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BROTHERS'S LOVE por Alleisys

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Notas del capitulo:

Hola Guapas <3


Finalmente volví!! Haber, empecemos desde el principio. Hace aproximadamente dos meses que regrese a mi país – y realmente tuve mucha suerte porque a la semana cerraron las fronteras en todos lados. – He de admitir que los primeros dos meses de este año fueron los mas maravillosos que pude vivir en mucho tiempo. Estuve viajando por diferentes partes del mundo y conociendo a gente increíble en cada lugar que pisaba, solo con una maleta llena de sueños. Sin embargo, cuando volví e inicio la cuarentena me afecto bastante. Porque de estar recorriendo sin parar ciudad por ciudad todos los días a estar encerrada 24/7 en mi hogar realmente fue un cambio muy brusco. Aunque sabía que era necesario. ¿Quién hubiera esperado que esta situación llegaría al punto de colapsar muchos de los sistemas de salud en el mundo?


También era para no creerse que todos los lugares que vi, ahora se encontrasen tan desolados, pero es una razón de alegría también. Recuerdo que cuando estuve en Venecia, la ciudad me pareció mágica, pero también algo sucia y abarrotada de personas. Por eso cuando vi que delfines estaban recorriendo los canales nuevamente me llené de alegría. No solo somos nosotros en el mundo, sino que somos parte de un todo. Espero que esta coyuntura sirva de gran lección a la humanidad.


Bueno, basta de charla filosófica. Ahora, la otra razón por la que la actualización tardo tanto, es que al regresar, volví a retomar mi tesis xd. Y digamos que en eso invierto el 80% de mi tiempo. (Esperemos y pronto la acabe) Pero al diablo mi tesis – Que dicho sea de paso tengo entrega de avance este Lunes pero no podía dejarlas sin la actu más tiempo – Ahora vallamos a lo bueno....


Y una ultima cosita,


No me odien por lo queva a pasar al principio. 

Ichiji opto por permanecer callado en medio del acalorado intercambio de palabras entre Rebecca y Monet. No comprendía lo que estaba pasando hasta que hizo énfasis en las últimas palabras salidas de los bien pintados labios de Monet.


«Cracker»


Él había escuchado ese nombre antes, y pensó que posiblemente se trataba de un recuerdo superfluo, hasta que a su memoria llegaron los flashes de aquella desafortunada mesa de Póker. 


Cabello lila, fornido, ojos rasgados, alto, – No tanto como Katakuri pero si lo suficiente como para destacar – un espantoso esmoquin rosado, pésimo sentido del humor y... un fanfarrón de primera.


Entonces, ¿Rebecca se iba a casar con ese idiota?


Lo poco que recordaba de ese sujeto eran cosas nada agradables, y aunque Rebecca fuera en ocasiones algo desesperante, también le parecía una chica apacible. Aunque, más allá del tormento psicológico que representaba aquella unión a sus ojos. La situación le pareció un tanto... rara. 


Es decir, ¿Rebecca y el hermano menor del CEO? Debía haber algo más detrás de todo eso, ya que eso explicaría porque Rebecca se hizo un mundo solo para explicarle que rayos significaba aquel sobre que le había entregado, – El cual no era otra cosa que la invitación a su matrimonio. – y también la alborotada reacción de esta frente a la inminente llegada de Katakuri a la firma.


Pero muy en contraste con la gran cantidad de conjeturas mentales de Ichiji. El ambiente estaba absorto en un silencio sumamente incomodo, y Rebecca – Que se encontraba completamente ida tras la apresurada declaración de Monet, y con un miedo irrefrenable a una posible reacción negativa de Katakuri – Únicamente opto por encogerse en sí misma, agachado la mirada, y siendo incapaz de levantar la vista hacia el mayor.


–L-Lamento que se haya tenido que enterar de esta forma jefe... – Trato de controlar el temblor en su voz, pero no lo consiguió – No piense que quise ocultarle mi compromiso con Cracker, es solo que....


Tenía miedo de su reacción.


De que no aceptara la idea de su matrimonio. Que la tildara de algo que claramente no era, o incluso peor, que dañara su imagen y aún más importante, la de su firma al poner en duda el profesionalismo de esta al casarse con Cracker.


Porque la opinión de Katakuri no solo era importante para Cracker, sino también para ella.


Él nunca se había manifestado en contra de su relación, e incluso fue el primero en apoyarlos incondicionalmente desde el principio – Aun a costa de los miles de comentarios negativos por parte de los demás Charlotte – pero a pesar de ello, Rebecca entendía perfectamente que una cosa era ser novios y otra completamente diferente era que Cracker y ella se volvieran marido y mujer.


En su defensa, todo había ocurrido demasiado rápido. Ni siquiera se le cruzo por la mente que Cracker le pediría ser su esposa en algún momento – Sobre todo porque solo habían hablado del tema dos veces, y la primera ni siquiera contaba porque ambos eran unos niños. – Pero lo hizo.


Realmente lo hizo.


Y no contento con eso, Cracker escogió el día más importante de su carrera para arrodillase frente a ella y pedirle que estuviesen juntos para toda la eternidad.


«...Este día cumplo el segundo sueño más grande de mi vida. Ahora quiero tu me ayudes a cumplir el primero...»


¿Cómo decirle que no al amor de tu vida?


Pero lo último que ella quería, era poner a Cracker en una situación en la que tuviera que escoger entre su familia o ella. – ...Descuide, no tiene que despedirme. Iré a empacar mis cosas en este momento. En verdad lo–


–Ichiji. Monet. Largo.


Su tono fue áspero y la orden directa. Siendo sus palabras suficientes para que los lamentos de Rebecca fueran interrumpidos, haciendo que levantara su enrojecida vista.


Ichiji se levantó inmediatamente, percibía que en la voz de Katakuri no había rastros de molestia, pero sabía que Rebecca y él, debían tener esa charla en privado. Sin embargo, cierta persona no estaba dispuesta a perderse el espectáculo que estaba a punto de llevarse a cabo frente a sus ojos.


–¿Disculpa, Katy? ¡Estas muy equivocado si piensas que–!


–Monet. – Su voz se oscureció varios tonos. Si había una sola persona que podía desquiciarlo sin mucho esfuerzo, era esa mujer. – Hoy no es un buen día para hacerme enojar.


Ugh, ¿Sabías que molesto te ves más sexy?


Ichiji tuvo que morderse la lengua para evitar soltar una maldición cargada de asco hacia esa mujer ¿Acaso no podía ser más irreverente?


Monet solo quiso sacarle una risa con su comentario, pero al darse cuenta de que empezaba a formarse una vena en la frente del moreno, supo que ya estaba empezando a hincharle las pelotas de verdad.


– Bien, tranquilízate Katy. Tu ganas.


Fue el pelirrojo quien cerro la prominente entrada de cedro al abandonar la oficina del Charlotte. Tenía ciertas dudas sobre lo que se estaba diluyendo justo detrás de esas paredes, pero desgraciadamente sus presunciones se quedaron varadas en su mente cuando, a pesar de encontrarse de espaldas, pudo sentir la aguda mirada de Monet sobre él, taladrándolo con los ojos. Prefirió pasar de ella – Porque sabía que era lo más sensato – Ignorarla y ya, y eso fue lo que hizo o al menos, intento.


–Creí que no le llamaban la atención los pelirrojos – A propósito, su susurro fue lo suficientemente alto como para que la escuchara a la perfección. – Pero bueno, él es un hombre lleno de sorpresas.


–¿Que? – Giro su vista hacia ella, sorprendido.


–Dicho en otras palabras, no eres su tipo. Aunque, ahora que te veo detenidamente, creo entender porque le llamas la atención. – Siguió la mirada de Monet y se dio cuenta que estaba viendo su parte baja sin ningún tipo de pudor.


Rápidamente giro su cuerpo, secretamente abochornado por la vanidosa risa que salió de Monet.


Señorita Hazard, – Tuvo que emplear todo su auto control para no decirle lo que en verdad pensaba – El señor Charlotte es solo mi jefe. No tengo ni idea de lo que se refiere.


–Descuida Ichiji, no necesitamos de formalismos, y yo creo que si lo sabes. Aunque es la primera vez que se relaciona con alguien que trabaje para él – Reflexiono en voz alta, llevándose uno de sus dedos hacia su mejilla. – Espera. Ahora que lo pienso, no es la primera vez, pero ¿Qué más da? Conozco demasiado bien a Katy, y esa mirada que te dio, no era una mirada normal.


¿Cómo pudo darse cuenta? ¿Acaso era tan obvio?


–Sera mejor que lo disfrutes – En segundos, pudo ver como la expresión de Monet pasaba de una increíble pasividad, a una sonrisa dulce y contagiosa, e igualmente falsa – Porque no durara mucho antes de que se deshaga de ti.


Sorprendentemente, lejos de sentirse feliz ante la posibilidad de ser libre de su acuerdo con Katakuri, una extraña sensación de vacío lo embargo por completo.


"No durara mucho antes de que se deshaga de ti"


Bien, estaba claro que esa mujer no tenía idea de quien era Vinsmoke Ichiji, pero él haría que jamás olvidara su nombre.


–Mira, Monet, no puedo imaginarme lo que habrá dentro de esa cabeza tan oxigenada tuya, pero ya cometiste tu primer error del día al tratar a Rebecca como si fuera un trapo sucio, y ahora el segundo, es creer que puedes hacer lo mismo conmigo.


A pesar de abusar de su tono férreo e hiriente, el temple de Monet permaneció impávido frente a los ojos de Ichiji, siendo el fuerte rechinar de sus tacones a medida que se acercaba hacia él, la primera señal de alerta, pero ni siquiera logro inmutarlo y tampoco lo hizo el que Monet tuviera que agachar su mirada para llegar hasta su altura y enfrentar sus majestuosos dorados contra sus fríos glaciares.


–Tú y yo... – Arrastro la última palabra con ferocidad – Seremos muy buenos amigos, Ichiji.


Su rostro se encontraba a solo centímetros de él. Lo suficientemente cerca como para que pudiera ver la perfectamente impoluta piel de su rostro. Además de tener una visión completa de aquellas insidiosas retinas doradas que la única reacción que logro causarle fue un hastió monumental.


–Monet, aléjate de él. – Jadeo sorprendido cuando Katakuri volvió a reaparecer.


Su presencia no solo lo tomo a él desprevenido, sino también a ojidorada, que se recompuso al ver al CEO viéndola amenazadoramente.


– ¿Cómo es posible que alguien de tu tamaño sea así sigiloso? – Solo por la retadora mirada que Monet le devolvió, Ichiji estuvo completamente convencido de que entre esos dos existía algo más que una simple "amistad"– Eso fue rápido, ¿Ya despediste a la niña?


–Sabes Monet, no deberías hablar mal de una persona cuando esta no está presente – Repentinamente la figura de Rebecca resalto detrás de la de Katakuri.


–Oh, Rebecca ¡Ya era hora! ¿Te ayudo a empacar? Al menos mira al lado positivo, tendrás todo el tiempo del mundo para hacer que Cracker gaste su fortuna en las exquisiteces de tu boda.


Pero lejos de amedrentarla, la sonrisa de Rebecca la sorprendió – Eso sería maravilloso Monet, si tan solo no tuviera un trabajo tan demandante como este. – Exclamo divertida a medida que se acercaba a ambos.


La mayor levanto una de sus cejas, desorientada. – ¿Qué cosa?


Intempestivamente Katakuri avanzo hacia donde se encontraba Ichiji, e ignorando por completo la presencia del pelirrojo, entrelazo fuertemente su mano con la de Monet.


– Nos vamos. – Le ordeno, y sin esperar su respuesta si quiera, la obligo a seguirlo.


–Aguarda un segundo ¡Katy! – El fuerte agarre del Charlotte hizo que sus brazaletes de oro marcaran con dureza su blanca piel – ¡Eso duele, idiota! ¿Qué está pasando aquí? ¡Se supone que tu–!


–¿No querías que te llevara a comer? – Le recordó, encarándola.


Ichiji no supo cómo sentirse al ver el trato tan personal e íntimo que compartían.


–Si pero... ¡Agh! Eres un caso perdido – Por unos instantes devolvió su mirada hacia la pequeña Rebecca, solo para ver como esta le giñaba el ojo victoriosamente. Hubiera hecho que esa niña se tragara todos y cada uno de sus gestos de no ser por la asombrosamente desconcertante expresión en el rostro de la cucaracha roja.


–¿Sabes Katy? Ahora que lo pienso, ya no tengo hambre de comida, sino de otra cosa...


Inmediatamente, Ichiji pudo sentir la fuerte presión que estaba ejerciendo sobre sus puños, los cuales muy probablemente se encontrasen blancos de la rabia.


–Cállate Monet. – Siseo Katakuri sin detenerse. Se veía molesto y únicamente la soltó cuando el ascensor abrió sus puertas para que ambos ingresaran dentro de la impoluta estructura de cristal.


Por unos escasos milisegundos, Ichiji pensó que voltearía a verlo. Que aunque sea le daría una última mirada o algún comentario sarcástico, pero no, no lo hizo. Solo pudo ver la trabajada espalda de Katakuri mientras le susurraba un par de cosas a Monet y esta le objetaba a la par que sonreía sinuosamente, pero fue solo cuando los incisivos ojos de Monet pudieron notar su enérgica mirada sobre Katakuri que esta sonrió complacida e hizo un gesto que le provoco arcadas.


En un acto completamente indecoroso y sin vergüenza, hizo que las manos de Katakuri – Que descansaban de los más tranquilas en los bolsillos de su costoso pantalón de vestir Tom Ford – fueran guiadas por el tacto de Monet hacia su malditamente enorme y gordo trasero.


Y quizás lo peor no fue la acción tan desenfadada de Monet, sino que Katakuri... no aparto su tacto de ella en ningún momento.


Para su buena suerte, ya no tuvo que ser testigo de ese asqueroso acto cuando las puertas – Del que considero el elevador más lento del mundo – Se empezaron a cerrar. Pero no sin antes provocarle unos irrefrenables deseos de destrozar a Monet pedazo a pedazo. Cuando esta, empezó a bajar lentamente la bufanda de Katakuri para acercarse hacia él de la forma más insidiosamente posible y antes de que Ichiji fuera testigo de algo más... la imagen de ambos se perdió tras las puertas de acero.


Ichiji se quedó completamente frío al ver esa última escena. Ese tacto tan profundo y la familiaridad que había entre ambos, y no solo eso...


Katakuri prácticamente lo trato como si él no existiese.


Nunca se había sentido así de invisible y la sensación no fue ni un poco placentera.


–Esa mujer es realmente repulsiva. – El comentario que Rebecca soltó con absoluta solides, estuvo acorde con el estado de ánimo del pelirrojo. – Lamento que hayas tenido la desgracia de ser testigo de todo esto, Ichi.


–¿Quién es ella, Rebecca? – Pregunto sin pensarlo, no siendo capaz de contener su rabia, e inmediatamente quiso golpearse en la cabeza por hacer esa clase de cuestionamientos.


¡A él no debía importarle con quien rayos Katakuri perdiera su tiempo!


Si bien la pregunta extraño un poco a la joven secretaria. Supuso que mientras ella tenía su pequeña charla con el Charlotte mayor, muy probablemente Monet hubiera estado haciendo de las suyas con Ichiji.


Porque era imposible que esa mujer mantuviera su venenosa boca cerrada. 


–Su nombre es Monet Hazard, – La voz de Rebecca sonó cansada – Es una nanotecnóloga de Silicon Valley y «Joder» ¿Cómo explico esto sin que suene mal? – Su suspiro de resignación no le gusto ni un poco. – Digamos que, es una amiga muy cercana del jefe.


¿Cercana? ¡Pues claro que eran cercanos! ¿Acaso Rebecca estaba tratando de verle la cara de idiota? Estaba a punto de preguntar como diablos fue que esos dos llegaron a ser tan íntimos amigos, hasta Rebecca se adelantó.


–Se conocieron en el posgrado de negocios en Stanford, cuando el jefe estaba a cargo de la sede de San Francisco. Fue antes de que yo empezara a trabajar para en la firma. Tengo entendido que cursaron juntos uno de los tantos doctorados del jefe.


Claramente sabia esa información por Cracker, el jefe jamás le hubiera revelado ese dato de su vida privada, y mucho menos Vi.


¿Esa mujer tenía un doctorado? De Katakuri no le sorprendía, pero... ¡Ella!


–Alto ahí... ¿Dijiste que trabajaba en Silicon Valley?


–Si, de hecho en Apple Park , es jefa de su departamento de desarrollo. En parte, fue gracias a ella que el jefe logro establecer un acuerdo con Tim Cook  para que la firma hiciera de la «manzana de oro», uno de sus clientes estrellas. – Explico Rebecca, como si fuera lo más normal del mundo, pero a Ichiji ese insignificante gran dato no le pasó desapercibido.


Hoy mismo tiraría a la basura la MacBook de Sanji.


¡Bien! Debía reconocer que aunque Monet fuera una mujer extremadamente vulgar y altanera, al menos si tenía cerebro, y uno muy hábil por lo visto.


– Ichiji, – Por el silencio del pelirrojo, Rebecca inmediatamente lo que estaba pensando – No te dejes sorprender, puede que Monet sea la reencarnación de Albert Einstein con boobies, pero ¡Eso no le quita el mérito de ser más toxica que todo Chernóbil!


Desde el minuto uno, Monet se ganó sin ningún esfuerzo su absoluta discordia, al igual que el de su hermana, pero bueno, – Vi y Monet eran un caso especial – era imposible que ambas compartieran el mismo oxígeno en una habitación sin intentar matarse la una a la otra.


Y lo entendía, ya que Monet era ¡En extremo desesperante! No le cabía en la cabeza que el jefe le tuviera tanto aprecio a esa bruja, o incluso peor ¡Que Cracker también pensase lo mismo de ella! Y hablando del cabeza de jengibre de su prometido, ¡Lo iba a hacer dormir en el balcón hasta el día de su boda y mucho más! pero no solo por lo que acababa de pasar, sino porque se suponía que se había encargado de callar a absolutamente todos los asistentes de la exposición sobre la bomba de su compromiso. ¡Pero no! Ni se le paso por su morada cabeza que su «Dear Monnie» le iría con el chisme a Katakuri.


– Juro que matare a ese «gillipollas» – Aunque fue un comentario más para sí misma, Ichiji rápidamente le devolvió la mirada a Rebecca, haciendo memoria de lo ocurrido hace unos minutos.


–Rebecca, tu...– Diablos, al ser una persona que repelía lo más posible la interacción con otros entes vivientes que no fueran sus hermanos o Reiju, desconocía de qué forma actuar o qué tipo de palabras usar para tratar de si quiera confortar a Rebecca.


A fin de cuentas, fue ella la que se llevó la peor parte a costa del entretenimiento de Monet.


–Descuida, Ichi. – Rebecca le devolvió una sonrisa, a pesar de que sus palabras quedaron entrecortadas podía entender lo que el pelirrojo trataba de decirle.


Desde un principio se había dado cuenta que Ichiji era poco expresivo y notoriamente frío, pero también era alguien muy veraz y no la veía con ojos juzgones a pesar de ser consciente sobre su controvertida relación, que hasta ella reconocía, no era de lo más prudente, pero el pelirrojo era honesto y mostraba una preocupación genuina por ella. Era agradable – a su sombrío estilo, claro está, pero agradable a fin de cuentas –, y por eso se había ganado su completo aprecio.


–Kata... digo el Señor Charlotte – Se corrigió de inmediato, debía tener cuidado hasta de la forma en la que se refería a él si no quería levantar sospechas innecesarias. – En verdad hubiera sido un completo imbécil si llegaba a despedirte por una tontería como esa.


–Ichiji – El pelirrojo hubiera esperado una que otra maldición hacia Katakuri o hasta incluso que Rebecca se acordara de la madre del mayor por haberle hecho pasar el susto de su vida. A fin de cuentas, solo se encontraban ellos dos en aquella planta y podían hablar sin ninguna atadura, pero, las palabras de Rebecca fueron el extremo contrario de lo todo lo que Ichiji pudo haber imaginado.


–El jefe... – Hizo una pausa al mencionar al mayor, pero solo para meditar por unos instantes sus palabras y luego continuar – Katakuri – Era la primera vez que la escuchaba llamarlo por su nombre – puede ser muy duro en ocasiones, pero solo porque desea sacar la mejor versión de todas las personas a su alrededor. Siempre es el primero en llegar a la firma y el ultimo en irse. Además, es un CEO con bastante comunicación con sus trabajadores, sabe prácticamente todos los nombres de las personas que laboran para él, desde los miembros de la mesa directiva hasta el personal de limpieza y a todos los trata por igual. Aunque también tiende a ser muy exigente con cada uno de nosotros, pero solo porque él es muy exigente consigo mismo. Sin embargo, eso no quita que sea alguien extremadamente justo y amable.


Quizás lo que más sorprendió no fueron las palabras de Rebecca, sino la devoción con la que la que estas señalaban a Katakuri. No eran palabras de amor, sino de respeto, y mucho cariño. Ni siquiera parecía que Rebecca se refiriera a él como a un jefe, sino como a un hermano mayor.


E increíblemente luego de escucharla, quizás, – Solo quizás – Sintió un poco más de admiración hacia Katakuri. Tampoco era ciego, si bien era un maldito degenerado, también se notaba que era un líder nato y una persona con un intelecto muy superior al de los demás. No obstante, tampoco podía evitar sentirse profundamente confundido con él.


Porque tal y como había una parte de él lo odiaba con todas sus fuerzas, existía otra que no podía ignorar esa desagradable sensación que experimento cuando lo vio interactuando de forma tan personal con Monet...


 


...............................................................


 


A pesar de que su contrato estipulaba que su jornada laboral empezaba a las ocho de la mañana. No pudo llegar al hospital hasta hace media hora, y eso se debía a que únicamente fue capaz de abandonar la mansión Donquixote recién pasado el mediodía. Dado que Cora, no le permitió moverse de la cama desde que despertó.


"¡Ah! ¡Ah! ¡Quieto! Tuviste fiebre toda la noche, jovencito. Ustedes los doctores son los peores pacientes del mundo y así tenga que amarrarte a la cama. Te quedaras aquí hasta que esté completamente convencido de que estarás bien.


Sabía que no lo hacía con mala intención, pero a veces, Corazon podía ser realmente insoportable.


Se colocó sus ya típicas ropas médicas y fue directo hacia su despacho a hacer un par de llamadas, que si bien eran algo molestas, también fueron necesarias. Una vez termino con esa tediosa tarea, se dirigió hacia el pabellón de oncología. Sabía que sus inútiles y aduladores residentes habían hecho sus rondas con Bepo, – Uno de sus colegas y de los pocos amigos con los que contaba en ese hospital – pero siempre prefería revisar a sus pacientes personalmente.


No habían muchas sorpresas, algunos casos requerían de un cuidado extremo, unos estaban progresando bastante bien, otros no tanto – y eran esos los que exigían un enfoque mucho más agresivo y arriesgado de su parte –, pero no solo eso, también consistía en transmitirles confianza a los padres y llenar de entusiasmo a los niños. Era proceso que no solamente llegaba a ser demandante sino también extremadamente agotador.


Pero siempre lo hacía con absoluta convicción.


En todos esos momentos, ni siquiera paso por su mente ir a darle un vistazo al chico Monkey, pero como estaba en ruta decidió ingresar a la zona de aislamiento, –solo para asegurarse de que todo estuviera en orden – pero cuando abrió la puerta de la habitación para hacer un chequeo general del estado del jovencito, se quedó perplejo al no poder creer lo que veían sus retinas.


–¡¡Koala!! ¡¡Sera mejor que aparezcas este instante!!


Su rugido paralizo a todo el personal que se encontraba a menos de cinco metros de distancia, pero al menos fue efectivo, ya que logro invocar en segundos a la joven enfermera que apenas escucho como ese inusual grito salía de la habitación 128, hizo una carrera meteórica desde la estación de enfermeras hasta el lugar donde se encontraba el medico prodigio del hospital.


–Doc-Doctor Trafalgar – Dijo agitada – ¿P-Paso algo?


–No lo sé Koala, pero ¡Será mejor tú que me lo expliques! – Cuando Law finalmente se movió del vano de la puerta para permitirle el acceso a la habitación. Casi sufre un súbito descenso en su temperatura corporal. Tuvo que parpadear infinidad de veces al ver la camilla completamente vacía. Únicamente se encontraban las mantas que estaban arrinconadas a un extremo de la cama y la cortina de aislamiento completamente abierta, pero lo más alarmante es que no había ni un rastro de aquel jovencito pelinegro en toda la habitación.


–Pe-Pero N-No es posible–


¡Ese niño estaba inconsciente! ¿Cómo logro salir de aquí?


–¡Solo te di una única indicación! – Era extraño ver al Doctor Trafalgar en ese estado, se encontraba realmente furioso – ¿¡Cómo es posible que hayas perdido de vista a un paciente que estaba prácticamente anestesiado!? ¿Tienes idea del riesgo que corre cada segundo que esta fuera de esta habitación? ¡Podría morir! Y si eso llega a pasar, tú te quedaras sin trabajo y el hospital será demandado por mala praxis.


–Y-Yo Yo– Ni siquiera podía articular una simple palabra por el miedo que le provocaron las amenazas de Law.


–¡Quiero a todo el hospital buscando a ese niño! – Salió rápidamente de la habitación, encontrándose con Isuka y el resto de sus residentes completamente paralizados en la estación de enfermeras – Qué esperan ¿Una invitación? ¡La orden también es para ustedes inútiles! – Inmediatamente, sus alumnos empezaron una carrera olímpica por todo el hospital, mientras el los veía de lejos.


–¿Dónde está la madre? – Pregunto amenazante, pero el silencio de la enfermera solo logro exaltarlo aún más – Koala... no me des más razones para expulsarte de mí servicio.


–T-Tengo entendido que fue a pasar la noche al Royal Horseguards Hotel.


–Perfecto. – Porque se sentiría como un completo imbécil si tenía que explicarle a esa mujer que habían perdido a su hijo.


–D-Doctor Trafalgar ¿A dónde va?


–¿A dónde más, Koala? Iré a solicitar las grabaciones de seguridad del hospital. – Si ese niño había salido, o lo habían sacado de la habitación, que también era otra gran posibilidad si tenía en cuenta que era prácticamente imposible que pudiera moverse por su propia cuenta. Entonces las cámaras del hospital debieron haber grabado el preciso momento en el que abandono su habitación. – ¡Ni una palabra de esto a Sengoku o Akainu! ¿Está claro?


No quería ver a ese par por una muy buena temporada, y si esos dos se enteraban de que su tan adorado saco de billetes se había evaporizado de las instalaciones de su hospital, se volverían realmente insoportables.


Y esta vez, no se quedaría satisfecho con un simple intento de asfixia...


Además, no solo lo decía por aquel par de ancianos. No iba a permitir que algo le pasara a ese idiota. A fin de cuentas, si él había obtenido el trasplante que le correspondía a Reiju, al menos haría todo lo que estuviese en sus manos para que el mocoso sobreviva. ¡Jamás le iba a permitir a ese idiota tirar a la basura la que fue la última esperanza de Reiju!


Así tuviera que ver más de diez horas seguidas de grabaciones u obligar a sus internos, residentes, enfermeras y a todo el personal médico disponible a volverse detectives de la CIA ¡Encontraría a ese niño!


Presiono impacientemente el botón del tardado asesor, esperando ansioso a que este se dignase abrir sus puertas para que lo llevase a la planta más alta del hospital, en el que se encontraban el cuarto de máquinas y el área de sistemas, pero cuando apenas puso un pie en el elevador, que finalmente había abierto sus puertas para él. 


Llego a sus oídos un inusual ruido.


Decidió ignorarlo e ingresar de igual forma al ascensor – Probablemente era uno de los miembros del personal de limpieza trapeando el piso como lo hacían todas las tardes – pero antes de que las puertas de aquella caja de metal finalmente se cerraran, una de sus manos se impuso ante el detector, haciendo que las puertas retrocedan ante el roce de sus dedos.


