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La magia más poderosa. por phasmatos

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Notas del capitulo:

Estoy de vuelta, perdon por la ausencia a los que siguen la historia. Reviews son bienvenidas.

Un comienzo de semana agitado

 

La mañana del lunes pintaba helada y abrumadora, el profesor de Defensa contra las Artes oscuras les había preparado una carrera de obstáculos, había estudiantes de séptimo año colocados a los costados del campo. Uno por uno tendría que pasar y tratar de esquivar y desestabilizar a sus oponentes sin contar que debían enfrentarse a unos gorros rojos, duendecillos, entre otros. Un gran estanque se situaba en la recta final, el profesor dijo haber puesto algunas criaturas marinas en el interior que podían agarrarlos y hundirlos sino actuaban rápido.

Los alumnos de quinto año estaban criticando al profesor y su estilo militar de práctica para los T.I.M.O.s. La primera en salir fue Florence Abrat tiritaba al punto del paro cardiaco, la chica estaba nerviosa y le costaba esconderlo. Cuando el profesor toco el silbato largó, lamentablemente no pudo suprimir a los alumnos de los costados y fue retirada de la carrera. Luego le siguieron varios alumnos, solo quedaban Albus, Scorpius, Gabriel, Rose y dos chicas de Hufflepuff. Con un grito el profesor hizo que Rose largara, ella pudo enfrentarse hasta los gorros rojos, pero tuvo muchos inconvenientes con los pixies ya que estaban aburridos y el enjambre la quiso levantar del cabello; hasta el momento fue la que más lejos había llegado. Luego le siguieron las chicas desconocidas que terminaron aturdidas en un costado, Kingsley las levanto y las coloco a un lado. Scorpius no termino bien ya que el gorro rojo le salto a la cara e intento matarlo. Albus fue el penúltimo, tenía que trazar un plan de acción rápido. Se defendió con escudos al paso y aprovecho a aturdir a los alumnos. Su hermano era el penúltimo en el camino de enfrentamiento. Unas cadenas salieron volando de la varita de James, Albus se nublo. Se le vino a la mente lo ocurrido en el séptimo piso, Rose enojada, Scorpius siendo un bocón, su hermana Lily asistiéndolo y Gabriel amenazando con usar la fuerza si su prima no lo dejaba en paz. Reducto, pensó. Apunto a las cadenas que volaban hacia él, todo sucedió en cámara lenta. Un cañonazo sonó y los dos conjuros estallaron. El chico aprovecho la situación y realizo otro encantamiento no verbal, Levicorpus y su hermano mayor quedo colgado en el aire. Le pasó por el lado y le soltó una risita burlona. El último no fue un gran desafío ya que lo petrifico y puso pasar rapido. Aturdió a los gorros rojos e inmovilizo en el aire a los pixies. Albus cuando llego al estanque pensó en cómo se ahogaría, entonces se le vino a la mente su hechizo de relámpago. Estaba parado frente al estanque, el profesor gritaba que si no continuaba quedaba en detención. Su cara se puso fría, se concentró e hizo un movimiento de látigo con la varita hacia el cumulo de agua y pensó Voltius. Un relámpago azulado salió de la varita con un sonido ensordecedor, las criaturas que debían estar en el agua empezaron a moverse desesperadas. Gryndilows salieron saltando por los aires, por si acaso siguiera la electricidad en el agua bramó Finite apuntando otra vez. Pudo pasar por el estanque y llego a la meta.

Todos los alumnos estallaron celebrando al chico. Kingsley se abrió entre la multitud de alumnos y felicitó al chico. Albus hubiera pagado mil galeones por ver otra vez la cara de su prima al verlo completar la prueba. Al final todos se dispersaron y el profesor felicito a los que llegaron lo más cerca posible de la meta y a los que no incito a mejorar y practicar.

El digno hijo de Harry Potter se quedó sentado en un pequeño montículo que le permitía apreciar la vista de los jardines del colegio. Una briza invernal inmovilizaba su cara, todo se veía tan puro y blanco. El lugar le daba paz y tranquilidad, se hacía de noche y debía volver al castillo. Sintió su varita calentarse en el lado izquierdo de su túnica. Dejo de prestarle atención y siguió su camino hasta el castillo, en la llanura se sentían pasos detrás de él. Saco su varita y corrió.

-          ¿Acaso este calvario nunca va a terminar? –pensó el chico con desesperación mientras se reincorporaba.

