad. Tenía sus hermosos ojos azules perdidos en la nada, intentando devolver su impulsivo cerebro devorador de ramen hacia el pasado, pero no encontraba la razón por la cual le estuviera pasando esto. Tenía dieciocho años... Joder ¡Que tenía toda la vida por delante! ¿Ahora que coño iba a hacer?
- ¿Como..? ¿Cómo pasó? - Preguntó en un susurro.
- Bueno - Dijo alegremente el mayor - Esa parte es mucho más fácil de explicar. Verás, cuando papi ama a mami mucho mucho...
- ¡SASORI! - Gritó el rubio con el ceño fruncido y un bonito sonrojo en el rostro.
Su médico, un hombre de ojos avellana de nombre Sasori, estalló en fuertes carcajadas. Se había prometido a si mismo no burlarse demasiado cuando le diera la noticia a su caprichoso amigo, pero se le hacía difícil no hacerlo cuando tenía esa expresión horrorizada en su rostro que solía usar cuando se daba cuenta que el menú del restaurante no incluía ramen.
Naruto, por otra parte, estaba bastante cabreado, y una vena le palpitaba amenazadoramente en la cien.
- ¿Podrías por favor ser el profesional que se supone que eres y explicarme cómo coño es que estoy preñado?
- Vale, no te sulfures - Dijo con alegría. Su pequeño amigo le miró mal y él, haciendo un esfuerzo, volvió a su faceta de medico de renombre - Como ya sabes, el asunto de los donceles no es algo muy secreto que digamos.
Y valla que no, el centro experimental de Japón se había encargado personalmente de investigar los casos desde que habían comenzado hace tres años, y cuando por fin se hizo efectiva la noticia de que un hombre podía dar a luz, les tomó solo dos semanas para informar secretamente a los médicos, una semana para que se enterara el gobierno, y cinco días para establecer el contrato de confidencialidad; Todo para que al final se enteraran que algún lo había publicado en Facebook tan solo al día siguiente de su descubrimiento, y de que la población en general tenía más conocimiento del asunto que el mismo presidente, el cual no pudo evitar que le resbalaran algunas gotas estilo anime cuando se enteró de que, para el momento en que se supone que se haría pública la noticia, ya existían fanfic's de él quedando embarazado de su secretario.
- Además de que ésto es algo relativamente nuevo, y que cada día se descubren nuevos detalles...
Para nadie tampoco era un secreto que la noticia era agridulce. La sociedad activa de homofóbicos había pegado el grito al cielo, y acudieron a la prensa con la iglesia como respaldo. Mientras que, por otra parte, las parejas homosexuales de todo el mundo habían hecho lo propio, celebrando con sus allegados y mandando pruebas de sangre y orina por correo, con la esperanza de ser uno de los afortunados; A Naruto le había parecido una buena noticia, era por naturaleza un alma bondadosa y le gustaba tener a tanta gente feliz a su alrededor.
Sin embargo, como adolescente que era, quería disfrutar de su juventud. Ya era extraño de por sí el haberse jactado de su hombria, jugar a las luchas, mirar el cuerpo de las chicas y medir su miembro con una regla junto al de sus amigos, para terminar descubriendo que era un doncel. Y aunque desde el inicio estuvo consiente de que no era lo que se podria decir cien por ciento heterosexual, el hecho de que en menos de ocho meses sería llamado "mami" era algo que mandaba su identidad sexual en un vuelo directo al carajo.
Queria seguir haciendo locuras, comer hasta reventar y dormir donde se sintiera más cómodo.
Un crío no encajaba para nada en sus planes.
- ¿Naru?
El Uzumaki salio repentinamente de sus pensamientos, se había perdido una buena parte de la explicación de Sasori sobre la gestación por estar distraído, y ahora lo único que había conseguido era que el pelirrojo lo mirará con paternal preocupación.
- Creo que deberías decirle a tu pareja, puedo escribirle una carta si lo deseas... - Le ofreció suavemente.
- No, es que... - Dudó. He ahí el grandísimo dilema de Naruto Uzumaki, la razón del porque el estar embarazado resultaba más acojonante que a cualquier otro chico que recién descubría ser un doncel - No tengo pareja.
Sasori arqueó una ceja.
- ¿Te refieres a que el padre del bebé no es tu pareja estable?
- Eh, no... - Por kami, que incomodo - Me refiero a que no he estado con nadie en un largo tiempo.