Su intuición, que había desarrollado a gran escala en la escuela de medicina, le dijo que – al menos – tenía que ver de quien se trataba. Pensó echar un simple vistazo y luego continuar con su camino. Por lo que dirigió su mirada hacia aquel lugar, pero no encontró a nadie y extrañamente decidió salir del elevador para dirigirse hacia esa zona personalmente.


A medida que se adentraba más y más en esa área del hospital, pudo escuchar nuevamente aquel sonido – que ganaba más repercusión a cada paso que daba – pero cuando Trafalgar Law, finalmente descubrió la raíz de aquel alboroto.


Experimento un sentimiento que no había vivido en muchos, muchos años.


Estupor.


Aquel sonido provenía de un chico que estaba de espaldas a él, únicamente vestido con una bata de paciente y golpeando con su propio porta sueros – ¡Al cual claramente estaba conectado! – el vidrio de... ¿De una máquina de golosinas?


–¡Vamos! Solo te pido que sueltes una, ¡Tú tienes varias y yo tengo hambre!


En sus épocas como estudiante y de interno, había visto cosas muy raras, por lo que era extraño que lograra asombrarse con algo, pero eso... eso era completamente nuevo.


Habría dejado que aquella persona – Que muy probablemente se tratase de un paciente que acababa de escaparse de psiquiatría – siguiese golpeando aquella pobre expendedora sin piedad. – A fin de cuentas, si la rompía Sengoku estaría furioso y eso lo pondría a él de buen humor – pero, solo tuvo que hacer hincapié en la desnuda espalda del chico para darse cuenta de un detalle muy interesante.


Y no, no se trataban de sus muy redondos y bronceados glúteos que se veían perfectamente a causa de la pésima colocación de la bata, sino de la cicatriz que había en toda la región lumbar de su columna vertebral.


–Hey – Estaba convencido de que lo había escuchado. Porque apenas el llamado salió de sus labios, el chico inmediatamente detuvo su acción, sorprendido de haber sido descubierto in fraggati y con solo ver a Law, tomo apresuradamente su porta sueros y empezó a caminar en dirección contraria a donde se encontraba el oncólogo.


–¡Espera! Necesito que te detengas. 


– ¡No quiero! Déjame en paz, no volveré a esa habitación ¡Es muy aburrida! y no solo eso ¡También tengo hambre!


Tuvo que acelerar el paso al darse cuenta de que el equilibrio del chico empezaba a ser muy inestable y en un parpadeo, pudo ver en cámara lenta como las piernas de este fallaron irremediablemente, lo siguiente que le esperaba era una muy dolorosa caída.


¡Maldición!


Un estrepitoso estruendo resonó en todo el lugar, el portasueros se encontraba tirado en el piso y el suero que colgaba de este, esparcía todo el líquido que contenía sobre el piso, ensuciándolo completamente en cuestión de segundos. Eso pondría furioso al conserje, pero al menos pudo llegar a tiempo para tomar al chico entre sus brazos antes de que su cuerpo chocara contra el frío porcelanato.


–¿Me puedes explicar qué demonios tratabas de hacer, Monkey D. Luffy? – Su tono fue aterrador y no era para menos. Sentía unos irrefrenables estrangular a ese chico por ser tan idiota.


El menor pareció sorprendido de que ese desconocido supiera su nombre y antes de que pudiera preguntarle quien era él o que rayos hacía en un lugar que ni siquiera conocía, Law volvió a tomar la palabra.


–Voltéate.


–¿Qué?


–Dije ¡Que te voltees! – Ni siquiera espero una respuesta cuando el mismo Law giro su cuerpo, colocando su rostro contra el suelo.


– ¡E-Espe-¡ ¡Ah! ¡No! No toques ahí ¡Eso es mío! Oye, ¿Qué me estás haciendo?


–¡Ya cállate! – ¡Demonios! Ese chico era en extremo escandaloso – Soy el doctor que te opero pedazo de tonto y no te hagas ideas extrañas en la cabeza, solo quiero revisar tu cicatriz.


A pesar de su afirmación, Luffy se sintió extraño al percibir el frío tacto de un completo desconocido en su parte baja.


Bueno, al menos no había rastros de infección y las suturas se encontraban limpias, era una suerte que el chico no haya tratado de quitarse las vendas. Aunque eso no le quitaba el ser un completo retrasado.


–Oiga, no me molesta que me vea el trasero, – A fin de cuentas, el veía a Ace desnudo todo el tiempo cuando se bañaban juntos – pero al menos dígame su nombre para que sea menos incómodo.


Cuando Law finalmente pudo terminar de revisar los puntos que tenía Luffy en su región lumbar, lo devolvió a su posición anterior. Era la primera vez que lo veía consciente desde que el chico había llegado al hospital y debía reconocer que estaba sorprendido de lo extrovertido y relajado que se mostraba.


Algo no muy común en pacientes con cáncer.


–Mi nombre es Trafalgar D. Water Law y soy tu nuevo oncólogo – Su presentación fue seca y automática – Ahora, ¿Me puedes decir porque saliste de la zona de aislamiento? – Le pregunto fríamente mientras sacaba su teléfono y llamaba un equipo completo para recoger al chico y que lo llevasen nuevamente a su habitación. – Escucha, tuviste una operación sumamente compleja y es muy arriesgado que salgas de–


–¿Te llamas Torao? Shishishi ¡Que nombre tan gracioso!


–Es Trafal–


–Desperté hace dos horas, – Luffy lo corto mientras hacía memoria de lo que había pasado y al ver la cara de Law, pudo sentir cierta aura asesina surgiendo de el – No me mire así Doctor Torao, ¡Estuve en la camilla por un buen rato! pero era demasiado aburrida. Además estaba solo y tenía hambre, así que fui a buscar algo de comer. Le juro que planeaba regresar luego de encontrar algo para llevarme a la boca, siento que no he comido en días. A propósito, ¿Ha visto a mi mamá o a mi hermano? La última vez que los vi, fue cuando subimos al helicóptero que nos traería a Londres y luego... ¿Doctor Torao, me está escuchando?


¿Pero qué diablos le pasaba a este chico? ¿Por qué actúa de forma tan despreocupada? Acaso no sabe que tiene una enfermedad extremadamente compleja ¿Por qué actúa como si nada le estuviese pasando?


 


...............................................................


 


Se encontraban en la puerta trasera del restaurante – Thatch les quiso dar privacidad mientras tranquilizaba al personal y cortaba de raíz las habladurías por la repentina aparición de alguien tan mediática como Pudding – el lugar era realmente pequeño y solo servía para recibir los alimentos llegados de los camiones por las mañanas y sacar la basura por las noches.


Sanji solía ir cada vez que se le antojaba un cigarro, pero en ese momento de lo que menos tenía ganas, era de fumar.


Ni siquiera tuvo la oportunidad de reaccionar cuando la fuerte bofetada de Pudding impacto certeramente sobre él, torciendo su rostro instantáneamente. Nadie pensaría que alguien de la contextura de Pudding pudiera tener tanta fuerza, pero no.


Realmente le dolió.


Y ni siquiera tuvo que devolver su azul mirada hacia Pudding para saber que ella se encontraba llorando desconsoladamente.


–...¿Por qué? – Por largos minutos fue la única palabra que salía de los labios de la modelo.


¿Por qué, Sanji?


–¿Por qué? – Era incapaz de entenderlo – ¿¡Por qué no me dijiste nada, Sanji!? – Fue su brutal reclamo mientras jaloneaba la camisa del rubio en busca de una respuesta. – Y-Yo... ¡Yo los pude haber ayudado, pedazo de...!


Finalmente se lo había dicho, le revelo la verdad tras la enfermedad de Reiju, la gran deuda que tenían que pagar para poder salvarle la vida, la forma tan cruel en la que sus esperanzas se hicieron añicos y la decisión a la que finalmente habían llegado.


–Sanji, ¿Por qué? Creí que éramos amigos...


¿Porque nunca le dijo la verdad? ¿Por qué nunca le revelo por lo que estaba pasando?


Ella jamás hubiera dudado en darle la cantidad de dinero que necesitaba y mucho más si con eso lograba salvar la vida de su hermanita. ¡Por Dios, si era solo una niña! Ella jamás hubiera podido soportar que algo así le ocurriera a su dulce Anana, ¿Cómo era posible que Sanji haya soportado toda esa angustia?


–Pudding... – Con la misma fuerza que la castaña lo estaba acorralando, Sanji entrelazo sus manos contra las suyas, haciendo que esta levantara la vista para observarlo fijamente. – Por la misma razón que eres mi amiga, no te dije nada. Esto es algo con lo que solo mis hermanos y yo tenemos que lidiar. – Le afirmo convencido –Hubiera sido un charlatan si te pedía a ti arreglar mis problemas. – Sobre todo porque sabía que Pudding siempre había estado rodeada de gente falsa que solo buscaba sacarle provecho su fama – Nunca busque relacionarme contigo por los millones que habitan en tu cuenta bancaria, sino porque tú y yo nos parecemos bastante y en verdad aprecio tu amistad.


–Sanji... – Sus ojos se cristalización mientras repetía el nombre del rubio – ¿¡Cómo puedes ser tan...!? – se ocultó sobre su hombro, mientras soltaba gotas amargas por la triste realidad del rubio, que a pesar de ser consciente que pronto lo perdería todo, lograba mantenerse se pie para devolverle una sonrisa y tratar de confortarla.


–No pueden irse... – Le susurro – No deben... ¡No deben darse por vencidos! – Lo miro desafiante, pero poco a poco sus palabras perdieron fuerza.


–No es tan fácil como piensas.


–¡Claro que los es! ¡Si ustedes no luchan por ella! ¿Entonces, quién lo hará?


–...Pudding – Las palabras de la castaña estaban empezando a replantear esa interrogante que el tanto deseaba alejar.


–¡No, Sanji! ¡No te des por vencido! ¡No lo hagas! Aun debe haber algo que puedan hacer. Estarán cometiendo un grave error si–


¡Demonios!


–¡¿Acaso crees que no lo sé?! – En verdad no quiso gritarle. Pudding no tenía la culpa de nada, pero...


Todo se había vuelto tan difícil...


–¡Por supuesto que no quiero irme! Si fuera por mí me quedaría hasta el final a luchar por la vida de mi hermana, pero... ella no merece seguir sufriendo solo por nosotros. – Porque si, había sido un tormento sin fin para Reiju, ¡Mierda! Había soportado tanto solo por ellos y por más frustrante que fuera para él, no podían hacer nada ¡Absolutamente nada! Para aminorar su dolor.


–...Me siento tan confundido. – No quería dejarlo todo por irse a Rusia, odiaba el frío, además le gustaba su trabajo. Él y sus hermanos habían llegado a construir un hogar a pesar de todo ¡Si, quizás no eran la familia ejemplar! Pero... eran felices. – No sé qué hacer.


Amaba lo que habían logrado construir, pero amaba mucho más a Reiju.


Pudding permaneció en silencio mientras dejaba que Sanji desquitara toda su frustración con ella. Sufría, él estaba sufriendo y ella sufría con él.


–Sanji...– Lo llamo, y repitiendo el mismo gesto que él había tenido con ella, entrelazo sus manos con las de el. – Quizás yo no sé lo que se siente tener una hermana con cáncer y todo el dolor que conlleva, pero... Si entiendo de sacrificio.


El mismo sacrificio que ella vio todos los días desde que era una niña, sus hermanos mayores prácticamente renunciaron a tener una vida propia luego de que Perospero y Compote se fueran. Solo para que a ellos jamás les faltara el amor y solides de los padres que jamás tuvieron. Su madre jamás les pidió a sus hijos hacer tal labor, a fin de cuentas contaban con miles de nanas para atenderlos las veinticuatro horas del día, pero jamás fue capaz de entender porque ellos seis decidieron cargar con esa responsabilidad de igual manera, en especial Katakuri y Smoothie.


Ellos no eran sus padres biológicos, no tenían ningún deber con ella ni sus hermanos más allá de brindarles un genuino amor fraternal.


Pero aun así lo hicieron.


Nunca supo que fue lo que los orillo a tal decisión. Solo una vez se atrevió a tocar el tema con Smoothie, y su respuesta – Tan clara como confusa – fue suficiente como para que no se atreviese a preguntar más, ya que...


«Nunca quisimos que ustedes vivieran todo lo que nosotros tuvimos que experimentar»


...Sabía que la respuesta no le iba a gustar.


–No es fácil renunciar a los sueños de uno para velar por el de otros, Sanji, pero son esos sacrificios los que realmente vale la pena, porque es algo que sale del corazón.


Las palabras de Pudding hicieron que el cuerpo de Sanji se pusiera rígido. Solo contó con unos pocos segundos para profundizar en esas palabras, pero lo entendió de inmediato. Sin pensarlo dos veces abrazo a la castaña dejando sorprendida a Pudding por el repentino cambio de actitud.


Claro, él siempre lo supo.


–¿Sa-Sanji?


–Gracias, Pudding. – Tenía razón, tenía toda la jodida razón – Gracias por darme la respuesta.


¿Cómo pudo haber dudado de sí mismo?


–¡Espera, Sanji! ¿A dónde vas?


–¡Tengo que ver a alguien! Te llamo luego, Pudding – Ni siquiera se detuvo a escuchar la respuesta de la castaña. Sabía lo que tenía que hacer, y esta vez, ya no tendría más dudas.


Pudding se quedó incrédula ante la rápida despedida de Sanji, ni siquiera le pudo ofrecer llevarlo. El rubio ya había desaparecido de su campo de visión.


–...Sanji – susurro al viento, en un llamado que se perdió en el aire.


–Ellos se irán, ¿No es así? – Pudding dirigió su mirada hacia una joven de cabellos azulados que apoyaba una de sus manos sobre el vano del ingreso al restaurante.


– No es justo – Vivi no necesito de una confirmación de parte de la castaña para saber la respuesta, su eterno silencio fue más que suficiente. Golpeo la puerta con el puño cerrado en un intento por entender algo que escapaba de su imaginación. – ¡Maldición, no es justo!


–Me gustaría hacer algo por él, y por su familia. – Hablo derrotada la Charlotte.


–Entonces, ya somos dos.


–¿Cuándo se irán? – Pregunto la castaña.


–Sanji me comento que Ichiji había comprado los pasajes para pasado mañana, se irán en el primer vuelo a Moscú.


–¿Quién es Ichiji? – Pregunto inconscientemente.


–Su hermano – Acoto – Bueno, los cuatro tienen nombres muy singulares.


–Cierto, me dejo perpleja cuando me dijo que tenía gemelos cuatrillizos– Se sobo la frente al recordar ese detalle y al descubrir nuevamente su vista, pudo ver como la chica le estrechaba la mano con una sonrisa.


–Soy amiga de Sanji desde que éramos niños, y veo que tú también te preocupas mucho por él, así que-


Ni siquiera había terminado su presentación y Pudding ya la tenia sujeta de un fuerte abrazo.


–Cualquier amiga de Sanji es mi amiga también. Soy Charlotte Pudding.


Lo sabía, ese apellido no pasaba para nada desapercibido en Inglaterra. Dado que Pudding pertenecía a una de las familias más poderosas del continente.


Pero eso no le podría importar menos a Vivi, ya que ella no estaba tratando con la supermodelo estrella o la hija de la famosísima «Big Mom», sino con Pudding, una chica tan normal como ella que compartía el mismo sentimiento de impotencia ante el sufrimiento de su amigo.


–Nefertari Vivi. – Le devolvió el abrazo con una sonrisa.


–¿Nefertari? – Pudding trato de hacer memoria en su cabeza, si bien no sabía mucho de política, la importancia que estaba ganando Perospero en la Cámara de los Comunes la obligaba a saber un poco sobre el tema – ¿Ese no es el apellido de–?


–Nefertari Cobra, el embajador de Egipto en Inglaterra, si, es mi padre.


–Ahora entiendo. Sanji y tú se conocieron cuando tu padre estuvo de embajador en Francia ¿No es así? – A fin de cuentas no era difícil de deducirlo si prestaba atención a la amplia trayectoria política del padre de Vivi.


–Si, vivimos en París por unos años hasta que trasladaron a mi padre a Inglaterra. – Para ella siempre fue algo complicado entablar amistades. A causa del demandante trabajo de su padre tenían que estar mudándose constantemente, China, Singapur, Tailandia, Arabia Saudita, Turquía, y muchos otros lugares más. Por esa misma razón, para ella fue un respiro de aire fresco el llegar a Francia. – Conocerlo fue de las mejores cosas que me pudieron pasar, y su hermanita, Reiju, es quizás la niña más encantadora del mundo.


Al ver como los ojos de Vivi empezaban a brillar cuando hablaba de la pequeña, no pudo hacer más que sonreír tristemente –Vivi ¿Te importaría hablarme un poco más sobre... Reiju? – Pregunto acongojada.


La joven mesera fue contagiada por el mismo sentimiento que embargaba a Pudding, pero tras un largo respiro, empezó a hablarle largo y tendido a Pudding sobre aquella maravillosa y valiente niña.


Estuvieron hablando prácticamente por una hora sentadas sobre la acera del lugar, tanto ella como Vivi se sentían muy cómodas charlando la una con la otra. En todo ese tiempo, Vivi le comento todo sobre Reiju, de lo inteligente que era, también de su gran habilidad con el ajedrez o su poco usual amor por los libros o sus particulares gustos por las cosas oscuras.


–¿Sabes? Creo saber que podemos hacer.


–¿Enserio? Pero, dudo que ellos vallan a–


–La decisión que tomen, solo nos queda aceptarla, pero ellos han pasado por tanto, que cualquier gesto que podamos tener, lo van a apreciar –Le afirmo – Espero contar con tu ayuda, a fin de cuentas no tenemos mucho tiempo.


Además, su agenda estaba colapsando por retrasar aún más su regreso a Nueva York, ¿Pero que podría hacer? El sorpresivo matrimonio de Cracker la había obligado a cancelar muchas sesiones y alargar su estadía en Inglaterra. Aunque también debía de agradecerle a la espontaneidad de su hermano, de lo contrario, jamás hubiera podido rencontrarse con Sanji.


–Entonces tenemos que llamar refuerzos – Inmediatamente Vivi saco su Iphone del bolsillo y marco un numero en específico.


–¿A quién llamas? – Pregunto dudosa Pudding.


Pero Vivi la tranquilizo con la mirada, podía entender la preocupación de la castaña a la sobre exposición de su imagen.


–Descuida mi novia no es ningún paparazzi y también es muy amiga de Sanji. Nos será de gran ayuda... Hola Nami ¿Ya saliste de la facultad?


 


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Nuevamente, lo habían encerrado en esa aburrida habitación, – que más que habitación parecía celda – y a través de las cortinas transparentes, Luffy veía borrosamente todas las maquinas que rodeaban su camilla. Le recordaba un poco a la escena en la que transformaron a Steve Rogers en Capitán América, con la diferencia de que el Cap lo hizo para convertirse en un super humano, y él, lo hacía por un motivo totalmente opuesto.


Torao le advirtió que se mantuviera quieto en lo que él regresaba, de lo contrario, se encargaría de que estuviese sedado lo que restase de su estadía en el hospital. Le comento que tenía que comunicarse con su madre, y a pesar de sus interminables suplicas y reclamos, Torao no cambio de opinión.


Por sobre todas las cosas, no quería que su madre entrara en otra crisis si se llegase a enterar de que se había escapado de su habitación.


Ya había llorado mucho por su culpa, y no quería verla sufrir más.


Ella fue la única que en ningún momento se apartó de su lado desde que lo diagnosticaron, acompañándolo día y noche. Incluso cuando los dolores de su espalda llegaron al punto de hacerse insoportables, ella jamás lo abandono.


Y eso era lo más extraño, después de tanto tiempo, ya no sentía dolor. Habían sido las semanas más horribles de su vida. No había ni un segundo en los que no sintiera que los huesos de su espalda estaban a punto de resquebrajarse. El dolor era realmente indescriptible, pero ahora, ya no sentía nada, como si todo lo que experimento jamás hubiese pasado.


Estaba cansado, sí, pero ya no había dolor.


Escucho unos ligeros golpes en la puerta, e inmediatamente pudo ver a Torao en el marco de la entrada. Como siempre, lo veía sin expresión alguna, y sin distorsionar su mirada, pero cuando el mayor se hizo a un lado para que Luffy sea capaz de ver a la persona que se hallaba detrás del médico, inmediatamente una sonrisa de oreja a oreja se formó en su rostro.


–¡Mamá! – Era increíble, sentía que no la había visto en mucho tiempo, pero no, allí estaba.


–Oh... Luffy. – Ni siquiera espero la autorización del joven oncólogo y corrió hacia donde se encontraba el menor de sus hijos sin pensarlo dos veces.


Law solo observo el recuentro entre madre e hijo desde la distancia, en silencio.


Aunque Rouge se encontrase completamente cubierta bajo prendas médicas y que la gruesa cortina de aislamiento la separase de su hijo, impidiendo que ambos se diesen aquel merecido y largo abrazo, la emoción en los ojos de la mujer era palpable. Inclusive las manos de ambos estaban colocadas de tal forma que solo aquella cortina invisible impedía que sus dedos se rosasen. La mujer no paraba de preguntarle a su hijo como se encontraba, si había podido dormir, o si tenía alguna clase de dolor, aunque fuera el más mínimo, y Luffy con su característica y contagiosa sonrisa, respondía a todas las preguntas de su madre, tratando de reconfortarla y animarla.


Y siguió así, hasta que le pregunto desde hace cuánto estaba despierto.


E inmediatamente, fue Torao quien respondió por el – Su hijo recupero la conciencia hace una hora aproximadamente. En ese mismo momento, fui informado por mi personal de enfermeras y le hice todas las pruebas correspondientes. Luego de eso me decante por llamarla, sabía que usted sería la primera persona que a él le hubiese gustado ver.


Law no tenía ni un pelo de idiota. Sabía que si le decía la verdad a la madre, esta podría hacer un verdadero escándalo, y por el ligero susurro que Luffy le lanzo en forma de «Gracias», supo que el no sería el único en salir perjudicado si Rugue se llegase a enterar que su hijo estuvo deambulando por dos horas en el hospital y sin material médico que lo protegiese luego de una cirugía cuyos efectos colaterales eran altamente corrosivos.


Además, apenas el mocoso volvió a poner un pie en la habitación de aislamiento, mando a sus obtusos residentes a que le hicieran todos los exámenes clínicos posibles para descartar cualquier tipo de irregularidad.


Y para su tranquilidad, todos los resultados habían salido dentro del rango aceptable, así que técnicamente, – y obviando unos cuantos detalles, – no había la necesidad de tomar medidas especiales.


–Entonces, ¿Cuánto tiempo cree que mi hijo tenga que estar aislado de todo? – Repregunto con cierto recelo. A pesar de saber que era necesario que Luffy pasara por este proceso, no quería que estuviese encerrado y alejado del mundo las veinticuatro horas del día.


–Como le explique antes, tenemos que esperar a que su cuerpo produzca nuevas células hematopoyéticas para que estas reanuden la producción de glóbulos y plaquetas. Solo de esa manera el podrá crear un nuevo sistema inmunológico. Por lo que los primeros treinta días serán vitales. Así que le pido, señora Rouge, que este al tanto de que su hijo no cometa ninguna imprudencia, por favor.


–¿¡Que!? E-Entonces ¿¡Estaré aquí encerrado por un mes!? ¡Por favor, doctor Torao, no me haga esto! ¡Moriré de aburrimiento!


De inmediato, Law le dio una mirada asesina. El mocoso debía agradecer de que su madre estuviera en la misma habitación, de lo contrario ¡No dudaría en dormirlo de un puñetazo!


Sino deseas morir de una forma mucho más horrible, te recomiendo guardar silencio...


–Ya escuchaste Luffy. Supongo que nos quedaremos en Londres por una temporada, le avisare a tu padre para que tome el primer avión de Edimburgo.


–¡Pero Mamá–!


–¡¡Luffy!! ¿¡Dónde estás!? – El menor tuvo la oportunidad de refutar nada más cuando escucho aquel grito desde quien sabe dónde. Instantáneamente sus ojos se cristalizaron de la alegría, ya que el conocía bien al dueño de esa voz.


Y en seguida, un grito igual de potente impulso sus pulmones.


– ¡¡Ace!!


 


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Sintió un ligero temblor en su cuerpo cuando el frígido metal de las tijeras empezó a cortar – con extremo cuidado – el vendaje que rodeaba su cabeza. Paso saliva rápidamente cuando unos delgados dedos empezaron a tocar lo que el dedujo, era su cicatriz.


Su presencia lo ponía muy nervioso y no le gustaba la idea de que ella estuviera en contacto con una zona tan indecorosa de su cuerpo – ¿Tan mal se ve? – Pregunto con cierto dejo de preocupación.


–Fufufufu, míralo tú mismo. – La vio sacar un espejo de la gaveta lateral de la camilla y al ponerlo frente a él, Yonji quedo alucinado.


–No puede ser... – De no ser porque reconocía perfectamente el color de sus cabellos, hasta pensaría que le estaban mostrando otra cabeza – No... No hay cicatriz.


–De hecho si la hay, – Reconoció – pero es casi imperceptible.


–¡Joder! Se ve genial – Estaba sin palabras – ¿Cómo lo hiciste, Robin?


La morena sonrió complacida, no había mejor reconocimiento a su labor que la satisfacción de sus pacientes.


–Muchas horas practicando en el laboratorio de suturas tienen sus resultados. – Le sonrió mientras guarda sus utensilios quirúrgicos. – Pero también fue gracias a ti, tienes buena cicatrización.


–¿Enserio? Y.. y no solo eso, mi cabello. – Se encontraba realmente aliviado – Ya me había hecho a la idea de que tendría un agujero en la cabeza cuando me sacaras el vendaje.


–Siempre que puedo trato de mantener el cabello de mis pacientes. De por si es un trauma muy grande pasar por una cirugía cerebral como para que encima la persona sufra otro shock innecesario al verse al espejo y no reconocerse por la pérdida de cabello. – Le comento a la par que tomaba una de las tomografías de Yonji entre sus manos para revisarla detenidamente... –Además, me gusta mucho tu cabello y me daba mucha pena cortarlo, es muy bonito.


Me recuerda un poco al de él.


Al escucharla, Yonji aparto el espejo y dejo de jugar con su cicatriz. En cuestión de segundos termino completamente sonrojado. Quizás "bonito" no era el cumplido que él hubiera buscado, pero al menos era algo.


–Gr-Gracias. – Contesto avergonzado – A mí... A mí también me gustan tus ojos. – ¿¡Pero qué cosas estaba diciendo!?


–¿Qué?


Oh ¡Demonios!


–Que... – ¡Joder! ¡Di algo, lo que sea! – Que tengo piojos. – Soltó sin pensar.


Excelente primera impresión, tarado.


Bien, ahora se sentía como un perfecto imbécil. De seguro Robin creerá que hizo mal su cirugía y termino dejándolo con retraso mental severo, o algo incluso peor. Rehuyó la mirada de la morena, avergonzado. Pero lejos de sentir su rechazo o algún tipo de comentario negativo por parte de ella, Yonji recibió respuesta muy inesperada.


Robin había empezado a reírse.


Y se reía de tal forma que creaba por sí misma una sinfonía completa, no era una risa escandalosa o molesta, sino todo lo contrario, era pausada y deleitosa.


El sonido más agradable que Yonji escucho en mucho tiempo.


– Yonji, eres un chico muy–


–¿Cu-Cuando me podre ir de aquí? – La interrumpió avergonzado. Quería cambiar de tema lo más pronto posible.


De inmediato la pose de Robin se puso seria, tenía que analizar mucho su respuesta. Ya estaba al tanto de la solicitud de los Vinsmoke y la misma Reiju le había comentado muy emocionada del viaje que realizarían a Rusia cuando fue a la habitación en la que se encontraba los hermanos para notificarle a Yonji que hoy le retiraría los vendajes de la cabeza.


Se coloco un nuevo par de guantes quirúrgicos y nuevamente volvió a recorrer con sus manos los restos de la intervención de Yonji.


–Yonji, la cirugía que te practique fue de alto riesgo. Normalmente las personas que pasan por hemorragias subaracnoideas tienen un periodo de recuperación que varía entre las tres a doce semanas.