Una sombra apareció frente a él, entonces fue cuando sintió un escalofrió y calor que partía desde su mano y subía por su brazo, extendiéndose por su cuerpo. Un fogonazo salió de la varita y mando a volar a la criatura. La luz del hechizo parecía una mezcla entre el encantamiento Incendio y Desmaius.

Se incorporó y encendió una luz con su varita, cada vez estaba más oscuro el lugar. Solo la luz desde la punta de su varita iluminaba el lugar. Se acercó y vio un cuerpo tendido en el piso que se agarraba la zona del abdomen. James Potter yacía en el piso algo alborotado. Claramente la defensa que se disparó por Albus le dio justo en la parte central de su cuerpo.

-          ¿Estás loco o qué? No puedes atacar así a la gente –dijo el chico desde el piso.

-          Perdóname, me asuste, pensé que podía ser alguna criatura –se disculpó el morocho mientras ayudaba a levantar a su hermano mayor –de igual manera no lance ningún hechizo, la varita actuó por sí sola, como si sintiera mi miedo.

-          Está bien, pero me debes una enano. Solo volvía de la cabaña de Hagrid y te vi a lo lejos sentado, entonces pensé que pasaba algo.

-          Bueno, caminemos juntos –insto el menor -¿Puedes caminar? –pregunto enseguida, pero su hermano contesto con un empujon.

Hablaron poco y nada hasta que llegaron a las inmediaciones del castillo. James se paró en seco.

-          Quiero felicitarte Al –su voz era más sincera que nunca y Albus lo percibia –no solo por tu desempeño hoy en la práctica, eres mejor mago y persona de lo que yo jamás seré. Siempre te tome como el raro y la verdad es que te juzgue mucho. No… -lagrimas comenzaron a brotar de James –no te defendi, no estuve para apoyarte, no fui un buen hermano y lo lamento. Prometo que jamás dejaré que te lastimen –concluyo con voz quebrada y mirada en el suelo.

-          Te agradezco tus palabras James, significan mucho para mí. Pero la verdad es que las cosas que últimamente ocurrieron me hicieron más fuerte. Ya no soy un holgazán como antes ni estoy en contra del mundo –dijo con una sonrisa, tomo del hombro a su hermano e hizo que levante la mirada –creo firmemente en lo que soy y lo que quiero. Mis acciones representaban mis emociones escondidas, lo que ahora quiero es estar bien y ser feliz con las personas que me quieren y aceptan. –hizo una mirada picara y se dio la vuelta –y no te preocupes, no le diré a nadie que el gran James Potter estuvo llorando.

-          Ni se te ocurra porque te dejare como babosa aplastada –amenazo al menor con una sonrisa en el rostro.

-          Nos vemos hermano, tengo que ir a las mazmorras antes de ir a la cena –salió corriendo saludando con una mano.

El olor a humedad del lago rebozaba en las mazmorras donde se encontraba la sala común de Slytherin. Albus entro un tanto apurado a cambiarse de vestimenta para ir al gran comedor a cenar, su estómago rugía de una manera excepcional. Circe posaba en la parte superior de su cama con una carta en su pata. Destinada a Albus Potter de parte de su padre.

Querido Albus:

            Te escribo para informarte y mantente preparado, se ha filtrado lo que ocurrió entre tú y Scorpius. Rita Skeeter sacará una nota en El Profeta matutino, he hecho todo lo que he podido para detener esta situación pero me acusaron de censurar al diario. Trataré de minimizar los daños lo más que pueda. Recuerda siempre ser fiel a ti mismo. En la familia solo lo sabe tu abuela Molly, tu madre y yo; además de por supuesto tus hermanos. Todos nosotros te apoyamos. Pero recuerda que aunque nos lastimen, su ignorancia del amor los terminará acabando. No uses la fuerza. Te escribiré mañana.

            Con mucho amor, papá.

P/d: James me conto tu increíble destreza en duelos. Muchas felicidades, eres un gran orgullo.

Releyó la carta de su padre varias veces, esa chismosa de Skeeter no había forma de pararla. Destruyendo la vida ajena como era de costumbre. Agarro un pedazo de pergamino y respondio la carta. Sentía que podía escupir fuego, habían pasado tantas cosas que una periodista amarillista no era gran cosa. Hizo parecer que estaba tranquilo y sin preocupaciones pero la verdad es que no, se sentía frustrado y expectante de la reacción de la comunidad. Qué pensaría la gente de que el hijo de Harry Potter, el gran héroe del mundo mágico, era homosexual.