- ¿Me estas sugiriendo que quizás tienes más tiempo de gestación del que creemos? - Comenzó a revolver algunos papeles, buscando los resultados de las pruebas del rubio - Porque tus análisis indican que tienes un mes, pero podrías tener hasta cuatro. Considerando lo joven que eres, y que es tu primer embarazo, podría haber alguna equivocación... Dime ¿Cuando fue la última vez que tuviste una pareja sexual?
- Hace dos años.
Decir que Sasori se resbaló de su asiento era quedarse corto, pues prácticamente su culo había ido a parar al suelo ante semejante revelación.
- Me estás jodiendo - Dijo con los ojos como platos, incapaz de imitar la seriedad con la que el rubio le había dicho lo mismo unos minutos atrás.
- No, Sasori - Le contestó el otro con cierta burla.
- Esto es enserio, Naruto, y lo que me dices es imposible.
- Pero lo es - Insistió Naruto. Recordaba vividamente la primera y única vez que se había enamorado. Tenía quince años, y para esa época vivía literalmente babeando por un chico tres años mayor que él. Le tomo más de un año, pero al final consiguió ser tomado en cuenta, y cuando el otro le pidió avanzar más rápido en su presunta relación, Naruto no dudó en aceptar.
- Y luego de eso... - Comenzo inciertamente Sasori, quien sabía exactamente en qué estaba pensando el pequeño, pues se habían vuelto inseparables en esa época de despecho y maratones interminables de películas trágicas. Actualmente, al médico se le hacía difícil acordarse de cuántas veces tuvieron que ver el Titanic para que Naruto se dignara a contar la historia sin estallar en llanto, comenzar a maldecir o estrellar cosas en las paredes - ¿Estás seguro de que no has estado con NADIE?
- No.
- ¿Seguro?
- Si.
- ¿No crees que podrías estar equivocandote con las fechas?
- No.
Sasori se sobo las sientes, tenía el cerebro hecho un lío.
- ¿No me estarás queriendo decir que esto es un milagro, y que fuiste inseminado por alguna especie de intervención divina?
Naruto suspiró.
- Realmente no lo sé, Sasori.
Ambos chicos se quedaron mirando el uno al otro fijamente con los ojos entrecerrados. Uno para buscar rastro de alguna mentira o broma de mal gusto, y el otro para hacerle entender de una vez por todas al primero que no estaba de coña.
Finalmente, luego de un rato, el mayor se rindió.
- Bien... - Sasori asintió, y parpadeo un par de veces - Muy bien, supongo que entonces... Tienes que... - Carraspeó - Solo tienes que calmarte y... Joder ¡Esto es ridículo! ¿¡ Entonces como coño estás preñado!?
- ¡Eso mismo te pregunté yo, idiota! - Exclamó Naruto, saltando de su asiento.
Sasori imitó su gesto, y estrelló sus palmas contra el escritorio.
- ¡Pero pensé que me estabas preguntando lo obvio! ¡No que pensara en como te hicieron un bebé sin metertelo!
- ¡Sasori! - Sé quejó el rubio, sintiendo que la sangre se le subía al rostro - ¡Mierda! ¿¡Quieres dejar de gritar cosas tan vergonzosas!? ¡Tienes pacientes afuera!
Efectivamente, y esos pacientes eran los que más estaban gozando de la conversación, por no decir que se estaban ahogando de risa. Principalmente porque las paredes no eran muy gruesas que digamos, y porque, siendo sinceros, visto desde afuera la conversación era ridículamente divertida.
En lo que el joven médico salía a ofrecer disculpas, a Naruto se le desinfló la ira por completo, y terminó medio sentado medio tirado en el suelo con aire deplorable. Su mente no dejaba de divagar sobre embarazos milagrosos, pañales sucios, auras asesinas y el rostro de Deidara, el cual estaba seguro que lo mataría cuando se enterase.
Cuando Sasori volvió, el chico lo miro desesperado.
- ¿Y que se supone que haga ahora, ttebayo? - Se lamento con ojitos tristes.
El doctor suspiró, a fin de cuentas además de ser un profesional, también le tenía un gran aprecio al chico. Con simpática compasión le tomo la mano y sonrió, el más joven se sintio más cómodo al corresponder el apretón, al menos sabía que tenía un sitio al donde ir si las cosas no salian como lo planeaba.
- Escucha, te diré exactamente lo que vas a hacer a partir de ahora...
- Y luego me recetó unas vitaminas y me recomendó que fuera a consulta dos veces al mes, por si acaso - Finalizo el rubio, quien procedió a esconderse en un rincón cual animal acosado. Mientras que Deidara, al que le había estado contando la historia, se quedaba tieso como una tabla en el sofá.