–¡Pero eso es–!


–Déjame terminar por favor. – Le pidió calmada – Se que tu caso es muy particular. Sin embargo, medicamente hablando, no es recomendable que te de el alta hasta dentro de cuatro semanas más – El peliverde sufrió un estremecimiento al escuchar esa cifra.


Cuatro semanas... era mucho tiempo


–Pero...– Suspiro derrotada. – También sé que no puedes quedarte. – Jamás privaría a Yonji de pasar los últimos momentos de Reiju a su lado. Ellos merecían pasar todo el tiempo que les quedase juntos. – Programare tu alta para esta tarde, pero debes de prometerme que no harás ningún tipo de esfuerzo físico y cumplirás con todas las reglas que... ¡Espera, Yonji aun no termino!


–¡Oh, no puede ser! – Ignorando las palabras de la morena, su cuerpo fue embargado por una alegría tal, que termino por cargar la joven doctora de un solo movimiento – ¡Gracias, Robin!


–¡Yonji, bájame! – Le llamo alarmada – Recuerda que no puedes hacer movimientos bruscos.


–Mierda. – Lo último que deseaba era incomodar a Robin, por lo que se apresuró en soltarla – Lo siento.


Pero con solo cargarla por unos segundos, se dio cuenta de que Robin era tan ligera como una pluma.


–Descuida, Descuida. Está bien, es normal que te emociones – Lo tranquilizo tomándolo ligeramente de los hombros – Solo quiero que estés bien. Así que prométeme que vas a cuidarte ¿Sí? – Le dijo con una sonrisa mientras le giñaba el ojo muy ligeramente. Fue un simple gesto, pero solo eso fue suficiente para dejarlo sin habla.


¡Vamos! Se hombre y dile algo...


–Ro...


–¡¡Doctora Robin!!


Su ligero llamado fue absorbido por el potente grito que ingreso de improvisto y sin tocar al consultorio de la neurocirujana. Robin desvió su atención de el cuándo escucho el alarido de un joven de cabello rubio, vestido con las mismas ropas que Robin, aunque de una tonalidad diferente. Por su mirada, Yonji pudo notar que se encontraba muy preocupado.


–Por Dios, Yonji en verdad lo siento – Se disculpo avergonzada al ver la actitud tan reprochable de uno de sus residentes – ¡Sabo! ¿Qué es lo que te ocurre? No puedes ingresar de esa forma a mi consultorio mientras estoy atendiendo.


–Disculpe mi impertinencia Doctora Robin, pero se trata de una emergencia. Chico de quince años en accidente de tránsito. – Le hablo exaltado.


Una vez pasado el escándalo con el paciente extraviado de oncología. El Doctor Trafalgar había enviado a todos los residentes a urgencias para que fueran de utilidad – Con la única advertencia de que si mataban a un paciente, el los mataría a ellos. – Sin embargo, cuando llego todo el lugar se encontraba abarrotado y no tuvo otra opción que ir a radiología a ver si podía ser útil allí. Fue entonces cuando le ordenaron llevar unos resultados a neuro para una interconsulta. No tuvo que pensarlo dos veces y de inmediato busco a la doctora Robin.


–No puede ser... – Si había una emergencia médica que odiaba, era esa. Nunca se sabía lo que podía pasar con esa clase de pacientes – ¿Yonji me das un segundo? – Solo esperaba que no fuera nada tan grave.


–Cl-Claro.


–¿Tienes su resonancia? – Sin dudarlo, el joven le entrego un sobre de regular tamaño del que Robin rápidamente retiro un par de imágenes para colocarlas en su negatoscopio . Analizo ambas imágenes por unos cortos minutos, y luego llamo a su residente – ¿Qué ves allí? – Pregunto sin reveces.


–Por Dios... – Se quedo sin palabras al ver el estado de las pruebas – Sus vertebras, desde la C3 hasta la T8, presentan graves fracturas causadas por la compresión arterial del accidente, y no solo eso, su T5, prácticamente esta partida a la mitad. Eso quiere decir que... Quedará tetrapléjico.


Yonji se quedó boquiabierto al escuchar el diagnostico del otro doctor ¿Tetrapléjico? Eso quería decir que ese chico ¿No podría volver a caminar? Solo tenía quince años...


–Te equivocas, Sabo. – Corrigió inmediatamente la morena y la sorpresa que se llevaron ambos hombres ante la seguridad de sus palabras fue brutal.


El rubio ignoro los resultados del paciente para ver con aun mayor incredulidad a su titular de neurocirugía – Pero Doctora Robin...


–Es cierto, sus vértebras cervicales y torácicas presentan un daño mayúsculo, pero siempre tienes que ver más allá de lo que te muestran los resultados clínicos. Por esos somos cirujanos, Sabo. Ahora quiero que observes nuevamente. – Le incito mientras señalaba los puntos críticos de la radiografía – A pesar de que algunos nervios espinales se encuentren inservibles, su medula espinal aún se encuentra completa, algo dañada en la T5, pero completa, ¿Y si tenemos eso, entonces...?


–Es posible una restauración... – Le nombro aun sin creerlo del todo – pero doctora Robin, esa cirugía seria altamente riesgosa, tomaría mucho tiempo y el paciente correría un gran riesgo de morir en la mesa a causa de las infecciones.


–Bueno, si tienes algo mejor que hacer en vez de asistirme en un procedimiento de más de quince horas que muy probablemente cambie tu perspectiva médica, no hay problema.


–¿Bromea? – A decir verdad, le había prometido a Koala que irían al cine en la noche, pero ella entendería – ¡No me lo perdería por nada del mundo!


– Entonces apresúrate y ve a lavarte. – Le dio esa última indicación con una sonrisa – Este niño depende de nosotros si quiere volver a caminar.


Yonji se quedó completamente asombrado ante lo que acababa de ver, Robin no solo era una mujer hermosa, sino que también muy inteligente y extremadamente compasiva. Ese sujeto prácticamente había desdichado a aquel chico al segundo de ver sus resultados, sin embargo, Robin vio la más mínima oportunidad de salvarlo y se aferró a ella. No solo veía a sus pacientes como simples cuerpos con enfermedades que había que curar, sino como lo que en verdad eran, personas.


Era imposible que una chica tan maravillosa como ella estuviera si quiera a su alcance.


–Nuevamente te pido perdón Yonji, pero creo que tendremos que dejar este momento para después – Ofreció apenada.


«–No tienes que disculparte por nada... tú en verdad eres una mujer única. – Desgraciadamente para él, al ver como los zafiros de Robin creían enormemente para luego dar una ligera risilla, quiso que le diera otra hemorragia.


–¿Lo dije en voz alta, no?


–Fufufu, tengo que irme – El peliverde no necesito de una confirmación, sabía que si Robin lo hacía muy probablemente morirá de la vergüenza. Sin embargo, intempestivamente la pelinegra detuvo su andar y lanzo una última mirada hacia el menos de los Vinsmoke – Yonji, ¿Puedo hacerte una pregunta?


–La que sea. – Le afirmo seguro.


–Si Reiju... tuviera aunque sea el más mínimo chance de poder salvarse ¿Lucharían por ella?


No espero ese tipo de cuestionamiento, y sus ojos rápidamente reflejaron el asombro que sintió ante tal interrogante.


Inmediatamente Robin estuvo a punto de disculparse por su imprudencia al sentir el silencio inicial del menor sobre su espalda. No debía cuestionarlo sobre asuntos tan delicados, ella no tenía porque–


–Al igual que tú, que haces un gran esfuerzo para salvar las vidas de todas las personas que puedas aunque sus probabilidades sean mínimas... – Reflexiono – Yo jamás permitiría que Reiju perdiera esa oportunidad, aunque el chance fuera mínimo... – la voz de Yonji sonó completamente convencida, – ...Desgraciadamente, sé que esa oportunidad ya no existe para ella... – pero poco a poco se fue apagando.


Se vieron por interminables segundos, ella analizando sus palabras y el grabando en secreto todos sus rasgos en su mente.


– Gracias por tu honestidad, Yonji. Espero que tengan un muy buen viaje y que puedan disfrutar del mayor tiempo posible con Reiju, es una niña impresionante.


–Si, Si que lo es. – A pesar de que su mente le retumbaba que le dijera algo más, de sus labios no salió ni una palabra. Únicamente la vio alejarse lentamente, pensando que quizás sería la última vez que vería su imagen.


–Ah, y una última cosa – Robin llamo su atención antes de desaparecer por completo de su vista, lentamente le devolvió la mirada con una sonrisa – Aprecio mucho que te gusten mis ojos.


–¡Ahg! ¡No puede ser! ¿¡Lograste escucharme!?


–Fufufu. – Por supuesto que lo hice Yonji, pensó en silencio.


 


...............................................................


 


A medida que terminaba de leer cada párrafo del maldito informe que presionaba con fuerza entre sus brazos, los deseos de sacar su arma y apuntarle en la pierna al idiota que estaba frente a él, crecían exponencialmente.


Internamente, se debatía entre dispararle el mismo o simplemente darle de baja. ¡Esto no podría ser posible! ¡Los daños que ese idiota había causado en la zona oeste de Londres sobrepasaban las veinte millones de libras! Además, tendría que dar miles de explicaciones a sus superiores.


¡Lo iban a destrozar por esto!


–No sé cómo mierda hacías las cosas antes de llegar aquí, pero te recuerdo ¡¡Que ahora estas bajo mis ordenes!! ¡Vuelve a causar otro alboroto de esta magnitud en la ciudad y tu próxima misión será ir de infiltrado a Somalia! ¿Quedo cla–?


–Te recuerdo que de no ser por mí, aun seguirías negociando un trato con esos mafiosos por un simple código. – Lo callo al instante – Y tampoco me vendrían mal unas vacaciones, escuche que el clima de Mogadiscio es muy soleado por estas épocas. – Ya había tenido suficiente por una mañana. – Me voy, aún tengo trabajo que hacer.


–¡Maldito hijo de puta! ¡Vuelve en este jodido instante–!


A pesar de haber escuchado perfectamente a su jefe, no le devolvió la mirada ni por un segundo. 


El no seguía ordenes de nadie.


Se encontraba un poco cansado y no tenía tiempo para aguantar los ataques de rabia de ese loco. Su primera misión en Londres había consistido en algo simple, recuperar información, pero no espero que la resistencia que encontrase fuese mayor de la que pensaba. Además, el haberse quedado con Sanji la noche anterior a ese acontecimiento, – sobre un maldito y mugroso piso de concreto – no había sido una decisión muy sabia. Aunque debía reconocer que el rubio tenia un punto a favor, jamás hubiera hecho eso por otra persona y a pesar de sentir que su espalda le retumbaba, recordar los momentos que compartió con Sanji hacían que el dolor valiese la pena.


Apenas salió de la oficina principal, se encontró con la figura de cierta mujer que él conocía muy bien. Lo veía divertida, emanando un aire de superioridad.


–Oh – Honestamente, no espera verla tan pronto – Pero si eres tú, cuatro ojos.


–Zoro – El peliverde pudo reconocer cierto tono de reproche en su voz – No es buena idea tentar a la poca paciencia de Greenbull en tu primera semana.


¡Demonios! Tashigi no había cambiado nada, seguía tan cuadriculada como siempre.


Ambos se habían conocido cuando los asignaron juntos a una misión en el medio oriente, y habían compartido algo más que una simple camaradería. Luego de su exitoso encargo, de inmediato se les ofreció un jugoso acenso a ambos, pero fue únicamente Tashi la que acepto el nuevo cargo y por consiguiente, su traslado a una cede europea. Pero a fin de cuentas, también pudo sacarle provecho al acenso de Tashi, ya que fue gracias a ella que logro conseguir su transferencia a Londres luego de pasar una larga temporada en el golfo de México.


–¿No tienes nada mejor que hacer en vez de venir a molestar?


–Solo soy precavida, Zoro. No tienes idea de todas las personas a las que tuve que convencer para que aceptaran tu traslado. Reconozco que eres un gran agente, y de los pocos que han conseguido llevar con éxito todas sus misiones, pero ciertas cosas en tu historial dejan mucho que desear. Así que un gracias no estaría de más. – Le hablo por encima del hombro y empezó a caminar.


–Pero que insufrible eres mujer. – Bufo molesto.


Fue la misma Tashi quien se tomó el trabajo de guiarlo hacia su nueva oficina. En el camino, pudo sentir muchas miradas desconfiadas sobre él, pero lo tenían sin cuidado. A fin de cuentas, para llegar hasta donde estaba tuvo que cometer ciertos actos de los cuales no se enorgullecía. Sabía de sobra que todo eran apariencias, ya que las mismas personas que lo veían con ojos juzgones, saludan con excesivo respeto y efusividad a Tashi.


Malditos hipócritas, ¿En verdad creen que Tashigi no rompió las mismas reglas que yo para conseguir la subdirección de la sede?


Al ingresar a lo que sería su nuevo salón de juegos, se encontró con las únicas dos personas de todo ese maldito manicomio cuya presencia era al menos tolerable para él.


–¡Ya era hora idiota! De seguro perdiste una hora deambulando por ahí mientras buscabas este lugar.


–Gracias jefa, de no ser por ti, probablemente jamás nos hubiera encontrado.


–Yosaku, Johnny – Menciono los nombres de sus subordinados con tirria – Ahora es cuando me pregunto porque los traje conmigo.


–Porque sin ellos estarías perdido en el espacio-tiempo, Zoro. – Le recordó Tashi mientras ingresa sin su autorización a su oficina.


No quiso iniciar una discusión innecesaria con la cuatro ojos y prefirió ignorarla – ¿Qué tenemos? – Pregunto rápidamente.


– Mira esto, jefe. – Johnny le lanzo de inmediato un expediente que Zoro tomo sin problemas y procedió a leer rápidamente mientras escuchaba la voz del pelinegro de fondo – Aparentemente, existe un cargamento altamente sospechoso llegando al puerto de Londres en cuatro horas, proviene de Nigeria.


–¿Nigeria? Pero si es una ruta secundaria. – Cuestiono sospechoso.


–Últimamente el uso de las rutas africanas se ha potenciado. – Le explico Tashi, mientras se disponía a encender un cigarro – El trayecto es hasta tres veces más largo pero de esa forma los malditos pueden evitar los controles aduaneros de los puertos europeos o americanos al amarrar sus embarcaciones en países como Nigeria o Costa de Marfil. A cambio de jugosas cantidades de dinero, claro está.


–¿Contenido?


–Cargamento repleto de drogas, en su mayoría cocaína, un par de toneladas de armas de fuego y algo de contrabando. – Le contesto Yosaku como si fuera lo más normal de mundo. – En fin, un poco de todo lo que él de arriba nos dice que no hagamos.


–Este trabajo se pone cada día más interesante. – Cerro con fuerza el informe – Sera mejor que nos apresuremos, algo me dice que será un día muy largo. Saldremos en media hora. – El informo a sus subalternos – Que el resto del equipo esté listo, tenemos mucho trabajo que hacer.


Cuando ambos hombres se retiraron del lugar, Tashi aprovecho para llamar la atención de Zoro y sacar un objeto de su bolsillo para lanzárselo sin cuidado, logrando tomarlo sin problemas en el aire.


–Procura no hacer mucho alboroto esta vez ¿Quieres? – El humo contenido en sus pulmones salió despacio hasta chocar con la nuca de Zoro. Sabia por el tono de Tashi, que la advertencia era clara – Ya contamos con muy mala fama en este país como para que ahora llegues tu a alborotar aún más las cosas.


–Como digas... jefa. – No pudo evitar hacerle una última broma.


–Idiota.


Antes de irse Zoro le dio un vistazo a su nueva placa, complacido, y salió del lugar.


 


Roronoa Zoro


Comandante de las Fuerzas Especiales


INTERPOL


 


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Luego de la primera noche de Luffy en el hospital, – y de su encuentro secreto con el señor Newgate – Ace logro convencer a su madre de que fueran a pasar la noche a un hotel cerca al Támesis. Mas allá de su comodidad, dado que el podía dormir hasta en el piso y con almohada de piedra sin problemas, le preocupaba su madre. La enfermedad de Luffy había causado en Rouge severos trastornos de sueño por la incansable preocupación que sentía por su hermanito, y ahora que ya todo había terminado, – o al menos eso quería pensar – deseaba que ella estuviera lo más cómoda posible.


Por esa razón, a pesar de que su madre fuera dueña de una propiedad muy vistosa a las afueras de Londres. Optaron por pasar la noche en el Royal Horseguards Hotel que se encontraba a orillas del Támesis y en una ubicación estratégica con el Saint Thomas, para que a primera hora de la mañana estuvieran de regreso en el hospital. Sin embargo, algo que Ace nunca espero, fue quedarse completamente dormido al día siguiente. Por lo que su madre no tuvo otra opción más que dejarlo cuando llamaron del hospital para avisarle que Luffy había despertado.


Así que cuando leyó la nota de la bellísima mujer que lo trajo al mundo, – en la que le indicaba que primero tenía que desayunar bien y luego dirigirse inmediatamente hacia el hospital porque Luffy había recuperado la conciencia, – se olvidó hasta de comer por la alegría que le causo la noticia y salió corriendo al encuentro de su hermanito.


Pero se enfrentó a un ligero problema logístico cuando llego al hospital. Había olvidado en que habitación se encontraba Luffy, y no se le ocurrió mejor solución que gritar su nombre a todo pulmón por todo el pasadizo.


Si, quizás fue algo desconsiderado, pero sabía que era la forma más practica de encontrar a Luffy, ya que del apuro por llegar ni siquiera había llevado su móvil consigo, así que tampoco podía llamar a su madre para saber dónde se encontraba. Aparte, jamás le darían acceso a su hermanito si preguntaba en la recepción por él. No por nada Luffy estaba en "aislamiento"


Sus esfuerzos dieron frutos cuando la potente voz de Luffy le indicio el camino para llegar hacia él. Desgraciadamente su encuentro fue retrasado por su madre, que lo regaño a mas no poder por ocasionar un escándalo en un hospital y también por el nuevo medico de Luffy, que le advirtió que si volvía a hacer otro griterío, le pondría una orden de restricción al lugar.


No obstante, cuando por fin pudo volver a encontrarse con Luffy, lo embargo una gran felicidad – Obviamente su encuentro se dio luego de ser arrastrado a colocarse un sinfín de ropas extrañas, además de una mascarilla que apenas y le permitía respirar – Todo porque, según el oncólogo – que más que oncólogo tenía pinta de asesino a sueldo, – tenía que cumplir con las medidas obligatorias de bio-noseque.


–Shishishi. Pasaste por muchas cosas para llegar hasta aquí, Ace. – Soltó con un gesto divertido. Escuchar el relato de su hermano sobre toda la travesía que tuvo que hacer para encontrarlo era muy entretenido para él. – Gracias.


–Vamos, no fue nada Luffy. – Si, estaba contento de estar nuevamente reunido con su hermanito.


A pesar de que no siempre fue así.


Tenía solo siete cuando su madre se casó en segundas nupcias con Dragon, y para él fue un choque extremadamente fuerte que de la noche a la mañana tuviera que dejar su vida en Londres para ir a Edimburgo y no contentos con quitarle eso, también debía compartir a su madre con Dragon y su molesto hijo, que siempre lo seguía a todas partes sin importar a donde fuera. Maquino mil ideas para alejarlo de él lo más posible, pero fue en vano, Luffy no lo dejaba en paz ni un momento.


No obstante, fue gracias al padre de Dragon, Monkey D. Garp, – Que sin importarle que él no llevase su sangre o apellido, lo arropo y crió como un nieto más – el que consiguió, por las malas, que ambos forjaran un vínculo indestructible en el que siempre pudieran contar el uno con el otro.


Pero ahora, aquellos días en los que él y Luffy solían perderse por horas entre los frondosos bosques de Edimburgo, se veían tan lejanos, y lo único que deseaba era que su hermanito se recuperase para volver a su hogar, y zarpar juntos hacia el mar.


Tal y como lo prometieron cuando eran niños. 


–Oye, Ace. – El murmullo del menor, reanudo la atención de Ace hacia su hermano.


–Dime.


–Ya me aburrí de estar encerrado, – de nuevo.


–Maldición Luffy... –Antes de continuar, le dio un ligero vistazo a su madre, que seguía enfrascada en su interminable conversación con aquel inusual médico, y aprovecho para acercarse lo más posible a la cortina que lo separaba del menor, haciéndole un gesto para que el también hiciera lo mismo. – Escucha, mamá ya me hablo de tu aislamiento y sé que apesta, pero no hay nada que pueda hacer. Piensa esto, si cumples al pie de la letra con esta parte, en cuestión de nada estaremos devuelta en casa.


Era extraño que él, siendo un londinense de nacimiento ahora solo viera a su ciudad como un lugar carente de vida y muy gris.


–Ya sé, pero estar aquí es muy aburrido, Ace – Bufo mientras inflaba sus mofletes. – ...Si tu estuvieras en mi lugar tampoco aguantarías estar aquí.


Sabía que Luffy tenía que cumplir con este paso para recuperarse, pero era inevitable que le afectara verlo en esa posición. Que alguien con un alma tan libre como la de él, se encontrase encerrado de esa forma y sin contacto con el exterior era duro de digerir.


Solo espero que este idiota no se le haya ocurrido escaparse de su aislamiento. Aunque conociéndolo, no me sorprendería que ya lo haya hecho... pero, si ya lo hizo una vez...


–Escucha, tengo una idea – Le susurro el pecoso – pero debemos esperar a que tu neurótico doctor, se valla de aquí.


–¿Quién? ¿Torao? Shishishi – Si quizás era algo serio, pero le agradaba su fría actitud – No lo llames así ¡Es muy divertido!


–Como digas – Soltó sarcásticamente – Ahora escúchame con atención...


 


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–Comprendo que le afecte no ser capaz de siquiera tomar la mano de su hijo, pero tiene que entender que ahora es cuando llega la parte más difícil. – Dio un vistazo rápido al mocoso Monkey y prefirió tomar sus precauciones – Venga conmigo, por favor.


Rouge sintió un retorcijón en el pecho por las palabras del oncólogo y le dio una rápida indicación a Ace y Luffy de que pronto estaría de regreso.


Cuando ambos estuvieron fuera de la habitación lejos de la presencia del mocoso y su hermano buscapleitos, reanudo su discurso – En estos momentos él se encuentra estable, pero no pasara mucho para que su cuerpo empiece a sentir los efectos secundarios del procedimiento – Hizo una pausa al ver el semblante preocupado de la madre. Esto sería duro pero tenía que ser honesto con ella y hacer que comprendiera la gravedad de la situación – Mas temprano que tarde volverán los vómitos, la fatiga, las fallas respiratorias y las hemorragias, una tras otra y no pararan.


–Hay alguna forma de que mi Luffy... ¿No pase por eso?


–No. Es inevitable. – Vio como la mujer hizo un esfuerzo para tomar todo el aire posible y de esa forma evitar soltar en llanto. Todavía era renuente a tratar con esa familia, pero aun así, con cierta precaución tomo el hombro de la mujer, para mostrarle que al menos él estaba allí para escucharla – Mire, estamos completamente capacitados para tratar cualquier afección de su hijo, así que no tiene por qué inquietarse. Mas bien, le recomendaría empezar a centrarse en usted.


–¿Disculpe?


–Ayer no pude pasar por alto lo marcadas que se encontraban sus ojeras. Recuerdo que me comento que no podía dormir muy bien desde el diagnostico de su hijo y tampoco olvido el ligero pero constante movimiento en sus piernas, que no es otra cosa que la enfermedad de Willis-Ekbom. 


–¿Que trata de decir?


–Que usted sufre de trastorno de sueño, Rouge, y no solo eso, el tono de su piel esta ligeramente amarillento y su respiración también se encuentra inusualmente acelerada para alguien de su edad y sin antecedentes de patologías respiratorias. Así que, es muy probable que también tenga anemia en etapa inicial. ¿Se ha hecho algún chequeo últimamente?


–N-No, no que yo recuerde. – Rouge se había quedado sin habla. No podía creer que con solo verla un par de veces ese joven había podido sacar un diagnostico completo. Realmente era un médico muy talentoso – Desde que Luffy fue diagnosticado, prácticamente me he centrado solo en él.


–Mandare a que le hagan unos exámenes de sangre para descartar cualquier otra anomalía. La anemia en etapa inicial es fácilmente tratable y con respecto a su trastorno de sueño, le recetare alprazolam en dosis mínimas.


Tras una rápida despedida, se dirigió hacia a la estación de enfermeras. Pudo ver a Koala del otro lado de la recepción, y noto que se encontraba algo intranquila.


–¿Ahora que paso? – Si le decía que había perdido a otro paciente, no dudaría en despedirla.


Koala suspiro largamente, sabía que esto no iba a ayudar a mejorar el humor del oncólogo – El alta de Redleg Reiju ya está lista, solo falta que alguien valla a retirarle las intravenosas para que ella y sus hermanos se puedan ir del hospital.


Su mirada se endureció al escucharla decir su nombre y rápidamente abrió una de sus historias clínicas para hacer su trabajo – Ella ya no es mi paciente, manda a Cosette. – Sentencio sin levantar la vista de los papeles que tenía frente a él.


–¿Esta seguro? – Trato de persuadirlo – Digo, siempre es usted el que–


–¿¡Qué no me escuchaste!? – Le recalco encolerizado – Te ordene que mandaras a Cosette.


–Como ordene Doctor.


No volvió a dirigirle la mirada a Koala y continúo completando sus informes médicos y firmado todas las ordenes que llevaba acumuladas. – Solo deseaba que el día terminase de una vez. – No había ninguna novedad más allá de la que se esperase y a medida que hacia su descargo en el último informe, – perteneciente a Monkey D. Luffy – pudo sentir un intenso par de ojos ámbar centrados en él. Inmediatamente se cerró el informe con fastidio y se encontró de frente con Isuka.


–¿Acaso tengo algo en la cara?


–Para nada doctor Trafalgar. Es solo que–


–¿No deberías estar en urgencias o algo por el estilo? – No tenía tiempo para tonterías.


–De hecho, ya terminé con todos los pacientes que estaban a mi cargo y quería preguntarle cuando podre asistirlo en una cirugía. – Mas que una pregunta, lo sintió como un reclamo.


–¿Y porque debería permitir que me asistieras? – No le importo que su pregunta fuera hecha con total indiferencia.


La peli naranja cambio su expresión de autoconfianza plena a una mirada perdida en segundos. – Bu-Bueno, porque, soy la mejor residente aquí, y Sabo, – Law pudo escuchar como Koala había dejado de teclear cuando mencionaron el nombre del residente – que ni siquiera figura entre los primeros puestos de nuestra clase. Se encuentra asistiendo una de las neurocirugías más impresionantes que se han visto en años. Únicamente porque es tan inútil para tomar un bisturí que lo tuvieron que mandan a radiología para no pusiese en riego la vida de alguien en urgencias. Y es completamente injusto que alguien como él–


–Déjame ver si entendí, – La corto, ya estaba harto de escuchar tanta estupidez junta – Crees que tienes más derechos que los demás ineptos ¿Solo porque crees que eres la mejor? – Río con burla – ¿Quieres que te diga porque Sabo está asistiendo en una cirugía y tu no? Es porque mientras tú, y todos los demás ineptos estaban abarrotando urgencias y pelando como animales en busca de nuevos casos, no pacientes ni personas, casos. Sabo fue el único con el cerebro suficiente para darse cuenta de que no podía ser útil allí y fue en busca de otra cosa que hacer para ayudar. ¿Qué crees? ¿Qué por menospreciar a tus compañeros poniendo en evidencia su falta de talento en comparación al tuyo, te voy a compensar? ¿Qué los trabajos de rutina como sacar muestras o hacer exámenes, te degradan como doctora? Si ese es el caso, lamento decirte que aun te falta mucho por aprender, y no te engañes Isuka, porque para mí, hasta que no me demuestres lo contrario, sigues siendo una completa don nadie. – Sentencio. – Ahora, largo de mi vista.


La joven tenía la mirada desencaja luego de haber escuchado su respuesta, y solo pudo mover sus piernas para que la sacaran de allí lo más rápido posible.


Nunca había sentido tanta vergüenza en su vida como aquel momento.