Respiro profundo, le dio la respuesta a Circe y salió rumbo al Gran Salón. Una vez estuvo allí visualizo a Gabriel sentado que le hacía señas para que fuera hacia el lugar. Se sentó junto a él y escucho como sus compañeros murmuraban, bajo la cabeza se sirvió algo de gelatina de frambuesa. Pero una voz surgio de entre el tumulto.

-          ¡Eh Potter! –un chico de cabello ondulado color castaña y ojos celestes le grito - ¿Es verdad lo que se anda diciendo? –Gabriel intervino.

-          ¿Qué es lo que se dice Servine? –dijo el muchacho con voz furiosa.

-          Que acosaba a Malfoy y que ahora anda de noviecito tuyo McLaggen –dijo con voz de burla.

-          ¿Y que hay si es así? No creo que eso te tenga que incumbir –respondió el chico con desdén –y la verdad es que sí, me gusta Albus, pero no somos novios…todavía.

La cara de los presentes estaban atónitas por lo declarado por la celebridad de la casa de la serpiente, pero ninguna como la de Albus, estaba rojo como un tomate, sus manos transpiraban y tiritaban. Entonces una mano fuerte y un brazo atlético lo tomo de un costado y le incito a salir.

-          Vámonos Al, estos entrometidos no saben qué hacer con sus miserables vidas y se meten con nosotros –comento Gabriel con una sonrisa tierna.

Lo que no habían captado es que la mesa de al lado estaba Gryffindor, Lily miraba toda la escena con una cara risueña y muerta de amor por la escena, Rose por otra parte estaba boquiabierta y James le hizo una mueca de aprobación a Al.

Se fueron alejando hacia la salida, Al se irguió y tomó la mano de Gabriel al pasar cerca de Scorpius. Al cruzar la puerta se escuchó un grito proveniente de la mesa del león “Ese es mi hermano, wuju!

Llegaron al viaducto y se pararon a ver los copos de nieve caer en la inmensa oscuridad que solo antorchas tenues iluminaban.

-          No tendrías que haber hecho eso, pero igual lo aprecio mucho –dijo el morocho con soltura y le tomo con fuerza la mano.

-          Me gustas de verdad Albus, no entiendo porque no lo aceptas –dijo risueño.

-          No se como responder a eso… -dijo el chico, teniendo en mente lo que podría ocurrir.

-          Te entiendo, tienes miedo de lo que piensan los demás..

-          No, no es así –contesto el morocho con rapidez

-          Déjame explicarme, te quiero, con eso basta, podemos hacerlo, sé que puede ser difícil por todo lo que pasaste por Malfoy. Tienes que entender que hay cosas que debes dejar en el pasado. Yo nunca haría algo con intención de dañarte, además con ese talento que tienes con la varita quien se atrevería –y le dio un empujoncito cariñoso.

-          Digamos que soy bueno en algo –dijo riéndose.

-          Si, en eso y en poner de mal humor a la desquiciada de tu prima –dijo el rubio riéndose, entonces Albus comenzó a reír junto a él.

Se rieron unos segundos más pero al morocho le parecieron una eternidad, sentía una presión en el pecho, algo que lo dejaba sin aliento, ese lugar y esa persona podrían ser los indicados. Algo le salió bien después de todo, pensó.

-          Te quiero como para oír tu risa toda la noche Albus Potter –dijo McLaggen mirándolo fijamente con una sonrisa. Albus no contestaba, lo sorprendio, sus mejillas se tornaron rosa.

Sus caras se acercaron, Albus podía sentir el aliento a menta fresca del chico, sus narices chocaron y pronto Gabriel ladeo su cabeza y se sumieron en un infinito beso. Cañonazos resonaban en la cabeza del morocho, una briza invernal los rodeo, podía sentirse la magia en el aire frio.

Se separaron, el morocho no sabía que decir, estaba extasiado, miles de cosas surcaban su cabeza, ¿El con el chico más codiciado del colegio? ¿Acaso era un sueño? Pero sus pensamientos fueron interrumpidos, Gabriel lo tomo de la barbilla y lo miro fijo acercándose lentamente.

-          Siempre me gustaste y ahora me doy cuenta que mi corazón estaba en lo cierto. Te quiero como para no dejarte ir jamás –se sumieron en un beso apasionado y letal.


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