Un minuto, dos, tres... Aun no, debia confirmarlo.
- Entonces, rebobinando... ¿Estás embarazado?
Naruto asintió lentamente.
- ¿De un mes y medio?
Asíntio de nuevo.
- ¿Y no sabes quién es el padre?
- No.
Cuatro, cinco... Aún no, solo un poco más. Su instinto de mama gallina se lo exigía.
- Y, según tu, no has tenido sexo en dos años, por lo cual sería imposible que estuvieras embarazado a menos que tuvieras complejo de incubadora alienígena... ¿Correcto?
- Correcto.
Seis, siete... Oh, al diablo ¡Ahora si!
Y entonces, levantandose como si Chucky estuviera a punto de asesinarlo, como si quedara en rebaja el último producto para el cabello, como una leona a la que le fueran a robar su cachorro, como si el mismísimo Kamisama le hubiera metido un cohete por el culo, abrió los ojos como platos y exclamó:
- ¿¡ENTONCES COMO COÑO ESTÁS PREÑADO!?
Naruto, con un ligero tic en la ceja y bastante harto de la situación, se levantó de su escondite y encaró a su hermano mayor.
- ¡¿Es que acaso no me escuchaste?! ¡No tengo ni puta idea!
- ¡Pero eso es jodidamente ridículo, Naruto!
- ¡Pues vaya, no me había dado cuenta! - Chilló verdaderamente molesto, pues parecía que su hermano no terminaba de entender que en esta bizarra telenovela el único que tenía derecho a estar furioso era él, pues además de cargar con un crío ni siquiera sabía que podía tener, se lo habían hecho sin su permiso.
- Escucha... - Dijo el rubio mayor - Solo dame... Dame unos segundos...
Deidara necesitó de un par de minutos para relajarse, y para que la sangre siguiera su curso y no se le estancara en la cabeza. Tiempo que aprovecho el pequeño doncel para jugar al Candy Crush y descargar libros electrónicos para mamis primerizas.
- De acuerdo, hay otras posibilidades.
Ante el tono serio de su hermano, Naruto guardo su celular y se sentó como un niño bueno en el sofá.
- ¿Cuales?
- Bueno, esta científicamente comprobado que no necesitas contacto directo con un miembro para embarazarte, solo necesitas lo que sale de él.
- Aha... - Dijo Naruto, dandole sutiles palmaditas de aliento a su hámster mental para que corriera más rápido y le ayudara a pensar.
- Entonces, la pregunta sería: ¿En qué lugar estuviste hace un mes y medio que resultaste embarazo?
- Ehhh...
Cabe destacar, que el pequeño Naruto realmente lo intentó, pero de su cerebro solo salía humo y algún que otro chillido de reclamo por parte del hámster mental que le exigía darle cosas menos ridiculas en que pensar. Lo único que realmente lo consolaba era que, estaba bastante seguro que incluso a una persona mucho más inteligente que él se le haría difícil pensar en algún lugar al que pudo ir y que estuviera potencialmente expuesto a un embarazo indirecto.
- No debe ser muy difícil, Naru - Le apremió Deidara al verlo tan perdido - Piensa, tiene que ser un sitio en donde obligatoriamente hubo contacto con... Eh, tus partes nobles.
Naruto quería sonrojarse y recriminarle a su hermano por ese comentario tan estúpidamente obvio, pero de pronto, un recuerdo surgió en su mente. Se vio a si mismo comiendo un algodón de azúcar azul, paseando por toda la inauguración de la mano de su primo Menma, quien se quejaba por su efusividad de niño pequeño pero que en realidad sonreía cuando el rubio no le veía. Recordó las atracciones, al chico de pelo largo y negro que le guiñó un ojo, los reclamos de Menma por sus constantes idas al baño... Y, mucho más allá...
- ¿Naru-chan?
Pero Naruto no le prestó atención, estaba sumamente concentrado en el recuerdo que había decidido dejar en segundo plano. Y en donde, estaba completamente seguro, había estado él causante de todo lo que le estaba pasando ahora. Solo le hacía falta un pequeño detalle... ¿Cómo era que le había llamado a ese idiota?
- ¿Naru? Oye, estás pálido...
Y entonces, Naruto Uzumaki, el chico número uno en sorprender a la gente...
Lo recordó.
- ¡ESE GRANDÍSIMO TEME DESGRACIADO!
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