Solo cuando Isuka salió corriendo del lugar, sintió la mirada inquisidora de Koala y los vistazos temblorosos del resto de residentes.


¡Ya estaba cansado de todo este circo! – ¿Y bien? ¿¡Alguien más que quiera saber cuándo me va a asistir!? Y otra cosa, a partir de mañana todos ustedes, apéndices de la medicina, van a dedicarse a hacer una cosa ¡Llenaran historias clínicas hasta que sus dedos se rompan! ¿Entendieron?


Salió ofuscado del pabellón de aislamiento, y solo cuando empezó a recorrer los pasillos anexos del lugar, empezó a respirar con pesadez.


¡Mierda! ¡Aquí no!


Poco a poco sintió que su caja torácica se encogía.


Por favor, aquí no.


Fallo al tratar de controlar sus repentinos jadeos, y tuvo que sostenerse con fuerza contra una de las mesas que había al lado. No pudo evitar que todos los utensilios y materiales médicos cayeran sin parar.


Entiéndelo


«–Hermano, prométeme que siempre estaremos juntos.


No fue tu culpa.


«–Doctor Trafalgar, descuide. Yo se que pronto me recuperare y me volveré doctor como usted.


–...Trafalgar Law.


–¿¡Que!? – ¿Acaso no podía tener ni un segundo de descanso? – ¡Oh no! ¡Largo! ¡¡Tú eres la última persona sobre la faz de la tierra que deseo ver frente a mí!! – Ya era el colmo, lo que menos necesitaba en este momento era que Sengoku quisiera hablar con él sobre el clima o cualquier otra estupidez mientras estaba en pleno ataque de pánico.


–No me interesa si me quieres ver o no, solo responde ¿Te encuentras bien?


–¡Si! – Enfatizo con cierta dificultad.


–Perfecto, como te encuentras en excelentes condiciones, nada evita que me puedas escuchar – Le recalco el viejo director del hospital – Baje a buscarte porque recibí incontables llamadas de varios laboratorios y químicas agradecidas porque hayas aceptado dar charlas para ellos, y he de decir que en un principio me sorprendió bastante que te hayas prestado para eso, ya que normalmente los tildas de avaros y cicateros, pero luego, – Hizo una ligera pausa – me di con el asombro de que lo hiciste a cambio de más de ¡Un millón de euros en medicamentos y paliativos oncológicos! ¿Crees que no sé porque haces esto? – Reclamo sulfurado.


–¡Agh! ¡Sengoku, me tienes harto! ¡Déjame en paz! Yo puedo hacer lo que se me dé la gana con mi imagen y si quiero que todas las farmacéuticas del Reino Unido y medio continente me llenen de medicamentos hasta los dientes no es tu maldito problema.


–¡Si, quizás ese no sea mi problema! pero lo que sí es mi problema es cuando empiezas a maltratar a mi personal sin razón aparente ¿Crees que no escuche las palabras que le dijiste a chica y a los demás residentes? Querías darles una lección y el fin era el correcto, pero la forma de hacerlo, no. Practícame les diste a entender que eran menos que nada.


–¡Eso es lo que son! ¡Unos inútiles que no saben hacer nada bien y que creen que porque se saben todo el maldito Harrison pueden hacer lo que se les dé la gana ¡Pero yo les enseñare que tiene que obedecerme y hacer lo que yo digo! – Le rugió mientras se golpeaba el pecho, tratando de señalarse a sí mismo.


–Entonces eso no te hace diferente a mí, Trafalgar Law. – Le reprendió con dureza y el entrecejo fruncido.


Casi se ahoga con su propia saliva al escuchar tal disparate...


«Perdóname, Cora.»


«En verdad perdóname.»


Y ni siquiera lo pensó dos veces cuando su puño dio un impacto certero contra Sengoku. En verdad deseaba haber hecho eso desde hace mucho, y con ese último comentario, el viejo se había ganado con creces el premio mayor.


–Eres un malnacido... ¡Como te atreves a compararme contigo! ¡Tu...! Que no eres más que basura que vende su alma al diablo por dinero ¡Tu...! ¡Que pusiste un arma en mi mano y me obligaste a disparar...! ¡¡Por segunda ocasión!! – Le rugió.


Escucho al viejo respirar con fuerza, estaba tosiendo sangre. De no ser porque a último momento mesuro un poco su fuerza hasta pudo haberle destrozado la mandíbula.


–¿Por segunda ocasión? – Respiraba con dificultad – ¿Aun no superas lo que paso a ese niño?


–¡Por supuesto que no maldito pedazo de mierda! – Su voz estaba cargada de desprecio – ¡La única razón por la que no te asesine y tire tu cadáver al Támesis aquel día! Era porque si lo hacía... Si lo hacía... Destrozaría a Corazón.


En aquella época, él no era más que un interno, y la impotencia que sintió en ese entonces fue absoluta. Ese día marco un antes y un después en su vida, fue el primer caso que lo marco de todas las formas posibles. La única razón por la que no hizo nada en contra de Sengoku en aquella ocasión, fue por qué... Sengoku veía a Corazón, de la misma forma en la que Cora lo veía a él.


Como a un hijo; y por esa única razón jamás se atrevió a ir en contra de ese maldito, hasta ahora. 


–No Law... te equivocas, no lo hiciste por eso. – A pesar de que de su boca seguía saliendo sangre sin reparo, le devolvió la mirada sin miramientos – No fue por Rosinante. Fue porque desde un principio... Tu siempre has sido mejor que yo.


Al escuchar esas palabras, las pupilas de Law se dilataron en segundos.


–Eres un gran médico, quizás el mejor que haya visto y no solo eso, también eres una gran persona; y eso te diferencia de mí, de Sakazuki o cualquiera de los demás. Puros viejos que están tan chapados a la antigua que no son capaces de ver la brillantes de las nuevas generaciones. Pero lo hecho, hecho esta y no te pediré perdón mis errores pasados. En esta vida todo se paga y yo no me iré al otro mundo sin haber hecho lo mismo, eso te lo puedo asegurar – Sabía que era un miserable. Merecía el odio de Law y lo aceptaba – pero tampoco puedo permitir que te conviertas en lo que yo me convertí. Se que desde que te obligue a desahuciar a Redleg Reiju, sientes que has fracasado, – otra vez –, y tratas a todo el mundo de la misma forma en la que tú te sientes, pero no tiene porque ser así Trafalgar Law. Porque a diferencia de las otras dos ocasiones, esta vez tu puedes escoger como va a terminar.


 «Despedirte con una sonrisa, o no hacerlo y cargar con otro arrepentimiento sobre tus hombros.»  


Para este momento, Law solo lo escuchaba mientras se apoyaba de concluyas contra el piso y con ambos brazos apoyados sobre sus rodillas. Tras largos minutos meditando las palabras de Sengoku, se puso de pie. Sentía las piernas entumecidas por la incómoda posición, pero ignoro su molestia y camino con la cabeza en alto y pasando del largo la presencia del viejo director, pero al estar a unos tres metros de distancia, recupero la voz.


–¿Dónde están todos los paliativos que ordene? – Pregunto secamente.


–Los mande a tu consultorio. – Contesto sin reveces.


–Mi opinión sobre ti no va a cambiar, Sengoku, y aun considero que eres un verdadero hijo de puta, pero.... Te agradezco esto.


Por recordarme quien soy.


 


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Sus enormes ojos azules estudiaban detenidamente cada parte de la habitación, quería grabar en su memoria cada uno de los detalles de esta, ya que sería la última vez que pisaría un hospital en quien sabe cuánto tiempo y las paredes de ese lugar guardaban un recuerdo muy dulce para ella.


Ya que fue en esa habitación donde se conocieron por primera vez.


«–Te veo concentrada en mis brazos ¿Te asusta que mis dedos digan "Death"?


Su voz era profunda, pero la oscuridad que emanaba de él, no consiguió asustarla.


«–No, para nada. Aunque es algo contradictorio sabiendo que usted es doctor, pero creo que lo entiendo. Si uno desea vivir su vida plenamente, primero tiene que aceptar que existe la muerte y por tanto; un final.


«–Freud – Reconoció al instante su comentario – Parafraseaste a Freud. No es muy común que las niñas de tu edad lean a Sigmund Freud. – Ni nadie que quisiera sufrir un derrame cerebral, pensó sabiamente el oncólogo.


«–A decir verdad no lo leo con frecuencia. – Le admitió apenada – A Sanji no le gusta que lea autores como él, pero... considero que su teoría del psicoanálisis fue muy revolucionaria en pleno siglo XX.


«– Pensar que todos los problemas de las personas se pueden resolver hablando sobre los traumas de sus experiencias pasadas – Reflexiono uno de los principios de la teoría del afamado neurólogo austriaco – Suena sencillo... y a la vez tan complejo.


«–Pero finalmente Freud tuvo razón. – Le recalco la pequeña. – "Solo la propia y personal experiencia hace al hombre sabio"


Jamás espero que la primera charla que tendrían giraría en torno a Freud, pero nunca olvidara aquella discusión, y estaba segura que él tampoco.


«– Un placer conocerte, Reiju.


«–Igualmente, Doctor... – Tuvo que deshacerse de las sabanas que la rodeaban y gatear en la camilla hasta quedar lo suficientemente cerca para leer el fotocheck de aquel joven de mirada tan oscura como la noche – ...Trafalgar.


Tétrico y abstracto, llevaría su recuerdo por siempre.


–Mocosa, ¿Ya estas lista? – La llamo Niji mientras ingresaba a la habitación. Quería salir de ese jodido hospital lo más pronto posible para jamás volver, y de paso dejar un explosivo Molotov en la puerta del lugar.


Gracias a que el payaso de Ichiji se enfrasco en la idea de ir a su trabajo para entregar su maldita carta de renuncia – que bien pudo haber mandado sin ningún problema por correo. – Fue él quien tuvo que hacerse cargo del tedioso papeleo del alta de Reiju por unos tortuosos cuarenta minutos. Además de tener que saldar las cuentas pendientes de los tratamientos de Yonji y la mocosa. Aunque, si debía admitir que era reconfortante no sentir la presión de las deudas o pagos a largo plazo.


A pesar de que no pudieron darle el uso que realmente hubieran deseado, el dinero que había conseguido Ichiji resulto útil.


–Lamento decepcionarte, Niji, pero creo que tendrás que esperar a esta señorita por unos cuantos minutos más.


–¿Hm? – El peliazul giro la vista para ver la recién llegada presencia de cierta mujer.


–¡Cosette! – Al ver a la joven enfermera, la sonrisa de Reiju se ensancho. La castaña había sido durante gran parte de su estadía en el hospital como una dulce hermana mayor que cuido de ella mientras sus hermanos o el doctor Trafalgar estaban saturados de trabajo. – Tenía miedo de que no pudiese volver a verte antes de irme.


–Descuida, dulzura. Jamás me olvidaría de ti, y tampoco puedo permitir que te vayas a la fría Moscú con esas intravenosas en hermosos brazos.


–Pe-pero... – El comentario de Cosette la descoloco – Es el doctor Trafalgar quien siempre retira mis intravenosas cuando me voy de alta. Acaso ¿No vendrá? ¿Está ocupado?


La inocente pregunta de Reiju enterneció a Cosette y puso rígido a Niji. En ningún momento pudo explicarle a Reiju que Ichiji había echado a Law de su caso y hasta le prohibió volver a involucrarse con su hermanita.


–Vamos, mocosa. No es necesario que Law venga hasta aquí para quitarte unas simples agujas, ¡Es algo que cualquier imbe-! – No pudo terminar su frase por la dura mirada que recibió por parte de Cosette.


–Lo que tu dulce hermano trata de decir es que el Doctor Trafalgar tuvo un ligero contratiempo con uno de sus pacientes y no pudo venir.


–Pero...–


–¡Niña, ya deja de insistir! Si Cosette no te quita esas cosas no nos podremos ir de aquí y recuerda que aún tenemos que hacer las maletas y otras miles de cosas realmente engorrosas si quieres que estemos tomando Kisel en la Plaza roja antes del fin de semana.


–...Entiendo – articulo desganada, mientras estiraba su brazo izquierdo.


Cosette procedió a colocar una charola quirúrgica sobre la camilla de Reiju y empezó a retirar los parches que la pequeña llevaba en el brazo para seguidamente extraer las agujas con extremo cuidado, pero a pesar de tener toda la delicadeza del mundo. No pudo evitar que Reiju sintiera una ligera punzada de dolor, que se reflejó inmediatamente en su rostro.


Y fue un detalle que Niji detecto inmediatamente – ¡Con un demonio, Cosette, ten cuidado! ¿Qué no ves que le duele?


–¿Sabes, Niji? Retirar agujas no es tan sencillo como tú crees. Si sabes más de inyectables que yo, entonces lo mejor será que cambiemos lugares. Así tu tratas de sacar estas enormes agujas del pequeño brazo de tu hermana sin desgarrar sus venas mientras yo te grito al oído, ¿Te parece? – Le contesto con sarcasmo la castaña.


–¡Bien! Solo trata de tener más cuidado.


–Cosette tiene razón, no tienes por qué exagerar, Ni. – Reforzó Reiju. – Y no es que duela, solo que nunca me han gustado las agujas, pero...–


–¿Pero qué?


–Normalmente es Cosette la que sostiene mi mano mientras el Doctor Trafalgar me retira las intravenosas. – Comento con la vista en el piso.


Maldición.


¡Bien! Había muchas cosas que desconocía de la relación entre su hermanita y Law, pero si había algo que sabía era que Reiju le tenía un extraño afecto hacia ese maldito oncólogo. No es que sintiera celos, no, claro que no. Solo que, era extraño que Reiju mostrara tanto apego hacia alguien que no fuera el, o sus hermanos.


–¿Ni? – Hablo sorprendida al sentir como Niji la cargaba con una mano para colocarla en su regazo y entrelazar su fracturada mano con la de ella.


Cosette vio la dulce imagen con una sonrisa, y continuo con su labor. Puede llegar a ser una persona muy ofensiva y un fanfarrón de primera, pero también tiene un lado tierno, concluyo.


Pero antes de que la enfermera retirase la última aguja de Reiju, Niji pudo sentir que su teléfono vibraba desde su bolsillo, y hubiera ignorado la llamada de no ser porque sabía que se trataba del charlatán de su jefe.


– Ahora vengo.


–¿A dónde vas, Ni? – Pregunto preocupada la pequeña.


–Vuelvo en un segundo Rei – La calmo – Cosette, procura que mi hermana conserve su brazo mientras no estoy. – Con ese comentario se ganó una mirada de reproche de la castaña y las ligeras risas de Reiju.


–¿Qué es lo que quieres Jango? – Se aseguro de estar lo suficientemente lejos como para que Reiju no lo pudiera escuchar.


–¡Primero que nada, háblame bien! Y ahora ¿¡Me aclaras por qué no veo tu trasero aquí, atendiendo a mis muy refinados y adinerados clientes!?


–Cambié mi turno por el de Ann, te dije que tenía que–


–Mira Vinsmoke, entiendo todo el tema de la hermana con cáncer y eso, pero tampoco te puedo dar licencia por maternidad.


Bien, había esperado por ese momento desde que empezó a trabajar para ese inepto, y ahora que finalmente había llegado, lo iba a disfrutar.


–Te diré algo, Jango. ¡Falte porque se me dio la puta gana de no ver tu horripilante rostro! ¡Desde que te conocí tuve unos incontrolables deseos de impactar tu cráneo contra un muro de concreto hasta destrozarte los sesos! Tú y tu maldita tienda pueden calcinarse hasta las cenizas, ¡Renuncio, hijo de puta! ¿Y sabes qué más? El día que tiraste cincuenta mil libras al agua mandando a reparar las tuberías de la tienda, porque creíste que había una fuga de desagüe que desembocaba en tu oficina, solo se trataba de mí, ya que la noche anterior se me dio la gana de orinarme en tu despacho ¿Y sabes por qué? ¡¡Porque eres una verdadera aberración para la naturaleza!!


Cuando corto la llamada, y pudo sentir miles de ojos viéndolo como un completo lunático, y cayó en cuenta de que estuvo gritando como un desquiciado por cinco minutos.


–¿Y ustedes qué? – Levanto su brazo sano en señal de duelo – ¿No tienen nada mejor que hacer que ver a este grandísimo idiota gritar solo?


Inmediatamente pudo sentir como era arrastrado bruscamente del brazo, lejos de toda la multitud que se hallaba cuchicheando en toda esa zona del hospital.


–Mierda Ni... Guarda silencio. – Le reclamo un recién llegado Yonji – Asustas a la gente, grandísimo idiota.


–Mira quien habla de asustar. – Le contesto arisco mientras se soltaba bruscamente del tacto de Yonji – Y más te vale no arruinar mi buen humor. Mandar a la mierda a Jango resulto más satisfactorio de lo que pensé.


–Espera ¿Qué que tu hiciste qué?


–De todas maneras nos iremos en unos días, ya no necesito más ese maldito empleo – Recalco tranquilo – Y qué hay de ti, ¿No deberías estar clavándosela a–? – Fue interrumpido inmediatamente cuando sintió como Yonji lo levanto de la camisa sin ninguna dificultad – ¡O-Oye! Era una broma Yon...


–¡Ten cuidado con la forma en la que te expresas de ella! – Le recalco, en extremo serio – ¡Robin me salvo la vida, tarado!


–¡Ya entendí! Ahora suéltame si no quieres que Reiju salga de su habitación por escuchar tus gritos de cavernario y le de otro colapso.


No tuvo otra opción que dejarlo, pero no porque Niji se lo mereciese, sino que lo último que quería era volver a repetir aquel horrible episodio. Una vez terminado aquel incomodo momento, Yonji se adelantó para ver a Reiju, ya que Niji le menciono que tenía que hacer una última llamada y le iba a tomar un tiempo.


Cuando ingreso a la habitación, pudo ver a Reiju hablando de lo mas tranquila con una aparentemente sonrojada Cosette, pero la atmósfera entre ambas se rompió cuando la pequeña cayó en cuenta de la llegada del peliverde, quien para su alegría, ya no estaba más en una silla de ruedas.


–¡Yon! – Reiju se apresuró hacia Yonji pero a diferencia de las otras ocasiones en las que el peliverde solía cargarla sin problemas, esta vez fue Yonji el que decreció a su altura.


–Lo siento Rei, no habrá canguros por un tiempo. – Al tener la oportunidad de verla tan de cerca, Yonji se percató en los grandes hematomas que sobresalían de los brazos de Reiju y que eran ligeramente cubiertos por los parches que muy probablemente Cosette coloco sobre sus recién retiradas intravenosas.


Nunca le gusto que el cuerpo de Reiju estuviera expuesta a tantas agujas o cortes, a pesar de saber que no había otra forma de evitarlo.


–Yonji, me da mucho gusto ver que ya te encuentras bien. Como siempre, la doctora Robin hizo un trabajo impecable.


Asintió agradecido por las palabras de la enfermera, no había tratado mucho con ella, pero Reiju si y eso era lo importante.


–Cosette tiene razón Yonji, ni siquiera pareciera que tuviste una cirugía en la cabeza. Aunque no me sorprende de que te sientas tan bien, la doctora Robin siempre estuvo al tanto de ti mientras estabas inconsciente. – Le aseguro una emocionada Reiju.


–¿Enserio?


–¡Claro! Ella siempre iba a verte ¿No es cierto, Cosette?


–Por supuesto, la Doctora Robin siempre es muy atenta con todos sus pacientes.


Paciente... claro. No podía ser más patético.


–Bueno, será mejor que los deje. Estoy segura de que aún tienen muchas cosas que planear. – Rápidamente Cosette tomo la charola quirúrgica y se dirigió hacia la salida, pero antes de irse pudo escuchar la voz de Reiju en su espalda.


–No olvides lo que te dije, Cosette. – Ahora era Reiju la que veía enternecida a la pobre y sonrojada enfermera – No tememos pasaje de regreso ¿Quién sabe cuándo lo volverás a ver?


La castaña se fue sin decir una palabra y Yonji quedo con una gran interrogante en la cabeza ante las palabras de Reiju.


–¿Qué fue eso, Rei?


–Cosas de chicas, Yon. – Debatió la pequeña.


 


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Cuando salió de la habitación de Reiju, pudo verlo a la distancia. Estaba parado de espaldas frente a ella mientras hablaba por teléfono. Se veían tan relajado como siempre. Desde que lo conoció, detecto al instante que era una persona que adoraba emplear el doble sentido y hacer bromas exageradas. Su humor era ácido y hasta podía llegar a ser algo ofensivo, pero inexplicablemente, te reías con él. También podía ser extremadamente presuntuoso y tampoco es que fuera la persona más educada del mundo, pero aun así, con todos esos defectos encima...


¿Cómo fue que termino enamorándose de él?


Se había quedado a solas con Reiju, él acababa de salir de la habitación, dijo que tenía una llamada importante y ella se concentró en terminar su tarea de retirar la última aguja del cuerpo de la pequeña.


«–¡Listo! – Cuando termino de colocarle el ultimo parche a su brazo izquierdo, le sonrió a la niña apaciblemente.


«–Gracias.


«–De nada, Rei. – Pero al ver la extraña mirada que la niña le dirigía, se inquietó – ¿Pasa algo linda?


«–Cosette, no sé si sepas esto, pero nuestro vuelo a Moscú sale pasado mañana a primera hora – Le comento Reiju, como si tratara de recordarle algo.


«–¿Así? Debes estar muy contenta, no he podido ir a Rusia, pero estoy segura que debe ser bellísimo.


«–No me refiero a eso, a lo que voy es que... Me he dado cuenta de la forma en la que miras a Niji – Sintió como su garganta se secaba al instante al escuchar ese nombre– No es la misma mirada que me diriges a mi o mis hermanos. Es diferente, mucho más cálida... Como si solo el existiese para ti.


«– Re-Reiju, por Dios ¿Pero cosas dices? – Sus latidos se multiplicaron de forma desenfrenada y sintió todo el calor de su cuerpo concentrándose en sus mejillas. – Tu hermano y yo solo somos–


«–Sabes, tener cáncer te arrebata muchas cosas, pero aunque no lo creas, también te da unas cuantas. – La interrumpió cortésmente – Por ejemplo, te permite ver todo lo que te rodea con mucho más detenimiento, porque nunca sabes hasta cuando podrás verlo. Y yo he visto la forma en la que sonríes cuando Niji está rondando cerca de ti, o como lo miras disimuladamente cuando esta distraído. – Reiju le decía todas esas cosas mientras la contemplaba cariñosamente. 


«–Reiju, no es lo que piensas. Yo...–


«–Dile lo que sientes, Cosette. No esperes a que pase el tiempo y cuando finalmente te armes de valor para decírselo... él ya no esté aquí para escucharte.


Sin darse cuenta, sus pies empezaron a caminar hacia su dirección, y a medida que se acercaba, los temblores en su cuerpo empezaron a disminuir gradualmente. Cuanto estuvo a unos pocos metros de él, estaba convencida de que ya había hecho hincapié en su presencia. Porque inmediatamente corto su llamada con un rápido «Tengo que irme».


–Si vienes a decirme que le amputaste un brazo a mi hermana, entonces–


Aveces su sentido del humor era demasiado malo.


–Ella está bien, la deje con Yonji. – Se adelanto al contestar.


Y nunca tenía miedo de expresarse o decir lo que pensaba, así sus palabras fueran difíciles de digerir.


–Ah, ya veo – No parecía sorprendido.


También era muy guapo, sus largos cabellos azulados iban acorde con el azul de sus ojos Neptuno.


–Niji... yo...


Pero quizás el mayor motivo era porque... él nunca se aminoraba ante nadie, siempre tenía ese balance entre valentía y desfachatez...


–...Yo... –


Y deseaba al menos, tener un poco de aquella valentía en este momento.


–....Quería decirte que tú... tú me–


– Suficiente. – Le pidió respetuosamente. – Se lo que quieres decir, y lamento destruir tus ilusiones, pero no.


Al escuchar su inmediato rechazo – Sin ni siquiera haber sido capaz de confesar sus sentimientos – Sintió como sus ojos empezaron a brillar, llenándose de un inusual liquido incoloro que estaba lleno de sentimientos encontrados.


–Oye, no quiero que te pongas a llorar. – Pidió en un tono inusualmente dócil, algo raro en el – No es por ti, Cosette... – Y eso era completamente cierto – Es solo que, yo no te puedo dar lo que tu estas buscando.


Y no mentía.


–No, descuida. Fue mi error, fui una tonta. Olvida todo lo que te dije.


Mas que tonta, fue una tarada, y peor aún ¡Inconsciente! Niji estaba a punto de perder a su hermanita y a ella no se le ocurría mejor idea que ir y declararle sus sentimientos. Era increíble que el peliazul no la hubiera destrozado con sus típicos comentarios mortíferos.


–No, no lo fuiste. – La corrigió sin un atisbo de duda – Tu mereces alguien mejor que yo, – Alguien que si sepa lo que es amar. – No te pongas triste, créeme que te estoy haciendo un gran favor y si no estuviera tan mal de la cabeza, de seguro yo mismo me dislocaría el otro brazo al ser tan estúpido como para rechazar a una chica tan linda como tu... pero, no puedo.


– No ahora. No ahora que el ser más importante que tengo en la vida, pronto me será arrebatado. 


–S-Si Si, no fue nada – Sus palabras salían entrecortadas, deseaba alejarse lo más pronto posible de allí, se sentía completamente avergonzada y tonta – Ah... Tengo que ir a... tengo que irme. Que tengas buen v-viaje. – y empezó a ir en dirección contraria a la de el hasta que sus pies empezaron a correr, mientras lagrimas saladas salían y la esperanza de un sentimiento que desde un principio estaba condenado al fracaso, se rompía.


– Gracias por cuidar de Reiju cuando nosotros no pudimos... y también por curar mi brazo – Hablo al aire.


No sabía si Cosette lo había podido escuchar o no, pero al menos debía decirlo en voz alta. Nunca le agradeció todo el empeño que puso en Reiju; – y tal vez fue por eso por lo que ni siquiera le dejo terminar de declararse, – porque muy probablemente, la parte más cretina de él se hubiera aprovechado de la inocente Cosette, y no quería ser el culpable de corromper a una chica tan dulce como ella.


 


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Cuando Niji volvió a la habitación de Reiju, pensó que encontraría a su hermanita y al idiota ya listos para largarse, pero lejos de eso, los dos Vinsmoke menores se encontraban tumbados en la cama teniendo una de las conversaciones más sorprendentes que Niji hubiera escuchado jamás.


–Entonces ¿Existe una versión rusa Superman? – Pregunto Reiju sumamente confundida.


–¡Claro! «Red Son». – Le afirmo un emocionado Yonji. – Es un universo alterno de la historia de Superman y en esta, Clark Kent cae en Ucrania en vez de Smallville. Resumiendo, termina siendo el líder de la Unión Soviética y convirtiendo a todo el mundo al jodido comunismo, a excepción de los Yankies. Ah, y también sale Batman, pero como un terrorista que se alía con Lex Luthor, que también es presidente de los Estados Unidos, todo porque desean acabar con el Superman Soviético.


–¿Qué le estas metiendo en el cerebro, tarado? – Inquirió entre divertido y preocupado. – No necesitamos que a Reiju también le de una hemorragia cerebral por escuchar tus insensateces.


–Le pregunte a Yonji si sabía algo más de Rusia aparte de la palabra Vodka y me hablo del Superman Soviético. – Recito Reiju. Hablar con Yonji siempre era refrescante, ya que sus conversaciones eran divertidas e hilarantes.


–...Ahora ya sabes porque nunca fue a la universidad.


–¡Cállate Niji! Tu ni siquiera la terminaste – Recordó el peliverde.


Inmediatamente Niji pateo molesto la camilla donde se encontraba el peliverde junto a Reiju.


–¡Cuidado imbécil! Reiju también está aquí.


–Cierra la boca – Siseo. No le molestaba que le recordara su incompleta educación, sino que Reiju empezase a...


–Cierto Ni, ¿Por qué nunca terminaste la universidad? – Pregunto la menor, siendo ajena a la fuerte patada que había lanzado Niji hace unos instantes a su camilla.


Yonji... en estos momentos me arrepiento tanto que hayas despertado.


–Empecé la universidad tarde mocosa. Pongámoslo así y dejémoslo así ¿Entendido?


–Pero entonces porque–


–Ya Reiju, deja de fastidiar. Esa es historia vieja, o dicho en términos que Yonji pueda entender "Saldrá en el siguiente tomo" – Contesto ácidamente. – Ahora ¡Tomen sus cosas y larguémonos de aquí!, ya me cansé de estar esperándolos como un idiota desde la mañana.


Niji se apresuró a salir de la habitación dejando al peliverde y Reiju mirándose fijamente.


–¿Dije algo malo? – Pregunto preocupada. Desde hace tiempo no veía a Niji reaccionar de esa manera.


Yonji escucho la apagada voz de Reiju y se apresuró a tomarla lentamente en sus brazos para tratar de animarla, sabía que no debía hacerlo, pero al diablo. No podía soportar verla así.


–No, no es eso – Suspiro – Es solo que... – Mierda, ni él sabía que explicación dar. Había hablado de más sobre un tema algo complicado – Es solo que... ¡Tú sabes cómo es Niji! – Le comento soltando una risa falsa.


–...Si. – A pesar de no estar contenta con la respuesta, se tuvo que conformar con eso.


Vio en silencio como Reiju colocaba sobre sus hombros su pequeña mochila de «Jake el perro» y mostro una media sonrisa al ver lo adorable que se veía con esta. Si no recordaba mal, era un regalo que Niji le había hecho luego de que vieran juntos un episodio de «Hora de aventura». El peliazul les había comentado que le parecía divertida la idea de ver a Rei caminar con ese perro colgado a su espalda.


–Vamos Rei. –No obtuvo respuesta más que los dedos de la niña entrelazándose con los suyos.


Se encontraron con Niji en la salida, quien rápidamente le hizo una seña con la cabeza para que se dirigieran hacia el elevador.


Empezaron a recorrer los pasadizos de oncología – Su última caminata por aquel pabellón que en algún momento fue hasta una segunda casa para ella – y Reiju pudo ver todas las habitaciones vacías que antes estaban ocupadas por sus amigos. Muchos de ellos habían vencido las estadísticas y se habían salvado, pero otros – como Apis – no corrieron con la misma suerte.


Y entonces ¿Dónde quedaba ella?


–Ahm... Niji... Yonji... – Los llamo en un susurro.


–¿Qué quieres?


–¿Paso algo, Rei?


– No podemos irnos. – Aun tenía una última cosa que hacer en ese hospital – No hasta que me haya despedido del doctor Trafalgar.


–¡Tsk! Niña ya hablamos de esto – Le resondro hastiado Niji. Estaba harto, lo último que quería era repetir este tema nuevamente – No insistas. Cosette te dijo que el hombre estaba repleto de trabajo, o en su caso, de cáncer. No lo vamos a molestar por nimiedades como esta.


–¡No es una nimiedad! ¡Por favor!, No lo he visto desde que me internaron y...– Les imploro. Pero viendo que Niji no iba a dar su brazo a torcer se dirigió al peliverde. – Yonji...


–Escucha Rei, tu mejor que nadie sabes lo engorroso que es el trabajo de Law. En verdad lo siento, pero si el hombre no tiene tiempo entonces nosotros no podemos


–Pero... – Agacho la mirada al sentirse impotente – ...Él siempre tiene tiempo para mi... – E inmediatamente se arrepintió de sus palabras. Al levantar su mirada vio que Yonji había desviado la mirada y Niji soltó un fuerte bufido. – E-Esperen ¡No quise decir eso! Es solo que–


–Ya fue suficiente mocosa. – La corto el peliazul – Empieza a mover esos pies sino quieres que te arrastre hasta la salida.


Ninguno de los tres menciono una palabra después de eso. Optando por dirigirse en completo silencio hacia el ascensor, en un silencio reflexivo e incómodo. Que hacía a Reiju sentirse horrible por sus palabras, provocaba en Niji una inmensa migraña y a Yonji un sentimiento de culpa, ya que en el fondo, sabía que – como siempre – Reiju tenía razón.


Ellos no la merecían.


Ya estando a unos pasos de ingresar hacia el elevador, Yonji sintió un movimiento extraño de parte de Reiju y como de improvisto el cuerpo de su hermana se tensó inmediatamente.


–¿Rei? ¿Qué estas-?


Al unisonó de las palabras de Yonji, su par de eternos azules fueron embargados por las lágrimas. Ni siquiera pudo reparar en las palabras del peliverde cuando sus ojos lo detectaron a la distancia. Allí estaba él, rodeado por un aura de muerte tan propia de él, pero que ella sabía, solo era una pantomima que ocultaba a una de las personas más cálidas que jamás espero conocer. La emoción que sintió ante la visión de una dolorosa despedida y una inminente separación, la lleno por completo.


Hoy sus caminos se separaban y sin pensando dos veces, su reducida fuerza no fue impedimento para soltarse del agarre del mayor y correr hacia él cómo nunca lo había hecho en su vida.


–¡Doc-Doctor T-Trafalgar...! – Grito al verlo inmóvil al final de pasadizo, viéndola, esperándola – y cuidándola – como siempre.


Hoy le diría adiós a su quinto hermano...


Law no dijo ni una palabra. Solo se agacho, esperando hasta que ella llegara a sus brazos, y cuando lo hizo, no quiso dejarla ir jamás. Él era el invierno, que mortal y asesino, recibía las dulces lágrimas de aquella hermosa peonia de primavera que se atrevió a florecer en una época tan mortífera como cruel.


«–¿Qué es esto Doctor Trafalgar? – Le pregunto mientras tomaba entre sus manos un libro que Law le acababa de entregar.


«–Algo que te entretendrá mucho más que las interminables teorías de Freud. – Le afirmo fríamente.


«–Resurrección. – Leyó el nombre del título. – Pero no entiendo, ¿Por qué me da esto? – Le pregunto con cierta confusión.


«–Luego de veinte minutos, las sesiones de quimioterapia se vuelven muy aburridas. – Le respondió en un susurro – Dale una oportunidad, estoy seguro de que este autor te gustara.


«–¿Cómo lo sabe?


«–Porque me gusta a mí. No te arrepentirás, la literatura rusa es uno de los placeres visuales mejor creados por el hombre y con Tolstoi, es imposible aburrirse.


Durante mucho tiempo, él vivió atormentado por los recuerdos de una infancia miserable. La temprana perdida de sus padres forjo en gran parte su personalidad dura y arisca. La traumática muerte de Lami, solo termino por sentar el golpe final que necesitaba para destruir toda utopía de felicidad a la que el pudiese aspirar.


Fue entonces que Corazon apareció en su vida. Jamás podría pagarle a su padre todo lo que este sacrifico para salvarlo de sí mismo, pero a pesar de todos sus esfuerzos, una parte de el siempre permanecería entre las sombras...


La culpa de haber ocasionado la muerte de Lami...


Descubrió que quería dedicarse a salvar vidas desde que sintió el ultimo aliento de su hermanita abandonar su pequeño cuerpo, pero jamás espero encontrarse con un mundo tan podrido cuando empezó su labor.


Y allí fue donde se llevó el segundo gran golpe de su vida y el que lo marco definitivamente.


Había perdido por completo la fe en todo lo que lo rodeaba, salvo unas escasas excepciones como Robin, Cora o sus pequeños pacientes. Abrazo la idea de que aquel profundo resentimiento que cargaba con él lo acompañaría cual sombra por el resto de sus días.


De no poder salvar a las personas por las que realmente debió luchar.


Hasta que apareció Reiju...


Una niña que le recordaba tanto a él a su edad. Un chico que pese a tener todas las cartas en contra, luchaba por cambiar el trágico destino al que estaba condenado. Y si bien él nunca tuvo que luchar contra el cáncer, si tuvo que hacerlo contra algo incluso peor, la miseria absoluta.


Ambos eran sobrevivientes, y era esa la principal razón por la que sentía una especie de conexión indescriptible con Reiju. Que compartieran conversaciones amenas que se explayaban por las largas horas que Reiju permanecía internada en el hospital eran de los momentos más reconfortantes para él.


Porque ella compartía y entendía su dolor.


Fue por eso mismo que no le importo un rábano el casi condenar su carrera solo por salvarle la vida, pero como siempre, sus esperanzas fueron inservibles y ya no podía hacer nada más que despedirse de una vez y para siempre de aquella pequeña estrella fugaz que represento Redleg Reiju en su vida.


–...Lamento haber tardado tanto, Reiju. – La reconforto mientras agudizaba su abrazo – pero estaba muy ocupado.


Aceptando que ahora tendría que perderte a ti también.


–No importa, Doctor Trafalgar – Sonreía mientras se aferraba lo más que podía al pelinegro – No podía irme a Rusia sin haberlo visto antes.


Ya tenía conocimiento del viaje que realizarían los Vinsmoke; pero aun así prefirió hacerse el desentendido y para sorpresa de Reiju; Law soltó una ligera risa – Veo que has escogido un destino un tanto inusual. Recuerdo haberte dicho que...


–...La literatura rusa era uno de los placeres visuales mejor creados por el hombre – Musito, repitiendo aquellas palabras que compartieron la primera vez que sus caminos se cruzaron.


–Supongo que ya habrás terminado de leer «Ana Karenina». –Le pregunto curioso. Ya que había sido el mismo quien le obsequio aquel libro.


–¡Claro que sí y fue maravilloso! – Le contesto con aquel intenso brillo en sus ojos – Ser testigo del amor prohibido entre Ana y Aleksei, el mismo que llevo a Ana a la locura – Suspiro tiernamente al recordar a los trágicos amantes – El centenar de emociones que vives al sentir en primera persona el sufrimiento de ambos es demasiado real.


Por supuesto, porque ellos eran Ana y Aleksei. Una historia hermosa, trágica e igualmente triste.


–Ya veo, así que tú eres el culpable de que esta señorita sienta una especie de amor enfermizo hacia esos malditos cosacos.


–¡Ni! ¡Yon! – Reiju se mostró sorprendida ante la inesperada inmiscución de sus hermanos.


Law aprovecho el pequeño momento de distracción de Reiju por la llegada de los Vinsmoke y con una irreverente sonrisa le mostró su dedo medio a Niji.


Yonji lanzo una sonora carcajada ante el gesto y Niji río de medio lado. – ¿Te crees muy gracioso, no idiota?


–¡Niji! – Le resondro avergonzada Reiju. Sin entender muy bien lo que estaba pasando.


–Tranquila Rei, no pasa nada – La tranquilizo Yonji.


Niji sabía que Law ya no tenía permiso, ni autoridad para acercarse a Reiju – A pedido de Ichiji claro está – pero, se sentía agradecido de que al oncólogo le haya importado un rábano las reglas de ese condenado hospital, de nuevo.


Todo con la única finalidad de despedirse de su hermana como debía ser.


–Pero no entiendo ¿De qué se están riendo los tres?


El pelinegro veía con una muy difuminada sonrisa la tierna interacción entre Reiju y sus dos hermanos.


Tenían suerte de tenerla en su vida.


–Reiju – Le tendió la mano, y la pequeña no dudo en tomarla para acerarse nuevamente hacia el oncólogo – Quiero que me prometas un par de cosas ¿Sí?


–¡Claro, doctor Trafalgar!


–Primero, no olvides tomar todas las vitaminas y medicamentos que te recete, también asegúrate de comer bien, necesitas estar con las defensas muy altas. Segundo, abrígate mucho. En esta época del año hace mucho frío en Moscú, aproximadamente unos once grados bajo cero sino me equivoco – Cuando menciono ese dato pudo escuchar a Niji maldecir por lo bajo – y tercero – Bajo la mirada para ver como sus manos se entrelazaban con las de la pequeña. Reiju, con la poca fuerza que poseía, presionaba con fuerza sus tatuados dedos, repasando aquellas letras que tanto destacaban en sus manos. –...Quiero que nunca dejes de sonreír.


A este punto ya no tenía sentido ocultar sus pesadas lágrimas. –Por supuesto... Doctor Trafalgar –Sentía que dejaba una parte de su familia en ese lugar, y las atentas palabras finales que Law le había dedicado, pidiéndole que sea feliz, eran lo que más necesitaba de él. – pero quiero que usted también me prometa algo.


Era algo inusual que sus pacientes le pidieran algo, pero por ella haría lo que sea – Te escucho.


–Prométame que nos volveremos a ver.


Sintió un retorcijón en el pecho al escuchar la inocente petición y por unos instantes sintió sus ojos inusualmente brillantes. Rápidamente sobo su rostro, y le regalo una sonrisa melancólica a su pequeña ojiazul.


–Por supuesto que sí, Reiju. – Le hablo cariñosamente – Apenas regreses de Rusia te prometo que nos veremos nuevamente, para que me cuentes todo lo que viste, desde el Kremlin y la Plaza Roja, hasta el Kolómeskoiye y el Bolshói, y yo te escuchare hasta el final.


–¡Entonces es una promesa! – No sabía ni cuánto tiempo le quedaba, pero solo deseaba que fuera suficiente para que ambos se volviesen a encontrar nuevamente.


Niji tuvo que forzar su mirada al escuchar la petición de Reiju seguida de la esperanzadora respuesta de Law y Yonji – siendo mucho más sentimental que el peliazul – Tuvo que alejarse por un momento de Reiju para tratar tranquilizarse.


Porque los tres mayores sabían que esa promesa... Jamás se iba a cumplir.


–Yonji, espera – Llamo de lejos el oncólogo, aun le faltaban saldar ciertos asuntos con los Vinsmoke – Necesito hablar contigo, y con Niji. En privado. – Se irguió nuevamente para ver a ambos hermanos, lo veían con cierta duda en sus ojos, en especial el peliazul. – Sera rápido.


Sabía que había ciertas cosas que tenían que aclarar y le dio una rápida mirada a Yonji, quien a pesar de no encontrarse del todo dispuesto, le asintió con la cabeza.


–Reiju, espera aquí un rato. – Le pidió Niji – No tardamos.


 


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Se dirigieron hacia su consultorio sin decir ni una palabra, nadie los interrumpiría allí y podrían hablar con total libertad. Y de preferencia, quería estar alejado de Reiju lo más posible cuando su conversación iniciara, porque el tema no sería otro que ella.


–¿Quieren que les diga una realidad que todos ignoran sobre el cáncer? – Pregunto en un murmullo. – La mayoría de las personas lo relaciona con la muerte. Piensan que su suerte ya está dictaminada cuando se les diagnostica una neoplasia y por eso mismo, todas las personas que logran salvarse se consideran ganadores. – Admitió – Pero eso no es otra cosa que una vil y asquerosa mentira. Porque a mis ojos, la única diferencia de los que logran sobrevivir con los que no lo consiguen, es que los que se van, ganan la batalla de otra forma.


–Qué lindo mensaje, Law. Te recomiendo que lo pongas en tu discurso de aceptación del Nobel. Apuesto a que todos te aplaudirán sin parar por diez minutos – Le soltó mordaz Niji. ¿Para eso los traía? ¿Para escucharlo hablar disparates sin sentido sobre el jodido cáncer?


–Niji, déjalo terminar – Le pidió calmadamente Yonji.


–Solo les digo esto porque quiero que lo recuerden cuando Reiju ya no esté aquí.


Inmediatamente las pulsaciones de ambos hermanos se dispararon y antes de que Niji se lanzara contra el pelinegro por soltar tan a la ligera ese comentario. Law saco de debajo de su escritorio una caja de regular tamaño y la coloco frente a ellos.


–En estos momentos, no existe una forma de evitar que el cáncer de Reiju continúe expandiéndose – a menos de que sea sometida a un trasplante – pero lo que si podemos hacer es darle la mejor calidad de vida posible hasta que ese momento llegue. – Mantuvo su fija vista en ambos hermanos – Ustedes se van a encargar de hacerla feliz hasta que eso pase y yo me encargare de mantenerla en las mejores condiciones posibles lo que le quede de tiempo. Por eso quiero que se lleven esto con ustedes. – Les ordeno – En esta caja se encuentran una serie de paliativos de última generación. Ni siquiera están disponibles en el mercado, se fabrican a pedido y ayudaran a Reiju a mantenerla estable y darle la calidad de vida que ella necesita. Cualquier duda que tengan, por favor, no duden en llamarme. No importa que sea algo mínimo o de madrugada, si necesitan mi ayuda, allí estaré.


Yonji fue el primero en abrir el contenido del paquete; y veía sin poder creerlo el contenido de este – ¿Cuánto gastaste en esto, Law? – Ellos habían pagado verdaderas fortunas por unas cuantas ampollas para Reiju; y en esa caja había más fármacos de los que él podía contar.


–¿Importa?


Para Niji aún era difícil procesar las palabras del oncólogo. Después de toda la mierda que había pasado entre ellos, él aún seguía ayudándolos –...¿Por qué?


–Porque ella se merece todo. – Y esa siempre seria su única respuesta.


 


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Poco a poco la luz del ocaso sucumbía ante la llegada de la noche. Era un espectáculo único ver, el sol se ocultaba detrás del imponente Palacio de Westminster, llenando de una sombra absoluta a la antigua y magnifica estructura. Los últimos rayos de luz abandonaban el Támesis, sucumbiendo ante la oscuridad. Y ella les dedicaba una última canción por su despedida.


–«A faire pâlir tous les Marquis de Sade...» – Y el sol le devolvía el gesto. Despidiéndose de ella en un ahogado resplandor –«A faire rougir les putains de la rade...» – Agradeciéndole por su hechizante serenata – «A faire trembler les murs de Jéricho...» – y haciéndole un último esfuerzo por escucharla hasta el final – «...Je vais t'aimer.»


–...Adiós. – Helios se había ido y Reiju permaneció callada, guardando un minuto de silencio por la pérdida del astro.


¿De cuántos atardeceres más podría disfrutar? Sabía que no serían muchos, pero disfrutaría cada uno de ellos como si fuera el ultimo que sus ojos pudieran ver.


Giro la vista al escuchar un grito a lo lejos, pero únicamente se encontró con el pasadizo vacío. Devolvió su mirada al consultorio del doctor Trafalgar, que estaba a solo unos metros de allí, y al ver que sus hermanos y oncólogo aún seguían encerrados ahí dentro. Opto por dirigirse hacia el lugar del que poco a poco, se escuchaban risas.


 


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–Entonces... ¿Eso sería todo? – Pregunto Niji luego de que Law le explicara detalle por detalle todos los fármacos que Reiju tendría que utilizar a partir de ahora.


–Supongo que sí. – Aseguro para luego levantarse de su silla.


–Quien diría que ser oncólogo sería tan sencillo.


–Entones yo me iré de vacaciones a Moscú y tú te quedas aquí atendiendo todos mis casos. – Objeto sin gracia.


–No sería tan mala idea, Ni. Tienes una gran experiencia con las agujas. – Se burlo mientras cargaba sin problemas la caja con medicamentos que les había entregado Law y recibía un débil empujón por parte del peliazul.


Se hizo una idea de hacia dónde quería llegar el peliverde, y por el bien de los Vinsmoke – y su propia salud mental –, prefirió no indagar en el significado de esas palabras. – Ignorare ese comentario.


–Si, ignóralo. – Repitió el peliazul, mientras escuchaba de fondo las risas de Yonji.


Pero de repente las risas del menor se detuvieron y casi deja ir la caja cuando al salir del consultorio de Law, se encontró con el pasadizo vacío.


–Oh... Maldita sea.


–¿Qué paso tara...? – Cuando Niji se percató del pequeño gran detalle, se llevó la única mano funcional que tenía al rostro – No puede ser.


Y lo único que Law pudo pensar fue que ese debía ser uno de los días con peor suerte de su carrera, ya que no siendo suficiente con perder un paciente, ¡Ahora perdía a Reiju!


Literalmente.


–Llamare a seguridad. – Acoto, y de inmediato se dirigió hacia uno de los tantos teléfonos de emergencia que estaban colgados en las esquinas de los pasadizos.


–¡Mierda! ¿Dónde diablos se metió? ¡Ichiji nos va a matar!


–¡Al carajo Ichiji! Que le den al idiota por siempre zafarse de todas estas cosas – Exploto peliazul. – ¿Por qué todo esto nos pasa solo a nosotros? ¡Por eso te dije que te quedaras con la mocosa mientras yo hablaba con Law!


–Cállense... Buenas noches, Soy el Doctor Trafalgar y quería informar que en el piso oncología se acaba de–


Callo al escuchar una risa proveniente del pasadizo de al lado.


–¿En qué momento dijiste eso idiota? ¿¡Acaso estas empezando a alucinar otra vez!?


Dejo a un lado el aparato a pesar de que al otro lado de la línea aún seguían conectados e ignorando la discusión sin sentido en la que estaban enfrascados los Vinsmoke. Siguió el sonido de las risas que poco a poco tomaban más fuerza en sus oídos.


Si pensó que ese día había corrido con mala suerte, pues lo que estaba frente a sus ojos era la confirmación de sus peores pesadillas hechas realidad.


–Entonces ¿Estaban haciendo una carrera con la silla de ruedas? – Pregunto inocentemente, una confundida Reiju.


–¡Exacto! – Le sonrió con mucha naturalidad un pelinegro con encantadoras pecas en el rostro – Aunque no lo parezca estas cosas van demasiado rápido, ya nos hemos chocado un par de veces.


–Shishishi ¡Si! ¿Quieres subirte? ¡Es muy divertido!


Ni siquiera tuvo que terminar de escuchar esa descabellada proposición para que inmediatamente alzara la voz – ¡¡Monkey!! – Fue suficiente.


¡Mataría a ese idiota!


Si, quizás no fue tan buena idea sacar a Luffy de su habitación, acoto Ace al escuchar la iracunda voz del oncólogo en su espalda. – Luffy, hora de irnos. – Le susurro preocupado.


–¿Qué? Ace, yo no me quiero ir.


Reiju parpadeo un par de veces, aturdida por el reciente cambio de actitud en el pecoso– No entiendo ¿Por qué se tienen que–? ¡Ahg! – No pudo terminar su pregunta al sentir que sus pies abandonaban el piso para encontrarse con Yonji, y Niji detrás de él.


– ¡Reiju! ¿¡Por qué te fuiste!? ¡Te dijimos que esperaras! – Le reclamo el peliverde.


–¿Tienes idea del susto que nos diste, mocosa? ¡No vuelvas a hacer eso!


–No es para tanto, ¡Solo me aleje quince metros! – Se defendió altiva. Tampoco es que hubiera salido del hospital. Solo quiso cerciorarse de dónde venían los gritos y risas que escucho desde la ventana del pasadizo. No era necesario que sus hermanos exagerasen tanto.


Desagraciadamente para Law, la situación era peor de lo que hubiera esperado.


–¡¡Tu!! – Por unos instantes olvido por completo la presencia de los Vinsmoke y se centró únicamente en una persona – ¿¡Qué haces fuera de la zona de aislamiento!?


–¡Hey! No tienes por qué gritarle. No fue su culpa ¡Yo lo saque! – Justifico Ace.


–Descuida Ace, yo me encargo. – Le dijo en son de paz a su hermano – ¡Hola doctor Torao! – Lo llamo jocosamente mientras levantaba su mano a modo de saludo – Que sorpresa encontrarlo aquí, pero no se enoje. Mi hermano y yo tomamos todas las precauciones posibles. Mire – Luffy le señalo la mascarilla que llevaba puesta en el rostro – Usted dijo que no podía arriesgarme a que los agentes patéticos me atacaran y con esto, ¡Estaré protegido todo el tiempo!


Ahm... Luffy, se dice agentes patógenos – Le corrigió por lo bajo Ace.


–¿Ah sí? ¡Bueno! ¡Eso, doctor Torao!


Jamás imagino el nivel de estupidez al que podía llegar una persona hasta que conoció a Monkey D. Luffy. No obstante, ambos pelinegros se salvaron de recibir la invectiva más ácida de sus vidas cuando las risas de cierta pequeña sonaron en su espalda y en seguida Law sintió un temblor en toda su columna vertebral.


–¿Lo llamaste Torao? ¡Pero que nombre más ocurrente! – Menciono una divertida Reiju, desde los brazos de Yonji, mientras le dedicaba una dulce sonrisa a Luffy.


–¡A que sí! ¡Torao tiene un nombre muy extraño, pero es gracioso! – Le respondió Luffy en el mismo tono.


Mierda...


Jamás espero que de todas las personas que se hallaban en el hospital, justo fueran Reiju y Luffy los que terminaran por encontrarse. Debía tener mucho cuidado con su siguiente movimiento o de lo contrario Niji y Yonji terminarían por hacer pedazos al chico Monkey.


Aunque si lo pensaba detenidamente, le harían un favor.


Reiju sentía mucha curiosidad por los dos pelinegros que acababa de conocer, y no quería desperdiciar esta oportunidad. –Yonji, bájame por favor. – Le pidió cortésmente a su hermano.


–¿Cómo que «bájame», mocosa? – Le reprocho Niji – ¡Nos tenemos que ir! – ¡Esto era para no creérselo! En un solo día, Reiju ya le había dado más dolores de cabeza que en los nueve años que llevaba de conocerla.


–¡Solo será un rato! – Se apresuro Reiju, mientras ella misma se deshacía del agarre de Yonji para dirigirse nuevamente hacia el chico en silla de ruedas –¡Hola! Creo que no me presente adecuadamente, me llamo Reiju – Enuncio afable, deteniéndose a solo unos pasos del chico.


–¿Reiju? Shishishi ¡Que nombre tan genial! ¡Yo soy Luffy! Y el que está detrás es mi hermano, Ace. 


–¡Reiju, hazle caso a Niji y...! – Pero grande fue la sorpresa de Law cuando la pequeña ni siquiera le prestó atención.


–Oww ¡Que lindas pecas tienes, Ace! ¡Me gustan! – Nunca había conocido a nadie con ese inusual rasgo.


Ace tomo enternecido el inocente piropo. –Gracias Reiju, a mí también me gustan. Si quieres las puedes tocar.


–¿Enserio?


–Claro – Normalmente no dejaba que nadie tocara sus pecas, pero Reiju le pareció una niña de lo más dulce y pensó que darle ese regalo en su condición sería un bonito gesto, ya que era muy obvio el mal por el que estaba pasando. Rápidamente se agacho hasta quedar a la altura de la pequeña indicándole con la mirada que se acercara.


Cuando su madre les dijo que volvería en un par de horas por un inconveniente con el que tenía que lidiar. Supo que ese era el momento para llevar a cabo su plan y hacer que Luffy "tomara un poco de aire". No fue difícil engañar a las enfermeras y cuando volvieron a salir de la habitación de aislamiento, tomo prestado un par de guantes y una mascarilla para proteger a Luffy. Después, únicamente optaron por hacer carreras a toda velocidad por los pasadizos inhabitados del hospital. Hasta que de repente se encontraron con una pequeña que les pregunto de la manera más delicada posible que era lo que hacían, y simplemente no se pudo resistir.


–Oye Reiju – La llamo Luffy de lo más tranquilo mientras esta jugaba con el rostro de Ace – ¿Por qué estas calva? Tienes cáncer, ¿No es así?


–¡Luffy! – Ace inmediatamente le resondro por su falta de tacto.


La pregunta fue algo chocante para Reiju, nunca le habían preguntado de forma tan abierta sobre su estado, e inmediatamente sintió sobre sus hombros el peso de las manos de Yonji. De seguro su hermano estaría molesto.


Y cuando Law pudo ver como Niji se empezó a acercarse hacia Luffy con un aura homicida, supo que ya había sido suficiente.


–Yo también tengo cáncer – Afirmo sin tapujos – Es un mieloma, aunque para serte sincero no sé qué diablos significa esa palabra. – Río mientras se rascaba la cabeza con una mano – Me lo detectaron hace tres meses y los dos nos hemos estado peleando día y noche desde entonces. Reiju, ¡Tú tampoco te dejes vencer! ¡Hay que patearle el trasero al cáncer! ¿Sí? – La determinación con la que soltó esas palabras fue incluso palpable para Reiju.


Quizás no podía ver sus labios a través del tapabocas, pero estaba segura de que Luffy le estaba sonriendo.


Las palabras de Luffy dejaron a todos los presentes atónitos. En especial a Law, ya que era la primera vez que escuchaba al chico Monkey admitir – o si quiera mencionar – su enfermedad, pero no lo hacía con tristeza o melancolía, sino con valor y deseos de luchar contra el mal que lo aquejaba.


Para Niji y Yonji también fue una sorpresa escuchar lo que ese tarado acababa de soltar tan a la ligera ¿Acaso se había caído de cabeza al nacer? Siendo muy opuesta a la reacción de Ace, que opto por darle una grata sonrisa a su hermanito por sus palabras, solo con Luffy le pasaban esas cosas.


Pero no fue nadie más que Reiju, la que recibió esas palabras gratamente acongojada. Porque, a pesar de conocer a Luffy hace solo minutos, estos fueron mas que suficientes como para que ambos pudieran construir un vínculo.


Porque nadie mejor que él, podría entender todo por lo que ella estaba pasando.


–¡Si! – Inmediatamente le devolvió la sonrisa.


–Muy bien, Reiju, la charla motivacional se terminó. – Le sonrió cínicamente el peliazul mientras se arrodillaba a su altura – Ahora ¡Yonji, tómala y larguémonos de aquí!


–A la orden.


–¡Espera! – Rápidamente se coló entre las piernas de Niji para llegar hacia Law – Doctor Trafalgar. Por favor, ¡No olvide la promesa! – Le rogó.


Law sabía que su momento con Reiju ya se había alargado demasiado, y aunque no lo deseara, ya era tiempo de dejarla ir.


–No la olvidare, Reiju.


Se limito a asentirle a Niji y fue el mismo quien la tomo entre sus brazos para darle un último y prolongado abrazo. Terminando por entregársela a Yonji.


Grabaría en su memoria la última sonrisa que Reiju le estaba dedicando. Poco a poco, su imagen empezó a hacerse más lejana con forme los Vinsmoke avanzaban, y antes de perderla de vista por completo, la escucho por quizás, última vez.


–Por cierto, casi lo olvidaba ¡Adiós Luffy! ¡Adiós Ace! ¡Fue muy lindo conocerlos! – Se despidió a lo lejos de ambos chicos.


–Shishishi ¡Adiós Reiju! – Escucho al chico Monkey despedirse con la misma efusividad.


¿Qué tantas coincidencias podrían existir en el mundo como para que Luffy y Reiju llegaran a conocerse? El chico que le arrebato el trasplante que le salvaría la vida había estado justo frente a ella sin saberlo, e incluso se había vuelto su amigo ¿Las cosas habrían sido diferentes si ambos supiesen la verdad? Nunca obtendría esa respuesta.


La vida puede ser tan ingeniosa, como lo es de cruel; reflexiono Law.


Cuando finalmente ingresaron al bendito ascensor Niji por fin pudo dejar salir todo el aire que tenía acumulado en los pulmones.


Fue lindo conocerlos – La imito molesto – ¡Si quieres puedes quedarte con ellos, mocosa!


–¿Enserio? – Pregunto ilusionada.


–No.


– Ustedes dos me están dando una jaqueca de los mil demonios. Van a hacer que me explote el cerebro otra vez. – Susurro Yonji mientras sobaba su pobre cabeza, pero al sentir su pequeña cicatriz, termino por soltar una leve sonrisa. Al recordar a la mujer que le había salvado la vida, a cambio de llevarse su corazón.


–Yonji ¿Por qué pones cara de imbécil? Ah no, espera. Tu siempre has tenido una cara de imbécil.


–No sé si te has dado cuenta, pero tenemos la misma cara, ¡Imbécil!


Las risas de Reiju no se hicieron esperar ante las ocurrencias de sus hermanos. – ¡Niji! ¡Yonji! – Los llamo al unísono para tomar de la mano a los dos mayores. Dejaba una parte de su familia en ese lugar, pero siempre tendría una a su lado.


 


Permaneció quieto en el mismo lugar en el que dejo ir a Reiju. Finalmente, se había ido. – Fueron unos meses maravillosos, Reiju. – Susurro a la nada. Quizás hubiese cambiado algunas cosas, pero en el fondo, estaba feliz por todos los momentos que vivió con ella. Sabía que al menos siempre tendría eso, sus recuerdos, y los atesoraría en lo más profundo de su ser. Junto a esas otras dos personitas. Ella le había enseñado una gran lección y ahora, tendría que buscar la forma de salir adelante sin aquella estrella fugaz.


–Oye ¡Torao! – Maldita sea. – ¿De qué promesa hablaba Reiju? – Le pregunto curioso.


–No te importa. – Musito sin cuidado – y tu... – Hablo refiriéndose a Ace. – Aparir de este momento tienes prohibido acercarte a más de diez metros de tu hermano ¿Entendido?


–¿¡Que!? Pero si–


–¿Qué pasaría si te dijera que por esta estupidez podrías causar la muerte de Luffy? – No le importo ser un desgraciado. Si tenía que ser el policía malo en esta ocasión, lo sería.


La mirada del pelinegro se desorbito por la clase de pregunta.


–¡Oye Torao! No digas eso, Ace jamás me pondría en peligro.


–No suena bien ¿No es así? Pues te recomiendo que te vayas haciendo a la idea. Porque cada minuto que tú y Luffy la pasaron "divirtiéndose" fuera de su habitación. Muchos de los virus y bacterias que habitan en el aire pudieron haber ingresado a su cuerpo y en estos momentos estar incubándose en su organismo. Si quieres seguir teniendo un hermano, te recomiendo que por tu bien, pero sobre todo por el suyo, te alejes de él ¿Entendido? – Finiquito – Ahora si me permites, debo llevar a Luffy a que le hagan otro par de exámenes innecesarios por tu culpa y cuando volvamos a su habitación, no te quiero ver allí. – Sin esperar una respuesta del mayor, tomo el control de la silla de ruedas de Luffy y empezó a empujarla hacia el otro lado.


Ya había pasado regular tiempo de eso y finalmente habían vuelto a la habitación del menor, pero esta vez se aseguró de tomar medidas extremas e hizo que amarrasen al mocoso a la camilla. El mismo fue quien tomo la última muestra de sangre de Luffy y con las capsulas llenas de las plaquetas del chico, termino de redactar las ordenes de las pruebas que tendrían que realizarse.


–Torao, ¿Ya me sacas estas cosas? Prometo no escaparme otra vez.


–No. – Lo ignoro continuando su escritura.


–Entonces ¿Al menos puedes desajustarlas un poco?


–No. – Y ni siquiera estaban tan ajustadas


–¿Pero como iré al baño?


–Ese no es mi problema. – Al no escuchar otro reclamo, suspiro relajado. Por fin algo de paz. 


–Oye Torao – Repitio a los pocos minutos.


–¿¡Que!? – Bramo toscamente ¿Por qué era tan desesperante?


–¿Reiju también es paciente tuya?


De inmediato detuvo su escritura ante aquella pregunta, permaneció callado por largos minutos luego de esta – Era. Era mi paciente. – No espero que fuera tan difícil admitir que ya no tenía ninguna relación con la pequeña ojiazul.


–¿Entonces la curaste? – No respondió la pregunta, no se sentía listo para admitir en voz alta que había sido todo lo contrario. – ¡Valla Torao, tienes un trabajo genial! Espero que pronto Reiju y yo nos podamos reencontrar. Me agrado bastante ¡Shishishi!


Y de inmediato, la promesa de Reiju le choco de lleno. No sabía que pasaría con él en un futuro. Ya que nunca fue de las personas que visualizaran la vida a largo plazo, pero solo por esa ocasión. Se permitió jugar con su mente, imaginando aquel recuentro, y una sonrisa destilo por tu rostro.


Porque sabría que seria maravilloso.


Cuando Luffy se dio cuenta de ese pequeño detalle, abrió ampliamente los ojos al ver la paz que transmitía la mirada de su oncólogo.


–Sabes Torao, deberías hacer eso más a menudo. – Río gratamente – Tienes una bonita sonrisa.


 


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Ver aquel añejo edificio siempre le traía muy buenos recuerdos de su infancia. Lo había frecuentado desde que era un niño, y a pesar del paso de los años seguía manteniendo intacto aquel ambiente tranquilo y familiar. Rememoraba todas las veces en las que Sora lo llevo a ese lugar – No fueron muchas – pero si las suficientes para que cada vez que pensara en ello, una sonrisa escapara de su rostro.


Ya había pocos comensales en sus mesas cuando entro al local – La hora, supuso – y aprovecho que Carmen estaba absorta en su teléfono para colarse en un abrir y cerrar de ojos hacia la parte trasera del Baratie. No encontró a nadie más que a Patty en la cocina del restaurante, quien de inmediato le sugirió a gritos que se largase de allí sino quería que le lanzara todos sus cuchillos de cocina, pero igualmente lo ignoro y se dirigió al último lugar en que pensó, estaría Zeff. Que como supuso, lo encontró realizando el inventario de alimentos en el almacén subterráneo. Estaba seguro de que el anciano había sentido su llegada, la voz de Patty no era precisamente suave, pero por lo visto estaba determinado a ignorarlo.


–Viejo – Trato de llamarlo, pero a pesar de ello, Redleg ni siquiera se dispuso a devolverle la mirada. –Ya estás muy mayor para esto ¡Escúchame!


–¿No ves que estoy ocupado? – Le contesto secamente mientras tomaba entre sus manos una lata de comida y verificaba que las fechas de vencimiento conocieran con los datos que estaban en las hojas de su tabla de madera – Ya te dije que no quería volver a ver tu trasero por aquí ¡Largo! – Sentencio sin devolverle la mirada y tomando otro producto del estante.


Ahora sabia de quien habían sacado la terquedad.


Sabía que si su abuelo no quería hablar, entonces nada lo podría hacer cambiar de opinión, pero eso no evitaba que no pudiese escucharlo – Solo quería informarte que nos iremos de Londres – Cuando el mayor escucho esa última parte, presiono con más fuerza de la necesaria la lata que tenía entre sus manos. – Iremos a Moscú, y sé que no te agradan los rusos, pero Reiju parece tener una gran inclinación por su cultura. – Le comento con una media sonrisa – Ella se encuentra bien, pregunto por ti cuando despertó. Le dijimos que estabas indispuesto y por eso no pudiste ir a verla. Si deseas Yonji la puede traer antes de que nos vallamos.


–Bien. – Contesto en un monosílabo. – Ahora largo.


Su abuelo y el siempre habían tenido una relación muy diferente a la que el mayor compartía con sus demás hermanos – a excepción de Reiju, claro está. – Recordaba perfectamente que fue Zeff el primero en enseñarle a cocinar, y el no habría tenido más de cinco años cuando su abuelo personalmente le inculco el gusto por la cocina. Fue la primera vez que viajó a Londres, y aun recordaba la gran sonrisa de Sora cuando veía a su padre junto a sus hijos.


–¿Aun sigues aquí? – Hablo exaltado el mayor al caer en cuenta que Sanji ni siquiera se había movido de su sitio – ¡Creí haberte dicho que–!


–Se que me despediste porque sabias que de lo contrario, yo jamás hubiera accedido a irme de Inglaterra con Reiju y abandonarte aquí– Redleg Zeff era un hombre que renegaba de su edad, pero Sanji sabia que era esa misma vejez de la que tanto se quejaba la que le había dado una gran sabiduría con el pasar de los años. – Tu fuiste el primero en llegar a la conclusión de que Reiju ya no merecía sufrir, y a pesar de que la sola idea te destroza por dentro, – al igual que a nosotros, – Sabias que era la correcta. Anteponer la felicidad de Reiju por sobre todo lo que nosotros podamos sentir no me hace sentir bien, pero ¿Quién dice que sacrificar tus deseos por los de otra persona es fácil? – Repitió con nostalgia las palabras de Pudding.


Ya que sabes que cuando Reiju suba a ese avión, ya no la volverás a ver.


Zeff permaneció callado por unos minutos más luego de que terminase de hablar, pero a pesar de sus sentidas palabras, su abuelo volvió a reanudar su trabajo.


–Si ya terminaste vete antes de que llame a la policía. – Amenazo sin cuidado.


–Si, ya terminé – Le dio una mirada a su abuelo antes de irse. Ese viejo podía ser muy rudo, pero no podía engañarlo – Gracias por ser el padre que nunca tuvimos, abuelo.


Solo cuando ya no pudo escuchar los pasos de Sanji que Zeff soltó todo el aire que llevaba conteniendo en sus pulmones. No se había atrevido a verlo en todo ese tiempo por las amargas lagrimas que sin control surcaban en su rostro. No solo lloraba por el dolor que lo carcomía, sino también por sus nietos, y por lo que les quedaba por delante. Seria un golpe muy duro, quizás hasta más difícil que el de haber perder a su madre, pero confiaba en que ellos.


–Hija, como me gustaría que los vieras ahora.


 


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Solo cuando termino de firmar el último reporte, fue que cayó en cuenta de lo cansado que estaba. Inexplicablemente – y aunque aparentemente pareciese una tarea imposible – había logrado completar con todas sus obligaciones. ¿Cómo diablos lo logro? Dios, ni el mismo lo sabía. Quizás su subconsciente lo forzó a concentrarse únicamente en su trabajo y olvidar todo el asunto de Katakuri y Monet.


Y aunque en verdad no quería gastar sus energías pensando en el tema. Estaba seguro de que Katakuri no había vuelto a la firma desde que se fue con la bruja esa, ya que en ningún momento vio a su helicóptero volver al edifico.


¿Se habrá quedado con ella? ¿¡Acaso seguirán juntos!?


¡Tsk! ¡Tonterías!


Se nota que ya estoy cansado. Estoy empezando a llegar a conclusiones disparatadas y carentes de lógica.


Prefirió olvidar el tema en cuestión y dar una última mirada a su recién terminado trabajo. En su escritorio se mostraba toda la fila de reportes perfectamente ordenados y revisados, además de papeles que serían presentados a otros departamentos en los próximos días y una hoja escrita por el mismo en el que dejaba todas las indicaciones que el departamento de contabilidad debería seguir luego de su partida.


Al menos hasta que encontrasen a su remplazo.


Su remplazo


¿El asenso de un hombre puede ser tan rápida como su caída? Por supuesto que sí, solo que él era una excepción. No le estaban arrebatando nada de lo que había cosechado, él no estaba dejando.


En silencio, colgó su morral sobre el hombro y le dio un vistazo final a su oficina. No había nada que desease llevarse de allí, salvo su placa quizás. – Aunque eso podría ser considerado vandalismo – Al ver su corta trayectoria por la firma en retrospectiva, lo habían jodido mucho, sí, pero también debía reconocer que había aprendido mucho mas de lo que hubiese esperado. Además, en solo seis meses había logrado una promoción meteórica, algo que hasta para que él era sorprendiese.


Pero ya todo había terminado.


Eran aproximadamente las diez de la noche, y aun así The City  seguía tan viva como siempre. Antes de ingresar al metro, decidió ver por última vez el gran edificio. La firma destacaba impotente entre todos los rascacielos que formaban el centro financiero de Londres  como siempre – y fue entonces cuando Ichiji se dio cuenta de lo mucho que le gustaba esa vista.


Estaba más cansado de lo normal cuando salió de la estación de Enfield. Aunque si debía ver el lado positivo, sería la última vez que haría ese molesto recorrido desde la firma a su casa y a pesar de que la zona en el que vivía no era de su completo agrado – Sobre todo por estar a más de una hora de distancia del centro – Si que le gustaban las formas tan vistosas que creaban las terrence houses. Entro a la vivienda multifamiliar en silencio, y al estar subiendo las escaleras, empezó olfatear un aroma sumamente agradable.


Si que tenía sus ventajas compartir techo con Sanji.


Al abrir la puerta de su casa, de inmediato pudo ver a Sanji y Reiju en la pequeña isla de su cocina.


–Esta vez sí que te luciste San ¡Se ve muy bien!


–¿Tú crees Rei? – Le pregunto con una sonrisa el rubio.


Magret – Pronuncio a sus espaldas, era imposible que no reconociese aquel esquicito aroma y tan pronto Reiju y Sanji lo escucharon se llevaron un buen susto que casi hace a Sanji soltar la bandeja que hace segundos había estado en el horno.


–¡Tarado, no te aparezcas así de la nada! – Le reclamo molesto el rubio.


Pero no tenía tiempo para los reclamos de Sanji y de inmediato tomo a Reiju entre sus brazos para llevársela con él.


–Oye Ichi, espera – Río divertida ante el gesto de su hermano mayor – ¡Aun tengo que ayudar a Sanji!


–Descuida Rei, Sanji es toda una ama de casa. No tendrá problemas en terminar por su cuenta el Magret– Le dijo divertido – Quiero que me cuentes todo lo que hiciste desde que te deje en el hospital con Niji. – Le pregunto tranquilo.


¿Cómo hubieran sido las cosas si desde un principio hubiera estado mas atento a Reiju y no tan absorto en su trabajo? Tal vez todas sus noches hubieran sido así. Con el llegando luego de un arduo día de trabajo, y ella esperándolo para decirle todas las cosas que hizo durante el día, todos los libros que leyó o las cosas nuevas que aprendió.


Y el solo se dedicaría a mirarla, sin dejar de asombrarse por lo maravillosamente perfecta que era. 


–Está bien, Ichi, te lo dire – A Reiju le gustaba mucho ese lado tan dulce que Ichiji tenía únicamente con ella.


–¡Deja que yo te lo resuma, Ichi! – Inmediatamente Niji se unió a la conversación. Bajando las escaleras en nada más que un par de shorts y con una toalla secando sus mojados cabellos azules. – El resumen de mi día con Reiju se podría describir en tres palabras como "Un grandísimo dolor de huevos."


–Esas son cinco palabras, Ni. – Recalco Reiju.


–Calla mocosa.


–¡Ni, no le hables así! – Grito Sanji desde la cocina.


–Sanji, no te metas y concéntrate en la maldita cena que tenemos hambre.


–¿Y quién dice es para ustedes? – Subrayo mientras decoraba cuidadosamente la exquisita carne de pato con algo de Romero.


Luego de su conversación con Zeff, llamo a Niji para preguntarle si aún seguían en el hospital con Reiju y Yonji, pero ante la negativa del peliazul tuvo que conformarse con regresar a casa y esperar hasta que ellos llegaran. Entonces se le ocurrió darles una pequeña sorpresa a sus dos hermanos de la única forma que sabia hacerlo. Si bien Reiju aun no podía consumir una dieta normal, ya no tenia porque ser tan estricto con su régimen alimenticio.


–¿Qué dijiste? – Exploto Niji.


–Que esto es solo para Yonji y Reiju – Aclaro Sanji.


–Oigan, hablando de Yonji ¿Dónde está él? – Pregunto Ichiji – La última vez que lo dejamos solo casi muere, no quiero correr el mismo riesgo una segunda ocasión.


–¡Eres tremendo hijo de puta Sanji! – Recrimino el peliazul ignorando a Ichiji – ¡Encima que me haces a mi pagar tus jodidos ingredientes! ¿Sabías que tuvimos que desviarnos de camino a casa para poder llegar al supermercado y comprar toda tu basura. ¿Por qué no lo robaste todas esas cosas a Zeff cuando saliste del Baratie?


–¡No exageres! No hablaba en serio, tarado. – Le aclaro en tono de burla el rubio – ¡Maldita sea, Niji! – Su gracia termino cuando el peliazul le lanzo la toalla con la que se estaba secando el cabello directo a la cara, desatando las risas de sus tres hermanos.


–¡Que buena puntería tienes, Ni! – Lo felicito la pequeña.


Siempre le gustó mucho el cabello de Niji, sobre todo cuando salía de la ducha. Ya que su usualmente bien engominado cabello, quedaba totalmente lacio. Llegándole hasta un poco más debajo de los hombros y terminaba en unas finas ondas casi imperceptibles.


Le recordaba mucho a su cabello, solo que el de ella era rosa.


–¡Ay! Cuidado mocosa ¡Duele! – Le reclamo cuando Reiju jalo sin querer uno de sus mechones azules.


El pelirrojo vio divertido la escena – No te quejes, ya deberías estar acostumbrado a que te agarren del cabello – Menciono el pelirrojo. Recordando todas las ocaciones en las que Reiju les hacia eso cuando era una simple bebe. 


–¡Al menos a mi si me lo jalan de verdad, idiota! – Respondió descaradamente Niji. – ...Y muy bien.


Ichiji en ningún momento hizo ese comentario con doble intención, pero como siempre Niji tenía que llevar todas las cosas hacia el extremo.


–¿Jalar de verdad? No entiendo – Observo a sus dos hermanos en busca de una respuesta – ¿A qué te refieres, Ni? Oye, Ichi ¿Estás bien? Te has puesto muy rojo – Cuestión inocentemente Reiju.


¡Maldita sea!


Prácticamente ya había borrado de su mente la imagen de ese maldito – Al menos durante un par de horas – y el disparatado comentario del peliazul, le hizo percatarse de un pequeño, muy pequeño detalle.


–¡Niji! ¡Sera mi turno de lanzarte algo si vuelves a hablar de ese tipo de cosas frente a Reiju! – Lo último que necesitaba el rubio era que la enferma mente de Niji corrompiera a su pequeñita.


–Niji, sostenla. – Ni siquiera espero a una respuesta del peliazul y prácticamente lanzo a la pequeña a su brazo – Tengo que ir al baño. – Se excuso pobremente y se escabullo hacia su habitación sin decir una palabra.


–¡Ichiji, espera! – Objeto el rubio – Ay, maldición ¡El Magret ya está listo!


Normalmente Niji hubiera lanzado una que otra frase irónica al ver la actitud de Ichiji, pero, si Vinsmoke Niji tenía algo bien desarrollado, era la intuición, y que conocía a Ichiji como a la palma de su mano.


Y esa actitud no había sido para nada normal.


Usualmente el pelirrojo solía ignorarlo cuando hacia algún tipo de referencia a su escandalosamente obvia virginidad. Sin embargo, en esta ocasión, se había puesto nervioso.


O tendría algo que ver la presencia de Reiju, no, por supuesto que no– pensó – No es la primera vez que hacemos referencias sexuales frente a la mocosa...


–Oye Ni – La llamo Reiju mientras tenía sus dedos entrelazados con su largo cabello azul.


–¿Sí?


–¿Por qué tienes moretones en el cuello? – Le pregunto. Al tenerlo tan de cerca y sin nada que cubriera su pecho, pudo notar la presencia de ligeras manchas moradas en algunas zonas de su blanca piel.


...Y claramente no sería la última.


–Veras, Reiju. Hay momentos en los que un hombre, o en tu caso, una mujer. Tienen ciertas nececida... ¡Agh, Mierda! – Antes de poder continuar con su relato una patata lanzada con extrema rapidez le dio justo en su brazo dislocado – ¡Sanji! ¡No me golpees ahí retrasado! Aun no estoy del todo bien, imbécil.


–¡Reiju! – Tenia que sacarla de allí antes de que Niji volviera a abrir la boca – Ve a la habitación de Yonji, revisa si está vivo o no, y si aun respira dile que traiga su trasero a la mesa.


–Ay, está bien.


–Mocosa, primero te recomiendo tocar la puerta. – Le hablo en un quejido, en verdad le había dolido el golpe de Sanji – De lo contrario quizás te encuentres con una escena muy pertuba–


–Niji, ¡Guarda silencio!


 


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Quiso despejar su mente con una ducha fría, ya que si bien estaba acostumbrado a los comentarios altisonantes que Niji solía lanzar. El que hizo hace un momento, pudo desestabilizar toda su psique en un instante. Se desconocía cada vez que entraba a su cabeza la imagen de Charlotte Katakuri, y deseaba con todas sus fuerzas poder suprimirlo de su cabeza.


–Gracias al cielo que Moscú está a casi tres mil kilómetros de aquí – Recordó mientras se retiraba la toalla que llevaba en el cabello.


Las incontables gotas de sus mojados cabellos escarlatas empezaron a descender lentamente por toda su desnuda espalda.


Me pregunto si... al menos notara mi ausencia.


Aunque técnicamente, lo que más le convenía era que Katakuri simplemente pasara de él. Estaba convencido de que un hombre como él no le debían faltar "Amigas" como Monet, que estuvieran dispuestas a ayudarlo con todo lo que necesitase.


¿¡Entonces porque la idea le molestaba tanto!?


Se estaba volviendo loco, si, esa era la única explicación posible.


Se levanto de la cama, y como si fuera arrastrado por una corriente invisible se plantó frente a su armario. Cuando abrió la parte superior del ropero, tuvo que dar una fuerte bocanada de aire.


Allí estaba...


Ese maldito bolso.


Quiso verlo nuevamente solo para que su cerebro entendiese que la única razón por la que Katakuri y el habían sobrepasado cualquier tipo de ética; era únicamente porque el acepto venderle su cuerpo y Katakuri; comprarlo.


Cerro con fuerza la pequeña puerta de madera y termino arrodillado en el suelo con ambas manos sobándose la cabeza.


Al menos con esto podremos estar tranquilos todo el tiempo que nos quede. Inmediatamente vino a su mente la imagen de Reiju y los otros tres.


Ese día le había entregado a Niji más de doscientas mil libras en efectivo. Todo para saldar las deudas que tuviesen pendientes en el hospital, que incluía los gastos médicos tanto de Reiju como de Yonji. Además se aseguró de reponer hasta el último centavo que Yonji obtuvo de sus peleas – Él había ganado ese dinero a costa de su propia vida, y no quería que todos sus esfuerzos fuesen en vano. – pero aun así, le quedaba una monstruosa cantidad de dinero.


Congelo su mente en ese momento, ya no quería seguir pensando en su maldito dinero y ni en nada que estuviese relacionado con Charlotte Katakuri.


Después de todo, en lo último que ese hombre debe estar pensando, es en mí. Cavilo mientras tomaba sus prendas y empezaba a vestirse.


La calefacción a tope le permitió estar en shorts sin problemas, pero antes de girar la perilla de su habitación y bajar a cenar.


Su teléfono empezó a sonar.


Quizás escapar no era tan fácil como lo creyó.


Se acerco rápidamente hacia el mueble y vio la pantalla de su teléfono brillar con la palabra "Desconocido" en ella. La repentina falta de oxígeno en sus pulmones le recordó que tenía que volver respirar.


– No... – Se dijo a si mismo – ¡Haber, piensa claramente! – Era imposible que fuera él... ¡En ningún momento le había dado su número a Katakuri! ¡Ni siquiera él se sabía su propio número, por amor de Dios!


Pero... la línea le pertenecía a la firma.


¡No! Katakuri no podría llegar a ser tan acosador como para... ¡Agh! Joder ¡Claro que si podía! ¡El idiota se creía dueño de medio Inglaterra!


¡No contestes! – Fue la primera resolución a la que llego su cerebro, era lo más sensato. Cortar de raíz toda posibilidad de que ambos volviesen a repetir lo que había ocurrido esa noche. Simplemente no volver a verse y ya. Además de también ser lo más sano para él, pero...


«– Cada vez que yo te llame, tu vendrás 


Se le estaba acabando el tiempo, tenía que tomar una decisión.


Sino no respondo técnicamente estaría rompiendo nuestro acuerdo, pero... si lo hago...


«–No durara mucho antes de que se deshaga de ti. –


Recordar las palabras de Monet hacían que se mordiera los labios de la rabia.


No quiero que eso pase, yo... 


En verdad quiero verlo.


Antes de que el ultimo zumbido escapara de su smartphone, Ichiji tomo el móvil entre sus manos. Solo tenía que deslizar el botón verde de su pantalla, y cuando empezó a mover la esfera...


–¡Ichi! ¿Ya estas listo? Solo faltas tu. – La tierna voz de Reiju se escuchó por detrás de la puerta.


No necesito más para buscar el botón de la parte lateral de su Note 9... y apagar el teléfono.


Reiju pensó que Ichiji no la había escuchado y estaba a punto de tocar su puerta por segunda ocasión hasta que sorpresivamente la puerta se abrió y sus pies terminaron en el aire al ser cargada por los brazos del pelirrojo.


–¡Ay! ¡Ichiji! – Se rio con fuerza – ¿Por qué hiciste eso? – Le pregunto divertida ante la actitud de su hermano mayor.


–...Porque ya no quiero perder más tiempo. – Le susurro viéndola a los ojos.


No quiero perder ni un segundo más, Reiju.


Ni uno más.


–¿Hm? – Reiju le dedico una mirada sorprendida, pero que poco a poco se fue transformando en una tierna sonrisa ante las palabras de su hermano mayor.


–¡Reiju! ¡Trae a ese tarado de una buena vez! ¡Tengo hambre! – Les grito Niji desde el primer piso. – ¡Hasta Yonji le puso pausa a su porno para traer su trasero hasta aquí! ¡Apresúrense!


–¡Niji, te voy a lanzar la jodida mesa si me sigues hinchando las–!


¿Podemos fingir que nos llevamos bien, al menos por esta noche? – Sugirió Sanji.


La sugerencia del rubio no le parecía tan mala idea, tendrían tiempo de sobra para trabajar en eso. Mademoiselle– La llamo el pelirrojo – Me feriez-vous l'honneur de me rejoindre pour le dîner?  «Señorita, me consedería el honor de acompañarme a cenar»


Reiju le dedico una tierna sonrisa, sonrojada ante la galante petición.


Bien sûr, mon cher chevalier rouge. «Por supuesto, mi querido caballero pelirrojo»


 


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Desde niña a siempre le había gustado la calma. De hecho, era la clase de mujer que solo necesitaba de una buena taza de café para sentarse al aire libre y leer por horas y horas sin parar. Quizás por eso, era extraño que alguien con una personalidad tan apacible como la de ella hubiese escogido la vida tan acelerada de un médico.


Pero ella no compartía ese pensamiento, porque a sus ojos, la cirugía le transmitía la misma tranquilidad que un buen libro en una tarde de invierno.


–Listo – Coloco el ultimo tornillo y lentamente se alejó del microscopio quirúrgico. No estaba segura de cuánto tiempo había pasado, pero lo había conseguido.


–Esto... esto es increíble – Sabo no podía creer lo que sus ojos acababan de ver. La mujer que estaba frente a él ¡Había logrado restaurar la T5 del paciente sin ni siquiera tocar su cordón espinal! Era para no creérselo.


–¿Alguien me puede decir cuánto tiempo llevamos? – No quería ser descortés, pero estaba contra el reloj.


–Ocho horas, doctora Robin. – Respondió una de sus enfermeras.


–Perfecto, – Tenia el tiempo exacto – Sabo, escúchame. – Lo llamo y de inmediato procedió a retirarse la bata quirúrgica. – Ya hice lo más difícil, ahora tu terminaras de descomprimir todas las vértebras cervicales restantes. – Ordeno sin vacilar.


–¿Qué? – Le pregunto desconcertado ¿Acaso hablaba en serio? ¿Lo iba a dejar operar en solitario? – D-Doctora Robin, no creo que sea buena idea.


–He observado cada movimiento que has realizado desde que empezamos este procedimiento. Jamás te pediría que hicieras esto si pensara que no estas preparado, pero ese no es el caso. Estas listo, lo sé.


–Pero, la microcirugía es una rama que no solo requiere habilidad, sino talento natural y yo no–


–Sabo, ¿Sabes porque te pedí que me asistieras en este procedimiento? – Vio que el chico le negó lentamente con el rostro. Estaba nervioso, y era comprensible. – Porque hay algo que te diferencia de todos los demás residentes, y para mí, lo que tu posees es la cualidad más importante que se necesita para ser un excelente doctor.


–Pe-Pero doctora Robin... yo...


–Nunca dudes de ti Sabo, eres mucho mejor cirujano de lo que crees. – Su alumno estaba listo, era su tercer año de residencia y sabía que podría concretar la cirugía con éxito.


Jamás espero recibir esas palabras por parte de su propia maestra, pero ella le estaba hablando enserio. En verdad confiaba en él. No le pedía que hiciera esa cirugía para verlo fallar, sino todo lo contrario. Quería verlo tener éxito – Como ordene, doctora Robin – y no le iba a fallar.


– Muy bien, escuchen todos – Alzo un poco la voz dirigiéndose a todo el equipo quirúrgico que se encontraba en sala – A partir de ahora este quirófano es del Doctor Sabo. – Le dio una mirada a su alumno – Buena suerte.


Al salir del quirófano se encontró con Gion en la zona gris. La enfermera quirúrgica le dirigía una mirada severa, como si esperara una explicación por lo que acababa de ver desde la galería de quirófano. La conocía desde sus épocas de interna y esa mujer la había visto crecer desde el principio.


Abrió el grifo del lavatorio tras haber terminado de lavarse las manos – Si nunca le damos la oportunidad de demostrar lo que puede hacer, jamás sabremos de lo que es capaz.


La mirada de Gion se suavizo un poco, pero aun así se mostraba renuente. Después de todo, la cirugía que tenía que realizar ese chico no era para nada sencilla – No le notificare a Sengoku sobre esto porque confió en tu criterio, pero ten tu Beeper a la mano, Robin. No dudare en llamarte si veo que ese niño se orina en los pantalones – Le advirtió desconfiada.


–Descuida Gion. Confió en que no será necesaria mi presencia. – Le sonrió – Pero solo por si algo pasa, lo que espero no ocurra, estaré en el piso dos.


–¿Piso dos?¿Qué vas a hacer allí? Tu turno ya termino. Deberías ir a casa – No tenía sentido que Robin fuera al archivador de historias clínicas a estas horas de la noche.


–Solo quiero revisar la historia de uno de mis pacientes. Nada serio.


–Bueno, si tú lo dices.


Agradeció que la enfermera no insistiera con sus preguntas y se retiró del área de quirófanos. En verdad debía hacer algo muy importante esa noche, pero primero tendría que cancelar la cena que tenía planeada para esa noche.


"Solo espero que no se enojen conmigo por esto", pensó.


 


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"Felicidades por la victoria, te debo una copa."


El mensaje era conciso y directo; por lo que respondió de la misma forma y volvió a guardar su teléfono. Hacia una hora que había regresado de Budapest y se encontraba de un increíble humor por los resultados de ese día. Planeaba irse a celebrar con todo el equipo su reciente victoria, pero desgraciadamente, su jefe tenía otros planes para él, y le había ordenado que llevase su blanco trasero a la oficina apenas pusiera un pie en Heathrow.


Y allí estaba, sentado a un extremo de una jodidamente vacía sala de conferencias. Aburrido hasta el hartazgo de escuchar a Kong hablar mil palabras por segundo y deseando con todas sus fuerzas que cerrara la boca. La única razón por la que no lo mandaba a la mierda y se largaba de allí era porque el viejo había decidido abrir unos de los costosos rones de colección que tenía y esa era una oportunidad que jamás desperdiciaría.


–Cuando te ofrecí el puesto de director técnico, debo admitir que en un principio, estaba algo asustado. No estábamos en nuestra mejor época y tú eras demasiado joven. – Le admitió sonriendo de medio lado.


–Entiendo que tu vista falle por los años, Kong, pero aun sigo siendo joven. – Las risas del presidente de McLaren tomaron aún más fuerza y él le alzo su copa, brindando en silencio por las palabras de su jefe.


– Honestamente, pensé que terminarías cediendo ante la presión y mandándonos a todos al diablo – Menciono con gracia, dándole un golpe en el hombro que el tomo de buena manera – Pero por suerte mis predicciones fueron erróneas, y no te imaginas lo contento que estoy de haberme equivocado, Kidd. ¡Porque ahora nos traerás el cuarto campeonato consecutivo!


–¡No puede ser Kong! – Le recrimino indignado – ¿Solo para eso me pediste que viniera hasta acá? ¿Para darme una especie de felación verbal? ¡Un mensaje de texto hubiera bastado, idiota!


–¡No digas tonterías, Eustass! – Le dijo serio – Con la victoria en Budapest prácticamente nos hemos disparado en la tabla. Lo cual es resultado excelente de cara al siguiente Grand Prix que será aquí, y que confió, superara los resultados del último dado que ahora jugamos en casa. – Aseguro completamente convencido.


Viejo idiota, el hecho de que tengas un par de años menos que la Tierra no te da derecho a confundir la Champions con la Formula 1. En este juego no interesa el lugar de la carrera, sino la línea final.


Rápidamente saco una cajetilla del bolsillo de su saco Armani y prendió un cigarro – Kong, tu solo encárgate de salir bien en las fotos y déjame a mí los resultados ¿Esta claro? – Como odiaba que ese viejo se metiera en su trabajo – Me voy.


Cuando es ascensor abrió sus puertas en el estacionamiento, se dirigió en silencio hacia su auto y piso el acelerador de su Koenigsegg Regera, para largarse de una buena vez.


A medida que se alejaba del edificio pensaba en lo tedioso que podría llegar a ser su trabajo. Ser Director Técnico de la escudería de McLaren era el trabajo de su vida, pero jamás paso por su cabeza que no solo tendría que crear nuevos prototipos de autos o plantear estrategias para cada circuito de carreras, sino que también tenía que lidiar con las malditas ruedas de prensa, los interminables reportes técnicos y los jodidos papeleos burocráticos de la FIA.


«No me pagan lo suficiente»


Subió la velocidad al pasar por London Bridge. Sabía que posiblemente la policía lo fuera a detener, pero le importaba un carajo. Le encantaba sentir la adrenalina chocando contra su cuerpo, sino fuera director técnico de seguro hubiera terminado siendo corredor de autos.


Tendría un par de días libres antes de volver al trabajo a preparar la estrategia para el circuito de Silverstone y aprovecharía al máximo el poco tiempo libre que disponía.


Cambio de carril en la siguiente curva, y mientras recorría las cada vez más vacías calles de Londres, escucho a el sonido de iPhone.


¿Quién rayos llama a esta hora?


– Eustass – Contesto sin ver el nombre del remitente.


–Hola, Kitty.


Soltó una risa escandalosa al reconocer esa molesta voz al otro lado de la línea. – ¡Hola desgraciada! – Justo lo que necesitaba. – ¿A qué debo esta desagradable sorpresa Monet? ¿No deberías estar montando a Katakuri o algo por el estilo?


Tan caballeroso como siempre. – La oyó reír del otro lado de la línea – pero no te resientas Kitty, la próxima te invitamos.


–¡Ja! Mas te vale. – Le advirtió – Solo no vayas a hacernos un escándalo como la última vez cuando no puedas caminar.


–Si nos ponemos creativos podrías ser tú el que termine sin poder caminar...


¡Joder! Como adoraba a esa mujer.


– Ya lo veremos – Tuvo que detenerse cuando vio que el semáforo cambio de color – Ahora, dime qué diablos quieres. No creo que el único motivo de tu llamada allá sido para concretar un jodido trio.


A fin de cuentas, subestimarla nunca fue una buena idea.


–No, no es el único, Kitty. De hecho, te llamaba por dos razones más. La primera, para felicitarte por el Grand Prix de Budapest, Katy y yo te vimos en rueda de prensa esta tarde.


–Si, lo sé. Me mandó un mensaje hace un rato ¿Él esta por allí? – Pregunto curioso, si ambos estaban en el Pent-House de Katakuri podría desviarse hacia allá y cobrarle al Charlotte la copa que le debía, pero al no obtener respuesta se vio en la obligación de preguntar nuevamente – ¿Monet?


Él es la segunda razón – Hablo sin reveces. – Se trata de Katakuri.


Era extraño que Monet actuase seriamente, y esto – Obviando el día que la conoció – era lo más cercano que la había visto a dicha palabra. – ¿Le paso algo a mi hombre? – Aunque la pregunta incitase a la burla, lo había dicho sin una pisca de gracia. Solo había tres personas en el mundo por las que no dudaría en recibir un balazo; y una de ellas era nada más y nada menos que el maldito bastardo de Charlotte Katakuri.


Descuida, no es nada relevante, por ahora. – Le comento – pero es necesario que erradiquemos este tema de raíz o podría terminar siendo muy perjudicial para Katakuri en un futuro.


Haber, no había visto al hombre desde el evento de la firma. Habían hablado, sí, pero Katakuri jamás le menciono nada que estuviera fuera de lo normal y eso había sido hace dos semanas ¿Qué podría haber hecho en ese corto lapso de tiempo como para llegar al punto de que Monet quisiera intervenir?


–¿De qué hablas desgraciada?


–Hay una cucaracha a la que tenemos que pisar antes de que crezca y se vuelva una plaga.


A pesar de ser rebuscada, pudo entender perfectamente la frase entre líneas de Monet – Te veo mañana al anochecer. – Le comento mientras se acercaba a su destino final, por lo que redujo la velocidad de su deportivo paulatinamente.


–Perfecto, y una última cosa. Ni una palabra de esto a la perra española ¿Entendido, Kitty?


–Mira Monet, a mí nunca me han interesado las diferencias que puedas tener con Vi, y si quieres que esto quede entre nosotros, por mí no hay problema, pero no quiero que la llames de esa forma en mi presencia. – A fin de cuentas, cada vez que escuchaba ese jodido par de palabras juntas le venían recuerdos muy fastidiosos a la mente.


–¿Por qué Kitty? ¿Aunque te duele que por ti tenga ese sobrenombre? – Esa maldita siempre sabia en donde golpear – ...Supongo que la culpa nunca se va.


–No seas estúpida, eso paso hace mucho. No tiene nada que ver con como están las cosas ahora. 


–Tienes razón, recuerdame darle las gracias a Katy por un apelativo tan ingenioso. 


–¡Ya deja de hablar de ese tema, estúpida!


–Como digas – Su falsa modestia siempre lo volvía loco – Que te diviertas en «Sins».


–¿Y cómo sabes que estoy yendo para allá?


No la podía ver, pero estaba seguro de que estaba sonriendo – Kitty ¿En verdad me estas preguntando eso?  Solo no olvides llevarme mañana, luego de nuestra pequeña reunión de negocios, claro está.


–¡Hm!  Bufo divertido. Claro, no debía olvidar que estaba hablando con Monet – Adiós, maldita. – y corto la llamada.


Sabía de ante mano que no debía preocuparse de las palabras de Hazard. Pero, nunca estaba de más tener sus dudas..


Sera interesante escuchar lo que me tengas que decir, Monet.


 


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Habían pasado casi dos semanas desde que se suscitó aquella forzosa y para nada agradable reunión familiar. No había tenido ni una sola noticia de Zoro desde entonces y las cosas en su hogar tampoco pintaban mejor. Empezando por Shanks, quien prácticamente le había quitado el habla a Mihawk desde aquel día, y a pesar de los contantes esfuerzos de su padre para que el pelirrojo lo escuchase, nada había surtido efecto. Sin embargo, para bien – o mal – esa noche sus padres estarían obligados a interactuar entre sí, les guste o no.


Se dio un vistazo final frente al espejo de cuerpo completo que había en su amplia alcoba y al ver que todo estaba en su sitio, salió de su habitación.


El gran comedor de la mansión Dracule destilaba un aire ostentoso y oscuro. Un clásico de la época Victoriana, con acabados de marfil y con grandes ventanales en la parte superior. Además, el maravilloso candelabro, original del siglo XIX, iluminaba todos los rincones del lugar, brindando un ambiente agradable para cualquier persona. En el centro de todo, ya estaba lista la gran mesa con una capacidad para más de cincuenta personas, pero que esta noche solo brillaba a la espera de deslumbrar a sus cuatro comensales.


Deseo que todo saliera bien esa noche. Lo deseo con todas sus fuerzas, porque no solo sus padres necesitaban de eso, ella también.


Pero apenas se sentó, pudo escuchar unas fuertes pisadas bajando por las escaleras seguidas de una ruda voz que reconoció como la de Mihawk. Se llevo una sorpresa cuando fue Shanks el que intempestivamente apareció en la puerta del comedor, su dura expresión no daba lugar a dudas. 


Esto no terminaría bien.


Vio en cámara lenta como su pelirrojo padre fue rápidamente arrastrado del brazo por Mihawk, quien no tuvo otra opción más que usar la fuerza para que su esposo por fin se dignara a escúchalo.


 ¿Quieres dejar de ser tan infantil? – Por lo visto ninguno de los dos había reparado en su presencia – Una de nuestras hijas esta por llegar y la otra bajara esas escaleras en cualquier momento. Si tanto te preocupan nuestros hijos como siempre dices. Entonces demuestra algo de madures y empieza a hablarme o de lo contrario–


De un fuerte tirón Shanks se deshizo de su agarre y lo encaro – ¿¡De lo contrario qué!? ¿También me echaras de mi propia casa?


–¡Por amor de Dios, Shanks! – Esto era el colmo – He querido hablar contigo desde que ocurrió el incidente de Zoro y... – El peligro callo de inmediato al caer en cuenta de que su hija ya se encontraba presente en el lugar y había sido testigo de esa vergonzosa escena.


Shanks tardo un poco en entender el repentino cambio en la expresión de Mihawk, y no fue capaz de ocultar su expresión de incredulidad cuando se encontró con la intensa mirada de su pequeña.


–No se detengan por mi – Les hablo en un hilo de voz y se levantó de su lugar.


No podía creerlo, realmente no podía creerlo.


–¡E-Espera, hija! – Shanks fue el primero en reaccionar, dirigiéndose de inmediato hacia donde estaba Perona para evitar que se fuera – ¡No es lo que crees! ¡Papi y papi solo estaban teniendo un ligero intercambio de palabras y... ¡No, hija! ¡No te vayas!


–¿Intercambio de palabras? – Vocifero indignada – ¡Llevan así días! Desde que Zoro regreso, ustedes no han hecho más que pelear o ignorarse. ¡Me prometieron que no volverían a hacerme pasar por esto otra vez! – Después de todo lo que había experimentado por culpa de esos dos, ya ni siquiera se merecían sus lágrimas – ¡Estoy harta! Son unos egoístas. – Cuando era niña y le tocó vivir la misma situación, no tuvo otra opción más que aceptarlo, pero ahora las cosas habían cambiado.


Y ya no era la misma pequeña indefensa.


–¡No, Perona! Por favor, escúchame. – Shanks no tuvo reparos en seguirla.


Al haberla criado desde que era prácticamente una bebe. Mihawk supo de inmediato lo que se estaba formando en la cabeza de su hija y se apresuró en intervenir antes de que la situación se agravase aún más. – Bien, ya fue suficiente. Vamos a calmarnos, todos. – Reconoció – Hay que sentarnos y dialogar como las personas civilizadas que somos.


–¿¡Personas civilizadas!? – Se tuvo que morder los labios para no soltar una palabrota frente al pelinegro – ¡No puedes estar hablando en serio, padre! ¡No veías a tu hijo en más de diez años y lo primero que hiciste al tenerlo frente a ti fue lanzase un puñetazo!


–¡Perona, no te permito que me hables así! – La llamo encolerizado –¡Detente allí ahora mismo! Señorita ¿Acaso no me escuchaste?


Repentinamente empezó a sentir una ligera vibración en el pecho y no quiso hacer otra cosa que lanzar su maldito celular hacia la fuente del jardín por haber sonado en el peor momento posible, pero al ver de quien se trataba, no le quedo de otra que contestar.


–¡Mihawk! ¿Qué diablos haces? No me importa si la Cámara de Lores se esta quemando – Le reclamo por prestarle más atención a su maldito teléfono que a su familia – ¿Qué no ves que nuestra hija nos necesita?


–Eso es justo lo que estoy haciendo, Shanks. – Le hizo una seña al pelirrojo para que fuera con Perona y él se alejó un poco para poder hablar más tranquilo.


–Ehm... ¿Llamo en un mal momento? – Pregunto intrigada, estaba segura de que había escuchado la voz de Shanks en el fondo, y no sanaba como el carismático pelirrojo que ella siempre recordaba.


–No, no, para nada. – Contesto seguro el pelinegro – ¿Qué tal todo en el hospital? ¿Tuviste un día muy difícil? – A pesar de no sentirse del mejor humor del mundo, no quería que ella lo notase.


–De hecho sí. – Soltó un ligero resoplido. – Hace solo unos minutos acabo de salir de cirugía.


–Me alegro, ¿Entonces, ya estás en camino? – Habían planeado esa cena hace semanas, y sentía muchos deseos de verla.


Tenía muchas cosas que hablar con ella.


–Justo de eso quería hablarte, se me ha presentado un improvisto en el hospital y lamento mucho darte esta noticia pero...


–No te preocupes. Entiendo perfectamente que tu trabajo es en extremo demandante, no tienes por qué disculparte. – Respondió de inmediato. De haber sido otra la situación, no estaría muy contento por el repentino cambio de planes, pero teniendo en cuenta las circunstancias, estaba realmente agradecido de que estuviera indispuesta. – Hablare con Shanks.


–Gracias Miha–


–Robin, ya te he dicho que no me llames así. – Le reprocho – Tu eres como otra hija para nosotros.


Al no obtener respuesta de parte de la pelinegra río para sus adentros. – Lo lamento, es solo que aún no me acostumbro – Realmente la humildad de esa chica no conocía limites – Gracias, padre.


Mihawk resoplo al momento de colgar la llamada. Observando por unos segundos al vacío. Jamás pensó que las cosas serían tan diferentes a cómo eran antes.


Ni en sueños pensó que terminaría apreciando tanto a Nico Robin hasta el punto de llamarla «hija».


No quiso darle más vueltas a ese tema y se dirigió de inmediato al cuarto de Perona. – Tampoco podía olvidarse de su otra pequeñita – Tenía la esperanza de que su esposo hubiera logrado hacer entrar en razón a su hija, pero al empezar a subir las escaleras se encontró con la imagen de Shanks sentado en el último escalón. Estaba con la mirada cabizbaja y se veía profundamente pensativo.


–¿Qué paso? – Pregunto interrumpiendo sus cavilaciones.


Por un momento pensó que Shanks no le respondería y tendrían que empezar otro argumento, pero luego de unos minutos más, su esposo finalmente respondió a su interrogante. –Me grito que... – Su voz estaba completamente apagada – ...Que de haber sabido que la haríamos pasar por esta mierda de nuevo... Entonces jamás hubiera dejado que la sacásemos del orfanato – Apretó los dientes en un intento por contenerse – Y luego me cerró la puerta en la cara.


Mierda.


Mihawk soltó aire pesadamente. Si a él le habían afectado esas palabras y ni siquiera las escucho de frente, no quería ni imaginar lo que estaba sintiendo su esposo.


–Shanks. Escúchame.


–¿Qué te dijo Robin? –Pregunto aun con la cabeza gacha.


Apretó los puños ante la reciente curiosidad del pelirrojo. Sabía que no era el momento, pero no le quedaba de otra más que decirle la verdad. – No podrá venir. – Vio como el pelirrojo asintió levemente y después de un par de minutos de estar meditando, se levantó.


–¿A dónde vas? – Pregunto.


–Necesito un trago.


–¡Shanks! No es momento para embriagarte. – Lo siguió molesto hasta que llegaron al despacho del pelirrojo. De inmediato vio que Shanks empezó a rebuscar entre los cajones de su escritorio y por arte de magia saco una botella de Whiskey. –¡Me dijiste que te habías desecho de todo el alcohol que tenías! – Le recrimino.


No era un secreto para nadie que Shanks y Bruichladdich habían sido los mejores amigos hasta que él llego a la vida del pelirrojo.


–¡Déjame en paz Mihawk! Si no tengo a mis hijos conmigo, al menos tendré un buen un trago. – Ni siquiera espero hasta encontrar un vaso y abrió la botella de un tirón para tomar directamente del pico. Al instante que la fuerte sensación a malta fermentada inundo su organismo, pudo sentir ese pequeño porcentaje de tranquilidad que tanto había estado buscando.


Sabía que estaba dando una imagen muy patética ¿Pero que más daba? Toda esta situación se estaba volviendo insoportable en su cabeza.


Mihawk ni siquiera espero a que terminase el primer trago y le arrebato de un tirón la botella. Haciendo al pelirrojo escupir gran parte del Whisky que estaba consumiendo y manchando el piso con aquel espeso líquido amarillento. Shanks le dio una mirada de muerte y se levantó hecho una furia de la silla. Estaba preparado para escuchar cualquier tipo de reclamo o insulto, hasta incluso un golpe, pero en vez de eso, Shanks solo lo reto por unos instantes más, hasta que su rostro se descompuso poco a poco y sus ojos empezaron a brillar intensamente.


Mihawk no dijo ni una palabra, únicamente tomo a Shanks entre sus brazos para darle un lugar en el cual llorar. Entendía todo lo que su esposo se moría por decirle aunque sus labios estuviesen cerrados.


Que no soportaba esta situación.


Que quería de regreso a su familia.


Que lo amaba con todas sus fuerzas y deseaba que todo volviera a ser como antes.


 


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Entro a su Walk-in closet con rapidez y ni siquiera pensó en lo que estaba haciendo cuando empezó a tomar todas las prendas que caviesen entre sus brazos y amontonarlas desordenadamente dentro de su maleta.


Esto sin lugar a duda destrozaría a sus padres – Y en especial a Shanks – pero ya podía seguir allí ni un minuto más.


No deseaba ver como sus padres se destruían mutuamente por segunda ocasión.


Sabía que Shanks nunca fue capaz de perdonar del todo a Mihawk por lo ocurrido, y no lo culpaba. Ya que si bien su padre no tuvo nada que ver – Al menos de forma directa – Su indiferencia a la situación por la que estaban pasando Zoro y Robin; sumado a su rechazo absoluto hacia la última, marco de forma definitiva el desenlace de todo.


Solo cuando ya era demasiado tarde, fue que ella y Shanks se enteraron de todo. Zoro había desaparecido, Robin había perdido a la persona más importante de su vida, ella había perdido a su hermano y Shanks a su amado hijo.


Entonces, fue allí que empezó todo.


 


«–Esto no es posible Mihawk... ¿Cómo pudiste ocultarme la verdad? ¡Maldito seas! ¿¡Como pudiste!? ¿¡Dónde está mi hijo!? ¡Quiero a mi hijo! Y... y... Esa pobre chica... ¡Por Dios! Nosotros le hicimos esto. ¡Por amor de Dios, Mihawk! ¿¡Pero en que mierda estabas pensando!?»


«Shanks, ¡Deja de gritar y déjame explicarte lo que paso...!»


«¡¡No!! ¡Aléjate de mí! ¡¡No quiero que me vueltas a tocar nunca más, me oíste!!»


 


Se llevo las manos al pecho del dolor que la embargaba desde adentro, pero no era un dolor físico en que la aquejaba, sino uno mucho peor.


Tanto Mihawk como Shanks se sintieron como los principales responsables de todo, y en especial el pelinegro. Luego de eso, todo se fue yendo en picada. Las interminables peleas iniciaron, las miradas de indiferencia, los reclamos, los gritos. Mihawk renegando de la existencia de Zoro. Shanks mitigando la ausencia de su hijo e inminente rompimiento de su familia en el Whisky, y ella en el centro de todo, siendo testigo de esa autodestrucción.


Era solo cuestión de tiempo para que el pelirrojo pidiera el divorcio, y cuando pensó que tendría que tomar la horrible decisión de escoger entre uno de sus dos padres. La misma persona por la que su padre mostró tanta animadversión en el pasado, fue la que termino salvando a su familia.


Fue impensable para ella que después de todo por lo que Mihawk le hizo pasar a Robin. La morena reapareciera en sus vidas y perdonara a su padre por absolutamente todo lo que le hizo, y aún más, por lo que no hizo. Pero no contenta con eso, se propuso evitar a toda costa la ya inminente separación de sus padres.


Enseñándole una gran lección a Mihawk en el proceso.


Ella fue la única capaz de calmar las aguas tan turbias que habían entre sus dos padres. Haciendo que inmediatamente se volviese una de las pocas personas a las que Mihawk guardaba en la mayor estima, y Shanks – Que siempre se había mostrado a favor de Robin desde un principio – empezase a verla como a una hija más, e incluso ella, vio en Robin a la hermana que nunca tuvo.


De alguna forma, pudo llenar el gran vacío que dejo la ausencia de Zoro.


Por eso mismo lamentaba tanto que justo fuera ese día – Que se suponía sería una linda cena en familia – En el que la herida que nunca pudo sanar de todo, volviese a sangrar. Porque a pesar de que sus padres lograron superar sus diferencias. La razón por la que todo se desencadeno desde un principio había vuelto a sus vidas y esta vez ya no podían ignorarlo más.


Pero ella no merecía pasar por aquella horrible situación nuevamente.


Cerro con fuerza su GG Supreme, su decisión ya estaba hecha y no la iba a cambiar.


Al momento de salir de su habitación, tuvo que usar la puerta trasera de la Mansión de coartada. No quería que alguno de los empleados la viera y fuera corriendo con el chisme a sus padres. Pudo respirar un poco cuando entro al garaje de sus padres, puesto a que al final de la larga hilera de autos que pertenecían a Mihawk y Shanks, pudo ver su Audi, un lindo presente que fue hecho por Shanks cuando cumplió dieciocho. Solo tenia que tomar las llaves de la vitrina y seria libre, pero cuando coloco su dedo en el lector de huella, se dio con la sorpresa de que la única llave faltante de todo el aparador era justo la suya.


¿Pero qué...?


Fue entonces que escucho el sonido de un ligero choque metálico a sus espaldas.


–¿Busca esto señorita Perona?


Al darse la vuelta, Perona quedo enmudecida al ver a Lucky Roux, mayordomo principal de la mansión, viéndola severamente mientras que en uno de sus dedos giraban las llaves de su deportivo alemán.


–Lucky... que sorpresa encontrarte aquí.


El hombre era mucho más que un mayordomo, prácticamente los conocía a ella y Zoro desde que eran unos niños. Un fiel amigo y confidente de Shanks desde que eran niños.


–Lo mismo digo señorita. Disculpe mi atrevimiento, pero ¿No es algo tarde para salir a dar una vuelta?


–Lucky... tu mejor que nadie debes saber que Londres nunca descansa – Sonrió forzadamente, tratando de recordarle al hombre sus épocas doradas junto a su padre y al tío Ben. Lastimosamente para ella, la mirada del obeso hombre ni se inmuto ante sus palabras – Por favor, Lucky, no me hagas soportar esto otra vez. Estoy segura de que viste lo que paso hace un rato. Te lo estoy pidiendo por favor. No me hagas esto – Suplico.


–...Señorita.


Su dura mirada rápidamente se descompuso al ver a la pequeña hija de su amigo – a la que el mismo tanto adoraba – de esa forma. Suspiro derrotado ante la llorosa mirada de la pequeña Perona. Shanks era un verdadero idiota y el estirado de su esposo lo era aún más.


Debió haberse quedado con Makino, o incluso con Ben, pensó.


Como bien afirmaba Perona, había escuchado el fuerte cruce de palabras entre el matrimonio desde la cocina y ni bien empezaron los gritos no quiso hacer otra cosa que ir y lanzarles la sopa hirviente a ambos por ser tan poco pensantes al momento de tratar con el tema del joven Zoro.


–Déjeme ayudarla con su maleta. – Sentencio. Perona tenía razón, ella ya había tenido que soportar demasiado al ver como Mihawk y Shanks se destruían a sí mismos en el pasado. Esto haría que su amigo perdiera la cabeza de seguro, pero al menos el estaría allí para volver a ponérsela en su sitio.


–...Lucky – Soltó en un hilo de voz. 


–Dese prisa señorita – Fue el mismo mayordomo quien la ayudo a colocar su único equipaje en el maletero y galantemente abrió la puerta de su convertible blanco para que ingresara. – Sus padres la aman señorita y sé que van a aprender algo de esto. – Le comentó apoyado en la ventana del auto.


No fue capaz de respóndele al mayordomo, porque sabía que no sería capaz de irse si lo hacía. Por supuesto que la amaban, tanto como ella a ellos, y por eso mismo tenía que irse de allí. Necesitaba que sus padres resolvieran sus diferencias de una vez por todas.


Lucky se quedó viendo la silueta del Audi perdiéndose entre la hilera de los bien recortados arboles de la mansión. Esto tendría un efecto muy perjudicial a partir de ahora, pero era la opción más sabia. Sabía que la señorita Perona estaría mejor donde quiera que fuese, al menos hasta que las cosas en su hogar se calmasen.


–Cuídese mucho, Señorita.


 


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Río desconsoladamente al ver su rostro en el espejo. Su maquillaje se había deshecho por completo y ahora puntos oscuros bañaban toda su ropa. Tuvo que secarse las lágrimas a medida que conducía, no podía arriesgarse a sufrir un accidente automovilístico a estas alturas.


Era tan irónico, sus lágrimas eran negras, – como ella – Porque las blancas ya se había acabado hace mucho.


Pero no podía seguir dando lastima y estar autocompadeciéndose, tenía que pensar a donde ir y rápido. Dar vueltas en Londres para siempre o dormir en su auto no eran una opción. Ni siquiera considero ir donde su abuelo, él y Shanks siempre habían mantenido una gran relación de padre e hijo, y no quería darle más razones al viejo para odiar aún más a Mihawk.


Tampoco podía ir a la casa de alguna de sus amigas de la universidad, todas sabían quién era el pelinegro, ¡Jamás le darían un techo por miedo a las represalias que podría tomar su padre! E ir a un hotel tampoco le animaba tanto, su tarjeta de crédito era una duplicada de la de Shanks, la encontrarían en un santiamén.


Tuvo la fugaz idea de llamar a Zoro, pero tan pronto como llego, la desecho. Lo más probable seria que terminase dándole otra cachetada, y jamás acudiría a Robin, ella no tenía por qué seguir lidiando con los errores de su familia.


Apoyo la cabeza en el timón cuando un semáforo la hizo detenerse. Estaba cansada, últimamente apenas tenía tiempo para dormir – Que todo esto me pase en época de exámenes... – Sentía sus emociones a flor de piel. Decepción, molestia, tristeza, dolor, incertidumbre. Todas juntas, buscando una respuesta a toda la situación que le tocaba vivir. 


Fue entonces, que pudo sentir un brillo anormal sobre ella, extrañada levanto la vista para encontrarse con la pantalla de su automóvil brillando. Alguien estaba tratando de contactase con ella y al leer el nombre de la llamada, sus ojos ónix casi se vuelven a llenar de oscuras lágrimas.


Sin dudarlo, presiono con fuerza el botón.


– ¡Pudding!


–¡Hola, Perona! ¿Cómo estás? – Jamás había pensado que estaría tan feliz de escuchar la contagiosa voz de la castaña. En estos momentos lo que más necesitaba era sentir era que no estaba sola. – Disculpa la hora, espero no estar molestándote ni nada por el estilo.


–No, no, para nada. Dime ¿Paso algo? – Trato de sonar lo más convincente posible, pero de inmediato la castaña pudo notar un matiz extraño en la voz de su amiga.


–Mmm... Eso debería preguntarlo yo, no se te escucha muy bien ¿Paso algo?


–¡N-No! Para nada ¿Cómo crees? – Su pobre intento de ocultar sus emociones sucumbieron al escuchar la preocupada voz de Pudding al otro lado de la línea – Pudding... no, no estoy bien.


–Ay no. ¡Por favor, Perona, no llores! – La escucho maldecir bajo y luego su voz volvió a resonar – Esta bien ¿Quién fue? Aunque no lo parezca, se pelear y muy bien. No por nada crecí con tantos hermanos y valla que se lanzar un buen puñetazo. Así que dime su nombre y te juro que yo misma...


Una de las sensaciones más incómodas del mundo, era la que se experimentaba al reír mientras se lloraba. Era como tener a las dos emociones más fuertes que podría experimentar una persona – La alegría absoluta y la tristeza latente – chocando sin control entre sí dentro de una nebulosa. Pudding ni siquiera tuvo que terminar su amenaza pasivo-agresiva para que ella sucumbiera ante su ocurrente comentario.


–La última imagen que tendría en mi cabeza seria de ti lisiando a alguien, de verdad – Levanto ligeramente sus hombros y después exhalo.


Necesitaba eso.


–Se que suena raro, pero realmente puedo hacerlo si tú quieres. No es que resuelva todos mis problemas usando la violencia pero de vez en cuando sirve. – Sus palabras eran esperanzadoras dentro de todo.


–Descuida, no creo que necesite tus servicios por ahora, pero los tendré en cuenta.


–Hehehe... Qué bueno que menciones eso, – De repente el tono de Pudding se suavizo – porque creo que yo si necesitare de tus servicios Perona.


–Te adelanto que yo no sé golpear a nadie. – Le aclaro.


–No de ese tipo para ser exactos. ¿Crees que puedas venir a mi departamento? Explicártelo por teléfono no sería lo mejor y de paso me cuentas que es lo que te atormenta tanto, cariño.


Su propuesta logro tomarla desprevenida, pero de inmediato recordó algo – Solo si tienes suficiente alcohol para embriagar a diez personas. – Compartió una risa al unísono con Pudding.


Después de todo, si era hija de Shanks.   


–Creo que ya nos adelantamos – Al instante escuchar un par de risas al otro lado de la línea – Solo espero que no te moleste que este con un par de amigas.


–¿Sabes, Pudding? Creo que eso es lo que más necesito ahora – Sonrió encantada.


 


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La luz intermitente que sobresalía del techo lograba dificultar en cierto modo su lectura y el aire a soledad que se respiraba en el lugar fácilmente amedrentaría a cualquier persona, pero no a ella.


No mentira cuando le dijo a Mihawk que tenía algo muy importante que hacer, y aunque ya llevara más tres expresos y fueran pasadas las tres de la mañana, estaba segura de que ese documento debía estar allí.


Y no se iba a rendir hasta encontrarlo.


Todos esos archivos eran recelosamente guardados por el hospital, siendo prohibidos al ojo público por obvias razones. Algo que con ella claramente no aplicaba al trabajar directamente para esa institución.


Respiro profundamente al encontrar entre los varios miles de archivadores viejos y olvidados, aquel que mostraba una fecha especifica de hace diez años. A su memoria llegaron los recuerdos de los que fueron los momentos más duros de su vida, pero prefería recordarlos con una sonrisa.


«Porque eso le hubiera gustado a él»


Solo tuvo que identificar la letra que necesitaba y finalmente pudo encontrar el historial que tanto estaba buscando. Empezó a leerlo desde el principio, esperando que sus sospechas fuesen acertadas.


Aun recordaba todo lo que había pasado hace diez años, y existía un detalle que jamás olvidaría. 


–¡Lo sabía! – Estaba escrito en letras pequeñas, y ocupaba menos de media pagina de aquel interminable reporte, pero solo necesitaba de ese dato para lanzarse a dar el siguiente paso. De inmediato cerro el historial y ordeno lo más rápido que pudo los documentos que se encontraban en el piso.


Tenía que darse prisa.


Salió del archivador lo más rápido posible, y de inmediato saco su móvil. No podía perder ni un segundo.


–¿Robin? – Parecía sorprendido de recibir una llamada suya a esa hora, y es que no era para menos. Aun era de madrugada. – ¿Todo bien? Es raro que llames a esta hora.


–Franky, – Lo llamo decidida – Necesito un favor. 


 

Notas finales:

Aclaraciones del capitulo: 

Nanotecnología: Estudio de la materia a escala nanométrica. Esta ciencia se dedica a manipular átomos y moléculas para la fábrica de productos a nanoescala. Ahora, ¿Que es una nanoescala? Para ponerlo en términos simples, digamos que es la millonésima parte de milímetro (Algo muy muy muy chiquito). Esta ciencia es aplicable en términos de biología molecular, química, electrónica, informática, medicina y nanoingeniera, entre muchos otros. Se podría considerar que esta rama es el futuro de la ciencia por los miles de estudios efectivos realizados en campos tan variados como la industria alimentaria, cosmética, medica, etc.

Silicon Valley: Ciudad de California y el centro de tecnología por excelencia a nivel mundial. En esta ciudad se encuentran la cedes de algunas de las empresas más famosas en el globo, como Microsoft, Apple, Google, Netflix, Facebook, Intel, Twitter, etc.

Universidad de Stanford: Considerada como una de las mejores universidades de Estados Unidos y del mundo. Conocida por su célebre calidad educativa e innovación. Además de estar a solo 15km de Silicon Valley. (Este dato será importante más adelante)

Apple Park: Es la cede principal de Apple, hecha por los Dioses de Foster and Partners, - ¡Joder! Si algún día llego a trabajar en ese estudio de arquitectos sería un sueño hecho realidad. - Apple Park, es una M A R A V I L L A arquitectónica. Independientemente de las opiniones que podamos tener de la marca. El edificio es una joya de la ingenia y la arquitectura universal. Su diseño futurista y la forma en la que resolvieron muchos de los planteamientos estructurales es realmente para no creérselo. Así les guste o no la arquitectura les recomiendo que le den una ojeada. Hice un proyecto de investigación sobre este edificio en Estructuras IV, y me enamoré por completo. Entra en mi TOP10 de edificaciones futuristas.

Tim Cook: Es el actual director ejecutivo de Apple, remplazo a S. Jobs cuando este se tuvo que retirar de la compañía a causa de su enfermedad.

Royal Horseguards Hotel: Hotel de lujo que se encuentra a las orillas del Tamesis y como dijo nuestro dulce Ace, cerca del Saint Thomas.

Cámara de los Comunes: Haber, esta explicación será vital en un futuro. El Reino Unido, como bien sabrán, es una monarquía, pero en términos simples la reina no hace nada, ósea, no ejerce un verdadero poder político en la práctica. Porque esto recae en el parlamento del Reino Unido y el primer ministro. Ahora, UK tiene un sistema Bicameral, ósea una "Cámara Alta" y "Cámara Baja". Por el momento solo nos centraremos en la última, que también es conocida como la Commons House. Esta es la única que es elegida democráticamente y – a través de un proceso sumamente engorroso que explicare más adelante, porque si hay un país en que las elecciones son realmente confusas es el Reino Unido – Ellos votan para elegir al primer ministro Británico, y hacer propuestas de nuevas leyes que luego rebotaran a la "Cámara Alta" y entre ellos jugaran ping pong hasta que sale una nueva ley.

Negatoscopio: Son unas pantallas que permiten una mejor visualización de radiografías a través de su muy potente sistema de iluminación.

Yosaku y Johnny: Son los cazarrecompensas que trabajaban junto a Zoro antes de que se hiciera pirata. Salieron en las primeras sagas de la serie, – Y en verdad me gustaría que se volvieran a encontrar con Zoro, porque los dos me parecen personajes super simpáticos – Según una de las portadas de Oda, ambos se hicieron pescadores en la actualidad.

INTERPOL: Bueno, muchas se estaban preguntando a que se dedicaba Zoro, que si era militar, que si era policía, que si era doble de acción, que si era miembro de la KGB, etc. Y bueno, ahora finalmente tenemos la respuesta. Verán, la Interpol es la mayor organización policial a nivel mundial. – Y no, técnicamente Zoro no es policía, es un agente de la Interpol, algo muy distinto y ya verán porque más adelante  – Fue creada en 1923, y su misión principal es crear un mundo mas seguro y bla, bla, bla. Ahora, lo destacable de esta organización es que dedica a absolutamente todo. Desde combatir el terrorismo, hasta trafico de drogas, armas, personas, lavado de dinero, corrupción, en fin. Meten la mano en cualquier cosa. Ahora, ¿Cómo fue que Zoro termino alli? Pronto lo sabremos...

Enfermedad de Willis-Ekbom: Síndrome de piernas inquietas, y es básicamente eso. Una enfermedad cuya necesidad básica es mover las piernas. Se considera hereditario, pero estudios recientes confirman que este síndrome puede desarrollase al estar sometido a un constante estrés.

Alprazolam: Fármaco que se utiliza para tratar trastornos de sueño, ansiedad y en dosis más altas, depresión.

Harrison: Si tenemos algún estudiante de medicina entre los lectores, de seguro conocerán este libro. Es como una Biblia médica, y uno de los libros de medicina interna mas usados por las facultades de medicina a nivel mundial. Ampliamente reconocido, odiado y amado por muchos.  

Sidmund Freud: Neurólogo austriaco, padre del psicoanálisis y hasta podría considerarse uno de los padres de la Psiquiatría moderna. Freud es uno de los estudiosos que mas aportaron al campo de la Psiquiatría para que sea vista no tanto como un método cavernario sino más como lo que conocemos hoy en día. Ahora, no todo es rosas en la vida de Sigmund, ya que si bien su teoría del psicoanálisis revoluciono el campo médico, también sostenía muchos otros estudios que hasta ahora son extremadamente controvertidos. (Apropósito, tiene una serie en Netflix. Es interesante por si buscan algo que hacer en la cuarentena)

Molotov: Cuyo nombre es Cóctel Molotov, es una bomba casera que fue desarrollada durante la segunda guerra mundial. El origen del nombre es muy divertido, si tiene tiempo búsquenlo en internet.

Kisel: Juego de frutas rojas, a la que algunas veces se le hecha licor. Es muy famoso en la zona de Europa del este. Yo tuve la oportunidad de probarlo en Varsovia y si es muy rico. Digamos que pertenece a toda la zona URSS porque todos esos países se adjudican sus dueños.

La Plaza roja: Es la plaza mas famosa de Moscu y uno de los espacios públicos más famosos y reconocidos del mundo. En ese mismo lugar se encuentra el Kremlin de Moscu y San Basilio.

Ann: Personaje de la última película de OP, Stampede. Es la comentarista de la expo pirata en la que participan los Mugiwaras.

Red son: Creado por Mark Millar y uno de los mejores comics que leí de DC. La premisa es la misma que Yonji comenta.

Resurrección: La última novela publicada en vida de Tolstoi, tiene mucho hate por parte de varios críticos, y si es cierto que no se compara con otras obras de Leon, pero la trama es muy atrapante. Aquí el autor nos narra la historia de Dmitri Ivánovich Nejliudov, – Un hdp – Que luego de enamorar a una de sus criadas, la termina abandonando y generando que esta se dedique a la prostitución para no morir de hambre, pero todo cambia cuando tiene que formar parte de un jurado que la quiere condenar a muerte por robo. Arrepentido, Dmitri buscara la forma de salvarle la vida a toda costa.

Palacio de Westminster: De estilo neogotico y otro monumento de la arquitectura universal. Antiguamente era la residencia de los reyes Ingleses, pero actualmente es la sede del parlamento británico. Aquí se encuentran la Cámara alta y baja del Reino Unido, y otro dato interesante es que el palacio se encuentra exactamente al frente del Hospital Saint Thomas, cruzando el río Támesis.

Je vais t'aimer: "Te voy a amar" en español. Canción escrita por el cantautor francés Michel Sardou, y remasterizada por la cantante Louane. Es una de las canciones más hermosas que he tenido la oportunidad de escuchar. La letra es una masterpiece por donde se le vea. Aunque personalmente prefiero la de Louane, ya que siento que se apega mucho mas a la experiencia misma de Reiju.

Carmen: Personaje que aparece en el relleno de Louguetown, es la cocinera que desafía a Sanji en torneo de cocina sino me equivoco.

Enfield: Es uno de los 32 distritos (Municipios) que componen Gran Londres. A comparación de Kensington o Westminster, que son distritos acomodados, Enfield es un distrito más laborista.

Terrenced houses: De acuerdo, esta es una de las cosas que mas me encantan de la cultura inglesa. Son viviendas unifamiliares, y como su nombre lo dice, están adosadas unas a otras, lo que hace que compartan un mismo lenguaje arquitectónico y estructural. También permite sacarle bastante provecho al espacio con este tipo de planteamiento.

Magret: Uno de los platos más afamados de Francia, consiste en un filete de carne de pato, que puede ser asado o la plancha.

Gion: Vicealmirante de la marina, hace su aparición oficial en el Levely.

Heathrow: El aeropuerto mas importante que tiene Londres y el mas transitado de Europa. Ahora, normalmente las grandes capitales tiene de dos a tres aeropuertos – ¡Aguante mi ciudad que apenas y tiene uno! – pero Londres tiene cinco, y los cinco están en funcionamiento. Ahora, ¿Por qué Londres tiene cuchumil aeropuertos? Nunca lo sabremos.

Kong: Es el comandante es jefe del gobierno mundial. Fue almirante de Flota antes que Sengoku, y corríjanme si me equivoco, pero que yo recuerde solo lo he visto en el manga, no tengo ni idea si apareció alguna vez en el anime.

McLaren: Empresa británica fabricante de automóviles deportivos. Ahora, McLaren no fue fundada con el fin de hacer automóviles de lujo, sino automóviles de carreras bajo el nombre de McLaren Racing Limited y más adelante fue que saco su línea de automóviles de alta gama. Es considerado uno de los cuatro grandes de la Formula 1, junto a Williams, Ferrari y Mercedes. ¿Y que es la Formula 1? Lo explico más abajo :D

Formula 1: Es la máxima competición de automovilismo a nivel mundial, y también es el campeonato de deporte de motor mas famoso del mundo. Es como FIFA World Cup, pero de carros y se da todos los años. Consiste en que las escuderías de algunas de las marcas de automóviles más famosas compiten entre sí en un total de 21 carreras de circuito en diferentes países del mundo, y el que consiga el mayor promedio, se lleva el título.

Grand Prix: Nombre que se les da a las 21 carreras de la Formula 1. Cambia de ciudad por fecha, y se celebran en todos los continentes. Actualmente en Latinoamérica solo se da en dos escenarios, México y Brasil.

Silverstone:  Sede del Grand Prix de Gran Bretaña y uno de los mas famosos al ser el único país, junto con Italia, que siempre ha formado parte del torneo de la Formula 1 desde su inauguración. 

Cámara de Lores: Como hace un rato explique arriba, la Camara de Lores, o "House of Lords" es la cámara alta del Reino Unido, y al contrario de la Cámara de los Comunes, los miembros de este no se eligen mediante elecciones. Sino que esta divida por "lores espirituales" que representan los 26 obispos elegidos por su gran carrera eclesiástica en la iglesia anglicana y por "lores temporales" siendo estos los miembros de algunas de las familias mas prestigiosas y de carácter noble del Reino unido, además es un título hereditario, ósea que las mismas familias siempre van a estar inmiscuidas en la política. Es una corte mucho más elitista y cuenta con un total de 788 miembros, más de los que conforman la Cámara de los comunes. ¿Y que es lo que hacen? Básicamente, si hay alguna ley propuesta por la Cámara de los Comunes – ósea por las personas que "representan" al pueblo – y no les gusta, pueden rechazarla todas las veces que se les de la gana. Lo cierto es que ha habido muchas reformas en este sistema en los últimos años y actualmente la cámara no solo esta conformada por miembros de la iglesia y nobles, sino también muchos científicos y eruditos británicos de gran renombre. ¿Y porque me mato explicando esta cosa como si estuviéramos en una clase de politología? Fácil, Porque Mihawk es miembro de esta Cámara, pero ahondaremos en eso mas adelante.

Bruichladdich: Destilería de la isla Islay, ellos producen un escoses de malta único en el mundo, y sus botellas son de un precio muy elevado. Pudiendo llegar a costar hasta 4000 euros su presentación mas cara.

GG Supreme: Es la colección urbana de Gucci, su maleta de mano, que es la que tiene Perona, cuesta unos 2,100 euros.

Lucky Roux: ¿Quién no ama a Lucky? Haber las que no recuerdan a este personaje, es un miembro de los piratas del Pelirrojo, y desde siempre me ha encantado por la forma en que trolea a Shanks. ¡Lo amo! 

 

 

N/A: 

 

Monet.

¡No! ¡No! ¡Guarden sus cuchillos! Hahaha, creo que ella se gano el hate de todos en este capítulo. Bueno, lo prometido es deuda, y aunque se que la historia entre Monet y Katakuri es mucho mas profunda de lo que se mostró en esta cap. también nos podemos dar una clara idea de lo que es al verlos interactuar aquí. Luego tenemos a Rebecca, verán la conversación entre ella y Katakuri no la mostré porque la veremos mas adelante, pero solo les puedo decir una cosa. Katakuri jamás permitirá que sus convicciones personales influenciaran la vida de sus hermanos. – En especial de Cracker – Asi que preparen sus vestidos, ¡Porque tendremos boda! O al menos eso espero, ya que no olviden que la matriarca de los Charlotte aun no aparece.

Ahora, Reiju. Bien, en este cap vemos en gran medida porque ella y Law tienen un vinculo tan profundo. Además de adentrarnos de a pocos en el pasado del oncólogo, que está íntimamente ligado al de otros personajes en este fic. Escribir la despedida de esos dos fue algo muy difícil, sumado a todo con lo que Law estaba cargando al no aceptar la idea de perder a Reiju. ¡Y por fin apareció Luffy! Quien jugara un rol muy importante de ahora en adelante, y además ¿Alguien esperaba que Luffy y Reiju se fueran a conocer? Para mi fue un placer escribir esa escena. De las cosas mas tiernas con las que me encontré. Y la promesa final de Reiju y Law, sin palabras.

Simplemente no tengo palabras.

Ahora, Niji y Yonji. Saben, siempre les quise dar protagonismo a los cuatro, pero teniendo a Sanji e Ichi, es algo difícil. Por eso quise que este cap se centrase un poco mas en Niji y Yonji, como ellos llevan la enfermedad de Reiju en sus vidas. Primero empecemos con Niji, la escena con Cosette fue dura, pero honesta. Yo amo al personaje de Niji, a que por sobre todas las cosas, es honesto. El no esta en condiciones para estar con alguien y reconoce ese defecto. Por eso le dice a Cosette que le hace un favor al rechazarla, y el tema de sus estudios, creo que podrán hacerse una idea de porque Niji empezó un semestre tarde sus estudios, pero es algo que tocaremos aun mas adelante. Ahora Yonji, a pesar de que el peliverde se muestre como el macho de entre los cuatro, es el mas tierno de todos <3 Ahora, ¿Nuestro hermoso bebe esta enamorado? Mmmm.... :3 Eso tendrian que decírmelo ustedes. ¿Se lo esperaban?

Ahora, nuestro otros dos bebes, primero empecemos con Sanji – Me es más corto – El dilema de Sanji seguía entre aceptar o no la idea de perder a Reiju, pero con la ayuda de Pudding, logro entender lo que tenia que hacer. Su escena con Zeff fue una despedida y a la vez una disculpa. Yo amo a ese viejo, y nada lo cambiara. Ahora, a bailar con la mas difícil, Lo que siente Ichiji hacia Katakuri aun es muy confuso, y sumado al tema de la aparición de Monet, solo termino confundiéndolo aun más. Por eso, el tema de la llamada era tan importante – Y si, era Katakuri el que llamaba – Porque por fin entiende que la única prioridad que debe de tener es Reiju, pero no solo demostrarlo con palabras, sin con acciones, y compartiendo tiempo con ella. Ahora, que pasara luego de rechazar esa llamada?

Prepárense.

El próximo capitulo dejara en nada a "Una vida por otra vida" 7u7

SPOILER ALERT: E Ichi no sera el único...

Se que aun tengo que hablar muchas cosas como la aparición de Kidd en el fic – ¡Joder! Amo a ese pelirrojo ¡Ya era hora de que Oda le diera protagonismo en Wano! Y es que muchas se estarán preguntando por su conversación con Monet, poco a poco vamos desenterrando mas del pasado de Katakuri. Pero descuiden, en el próximo cap tendremos el tan esperado encuentro de esos dos. Por cierto, ¿Alguien se aventura a adivinar que es "Sins"?

Y se aun hay muchas dudas, como la situación entre Mihi y Shanks, que será una explosión cuando se den cuenta de la escapada de Perona. También de la relación de Robin con la familia de Zoro, y ese final. ¿Por qué Robin necesita la ayuda de Franky? ¿Y que tiene que ver un hecho que paso hace diez años con el presente?

Pronto se sabrá, lo prometo.

Bueno, si llegaron hasta aquí nuevamente agradecerles todo el apoyo que me dan, en especial a todas las hermosas que comentan esta historia, me encanta leer sus opiniones y todas sus muestras de apoyo son invaluables para mí. 

Mil Gracias, en serio. Yo no haría esta historia de no ser por todos ustedes, este fic es una de mis mayores alegrías y adoro compartirlo con ustedes.

¡Les mando mil besos! Tratare de no demorar tanto con la siguiente actu.  

 


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